Juan José Santander*
Con Luis se fue un colega cabalmente ajustado a la mítica de la carrera en el más noble de sus sentidos; nos ha dejado por aulas y salones de recepción más elevados, dignos de su decoro y compostura.
Me resisto a abundar sobre las posiciones que debió ocupar como diplomático, en todas las cuales pudo ser tomado como ejemplo de solvencia, responsabilidad e ingenio. Dejo eso a los registros burocráticos, ajenos a los méritos.
Sí deseo subrayar sus cualidades como amigo y colega —ejercicios no siempre emparentados—, y su capacidad intelectual como pensador de la política y la realidad internacionales, con un arraigado sesgo en pos de los altos intereses de la Argentina que, aunque a veces no parezca y duele, sin duda están ahí y son merecedores de nuestros mejores esfuerzos. Capacidad que también mostraba, apareada a su generosidad, para apreciar las ideas de otros, coincidieran o no con las suyas.
Su desempeño a cargo del Comité de África del Norte y Medio Oriente en el CARI —Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales— brindó efectivo y duradero testimonio de lo que afirmo.
Había pensado comenzar este recuerdo diciendo que con Luis Mendiola se nos fue uno de esos raros colegas con quien podía hablarse de algo que no fuera golf, recepciones, puestos por un motivo u otro apetecibles, curvas femeninas, ascensos o promociones, sin desmedro al afecto personal por todos los colegas, administrativos y empleados locales con quienes me ha tocado compartir servicio, pero decidí que eso habría disonado con su bonhomía y discreción, recordando mi habitual respuesta a las damas que tildaban el elogio que les dirigía de ‘diplomático’: en realidad los diplomáticos estamos si acaso obligados por cortesía a no ser desagradables, pero no a ser agradables, así que lo que le digo es porque lo pienso.
Como pienso todos y cada uno de los retazos que con todo afecto dedico a tu memoria, colega y amigo que ya extrañamos.
* Diplomático retirado. Fue Encargado de Negocios de la Embajada de la República Argentina en Marruecos (1998 a 2006). Ex funcionario diplomático en diversos países árabes. Condecorado con el Wissam Alauita de la Orden del Comendador, por el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, M. Benaissa en noviembre de 2006). Miembro del CEID y de la SAEEG.
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Deseo sumarme al reconocimiento y homenaje que mi amigo Juan José Santander le ha tributado a Luis Domingo Mendiola, a quien conocí hace muchos años cuando él era Director de África Subsahariana de la Cancillería Argentina. A partir de allí compartimos muchas charlas informales y otras formales en el marco de la Cancillería y como miembros del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales). Recuerdo que una vez me dio un consejo que he guardado y aplicado en el resto de mi vida profesional. Me consta del aprecio que me tenía porque no solo me lo ha dicho él en persona sino porque se lo ha transmitido a otros: con esto quiero destacar su sinceridad y su calidad y calidez humana. Por esas virtudes expuestas aquí para honrar su memoria, de las cuales puedo dar testimonio, por su Fe como creyente, tengo la certeza de que ya se encuentra al lado del Señor, quien nos da memoria para nunca olvidar a quienes dejaron su huella en el tránsito por este mundo.