Iris Speroni*
Si les importara el precio de los alimentos bajarían los impuestos.
Una vez más un gobierno nos dice que se ocupará de controlar/frenar/combatir la inflación.
Nada de eso sucederá. Los gobiernos argentinos no acaban con la inflación —son sus generadores y únicos responsables— porque para ellos es un gran negocio. Se les licúan las deudas, en particular salarios y jubilaciones a pagar. No se sabe bien cuánto se emite, por lo que si hay emisión de billetes gemelos, no se entera nadie. Aumenta la recaudación nominal mientras los costos del Estado crecen a menor ritmo, lo que les genera una brecha a favor del Estado. Y, si bien lo pongo en último lugar, no quiere decir que sea la menos importante, el gigantesco negocio que es el déficit cuasifiscal o lo que es lo mismo, los monstruosos intereses que paga el BCRA bajo la amenaza de que si no los paga, “esos pesos van al dólar” y se devaluará el peso. Esa amenaza es un juego extorsivo que en forma conjunta hacen la banca y los funcionarios del sector financiero contra la población en general. Esta maniobra convierte a la banca en uno de los principales proveedores del estado. Esa (y no otra) es la verdadera razón de la emisión masiva (más allá que cada tanto le tiren algunos billetes al Tesoro Nacional) y por lo tanto, verdadera y única razón de la inflación.
La inflación, a diferencia de lo que sostiene el presidente Fernández y el ministro Guzmán, no es multicausal sino monocausada. Hay inflación porque hay emisión.
Sin embargo, el presidente Fernández ha repetido esta mentira en toda oportunidad que tuvo a mano. En los mensajes a la Asamblea Nacional y el 18 de marzo, cuando dio inicio a la pretenciosa “lucha contra la inflación”. El presidente puede alegar ignorancia. No es el caso del ministro Guzmán.
La Constitución es clara: la inflación es responsabilidad del Congreso, quien decide el volumen de emisión. Por esa razón los billetes son firmados por la autoridad de la Cámara.
Definirla como “multicausal” es una treta para no hacerse cargo de la estafa que los gobernantes cometen contra los ciudadanos. La inflación recae sobre todos pero más sobre los más humildes. Sobre quienes tienen ingresos fijos y —Dios no lo permita— algún ahorro en pesos.
Ahora bien: multicausal puede significar infinidad de cosas. Puede estar influenciada por el signo del Zodíaco o por el número de perdices que nacieron en la provincia de La Pampa en enero del 2007.
¿Cuáles esgrime el presidente?
“La inflación es un fenómeno histórico [a] en la Argentina, casi una maldición [b]…Llevamos diez años consecutivos con una inflación de dos dígitos [c]…Resolver el problema de la inflación en Argentina nos exige … comprender la complejidad que tiene [c]…El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional [d] nos permite comenzar a ordenar las variables macroeconómicas centrales en la lucha contra la inflación que es, como lo decimos siempre, un fenómeno multicausal. Para atacarla debemos [e] acumular reservas, [f] mejorar el crédito público, [g] desacoplar los precios internos de los internacionales, [h] trabajar sobre las políticas de ingresos y precios al mismo tiempo y [i] tomar una batería de medidas en las que múltiples actores son imprescindibles”.
Veamos
3. Diez años consecutivos de dos dígitos: y sí. Diez años de dólar retrasado contra pago de LEBACs/LELIQs para dar seguro de cambio a los que entran en la bicicleta; son diez años de canalizar el ahorro por el BCRA para luego transformarlo en divisas baratas (el mejor negocio del mundo); provoca que no se reinvierta en Argentina. El país no crece, con su consecuencia de desempleo, salarios infames y pobreza; la inflación es la consecuencia de los pagos de intereses de las letras del BCRA con emisión. Si durante 10 años se hace lo mismo… sucede lo mismo. Se llama “causa y efecto”. El profesor de derecho y presidente de la Nación Fernández puede ver Matrix Reloaded donde el Merovingio puede explicárselo.
4. Fondo Monetario: ídem a, pero con otra excusa. “En estos dos años no hice nada porque no había abrochado este acuerdo. No es mi culpa, tenía esto pendiente”.
5. Acumular reservas. ¿¿¿Qué??? ¿Necesita acumular reservas para combatir a la inflación? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cómo sería la cadena de causalidad? Lo que en realidad dice el presidente es que van a usar las reservas para mantener artificialmente bajo el dólar, lo que ya hicieron Cristina Fernández, Mauricio Macri y él. Es decir, volvemos a (c), hacer lo mismo para que suceda lo mismo. Señores: no se necesitan reservas para combatir la inflación. De hecho durante 2021 el país tuvo un superávit comercial de US$ 15.000.000.000, que se esfumaron de entre los dedos, donde el BCRA vendió dólares a $ 100 / $ 111 (a los amigos) y la inflación superó el 52% anual.
6. Mejorar el crédito público. Lo que dice acá es que van a darle créditos a tasa real negativa (nominal inferior a la inflación) a los amigos, como adelantó De Mendiguren (MAS DE LO MISMO), lo que, por supuesto, no servirá para nada, porque las razones de la falta de inversión en Argentina son más profundas (de hecho, son (c); nadie va a invertir cuando el mejor negocio es comprarle dólares subsidiados al BCRA). Argentina no tiene un problema de oferta de bienes y servicios —de hecho el gran problema actual es que la gente gana US$ 300 mensuales y no puede comprar nada— sino que tiene un problema de exceso de oferta monetaria, es decir, emisión.
7. Desacoplar precios internos de los externos. ¡No! ¡No! ¡No! No. Para que quede claro: no. Si uno desacopla los precios, quien ofrece bienes y servicios no sabe qué ofrecer. Si yo quiero producir para exportar, ya sea cerezas, aluminio, centollas, queso de leche de cabra, software o teleteatros (en una época exportábamos al mundo), quien lo produce debe tener sus precios alineados con el exterior. Entonces contrata un buen libretista, un buen productor, un buen director, iluminador, vestuarista, los mejores actores que pueda conseguir y exporta el teleteatro a Colombia, Israel o Polonia. Si no dejo esa cadena de transmisión libre, pierdo innumerables oportunidades de negocios. Que es exactamente lo que sucede ahora, por eso desempleo, salarios bajos, pobreza. Los políticos, como son cínicos, canallas y malas personas, van a decir (de hecho dicen y dijeron) que quieren que los alimentos no sigan los precios internacionales. Es mentira. No les importa. Si les importara el precio de los alimentos bajarían los impuestos. Sólo quieren que los sueldos sigan a US$ 300 mensuales. Pero si la gente gana un cuarto del salario mínimo de EEUU y el pan sale US$ 1 el kilo, saben que los van a colgar. Todo lo que ustedes ven de tratar de controlar el precio del bien A, B o J y el precio del gas y el Kwh, en realidad son malabarismos para poder seguir pagando sueldos míseros (US$ 300) y que no los desposten en un farol de Plaza de Mayo. El objetivo no es controlar el precio de la carne (CARNE Y EL VALOR DEL SALARIO EPISODIO 258.701 BIS). El objetivo del político es pagar un sueldo miserable y que la gente no los mate. El resto es hojarasca. Si el productor de trigo recibiera el precio pleno del bien que produce, produciría más, lo mismo sucedería con las petroleras, los que venden bujías a Ferrari o los desarrolladores de software. Y, por supuesto, lo primero que se va a alinear son los salarios. Si no fuera por el gigantesco ejercicio de intervención estatal, el salario argentino sería el triple o cuádruple del actual, debido a la enorme riqueza que el país produce (hoy) y la inconmensurable que podría producir en un futuro. No sé cómo remarcar lo siguiente: la razón de los salarios bajos es la hercúlea intervención política para que eso suceda. Si se alinearan los precios domésticos con los internacionales: i) exportaríamos cuatro o cinco veces más, ii) produciríamos para exportación y mercado doméstico mucho más que ahora, iii) tendríamos pleno empleo, iv) el salario sería entre US$ 1.000 y US$ 1.400. Pero ese país —muy provechoso para la población— requeriría un ordenamiento interno donde los actuales políticos no tienen cabida, porque, justamente, les pagan para que todo el dinero que se produce no termine en las manos de la población. En resumen: si queremos tener un objetivo operativo de liberación de esta casta infame es, justamente, que los precios domésticos e internacionales se alineen. Sé que puede resultar contraintuitivo, pero es fácilmente demostrable.
8. Políticas de ingresos y precios. Lo antedicho. Mover el mundo para que el salario siga siendo miserable. Subsidiar, dar créditos blandos, hacer quebrar productores y comerciantes. Lo que sea, con tal de que el salario siga en US$ 300. Para poder mantener algo parecido a la paz social, requieren que algunos productos estén tan retrasados como los salarios. De eso habla Fernández.
9. batería de medidas… múltiples actores. El viejo verso de hacer una comisión para no resolver nada.
“Este punto de partida nos permite que Argentina pueda contar con más reservas y calmar las expectativas de devaluación que algunos generan solo mirando su propio provecho».
“Fortaleceremos nuestras reservas y podremos terminar con los que siembran expectativas devaluatorias que solo aceleran la inflación”.
Lo antedicho. Usan las reservas para mantener artificialmente bajo el dólar. La excusa: que no influya en la inflación. La verdad: son los políticos y los amigos los que compran esos dólares baratos. La excusa se cae sola. En 2021 la devaluación 2021 fue de 26% y la inflación 52%. Dicen que los precios de los alimentos se relacionan con el dólar y justamente aumentaron mucho más que la “controlada” divisa. Las cosas aumentan porque el BCRA emite.
“He decidido constituir un fondo de estabilización [del precio del trigo] con el objetivo de evitar el traslado de esta suba del precio internacional al precio que pagan los argentinos y argentinas”.
Como todos sabemos, no servirá para nada. El precio internacional subió y ese mejor precio no llegó a los productores (como lo reconoció el Ministro de Agricultura en su conferencia de prensa del 18/03/2022 [1]). Los precios suben porque hay emisión monetaria que impacta en sueldos, electricidad, flete; con impuestos asociados. Por eso sube el precio de la harina, no por la ínfima parte compuesta por el trigo. Pero el fondo será una caja que manejará Kulfas conjuntamente con la industria molinera. El kirchnerismo y esta industria específica han hecho grandes negocios conjuntos (a mi entender ilícitos) a costa de productores y consumidores durante el segundo mandato de Cristina Fernández. Es muy probable que esto sea una reedición de la actividad criminal del ciclo anterior; o como lo es la prohibición actual de exportaciones de carne (2021).
La Argentina tiene un gran problema: su clase dirigente, tanto política, como empresarial está conformada por una banda criminal, la cual padece un gran defecto: la codicia desmedida. Si robaran con mesura, ellos serían multimillonarios y nosotros viviríamos relativamente bien. No pueden. No saben cuándo parar.
Habrá que pararlos de alguna manera.
Cita
[1] Conferencia de prensa Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, 18 de marzo 2022.
Anuncio fondo fiduciario trigo.
Discurso del Presidente Alberto Fernández 18 de marzo 2022.
Fuente: Télam.
El siguiente es el discurso textual y completo del mensaje que dirigió el presidente Alberto Fernández a la Nación:
«Querido Pueblo Argentino:
«Anoche hemos dado un paso muy importante para empezar a solucionar otro de los enormes problemas de los que tuvimos que hacernos cargo. El Congreso de la Nación convirtió en Ley el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
«Ha sido un momento histórico. Por primera vez la refinanciación de una deuda con el FMI se discute y se aprueba en el Congreso. Fue una decisión de mi gobierno que me enorgullece: nunca más un presidente podrá endeudarse a espaldas de los argentinos y las argentinas.
«Es también un día especial porque llegamos a esta ley con el consenso de legisladores de distintas fuerzas políticas que lograron encontrar los puntos de acuerdo para responder con responsabilidad democrática a una situación que así lo requería.
«El acuerdo obtuvo una abrumadora mayoría en las dos cámaras del Congreso. Pero llegamos hasta aquí también con el consenso y apoyo de gobernadores y gobernadoras, empresarios, sindicatos, organizaciones sociales y dirigentes de muchos sectores que comprendieron la gravedad del momento y unieron su esfuerzo para hacerlo posible.
«A todos y todas, mi sincero reconocimiento.
«Una vez más, la convicción y el trabajo responsable ha servido para superar desafíos que se nos imponen.
«Así lo hicimos también cuando debimos enfrentar la pandemia, cuidando la salud de los argentinos y argentinas y llevando adelante el plan de vacunación más grande de la historia. Hoy el mundo observa el enorme esfuerzo que fuimos capaces de hacer.
«De la misma manera estamos actuando cada día en pos de la recuperación de la economía que viene demostrando un crecimiento sostenido del empleo registrado, de la producción, de las exportaciones y del consumo.
«Nos ha tocado gobernar en un contexto muy adverso. Hemos podido superar los obstáculos que se nos han cruzado. Pero sabiendo de todo lo que hemos logrado, tengo la certeza de que nos encontramos en un momento bisagra de la historia argentina y mundial. Me doy cuenta que hoy se suman nuevas tensiones a viejos desafíos que no supimos o pudimos encarar.
«La inflación es un fenómeno histórico en la Argentina, casi una maldición con la que muchos y muchas hemos crecido. Ha sido un callejón recurrente del que pareciera ser imposible salir. Hemos visto paquetes, planes, grandes anuncios. También los vimos fracasar una y otra vez.
«Llevamos diez años consecutivos con una inflación de dos dígitos. Cuando asumí mis funciones en diciembre de 2019, Argentina registraba una inflación que orillaba el 54 % anual.
«En el 2015, quien me precedió en la Presidencia, aseguraba poder resolver el problema de la inflación de un día para el otro. Aseguraba que era muy sencillo hacerlo. Lo cierto es que se equivocó, profundizó notablemente el problema y dejó su cargo revelando una inflación anual promedio de casi el 41 %.
«Resolver el problema de la inflación en Argentina nos exige revisar nuestra experiencia, comprender la complejidad que tiene y darnos un camino de salida en el que todos nos comprometamos.
«El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional nos permite comenzar a ordenar las variables macroeconómicas centrales en la lucha contra la inflación que es, como lo decimos siempre, un fenómeno multicausal. Para atacarla debemos acumular reservas, mejorar el crédito público, desacoplar los precios internos de los internacionales, trabajar sobre las políticas de ingresos y precios al mismo tiempo y tomar una batería de medidas en las que múltiples actores son imprescindibles.
«Este punto de partida nos permite que Argentina pueda contar con más reservas y calmar las expectativas de devaluación que algunos generan solo mirando su propio provecho.
«Fortaleceremos nuestras reservas y podremos terminar con los que siembran expectativas devaluatorias que solo aceleran la inflación.
«El acuerdo también nos permite mejorar la posición de nuestro país con el resto del mundo y fortalecer proyectos de inversión que ayuden a la inserción de nuestras empresas en el mundo global.
«En estos dos primeros años de gestión, en cada país que visité, se encargaron de advertirme la importancia que tenía que Argentina tuviera regularizada su deuda con el Fondo Monetario Internacional. Eso era necesario para que las empresas argentinas pudieran acceder al crédito. «Ahora podemos desatar todas las oportunidades productivas de nuestro país. Además, podremos financiar el gasto de capital de nuestro gobierno, con organismos internacionales y bilaterales, así como también seguir fortaleciendo el financiamiento interno. Esto nos permitirá depender menos de la emisión monetaria y hacer que nuestro Banco Central se fortalezca.
«Pero esto no será suficiente. Necesitamos también fortalecer las expectativas. Esto solo lo conseguiremos si somos capaces de sentarnos en torno a una misma mesa, construyendo los entendimientos necesarios para construir el futuro. No podemos hacerlo mientras sigamos viviendo en un país en el que algunos, por las dudas, suben los precios con total desdén. «No podemos seguir permitiendo que algunos aprovechen un momento de excepción para acumular ganancias en desmedro de la sociedad argentina.
«Para enfrentar esta batalla necesitamos del compromiso de todos y todas. Este problema nos afecta como conjunto social que somos. Afecta a las empresas que no pueden planificar. Afecta a los bolsillos de las familias que no pueden llegar a fin de mes.
«El precio interno del trigo que se utiliza para el pan, que se estaba comercializando en torno a los 26.000 / 27.000 pesos por tonelada antes del 20 de febrero, se elevó rápidamente a valores superiores a los 30.000 pesos apenas iniciado el conflicto, y en los últimos días supera los 35.000 pesos por tonelada.
«Esto claramente nos afecta y se suma a los muchos problemas que ya tenemos y que ya todos conocemos. Sería absurdo cargar en la guerra la culpa de nuestra inflación. Pero la verdad es que está incidiendo negativamente y causando mayores problemas. Tengo el deber de advertirles que este contexto internacional complica aún más las cosas.
«La inflación es un serio problema para los argentinos y argentinas. La guerra lo agrava.
«He escuchado decir que la Argentina no debería tener problemas por ser un país productor de alimentos. Ojalá fuera así. Nosotros producimos muchos de los alimentos que consumimos en nuestros hogares. Pero la formación de sus precios no depende, enteramente, de nosotros. Estos se forman en los mercados internacionales, cuyos valores han trepado y lo seguirán haciendo y, consecuentemente, ya están presionando sobre los precios internos.
«También he oído decir que esta guerra representa para la Argentina una oportunidad. Yo creo que una guerra, sin importar dónde sea, jamás puede volverse una oportunidad. Una guerra es siempre una mala noticia. Una tragedia desde lo humano, pero también desde lo social y lo económico. «Desde el punto de vista humanitario ya lo hemos visto con las crudas imágenes que provienen desde Ucrania. Desde lo social, lo vemos con la enorme crisis migratoria desde sus países vecinos. Y desde lo económico, las consecuencias ya empiezan a hacerse ver.
«Es por ello que como Presidente de la Nación tengo la obligación y la responsabilidad de proteger de esas consecuencias económicas a la mesa de los argentinos. Nuestro objetivo debe ser, por un lado, garantizar la provisión de insumos para que la cadena de abastecimiento se cumpla. Y, por otro, asegurar que los precios de los productos de consumo más relevantes sean accesibles para las familias argentinas. En nuestro país ninguna familia sobra y por lo tanto ninguna familia quedará sola.
«No voy a permanecer pasivo ante esta situación. No hacer nada tendría consecuencias muy claras: el aumento del trigo haría que aumenten los costos de producción del pan, de los fideos, de la harina que millones de argentinos y argentinos consumen. Y no se trata de aumentos que lamentablemente padecemos debido al desorden macroeconómico que nos tocó afrontar, sino de un impacto que golpearía aún más a los hogares con subas inusitadas en la canasta básica.
«He tomado una decisión para proteger a los argentinos y argentinas de este fenómeno inesperado y que ojalá sea transitorio.
«He decidido constituir un fondo de estabilización con el objetivo de evitar el traslado de esta suba del precio internacional al precio que pagan los argentinos y argentinas. He instruido a mis ministros para que tomen las medidas necesarias y ellos serán los encargados de comunicarlas a partir de mañana.
«Garantizar el pan en la mesa de los argentinos es fundamental y está en el centro de las decisiones que estamos tomando ante esta emergencia. Pero es apenas una parte.
«He decidido que el gabinete económico se concentre desde este momento en implementar todas las medidas necesarias para enfrentar a la inflación, en particular la que vemos en los alimentos. He dado indicaciones a mis ministros y ministras para que construyan acuerdos con los diferentes sectores pero que no duden en aplicar todas las herramientas del estado para fijar y hacer cumplir las medidas necesarias. Ellos y ellas serán los encargados de mantenerlos informados diariamente sobre las medidas que se irán implementado desde este mismo momento.
«Estamos en una situación extraordinaria que requiere soluciones extraordinarias.
«Por eso convocaré desde este lunes a los representantes de los sectores productivos, empresarios, trabajadores formales y de la economía popular, representantes del campo y el comercio, la pequeña y mediana empresa y la sociedad civil a una mesa de acuerdo que nos permita diseñar un mañana en la lucha contra la inflación.
«Confiamos en encontrar acuerdos que ayuden a bajar la inflación y a garantizar el aumento del poder adquisitivo de los salarios. No vamos a dejar de controlar y fiscalizar precios, aplicar la ley de abastecimiento si es necesario y utilizar todos los instrumentos con los que cuenta el estado para cumplir con el objetivo de controlar los precios.
Nuestra batalla hoy es contra los especuladores. Contra los codiciosos. «Contra quienes buscan aún en situaciones tan complejas sacar una renta extraordinaria. Contra los agoreros de siempre, que intentarán instalar el sálvese quien pueda o buscar culpables rápidos y respuestas sencillas.
No me cansaré de repetirlo: nadie se salva solo. Escucharé sus propuestas y sus preocupaciones y les transmitiré los caminos que estamos recorriendo. «Es hora que cada sector pueda pensar cuál es su contribución a este momento crucial del mundo y de la Argentina.
«En el mismo camino dialogaré con cada gobernador y gobernadora y con todos los intendentes para que las medidas que adoptemos lleguen a cada rincón de la Argentina. Necesitamos luchadores contra la especulación y la inflación en cada comercio, en cada mesa, en cada casa. Esta batalla necesita de cada uno de nosotros y nosotras.
«Vamos a consolidar nuestras reservas del Banco Central. Vamos a promover la inversión y la producción nacional. Vamos a mejorar el financiamiento de las políticas públicas. Vamos a profundizar el diálogo y la búsqueda de acuerdos para contener los precios y mejorar los ingresos.
«Nos pusimos al frente de este problema que nos afecta a todos y a todas. Un problema de todos se resuelve entre todos. Todos y todas debemos ser parte de la construcción de la solución.
«Nos pusimos al frente de los problemas en 2020. Y salimos a combatir la pandemia con una campaña de vacunación histórica.
«Nos pusimos al frente de la recuperación en 2021. Y logramos un crecimiento económico del 10% con récords en industria, construcción, turismo y metalúrgica, entre otros sectores.
«Después de haber resuelto la deuda insostenible con los acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional, debemos defender nuestro desarrollo social y económico. Por eso también nos pondremos al frente en la lucha contra la inflación. Vamos a defender y proteger la mesa de las familias argentinas. Lo vamos a hacer juntos, unidos, entre todos y todas. «Confiando en nuestra fuerza y nuestra perseverancia. Sabemos el rumbo, estamos en el camino. Aunque tengamos que atravesar tiempos difíciles, vamos a construir esa Argentina que soñamos».
* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).
Artículo originalmente publicado por Restaurar.org el 19/03/2022, http://restaurarg.blogspot.com/2022/03/etapa-mistica-de-la-lucha-contra-la.html
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