Isabel Stanganellli*
Introducción
A pesar de haber transitado su “primavera árabe” en 2011, en 2013 el presidente sirio Bashar al Assad mantenía un firme control sobre Damasco y gran parte del país, aunque los rebeldes ya habían logrado dominar varias regiones del territorio sirio[1].
Sin embargo en abril 2015 diversos grupos de derechos humanos calculaban que el conflicto ha resultado en la muerte de más de 220.000 personas y millones de refugiados.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Antonio Gutiérrez, advirtió ya en 2013 que en caso de una guerra civil en Siria sería imposible contener las consecuencias humanas, políticas y de seguridad. La organización no gubernamental británica Save the Children indicó que cada vez más menores estaban siendo reclutados por los dos principales grupos combatientes y UNICEF anunció que casi 2 millones de menores de 18 años enfrentaban una situación de extrema pobreza, que casi 800.000 menores de 14 años no tenían hogar y más de 500.000 niños habían dejado Siria debido a la violencia[2].
La posibilidad de una intervención externa que lograra finalmente derrocar a al Assad podía llevar al caos por lo que era una decisión de alto riesgo que Occidente no deseaba tomar, dados los resultados de las restantes revoluciones en el mundo árabe en 2011. En Siria, la oposición podía enfrentarse entre sí, pues abarcaba un gran espectro que incluía a algunos grupos radicalizados y si esta situación ocurría, podía tener consecuencias regionales que cambiaran el panorama estratégico. Además podían dar lugar a la distribución de armas químicas a países vecinos o a ataques con las mismas[3]. Otra posibilidad era la de que Siria se desintegrara en numerosos Estados[4].
El presidente sirio al Assad sostenía que entre los rebeldes predominaban los jihadistas y que estaban relacionados con al-Qaeda.
En septiembre 2013 Vladimir Putin lanzó una iniciativa sobre Siria para evitar un ataque militar estadounidense y al mismo tiempo eliminar la amenaza de las armas químicas de Siria. La adopción de tal iniciativa fue considerada un éxito rotundo de Putin e hizo que se evaluara otorgarle el premio Nobel de la Paz ese año.
La iniciativa también ofrecía al presidente Obama la posibilidad de evitar acciones militares que la mayoría de los estadounidenses no aprobaban —así como Rusia, China y otros Estados—[5].
Tanto la ONU como la Unión Europea y el Vaticano respaldaron la búsqueda de una solución política en Siria. Bashar al Assad anunció que pondría las armas químicas de su país bajo control internacional y que remitiría a la ONU la documentación necesaria para preparar un acuerdo sobre dichas armas[6]. El gobierno de Bashar al Assad aceptó destruir este arsenal como parte de un acuerdo con Estados Unidos y Rusia.
La situación parecía estar bajo control.
El año 2014 cambió toda la situación estratégica
1.- La destitución del presidente ucraniano Viktor Yanukovich en Ucrania, el plebiscito en Crimea en marzo —considerado ilegal por la UE y EEUU— y la posterior incorporación de la península a la Federación de Rusia hizo que la OTAN suspendiera en marzo sus relaciones militares con Rusia. Como consecuencia fue suspendida la primera operación conjunta OTAN-Rusia, una misión de escolta naval rusa para el buque estadounidense Cape Ray, usado para recibir y eliminar con seguridad las armas químicas de Siria. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen confirmó que “Rusia no participará en el acompañamiento de la nave estadounidense”[7]. Aun así, a fines de ese mes el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, declaró que confiaba en que la crisis de Crimea no dañaría la cooperación con Rusia en los esfuerzos internacionales para destruir las armas químicas de Siria.
A mediados de marzo 2014 Kerry confirmó que aproximadamente la mitad del arsenal de armas químicas de Siria ya había sido entregada o destruida dentro del país. “Eso es significativo, pero es importante que eliminemos todas las armas (químicas)”, dijo[8].
2.- Se produjo la separación irreconciliable de los grupos relacionados con al Qaeda, especialmente Jabhat al-Nusra, de los que conformaban el ISIL. Si bien ambos son sunnitas, sus objetivos difieren radicalmente. Y el primer escenario de este conflicto dentro del conflicto fue Siria, pronto ampliado al norte de Iraq.
3.- Desde febrero 2014 se estaban aplicando sanciones internacionales contra Moscú, —antes del plebiscito en Crimea— dirigidas por EEUU y pronto emuladas por la UE y otros Estados como Noruega y Japón, mientras algunos altos funcionarios de EEUU dudaban si la cuestión de Crimea justificaba el deterioro de las relaciones con Moscú y al mismo tiempo perjudicaba los intereses geopolíticos a mediano plazo de Washington.
La diplomacia rusa sirvió enormemente a los intereses de Washington en esta crisis de Medio Oriente. Sin la oportuna intervención de Rusia, Bashar al Assad nunca habría accedido a renunciar a su arsenal de armas químicas. El Kremlin apoya al actual gobierno sirio, entendiendo que la alternativa sería una guerra civil que podía conducir a una victoria de jihadistas[9].
4.- Occidente redobló sus esfuerzos para deponer a al Assad. En mayo 2014 Rusia calificó de «destructivos» a los países occidentales y árabes que acordaron aumentar el apoyo a los opositores de Bashar al Assad. El Viceministro de relaciones exteriores, Mikhail Bogdanov, respondió que «A diferencia de algunos de nuestros socios occidentales, trabajamos con todas las partes sirias, no apoyando a una contra la otra. (…) Para nosotros, el enfoque de Londres es destructivo”[10].
En julio 2014, Rusia elogió a al Assad en su lucha contra los terroristas a los que ambos consideraban agentes extranjeros trabajando para derrocar al gobierno legítimo. Como se divulgó en diversos medios que la campaña de al Assad era una guerra sectaria contra los musulmanes sunitas, los medios rusos indicaron que era la oposición, no el régimen, quien estaba llevando a cabo una guerra sectaria.[11]
5.- En junio, el embajador de Rusia ante la ONU, Ambal Vitaly Churkin, dijo que con los avances del grupo Estado Islámico en Iraq y el Levante (ISIL) había brotado un estado terrorista que se extendía desde la segunda ciudad de Siria, Alepo, hasta la capital de Iraq, Bagdad.
Efectivamente, a fines de junio el ISIL declaró un califato islámico (sunnita) constituido por territorios de Iraq y Siria, donde impuso la sharia. El objetivo declarado del ISIL es el establecimiento de un califato que respete los límites máximos del califato abásida durante el gobierno de Harum al-Rashid (786-809)
Un mes más tarde y basado en un borrador de declaración redactado por Rusia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó por unanimidad cualquier venta de petróleo de Siria o Iraq por parte de grupos terroristas apuntando específicamente a dos ya sujetos a sanciones de la ONU: Jabhat al-Nusra, asociado a al Qaeda y uno de los más poderosos grupos de rebeldes en Siria, y el ISIL, que se había apoderado de una amplia franja de territorio en Siria Oriental unificándola con Iraq occidental y pasó a denominarla Estado Islámico (EI)[12].
Ambos grupos se habían apropiado de yacimientos petroleros y oleoductos en Siria e Iraq que podían generar ingresos económicos que facilitarían sus esfuerzos de reclutamiento y su capacidad operativa para organizar y llevar a cabo ataques terroristas. El primer borrador de la resolución sólo mencionaba los yacimientos de petróleo en Siria, pero se añadieron los de Iraq durante las negociaciones sobre el texto final.
Armas para Siria
Aunque los ciudadanos estaban convencidos que Washington no estaba colaborando con armas para los rebeldes, después se supo que desde abril 2013 la CIA sí lo estaba haciendo[14].
Ya en marzo 2013 el Reino Unido y Francia habían solicitado levantar el embargo de armas impuesto a Siria para permitir a Europa ofrecer armas a los grupos rebeldes que se oponían a al Assad, aún corriendo el riesgo de militarizar el conflicto.
Junto a la iniciativa europea, un mes más tarde EEUU aportó $ 500 millones de dólares para las facciones opuestas a Bashar al Assad para “entrenar y equipar a la oposición armada de Siria para defender el pueblo sirio, estabilizar las zonas bajo control de la oposición, facilitar la prestación de los servicios esenciales, contrarrestar las amenazas terroristas y promover las condiciones para una solución negociada”, dijo en un comunicado la Casa Blanca[15].
Sergei Lavrov confirmó a mediados de abril 2015 que Rusia está armando a Iraq y Siria para ayudarlos a combatir el EI, considerando a ese grupo radicalizado la principal amenaza contra la seguridad de su propio país. Rusia ha criticado los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos contra posiciones del Estado Islámico en Siria e Iraq sin la anuencia del presidente y alentó a Washington a trabajar con al Assad. «Estamos ayudando más que ningún otro Estado a Iraq y Siria, al proveer armas a sus ejércitos y fuerzas de seguridad «, dijo Lavrov[16].
Un alto funcionario del Pentágono dijo que los ataques aéreos de Estados Unidos contra el ISIL solo lograron interrumpir parcialmente su avance. William Mayville Jr, director de comunicaciones del estado mayor conjunto de EEUU, advirtió que “Es poco probable que estos ataques afecten las capacidades globales de ISIL o sus operaciones en otras zonas de Iraq y Siria”[17].
Según Obama, los ataques aéreos de Estados Unidos podrían continuar durante meses, pero Georgy Mirsky, investigador en el Instituto de economía mundial y relaciones internacionales de Moscú señaló que el islamismo radical es una amenaza para Rusia y también para Occidente y requiere tareas conjuntas. Esto es más difícil pues la situación entre Rusia, Estados Unidos y Occidente en general se deterioró aún más con los dichos y pedido de asilo político del ex contratista de inteligencia estadounidense Edward Snowden.
A mediados de agosto el senador John McCain, conocido por sus posturas aguerridas, pidió ataques en contra de ISIL en Siria. Irónicamente, en 2012 McCain pidió que Estados Unidos lanzara un ataque contra el gobierno de al Assad que estaba luchado contra lo que actualmente es el ISIL.
El necesario acuerdo no llega
En la Conferencia de la OTAN en Gales en septiembre 2014, los líderes de la Alianza reconocieron que necesitaban ayuda rusa para superar el extremismo islámico en Siria e Iraq. Mientras los líderes norteamericanos han buscado apoyo para sus objetivos en Siria e Iraq, pasando por alto a Rusia, aliado clave con el que numerosos Estados árabes tienen estrechas relaciones[18].
Los conflictos del Medio Oriente entraron en una nueva era el 24 de septiembre de 2014 cuando Estados Unidos, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Bahrein y Qatar iniciaron ataques aéreos en Siria contra el ISIL y el frente al-Nusra (el ala sirio de al-Qaida).
Rusia ha cuestionado la legalidad de la participación de Estados Unidos en Siria, pero hasta Teherán desde hace varios meses había mostrado disposición a trabajar con EEUU y Occidente. El presidente iraní Hassan Rouhani se reunió con su par ruso a principios de septiembre con el objetivo de mejorar vínculos bilaterales, que incluyen mayor apoyo para Siria.
A pesar de la crisis, las desinteligencias continúan
Mientras nos acercamos a fines de 2014, Rusia, junto con Irán e Iraq, han buscado rehabilitar la imagen de Bashar al Assad. En cambio Estados Unidos ha afirmado categóricamente que busca su destitución. Esta posición tan radical es insostenible y afecta los intereses estadounidenses de derrotar al Estado Islámico y sus afiliados[19].
Ante las atrocidades atribuidas al Estado Islámico podríamos preguntarnos si los analistas en Washington evaluaron que tal vez, el presidente Vladimir Putin tenía razón sobre Siria. Por supuesto, dada la actual situación internacional, tal reconocimiento es improbable. Desde el comienzo la lógica rusa respecto de Siria ha sido más sólida que la estadounidense. La lógica estadounidense para Siria fue empañada por la visión que Estados Unidos tiene de sí mismo y que puede sostener debido a su enorme potencia militar y a la influencia que ejerce sobre numerosas potencias y Organizaciones aliadas. Desde su posición, Estados Unidos podría fácilmente destituir a al Assad. Rusia, por el contrario ha experimentado caos y humillación tras los cambios de régimen hasta en su propio territorio.
Rusia ha sostenido que al Assad no podía simplemente renunciar o ser depuesto mientras la guerra civil hacía estragos en el país, porque había una clara posibilidad de que alguien aún peor aprovechara el caos y rápidamente llenara ese vacío. Rusia sostuvo que tenía más sentido tratar con actores estatales, como al Assad, que son más previsibles que los actores no estatales. Y fueron los rusos quienes, desde el principio, advirtieron sobre diversos grupos rebeldes en Siria, señalando que algunos eran extremistas o tenían vínculos con organizaciones extremistas en la región.
Las recientes victorias militares del Estado Islámico han avalado la lectura de Rusia[20].
Pero la posición de EEUU tiene seguidores. La visita del presidente ruso a Turquía a fines de noviembre 2014 fue fructífera, pero se mantuvieron importantes diferencias sobre Siria. El presidente turco, Tayyip Erdogan, se opone al respaldo de Rusia a Bashar al Assad[21]. De hecho ya en junio la propuesta de Australia, Luxemburgo y Jordania de permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Siria a través de Turquía, Iraq y Jordania había sido rechazada por Estambul[22].
Unidos por una profunda hostilidad hacia los islamistas, el presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi —cuyas relaciones con EEUU son cada vez restringidas— y su par de Rusia fortalecieron su compromiso a luchar contra la amenaza del terrorismo.
En marzo de 2015 la relación del Medio Oriente sunnita con Rusia se redujo notablemente. Contribuyeron con ello por una parte la visita del presidente ucraniano Petro Poroshenko a Abu Dhabi —considerada un desaire para Rusia— y el ascenso del rey saudí Salman al trono y por otra la visita del Secretario de Consejo de seguridad ruso, Nikolai Patrushev, a Egipto y los Emiratos Árabes —muy críticos sobre cualquier acuerdo nuclear de Rusia con Irán— para discutir la situación en Libia y los avances en la relación con Irán y Siria molestaron a Washington.
La República Islámica busca apuntalar su posición en el Levante y Yemen. Moscú tendrá a Irán como un aliado en su apoyo a al Assad mientras los Estados árabes del Golfo continuarán culpando a Moscú de apoyar a los chiítas contra los sunitas[23].
Fracaso de propuestas de paz en 2015
La ronda de conversaciones sobre el conflicto de Siria realizada con el gobierno de Damasco en Moscú, que terminó el 29 de enero de 2015, fue rechazada por la oposición política en Siria y por no incluir a los principales grupos insurgentes en el país, esperaba que una nueva ronda en abril 2015 aportara soluciones[24].
La nueva ronda celebrada entre el 6 y el 10 de abril 2015 para poner fin al conflicto en Siria y centrarse en cuestiones humanitarias resultó boicoteada por Coalición Nacional Siria, la pro occidental y con sede en Estambul, que anunció que participaría en ellas sólo si las conversaciones conducían a la renuncia de al Assad[25].
El ministro de relaciones exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo que la ausencia de este grupo de la oposición no debía sobrevaluarse.
A pesar que Rusia advirtió que luchar contra el terrorismo en Siria debía ser prioritario y del pedido a la oposición de colaborar con al Assad a tal fin, esta reunión también fracasó. Las delegaciones acordaron en la necesidad de luchar contra el terrorismo y poner fin a la intervención extranjera pero discreparon sobre exactamente qué significaba esta conclusión[26].
Conclusiones
El teórico militar del siglo XIX Carl von Clausewitz dio una definición clásica de guerra como la «continuación de la política por otros medios». Teniendo en cuenta la estrategia de Occidente durante varias crisis en los últimos años, parece que los líderes estadounidenses y europeos han revisado radicalmente esa idea y ven a la guerra no tanto como una continuación de la política sino como una alternativa a ella. La más reciente confirmación de esta observación son los bombardeos de Washington contra el Estado Islámico, iniciados en septiembre 2014 -junto con el Reino Unido y posiblemente Francia- en una campaña que podría durar varios años. Por cierto, los bombardeos no resolverán la cuestión del extremismo islámico en Siria e Iraq como no lo lograron en Libia o Afganistán.
La campaña de bombardeos inevitablemente seguirá alimentando al mismo extremismo islámico que Occidente está intentando eliminar.
Dada su proximidad y mayor conocimiento, la comunidad mundial no puede lograr una solución duradera al extremismo en Medio Oriente sin la participación de Siria, Irán y Rusia. Parece que la única solución viable es la de formar la coalición lo más amplia posible para aislar a los extremistas y dar paso a grupos moderados tanto sunnitas como chiítas, tanto en Siria como en otros escenarios conflictivos en Medio Oriente.
* Profesora de Geografía de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Magister en Relaciones Internacionales graduada en la UNLP. Doctora en Geografía, UNLP. Secretaria académica del CEID.
NOTA: Ponencia oficial del XXVII Simposio Electrónico Internacional “Medio Oriente y Norte de África: problemáticas actuales en un escenario cambiante”, organizado por el Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (CEID), mayo de 2015.
[1] Para más información véase Stanganelli, Isabel. “Repercusiones regionales e internacionales de la primavera árabe: Siria y la cuestión de las armas químicas”. En XXV Simposio Electrónico Internacional, CEID, Buenos Aires, mayo 2013.
[2] Jonathan Marcus. “Siria: dos años de un conflicto que no parece tener salida”. BBC Mundo, 16/3/13 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/03/130315_siria_aniversario_dos_anios_conflicto_men.shtml
[3] Bob Rigg. “West faces chemical fait accompli in Syria”. En Asia Times, abril 11 de 2013, http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-02-110413.html
[4] Rusia tiene presencia en el mar Mediterráneo oriental con el puerto Tartus, en Siria.
[5] Rosenberg, Steven. “Siria: Rusia un paso adelante de EE.UU.”. En BBC Mundo, sept. 12 de 2013. Disponible en http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/09/130912_siria_rusia_diplomacia_am Sitio visitado abr. 25, 2015
[6] Siria declaró ante la ONU poseer 1.300 toneladas de armas químicas.
[7] “NATO Suspends Military Relations With Russia”. En The Moscow Times, mar. 07, 2014. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/495758.html? V. mar.10, 2014.
[8] “Kerry Hopes Crimea Won’t Hit Russian Cooperation on Syrian Weapons”. En Reuters, mar. 25, 2014. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/496724.html? V. mar 26, 2014
[9] Lozansky, Edward. “7 Reasons Obama Should Forget About Crimea”. En TMT, abr. 01, 2014. http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/497152.html? V. abr 3, 2014.
[10] “Russia Criticizes Western Support for Syrian Opposition”. En Reuters, may. 16, 2014. En http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/500222.html? V. may 20, 2014.
[11] Miller, James. “Putin Practiced His Ukraine Strategy in Syria”. En TMT, jul. 16, 2014. En http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/503581.html? V. jul 18, 2014-
[12] “UN Adopts Russian Statement Condemning Terrorist Oil Sales”. En The Associated Press, jul. 28, 2014. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/504207.html? V. jul. 30, 2014.
[13] diarioelprisma.es Sitio visitado el 25 de abril de 2015.
[14] Jared Metzker. “Cold War lessons applied to Syria”. En Asia Times, 24/4/13. http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-02-240413.html
[15] Dolgov, Anna “White House Wants $1 Billion War Funding to Help ‘Friends’ Like Ukraine”. En TMT, jun. 27, 2014. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/502609.html? V. jun 30, 2014.
[16] “Russia Arming Iraq and Syria to Fight Islamic State, Lavrov Says”. En Reuters, abr. 22, 2015. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/519573.html? V. abr. 24, 2015
[17] Nechepurenko, Ivan «Can Radical Islamists Drive Russia and the West Back to Each Other?”. En TMT, ag. 12, 2014. En http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/505021.html? V. ag. 15, 2014.
[18] Petro, Nicolai N. “Russia and NATO Should Be Allies, Not Enemies”. En TMT, sep. 29, 2014. http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/508063.html? V. sep. 30, 2014.
[19] Karasik, Theodore y Galustian, Richard. “Middle East Threat Must Unite Russia and U.S.” En TMT, oct. 07, 2014. http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/508581.html? V. oct. 9, 2014.
[20] Antonova, Natalia. “Russia Is Right About Syria”. En TMT, oct. 12, 2014. http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/509291.html? V. oct. 13, 2014.
[21] “Putin Heads to Ankara to Deepen Energy Ties With Turkey”. En Reuters, nov. 30, 2014. http://www.themoscowtimes.com/top_stories/article/newsletter/512052.html? V dic. 3, 2014.
[22] “Australia´s UN Envoy Criticizes Russian Plans to Boost Syria Aid”. En Reuters, jun. 20, 2014. En http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/502232.html V. jun. 22, 2014.
[23] Karasik, Theodore. “Middle East Is Keeping a Cautious Eye on Russia”. En TMT, mar. 23, 2015. http://www.themoscowtimes.com/opinion/article/newsletter/517897.html V. mar 24, 2015.
[24] “Putin and Egypt’s Sisi Reaffirm Commitment to Fighting Terrorism”. En Reuters, feb. 11, 2015. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/515734.html? V. feb. 12, 2014.
[25] “Expectations Low After First Day of Russia-Hosted Syria Talks”. En Reuters, abr. 06, 2015. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/518680.html? V. abr 8, 2015.
[26] “No Hope for Peace as Syria Talks End in Moscow”. En Reuters, abr. 10, 2015. http://www.themoscowtimes.com/news/article/newsletter/518919.html? V abr. 11, 2015.
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