F. Javier Blasco*
Solemos decir, porque resulta ser casi siempre cierto, que el tiempo corre mucho. Que las cosas pasan a una gran velocidad y que la llegada de los sucesivos aniversarios nos suele sorprender casi siempre por la celeridad con lo que lo hacen. Sin embargo, aunque muchas veces parezca que fue ayer, en algunos casos y por circunstancias no muy fácilmente explicables, el mismo periodo de tiempo en otros contextos discurre muy lentamente; tanto, que parece que el tramo transcurrido haya sido dos o tres veces el que realmente ha pasado.
Esto es lo que aparentemente nos sucede a muchos con los tristes acontecimientos de Barcelona y Cambrils. Dos ciudades españolas que, ahora hace justamente un año, fueron azotadas por el terrible e indiscriminado zarpazo del terrorismo yihadista y que, por causas no muy bien explicables ni explicadas, supusieron el aldabonazo de salida de hechos de mayor envergadura y totalmente ajenos al tema en cuestión. Ha transcurrido sólo un año de aquellos hechos y, al menos personalmente, me parece que ha pasado mucho más tiempo.
Atentado en Barcelona, 2018.
Al preguntarme el porqué de esta sutil diferencia en la apreciación de los tiempos pasados, sólo encuentro una respuesta plausible a todo ello. Son tantas las cosas ocurridas, tan pocos los aciertos, muchos los errores y tantísimas las situaciones ―clasificadas como mínimo de estrambóticas― que hemos tenido que vivir, compartir, sufrir y hasta soportar los españoles en tal periodo de tiempo; que este año, al menos a mí, se me ha hecho interminable.
Para empezar, la misma gestión política y policial cercana y posterior a los atentados y para la búsqueda y captura de sus instigadores y perpetradores dejó mucho que desear[1]. Pronto surgieron muchas dudas y bastantes voces se alzaron inconformes con la gestión y el intercambio de información entre las diferentes fuerzas policiales en España por mucho que algunos de aquellos responsables y los gobiernos centrales y autonómicos hayan querido echar tierra sobre este punto. Inconformidades políticas, que pronto trataron de ser escondidas bajo la bandera de un inventado ataque contra el independentismo y tras la muy española costumbre de echar todas las culpas a la otra parte, aunque no hubiera tenido ocasión de participar en los hechos o sus posteriores consecuencias. Aunque algunas, hoy mismo, siguen ocupando una prioridad en las declaraciones y pensamientos de muchos responsables actuales.
Las mencionadas malas gestiones por parte de las autoridades regionales y la muy cuestionada capacidad de la policía catalana; así como su dramática y definitiva resolución de no dejar vivo a ningún actor o implicado testigo ―salvo el que sobrevivió a la tremenda explosión en Alcanar la noche anterior[2]― dieron paso a falsos testimonios, coberturas inéditas, precipitadas o muy cuestionadas condecoraciones y graves salidas de tono.
Por lo que veo, aún persisten en estos días cuando al cumplirse un año de tales eventos, se ha pretendido usar dicho aniversario como un acto de reconocimiento y agradecimiento a las autoridades y fuerzas policiales cosa que, de forma aparente, amable e inteligentemente han rehusado los implicados. Además, el propio ex presidente Puigdemont, acaba de hacer unas escabrosas declaraciones culpando de los atentados a la falta de información de la Guardia Civil y del CNI a los mossos para que estos fracasaran. La vuelta a la tortilla, tal y como suele hacer este elemento en todo lo que le atañe a su persona y responsabilidades. En cualquier caso, o las renuncias a ser homenajeados eran muy débiles o las ganas de hacerlo eran muchas y hemos presenciado varias de ellas.
Situación aquella originaria, que se cerró en falso y se aprovechó para realizar, en su lugar, un acto totalmente programado de exaltación al independentismo y desprecio a España y a su Jefe de Estado, bajo la cobertura de una manida y bien calculada manifestación popular que, “oficialmente” se enmarcaba el 27 de agosto[3] en un acto de afecto y apoyo a las víctimas en Cataluña.
Posteriormente, a la vista de que los “ultrajes habían salido gratis” y con las experiencias de años anteriores en procesos similares, las autoridades catalanas ―tanto en su gobierno como en el parlamento― comenzaron una frenética actividad encauzada y claramente dirigida a dar un paso más en un proceso llamado “de desconexión” con el resto de España. Los pasos dados eran más valientes y profundos que los de 2014 y por tanto claramente anticonstitucionales y fuera de toda lógica o ley seria.
Los independentistas y separatistas catalanes, apoyados directa o indirectamente por los populistas procedieron el 6 y el 7 de septiembre a la votación (en urna para no ser identificados), aprobación y publicación de dos leyes ―la Ley de referéndum a celebrarse el 1° de octubre y la Ley de transitoriedad― que nadie podía tomarse en serio salvo, aquellos “extraterrestres” que saltándose a la torera toda lógica, sólo veían en sus leyes el orden, el respeto y la legalidad aunque estas fueran totalmente en contra del orden constitucional previamente establecido para España y aprobado en su día (1978) por todos los españoles ―por cierto, de forma mayoritaria por los ciudadanos catalanes―[4]. Tanto el gobierno como el Tribunal Constitucional (TC), como ya veremos con más detalle, reaccionaron con celeridad y ambas leyes fueron anuladas y suspendida la convocatoria de referéndum para la independencia del 1-O.
La mencionada manifestación a finales de agosto no fue más que un ensayo de lo que ocurriría el 11 de septiembre, día de la Diada (Fiesta nacional de Cataluña) donde todos pudimos comprobar que los ánimos se estaban caldeando mucho y las cosas no apuntaban a nada bueno.
Se sabe que España no suele ser tierra de grandes compromisos y acuerdos internos. Tenemos unos partidos políticos que aprovechan cualquier coyuntura, incluso las más graves y comprometedoras, para hacer leña del árbol caído y tratar de sacar réditos partidistas o electorales. No iba a ser menos en esta ocasión, a pesar de ser la segunda situación de auténtica gravedad ―segundo golpe de Estado― tras el que sufrimos, sin graves consecuencias personales, a manos de ciertos exaltados militares el 23 de febrero de 1981.
El entonces presidente del gobierno, Mariano Rajoy, persona caracterizada por su gran dificultad para la agitada movilidad, salvo cuando se dedica a dar sus paseos matinales, decidió tomar esta situación con auténtica calma, esperar a que las aguas volvieran por sí mismas a su cauce y esperó ―aunque real y legalmente no era necesario― a que el resto de partidos llamados constitucionalistas (PSOE y Ciudadanos) compartieran sus temores y pesadillas, despertaran en sí mismos su compromiso con España y acudieran en apoyo del gobierno de forma plena y desinteresada.
No era la primera vez en la que recientemente España volviera a afrontar ofensas y situaciones de intentos de secesionismo por parte de las propias autoridades y gobiernos autonómicos; los vascos en su día, aunque con menor intensidad y calado[5] y, más recientemente, los catalanes. El nunca reconocido oficialmente referéndum y espuriamente llamado “proceso participativo sobre el futuro político de Cataluña” (conocido por el numerónimo 9-N) fue un proceso llevado a cabo en noviembre de 2014 por el entonces presidente de la Generalidad, Artur Mas y planteado como un plebiscito y alternativa a la negativa estatal sobre un referéndum legal sobre la autodeterminación en Cataluña. Proceso que, inmediatamente, fue recurrido por el gobierno ante el TC y fue derogado por dicho tribunal en su totalidad o aplicación.
Desde mi humilde punto vista, creo que el proceso, sus orígenes, causas, evolución, celebración y participación no fueron tomadas por el propio gobierno con la necesaria seriedad y gravedad que exigía la situación. Se resolvió con la mencionada decisión del TC sobre la nulidad del mismo y una especie de pantomima legal, en su mínima expresión, en la que se acusó a Más y a algunos de sus más inmediatos colaboradores solo de los delitos menores cometidos por ellos, entre otros muchos y de mayor gravedad.
Como consecuencia de aquella charada, a los promotores y responsables se les impuso unas irrisorias penas de multa económica e inhabilitación para cargo público durante unos pocos meses. Lo más lacerante, para el resto de los españoles y gran acicate para los secesionistas catalanes fue que ni la fiscalía ni el tribunal competente se plantearon atender a las lógicas reclamaciones de las acusaciones particulares sobre delitos mayores como la muy necesaria y suficientemente probada malversación de fondos públicos. Tuvo que venir más tarde el Tribunal de Cuentas para poner de manifiesto dicha malversación. El problema estriba ahora en el alcance de las atribuciones de este otro tribuna[6], por lo que las penas impuestas por él son de otro y menor calado.
Como consecuencia de aquellas tibias actuaciones, aquí tenemos al Señor Más, fuera de todo cargo oficial pero rondando todos los pasteles cual mosca golosa y formando parte, clara o un poco a la sombra, de los comités organizadores de todo tipo de actos rebeldes he invitado de honor en todos los actos o eventos de afrenta a España, su Constitución y al resto de los españoles.
Puede decirse, sin temor a graves equivocaciones, que el propio proceso de 2014, el haberlo cerrado en falso y la incomprensible, sutil y blanda forma de tratar juzgar a sus máximos responsables fueron los que constituyeron la semilla de lo que, años más tarde, hemos vivido en Cataluña en particular y en España en general; de aquellos polvos vienen estos pesados y pegadizos lodos. Reaccionar más tarde, con una mano mucho más dura ante hechos similares podría ser tomado como revanchismo y muy mal visto externamente. Fue, precisamente, dicho punto el que precisamente se ha tratado de exagerar y trasladar por los independentistas y separatistas a nivel local, nacional e internacional en búsqueda de todo tipo de simpatías y no pocos apoyos legales y políticos.
Volviendo al relato de hechos más cercanos, el gobierno continuaba vacilando en su necesaria y obligada toma de decisiones de calado y profundidad y mostraba muchos titubeos[7]. Como ya se ha mencionado, la oposición ―oficialmente más cercana al mismo― adoptó una increíble y vil postura, muy poco sincera, totalmente ajena a los intereses de España y en busca de réditos propios a base de dilatar las decisiones del gobierno, ponerle trabas de todo tipo ―incluso legales―, poner en duda la eficiencia de los mecanismos del Estado para afrontar estas situaciones[8], procurar navegar entre dos aguas, exigiendo actuaciones muy edulcoradas y poco o nada efectivas y teniendo más en cuenta en sus actuaciones la obtención de los mayores réditos posibles para próximos procesos electorales que esforzarse en acotar y acogotar la labor y movimientos ilegales del gobierno y otras autoridades o estamentos oficiales catalanes.
En definitiva, ninguno de aquellos dos partidos apoyó sin fisuras al gobierno, la Constitución, su mandato y la fuerte aplicación de la Ley. También, debo decir, que el propio PP, debido a la forma tímida o más bien temerosa de actuar ante graves situaciones de crisis, se sintió satisfecho con el bodrio logrado entre todos e incluso le supuso un cierto alivio, ya que no quería ser acusado de totalista y para poder escudarse en los demás, si las cosas salieran mal.
El resto de partidos, nacionalistas, separatistas, populistas y filo terroristas se frotaban las manos al entender que ante tal situación de potencial descalabro, más tarde o temprano, algo ganarían y comenzaron sus preparativos para adoptar un mayor protagonismo en breve tiempo. Todo se movía, en todos los sentidos, aunque el ruido que se hacía no era mucho pero si bastante insistente. En cualquier caso, era el suficiente para que un buen analista o un avezado experto en inteligencia interna dedujera que algo gordo podría pasar; muchos lo pensaban, menos al parecer el propio gobierno, que contaba con todos los medios de inteligencia y análisis a su servicio.
La situación se fue complicando a lo largo del mes de septiembre tras diversas medidas políticas y judiciales tomadas sobre la Generalitat y los poderes transferidos a la misma. Se sucedieron casi a diario y la situación estuvo a punto de desbocarse en varios momentos, sobre todo cuando se adoptó la decisión de intervenir las cuentas de la Generalitat el mismo 15 de septiembre. El 20 del mismo mes las investigaciones policiales llevaron a la detención de varios cargos políticos catalanes y al registro de determinados organismos oficiales dando lugar a un “levantamiento” en toda regla frente a dichos locales con el secuestro durante horas de agentes judiciales y elementos de protección de la Guardia Civil. Un acto vandálico que acabó con el destrozo total de los medios de transporte de la escolta y el robo momentáneo de sus armas largas, depositadas en los mismos aunque, desde el primer momento, se pretendió y pretende vender interna y externamente como totalmente pacífico y dentro de la tan manida libertad de expresión.
Como consecuencia de lo anterior, el 22 de septiembre la Audiencia Nacional esgrimió el delito de sedición contra los cabecillas civiles de las revueltas y el 23 se asumió el control de los mossos por parte del ministro de Interior. El 27 de septiembre el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ordenó el cierre de todos los locales donde se previera celebrar el referéndum del 1-O. El 28 se reunió la junta de coordinación bajo la presidencia “ficticia” de Puigdemont y se incautaron millones de papeletas y sobres electorales en diversas imprentas industriales y el 29 el Govern acredita para votar a 5,3 millones de personas en 2.315 centros en Cataluña, con un dispositivo de 6.249 mesas y 7.235 personas implicadas para la celebración de la consulta ilegal. El conseller de la Presidencia, Jordi Turull, ha asegurado que “el domingo se votará”, entre las 9 y las 20 horas. Todo este rápido relato de los sucesivos y diferentes pasos, acciones y reacciones, supuso que se generara mucha tensión a nivel local, nacional e internacional.
Resaltar y no olvidar que la noche del día 30 la mayoría de los lugares y colegios designados para la votación ilegal fueron “ocupados” por catalanes separatistas escudados en sus hijos menores de edad con el pretexto de realizar “actividades extraescolares nocturnas”. Los mossos acudieron a la mayor parte de ellos por parejas y muy amistosamente, tomaron nota y sólo les “advirtieron verbalmente” de que no se podría realizar ningún acto ilegal. Toda una farsa para evitar que el juzgado de Barcelona a cargo de las actuaciones, sospechase cualquier tipo de actuación ilegal.
Como resumen y análisis del párrafo anterior, se puede asegurar que tras aprobarse por su cuenta la celebración del referéndum, a pesar de que el TC lo hubiera declarado ilegal y que el gobierno de España asegurara hasta la saciedad que el mencionado referéndum del 1-O no se iba a celebrar, los acontecimientos se sucedieron aderezados por la pasividad e incluso connivencia, en muchos casos de los mossos ante los necesarios movimientos en la calle y “colegios electorales”. Además, en muchos de ellos, se mostró una inusitada violencia individual y colectiva ―claramente dirigida por las diferentes ramificaciones políticas del gobierno de la Generalitat que esperaban pertrechados la llegada de las FCSE―, violencia que fue en aumento y encaminada a envalentonar los necesarios apoyos ciudadanos a participar con sus votos en la senda del separatismo.
De nada valió que se incrementase en mucho la presencia y actividad de las FCSE principalmente en unidades de investigación y antidisturbios, ni tampoco el haber creado una comisión de coordinación de todas las fuerzas policiales participantes bajo la dirección de un representante del Estado ―que pronto se mostró era totalmente falsa por parte de los mossos y políticos catalanes integrados en la misma―, así como haber logrado previamente determinadas requisas de material.
Tampoco amedrentaron en nada las muy aparentes, aunque extrañas, medidas y órdenes judiciales para impedir que el referéndum se celebrara (todas ellas incumplidas). A pesar de todo lo anterior, el mal llamado referéndum se celebró, aunque no de forma oficial, con poca, algo o mucha violencia, según los casos, por parte de los encargados de mantener las mesas y con ninguna de las mínimas garantías que en cualquier proceso electoral ―incluso en una votación de comunidad de propietarios― se debe cumplir.
Todo el mundo votó donde y cuantas veces quiso, sin censo y sin control alguno ni en el propio proceso ni el sistema de recuentos pero, a pesar de todo ello, sus instigadores y gran parte de la muy previamente preparada y totalmente manoseada opinión internacional dieron su falso resultado por válido y hasta por legal.
A lo largo del 1-O se realizaron una serie de paripés: se engañó a las fuerzas policiales del Estado, se montaron diversos disturbios ad-hoc, muchos simulacros de agresiones policiales y se cayó en una sucesión de graves errores policiales, de inteligencia, políticos, jurídicos, sociales y de comunicación. El parto, se había realizado; ejecutado en gran y casi irreparable daño y explotado al máximo el follón internacional dejando, tal y como se pretendía, la imagen de España, nuestros políticos, jueces y FCSE a la altura del país menos calificado del mundo en capacidades y aplicaciones democráticas. Un total desastre de gestión de todo tipo, un gran fallo político, social, policial, judicial, de inteligencia, diplomático y sobre todo de contra información. Peor no se pudo gestionar[9].
Para completar la salsa de esta macabra ensalada, la mayor parte de los medios de comunicación nacionales se unieron a los malintencionados o grata y previamente agasajados y ―pagados medios extranjeros en la difusión de todo tipo de noticas e imágenes muchas falsas y otras de eventos anteriores y hasta no españoles― que sumieron a toda España en la máxima desolación e incomprensión. Situación ésta que fue la mayor semilla que provocó la activación del más importante cáncer que propició el absoluto declive de Rajoy y de su gobierno. Fenómeno éste que, como todos bien sabemos, fue muy bien aprovechado por los socialistas en la moción de censura presentada a finales de mayo por su, entonces, decreciente secretario general, Pedro Sánchez. El hombre que, directa e indirectamente, más influyó en que las medidas del gobierno fueran lo más cortas en el tiempo e ineficaces posibles para asegurarse el fracaso de la gestión de dicha situación, como así ocurrió. Sus actuaciones no fueron improvisadas, respondían a un plan a medio plazo que nadie, con responsabilidad para ello, supo o no quiso desenmascarar[10].
Algún día, si la historia lo permite y hay voluntad política para ello, habrá que levantar todas las alfombras y abrir las cloacas sobre este caso ―que supuso un verdadero, muy bien calculado y engrasado golpe de Estado realizado por los políticos en nombre de su “Democracia” en un país plenamente garantista y democrático ante la cuasi pasividad internacional― y se pueda analizar en detalle que es lo que verdaderamente pasó, quiénes tuvieron las mayores responsabilidades en aquello, cómo se llegaron a coordinar los separatistas tan detalladamente y, lo que aún es más importante, tratar de descubrir cuáles fueron los verdaderos motivos ocultos, si los hay, que les llevaron a esto, solos o junto a otros actores internos o externos a apoyarlo directa o indirectamente. Espero que no nos pase como lo que ocurrió con el (aún no esclarecidos atentados…) todavía esclarecimiento de los atentados del 11-M en Madrid.
La olla estaba ya a mucha presión; algo debía ocurrir para que las cosas se decantaran en un sentido u otro y, por sorpresa, el día 3 de octubre, Su Majestad el Rey, como Jefe del Estado, se dirigió a toda la nación en un discurso muy claro y ejemplar[11]. Discurso, que, como buen líder que se supone que es, además de poner negro sobre blanco su papel como tal y los términos legales y reales de la situación, marcó claramente las tareas y el camino a seguir para los tres poderes del Estado, con un marcado acento hacia los poderes legislativo y ejecutivo. Discurso que, como es lógico. no cayó nada bien entre gran parte de la sociedad civil y política catalana y sólo por este hecho se le ha hecho merecedor de sucesivos ataques, muestras de desagravio y feos institucionales de muy baja estofa. Ataques que, por cierto, ninguno ―aunque algunos fueron muy graves y denunciados― ha sido juzgado como tal. Todos ellos sobreseídos, al entender los diferentes tribunales implicados que, de nuevo, es parte de nuestro acervo y forma de ser muy popular y del elevado sentido e importancia que nuestra legislación y judicatura le da a la “Libertad de Expresión”.
Envalentonados por el aparente “éxito” interno y externo de sus gestiones y mentiras, tras muchos tiras y aflojas, presiones por diferentes bandos y operaciones vacías de contenido real, el 10 de octubre el todavía presidente de la Generalitat, Puigdemont declaró unilateralmente la independencia (DUI) de Cataluña en forma de república[12]. Fue la declaración más efímera de toda la historia mundial y fue tan rara que, hasta él mismo, ha tardado mucho tiempo en reconocer que se produjo efectivamente.
En un juego de acción-reacción o como consecuencia de procesos políticos y judiciales independientes, aunque realizados en paralelo, el 16 de octubre la juez de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, encarceló a los líderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, y de Òmniun Cultural, Jordi Cuixart, por sedición. El 17 octubre el TC considera nula, por inconstitucional, la ley del referéndum catalán de independencia del 1° de octubre.
Las reacciones de la “población catalana silenciada o silente” durante la mayor parte de este proceso y con ciertos apoyos del resto de España dieron lugar a diversas manifestaciones en apoyo a España, su indisolubilidad, la unidad entre los españoles y el respeto a la Constitución. Manifestaciones, de entre las que cabe destacar la multitudinaria celebrada el 9 de octubre[13], aunque también provocaron sus correspondientes reacciones por parte de los separatistas.
Desde aquella demostración nacional, muchos hogares en toda la geografía de España colgaron sus banderas nacionales en un acto espontáneo que jamás había ocurrido ni siquiera tras las pocas glorias deportivas nacionales. De hecho, en muchos de los hogares tuvieron que comprar su bandera ya que ni siquiera tenían una guardada en sus armarios. Ahí han quedado, la mayoría un tanto deslucidas por el paso del tiempo y otras muchas retiradas tras unos días de euforia.
Los crecientes malestares políticos y sociales en España, el claro, tajante y apremiante mensaje del Rey, la involución a peor de los acontecimientos tras tantas concesiones a unos y a otros y las demasiadas trágalas con los catalanes y los partidos autodefinidos como constitucionalistas y sobre todo con el que poco tiempo atrás se demostró ser el más peligroso “aliado del gobierno, el Señor Sánchez ―que le exigió a Rajoy cosas que este nunca le debió conceder, como no ejercer el control de los medios de comunicación oficiales catalanes― obligaron a que por fin el 21 de octubre, el Señor Rajoy, Presidente del Gobierno, en función de sus atribuciones, oído el preceptivo parecer del Consejo de Estado y tras la aprobación de su plan por mayoría absoluta en el Senado, se decidió a la aplicación del Artículo 155 de la Constitución española en Cataluña y sobre sus autoridades aunque como pudimos luego comprobar bajo la modalidad de muy corto alcance y menor intensidad. En cualquier caso, muchos pensamos que estábamos ante una situación que yo llegué a definir como “las dos Españas”[14] y durante varios días pasé una gran vergüenza.
La anunciada maniobra de convocar elecciones en un plazo de seis meses en Cataluña[15], sirvió de poco como pensábamos algunos, pero cogió por sorpresa a todos los implicados en un bando y en otro y sobre todo acalló al más cambiante, impaciente y nefasto de los socios que jamás uno puede buscarse para formar o mantenerse en un gobierno; el Señor Rivera líder de Ciudadanos, quien desde el mismo momento de dicha decisión puso manos a la obra a todo su partido para la búsqueda de votos contra viento y marea y sin analizar las consecuencias que iba a tener el desprestigiar y desnudar a sus “compañeros de viaje” como luego ocurrió. Sánchez también tuvo que adaptarse a esta decisión tan temprana, porque estaba bien claro, que no la esperaba en absoluto.
Definitivamente, los hechos se sucedieron y precipitaron totalmente como consecuencia de que el 27 de octubre el Parlament declarara la independencia de Cataluña. Rajoy cesó a Puigdemont y al Govern y ―en un aparente golpe de efecto, pero de muy escasa eficacia como posteriormente se vio―, convocó elecciones para el 21 de diciembre en aplicación de los poderes que le otorgaba el artículo 155. Decisión que acortaba aún más el escaso plazo de tiempo que los constitucionalistas se habían dado para la celebración de dichas elecciones. El 28 de octubre la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, asumió las competencias de la Presidencia de la Generalitat. El 30 octubre la Fiscalía se querelló contra Puigdemont y el resto del Govern por rebelión, sedición y malversación. Puigdemont, conocedor de dicha noticia, decide “viajar” a Bruselas y huye de España acompañado de cinco exconsejeros. El 2 de noviembre se determina la prisión incondicional sin fianza para Oriol Junqueras y siete exconsejeros y con fianza de € 50.000 para el exconsejero Santi Vila. El 8 de noviembre el TC anula la DUI. El 9 de noviembre la expresidente del Parlament, Carme Forcadell y los miembros de la Mesa acatan el 155 y dan valor simbólico a la DUI. El 24 de noviembre el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, asume la causa contra el Govern y los líderes de ANC y Ómnium. El 1° de diciembre los ocho ex consellers y los líderes de ANC y Òmnium acatan ante el juez del Supremo la Constitución y la legalidad vigente, así como la aplicación del artículo 155. El 5 de diciembre arranca la campaña para las elecciones autonómicas del 21 de diciembre. Mientras tanto y como primera consecuencia ―esta situación provocada por unos insensatos, que en privado y hasta en público afirmaron no saber lo que hacían o hacerlo a modo de broma― costó una millonada (casi € 30.000 millones) a los recursos y depósitos económicos de y en Cataluña[16].
Desde que se supo la fecha de las elecciones, los partidos constitucionalistas se lanzaron a una aún mayor desenfrenada carrera para arañar el mayor número de votos posibles y, uno en concreto, Ciudadanos, de nuevo y al oler sangre, no dudó en poner todo tipo de trabas, zancadillas o echar todo tipo de basuras, embustes y medias verdades sobre sus “compañeros de viaje”. Hecho este muy irreflexivo e inútil porque, además de no servir para nada tangible, sólo valió para que se rompiera la endeble cohesión del grupo constitucionalista. Mientras que, por parte de los independentistas y separatistas, si bien cada uno hizo su propia campaña e incluso la CUP amagó con no presentar candidatura a los comicios, siempre se dibujaba un horizonte de cohesión y apoyos mutuos cualesquiera que fueran los resultados finales de dicho proceso electoral.
El 21 de diciembre, tal y como estaba previsto, se celebraron las elecciones regionales con la victoria de Ciudadanos por lo que se convirtió en la primera fuerza política en Cataluña, pero su triunfo no evitó una mayoría parlamentaria del bloque independentista[17]. Los comicios, pese a las mencionadas dudas iniciales que suscitaron para algunos partidos políticos, registraron un récord histórico de participación con el 79,04%.
Nos hemos pasado parte del final de 2017 y lo que va del año 2018 distrayendo a las opiniones públicas nacionales y extranjeras con una serie de actos propios de auténticas películas de agentes secretos o comedias sobre temáticas judiciales. Manifestándonos en pro y en contra del proceso, jugando al gato y al ratón, empleando espías o guardaespaldas no muy legales, retorciendo las leyes y la Constitución, montando costosos garitos en países extranjeros, plagando Cataluña y otras ciudades extranjeras de lazos, lacitos, lazasos o cruces amarillas en una bobalicona representación de injusticia legal en la que se afirma que en España hay presos políticos y no políticos presos, dando inútiles ruedas de prensa, editando órdenes europeas de detención o eurórdenes, provocando falaces detenciones, juicios en paralelo, puestas en libertad, reiterados retiros de dichas órdenes y hasta denunciando fuera a nuestros jueces y tribunales para que estos sean puestos en tela de juicio o impropiamente juzgados por tribunales extranjeros.
Un completo espectáculo que, a pesar de las banales apariencias, ha servido para poner de manifiesto un grave fallo de la jurisprudencia europea, la poca o la mucha determinación de algunos jueces o tribunales de poca monta y hasta de partidos políticos extranjeros para inmiscuirse en asuntos propios de España que no le debían afectar en absoluto y, lo que es peor, como acicate a las fuerzas independentistas sobre la idoneidad de las bases legales de sus aventuras, o al menos, como prueba de la hipotética exageración de nuestros responsables en aplicar justicia.
Mucho me temo, que este vodevil jurídico, político y mediático no ha terminado todavía y dada la oportunista forma de entender las cosas de Sánchez y las muchas deudas que este tiene contraídas con los separatistas, pronto veremos a España y sus jueces sentados en banquillos de extraños tribunales internacionales sobre derechos que siempre fallan en favor de los más extraños y peculiares delincuentes o de países que estando francamente a mucha distancia de España en valores y modos democráticos, se empeñan en meter las narices en asuntos que no son de su incumbencia ya que cuentan con letrados y abogados que son verdaderos especialistas en defender a terroristas y lo más granado de las peores clases políticas escarbando entre los más profundos resquicios de determinadas leyes caducas, poco o nada entendibles ni claras o fuera de sentido[18] [19].
Estamos a la espera de que se celebren los correspondientes juicios a los diferentes activistas políticos ya encausados; posiblemente será para este otoño, eso si el gobierno actual, siguiendo una incomprensible pero recalcitrante manía socialista de romper todo lo que funciona o ya está consensuado con las fuerzas políticas más importantes, no mete sus narices ―a través de la Fiscalía General del Estado― y hace que de nuevo “las togas de los letrados se manchen con el polvo de los caminos” en aras de contentar a los separatistas e independentistas en busca de arrimarlos a ese bálsamo que según, Sánchez, lo cura todo; la nación de naciones o una España federal asimétrica. Lo veremos en breve.
En clave política interna, no hemos estado menos sorprendentes. Sobre la base de las erráticas políticas de Rajoy sobre el tema catalán, su enorme confusión, el grave error al no saber ver las verdaderas intenciones de Sánchez al “apoyar” al gobierno en la conducción de dicha crisis y un comentario, fuera de contexto, inoportuno y de muy poca apariencia legal de un juez de clara y muy conocida tendencia progresista, incluido en una sentencia, aún no firme, sobre determinadas financiaciones ilegales del PP en unos comicios locales en dos ciudades de la Comunidad de Madrid. Sánchez se inventó una trama e irresistible angustia nacional tan apabullante y falsa que ni siquiera él ni sus más próximos allegados y colaboradores creyeron en ella. Dispararon sin prepararse, sin apuntar y con los ojos cerrados pero dieron en el blanco.
A principios de junio hemos vivido uno de los procesos que, aunque legales, nadie debe recurrir a ellos por el peso de la carga que los compromisos contraídos con los que te apoyan en dicha aventura suponen para tu propio partido muy democrático y fundamentalmente para el resto de España[20].
Cuando Rajoy se encontraba feliz y contento de haber aprobado los presupuestos generales para 2018 y se aprestaba a hacerlo con los del 2019, tras el “apoyo” tremendamente interesado y al más puro estilo de Judas Iscariote por parte del PNV y a pesar de que la incómoda mosca borriquera llamada Rivera seguía tratando de molestar e incluso provocar una grave hinchazón con sus picaduras sobre la corrupción; aparece Sánchez con muy vanos argumentos en los que basar su moción de censura “constructiva”. Sin plan, ni programa ni presupuesto y solo con la intención de hacerse con el sillón de la Moncloa al precio que sea[21] y mintiendo sobre el periodo de efectividad de su gobierno, escondió sus verdaderas intenciones que eran, como buen amante de ello, gozar de todos los lujos, privilegios y mamandurrias que pueda sacar al cargo y aprovecharlo para, de paso, colocar a todos sus amiguetes, familiares y allegados.
Aquí estamos con un gobierno que vive de golpes de efecto y al que a pesar de haberse formado a toda prisa, sin formación previa y por aluvión, algunos se apresuraron a calificar de “estrella”; aunque yo no veo que luzcan otras cosas más que sus muchos errores, declaraciones contrapuestas y muchas precipitaciones. Actuaciones estas que, algunas serán pronto borradas de la memoria de los españoles por inapropiadas o claramente fruto de un calentón político de personas precipitadas e inexpertas; pero, otras como el tema de la guerra sin cuartel al Diésel, sin fijar alternativas, plazos, compensaciones y salidas, pueden, nada más llegue el otoño, provocar un desplome gravísimo en la industria directa o indirecta del automóvil española —uno de los grandes pilares de nuestro PIB— y del comercio interno y externo del ramo; amén de dejar a una inmensa de españoles con cara de bobo, si se me permite dicha expresión, tras haber sido dirigidos durante muchos años a la compra de un producto subvencionado y por ello más barato, que ahora, en breve será combatido hasta erradicarlo.
Otros aspectos importantes para la vida social española como la reforma laboral, el mantenimiento del sistema de pensiones, la reforma y modernización de la educación, el tema salarial, las coberturas reales de la seguridad social y el sistema de financiación regional entre otros, ya han quedado aparcados para otra legislatura por entender el gobierno, que a pesar de estar dispuesto a permanecer —contra viento y marea y con tan poco escaños propios reales— hasta agotar la legislatura, no tienen el suficiente tiempo para llevarlos a cabo. Es por esto por lo que yo no veo donde está la tan cacareada estrella.
Aparte del tema financiero, la educación y las pensiones, hay dos temas muy preocupantes que también son fruto de la improvisación y especial forma de aparentar de nuestro flamante presidente, el tema de la inmigración y, de nuevo, las relaciones con Cataluña. En ambos temas el gobierno con su presidente a la cabeza se han lanzado a la piscina sin comprobar antes si existe agua y cuál es el calado de esta en el caso de que hubiese algo de ella.
Mucho me temo que las innecesarias precipitaciones en ambas, solo serán motivo de problemas para el gobierno, para España y los españoles. Son temas muy importantes y graves como para ser tomados a la ligera. No se puede pretender que con llegar con cara de listo y de un plumazo, aunque con aparente buena voluntad, tratar de arreglar grandes y graves problemas muy enraizados y atorados en el tiempo y las costumbres. Ninguno de ellos se acaba con soluciones de aliño pasajero o provisionales. Tampoco se pueden afrontar de forma unilateral, contando con tan pocos escaños y con los “variables e interesados apoyos” de aquellos que solo sueñan con partir España.
Para cercarse a la solución de estos últimos grandes temas, hay que llegar a grandes consensos con políticas de Estado para asegurar una continuidad. Sería increíble que Sánchez pensara que él, los independentistas, los populistas, los separatistas y los filoterroristas son los que tienen la llave del futuro, el progreso y la paz social en el conjunto de España. Si, a pesar de todo ello, lo consiguiera; yo estaría dispuesto a creer en todo tipo de milagros.
Ha pasado un año solo de aquellos primeros importantes hechos en Cataluña. A pesar de tantos intentos para formar gobiernos democráticos, no se ha resuelto nada, ni veo que esté algo en vías de solución. Pero sí veo algunas cosas muy alarmantes; las propias víctimas acaban de declarar estar cansadas, abochornadas y dejadas de lado por los políticos y sus intereses; a SM el Rey se le sigue, incluso hoy mismo, ultrajando en Cataluña y tiene cada vez más y mayores dificultades para aparecer por aquellas tierras en el ejercicio de sus funciones; es más, cuando lo hace o se le esconde en propiedades privadas —aunque sea para actos oficiales— o en segundas filas y solo le recibe el Delegado del gobierno para que no cobre el protagonismo que se merece y los políticos separatistas o contrarios a ello aprovechan estos actos —que tanto les cuesta consensuar— para azuzar a sus masas tal y como se ha visto hoy el Barcelona[22]. Pero, lo que si tengo claro es que se han sucedido demasiadas cosas en todos los planos políticos, judiciales, policiales y sociales nacionales y extranjeros; tantas que me parece haber sido de varios lustros el periodo de tiempo transcurrido. Será porque todo esto es muy cansino; porque casi nada de ello nos parece bien o porque es siempre más de lo mismo. El tiempo, a pesar de que corre y mucho; de un año a esta parte y en lo referente a Cataluña, no lo hace tanto.
NOTA del Autor
En cualquier caso, dado el número de políticos implicados y la complejidad del caso y por si alguien tiene interés particular en obtener más detalles de alguno de ellos, adjunto un link muy esclarecedor persona a persona de todos los implicados en este proceso en su día y la situación judicial en la que algunos de ellos se encuentra actualmente[23]
* Coronel del ET (retirado)
Artículo publicado en https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/hace-tan-solo-un-ano
Referencias:
[1] F. Javier Blasco. “Aciertos y errores frente a los últimos atentados en España”. 22/08/2017, <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/acierto-y-errores-frente-a-los-ultimos-atentados-en-espana>.
[2] Por cierto, punto clave y fundamental en el desarrollo de los hechos, ya que la explosión accidental de lo almacenado en dicho lugar, no sólo precipitó los actos del día siguiente en otro atentado de menor intensidad, sino que constituyó el primer error grave policial, ya que los mossos no le dieron importancia, rechazaron las dudas de la juez de guardia y evitaron que las avezadas narices de la Guardia Civil se dieran cuenta de que aquello no era una “casual explosión de gas en un centro de venta de drogas”. Se perdieron 17 horas decisivas para haber realizado cualquier tipo de acción preventiva y se pudieron haber evitado los atentados acaecidos.
[3] F. Javier Blasco. “Los atentados en Cataluña, sus mentiras, falacias y desviaciones”. 28/08/2017, <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/los-atentados-en-cataluna-sus-mentiras-falacias-y-desviaciones>.
[4] F. Javier Blasco. “¿Dónde estamos?”. Septiembre de 2017, <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/-donde-estamos>.
[5] “El Congreso rechaza el plan Ibarretxe por 313 votos en contra”. 20 Minutos, 02/02/2005, <https://www.20minutos.es/noticia/2637/0/ibarretxe/plan/soberanista/>.
[6] Sitio web del Tribunal de Cuentas, Funciones de Fiscalización y Enjuiciamiento, <http://www.tcu.es/tribunal-de-cuentas/es/la-institucion/regimen-juridico-y-economico/funciones/>.
[7] F. Javier Blasco. “Decisión para resolver”. 02/10/2017, <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/decision-para-resolver>.
[8] Famosa fue la expresión de Rivera, días previos, sobre el Art. 155 de la Constitución; alegando que era lo mismo que “intentar matar moscas a cañonazos”. Poco después, parecía que él era el inventor y único defensor de la aplicación del sistema.
[9] F. Javier Blasco. “Lecciones aprendidas del 1-O”. 08/10/2017. <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/lecciones-aprendidas-del-1-O>.
[10] Llegado a este punto y a la vista de actuaciones, declaraciones, nombramientos y ascensos fulgurante, destituciones fulminantes y otros tejemanejes políticos y sociales realizados en España en los últimos tres meses, no me atrevo a asegurar ni a descartar absolutamente nada de nada.
[11] “Texto íntegro del discurso del Rey a la nación sobre la situación en Cataluña”. EFE (Madrid), 03/10/2017, <https://www.efe.com/efe/espana/portada/texto-integro-del-discurso-rey-a-la-nacion-sobre-situacion-en-cataluna/10010-3398111#>.
[12] Miquel Noguer, Camilo S. Baquero. “Puigdemont prolonga la tensión con una secesión en diferido”. El País, 11/10/2017, <https://elpais.com/ccaa/2017/10/10/catalunya/1507624143_410500.html>.
[13] Àngels Piñol. “Masiva manifestación en Barcelona a favor de la Constitución y la unidad de España”. El País, 09/10/2017, <https://elpais.com/ccaa/2017/10/08/catalunya/1507444172_851999.html>.
[14] F. Javier Blasco. “Las dos Españas”. 22/10/2017, <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/las-dos-espanas>.
[15] Muchos pensábamos y más tarde se demostró, no era el plazo mejor para realizar un nuevo proceso electoral con todo el caldero en plena ebullición, el fuego instalado en las calles y los odios a flor de piel.
[16] “El referéndum ilegal provocó la espantada de 30.000 millones de Cataluña: el 16% de sus depósitos”. Okdiario, 15/08/2018, <https://okdiario.com/economia/2018/08/15/proces-provoco-espantada-cataluna-del-16-sus-depositos-casi-30-000-millones-2989955?utm_source=onesignal&utm_medium=notificacion>.
[17] Carlos Garcés, Virginia Hernández, Carol Álvarez. “Resultados de las elecciones catalanas en directo: Ciudadanos gana en votos y escaños; los independentistas suman mayoría absoluta”. El Mundo, 22/12/2017, <http://www.elmundo.es/cataluna/2017/12/21/5a3c30c2ca474108458b4604.html>.
[18] “Llarena pide el amparo al CGPJ por el “fraudulento ataque” contra él en Bélgica”. MSN, 15/08/2018, <https://www.msn.com/es-es/noticias/espana/llarena-pide-el-amparo-al-cgpj-por-el-“fraudulento-ataque”-contra-él-en-bélgica/ar-BBLY1co?ocid=spartandhp>.
[19] “El CGPJ ampara al juez Llarena ante el ‘ataque planificado’ a su independencia”. El Independiente, 16/08/2018, <https://www.elindependiente.com/politica/2018/08/16/cgpj-ampara-juez-llarena-ante-ataque-planificado-independencia/?utm_campaign=not&utm_source=not_web&utm_medium=navegador>.
[20] <https://www.elconfidencial.com/espana/2018-05-28/mesa-congreso-luz-verde-mocion-ana-pastor-rajoy_1570042/>.
[21] F. Javier Blasco. Quo vadis España. 28/05/2018, <https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/quo-vadis-espana>.
[22] Almudena Martínez-Fornés, Anna Cabeza, Jesús Hierro. “El Rey, a las víctimas del 17-A: «Estamos con vosotros»”. ABC (Casa Real), < https://www.abc.es/espana/casa-real/abci-victimas-17-a-estamos-vosotros-201808171134_noticia.html >.
[23] “Desafío independentista”. El País. <https://elpais.com/especiales/2017/referendum-independencia-cataluna/>.
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