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LA EDUCACIÓN ES NUESTRA RESPONSABILIDAD Y ESPERANZA

Francisco Carranza Romero*

Mana alli yachakushqa runaqa purun chakram: El hombre sin buena educación es tierra silvestre. Palabras que siguen resonando en mi memoria. Cuánta verdad en este breve enunciado. Voces de mis mayores para que yo continuara los estudios en la capital de la provincia. Entonces, en mi pueblo natal andino, había sólo una escuela hasta el Segundo Año de Primaria. Y ahora, como protagonista de este proceso educativo lento, largo y esforzado me atrevo a opinar.

Educación hasta los cinco años. El ser humano, al nacer, tiene sus sentidos aún inactivos. Después de unos días, gracias a la activación de la vista, oído, gusto, olfato y tacto, comienza a conocer el mundo donde le ha tocado nacer como por un destino. Sin embargo, en el primer mes de su vida aún está en condiciones inferiores que muchos animales que son ya casi autosuficientes para sobrevivir.

Cuando pasan los meses el niño ya distingue a los seres de su entorno por la forma, color, sonido, olor, calor, suavidad y variedad de expresiones humanas como el afecto, ira, amenaza… Comienza a conocer los resultados de ciertos sonidos que emite y de sus llantos. Es el proceso inicial de la realización lenta del homo sapiens.

Durante los primeros cinco años experimenta y asimila muchos elementos culturales como lengua, creencias, costumbres, valores y prejuicios que serán imborrables y hasta le marcarán su personalidad. También comienza a experimentar las diferenciaciones. El de la zona rural entra en contacto con la naturaleza y aprende a tratarla familiarmente. El de la urbe entra en contacto con el cemento, plástico, máquinas y otras cosas fabricadas.

Los padres son los primeros modelos. Los padres laboriosos, honestos, de apertura mental y afectiva y que cumplen lo que predican son buenos ejemplos para imitar. Pero, un hogar con violencias verbales y golpes, con el fomento de odio y menosprecio a otros, y que no viven según sus discursos determinan la conducta del niño antes de la juventud y adultez.

Educación escolarizada. La escuela es una institución que cumple los currículos para el tipo de ciudadano que desea formar. El Ministerio de Educación de cada país propone el diseño curricular. Sus objetivos principales son el desarrollo de la memoria y razón que se miden en los exámenes. Muy pocas veces se valora la creatividad, el servicio y el cuestionamiento sano del sistema oficial. Simón Bolívar escribe una carta a su familiar: «Un hombre sin estudios es un ser incompleto»[1].

Los factores geográficos y socioeconómicos muestran las diferencias en esta etapa: escuelas de áreas rurales y escuelas de áreas urbanas, escuelas de barrios pobres y escuelas de barrios ricos, escuelas públicas y escuelas privadas.

La educación escolarizada para un estudiante de la zona rural es difícil, lejos del hogar y en condiciones económicas muy precarias porque los productos del campo, para venderlos, tienen que ser transportados hasta el poblado más cercano al borde de la carretera. Y no es gran cosa lo que se gana.

Viendo los resultados podemos decir que la educación escolarizada, en general, está formando ciudadanos que miden el éxito por el dinero que se gana. Muy poco se valora el servicio a la sociedad, respeto del bien común y cuidado de la naturaleza. Por algo, muchos profesionales prefieren laborar en la urbe que en la zona rural. Por la política del centralismo la urbe ofrece mejores condiciones de vida. Aún más, si es la capital del país.

La educación escolarizada, aunque ofrezca conocimientos y títulos, no es la panacea porque de sus aulas de primaria, secundaria y superior egresan ciudadanos veraces y mendaces, leales y traidores, honestos y corruptos, demócratas y dictadores, generosos y mezquinos, solidarios e individualistas.

Influencia de la sociedad. Fuera del hogar y de la escuela, el medio social (los amigos de aula y barrio) influencia y hasta determina el desarrollo de la personalidad.

Actualmente, los medios de comunicación y los programas audiovisuales, especialmente los dirigidos a los niños, son los que sin ningún cuidado crean la adicción y manipulan las mentes de los menores. A los autores y a los que comercializan los videojuegos les importa poco la educación de los menores; lo que les interesa es asegurar la clientela para ganar dinero promoviendo la ludopatía. Es también una clase de droga que afecta la salud mental y emocional. ¿No hay institución que fiscalice y sancione a los responsables de la difusión de tantos videojuegos estupidizantes y que fomentan la violencia?

A pesar de todo, la educación bien planificada es la esperanza de la humanidad y de la naturaleza. Es la verdadera revolución que puede crear una nueva tierra e historia con amor y solidaridad. Y todos debemos participar en mejorar este proceso; es nuestra responsabilidad.

«Aunque el trueno destroce el monte, el sordo no oye.

Aunque el sol esté alto en el cielo, el ciego no ve.

Somos sanos y no taparemos oídos y ojos».[2]

Alli pallayta munarninqa alli murukushun: Si queremos tener buena cosecha debemos cultivar con buena voluntad.

 

* Investigador del Instituto de Estudios de Asia y América, Dankook University, Corea del Sur.

 

Referencias

[1] Hildebrant, Martha. Léxico de Bolívar: El español de América en el siglo XIX. Lima: Quebector World Perú S.A., 2001.

[2] Kim, Cheon-Taek (compilador). Antología del canto coreano Sijo. Madrid: Verbum, 2021, poema 34, pág. 50, (traductores: Hyesun Ko, Francisco Carranza Romero).

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EL ARTE DE PENSAR

Marcelo Javier de los Reyes*

«El Pensador»de Auguste Rodin (1840-1917) es una obra realizada en 1880, ideada por el escultor para una de las alegorías y personajes de La puerta del Infierno, obra monumental inspirada en la Divina comedia de Dante Alighieri. Gracias a la gestión del primer director del Museo Nacional de Bellas Artes, el pintor e historiador del arte Eduardo Schiaffino, se realizó una copia de la obra francesa que vino directamente de París a Buenos Aires en 1907. Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación, https://www.cultura.gob.ar/el-pensador-de-rodin-como-llego-a-buenos-aires-la-celebre-escultura_6641/.

Entre fines de noviembre y comienzos de diciembre de 2023 tuve a mi cargo un Taller de Análisis en la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata, de la cual soy profesor de Inteligencia. Tuve el gran placer de ser el primer profesor de la cohorte que ingresó en 2022 y de cerrar su cursada con este taller.

Cuando me pidieron un nombre para este curso se me ocurrió recurrir al primer capítulo del ensayo literario titulado Un arte de vivir[1] escrito en 1939 por André Maurois, seudónimo del escritor, ensayista e historiador, miembro de la Academia francesa Émile Salomon Wilhelm Herzog (1885-1967).

Esa primera parte del libro se llama «El arte de pensar» y si bien me pareció un título un poco ostentoso lo consideré apropiado para este taller, porque este es nuestro desafío: pensar.

Dice Maurois:

Llamamos pensamiento al esfuerzo que hace el hombre para adivinar o prever, combinando símbolos o imágenes, los efectos que producirán sus actos entre las cosas reales. Todo pensamiento es un esquicio de acción.[2]

Maurois dice que pensamos de diversas formas, una de ellas es «pensar con el cuerpo» y pone como ejemplo al gato que salta sobre la mesa cayendo en el punto preciso que había elegido sin romper una taza o rozar un vaso. Y lo hace con gracia. Destaca que la elección del punto en el que va a posarse ni el cálculo son conscientes porque el gato «ha pensado con sus músculos, con sus ojos»[3]. «A partir de una imagen presente pudo imaginar los movimientos futuros de su cuerpo», expresa el autor.

Lo propio hace un deportista, un jugador de tenis, de fútbol, un esgrimidor o un acróbata. En cada especialidad se deben adaptar los músculos en cuestión de segundos.

Maurois también vincula al escultor con su obra pero menciona que «ciertos seres vivientes aprenden incluso a pensar con el cuerpo de otros» y con esto se refiere a que si un animal ve que corderos o caballos entran en pánico actuarán no porque «comprenda la causa del pánico, sino porque la experiencia de la especie, inscrita en sus instintos más profundos, le enseña que el cordero que no siguiera a la manada se hallaría a merced de sus enemigos»[4].

Los estudios más recientes llevados a cabo por las neurociencias nos dan mayores explicaciones sobre el porqué de esas reacciones no sólo en los animales sino también en el hombre, pero no me quiero desviar de la obra que tomé como eje para una parte del taller.

Maurois también se refiere a «pensar con las palabras». Por ejemplo, un estadista no piensa con su cuerpo ni usa su fuerza para mover objetos ni sus manos para moldear el mármol sino que recurre a símbolos, signos que representan cosas o individuos y estos signos son las palabras[5]. Expresa que «El hombre que piensa con las palabras no mueve más que sonidos o signos»[6].

A diferencia del hombre que piensa con las manos, el que piensa con palabras tiene la capacidad, sin esfuerzo, «de poner en movimiento pueblos, ejércitos, continentes». Es lo que puede realizar un jefe de Estado o alguna autoridad de gobierno sólo con su movimiento de labios[7]. Una palabra que llama a la movilización puede destruir ciudades y una civilización. Dice Maurois:

Cuando se reflexiona sobre los efectos posibles de una sola palabra, se comprende que el lenguaje haya sido considerado por los pueblos primitivos como un poder mágico.[8]

Sin embargo, existe una imposibilidad de que las palabras muevan o cambien las cosas «porque la simplicidad de la frase no representaba con suficiente exactitud la complejidad de las cosas»[9].

Mi experiencia sobre este ensayo es que el lector se desliza sobre el texto dada la fluidez y la ilación de las ideas. De este modo Maurois nos lleva del pensar con el cuerpo y del pensar con las palabras a la comunicación. Plantea que en la vida humana todo requiere de cierta regulación y fue así como el hombre debió «regular la circulación de las palabras» y para ello se apeló a la lógica. Expresa Maurois:

La lógica debería ser el arte de seguir, al desplazar las palabras, ciertas reglas que serían también garantías, porque estas reglas del mundo interior coincidirían con las del mundo exterior.[10]

La lógica es una parte de la filosofía que estudia las formas y principios generales que rigen el conocimiento y el pensamiento humano, considerado puramente en sí mismo, sin referencia a los objetos[11].

La lógica es método o razonamiento en el que las ideas o la sucesión de los hechos se manifiestan o se desarrollan de forma coherente y sin que haya contradicciones entre ellas[12]. Es decir que la lógica es la ciencia que estudia la corrección de los razonamientos, tanto formales como no formales.

Entonces existen leyes de la razón humana que «son algunas reglas de pensamiento que habrían de ser verdaderas para todos los hombres y para todos los tiempos». Por ejemplo el «principio de no contradicción», es decir que algo no puede ser al mismo tiempo una cosa y a la vez la contraria.

La lógica no puede inventar nada. Una casa es una casa pero la experiencia o la intuición serán las que permitan agregar que, por ejemplo, la casa está deteriorada o está embrujada.

Sin embargo hay razonamientos ―silogismo, razonamiento deductivo que se compone de tres elementos básicos: una premisa mayor, una premisa menor y una conclusión que las relaciona― que por sus premisas nos pueden llevar a resultados erróneos.

Un razonamiento correcto sería:

Premisa mayor: una proposición general: Los mamíferos lactan a sus crías.

Premisa menor: una proposición específica: Los perros son mamíferos.

Conclusión: basada en las dos premisas anteriores: Los perros lactan a sus crías.

Sin embargo podemos encontrarnos con falacias, como por ejemplo:

a) Ningún hombre respira bajo el agua.

b) Los buzos respiran bajo el agua.

c) Ningún buzo es un hombre.

O este otro ejemplo de una falacia:

a) Todos los perros comen.

b) Todos los hombres comen.

c) Todos los hombres son perros.[13]

El texto de Maurois nos lleva luego a los métodos que nos permiten acceder al conocimiento, para lo cual recurre a reconocidos filósofos, métodos que sin duda usamos a diario pero que la mayoría de los individuos desconocen su origen.

El método cartesiano

Su nombre proviene del filósofo, matemático y físico francés René Descartes ―en latín Renatus Cartesius, nacido en La Haye en Touraine en 1596 y fallecido en Estocolmo en 1650) quien es considerado el padre de la geometría analítica y la filosofía moderna.

Su propósito es descartar de los razonamientos las causas de error.

Expuso su método filosófico y científico en Reglas para la dirección de la mente (1628) y más claramente en su Discurso del método (1637).

Entre sus reglas se destacan:

No aceptar como verdadera ninguna cosa que no sea reconocida como evidentemente tal.

Es decir que no aceptaría como verdadera una cosa si no creyera que lo sea. Para ello recurre a otra regla:

Evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención.

Con precipitación se refiere a que el hombre no puede comprender rápidamente lo que es difícil. Es decir que la precipitación nos puede llevar a error pero no es la única causa. Otra causa es la prevención. Nosotros estamos afectados por nuestras subjetividades, por nuestras opiniones, nuestro entorno familiar, nuestra educación, nuestra experiencia, todo lo cual nos impone sentimientos. Del mismo modo obran nuestros intereses.

Dice Maurois:

Cuando el amor o el odio mandan, la razón debe seguirles y encontrar razones para justificar sus locuras.[14]

Lo que Descartes nos propone en su Discurso del Método es, primero, liberar nuestra razón de las pasiones y después emplearla bien y para esto nos indica un cierto número de reglas:

Conducir por orden nuestros pensamientos, yendo de los más simples a los más complejos…

Dividir las dificultades en tantas partes como sea posible…

Hacer en todo enumeraciones tan enteras y revisiones tan generales que se esté seguro de no haber omitido nada…

El método experimental

Este método se atribuye al filósofo, político, abogado y escritor inglés Francis Bacon (Strand, Londres, 1561 – Highgate, Middlesex, 1626), a quien se considera padre del empirismo filosófico y científico. Sin embargo, la experimentación es propia del hombre desde tiempos remotos y nosotros mismos hacemos experimentación en nuestra vida cotidiana.

Se trata entonces de un método sencillo basado en la experimentación.

Cabe recordar que para llevar a cabo su tarea, el analista de inteligencia se vale de

    • los conocimientos previos,
    • de la experiencia y
    • de la intuición

La experiencia no es ciencia pero de la experiencia se deriva el razonamiento inductivo, (David Hume, 1711-1776), mediante el cual se saca una conclusión general a partir de hechos particulares.

El observador que lleva a cabo la experimentación presta atención a los fenómenos, los cuales le permiten llegar a una hipótesis y verificarla a través de la experimentación.

Sin embargo el método de la experimentación no siempre ofrece certezas por lo que de las experiencias no se pueden sacar leyes como lo ha demostrado el «Pavo de Russell». Se trata de una parábola del filósofo Bertrand Russell (1872 – 1970) que explica que el pavo recibía su alimento puntualmente a diario por lo que se consideraba bien atendido por sus dueños. Llegó a la conclusión de que «siempre» comería a las 09:00 de la mañana, hasta que en la víspera de la Navidad lo degollaron, lo que pone de manifiesto los peligros de obtener conclusiones basadas únicamente en observaciones. Dicho de otro modo, no podemos ser absolutamente racionales adoptando una duda cartesiana, ni absolutamente empiristas. En tal sentido, el analista veterano no debe dejar de lado la intuición pues, en alguna medida esa intuición obedece a un «ordenamiento de sus carpetas mentales», las que reúnen nuestros conocimientos y nuestras experiencias. De tal modo que la intuición debe movilizar a la razón y la razón debe disciplinar a la intuición.

¿Qué es el «arte de pensar» para Maurois? Podríamos reducir su explicación en esta frase que él nos brinda literalmente:

El arte de pensar sería, para el hombre de acción, el arte de transformar el pensamiento en instinto. No queremos decir, en absoluto, que el hombre de acción deba menospreciar la razón.[15]

Lo que expresa Maurois a través de varios ejemplos es que el instinto originado en la observación de numerosos casos, es el que ofrecerá la solución o el camino a seguir. Los recuerdos, las experiencias, el análisis de numerosos informes llevarán a la solución.

Es así como el microcosmos o mundo interior ―nuestro mundo interior― se proyecta sobre el mundo en el que debe actuar, el mundo exterior. Afirma Maurois:

El arte de pensar es también un arte de creer, porque ningún ser humano podría, sin peligro, después de miles de años de civilización, volver a poner en tela de juicio y someter a la conciencia clara, todas las creencias individuales y sociales. La tabla rasa es un juego de espíritu, pero no se puede jugar más que en los tiempos de holganza. El hombre debe, para actuar y vivir, aceptar una gran parte de las reglas morales, sociales y religiosas que la humanidad, antes de él, ha reconocido necesarias.[16]

Luego de leer esta frase y observando el mundo al que asistimos en este ya avanzado siglo XXI, quizás podamos considerar que el hombre está dedicando buena parte de su vida a la holganza porque parecería querer dejar de lado ―por no ser tan duro para emplear el verbo «destruir», aunque tal vez sea más acertado― esa reglas, esos valores y esos principios que han forjado esa civilización que hoy vemos que se desvanece ante nuestros ojos.

Homo sapiens, homo videns, homo insipiens

Nada ocurre por casualidad sino por causalidad. La realidad es que hoy el ser humano no piensa como antes y en este sentido vale aquí recordar que el profesor Giovanni Sartori (1924-2017), investigador en el campo de la ciencia política, experto en problemáticas contemporáneas de los sistemas democráticos occidentales, quien en 1997 publicó el libro Homo Videns. La sociedad teledirigida[17]. En su libro nos alertaba que por entonces se estaba llevando una revolución multimedia que transformaría al hombre, al homo sapiens, en homo videns, en un hombre para el cual la palabra ha sido destronada por la imagen.

Decía entonces que la imagen, y agrego hoy la pantalla, ha cambiado la comunicación y la forma de comprensión del ser humano.

Esta revolución ha acabado con el pensamiento abstracto, con las ideas claras y distintas pero también con la oratoria, con la forma en que el hombre se expresa. Como decía Sartori, se trata de la imposición de lo visible sobre lo inteligible que ha llevado al hombre a dejar de lado los estímulos de la lectura y del conocimiento que se adquiere a través de la cultura escrita.

El propio Sartori concluye que no intenta idealizar el pasado y que el «homo insipiens (necio y, simétricamente, ignorante) siempre ha existido y siempre ha sido numeroso»[18]. Entonces, ¿qué ha pasado? Sartori explica que hasta la llegada de los medios de comunicación de masas los «grandes números» estaban dispersos pero esos medios los han reunido lo que les permite «hacer masa y adquirir fuerza»[19]. En este sentido se refiere a Internet, pues su libro original fue publicado en 1997, pero sin duda que las redes sociales han potenciado ese aglutinamiento de miembros de esa especie que denomina homo insipiens, agravando las connotaciones negativas que le atribuye a Internet.

Como bien explica al final de su libro, la tesis de fondo del mismo «es que un hombre que pierde la capacidad de abstracción es eo ipso incapaz de racionalidad y es, por tanto, un animal simbólico que ya no tiene capacidad para sostener y menos aún para alimentar el mundo construido por el homo sapiens[20]. El hombre perdió así su característica fundamental, la que lo distingue de los demás miembros del reino animal y, como afirma Sartori, las imágenes han dañado la educación de este animal racional y agrega «que la televisión produce un efecto regresivo en la democracia, debilitando su soporte, y, por tanto, la opinión pública»[21].

Sartori no se equivocó

Más de un cuarto de siglo después de que Sartori publicara su libro, aparece un documento que da claras muestras de que su prospectiva no estaba errada.

Poco antes de que se llevara a cabo la Feria del Libro de Frankfurt, André Schüller-Zwierlein (director de la biblioteca de la Universidad de Ratisbona), Anne Mangen (profesora de Alfabetización en el Centro Noruego de Lectura de la Universidad de Stavanger, Noruega), Miha Kovač (profesora de Estudios Editoriales en la Universidad de Liubliana, Eslovenia) y Adriaan van der Weel (profesor emérito de Estudios en la Universidad de Leiden, Países Bajos), escribieron un artículo titulado Why higher-level reading is important («Por qué es importante la lectura de nivel superior»)[22].

El documento cobró trascendencia como El Manifiesto de Liubliana y debería ser de lectura obligatoria para todos los educadores y en particular de los responsables de la educación. El informe pone el foco en la disminución de la motivación y de las habilidades lectoras, poniendo bajo la lupa la disminución de la lectura de nivel superior.

Eslovenia fue el país invitado de honor de la Feria del Libro de Frankfurt 2023 y allí se presentó El Manifiesto de Liubliana y las actividades presentadas por este país giraron en torno a la cuestión de ese escrito, el cual destaca que una cuarta parte de la población estadounidense no lee libros, que un tercio de la población alemana adulta lee menos de un libro al mes y que una encuesta PISA de 2021 mostró una marcada disminución en la lectura recreativa y aproximadamente un tercio de los estudiantes informaron que rara vez o nunca leen libros por placer. El 49% estuvo de acuerdo con la afirmación «Leo sólo si es necesario». Un tercio de la población europea tiene dificultades incluso con la lectura de nivel inferior.

Como puede apreciarse, el diagnóstico es más que preocupante.

El documento pone énfasis en la importancia de la alfabetización pero sobre todo en la lectura. Cito un párrafo del mismo:

La alfabetización (lectura y escritura) permite la transmisión y preservación de información y conocimiento en todos los ámbitos de la vida: noticias, administración gubernamental, ciencia y erudición, religión, educación, etc. También facilita el intercambio de juicios y emociones humanos complejos. Dado que constituye la base de aprendizaje permanente, las personas de todas las edades necesitan buenas habilidades de lectura. Además, como efecto secundario no deseado, la lectura también ejerce disciplina, atención y paciencia cognitiva. […] Por último, pero no menos importante, la lectura es la herramienta de pensamiento más central y poderosa que tenemos.

Las buenas habilidades de lectura no sólo benefician al individuo sino también a la sociedad pues los ciudadanos bien preparados contribuyen al desarrollo económico y están capacitados para participar social y políticamente.

Sin mencionar a Sartori, el documento hace referencia al incremento de las pantallas para leer y a la digitalización, los que abren serios interrogantes al momento de reflexionar sobre la lectura y los efectos que ocasionan sobre los individuos y la sociedad. En este sentido, destaca que en las últimas tres décadas, el entorno del lector «ha experimentado una metamorfosis que está transformando las formas en que nos comunicamos, aprendemos, trabajamos, amamos y odiamos».

El objetivo principal de este manifiesto es llamar la atención sobre la necesidad urgente de enseñar y permitir habilidades y prácticas de lectura de nivel superior para la sociedad contemporánea.

El informe menciona diferentes tipos de lecturas y los efectos que produce sobre el lector. De ese modo, menciona la lectura crítica, la lectura inmersiva, la lectura literaria, la lectura larga, la lectura lenta, la lectura tenaz, la lectura estratégica pero vale citar textualmente a «la lectura como desafío que está estrechamente relacionada con la lectura no estratégica: el cliché generalizado de que leer es para información o para divertirse ignora el hecho central de que leer siempre significa ser desafiado a pensar».

Y aquí retomamos el tema del pensar que es el eje de este artículo. En este sentido, El Manifiesto de Liubliana pone el foco en que la lectura de alto nivel es fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico, el cual nos permitirá el discernimiento; este pensamiento es el que nos preparará para detectar las simplificaciones populistas, las falsas noticias, la desinformación y, muy importante, evitar la manipulación que se ejerce principalmente a través de los medios masivos de comunicación. En tal sentido, el desarrollo del pensamiento crítico favorece a la construcción de una verdadera democracia y prepara al ciudadano para una participación cívica activa en la sociedad de la que forma parte.

A modo de conclusión

Ya he mencionado ut supra lo que es el arte de pensar para Maurois y queda en cada uno de nosotros reflexionar si pensar es un arte o no. Quizás podría ser un «arte abstracto».

Más allá de esta consideración, la intención del taller y de este artículo es la misma que llevo al aula: provocar el debate para llevar a la reflexión y motivar los hábitos de lectura, incluso los que están más allá de nuestras necesidades profesionales. La lectura de textos filosóficos, históricos y teológicos, por citar algunos, contribuyen a la generación de un pensamiento creativo y la lectura de libros, de textos con cierta complejidad, nos ayudarán a desarrollar un pensamiento crítico que, como podrá observarse, tiende a desaparecer por efecto de los medios masivos de comunicación y del uso de las redes sociales que, por otro lado, obran en detrimento del enriquecimiento de nuestro vocabulario y de la «regulación de la circulación de las palabras».

En la actualidad la información nos atropella y nos invade en todos los ámbitos y sólo podremos discernir si estamos armados intelectualmente para filtrarla o para silenciarla si es necesario.

Para finalizar, tengamos en cuenta la frase que se le atribuye al astrónomo Carl Sagan (1934-1996):

Saber mucho no es lo mismo que ser inteligente. La inteligencia no es sólo información, sino también juicio, la manera en que se recoge y maneja la información.

Sólo podremos lograr esto si desarrollamos un pensamiento crítico.

 

Imagen: PublicDomainPictures, https://pixabay.com/es/photos/mono-primate-animal-mamífero-17474/.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata. Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019. Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB). Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] André Maurois. Un arte de vivir. Buenos Aires: Librería Hachette, 1941, 227 p.

[2] Ibíd., p.11-12.

[3] Ibíd., 13.

[4] Ibíd., p. 14.

[5] Ibíd., p. 16.

[6] Ibíd., p. 16-17.

[7] Ibíd., p. 17-18.

[8] Ibíd., p, 18.

[9] Ibíd., p. 20.

[10] Ibíd., p. 20.

[11] Diccionario Oxford Language, Oxford University Press.

[12] Ídem.

[13] «Silogismos (y sus reglas)». Enciclopedia de Ejemplos, https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-silogismos-y-sus-reglas/#ixzz8JxUM9T00.

[14] André Maurois. Op. Cit., p 27.

[15] Ibíd., p. 42.

[16] Ibíd., p. 45.

[17] Giovanni Sartori. Homo videns. La sociedad teledirigida. Madrid: Taurus, 1998, 159 p.

[18] Ibíd., p. 145.

[19] Ídem.

[20] Ibíd., p. 146.

[21] Ídem.

[22] André Schüller-Zwierlein, Anne Mangen, Miha Kovač, and Adriaan van der Weel. «Why higher-level reading is important». First Monday, volume 27, number 9 (September 2022).doi: https://dx.doi.org/10.5210/fm.v27i9.12770. First Monday, 1995-2023. ISSN 1396-0466, https://firstmonday.org/ojs/index.php/fm/article/view/12770/11081.

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CAMPO Y CIUDAD

Iris Speroni*

Egresan de las instituciones con amplios conocimientos no sólo con los cuales ganarse el pan el resto de sus vidas sino para alimentar a sus semejantes.

 

Actualmente existe una gran distancia cultural y emocional entre la población de la ciudad y la del campo.

La misma no es inocente. El poder político promueve el menosprecio y la calumnia popular hacia el sector productivo agropecuario.

¿Cuál sería el fin? Darle un manto de nobleza y reivindicación al saqueo y exterminio. Saqueo: Diferentes sectores económicos y políticos del país se quedan con el fruto del trabajo del productor agropecuario (desde un humilde yerbatero misionero a un propietario de varias hectáreas en zona núcleo). Exterminio: desaparecieron 100.000 familias agropecuarias en los últimos 15 años (de 350 a 250 mil).

El expolio cuenta con un manto legal (impuestos) y regulatorio (diferencial de cambio por circulares del BCRA) para su instrumentación y un paraguas cultural y emocional para su justificación.

Existe toda una maquinaria integrada por universidades (academia), medios de comunicación y expresiones culturales (películas) cuyo fin es pintar a los productores agropecuarios como abusivos y oponerlos al trabajador urbano el cual debe comprar comida con su magro salario.

Es una bajada de línea vigente en el CBC y en facultades como Económicas, Sociales, Ciencias Políticas, etc. Luego permea por toda la sociedad a través de periodistas/propagandistas, docentes de escuelas secundarias y primarias y el resto del aparato cultural.

Su fin es justificar el despojo por parte de los beneficiarios del mismo: algunos pseudoindustriales, contratistas del Estado, el sector financiero, las actividades que no pagan impuestos o tienen groseras exenciones (minería, hidrocarburos y automotriz, nuestras vacas sagradas), la burocracia estatal jerárquica.

La martingala es: el estado se apropia de la producción agropecuaria y luego la reparte entre quienes son ―en los hechos― los dueños del Estado. Se trata de los sectores patronales ya listados más los funcionarios responsables operativos. En mucha menor medida y sólo para calmar las aguas, se reparte una mínima porción de dinero entre los desposeídos, al sólo efecto de que no cuelguen a esta nueva oligarquía y la maquinaria pueda seguir funcionando.

Luego de obtener este botín, las patronales desean reducir el salario al mínimo posible. En efecto, como sus ingresos no provienen de venderle bienes y servicios a la población, no necesitan que la población tenga poder adquisitivo para comprar los bienes y servicios que producen; así que cuanto más bajos sean los salarios, menores sus costos, mayor rédito patronal.

El problema de esta ecuación del Edén Patronal Prebendario es que si una persona gana U$D 200 por mes, no hay forma de que pueda alimentarse excepto con mendrugos.

Por eso las patronales urbanas requieren una maniobra complementaria: bajar artificialmente el precio de los alimentos, aún a riesgo de no cubrir los costos de producción (como ahora con los tambos).

Bajar artificialmente los alimentos, se logra con aprietes, regulaciones arbitrarias y presión cultural en los medios de comunicación. Ahí tenemos a infinidad de “economistas” Nac&Pop que pasean por TV y sostienen que hay que “desacoplar los precios de los alimentos del precio internacional”, gansada que escuché en la facultad cuando estudiaba (1983-1988). No se les ocurre algo brillante como “acoplemos los salarios argentinos a los salarios internacionales”.

Escuela Agrícola Salesiana.

Campo y Ciudad

El sector agropecuario ha tratado varias veces de cerrar esa brecha cultural y contrarrestar la evidente hostilidad.

A un productor agropecuario le resulta incomprensible el espontáneo destrato que recibe por parte de una enfermera que trabaja en una clínica en la Capital Federal o por un recolector de residuos de Chascomús. Le resulta imposible de digerir (él sólo produce y paga impuestos). Se siente ofendido y agraviado por las agresiones recibidas por parte de funcionarios públicos jerárquicos y por periodistas por igual (*); sentimiento que lo paraliza, al punto de no saber cómo reaccionar excepto para mendigar que le dejen de agredir y que le escuchen.

Eso no sucede ni sucederá.

Ha habido intentos de propaganda para unir campo y ciudad, los cuales han sido pocos y malogrados.

Estoy convencida de que el único programa serio para contrarrestar los abusos es el poder duro y puro: tener representantes en los cuerpos colegiados (concejos deliberantes, legislaturas provinciales y el Congreso Nacional). Armar bloques cada vez más morrudos hasta llegar a ser imprescindibles para aprobar ordenanzas o leyes provinciales y nacionales, en particular los presupuestos; elegir jueces, etc.

Así funcionan en Argentina distintos sectores como la minería, el petróleo, las farmacéuticas o en el caso del sindicalismo, los docentes. Es lo que les garantiza contar con fichas para negociar.

La lucha cultural

Actualmente existen cientos de escuelas agropecuarias en todo el país, algunas privadas y otras públicas. Es una educación integral donde se combinan conocimientos generales (lengua, matemática, geografía e historia) más las materias específicas. A los niños y adolescentes se los educa no sólo en el cuidado de animales y en el arte de la agricultura sino también en la elaboración de alimentos. Egresan de las instituciones con amplios conocimientos no sólo con los cuales ganarse el pan el resto de sus vidas sino para alimentar a sus semejantes.

Respecto a la educación agropecuaria, sólo queda ampliar la oferta, hasta que encuentre un techo de demanda. En este rubro hay gente que trabaja y lo hace muy bien. Esto ya está y está bien.

Mi propuesta es para otro sector de la sociedad: acercar a los argentinos que viven en las urbes con los que viven de la ruralidad; incorporar la educación agropecuaria a la educación primaria y secundaria general. Es para los niños que hoy van a colegios convencionales, no los que van a escuelas agropecuarias.

Proveer educación agropecuaria a todos los niños, con una frecuencia, al principio, de una vez por mes. Ir desde la ciudad a un campo y tener contacto con huertas y animales. 

Imaginen niños urbanos ―de cualquier clase social― lo que puede significar para ellos tener un corderito en brazos. Para los adolescentes, subirse a la maquinaria agrícola les hará sentir el Capitán Kirk.

La actividad implica darle de comer a gallinas y conejos, a vacas, cerdos y ovejas, acariciar un caballo. Cuidar la huerta. Desde lo teórico, que aprendan los ciclos de vida, las cantidades de alimento que hay que darle a cada uno y la composición del mismo. Más grandecitos, que ayuden a parir a una oveja, a esquilar, a vacunar. A nivel secundario, a hacer queso, dulce de leche, chacinados. Que aprendan de bromatología. Y que estudien biología (fotosíntesis, ciclo del agua, células, tejidos, etc., el Villé completo) con un marco práctico también.

Para quienes van a colegios industriales, que tengan un apartado en maquinaria agrícola, riego, generadores eléctricos autónomos y todas las instalaciones que necesita una explotación rural y la industria de alimentos para funcionar (pasteurización, cámaras de frío, molinos, secado) etc. Sería una parte más de la formación.

Para que esto se lleve a cabo son necesarias instalaciones ad-hoc. No se los puede llevar a los colegios agropecuarios ya existentes: sería muy disruptivo para los mismos. Pero sí preparar instalaciones rurales para que reciban niños en forma rotativa.

Piensen en niños que viven en un barrio carenciado de Moreno o Lanús o Lomas de Zamora o San Martín (provincia de Buenos Aires) o de Rosario o de la Capital Federal. O en niños de departamento del centro de Buenos Aires o de Córdoba capital. Sería abrirles una ventana a un mundo que desconocen.

La primera parte del programa debería seducir con la comida. Recibirlos a todos con un gran desayuno. Tostadas con pan, manteca y dulce de leche casero. Mate cocido con leche. Todas cosas que en algún momento obtendrán por sí mismos, cuando aprendan a ordeñar y preparar. Luego las actividades del día. Que sepan que a los animales hay que darles de comer los días de sol y también los de lluvia. El almuerzo debe ser empanadas, asados y frutas. Piensen que hay muchos niños que nunca o rara vez comieron asado. Luego actividades y antes de irse una muy buena merienda, pastelitos incluidos.

Importante: todos ―niños y docentes― deben irse con una cajita feliz: dulce de leche, alfajores, chacinados, queso. Los niños no lo olvidarán jamás, porque lo que uno conecta emocionalmente, no se olvida nunca. Y lo que entra por la comida, queda grabado en el cerebro. Que la madre sepa que si el niño tiene “día de campo” vuelve con medio kilo de dulce de leche, el cual se compartirá en familia. Ídem docentes.

Implica una gran inversión. En instalaciones para animales y huerta, más baños, comedor, cocina para la comodidad de niños y docentes. Y gastos: alquiler del predio, luz, sueldos, compra de animales, forraje, etc. Además del transporte, ya que a los chicos hay que trasladarlos.

Con el tiempo, habrá que incluirlos en actividades culturales, como fiestas tradicionales y jineteadas. Para que sea no sólo una enseñanza práctica sino también de la tradición.

Plan B

Supongamos que ningún departamento educativo provincial accede por las razones que todos conocemos.

Propongo que se empiece, primero con pruebas piloto y luego con mayor volumen, con las escuelas parroquiales que se avengan. Financiado por el sector agroindustrial (transporte, docentes específicos, contratar seguros para los niños y para el personal, luz, alquiler del predio, compra de animales y forraje y herramientas). Se puede usar predios de sociedades rurales o cooperativas que los tengan ociosos o subutilizados y adaptar las instalaciones.

Es una idea. ¿Habrá mejores? Probablemente. Pero de alguna manera hay que empezar a contrarrestar la gigantesca propaganda anti-campo, la cual se produce no sólo en Argentina sino en Occidente, si bien en exterior es por diferentes razones.

En algún momento habrá que empezar a defender nuestras tradiciones y la integridad de nuestra nación.

Notas

(*) O por parte de militantes del autopercibido sector nacional y popular.

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Artículo publicado el 04/11/2023 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/11/campo-y-ciudad.html