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LOS MUROS

Francisco J. Blasco*

A lo largo y ancho de la historia, por diversos motivos aunque fundamentalmente defensivos, la humanidad se ha visto forzada a erigir muros o murallas tras los que defenderse con la creencia de que protegerse con ellos era el único modo de lograr la supervivencia o el modo y lugar donde poder desarrollar en paz y libremente sus ideas y necesidades, ajenos a los posibles contagios o invasiones de otros pueblos, quienes siendo vecinos cercanos o no, trataban de entrar en ellos por meras razones de conquista o al albergar mayores posibilidades de supervivencia, acomodo y progreso.

Así nacieron ciudades fuertemente amuralladas que defendían las pertenencias y sus ciudadanos durante un largo período de tiempo; tanto que algunas veces se debía recurrir a argucias y artimañas de combate basadas en el engaño para, tras años de asedio, poder hacer caer sus defensas y tomar tales plazas fuertes, como fue el caso de la conocida guerra de Troya que, según parece, de haber existido, pudo librarse entre 1194 y 1184 a.C.

Amurallar las ciudades se ha venido arrastrando durante muchos siglos y hoy en día es raro encontrar una importante ciudad europea que no cuente con suficientes restos de antiguas murallas; algunas de ellas de diversas épocas y construidas con variopintos materiales, finalidades y hasta sobrepuestas. 

Pero también han existido grandes murallas que no se erigían entorno a ciudades concretas, sino que se extendían a lo largo de bastos territorios para defenderlos de las invasiones de pueblos llamados bárbaros por pertenecer a otras razas, culturas y religiones. Entre los ejemplos de estos muros o murallas se encuentra la más famosa de ellas conocida como la muralla China, construida y reconstruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI para proteger la frontera norte del Imperio chino ―durante las sucesivas dinastías imperiales― de los ataques de los nómadas Xiongnu de Mongolia y Manchuria. Se calcula que llegó a tener en su máximo esplendor unos 21.200 km de longitud y se extiende desde la frontera con Corea hasta el desierto de Gobi. Aunque hoy solo se conserva un 30% de ella.

Otro ejemplo de este tipo de construcciones lo constituye la muralla que alzaron los romanos a partir del año 122, durante el reinado del emperador Adriano, para defenderse de la invasión de los pueblos bárbaros británicos y, a su vez, para lanzar desde ella sus propias incursiones sobre el territorio de estos. Hoy en día, sus restos constituyen el mayor conjunto arqueológico romano de Gran Bretaña, muy famoso y frecuentado por miles de turistas; recorre un total de 117,5 kilómetros en el norte de Inglaterra.

Más recientemente nos encontramos con la conocida como línea Maginot que fue una muralla fortificada y de defensa construida por Francia a lo largo de su frontera con Alemania e Italia, después del fin de la Primera Guerra Mundial y que por su gran costo e inutilidad militar constituyó el mayor ejemplo del fracaso de la estrategia francesa frente a la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Todavía aún más recientes, existen o existieron otras murallas más; tristemente famosas por las espurias, vergonzosas y perversas intenciones con las que se idearon y erigieron. La primera de estas, cronológicamente hablando, es la muralla que separa las dos Coreas desde la firma del armisticio entre ambos países en 1953 y que hoy en día permanece en plena vigencia y dureza. Una frontera entre dos estados hermanos, que ha separado incluso a familias, de unos 237 kilómetros de longitud y se encuentra en medio de la zona conocida como desmilitarizada de Corea, con una franja intermedia de cuatro kilómetros de ancho ampliamente vigilada y con miles de vigilantes, armas y misiles de todo tipo y calibre apuntando permanentemente a la misma. Todo este sistema hace que la separación entre ambos siga siendo la frontera más militarizada e impenetrable del mundo.

Algo más tarde, apareció la muralla conocida como el Muro de Berlín, que fue un muro de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989 cuando cayó por la presión civil e internacional dando origen a la caída de la URSS. Es el símbolo más conocido de la Guerra Fría y de la división de Alemania. El muro era denominado Muro de Protección Antifascista por la parte Este (RDA), mientras que los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental se referían a él como Muro de la Vergüenza.

Y como último ejemplo de ignominioso muro real, se debe citar el aún existente en la frontera sur de Estados Unidos con México, cuya construcción se inició en 1994, bajo el mandato de Bill Clinton dentro de su programa para la lucha contra la inmigración ilegal y que tristemente tomó aún más entidad e importancia cuando Donald Trump lo hizo suyo en su campaña electoral de 2017. Está formado por una barrera física de unos 900 km de extensión en la zona fronteriza de Tijuana (Baja California) – San Diego (California). Debido a la existencia de este muro los inmigrantes ilegales (procedentes principalmente de México) que intentan cruzar a Estados Unidos deben hacerlo por zonas más peligrosas, como por ejemplo el desierto de Sonora, lo cual ha propiciado más de 10.000 muertes e innumerables casos de prostitución, drogas y todo tipo de sobornos, variopinta e intensa corrupción y malversación de caudales desde el inicio de su puesta en práctica.

No sería justo no citar al menos de pasada, los muros medianamente físicos o no en los que se han convertido numerosas fronteras entre países de América Central y del Sur o del Caribe donde se persigue, dificulta o materialmente se impide totalmente el libre tránsito de personas, bienes o capitales.

Un somero análisis crítico de todas los anteriores nos lleva a varias conclusiones mayoritarias o comunes, como que siempre hayan sido elementos materiales de separación física y real entre los hombres, hermanos, razas y gentes de bien; que la mayoría han sido construidos por poderosos temerosos por sus vidas o haciendas personales, sin importarles los sufrimientos que estos hayan podido acarrear; que dichos sufrimientos derivados de su edificación y de la propia existencia no son nimios en absoluto y que la mayoría, salvo alguna excepción y quizá por mostrar su poca utilidad real, han tenido una vida efímera y han desaparecido pronto o se han convertido en elementos pintorescos que, solo sirven para atraer turismo en épocas actuales o venideras.

Y en medio de toda esta sucia y extraña vorágine, con muy poca efectividad a la vista y totalmente fuera de lugar, sin previo aviso, ni venir incluido en ningún programa, ―tal y como dicho sea de paso, viene siendo habitual en el personaje― tras las pasadas elecciones generales en España, sin constituir el resultado de una fuerte razón de peso, amenaza o perentoria necesidad real, el presidente Sánchez anunció la creación de un muro entre los españoles para separar aquellos que le siguen y adulan de los que no lo hacen ni le creen en absoluto.

Hecho este que, increíblemente, sin motivo aparente o por haber sido tomado como algo indigno, poco creíble o despreciable, no ha sido objeto de la consideración que se merece tanto en España como en el seno de la UE. Ha pasado oficialmente casi desapercibido excepto para algún medio de comunicación; hecho grave, porque sin darnos cuenta, la mera materialización física o ideológica de dicho muro, supone un atentado contra la democracia y el respeto a la libertad de expresión y creencias.

Menos mal que el susodicho muro, a tenor de los resultados de las recientes elecciones regionales en Galicia, quizá por su irresponsable proyecto o por estar todavía muy poco asentado o maduro, no ha servido de nada de lo buscado por su inventor o para todo lo contrario de lo que se pensaba.

Es patente y notorio que han sido unas elecciones, en las que el Partido Socialista, ya totalmente convertido en Sanchista, ha sufrido su mayor y más vergonzoso batacazo electoral y obtenido el mínimo apoyo a su proyecto, por mucho que ahora, Sánchez y sus mariachis miren para otro lado y desprecien unas elecciones en las que todos ellos, sin excepción ―acompañados por el ínclito y poco o mal chistoso e inoportuno Zapatero― pusieron en juego su prestigio y muchos huevos en un cesto, que finalmente ha resultado estar sin fondo, totalmente podrido o en pésimas condiciones.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

ANÉCDOTAS DE LA PATRIA

Revista GNA*

Bajo la presidencia del Gral. Roca, ante los riesgos de algunos conflictos fronterizos, éste, con buena previsión, encomendó al Gral. Pablo Ricchieri, que viajara a Alemania y adquiriera 40.000 fusiles Máuser para equipar convenientemente al ejército. El general Ricchieri formalizó rápidamente la compra de los máuseres con las fábricas alemanas. En la entrevista final, se le acercó un representante de los fabricantes, quien le presentó un sobre y le expresó:

– General, los fabricantes me han encomendado que le entregara este sobre con el importe de la “comisión” que le corresponde por su intervención. Ricchieri abrió el sobre y encontró un cheque de un considerable monto. Sin titubear, tomó el cheque, lo endosó y se lo devolvió al funcionario diciéndole:

– Mande 3000 Máuser más.

En aquel entonces, la Argentina ocupaba el 6º lugar en la escala mundial.

* Publicado por la Revista GNA n° 81, octubre de 2023.

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

F. Javier Blasco Robledo*

Existe una tendencia universal a magnificar todo lo que nos llega precedido o acompañado de una buena y aparentemente inocente y bien calibrada propaganda.

El marketing bien llevado y sin escatimar esfuerzos es francamente muy rentable y son numerosos los adeptos que se crean y apuntan al carro de lo novedoso, lo acogen, aplauden, lo hacen suyo y hasta lo defienden sin ningún tipo de miramiento o duda.

Los que asiduamente me leen, conocen que una parte muy importante de mi vida profesional la he dedicado directa o indirectamente al estudio, análisis, desarrollo, dirección y aplicación de la Inteligencia tanto como a través de la diplomacia militar. Son precisamente los varios destinos y comisiones de servicio en cada uno de ellos, los que me han llevado a conocer de primera mano las tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) de bastantes servicios de inteligencia militares de países aliados o amigos y poder comprobar la eficacia de casi todos ellos, con especial mención o fijación en los jordanos e israelíes.

Es por ello que siempre he dudado de la eficacia de la tan cacareada y elogiada nueva inteligencia más bien conocida y llamada Inteligencia Artificial (IA). Una herramienta que apareció hace escasos años, como algo novedoso y con mucha fuerza a la que una inmensa mayoría auguraba grandes éxitos y que, en breve, sería capaz de desplazar los viejos procedimientos, antenas, medios desplegados en el terreno y analistas especializados en nuestros centros, porque un simple ordenador cubriría y superaría con creces, las débiles, peligrosas y costosas capacidades de todo ese mencionado tinglado desplegado entorno a un territorio o evento de más o menos importancia.

El otro día, repasando mis apuntes y conocimientos sobre el tema, me encontré que entre las causas que pueden provocar un fallo de inteligencia de este tipo, se encuentran: el cansancio por la observación repetitiva sobre el objeto de atención especial, la obsolescencia del motivo que la originó, la reducción de los presupuestos y personal necesario para obtener ciertas garantías de éxito y fiabilidad, el profundo desconocimiento del tema de observación y análisis por parte de los nuevos implicados en caso de relevo de observadores, el no repasar y aplicar las lecciones aprendidas en otros eventos o momentos similares como el Yom Kippur ―hace cincuenta años― tal y como refleja la fotografía, la extensión del objetivo y los cambios en sus formas de actuar y, por último, pero no menos importante, los cambios de procedimiento empleado por la parte observadora sin haber mantenido un mínimo tiempo de solape entre los nuevos y los viejos, para poder contrastar los resultados de cada uno de ellos.

En razón a uno de aquellos destinos, conozco de primera mano y creo que bastante bien, las TTPs empleadas por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) tanto en Gaza como en El Líbano para mantener un control fiable y preciso sobre Hamás y Hezbollah respectivamente, dado que ambos grupos terroristas, fuertemente alimentados y armados por Irán (su eterno enemigo a ultranza), son movidos por estos cada vez que quieren desestabilizar la zona o impedir que se practiquen negociaciones o iniciativas de paz israelíes con países árabes de la zona, o se lleven a efecto, una vez firmados.

Una teoría y situación que lleva ya muchos años sobre el tapete de juego y que no aporta nada nuevo, salvo dos cosas de mucha importancia, tanto el numero como las capacidades de entrenamiento y el armamento a su disposición puesto por Irán ha mejorado exponencialmente y quedaron muy atrás aquellos tiempos que disponían de una serie de cohetes de fabricación artesanal, con corto alcance y fácilmente detectables por sus trayectorias y velocidad de crucero; también figura entre sus cambios importantes, sus medios de comunicación, que se basan más en el mensajero a pie, en bici o patinete y cada vez se usan menos las obsoletas radios militares o civiles, que eran fácilmente detectables.

Pues bien, a pesar de aquellas facilidades que ya no existen hoy en día, el número de personas infiltradas, compradas u obligadas a permanecer disfrazadas y dispersas entre los terroristas y sus dirigentes políticos -por diversos motivos o deudas contraídas con Israel- al parecer, ha decrecido enormemente. Parece ser que era muy caro, tremendamente delicado y se confiaba en que la propia IA era la que les proporcionaría la necesaria información, pero que, en razón a lo expuesto en el párrafo anterior, no les llega nunca o en cuentagotas.

No quisiera pontificar con este tema, no me encuentro en disposición de elementos de peso en estos momentos para hacerlo categóricamente, pero esta posibilidad con un elevado grado de probabilidad de ser cierta, cosa que se llegará a saber dónde y en qué ha estado el fallo de información, cuando ―una vez acabado este grave conflicto― se aclare de verdad, porque de no corregirlo adecuadamente, va en ello su supervivencia y ni los políticos ni sus fuerzas armadas, están en situación de soportar una vergüenza similar en otra ocasión cercana. Israel y los israelíes son gente que, como hemos visto, se juegan el cuello a diario sin importar quien se es o que hace y por ello son muy exigentes con su seguridad.

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.