Iris Speroni*
El mecanismo de dominación en Argentina es la deuda.
Hoy quiero hablar de deuda pública, tema que en Restaurar, otros autores y yo hemos tratado en varias oportunidades.
El 20 de agosto de 2022 escribí DEUDA PÚBLICA. Expongo conclusiones sobre números públicos (*). Invito a releerla. Entonces sostuve que con las exportaciones de 2022 (88.446 millones de dólares) fácilmente podríamos haber entrado en un camino de repago de la deuda y caída del volumen de los intereses. Los intereses son la verdadera razón del déficit fiscal, razón que nadie o casi nadie nombra.
Hoy no quiero hacer cuentas (**) sino hablar en términos abstractos y conceptuales.
Sobre la deuda soberana argentina se han escrito muchos libros de todos los colores ideológicos. Algunos basados en información sólida, otros no.
Lo cierto es que la deuda soberana ha sido una vaca en brazos para nuestro país desde el empréstito que contrajo Rivadavia con la Baring Brothers (***). Tuvo dos cancelaciones: 1) total después del final de la Segunda Guerra Mundial (cuyo final coincidió con el gobierno de Perón, pero que se dio ―la cancelación― durante la guerra); 2) casi total, durante el gobierno 1973-1976. En el primer caso, con un agravante: el Banco de Inglaterra era depositario de toneladas de oro de propiedad del Estado Nacional argentino, las cuales nunca devolvió. Arguyeron “no hay plata” luego de la guerra ―lo que era cierto― y Argentina le condonó la deuda (****). Ironías.
Por lo que la deuda actual, dólar más, dólar menos, se inicia en 1976.
Acá voy a plantear una diferencia que tengo con varios compañeros del sector nacional. Ellos arguyen que la deuda es “el” problema de la economía nacional y que si no lo resolvemos, la Argentina no tiene futuro.
Sí y no. Voy a tratar de justificarlo.
Sí, el peso de la deuda impide toda capitalización privada y pública y por lo tanto no permite crecer. Esto es porque el servicio a la deuda se lleva toda la rentabilidad y nos deja sin excedentes para reinvertir. Los argentinos que “fugan” dinero, en realidad lo que hacen es escamotear su rentabilidad para que no sea aplicada al servicio de la deuda: o dicho de otra manera, que la deuda la paguen otros.
Así que desde lo técnico, la aseveración es correcta. Mientras tengamos semejante deuda nunca vamos a crecer; por lo tanto nunca vamos a resolver problemas estructurales como déficit fiscal, crecimiento, desocupación, pobreza, dependencia tecnológica, etc.
Hasta ahí, de acuerdo.
Acá empiezan mis diferencias.
Yo creo que la deuda es sólo un mecanismo de control. Si se quiere, de dominación. No es el fin de la pelea, es sólo un medio.
De hecho he escrito y dicho en varias oportunidades que con un aumento sostenido de las exportaciones podríamos cancelar la deuda total de la Argentina en diez años.
El tema, a mi entender, no es que tengamos deuda o cómo pagarla, sino por qué Argentina está endeudada.
Muchas veces, en los medios de comunicación, los políticos sostienen que nos endeudamos porque tenemos déficit fiscal, por lo tanto hay que reducir el déficit fiscal para no tener deuda (supongamos). Yo no creo que sea así; creo que los políticos generan déficit fiscal para tener la excusa para endeudarnos. ¿Por qué? Por diversas razones. La deuda soberana es:
Cuando sostengo que la deuda es sólo un medio (para controlarnos) y no un fin, trataré de argumentar.
Existen otros medios de control de un país que no implican deuda. Alemania construyó un gasoducto desde Rusia para obtener gas barato. Cuando Biden asumió la presidencia advirtió que ese gasoducto nunca se iba a utilizar. Trump, durante su gobierno, afirmó que se oponía a su construcción, lo que fue desoído por el gobierno alemán. ¿Qué sucedió? Una vez finalizado, boicotearon el gasoducto. Fue hecho público a través de un periodista. Un aliado. Sin embargo, el gobierno alemán ni chistó. ¿Por qué? Porque tiene once bases militares extranjeras en su país. Así de simple. El mecanismo acá no es deuda. El resultado es el mismo.
Volvamos a lo nuestro. El mecanismo de dominación en Argentina es la deuda. Creo que si empezamos a razonarlo así, tal vez empecemos a salir de este atolladero. A pensarlo como una herramienta y no el problema en sí.
Nuevamente, si se instrumenta una política de aumento de exportaciones y de aumento de los superávits comerciales, tendremos las divisas necesarias para recomprar deuda, pagar capital e intereses, bajar las tasas vigentes ―por lo tanto reducir el peso del servicio de la misma― y, como dije, en una década, librarnos de toda deuda. Recuerdo, nuevamente, que gran parte de la deuda soberana argentina es propiedad del propio Estado (Banco Nación, BAPRO, gobiernos provinciales), por lo que el universo a cancelar no es tan monstruoso como nos quieren hacer creer. Eliminar la deuda es posible. El problema es que los gobernantes no tienen el objetivo de hacerlo. No al menos luego de María Estela Martínez.
La deuda es la excusa servida en bandeja para que los políticos lleven adelante agendas contrarias a los intereses nacionales. El último ejemplo es la ley de aborto, impuesto desde el exterior y con la deuda como palanca para forzar su aprobación.
Veamos la evolución de la deuda en otros países.
Evolución deuda EEUU 1940-2020 en dólares y en % del PBI.
Deuda de Francia como % del PBI.
Deuda de Rusia en euros y en % del PBI.
Como pueden ver, Rusia tiene una deuda del 17% del PBI, una de las más bajas del mundo, sólo igualada por países exportadores de petróleo de Medio Oriente.
¿Cómo llegó de la situación catastrófica post Glasnot a la situación actual? Recordemos que Rusia entró en default y que el servicio de la deuda fue crítico. Simple. Empezó a exportar. Empezó a producir todo aquello que fuera exportable y sostenidamente canceló sus obligaciones. Aumentó el PBI, lo que le permitió aumentar el nivel de vida de la población (convengamos que de un piso misérrimo) y se dedicó a) cancelar deuda, b) reinvertir en su producción. Los resultados están a la vista.
Si organizamos el país para exportar y una parte de lo producido lo destinamos a:
entonces, en poco tiempo estaremos en un proceso de crecimiento similar a Brasil, Paraguay o Uruguay.
El tema no es operativo. Brasil, Paraguay y Uruguay le encontraron el agujero al mate.
El tema es qué se quiere hacer y con quién.
O dicho de otra forma: no se cancela la deuda porque no se quiere. El gobierno de Cristina Fernández 2015-2019 es una clara muestra.
Por lo tanto, el objetivo político a encarar sería: explicar a la población por qué la deuda es tan nociva y por qué es importante no tenerla nunca jamás. Ni en el país, ni en los hogares. El segundo objetivo sería generar los consensos políticos para trazar una ruta de crecimiento con cancelación de deuda. Volver a tener un proyecto nacional. Es el mejor sistema inmunológico contra intereses ajenos.
El país, su integridad territorial, se encuentra bajo enormes amenazas, incluida la discordia interna. Seamos inteligentes. Seamos pillos. Y hagamos la nuestra.
* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).
Notas
(*) El de entonces: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/presentacion_grafica_1t22.pdf.
El más reciente: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/presentacion_grafica_iiit_2023.pdf.
Todos: https://www.argentina.gob.ar/economia/finanzas/datos-trimestrales-de-la-deuda
(**) Si el público lo pide, rehago el análisis de agosto 2022 con los últimos números emitidos.
(***) A partir del Centenario, los servicios de la deuda no fueron gravosos para el próspero y pujante estado argentino.
(****) No fue exactamente así, requirió una ingeniería financiera más alambicada, pero el resultado final fue ése.
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De Néstor Kirchner a Mauricio Macri: cambios y continuidades en el tratamiento de la deuda externa pública argentina, Fernando Allario
Publicado el 06/01/2024 en Restaurar, http://restaurarg.blogspot.com/2024/01/sin-deuda.html.
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