Iris Speroni @SperoniIris
En lo que va del SXXI hubo una silenciosa “reforma agraria” en varios países de occidente.
Nota original de Restaurar https://restaurarg.blogspot.com/2021/03/la-estrategia-del-consejo-nacional-de_18.html
El 1º de marzo de este año, 2021, el presidente de la Nación propuso en su discurso de apertura de sesiones ordinarias del HCN como iniciativa:
“La solución de los problemas de infraestructura y regulatorios que impiden la explotación de tierras aptas para el cultivo en distintas zonas del país,…”.
Los que conocemos a los “progres”, socialdemócratas, o cualquier otro nombre que se pongan, aprendimos a desconfiar de la palabra de esta gente.
Tenemos innumerables ejemplos de que estas personas presentan una idea benévola y conveniente para la población, la cual termina como un ancla atada a nuestro cuello.
Es una práctica generalizada en todo Occidente, y Occidente, en este caso, incluye a Francia y a Venezuela.
Va desde “vamos a modernizar la educación”, y la destruyen hasta que el pedazo más grande que queda es de un centímetro cúbico; “vamos a mejorar las jubilaciones”, y anulan el ajuste por inflación; “vamos a cuidar la mesa de los argentinos” y obligan a malvender el trigo de los productores a 10 empresas molineras que lo revenden a precios internacionales; “vamos a reducir el presupuesto militar” y dejan a nuestras FFAA con material obsoleto (*) que se traduce en la muerte de decenas de pilotos porque los aviones se caen y en la indefensión mientras Chile y Brasil se pertrechan hasta los dientes y los españoles en connivencia con los ingleses se llevan nuestra pesca.
Hay cientos de ejemplos en las últimas décadas. “Vení, te va a gustar”, para terminar vejados.
Años atrás propuse en un artículo en La Prensa y luego en una charla en el INFIP que había que hacer una segunda conquista del desierto (**). Las razones son claras a mis ojos: dos tercios de la superficie continental argentina es árida. Regarla permitiría —al menos— duplicar el área explotada.
Por eso, cuando leí el discurso, mi primera reacción fue de alegría: ¡finalmente el gobierno intentará extender la frontera agrícola!
Una segunda lectura, menos apasionada, demuestra que nada de eso dijo el presidente. ¿Qué tierras aptas para el cultivo no se pueden explotar en la Argentina? Los Parques Nacionales, los campos en poder de las FFAA (y tampoco, porque la ley que se las otorga permite su explotación con el beneficio de los arriendos para el tesoro de las fuerzas). Todo el resto sí se puede explotar. ¿Necesita infraestructura de transporte? Ciertamente. Todo el flete es un desastre en nuestro país.
¿Qué problemas regulatorios existen en Argentina excepto la prohibición de tocar los Parques Nacionales? Ah, la compra de campos por extranjeros (límite bastante laxo, por cierto).
¿Por qué no se riegan las tierras áridas y se convierten a tierras arables?
Una aclaración previa: en los últimos años ha habido un progresivo incremento de la superficie sujeta a riego, al abaratarse la infraestructura necesaria. Segunda aclaración: no todas las tierras pueden recuperarse; algunas por salinas, otras por exceso de otros minerales.
Pero hay otras tierras que sí sirven, sin embargo los privados no instalan riego y las explotan. ¿Por qué? (***).
Los productores agropecuarios argentinos no cobran la totalidad del precio de lo que producen. Una parte (la del león) se la queda el BCRA al pagarles $ 90 por dólar en lugar de $ 155. Luego, sobre lo que les queda, tienen que pagar derechos de exportación (DEX) que van desde 33% a 5%; impuesto al cheque (1,2%).
55% del costo de flete terrestre (combustible, camiones, cubiertas) son impuestos. Sufren la inexistencia de transporte fluvial y la escasez del ferroviario (40% en EEUU, 10% acá del volumen total de cargas). El costo del flete en Argentina promedia el 20% del precio de venta del producto vs. el 8%/12% en Canadá, EEUU o la Unión Europea (para comparar grandes extensiones).
Por todo esto, la rentabilidad de muchas explotaciones agropecuarias argentinas trabajan en situación de equilibrio, a pérdida, o con un leve superávit que jamás remunera el capital inmovilizado.
En una explotación en la pampa húmeda, la crème de la crème de la fertilidad mundial, el rendimiento es del 0% al 2% sobre capital.
Con la vaca en brazos que resulta el estado argentino y los “amigos” que alimenta, ¿a quién le puede interesar regar hectáreas y hectáreas?
La respuesta es: a gente a las que las cuentas le tiene sin cuidado. Con el agravante de que detrás de la “iniciativa” puede estar la intención de que el Estado argentino los subsidie y les otorgue exenciones impositivas, bajo la excusa de que “harán productivas y aptas” tierras hoy dormidas.
¿Y por qué no? Subsidios y exenciones impositivas a fondos de inversión o gobiernos extranjeros o “empresas” que recibirán tierras fiscales gratis o a precio vil, las cuales posteriormente harán inversiones de riego financiados por el BID, el BM o el CFI (con garantía del estado nacional); fondos de inversión que son solamente fachadas (“frontings”) de … los políticos.
No hay detalles de esta iniciativa presidencial en el presupuesto nacional 2021; ni planes exhibidos por los ministerios de Producción o Medio Ambiente o Agricultura. Cuando se haga público veremos si es como el proyecto chino de los cerdos (traer instalaciones sin pagar arancel de importación, con dólar a $ 90, más beneficios impositivos, y soja o maíz a precio internacional x $ 90 x {1- DEX}). Y capaz que pensaban exportar carne de cerdo sin DEX. Total, son importaciones temporarias.
Veremos si esto no es Cerdos Chinos II: dar tierras a China o a Qatar o al Fondo de Inversiones X o a algún organismo multinacional o multilateral o multialgo con los siguientes privilegios:
– eximición de impuestos a la importación de equipos de riego (con dólar a $ 90),
– eximición de todo impuesto nacional y provincial (inmobiliario, IIBB, Bs. Personales, impuesto al cheque, IVA, Ganancias).
– créditos del BM garantizados por el estado argentino.
– eximición de derechos de exportación para el producido.
Así que estemos atentos.
Algún día seremos gobierno. Como muchas veces hablamos con @TodosGronchos, tiene que haber un proyecto nacional de aguas, donde éstas sean retenidas al inicio, en lugar de “acelerar” su descarga al océano o al Paraná. Esto último ha sido la propuesta, siempre fracasada, de los últimos gobiernos. El agua dulce no debe llegar al mar, o llegar lo menos posible.
Requiere una red de represas, reservorios, bombas para “subir” el agua, control de caudales de ríos, acueductos, canales —navegables o no—, interconexión de ríos que hoy corren paralelos. Una obra de ingeniería que nos tendrá ocupados décadas.
Esta es una parte.
La otra parte es utilizar el agua en la Patagonia y en el oeste del país. Ya sea que se retenga agua de lluvia, se suba agua de napas o se construyan acueductos este-oeste (contraintuitivos) con algún sistema de bombas, sifones o combinado.
Permitirá fertilizar nuestra diagonal árida para: 1) incrementar nuestra área de ganadería y agricultura; 2) plantar árboles, crear bosques, practicar la silvoganadería.
Si destináramos el 50% de la tierra nueva a bosques, podríamos reponer parcialmente el desmonte de la selva amazónica. Con esto conseguiríamos financiamiento internacional (no imprescindible), con las siguiente consecuencias favorables: mantener la propiedad de la tierra en los actuales dueños o permitirles la venta en parcelas menores con créditos para pequeños y medianos productores, tejer una red de pueblos y pequeñas ciudades en zonas actualmente deshabitadas, fortalecer soberanía sobre estos bosques artificiales (en lugar de una “gobernanza global”). Permitir a familias a huir del conurbano.
Implicaría:
– obra en infraestructura masiva,
– trabajo en la obra y en las explotaciones futuras,
– dar nuevas oportunidades a miles de familias,
– aumentar las exportaciones,
– aumentar la demanda interna en bienes de inversión (alambradas, molinos, maquinaria agrícola, materiales de construcción, etc.),
– recuperar los FFCC,
– llenar de vegetación nuestro país,
– ocupar el territorio.
Como dije, un universo paralelo.
* * *
Otro sí digo: En lo que va del SXXI hubo una silenciosa “reforma agraria” en varios países de occidente. Como explica Christophe Guilluy, el 20% de las tierras francesas pasó de manos de pequeños agricultores (la columna vertebral de los intereses agrarios de Francia) a compañías multinacionales, fondos de inversión o directamente al gobierno chino.
Actualmente está en discusión en EEUU las tierras compradas por empresas, fondos de inversión, magnates (el amigo Bill Gates compró miles de hectáreas) y, nuevamente, el gobierno chino, que ha comprado sostenidamente propiedades desde el 2010 a la fecha. En algunos estados hay libertad absoluta para comprar tierras (Ohio, Texas) y en otros sufren restricciones (Iowa).
Detrás de todo hay intereses económicos, políticos en echar a las personas de los campos, geopolíticos y posibilidad de negociados. Existe un proyecto de ley del partido demócrata para que el estado federal de EEUU compre tierras a privados, con el objetivo de repartirla a futuros colonos negros en concepto indemnizatorio por haber tenido algún antecesor esclavo hace 200 años atrás. Sea como sea, puede ser un negoción para quien haya apoyado a los demócratas y haga lobby para la sanción de la ley y tenga tierras para vender. Como Gates, reciente terrateniente.
En Venezuela gran parte de la propiedad de la tierra pasó de manos, de los antiguos dueños a los jerarcas del actual régimen.
Como fuere, el tema de la tenencia de la tierra va a ser un problema en las próximas décadas.
* * *
Otro sí digo 2: Voy a listar una serie de artículos (lamentablemente en inglés) y bibliografía en francés. Si pueden, dense una vuelta.
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UN HORROR EL ENGAÑO Y LOS PODEROSOS NOS ACECHAN