Entrevista a Agustín Saavedra Weise. Embajador de carrera (jubilado) y excanciller de Bolivia
Agustín Saavedra Weise. Foto: Archivo
Agustín Saavedra Weise pone la “lupa” de la evaluación a la gestión de poco más de un mes de la primera mujer canciller del Estado: Karen Longaric.
El embajador de carrera (jubilado) y exministro de Relaciones Exteriores respondió un cuestionario del periódico Bolivia sobre el acercamiento del país con Estados Unidos, un eventual retorno de Usaid y el nuevo enfoque que debería tener los vínculos con la República de Chile.
¿Qué tipo de relación busca el Gobierno transitorio con Estados Unidos?
Se busca reencauzar vínculos que fueron disminuidos desde 2008 (cuando se retiró a los embajadores de ambos países) y que era necesario replantear. El realismo en las relaciones internacionales nos señala que los países no tienen amigos permanentes, pero sí tienen intereses permanentes, y para Bolivia —como para la inmensa mayoría de naciones— una buena relación con Estados Unidos es parte de su interés nacional. Por cuestiones ideológicas ajenas a esos citados intereses permanentes, la administración anterior siguió otro camino. Ahora la política exterior boliviana se encauza por el camino correcto, siempre con dignidad y soberanía, pero ya no en función de ideologías o de amistades, sino de intereses concretos.
El Gobierno de transición dio muchas señales a Estados Unidos, desde el nombramiento de un embajador en misión especial (Oscar Serrate) hasta la eliminación de la visa para los ciudadanos estadounidenses vigente desde 2007. ¿Qué repuesta se debe esperar de Washington? ¿El apoyo del presidente Donald Trump era lo que se buscaba?
Evidentemente se dieron pasos para ir reencauzando la relación bilateral de Bolivia con Estados Unidos. Se tomaron acciones en un marco pragmático y digno, acorde con lo mejor para Bolivia en términos estructurales, dejando de lado ideologías o simpatías. Mediante un tuit reciente, el presidente Donald Trump dio su pleno respaldo al gobierno que preside Jeanine Áñez. Ello ha venido acompañado de otros gestos, visitas y declaraciones de altos funcionarios de Washington. Y eso es algo significativo, que no se produce ni todos los días ni con cualquier país. Creo que en este campo de la política internacional boliviana vamos por buen camino.
El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, estuvo la pasada semana en Washington y se reunió con el representante de Usaid (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). ¿Es posible el retorno al país de esta entidad expulsada en 2013?
Usaid es un mecanismo norteamericano de ayuda internacional que en el pasado cooperó con Bolivia en diversos ámbitos. En su oportunidad, Usaid incentivó la creación de entidades financieras dedicadas al microcrédito para pequeños productores, práctica que luego se hizo general y ya cuenta hasta con bancos especializados en la materia. Por otro lado, Usaid también estimuló proyectos de salud (fue el caso de Prosalud) y cooperó de varias otras maneras. No veo por qué no puede volver. Con los debidos resguardos de soberanía y las condiciones que la administración de turno señale, el retorno de un ente como Usaid, que por mucho tiempo ha colaborado con Bolivia, lo veo como algo de neto beneficio para la nación.
¿Qué significa desideologizar las relaciones diplomáticas?
Desideologizar significa, en lenguaje simple, procurar relaciones externas sobre la base del interés nacional, de las ventajas que se ofrecen y de las ventanas que se abren, en lugar de hacerlo en función de intereses políticos e ideológicos. Es la mejor manera de conducir las relaciones externas de un Estado independiente. La vía pragmática en materia de política exterior procura siempre lo mejor para el interés nacional, dejando a nivel secundario amistades, simpatías e ideologías. Ese camino se ha trazado la canciller Karen Longaric, siempre de común acuerdo con la presidenta Jeanine Áñez, y es una buena senda, que merece seguir siendo recorrida.
¿El acercamiento con Rusia y China fue bueno o no para Bolivia?
Todo acercamiento que se realice, repito una vez más, en función del interés nacional es bueno. Las relaciones de Bolivia tanto con Moscú como con Beijing son fluidas y son bienvenidas; también lo son sus inversiones y mecanismos de cooperación, siempre bajo pautas de respeto mutuo, sin interferencia en asuntos internos de nuestro país, algo que vale también para Estados Unidos y cualquier otro miembro de la comunidad mundial.
En la reciente Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), la canciller Longaric tuvo un encuentro y conversó con su homólogo de Chile, Teodoro Ribera. ¿Cuál debe ser el enfoque de la relación con Chile tomando en cuenta el proceso que se desarrolla en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el Silala? ¿Cómo recuperar la mentada confianza mutua?
La canciller Longaric, por su larga y meritoria trayectoria diplomática, tiene una antigua relación de amistad con el actual Canciller de Chile y de ahí la conversación sostenida que, sin revestir carácter oficial, genera ondas positivas para, en un futuro cercano a determinarse, reconducir el diálogo bilateral con el vecino transandino. Los cientos de kilómetros de límite común reflejan por sí mismos un sinnúmero de vínculos, que deben ser afianzados y reforzados. En mi modesta opinión, el diálogo debería recomenzar convocando primeramente a los Comités de fronteras, para así ir destrabando situaciones primarias de interés común para las partes e ir escalando luego, progresivamente, hacia diálogos de alto nivel.
Tomado de Periódico Cambio (La Paz, Bolivia), 25/12/2019 http://www.cambio.bo/?q=node/80924
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