Editorial de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Bolivia ha entrado en la cuarentena completa: todos deben permanecer en sus hogares las 24 horas durante al menos 14 días, después de los cuales probablemente se extenderá la medida porque nada hace pensar que hasta entonces se resuelva el mal del coronavirus
La decisión fue anunciada este sábado e implica que mercados y centros de abastecimiento abrirán hasta mediodía y que solo una persona por familia podrá salir a hacer las compras, que ojalá se haga una vez por semana en cada familia y no todos los días porque entonces veremos mucha gente por las calles. Farmacias, banca, fábricas y transporte de alimentos continuarán funcionando y atendiendo las necesidades de las personas. El transporte público y privado quedaron suspendidos.
Ahora lo que se necesita es que la población asuma por fin conciencia de la gravedad del virus y acate las restricciones, cosa que hasta ahora no ha estado ocurriendo. Se ha visto una actividad muy intensa durante las horas permitidas de circulación y en las horas del confinamiento tampoco se ha estado cumpliendo la medida porque en muchas casas se continuaban organizando reuniones sociales ‘a escondidas’, como si esto se tratara de un juego.
Que los bolivianos son ciudadanos muy particulares y especiales, lo sabemos todos, pero eso no les da derecho a afrontar esta emergencia sanitaria del país y del mundo con la irresponsabilidad con la que se ha estado actuando. Hay que vencer primero ese otro virus interno que nos hace actuar en forma imprudente, poco responsable ante la emergencia y sin la conciencia necesaria para el caso.
No tendría que hacer falta el uso de la fuerza pública y la penalización para que la cuarentena se cumpla, debiera ser suficiente con comprender que no exponerse a los contagios es la única forma de evitar que el mal se propague de la manera que lo ha hecho en países como Italia y España.
Hace falta mucha educación para que la gente lo entienda y aprenda a convivir con esta nueva realidad que hoy nos toca con madurez y sensatez.
En ese sentido, son cuando menos incomprensibles esos gestos de los ciudadanos que este sábado, tras el anuncio de la presidenta Jeanine Áñez, se volcaron sobre los surtidores a llenar de combustible los tanques de sus vehículos, los cuales no podrán usar quién sabe por cuánto tiempo hasta que pase la crisis sanitaria. ¿Para qué? Es la pregunta que nadie podría responder con algo de coherencia tras observar ese bochornoso espectáculo en las gasolineras. De manera insistente se informó que el abastecimiento del combustible sería normal durante estos días, pero nada alcanzó para detener a los frenéticos propietarios de autos a ‘fulear’ los tanques, provocando enormes colas, estrés y sensación de desesperación.
Vienen días de encierro real y la población tendrá que armarse de mucha paciencia, y encontrar formas creativas de pasar el tiempo dentro de casa. No caben las actitudes falsamente rebeldes ante el encierro sanitario: lo están haciendo en todo el mundo, no es un capricho de nadie. Es por el bien de ellos mismos y del resto de la población. Más bien es una ocasión oportuna para desarrollar actividades que en condiciones normales están en desuso o en el olvido en la sociedad boliviana como la lectura, por ejemplo, que buena falta hace.
Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, <https://eldeber.com.bo/170406_el-otro-virus-el-que-no-llego-de-afuera>.
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