Iris Speroni*
Barrio Constitución, ciudad de Buenos Aires. Foto: Clarín.
En EEUU está muy estudiado el proceso de “arruinar” un barrio. Dejan que se instalen delincuentes de poca monta; casas tomadas; policía sorda, ciega y muda, pero sobre todas las cosas inoperante; suciedad que se recolecta mal y tarde; iluminación defectuosa cuando no inexistente. El poder judicial inactivo contra usurpadores, ladrones o traficantes de drogas. Las escuelas descuidadas, docentes descorazonados. Servicio de salud sin insumos y profesionales sobrecargados. Asaltos asiduos a comerciantes. Ancianas robadas camino a la verdulería.
Lentamente, comienza el éxodo. Se venden propiedades y los nuevos propietarios dejan las unidades vacantes, las cuales son intrusadas por más malvivientes quienes jamás son desalojados. Los okupas hostigan a los residentes mañana, tarde y noche.
El barrio, poco a poco, se viene abajo. A veces, las autoridades, además, aumentan los impuestos. La gente más joven, con mejores ingresos, se va a los suburbios o a mejores barrios. Se quedan los pensionados propietarios, sin recursos suficientes para abandonar el lugar y que, por lo general, su único patrimonio es su departamento o casa. El precio de las propiedades se viene abajo. Los lotes y edificaciones, poco a poco, cambian de mano.
Tiempo después, mucho tiempo después; diez años, quince años, veinte años, cuando los viejitos se mueren, las autoridades cambian la rezonaficación y en ese momento comienzan a construirse edificios en alto. Aparecen locales de productos caros y restaurantes de moda.
Este proceso ha sido descripto por numerosos trabajos académicos norteamericanos y replicado en la ficción a través de novelas, series de TV y películas. Por ejemplo: “Motherless Brooklyn” o “Huérfanos de Brooklyn”.
Mapa del delito Ciudad de Buenos Aires según el gobierno.
Veamos ahora cómo son las cosas por casa.
Los porteños hemos visto este proceso en varias oportunidades. Pasan los intendentes con sus tendencias políticas y los planes de los desarrolladores los sobreviven.
Los más viejos recordamos cuando llenaron Pacífico de travestis. Autos a todas horas, peleas, alcohol, etc. De a poco se fueron vendiendo las casas de una planta. Se hicieron torres de un lado y el otro de Av. Santa Fe. Una vez que se compraron todo lo comprable, los travestis fueron enviados a los bosques de Palermo.
Otro caso que tiene más de 20 años. Desarrolladores urbanos deseaban (y desean) construir un complejo de torres en la Costanera Sur. Esto empezó en los tiempos de Ibarra intendente. La Legislatura se opuso. Entonces instalaron una villa miseria. Era imposible hacerlo sin el visto bueno de todas las autoridades, en una zona controlada por la Prefectura. ¿Cómo llegaron ahí los camiones con ladrillos, aberturas, tanques de agua, las provisiones para los almacenes y maxikioscos internos de la viila, etc.? Todo se hizo con el visto bueno del gobierno municipal (Ibarra-Telerman-Macri-Larreta) y el nacional (Prefectura). Innumerables veces se presentó el proyecto de rezonificación a la Legislatura, infructuosamente. El gancho para que la izquierda finalmente les diera el voto fue que iban a darle algunos de los edificios a los ex habitantes de la villa miseria (la que ellos mismos propiciaron). Les llevó más de 20 años, pero finalmente lo consiguieron.
Existe un plan de desarrollo de oficinas y viviendas caras en la hoy Villa 31 de Retiro. Larreta no llegó a terminar el proyecto. Incluía darles títulos de propiedad a los actuales ocupantes para que luego la empresa desarrolladora pudiera comprarlos. Como verán, al igual que el proyecto de Costanera Sur, políticos y desarrolladores tienen un horizonte de más de 20 años. Llama la atención la connivencia de organismos internacionales como el Banco Mundial en este plan.
Al inicio del gobierno de Macri en la ciudad, comenzó a hacer obras en el Microcentro. Rehacer las calzadas (pusieron adoquines de cemento; impresionante la fascinación del PRO por el cemento). Rehicieron las veredas ―excusa para instalar fibra óptica en todo el microcentro―. Lentamente, financieras y otras empresas comenzaron a retirarse de la zona. El caos permanente en Plaza de Mayo, Avenida de Mayo y Avenida 9 de Julio, desde 2002 hasta el día de hoy, convenció a más empresas de fugarse. De a poco el barrio se desertificó. La cuarentena eterna la dio el golpe de gracia. Ahora el gobierno de la ciudad tiene un plan para reconvertir la zona en residencial. Las mejoras se harían con dineros públicos.
Barrio Constitución, Ciudad de Buenos Aires.
Barrio de Constitución. Venta de drogas, prostitución en la vía pública (prostituta y cliente copulan en la vereda), basura por doquier, ranchadas, pungas, asaltos en grupo faca en mano. Tierra de nadie ante la connivencia de las autoridades. Constitución es un barrio curioso. Cuenta con numerosos edificios de calidad, tanto de estilo francés, como art nouveau y art decó. Edificios de varias plantas, de buena factura, de la primera mitad del siglo XX. Casas de una planta con detalles en la fachada e interiores admirables. Todo se ha venido abajo. ¿Cuáles serán los planes para Constitución de esta máquina de demoler Buenos Aires que es el PRO? Ya nos enteraremos.
Distintos edificios del Barrio Constitución.
El proceso de Constitución que ya lleva varios años, lo han comenzado a replicar lentamente en Retiro en el último lustro. La primera decisión del gobierno fue darle órdenes de inmovilización a la comisaría. Incluso quisieron cerrarla.
La destrucción ―en la mayoría de los casos adrede― de un barrio significa la pulverización del patrimonio de cientos de familias. Ven cómo el valor de su propiedad de degrada ante sus ojos y no tienen herramientas para combatirlo. En particular cuando las autoridades juegan en contra.
Los vecinos de Constitución se resisten a la destrucción de su patrimonio.
Las necesidades edilicias de la ciudad y del país no son solamente nuevas viviendas sino restaurar edificios de época de calidad. Toda Buenos Aires, en particular los edificios de calidad de Constitución, Congreso, Retiro, Recoleta no han tenido buen mantenimiento por años. Manchas de humedad que no se arreglan, ascensores con funcionamiento defectuoso, edificios de lujo sin gas. Edificios en Rodríguez Peña y Posadas o en Guido y Montevideo con el gas cortado porque el consorcio no cuenta con dinero para cumplir con las regulaciones.
Pirámide poblacional de la Ciudad de Buenos Aires, según estimación del gobierno de la ciudad. Anuario estadístico 2021, página 31.
En la ciudad de Buenos Aires viven muchos ancianos, que han visto recortados sus ingresos por falta de actualización de sus jubilaciones y pensiones frente a la inflación. Esto último es una constante desde el segundo gobierno de Cristina Fernández, Mauricio Macri y ahora Alberto Fernández.
Población de la Ciudad de Buenos Aires en condiciones de recibir jubilación o pensión. Elaboración propia en base a datos del Gobierno de la Ciudad. Los eventuales jubilados y pensionados son al menos el 20% de la población y más del 25% del padrón electoral. Ver en particular la cantidad de mujeres mayores de 60 años, el 25% de la población femenina y el 30% del padrón electoral.
El entendimiento del PRO con el sindicato de porteros, a las órdenes de Santamaría, hace que el 80% de las expensas se destine a pagar sueldos de encargados, superiores a los ingresos de los habitantes del edificio. Eso le da un aire de tristeza y pobreza a toda la ciudad. Así era París en los ‘80, antes de la bonanza. Una década después se veían las fachadas pintadas y flores en las ventanas. Así eran las ciudades del otro lado del muro mientras existieron los soviéticos. Es la tristeza que trae la pobreza.
La relación del PRO con los desarrolladores inmobiliarios es inescindible, como se comprobó en la última reunión en Llao Llao, donde expuso Larreta, entre otros. La familia Macri controla el Catastro de Buenos Aires desde que Grosso era intendente. La familia Macri tiene en su poder toda la información sobre cada lote, cada casa o negocio o departamento de Buenos Aires. Cuántos baños, cuántas ventanas y escaleras tenemos cada uno de nosotros. Desde que el PRO ganó la intendencia, además sabe si pagamos los impuestos a tiempo o estamos morosos. También sabe si debemos expensas, porque los administradores deben informarle al gobierno. Saben todo. ¿Eso es lo que usted quiere?
El PRO demostró, y por eso resultó peor que Ibarra, no querer a Buenos Aires. Ni su arquitectura, ni su gente. Destruyó prácticamente toda la obra de Thays. Reemplazo sus diseños curvos, que combinaban ladrillo a la vista (rojo) con la vegetación (verde), por líneas rectangulares y grises. Poco de Thays queda en pie. Quiso hacer un negocio inmobiliario en el Zoológico. No lo logró (todavía); pero asesinó miles de animales en el intento. Mató ejemplares de árboles centenarios para tirar fibra óptica o poner cemento. La destrucción del patrimonio arquitectónico es alevosa.
Los problemas que enfrentamos los porteños son múltiples. La basura, la criminalidad, la destrucción de nuestro patrimonio arquitectónico colectivo y la caída de nuestros ingresos (como comunidad). No es razonable que una sociedad empobrecida tenga masivamente porteros. En las ciudades de Occidente, sólo los ricos los tienen. Y menos aun cuando la paga no es techo y un sueldo mínimo sino ingresos superiores ―notoriamente― a los de quienes le pagan el sueldo. Algo anda mal. O el sueldo de los porteros o los ingresos de los porteños, o ambos.
Ahora tenemos por delante una elección con cuatro candidatos. El PRO (más de lo mismo); Santoro (un mix de radicales y kirchneristas a las órdenes de Santamaría ―socio del PRO―), la izquierda y la novedad de Marra (LLA).
Voten a quien quieran. Propongo que no le renovemos la confianza al PRO. Bastante daño nos han hecho. Alternancia le llaman. Opciones tenemos.
Artículo publicado el 30/09/2023 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2023/09/el-caos-como-negocio.html
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