Marcos Kowalski*
La India está reforzando su presencia militar en el océano Índico, las bases aéreas e instalaciones navales se están ampliando en los archipiélagos de las islas de Andamán y Nicobar. Estas islas, son la pieza clave de la jugada geopolítica marítima india para controlar la entrada al estrecho de Malaca.
El plan consiste en ocuparlas con bases para aviones, buques de guerra, diferentes misiles, drones y soldados. Todo este movimiento es observado con cierta preocupación por China debido a que la India, por su población —unos 1.300 millones de personas— y su comercio es considerada la quinta economía más grande del mundo y por su ubicación es un importantísimo competidor de China.
Por otro lado, los montes Himalaya protegen la frontera norte de India de posibles incursiones chinas, mientras que el desierto de Thar o gran desierto indio los separa de Pakistán, país con el que los indios mantienen un histórico conflicto. El gobierno indio tiene como prioridad el poderío terrestre y mantiene la presencia militar en todas sus fronteras.
La frontera que envuelve a la India en el este, oeste y sur, se encuentra rodeada de océanos y es por ello que Nueva Delhi ha decidido desarrollar y modernizar sus fuerzas navales y otorgarles capacidad de proyección marítima; recordemos que el transporte comercial marítimo internacional y sobre todo las exportaciones, tanto de India como de China, se desarrollan a través del mar, que siempre prevalece sobre el transporte terrestre.
Los dos Estados compitieron y compiten en su influencia comercial sobre el Sudeste Asiático, pero en las últimas décadas China obtuvo derechos de amarre y se estableció con puertos y bases sobre el Índico, que van desde la isla de Sri Lanka a Djibouti en el Cuerno de África. India, por su lado, ha organizado una amplia estrategia naval desde el mar Arábigo, para contener a la Armada paquistaní, hasta el océano Índico para contrarrestar las incursiones chinas.
Como la forma más frecuente de uso de la fuerza en los conflictos modernos se caracteriza por un amplio uso de los medios y procedimientos donde las fuerzas militares tienen el significado de ser un elemento disuasorio, la India viene desarrollando con éxito una tríada nuclear donde su Armada cumple un rol primordial con sus submarinos nucleares clase Arihant. Son submarinos militares de combate con capacidad de lanzamiento de hasta 12 misiles de corto alcance equipados con ojivas nucleares de 500 kilogramos de peso. Esto coloca a India entre los cinco países con este tipo de capacidades.
El comercio, la seguridad y la competencia por el poder en el océano entre estas dos poderosas naciones ha revitalizado una carrera armamentista en ese espacio del mundo, objetivo que requiere muchos recursos para proteger sus respectivas flotas mercantes, asegurar la libre navegación y denegar el acceso a fuerzas hostiles.
En este aspecto es la India la que aparece con aparente desventaja; el área de operaciones oceánica que pretende cubrir es muy amplia y necesita de unos 200 buques de superficie, incluido un portaaviones, contando actualmente con unos 140 buques de guerra operativos.
La compleja situación económica, donde el enfrentamiento con Pakistán, las insurgencias en algunas partes dentro de su territorio y el empuje de China en La Línea de Control Real en el Himalaya, le exige al ministerio de Defensa indio destinar muchos de sus recursos a elementos terrestres y de la Fuerza Aérea, haciendo que se releguen varios proyectos de la Armada India, retardando el plan de modernización de 15 años que se había programado.
Por ejemplo, la marina india en 2017 solo recibió 3.000 millones de dólares de los 8.500 prometidos, destinando gran parte de los fondos a pagos de contratos anteriores y no se realizaron nuevas adquisiciones. Esta situación pone en riesgo de fracasar la política prevista para llevar a 200 buques de guerra en 2027/2030.
Aun cuando la Armada India ha alcanzado una importante evolución en cuanto a modernas capacidades de su armamento, tanto en barcos de superficie como submarinos, no tiene una capacidad de superioridad con China y al paso que van ambos en sus desarrollos no se puede prever que lograra esa capacidad en los próximos años. Sin embargo, para suplir esa carencia, India está recurriendo a otro enfoque estratégico, trabajando con socios internacionales para forjar una coalición anti-China, buscando construir su influencia en el céano Indico y expandirse al mar de China Meridional. Pero fundamentalmente ocupar, en el Índico la cadena de islas Andamán y Nicobar.
Se trata de una cadena de más de 570 islas que se encuentran junto a la Bahía de Bengala y al mar de Andamán y constituyen un punto llave para el tráfico marítimo cercano, con una orientación norte sur que convierte a estas islas en excelentes bases para la proyección de fuerzas.
El extremo más septentrional de las islas se encuentra a solo 300 kilómetros de Birmania, mientras que las islas Nicobar a unos 200 kilómetros de Indonesia, de un extremo a otro las islas se extienden por unos 800 kilómetros, proporcionando el control de alrededor de un tercio de la zona económica exclusiva de India.
Todo buque, de cualquier bandera, que pase por el estrecho de Malaca debe pasar necesariamente por los canales ubicados a ambos lados del archipiélago Andamán y Nicobar, pudiendo la India, si logra establecer una estructura militar en ese archipiélago, bloquear el punto de entrada occidental del estrecho de Malaca.
Recordemos que ese estrecho es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo y el punto de navegación más importante del océano Índico, de 120.000 buques comerciales que navegan el Índico cada año unos 70.000 pasan por el estrecho de Malaca.
En el caso de China, pasa por dicho estrecho el 80% de sus importaciones de hidrocarburos, por lo tanto una presencia militar india en las islas fortalecería el poder de India en la región y complicaría el de China; capitalizar el valor estratégico de Andamán y Nicobar son uno de los actuales objetivos de Nueva Delhi.
Actualmente las Fuerzas Armadas de la India operan algunas bases aéreas y navales en dicho archipiélago además de unos 24 puertos civiles, pero se está estudiando expandir las operaciones militares con nuevas bases y puertos en el enorme espacio que ofrecen las 572 islas.
Ya se encargó al respecto un plan de desarrollo de infraestructura para construir nuevas instalaciones como así también para ampliar las existentes para que tengan capacidad de alojar buques de guerra, misiles, aviones militares como caza-bombarderos y de transporte, submarinos y contingentes de tropas. En un plan que pretende completarse dentro de los próximos diez años.
Además, los políticos indios están aprobando la construcción de una red de sensores de vigilancia que deberá extenderse en el lecho marino desde el extremo norte del archipiélago hacia el sur con el objetivo de proteger, mediante esta especie de muro marino, el océano, monitoreando y evitando que los submarinos chinos ingresen a la zona económica exclusiva de India.
Recordemos que China tiene unos 70 submarinos operativos y los mismos vienen teniendo una presencia preponderante tanto en el mar de China como en el océano Indico, Al establecer la red de vigilancia en el lecho marino, India pretende privar a China de navegar libremente con ellos en sus mares.
La India operara estos nuevos instrumentos militares bajo un único mando conjunto, operando todos los elementos del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Guardia Costera. Éste será el primer comando conjunto que operara en ese país, que además pretende aportar presencia militar con el Dialogo de Seguridad Cuadrilateral y el AUKUS en el afán de constituir una OTAN asiática.
Japón, Australia y Estados Unidos han mostrado un gran interés en colaborar con India en militarizar las islas Andamán y Nicobar pudiendo constituirse el archipiélago indio en bases para la reparación, mantenimiento y apoyo logístico para los buques de estas naciones. Todo esto es muy preocupante para China.
Visto desde las perspectivas del gran país asiático que India militarice el archipiélago es una provocación que debe evitarse, pues entraría dentro del equivalente a las líneas rojas de Rusia en el caso Ucrania y esa es una de las razones por las que Beijing en respuesta está intensificando las tensiones en el Himalaya a la vez que aumente su asistencia militar a Pakistán.
* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos.
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