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EL ESPACIO GEOGRÁFICO CONDICIONA A LA ESTRATEGIA

Agustín Saavedra Weise*

Las ideas estratégicas han variado en función del énfasis que se le ha dado a alguna de las particularidades geográficas. En este sentido, son clásicas las distinciones entre poder terrestre, aéreo y marítimo en la relación entre estrategia y geografía, sobre todo cuando esta se realiza a escala política y militar, a nivel de ‘gran estrategia’. Justamente John M. Collins, en su libro La gran estrategia (Círculo Militar, Buenos Aires, Argentina), señala: “Tanto los hombres vestidos de civil como los uniformados encarnan hoy asuntos estratégicos a nivel nacional”.

A continuación expresa: “La estrategia nacional emplea reunidos todos los poderes de la nación, tanto en la paz como en la guerra, para alcanzar los intereses y objetivos nacionales. Dentro de ese contexto, existe una gran estrategia política que comprende los principales temas internacionales e internos; una estrategia económica tanto interna como externa; una estrategia militar nacional y varias otras”. La suma de todas conforma la ‘gran estrategia’, que satisface la salvaguardia de la seguridad del Estado y el cumplimiento de las metas trazadas.

En todos los importantes enunciados de Collins subyace la geografía, ya sea en relación directa con la estrategia (‘geoestrategia’) o en términos de geopolítica: la vinculación entre el asentamiento geográfico y el poder político, el correlato entre decisiones políticas y medioambiente. Tres voceros visionarios —Mahan, Mackinder y Seversky— adelantaron conceptos estratégicos ligados a la geografía y que hasta hoy, y con las variantes que la tecnología ha impuesto, siguen teniendo cierta vigencia. Alfred T. Mahan centró su atención en los mares, en las aguas saladas que cubren tres cuartas partes del globo terráqueo; sostuvo que el dominio de los océanos era esencial para controlar la riqueza del mundo y dominar la Tierra. Halford J. Mackinder, a principios del siglo XX y poco después de Mahan, enfatizó la importancia estratégica de la masa terrestre en oposición a los mares.

Son clásicas ya en el pensamiento geopolítico las definiciones de Mackinder sobre ‘isla mundial’, área pivote o ‘heartland’, y sus conceptos sobre crecientes interiores y exteriores, aspectos sobre los cuales me explayé años atrás al cumplirse el centenario del célebre discurso de Mackinder ante la Royal Geographic Society. El advenimiento del poder aéreo insertó una tercera dimensión. Alexander Seversky propuso la teoría de que la supremacía aérea integral es posible y necesaria. Su libro fue escrito antes de la existencia de los cohetes balísticos intercontinentales; pronosticaba que “el destino manifiesto de EEUU está en los cielos”.

El tiempo probó que el dominio aéreo —importante como es— no resulta condición necesaria y suficiente. Estados Unidos dominó los cielos en Vietnam y aun así fue derrotado… Contemporáneamente, se ha hecho necesario integrar estas dimensiones en un enfoque estratégico interrelacionado, ya que la situación actual impone amplia flexibilidad en los tres dominios. Asimismo, hay combinaciones novedosas como las de los satélites, que son aéreos pero con conexión hacia servicios terrestres más los ya citados cohetes y misiles, ultramodernos y sofisticadísimos, que pueden ser lanzados por aire, mar y tierra. Agreguemos las ya inminentes naves espaciales y los submarinos nucleares, estos con capacidad devastadora de ataque y sorpresa desde el fondo del mar hacia la superficie y el espacio aéreo, y tenemos otra dimensión combinada de las tres ponencias tradicionales.

Lo que importa destacar es que mientras más avanza la tecnología y a medida que la imaginación estratégica también se hace más compleja, la geografía, el espacio interior y exterior que alberga a la humanidad, sigue siendo el término básico de referencia. Sin espacio no hay nada, sin espacio nada es posible.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/el-espacio-geografico-condiciona-a-la-estrategia_212864

 

EL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA PLANIFICA EL FUTURO DE CHINA

Agustín Saavedra Weise*

La 5ª Sesión Plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista Chino tuvo lugar en Beijing, capital de la República Popular China (RPC) entre el 26 y 29 de octubre pasado. Poca repercusión ha tenido este evento en medios occidentales y es una pena que así sea. Una potencia en ascenso como sin duda lo es la RPC, no debe ni puede ser ignorada. Lo dispuesto por el partido único que gobierna China desde 1949 puede ser determinante en muchos aspectos para el mundo entero. Veamos algunas pautas acordadas que pueden repercutir a nivel planetario.

Entre los documentos aprobados se encuentra nada menos que la formulación del XIV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social (2021-2025) y los objetivos a largo plazo para 2035. Lo que se haga o no se haga en ese contexto, sin duda influirá en el mundo entero y hasta en Bolivia, dada la magnitud de la economía china y su actual alcance global. El Partido Comunista de China (PCCh) ha trazado el rumbo del dragón del oriente para los próximos 15 años, con el fin de guiar la marcha del país hacia una plena modernización.

Los detalles del plan fueron dados a conocer en un comunicado emitido tras concluir la citada quinta sesión plenaria. Para fortalecer el crecimiento de China se destacaron los roles de la innovación, un mercado interno fuerte, la vigorización de las zonas rurales y el desarrollo verde. El hombre fuerte de la RPC Xi Jinping, secretario general del Comité́ Central del PCCh, pronunció un discurso en la sesión y entregó un informe de trabajo del Buró Político, el que fue plenamente reconocido.

El comunicado final agregó que el progreso económico de China ha superado las expectativas y la situación general de la sociedad se ha mantenido estable en el último año, mostrando varios otros indicadores positivos. El comunicado también señala que el desarrollo de China aún se encuentra en un período estratégico importante en el presente y mucho más importante para el futuro cercano, tanto en oportunidades como en desafíos. Agrega que para 2035 se incrementarán considerablemente la fuerza económica y tecnológica de China. Expresa también que la RPC se convertirá en un líder global en innovación, alcanzando grandes avances en tecnologías fundamentales. Esto último es un llamado de atención para EEUU, Japón y la Unión Europea. China ya no será mera productora de bienes copiados baratos; tendrá su propio desarrollo tecnológico con bienes de punta. El Grupo Huawei es un ejemplo directo de esta nueva política de innovación con alta calidad.

El comunicado concluye expresando que la RPC enarbolará a nivel mundial la bandera de la paz, de la cooperación y del beneficio mutuo; asimismo, hará esfuerzos para crear un ambiente exterior favorable con el fin de promover la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales y una comunidad de futuro compartido para toda la humanidad.

En otras palabras y más allá de la pandemia, es un hecho que el desarrollo chino es imparable y seguirá su curso positivo como superpotencia global. Confiemos en que también se incrementen sus inversiones y mecanismos de cooperación con las economías emergentes, Bolivia entre ellas.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/el-comite-central-del-partido-comunista-planifica-el-futuro-de-china_212019

SEMEJANZAS ENTRE EL PODER Y EL DINERO

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de Capri23auto en Pixabay 

La relación comparativa entre el dinero y el poder ya fue explicada hace tiempo por el politólogo Karl Deutsch y otros. Es bueno, en todo caso, repasar estos conceptos tan claros y elementales, sobre todo ahora cuando se dice que la clase política se encuentra “devaluada”, algo que de por sí también tiene un claro contenido monetario…

Como es sabido, el dinero es el medio general de cambio en todas las sociedades medianamente sofisticadas en sus sistemas económicos y que ya no posibilitan el primitivo trueque. Asimismo, el dinero sirve como reserva de valor y es el activo líquido por excelencia.

Por otro lado, es posible considerar al poder como una suerte de divisa o de dinero, como un peculiar medio de intercambio entre el sistema político y los demás sistemas de la sociedad global. También es posible cuantificar el poder, aunque no con exactitud, pero podrían confeccionarse planillas de votantes, partidarios, armamentos disponibles y variedad de mecanismos de apoyo e intensidad, para intentar tener una gruesa medida del poder sin la precisión, claro, con que los bancos centrales establecen la oferta monetaria pero sí como algo aproximado que pueda “medir” la cantidad de poder disponible por alguien o algunos en una sociedad determinada.

Así como el mero gasto de dinero sin inversiones adecuadas puede transformar al más grande de los millonarios en un pobretón, aquel político que olvida que su poder es una especie de moneda y realiza ingentes “gastos políticos”, sin reinversiones y ahorros de la misma naturaleza, tiene sus días contados. Muchos políticos —por olvidar esta analogía entre poder y dinero— se han quedado sin poder, después de dilapidarlo en usos imprudentes. Ejemplos cunden por doquier.

El concepto del poder y la noción de sanciones probables al no obedecer a quien ejerce el mando, nos lleva a percibir que el prestigio es al poder lo que el crédito es al dinero efectivo y la fuerza física sería al poder lo que el oro es al papel moneda como respaldo. Estas semejanzas son interesantes y las vemos en la vida real. Los bancos tienen la práctica universal de prestar más dinero del depositado, basados en el llamado “multiplicador bancario” como también en la confianza del público, ya que no todos los ahorristas aparecerán al mismo tiempo en la ventanilla reclamando sus fondos. Del mismo modo, los gobiernos diversifican su acción en muchos campos, confiando en que mayoritariamente habrá obediencia voluntaria de la población. Si hubiera una corrida total hacia el banco en busca de dinero por parte de los depositantes, la entidad —aunque fuera muy solvente— quebraría. Es imposible pagarle a todo el mundo al mismo tiempo, ninguna entidad resiste eso. En paralelo, si en el nivel político la gente desobedeciera simultáneamente todos los actos del gobierno, éste se derrumbaría irremediablemente. Es por eso que el oro como respaldo del dinero y la fuerza como respaldo del poder, en sus respectivos contextos son eficaces para controles de deterioros. Si los ahorristas ven llegar camiones de caudales al banco en corrida presumirán que es sólido y cederá el pánico, salvando así a la institución financiera del colapso. Si todos los ciudadanos desobedecen, es posible que la presencia de tanques, soldados y policías restablezca el orden, aunque, por supuesto, también puede darse el caso contrario y ya entraríamos en una revuelta total contra el gobierno por pérdida de su dinero político (el poder).

Como hemos visto mediante estos simples casos, dinero y poder son diferentes y al mismo tiempo son parecidos; existe un paralelo interesante entre ambos y hasta se complementan en determinados casos. Vale el tomar en cuenta estas semejanzas.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Debe, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/semejanzas-entre-el-poder-y-el-dinero_211219