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LA VISITA DEL PRIMER MINISTRO DE VIETNAM A BRASIL. UN PASO IMPORTANTE EN LAS RELACIONES BILATERALES

Ruvislei González Saez*

Introducción

Los próximos días del 23 al 26 de septiembre el primer ministro de Vietnam y Miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam (PCV), Pham Minh Chinh visitará Brasil. Tal acontecimiento representa un avance importante en las relaciones bilaterales, especialmente por la importancia de la cooperación entre dos naciones del Sur Global y las potencialidades existentes entre ambas partes. Las dos naciones tuvieron sus mejores momentos bajo el gobierno de Luis Inácio Lula Da Silva en su primer mandato y nuevamente pretenden reactivarse en el segundo mandato de Lula con la visita de uno de los cuatro pilares fundamentales del poder vietnamita.

Vietnam y Brasil establecieron las relaciones el 8 de mayo de 1989, aunque la apertura de embajadas no se hizo de manera inmediata. En 1994 Brasil abrió misión permanente en Hanoi, mientras Vietnam en Brasilia en el año 2000. Algunas de las acciones para fortalecer los vínculos bilaterales estuvieron encaminadas en la promoción del intercambio de visitas. En ese sentido, la primera misión de intercambio fue por la parte vietnamita en 1993 cuando el viceministro de negocios extranjeros, Le Mai visitó Brasil en el mes de octubre y un año después se realizó la primera misión empresarial brasileña a Vietnam. En 1994 el entonces viceprimer ministro Phan Van Khai visitó al gigante sudamericano.

En 1995 se produjo la primera visita de un jefe de Estado vietnamita a Brasil cuando el presidente Le Duc Anh viajó en octubre a la nación sudamericana. Dos años después, Vietnam abrió el Consulado General en São Paulo, mucho antes que la apertura de la embajada que se produjo en 2000. En 1998 se procedió a la realización de la Primera Reunión de Consultas Brasil-Vietnam.

Además de la visita de Le Duc Anh en 1995, también se produjo la visita de alto nivel del entonces presidente Tran Duc Luong en 2004 y del presidente de la Asamblea Nacional de Vietnam, Nguyen Van An en 2006. Las visitas brasileñas fueron más reducidas destacándose la del canciller Celso Amorín en 2008 (Embajada de Brasil en Vietnam, 2021).

El 28 de mayo de 2007 el secretario general del PCV, Nong Duc Mang visitó Brasil por invitación del entonces presidente, Luiz Inácio Lula Da Silva. Asistió además a la ceremonia de apertura de la Cámara de Comercio Brasil-Vietnam. La visita contribuyó a la firma de un Acuerdo de colaboración en salud pública y medicina. En 2008 el canciller y viceprimer ministro, Pham Gia Khiem lideró la delegación vietnamita en la Primera Reunión Ministerial MERCOSUR-ASEAN.

Por la parte brasileña el 10 de julio de 2008 se realizó la primera y única visita de un jefe de Estado brasileño a Vietnam hasta el momento, la de Lula, en la que dio un fuerte impulso a las relaciones bilaterales. Aunque los presidentes Dilma Rousseff y Mechel Temer promovieron visitas a Hanoi, ambos debieron cancelar sus giras por problemas políticos domésticos en 2015, 2017 y 2018 respectivamente. Otros altos dirigentes brasileños que viajaron a la nación del Sudeste Asiático fueron el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio de Aguiar Patriota, en 2012.

En 2010 ambas partes avanzaron políticamente en varios mecanismos. El entonces vicecanciller Pham Binh Minh, visitó Brasilia y lideró la delegación vietnamita en la V Reunión de Consultas Políticas. En ese mismo año se creó la Asociación de Amistad y Cooperación Vietnam-Brasil (sección vietnamita) y se procedió a la participación del viceprimer ministro y ministro de Educación de Vietnam, Nguyen Thien Nhan, en la 34ª Sesión del Comité del Patrimonio Mundial, en Brasilia.

Brasil y Vietnam cuentan con dos mecanismos regulares de diálogo: Reuniones de Consultas sobre Asuntos de Interés Común (Consultas Políticas) y Comisión Mixta. Ambas partes han desarrollado diferentes instrumentos de cooperación bilateral como memorándum de entendimiento (MOU) sobre cooperación científico-técnica, lucha contra la pobreza, cooperación deportiva, así como entre el Banco para la Agricultura y el Desarrollo Rural (Agribank) y el Banco de Brasil S.A.; entre otros. Existen instrumentos bilaterales vigentes en el área de salud, ciencias médicas; cooperación técnica para producción y uso de etanol combustible. (Embajada de Brasil en Hanoi, 2023). 

Relaciones económicas bilaterales

Brasil eliminó a Vietnam de la lista anti-dumping en el sector del calzado y aprobó una lista de 74 negocios vietnamitas que son elegibles para la exportación de mariscos. Ambos países tienen creado dos mecanismos de seguimiento de sus relaciones, una comisión mixta y otra política, que cada dos años sesiona de manera alterna en Hanoi y Brasilia. Los organismos pasan revista al estado de los nexos bilaterales e identifican otros campos de cooperación. Actualmente se han identificado otras posibilidades para profundizar los vínculos aún más con acuerdos de cooperación en la industria alimenticia, ganadería, procesamiento de maderas, plantas eléctricas y tecnologías de la información. En 2019, Brasil decidió suspender la aplicación de impuestos antidumping al acero inoxidable laminado vietnamita. (González, 2021)

En el tiempo reciente una de las visitas más importantes y de gran contenido económico fue la del entonces viceprimer ministro Vuong Dinh Hue (actual presidente de la Asamblea Nacional) en 2018. Con esta se firmaron acuerdos de cooperación bilateral en los renglones de aviación civil, comercio e inversión. Aunque desde 2005 fue creado el grupo de amistad parlamentaria entre los dos países, se aprovechó la visita para reiterar los vínculos entre ambos grupos.

En relación al comercio bilateral, este se elevó de US$ 29 millones en 2001, pasando por US$ 3.350 millones en 2014 a US$ 6.785 millones en el 2022. Esta cifra ubica a Brasil en la actualidad como el principal socio comercial de Vietnam en América Latina y el Caribe (ver gráfico 1). No obstante, aun cuando Brasil es el principal socio comercial y el principal suministrador de la región, constituye el segundo mercado para las exportaciones vietnamitas después de México. Tan solo Brasil, Argentina y México concentran el 80% del comercio vietnamita con América Latina y el Caribe.

Gráfico 1: Relevancia de los principales socios comerciales de Vietnam en América Latina y el Caribe en el 2022 en %.

Fuente: Elaboración del autor con datos de General Department of Customs of Vietnam (2023)

Los productos más vendidos por Brasil al país asiático fueron: salvado de soya (con 25% del total exportado), soya en granos (17%), algodón (16%) y maíz (14%). Ya las importaciones de productos provenientes de Vietnam fueron principalmente de equipos de telecomunicación (29%), válvulas y transistores (25%), calzados (6%) y neumáticos (5,5%). (Gobierno de Brasil, 2023)

En el actual 2023, hasta el mes de agosto, Vietnam había exportado a Brasil US$ 1.684,7 millones en productos. Se destacaron hasta la fecha envíos de teléfonos y piezas, computadoras, otras piezas de transportación y accesorios, así como hierro y acero. En cambio, importó hasta la fecha US$ 2.779,7 millones concentrado en maíz, soya, forrajes para animales y materiales para forraje para animales, así como minerales. Tradicionalmente el comercio bilateral de Vietnam con Brasil es deficitario para el primero, no obstante, se logra compensar con otros mercados importantes como es el caso de Estados Unidos. 

Renovación de las relaciones Vietnam-Brasil tras el retorno de Lula a la presidencia y la próxima visita de Pham Minh Chinh.

Desde que Lula volvió a asumir como presidente brasileño, las relaciones bilaterales volvieron a tomar un impulso de alto nivel. En tan solo el año 2023, el presidente brasileño tuvo ya un encuentro con el primer ministro vietnamita Pham Minh Chinh y concluirá con un segundo en Brasilia próximamente.

En mayo de 2023, ambos líderes realizaron una reunión bilateral en el ámbito de la cumbre extendida del G-7, en Hiroshima, Japón. Durante la conversación, los líderes coincidieron en que el comercio entre los dos países está por debajo de lo que podría estar, considerando el tamaño de las poblaciones y economías de Brasil y Vietnam. Ambos también afirmaron que la cooperación en el área de Ciencia y Tecnología debe aumentar. Las dos partes coinciden en temas de la agenda multilateral como es el caso de la reforma del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En este espacio surgió por parte de Vietnam de poder tener un acuerdo con el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el primero con un mecanismo sudamericano.

La visita del premier vietnamita será una oportunidad para renovar los estratégicos lazos y fomentar la cooperación en nuevos sectores. Brasil y Vietnam son el primer y segundo exportador mundial de café respectivamente, y aunque puedan considerarse competidores en este sector, en otros rublos existe complementariedad a partir de las capacidades de exportación de equipos de tecnología por parte de Vietnam y de productos agrícolas por parte de Brasil. Por otro lado, la nación asiática comienza a elevar sus inversiones en el exterior especialmente en sector automotriz y fuentes de energía renovables, lo cual puede ser una oportunidad para que empresas vietnamitas como VINFAST puedan entrar al mercado brasileño.

Si bien en gobiernos anteriores brasileños no le otorgaron la importancia a las relaciones con Hanoi, bajo la presidencia de Lula se muestra una proyección más amplia en cuanto a la diversificación de las relaciones en el marco del Sur Global y particularmente en la región de Asia, más allá de los vínculos con China o India que son importantes socios. Por otro lado, la presidencia brasileña del G-20 para 2024 coincidiendo con el 35° aniversario de las relaciones bilaterales será un momento para elevar los lazos a un plazo superior tanto desde el punto de vista político-diplomático, como económico-comercial y de intercambio pueblo a pueblo.

Consideraciones finales

La visita del primer ministro vietnamita Pham Minh Chinh a Brasil constituye la voluntad de cooperación con países del Sur Global. Es a la vez la primera visita que realiza en calidad de jefe de Gobierno a un país latinoamericano y caribeño. Si bien en términos económicos Brasil presta gran atención a China e India, lo interesante es la relevancia de Vietnam como actor importante en el Sudeste Asiático. El dinamismo vietnamita posibilita erigirse como una puerta de entrada para los productos brasileños a la ASEAN.

Los encuentros efectuados en 2023 y la visita a realizarse demuestra la voluntad que le ha estado prestando el actual gobierno brasileño a Vietnam, a diferencia de gobiernos anteriores. Ello puede traducirse en una cooperación de mutuo beneficio para las dos naciones y elevar los lazos en el futuro cercano. Las relaciones de Asociación Integral bilateral tienen un gran potencial para avanzar en el futuro hacia un escalón superior.

El dinamismo de las relaciones económicas bilaterales conduce a profundizar la posición de Brasil como principal socio comercial en América Latina y el Caribe. La presencia del premier vietnamita en la nación sudamericana contribuirá a fomentar nuevos acuerdos económicos y comerciales.

* Investigador Titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional de Cuba. Director del Programa Sectorial de Relaciones Internacionales. Vicepresidente de la Asociación de Amistad Cuba-Vietnam. Investigador de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales, SAEEG de Argentina

 

Referencias

Agencia Brasil (2018). Brasil y Vietnam firman acuerdos sobre aviación y agricultura. Disponible en: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/internacional/noticia/2018-07/brasil-y-vietnam-firman-acuerdos-sobre-aviacion-y-agricultura.

Embajada de Brasil en Vietnam. Relaçōes Brasil-Vietnam. 2021. http://hanoi.itamaraty.gov.br/pt-br.

General Department of Customs of Vietnam (2023). Trade Statistics 2022. Disponible en: https://www.customs.gov.vn/index.jsp?pageId=5002&group=undefined&category=Scheduled%20data%20(2009%20-%20Year%20to%20date).

Gobierno de Brasil (2023). Lula y el primer ministro de Vietnam hablan de ampliar el comercio entre los dos países. Disponible en: https://www.gov.br/planalto/es/ultimas-noticias/lula-y-el-primer-ministro-de-vietnam-hablan-de-ampliar-el-comercio-entre-los-paises-1.

González Saez Ruvislei (2021). Evolución de las relaciones de la República Socialista de Vietnam con América Latina y el Caribe. Disponible en: https://www.alainet.org/es/articulo/213404.

Ministério das Relações Exteriores (2021). Brazil-Vietnam: a solid relationship» – Fernando Apparicio da Silva, Ambassador of Brazil to Vietnam (The World & Vietnam Report, Vietnam. https://www.gov.br/mre/en/content-centers/speeches-articles-and-interviews/diplomats/articles/brazil-vietnam-a-solid-relationship-fernando-apparicio-da-silva-ambassador-of-brazil-to-vietnam-the-world-vietnam-report-vietnam-2-5-2021.

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EL MODELO DE INDEPENDENCIA DEL 7 DE SEPTIEMBRE

Jonuel Gonçalves*

La Independencia de Brasil, simbolizada el 7 de septiembre de 1822, fue una reacción de la nobleza colonial al movimiento que, bajo diferentes corrientes, atravesaba la sociedad brasilera en términos similares al resto de las Américas. Toma del poder para mantener las prerrogativas que el parlamento portugués pretendía anular al volver al sistema colonial clásico y anticiparse a la fuerte posibilidad de la independencia republicana.

Por nobleza colonial entendemos el grupo de los más ricos de la colonia, tuvieran o no títulos nobiliarios pero vinculados directamente al poder establecido y con sus intereses basados en el territorio colonial. Una parte había nacido en Brasil, la otra estaba compuesta por «reynóis», es decir, «metropolitanos» instalados. Tenían en común ser blancos, defensores de las estructuras de propiedad coloniales, incluida, por tanto, la esclavitud, opuestos a las ideas de democracia que transcendieron en el país, con distintos niveles de información, sobre las revoluciones norteamericana y francesa.

La nobleza colonial aspiraba a títulos nobiliarios formales, los cuales obtendría a partir del 7 de septiembre de 1822.

Las demandas explícitas de independencia llevaban, en ese momento, varias décadas, además de brotes de protesta localizada que implicaban el rechazo al sistema colonial y esclavista. El movimiento Ouro Preto —mal llamado Inconfidência Mineira— más que un precursor fue, de hecho, resultado de estas reivindicaciones. Al igual que en los Estados Unidos, fue lanzado sobre la base de la lucha contra la brutalidad de los impuestos, destinados a reforzar el tesoro real portugués y que contribuyeron fuertemente al atraso económico brasilero. Ante este hecho y su significado dominante, los involucrados en el proceso apuntaron a una república independiente como solución.

El punto débil del movimiento residía en su composición, que incluía personalidades cercanas a la nobleza colonial y poco convencidas de esos principios. Parte del grupo, ligado afectivamente a Portugal donde había nacido, se contentaría con una reforma fiscal para reducir el «derrame» y era vulnerable a «sentimientos de culpa» por implicarse en una conspiración contra la corona. De ahí las infidelidades ajenas al grupo, que llevaron a la policía hasta él y, luego, la delación que llevó al ahorcamiento de Tiradentes.

Joaquim José da Silva Xavier, más conocido como «Tiradentes» (1746-1792).

El texto de Pedro Doria «1789» (Doria:2012) expone esta situación y también revela algunos errores cometidos por el propio Tiradentes en la conducción del movimiento, tanto en términos de movilización y prolongación de su carácter informal, como en la falta de precauciones en las conversaciones públicas. El alférez tenía fama de republicano entre personas que no serían discretas.

La nobleza colonial, sin embargo, vio surgir con gran recelo la aparición de nuevos Tiradentes, sobre todo si tenían más experiencia en la acción subversiva. A este hecho se sumó el temor en el mismo estrato social por la revolución haitiana, sobre todo porque ciudades como Río de Janeiro tenían una población mayoritaria esclava o recién liberada y, en Bahía, estallaría una rebelión clandestina en 1798 —bajo la vasta influencia de los acontecimientos haitianos—, el «Conjuro de Bahía» o la «Revuelta de los Alfaiates».

El libro colectivo «O Sequestro da Independência» (Lima, Schwarcz, Stumpf: 2022), se refiere a la rebelión de Pernambuco en 1817 como «el último movimiento separatista del período colonial brasileño» con el comportamiento de la élite local diferente a la nobleza colonial: «la élite local, es muy cierto, luchó contra la presencia portuguesa, defendiendo un nuevo proyecto de república, el fin de la recaudación de impuestos por parte de la metrópolis, la libertad de creencias y de expresión, pero no tocó la cuestión de la abolición de la esclavitud. Fue tan fuerte la sublevación que D. João acabó viéndose obligado a aplazar un año su coronación hasta que se calmaran las cosas en las provincias del norte». (ibídem.).

Así, podemos ver dos tendencias políticas en las clases altas de ingresos —una monárquica, la otra republicana— ambas acordes con el eje central del pacto colonial de la época: la esclavitud. El peso de esta convergencia facilitaría la absorción de la segunda corriente por la primera, durante algunas décadas, con la revolución liberal portuguesa de 1820 acelerando el proceso al intentar imponer los viejos términos de la autoridad colonial, con centro en Lisboa. Inmediatamente tuvo el efecto contrario.

Así, Brasil pasó a partir de 1821 a la situación de independencia de facto. D. Pedro determinó que todas las órdenes provenientes de Portugal debían ser previamente aprobadas por él y desde entonces circularon constantes rumores de intervención de las fuerzas portuguesas, al mismo tiempo que las cancillerías comenzaban a mirar con interés el panorama brasilero en búsqueda de influencia. Estados Unidos, poco mencionado pero muy interesado, tenía información a partir de una conversación en París entre un intelectual brasilero, cercano a las corrientes republicanas, con Thomas Jefferson, entonces embajador estadounidense en la capital francesa. Atentas y activas se mostraron también Inglaterra, que tenía un importante cónsul general en Río de Janeiro, y la monarquía austríaca, informada por la futura emperatriz Leopoldina, esposa de D. Pedro.

El libro de Marsilio Cassotti «La biografía íntima de Leopoldina – La Emperatriz que logró la Independencia de Brasil» (un subtítulo muy significativo) hace referencia a un constante cabildeo de ella con el monarca austríaco, su padre, en un momento en que el gobierno de Viena a cuya cabeza se encontraba Metternich, figura central de la política europea, enemigo de las ideas liberales-republicanas, por tanto opuesto a la revolución liberal portuguesa pero no por ello favorable al fortalecimiento autónomo del continente americano.

La importancia de Leopoldina no derivaba sólo de ser la esposa oficial de Pedro, sino quizás sobre todo de pertenecer a una poderosa familia gobernante del viejo continente, no escondiendo en sus cartas a Viena que era importante proclamar la independencia de Brasil como imperio, para evitar una República Mantendría esta importancia en los años posteriores a 1822, cuando la diplomacia brasilera estaba en sus inicios. La escasa actividad en política internacional es subrayada por los autores del «Sequestro da Independência», aunque hacen referencia a diligencias de reconocimiento junto a Angola que no existieron, en la medida en que siendo colonia y, además, colonia portuguesa, Angola no tenía ninguna autonomía.

Lo que sucedió en Angola fue un movimiento de intereses vinculados al tráfico de esclavos, en el sentido de acompañar la inevitable independencia brasileña, en un proyecto llamado Confederação Brasílica.

Leopoldina no solo hizo cabildeo a nivel internacional, también lo hizo en relación a su marido, que dudó varias veces en romper con Portugal. En este cabildeo interno contó con el apoyo de José Bonifácio, ministro y brasilero, libre de conexiones como las de D. Pedro a la Casa de Bragança.

Aquí cabría preguntarse por qué Bonifacio esperó tanto la decisión del príncipe regente y no tomó la iniciativa de proclamar su Independencia.

La segunda mitad de 1822 fue un contrarreloj político. D. Pedro fue a Minas para calmar la agitación y a principios de agosto se convirtió en Gran Maestre de la Masonería de Río de Janeiro, que se oponía a la influyente Masonería portuguesa. En el mismo mes, viajó a São Paulo con la misma preocupación por los enfrentamientos, aunque tardó más debido a la relación afectiva que inició en ese viaje.

Leopoldina, a quien nombró gobernante durante el período de su ausencia, presionó para que regresara prontamente a Río ante la vulnerabilidad de la situación y la proclamación de la Independencia. El 2 de septiembre fue convocado el Consejo de Estado, donde Bonifácio suscribió la recomendación de independencia total, aprobada por Leopoldina como gobernadora.

La comunicación fue enviada a Pedro junto con otras cartas y el ultimátum de las Cortes portuguesas para que regrese a Lisboa. La totalidad de este correo fue leído en el camino a lo largo del riacho Ipiranga el día 7 de septiembre, cuando el dúo Leopoldina-Bonifácio ejercía el poder en Río de Janeiro.

Quedó como fecha de la misma el día de la lectura de las cartas y la decisión verbal de proclamar la independencia, aunque la Aclamación de la Independencia se celebró el 12 de octubre y Pedro fue coronado Emperador en diciembre.

Los colores de la bandera brasileña no derivaron de ninguna tropicalidad como mucha gente todavía piensa, sino del verde de la Casa de Braganza y el amarillo de los Habsburgo austríacos.

La tendencia conservadora de José Bonifácio se mantuvo en el poder por un breve período y las demás tendencias de las élites aceptaron tácitamente un acuerdo para esperar la convocatoria de la Constituyente, que también tendría una corta vida. D. Pedro, masón y liberal en la política portuguesa, fue autoritario en Brasil. Incluso en detalle, como lo describe Massotti (ibíd.), de humillar a funcionarios en las reparticiones públicas.

Fuera de las estructuras de poder o de acceso a ellas, se encontraban los liberales radicales, cercanos al jacobinismo francés, cuya fuerza real sigue siendo imposible de determinar. En mi investigación para la redacción del libro «A Ilha de Martim Vaz» encontré evidencias de actividad clandestina en Río de Janeiro similar a la «Conjuração Bahiana», con panfletos escritos a mano colocados en las puertas de las iglesias o en sus cercanías.

Uno de ellas fue la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y San Benedicto de los Hombres Negros, que aún existe en el centro de Río de Janeiro.

Portugal reconoció la independencia en 1824, bajo la mediación británica. Brasil se comprometió a no apoyar movimientos independentistas en otras colonias portuguesas y los cinco negociadores brasileños no supieron (o no quisieron) oponer el valor de las riquezas extraídas a la demanda de pago de cantidades reclamadas por la monarquía portuguesa. Brasil nació con legados socioeconómicos coloniales y una deuda externa.

 

Niterói 02/09/2022 (dos siglos después de la reunión del Consejo de Estado con la recomendación de independencia).

 

* Doctor en Ciencias sobre Economía de Recursos Hídricos sobre África Austral-América del Sur. Graduado en la Universidad de Ciudad del Cabo y en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Se ha desempeñado como miembro del Comité Ejecutivo del Consejo para el Desarrollo de la Investigación en Ciencias Sociales de África (CODESRIA) y técnico superior del Ministerio de Transportes de Angola.

Actualmente se dedica a la investigación del ascenso y la caída de los Nuevos Poderes en el Atlántico Sur, especialmente en Suráfrica y Brasil. Profesor en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidade Federal Fluminense (UFF) de Río de Janeiro (Brasil). Analista sobre Economía y Asuntos Africanos en la emisora de radio RDP África. Es Autor de numerosos libros.

 

Artículo originalmente publicado el 01/09/2022, en el sitio Blog do Jonuel, jonuel34.blogspot.com, y traducido por el Equipo de la SAEEG.

ENCRUCIJADA BRASILEÑA 3: ECONOMÍA BAJO ESTRANGULAMIENTOS INTERNOS E INCERTIDUMBRE EXTERNA

Jonuel Gonçalves*

Imagen de Joel santana Joelfotos en Pixabay 

La tasa de desempleo en Brasil cayó al 12,1% en el trimestre julio-octubre, una disminución anualizada del 2,5%, según datos del Instituto Brasilero de Geografía y Estadística. Pese a ello, permanecieron desempleados (https://www.publico.pt/2021/03/06/mundo/noticia/20-milhoes-brasileiros-emergirem-crisis-pandemica-emprego-vao-reagir-1953373) más de 12 millones de personas y, al mismo tiempo, el ingreso promedio del trabajo en el mismo trimestre correspondió a 2.459 reales —equivalente al tipo de cambio actual en torno a los 390 euros —, un 11% menos en doce meses.

La combinación de estos dos datos apunta a uno de los mayores cuellos de botella en la economía brasilera: un mercado demográficamente grande, pero con bajo poder adquisitivo. Incluso en períodos de desempleo del 5%, el volumen de salarios bajos alcanzó niveles incompatibles con el desarrollo a un ritmo considerable, ya que estableció límites bajos al consumo más allá de la simple supervivencia. El consumo de las familias en Brasil, en 2019, representó el 63,7% del PIB (https://www.publico.pt/2021/02/02/economia/noticia/pib-afunda-76-2020-penalizado-consumption-turismo -1948909).

Desde 2011, este problema se ha considerado decisivo, pero las políticas económicas adoptadas han demostrado ser impotentes al respecto. En 2012, el fracaso de las facilidades fiscales para estimular los sectores de la producción y el consumo industrial provocó un aumento del desempleo y abrió las puertas a la recesión que duraría de 2014 a 2016. En 2013 fue la verdadera causa de las protestas callejeras.

La situación del mercado de trabajo —puestos de trabajo creados y salarios— es el principal indicador del estado de cualquier economía. En la actual situación brasilera, el aumento de la inflación (10,2%) y la reactivación de las actividades informales tras la flexibilización de las restricciones pandémicas también pesan sobre el empleo y los ingresos. El número de trabajadores informales ahora sería de 38,2 millones de personas en un total de 94 millones de puestos de trabajo.

No es de extrañar, por tanto, que el Banco Central informe el aumento del endeudamiento de las familias y que los niveles de ahorro bruto hayan perdido alrededor de 70 MM de reales entre 2018 y 2019, dejando de lado 2020, el mayor daño causado a la economía en todo el mundo el mundo de covid-19.

El año pasado, el PIB de Brasil fluctuó entre el décimo y el duodécimo lugar en el mundo, según la fuente y el método de cálculo. Su valor nominal en dólares estadounidenses rondaba los 1,5 billones, es decir, siete mil dólares per cápita. La recesión de 2020 fue del 4,1% después de tres años de crecimiento modesto, algo por encima del uno por ciento, con el agravamiento de dichas tasas tras la recesión de 2014-2016. El IBGE reporta pérdidas acumuladas, en 2015 y 2016, del 6,7%.

Otro elemento comparativo central, relacionado en gran medida con los niveles de ingresos y empleo, es el Índice de Desarrollo Humano. La duodécima o duodécima economía mundial en términos de PIB lleva años ocupando el puesto 70 en el IDH.

Durante la pandemia, las ayudas públicas de emergencia (https://www.publico.pt/2020/08/14/mundo/noticia/bolsonaro-melhor-avaliacao-desde-inicio-mandato-vulneraveis-contribuem-resultado-1928088) actuaron como un paliativo importante, garantizando la supervivencia biológica de millones de personas e incluso incrementaron el rendimiento comercial. En el mes pasado, el gobierno lanzó un nuevo programa masivo de asistencia a los bajos ingresos, el Auxilio Brasil, inspirado (política y financieramente) en el anterior Bolsa Familia, con montos más altos y propicios para romper los topes de gasto público, como es el caso en todo el mundo. El riesgo en Brasil, sin embargo, reside en la visión de los políticos para quienes el asistenciacialismo masivo substituye a las políticas expansivas del mercado laboral y la remuneración motivadora.

Las previsiones de crecimiento del Banco Central se sitúan ahora en 4,51% para este año y 0,42% para 2022. El crecimiento previsto para 2021 es, por tanto, un dato positivo que solo se equilibra con lo negativo del año pasado y, de confirmarse la previsión para 2022, en la práctica, Brasil tendrá una suma de tres años de estancamiento. Dado que es probable que las tasas de inflación actuales se extiendan, al menos durante la mayor parte del próximo año, tendremos un estancamiento en el horizonte.

Frente a la inflación, que tiene factores nacionales e internacionales, el Banco Central eleva la Selic (tasa de interés base), ahora en 9.25%, y, dado el escenario en su conjunto, el diario O Estado de São Paulo señalaba que “el incremento en la Selic y el riesgo de default hacen subir las tasas de interés al consumidor”.

Es obvio que los bajos ingresos, además de inhibir el consumo, no promueven una alta productividad cuyos niveles, en Brasil, aún sufren los efectos de la insuficiente innovación tecnológica y el mal mantenimiento del capital fijo. Este detalle, dicho sea de paso, acentúa los riesgos a largo plazo y recorta oportunidades laborales en el plazo inmediato.

El comercio exterior de Brasil, a pesar de todo, ha tenido un buen desempeño en un marco internacional desfavorable. Este ha sido otro elemento central durante mucho tiempo. El crecimiento de la primera década de este siglo se basó en un entorno externo de altos precios de los productos primarios, masiva Inversión Extranjera Directa —Brasil se convirtió en el segundo destino de IED— y mucho movimiento de capitales de corto plazo. El fin de este “momento” produjo el agotamiento del modelo entonces vigente en Brasil, poniendo fin a otro ciclo de crecimiento nacional.

El agronegocio resistió mejor que otros sectores productivos, sin embargo, la consultora británica Capital Economics apunta a la nueva dependencia externa del país, esta vez del consumo chino.

En estos términos, Brasil continúa en una grave crisis económica que ya ha producido ciclones políticos y, la forma en que se maneje, determinará el estallido (o no) de algunos más. Concretamente, tiene un mercado interno autolimitado y un mercado mundial donde reina la incertidumbre.

Mejorar el funcionamiento interno general es una prioridad en cualquier caso. A escala internacional, está al alcance de Brasil estimular un nuevo marco económico en América del Sur, quizás incluso en todo el Atlántico Sur.

 

* Investigador asociado del NEA/UFF (Rio de Janeiro) e Investigador del ISCTE/IUL. Reside en Niterói (Rio de Janeiro). 

Artículo publicado el 31/12/2021 en Público PT (Portugal), https://www.publico.pt/2021/12/31/mundo/analise/encruzilhadas-brasileiras-3-economia-gargalos-internos-incerteza-externas-1990380. Traducido con autorización del autor por el Equipo de la SAEEG.