Agustín Saavedra Weise*
Publiqué una nota sobre conceptos estratégicos allá por 1979. De esa época a la fecha las cosas han cambiado, pero lo conceptual permanece. Y eso sucede con las cuatro dimensiones clásicas de la estrategia planteadas por Michel Howard: la operacional, la logística, la tecnológica y la social. En cada tiempo y momento histórico alguna determinada dimensión tuvo preeminencia sobre las otras, pero todas deben estar coordinadas en función de la gran estrategia, del objetivo político o económico que se procura y su relación con el tiempo.
Habida cuenta de que en estos momentos todas las estrategias de naturaleza castrense, comercial, empresarial, electoral, etcétera están cambiando, creo que el elemento más sólido para tener éxito es una buena logística. Ella implica la adecuada coordinación, gestión, transporte y almacenamiento de los bienes necesarios. En casos militares puede tratarse también de personas de apoyo —aparte de la tropa— para llegar al lugar de distribución, donde finalmente se los utilizará y/o consumirá. Por tanto, la logística se encarga del producto (bienes, armas o personas) en lo referente a su almacenamiento, inventario, transporte, entrega y/o devolución.
La dimensión logística no significa otra cosa que organizar diversos ítems y saber transportarlos debidamente —con puntualidad— al lugar de operaciones, se trate de operaciones comerciales de “x” empresa o de las operaciones de un ejército y así sucesivamente.
La logística viene desde la remota antigüedad. Distinguidos generales del pasado como Aníbal, Alejandro El Magno, Julio César, Napoleón y otros, sin el inteligente uso de la logística, hubieran sido derrotados; por el contrario, a través de ella, consiguieron sus notables triunfos y conquistas. Se ha comprobado que Su Majestad la Reina de Castilla Isabel La Católica, era una experta en logística. Gracias al dominio de ese arte pudo liberar en 1492 a España del yugo de los sarracenos y expulsarlos al África tras haber permanecido en tierras ibéricas durante 700 años.
Hoy en día la cadena logística es ultradinámica en algunos casos y tradicional en otros. Demorarse un minuto o cortes de comunicaciones pueden significar el quiebre de muchos y el ingreso del caos. Lo hemos visto unas pocas semanas atrás cuando sucedió la interrupción temporal de las cadenas de comunicaciones Facebook y WhatsApp.
En Bolivia, lugar donde la prontitud aún no es un hábito, no se le dio ninguna importancia al tema del buque de carga repleto de contenedores que estuvo varado en el Canal de Suez. Es probable que algo de lo transportado por esa gigantesca nave venía para Bolivia y su atraso le creó inconvenientes a alguna empresa o empresario del país. Puede ser, puede no ser, el caso es que un medio de transporte muy alejado físicamente, hoy en 2021 es capaz de generar resultados desastrosos en otros lugares remotos si su logística falla.
Se habla de modernizar el Canal de Suez —tal como se hizo hace poco del otro lado del mundo con el de Panamá— para hacerlo más eficaz. Veremos. Quisimos recalcar ahora en esta breve nota la vigencia de la vieja logística, sin importar donde uno se encuentre. Las rutas marítimas seguirán siendo vital fuente de circulación mundial. La logística seguirá reinando en tierra, en los siete mares, en el aire y con seguridad, a mediano plazo lo hará en el espacio extra terrestre.
* Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com
Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/vigencia-e-importancia-de-la-logistica_256701
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