Comandante Espuela (Tiempo GNA*)
En la actualidad la mayoría de las naciones tienen escuelas para francotiradores. En las más exigentes los que califican adquieren esa especialidad y salvo algunas materias, no difiere mucho al entrenamiento de las fuerzas especiales. Todos los alumnos (hombres y mujeres) son voluntarios.
El aspirante debe tener desbordante salud, un excelente estado físico, fundamentalmente buenos pies y piernas, su vista no debe ser menor a 20-20. Tener nervios de acero, gran estabilidad emocional (carecer de excesivos sentimientos), ecuanimidad, sentido común y fundamentalmente mucha paciencia.
Otra de las condiciones es tener inteligencia, memoria para recordar detalles y conocimientos de balística. La mayor virtud, disponer mucha tolerancia para estar varios días al acecho sufriendo el acoso de los insectos, las inclemencias del tiempo. El mayor defecto es creerse superior al enemigo. Es una especialidad donde no se debe dejar de entrenar. Los seleccionados serán de estabilidad psicológica firme y sin sanciones disciplinarias importantes. Beber alcohol, café y fumar están contraindicados. El olor a cigarrillo puede ser olido (más aún por perro adiestrado) y cuando está encendido, puede observarse de noche a unos 200 metros. La colilla consumida arrojada sin cuidado puede ser vista en el suelo. A su vez la nicotina disminuye la visión y estaría perdiendo un 40% de su visión nocturna. Debe estar aclimatado a la zona donde deberá operar (selva, monte o montaña). Si es fumador o le gusta trasnochar en fiestas, no llegará muy lejos.
Antes de una misión el jefe que debe seleccionar el equipo, del tirador y el auxiliar (observador) no sólo que goce de buena salud, sino que tengan afinidad y se entiendan bien. El compañerismo es una condición básica para que todo salga bien y ambos deberán tener el mismo sexo. En la actualidad en las FFAA la relación entre hombres y mujeres es cada vez más neutral si califican y están motivada, son mortíferas guerreras. Pero cuando se constituyan equipos, ambos deben tener el mismo sexo o habrá importantes distracciones, olvidos y los dos pueden morir.
La elección de un francotirador es una tarea delicada. No sólo tiene que tener un físico apto para la guerra y ser disciplinado, sino tener un fuerte equilibrio emocional. Una cosa es matar en el fragor de la batalla, cuando no hay tiempo para pensar, pero es muy diferente cuando hay muchas horas para recapacitar. Los instructores deben separar a los alumnos débiles de carácter, a los que quieran ser francotiradores por esnobismo, tengan ansiedades y remordimientos.
Beber alcohol o fumar está contraindicado para esta especialidad. Ser paciente es una de las virtudes más necesarias de un tirador emboscado, puede pasar horas sin moverse y ser acosado por insectos, mientras esperan el momento óptimo. Los mejores alumnos provienen de comunidades agrícolas pues son cazadores natos acostumbrados a estar solos y ocultos durante días. Son personas rudas, donde el trauma de la guerra no suele ser tan severo como a otros. La instrucción básica de un francotirador, es disparar a quien hace ademanes, lleva vigores o binoculares y los soldados lo saludan militarmente, pues indica que es alguien con jerarquía y es un objetivo rentable. Hoy en día las insignias son pequeñas y no se destacan con colores como antes. También hay una tendencia de no saludar militarmente con la mano al superior en el terreno y estos se cuidan de llevar mapas en la mano y hablar por radio en forma visible. El problema que se le presenta a nuestro comando es considerable y debe saber que los tiradores emboscados propios pueden ser utilizados para buscar al tirador enemigo.
El instructor debe interrogar al aspirante a sniper:
Una de las primeras cosas que aprenden es a seleccionar blancos de altísima prioridad como los francotiradores enemigos, oficiales y servidores de armas pesadas. Luego vienen las prácticas de tiro todos los días y clases para ejercitarse a calcular distancias, el efecto del viento, presión barométrica, etc. Además ejercitarse de esas habilidades, lo principal es dominar el arte del reconocimiento del terreno, el enmascaramiento y la paciente observación. No menos importante es saber técnicas de supervivencia, inteligencia de combate, lectura de cartas topográficas y táctica. Memorizar detalles minuciosos sobre el tamaño de una unidad enemiga, uniformes, equipo y también debe saber operar un pequeño transmisor de radio. Todo es parte del curso para los que aspiran a graduarse con la especialidad de francotirador. Algunas doctrinas indican que el sniper debe tener un acompañante con un arma automática que lo proteja y en ocasiones lo pueda reemplazar. Pero para algunas misiones tendrá que operar independiente en lugares impensados, actuar con rápidos reflejos, tomar decisiones y permanecer solo durante días en terrenos hostiles sin preguntar ¿Qué hago? Por ello, ser buen tirador para batir enemigos a más 600 metros, no basta. La detección instantánea de blancos pequeños ocultos en el follaje o entre las ruinas de un edificio, es una virtud de cazador que debe adquirir. Imaginación de dónde podría estar un sniper enemigo es una condición elemental para sobrevivir. Los francotiradores tienen más posibilidades de morir que cualquier otro combatiente y raramente sobreviven cuando son capturados, lo que es un crimen de guerra. Por eso, ciertas exigencias del entrenamiento son algo mayores a tal punto que en los EE.UU. sólo un 65% suele aprobar el curso. Pero aquellos que no califiquen no son descartados, sino que logran la capacitación de “acompañante de sniper” y/o “observador adelantado” que también es una especialidad importante. En algunas escuelas, con excepción de las horas que pasan en el aula y comedor, la mayoría del tiempo, lo ocupan más arrastrándose que caminando. Por horas visten el clásico “Ghillie” que los tienen completamente enmascarados y no importa el calor del medio ambiente.
La duración de los cursos y las materias indican la calidad de la escuela, en la “Scout Sniper School USMC”, duraría dos meses y el alumno recibe la capacitación justa según sea la región geográfica donde actuará. Los rusos debido a la experiencia en la IIGM, le dan mucha importancia a los snipers y algunos cursos de esta especialidad llegan a durar un año.
La vista de un francotirador debe acostumbrarse a los detalles tanto de día como de noche. La tarea exige gran concentración y los dos miembros del equipo deben relevarse entre sí con los binoculares cada 10 minutos y algo menos con el equipo de visión nocturno. El telescopio no debe usarse para investigar sin sentido, porque su ángulo estrecho de visión tomaría más tiempo para cubrir un área y producirá fatiga visual. El francotirador debe memorizar la ruta estudiando mapas, fotografías etéreas, o bocetos. Deberá anotar puntos de referencia como colinas, los arroyos y caminos. Debe planear una ruta alternativa en caso de que la primaria no puede usarse. Tiene que mantener la orientación en todo momento. El saber ocultarse, tener planes lograr la misión como también para replegarse a tiempo por senderos previamente estudiados, es vital para su propia supervivencia, pues la mayoría de la veces cuando son capturados se los ejecuta en el acto, lo que constituye un crimen de guerra. Por ello, aunque sea incómodo algunos debajo de su “Ghillie Suit”, llevan el uniforme de soldado. De esta manera, antes de ser capturado eliminan y esconden el primero de ellos.
Los policías también se entrenan y la diferencia radica que el curso de estos es por un período más breve, generalmente de una semana y las distancias de tiro no superan los 200 m. Pero para un policía, el rescate de rehenes no es menos complicado que para un sniper militar. Son dos situaciones distintas, en esta última también se necesitan nervios de acero pues una enorme cantidad de periodistas cubrirán la nota y estará sometido una muy intensa presión psicológica. Es decir no puede errar.
“Es erróneo pensar que se puede leer un manual, hacer algunas prácticas de tiro y creer que ya se es un sniper. Tienes que practicarlo una y otra vez, porque si lo dejas de hacer por un tiempo se pierden las habilidades. Es una aptitud perecedera”.
* Revista independiente para el personal de la GNA, Tiempo GNA, Nº 61, octubre de 2021.
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