Iris Speroni (gab: https://gab.com/Iris_Speroni)
Estamos en una situación delicada. No porque exista oposición sino justamente porque no existe.
Esta semana la casta política casi por unanimidad aprobó el cupo trans para los puestos públicos.
Este acto demuestra varias cosas:
Esto ocurre en medio de un panorama desolador. Hace diez años que el país no crece. Cierres de comercios y empresas en general. Mayor presión impositiva (a pesar de la caída del nivel de actividad y de los recesos forzados dictados por el propio gobierno). Caída del empleo. Pérdida del poder adquisitivo de los asalariados.
Mientras la casta se ha dedicado a: leyes de aumento de impuestos, b. emitir moneda sin el debido contralor del Congreso, c. leyes exigidas desde el exterior de todo tipo (religión de género, impunidad para los laboratorios, facilidades para las petroleras, aborto, el inexistente “calentamiento global”, etc.). En ningún momento la nomenklatura tomó una medida para facilitar la vida del pueblo, custodiar el patrimonio de la Nación o cumplir con el mandato constitucional de “promover el bienestar general”.
Hace 40 años que los gobernantes desinvierten en salud. Viene una pandemia o una pseudopandemia y expone que no hay suficientes camas de terapia intensiva para 45 millones de habitantes. ¿Qué hicieron con nuestro dinero todos estos años? Luego de emerger esta cruda realidad persisten en la subinversión y en pagar magros sueldos al personal de salud. No tienen la más mínima capacidad de rectificar su rumbo en caso de turbulencias. Perseveran en un curso de colisión.
No les importa, porque no les pasa nada por incumplir sus juramentos y porque les pagan por gobernar en contra de los intereses de todos nosotros.
Argentina no crece desde hace diez años. ¿Por qué? Es simple. Es un poco como la ley de la gravedad. Si uno suelta una lapicera a un metro del suelo, ésta cae. No pueden pasar muchas otras cosas. En caso de haber un viento feroz, se suman los vectores (el horizontal del viento y el vertical de g) y el objeto caerá en algún otro lado. Pero caerá.
Con el crecimiento del PBI pasa lo mismo. No se pueden violar las leyes físicas. Para crecer hay que invertir. Pueden invertir los privados o el sector público, pero alguien lo tiene que hacer. Si la inversión equivale al desgaste natural de la inversión existente, nos mantenemos en el mismo lugar. (Técnicamente cuando la inversión equivale a la amortización del capital).
Crecimiento de PBI per cápita. En nuestro país todos los años nacen más bebés que gente que se muere, a lo que se suma la inmigración. Esto es, la población crece al 1,17% anual. Para que el PBI per cápita (PBI por persona) crezca, el PBI debe crecer al menos un 1,17% anual.
No crece el PBI total y mucho menos el per cápita.
Para que crezca el PBI per cápita deberíamos reponer la obsolescencia de capital (las máquinas, rieles, represas, columnas de Alta Tensión, camiones que se rompan) y un poco más para crecer la producción un, al menos, 2%.
¿Por qué no sucede? Porque se roban todo. Para poder cumplir con este mínimo que evitaría tensiones sociales quienes gobiernan deberían monitorear el nivel de saqueo, frenarse al momento de llegar a ciertos montos, de tal forma de no poner en riesgo todo su sistema de opresión. Ni eso saben hacer.
No lo hacen porque están en ganadores. Porque están duros de merca. Se sienten imbatibles. Nada los puede tocar. Peor desde que desplazaron a Trump. Creen —tal vez con razón— que no tienen a nadie en frente. Ni en la Argentina, ni en el exterior.
Estamos en una situación delicada. No porque exista oposición sino justamente porque no existe.
Un régimen que avanza como un tren sin frenos y a alta velocidad hacia un estrago que ocurrirá tarde o temprano. ¿Por qué? Porque no tienen registro ni por dónde van, ni a qué velocidad y tampoco saben que los frenos a aire tienen las mangueras cortadas. Total ¿para qué? Hasta ahora van fenómeno.
Es su propia incapacidad para autoregularse la que acabará con ellos.
Así como no leyeron a la Constitución, tampoco la Ilíada. Caso contrario sabrían qué le sucedió a Aquiles, protegido por los dioses, por no haber sabido controlar sus excesos. En el caso de él, la ira. En el caso de esta banda delictiva que nos gobierna, la codicia y la soberbia.
Además, seamos serios, ¿Qué dios del Olimpo querría custodiar semejante gentuza?
Mientras tanto, casta, pidan una segunda vuelta. Pagamos nosotros.
* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).
Publicado originalmente por Restaurar.org https://restaurarg.blogspot.com/2021/06/la-isla-de-la-fantasia.html
Notas
[1] Constitución Nacional. Artículo 16.- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.
Toda política de cupo es contraria a nuestra constitución. Pero… margaritas a los chanchos.
[2] Recuerdo dos episodios. Una propaganda prejuiciosa y racista para incitar a registrar al personal doméstico de finales del gobierno de Cristina Fernández y el cambio de la ley para la misma ocupación, que tanto ponderó Federico Pinedo, el cual refuerza los castigos para quien la incumpla.
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