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ISRAEL Y ESTADOS UNIDOS FRENTE A GAZA: ¿ESTRATEGIAS FRACASADAS?

María Elena Álvarez Acosta*

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La operación militar israelí sobre la Franja de Gaza ―concebida como una operación fácil, de bajo costo y breve― incluía de facto para finales de enero cinco frentes, más otros actores: los internos (Gaza, Jerusalén y Cisjordania) y los de la frontera norte (Líbano), los que incluyen las acciones de hostigamientos y represalias contra objetivos estadounidenses en Siria e Irak y las acciones de Israel y Estados Unidos contra esos países y los distantes: el caso de Yemen, donde se involucra Estados Unidos como actor protagónico. Todo ello sin que ningún país le declare la guerra al otro.

Además, en la madrugada del 28 de enero tres soldados estadounidenses murieron y al menos 40 resultaron heridos en un ataque con drones en Jordania, cerca de la frontera con Siria. Se abría un frente más en Medio Oriente, directamente vinculado a Estados Unidos.

Durante casi 120 días Israel ha bombardeado una y otra vez el territorio de Gaza. Paralelamente, Sudáfrica presentó una demanda contra Israel en la Corte Internacional de Justicia por «presunto» genocidio en Gaza. Sin embargo, aunque finalmente la Corte declaró que Israel debe garantizar que sus fuerzas no cometen genocidio y tomar medidas para mejorar la situación humanitaria de los palestinos en el enclave, Netanyahu lo cataloga de «indignante»[1] y, por supuesto, continuó utilizando los mismos métodos.

La muerte sigue presente cotidianamente en Gaza; las potencias occidentales tratan de «buscar vías» para controlar la situación, pero sin condenar a Tel Aviv y, sobre todo, que el conflicto no se extienda. No obstante, ya se ha regionalizado, ¿o no?

¿Qué ha sucedido en el terreno?

Cuando las acciones militares se iniciaron se limitaron al norte de la Franja de Gaza, posteriormente se extendieron a todo ese territorio. Los israelíes esperaban que fuera una campaña fulminante, dado su nivel de destrucción por los armamentos y tácticas utilizadas, más la ayuda recibida desde el exterior, así lo indicaba.

Además, estaban los precedentes: las guerras desarrolladas por Israel y sus operaciones contra Gaza habían sido de pocos días. Esa era la «costumbre». Esta operación debía ser breve.

Pero las acciones militares en este territorio se prolongaron y se  expandieron a la totalidad de la Franja. La brevedad se convirtió en una larga espera e Israel no ha logrado sus objetivos: el retorno de los rehenes y la destrucción de la organización de Hamás; por el contrario, en la actualidad se contabilizan más de 27 mil palestinos muertos, de ellos entre el 50 y 60 por ciento son niños y mujeres. Igualmente, según fuentes israelíes, el 70 por ciento de las fuerzas de Hamás se mantenían intactos. A ello se suma que, según Roger Zuzunaga Ruiz[2], «a Israel esta guerra le cuesta 19.000 millones de dólares, es decir, unos 220 millones de dólares por día».

Pero no sólo se ha expandido el accionar militar a todo el territorio de Gaza, sino también a Cisjordania y Jerusalén Oriental, en ambos territorios no son combates o ataques militares como en la Franja, sino represión constante contra la población palestina (más de dos millones y medio de personas) que protestan de diversas formas, pero que pudiera adquirir otras formas de lucha, como un carácter armado, frente a las acciones de los colonos ―más de 400.000 mil― que asesinan a docenas de palestinos semanalmente, sin rendir cuenta a nadie, con el respaldo del gobierno, y por el genocidio en Gaza.

Paralelamente, al norte de Israel hay otro frente, contra Hezbollah. Este se califica como conflicto militar limitado. No obstante, Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, advirtió que si Israel libra una guerra con el Líbano, la respuesta sería «ilimitada» (…) y expresó que el asesinato de Saleh Al-Arouri, un alto líder de Hamas en Beirut, «no quedará impune»[3]. El fuego transfronterizo entre las Fuerzas de Defensa de Israel y Hezbollah se ha incrementado, aunque se mantiene, por debajo del umbral de una guerra propiamente dicha.

Pero hay otros escenarios de guerra esporádicos. Estos son: Siria e Irak. Se caracterizan por los ataques de Israel y de los Estados Unidos contra «fuerzas iraníes» y las acciones de hostigamiento a las fuerzas estadounidenses en Irak y el noreste de Siria por fuerzas irregulares de milicias armadas. Los intercambios han aumentado cada vez más.

Por ejemplo, el 20 de enero, un ataque israelí en Damasco mató a al menos cinco miembros de la Guardia Revolucionaria iraní[4]. Poco después, en otra acción atribuida a Israel, se registró un ataque con drones contra un vehículo en el sur del Líbano que mató a al menos dos personas, entre ellas un miembro de Hezbollá[5].

La estrategia de Washington

Como se observa, las acciones militares no sólo involucran a Israel en los diversos frentes abiertos sino también a fuerzas estadounidenses. Debe recordarse que Washington, después del 7 de octubre, comenzó a desplazar inmediatamente buques de guerra, aeronaves y portaaviones hacia el Mediterráneo oriental y el Mar Rojo. Así como múltiples aeronaves fueron enviadas a bases militares de Estados Unidos ubicadas en distintos puntos de Medio Oriente y fuerzas de operaciones especiales estadounidenses trabajan de la mano con el ejército de Israel en la planificación e inteligencia[6]. El despliegue militar de Estados Unidos se proponía apoyar a Israel, disuadir de cualquier acción contra este último, así como contra sus bases militares en la región: era necesario evitar la extensión del conflicto en Medio Oriente.

Yemen

Las acciones de los hutíes, que desde un primer momento plantearon su apoyo a Hamás, han consistido en el lanzamiento de misiles crucero y drones contra Israel, pero también a barcos con conexiones con Tel Aviv. Los hutíes han declarado que «sus ataques en el mar Rojo son para ejercer presión económica sobre Israel»[7]. Estas son maniobras de apoyo a las acciones contra los palestinos en la franja de Gaza. Desde mediados de noviembre, rebeldes hutíes han atacado buques en el mar Rojo.

La importancia del mar Rojo ―delimitado al norte por el canal de Suez y al sur por el estrecho de Bab el Mandeb― es capital para el comercio global: por sus aguas navegan más de 19.000 cargueros anualmente, lo que supone el 11% del tráfico marítimo global, además de ser el camino más rápido entre los puertos asiáticos y el Mediterráneo[8] (…). También tiene un peso específico en materia de aprovisionamiento energético, ya que por esta zona pasa en torno al 12% del suministro de crudo mundial y el 8% del gas natural licuado (GNL) transportado por vía marítima, por lo que la interrupción del paso de buques supone un trastorno para países importadores de energía[9].

Estados Unidos, «autoproclamado salvador del mundo y de las buenas causas» y su inseparable aliado, el Reino Unido, «justifican su intervención precisamente como fórmula para responder a un «desafío internacional» lanzado por los hutíes, que amenaza el comercio global»[10]. El 12 de enero, Estados Unidos y Reino Unido lanzaron ataques contra más de 60 objetivos en 16 lugares de Yemen[11]. Comenzaba la guerra contra territorio yemení.

En ese contexto, la reacción de los países del área ha subido de tono y el malestar regional crece en Medio Oriente. Hassan Nasrallah[12] planteó que las operaciones de Estados Unidos en el mar Rojo condicionan la seguridad en la ruta naviera y pueden generar un «campo de batalla» en la estratégica vía comercial.

«Irak, Líbano y los talibanes en Afganistán rechazaron los ataques de la potencia estadounidense en Yemen y advirtieron dque el riesgo que el conflicto en Gaza se extrapole al resto de la región es cada vez más elevado. Abdellatif Rashid, presidente de Irak, a través de un mensaje de Presidencia, dijo: «Denunciamos enérgicamente los intentos de ampliar la guerra, y afirmamos que las aventuras de fuego, en este caso, nos pueden quemar a todos»[13].

Mientras, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Líbano planteó que «no tratar los motivos verdaderos de esta escalada, es decir el alto el fuego global de la ofensiva israelí y la guerra contra Gaza, puede expandir el círculo del conflicto como ya ha empezado a suceder»[14].

Paralelamente, otros países, como China y Egipto, hacen llamados por detener el enfrentamiento.

La situación en torno al mar Rojo y a Yemen ha motivado que algunos afirmen que «Con los ataques liderados por Estados Unidos en Yemen, ya no cabe preguntarse si la guerra entre Israel y Hamás escalará hasta convertirse en un conflicto más amplio. La cuestión es si podrá contenerse»[15].

Precisamente, el derrame de la violencia se amplió. Ante los sucesos de Jordania[16], Biden anunció que Estados Unidos ya ha decidido su respuesta al ataque (…) aunque no dio detalles, y señaló a Irán como «responsable», al menos de manera indirecta[17]. Mientras Irán negaba su participación. La respuesta fue el bombardeo a 85 objetivos en Siria e Irak: se anunció que eran bases y centros de armamentos iraníes.

Algunas ideas esenciales

Aunque Israel sigue llevando a cabo un genocidio en Gaza, permite las acciones represivas en Cisjordania y Jerusalén y extiende sus acciones militares ―bombardeos e incursiones militares― a los países vecinos, no ha logrado sus objetivos. Paralelamente, cada vez crece más el apoyo a los palestinos a nivel mundial.

Por su parte, la estrategia de Estados Unidos ha sido un fracaso; a pesar de todo su apoyo a Israel en todos los ámbitos, este último no ha obtenido sus propósitos; mientras, tampoco ha podido disuadir a los que ayudan a los palestinos con diversas acciones militares contra Israel y contra las propias instalaciones militares de Washington. En ese contexto, Estados Unidos se ha convertido en actor directo en el conflicto, hasta el momento, contra Yemen y diversas áreas de Siria e Irak. En la práctica, el objetivo de evitar que el conflicto se extendiera ha sido un fracaso.

En ese ámbito, tal vez no es tan difícil responder a la pregunta: Estados Unidos, ¿podrá contener la ampliación de las acciones militares y una regionalización aún mayor del conflicto?

Todo indica que no, pues sus propias acciones han contribuido enormemente a ello y es muy difícil que cambie su estrategia.

 

* Doctora en Ciencias Históricas. Profesora Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”. Investigadora en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).

 

Referencias

[1]«Corte Internacional ordena a Israel evitar actos de genocidio en Gaza; Netanyahu lo cataloga de “indignante”». Voz e América, 26/01/2024, https://www.vozdeamerica.com/a/corte-onu-anunciara-su-fallo-preliminar-en-el-caso-de-genocidio-contra-israel/7458195.html.

[2] Roger Zuzunaga Ruiz. «El multimillonario costo para Israel de la guerra en la Franja de Gaza». El Comercio (Perú), 11/01/2024, https://elcomercio.pe/mundo/oriente-medio/guerra-israel-hamas-cuanto-le-cuesta-la-guerra-a-israel-en-gaza-cuanto-ha-gastado-israel-en-la-guerra-en-gaza-220-millones-de-dolares-al-dia-benjamin-netanyahu-palestina-noticia/.

[3] Se acusa a Israel del ataque que mató al funcionario de Hamas el, Saleh Al-Arouri, en Beirut, el 3 de enero del. Israel no se atribuyó la responsabilidad del ataque. (CNN, Resumen de noticias de la guerra entre Israel y Hamas del 3 de enero de 2024. Disponible en: https://cnnespanol.cnn.com/2024/01/03/noticias-guerra-israel-hamas-gaza-palestinos-muertos-ataques-orix-17/.

[4] Las autoridades iraníes catalogaron el hecho como un «intento desesperado de propagar la inestabilidad en la región».

[5] France24, con  AFP, EFE y Reuters. «Ataques en Siria y Líbano atribuidos a Israel aumentan la tensión regional; Irán anuncia represalias». France 24, 20/01/2024, https://www.france24.com/es/medio-oriente/20240120-un-ataque-aéreo-en-damasco-mata-a-miembros-de-la-guardia-revolucionaria-siria-e-irán-acusan-a-israel.

[6] Tara Copp y Lolita C. Baldor, Associated Press. «Un vistazo al apoyo de EEUU a Israel: buques de guerra y 2.000 soldados en alerta máxima». Los Angeles Times, 18/10/2023, https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2023-10-18/un-vistazo-al-apoyo-de-eeuu-a-israel-buques-de-guerra-y-2-000-soldados-en-alerta-maxima .

[7] Adriana López. «Los hutíes dicen que sus ataques en mar Rojo son para ejercer «presión económica» sobre Israel». El Confidencial, 10/01/2024, https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-01-10/israel-gaza-guerra-hamas-palestina-directo_3808277/.

[8] «Claves para entender el conflicto en el Mar Rojo con los hutíes del Yemen». EFE, 12/01/2024, https://efe.com/mundo/2024-01-12/huties-mar-rojo-claves-conflicto-yemen/.

[9] Ídem.

[10] Ídem.

[11] Manuela Cano. «¿Quiénes son los hutíes y por qué el mar Rojo es clave en el conflicto en Medio Oriente?». France24, 12/01/2024, https://www.france24.com/es/medio-oriente/20240112-el-mar-rojo-quiénes-son-los-hutíes-y-por-qué-este-punto-es-clave-en-el-conflicto-en-medio-oriente.

[12] Líder de Hezbolá

[13] «Yemen: Nuevo bombardeo estadounidense en una estratégica base militar hutí». France 24 con Reuters y EFE, 13/01/2024, https://www.france24.com/es/medio-oriente/20240113-estados-unidos-lanzó-un-nuevo-ataque-contra-los-hutíes-en-yemen-aseguran-fuentes-estadounidenses.

[14] Ídem.

[15] Steven Erlanger, David E. Sanger, Farnaz Fassihi y Ronen Bergman. «La guerra regional que nadie quería ya está aquí. ¿Cuál será su alcance?». The New York Times, 16/01/2024, https://www.nytimes.com/es/2024/01/16/espanol/guerra-israel-estados-unidos-yemen.html.

[16] El ataque a una base estadounidense, en el que fallecieron tres soldados.

[17] «Biden anuncia que EEUU ya ha decidido su respuesta al ataque en Jordania». Europapress, 30/01/2024, https://www.europapress.es/internacional/noticia-biden-anuncia-eeuu-ya-decidido-respuesta-ataque-jordania-20240130175405.html

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EL EJE DE LA RESISTENCIA Y LAS PROBLEMÁTICAS DE SEGURIDAD NACIONAL ISRAELÍ

Salam Al Rabadi*

En principio, las guerras complementan la política, pero en Israel las guerras siguen siendo absolutamente la norma y la política es la anomalía. Ha quedado claro que el Estado ocupante no puede mantener su seguridad excepto acumulando medios de fuerza, lo que profundiza su alienación y aumenta la imposibilidad de aceptarla. La fuente de las contradicciones sigue siendo la alienación fundamental y radical de Israel del entorno árabe al que se impuso. En la práctica, esta realidad es insostenible, ni intentando aumentar el poder ni mediante alianzas (públicas y secretas), incluida la firma de inútiles acuerdos de paz.

El camino de la negociación y el proceso de paz árabe-israelí (desde el Acuerdo de Camp David en 1978, pasando por la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, los Acuerdos de Oslo de 1993, el Tratado de Wadi Araba en 1994 y los llamados Acuerdos de Abraham con algunos estados del Golfo en 2020) ha demostrado su fracaso y su total incapacidad para disuadir a Israel y cambiar su comportamiento en materia de seguridad.

La política de acomodación, alianzas de seguridad y maximización de la cooperación económica no condujo a ningún resultado significativo en términos de cambiar las posiciones hostiles de Israel. Al contrario, ha aumentado su rigidez y obstinación. El Estado ocupante ha estado y todavía está enfrentando sus problemas de seguridad a través de una estrategia basada en el rechazo habitual («No») que reflejan sus constantes de seguridad, las más importantes de las cuales son:

    • No a la retirada completa a las fronteras de 1967.
    • No a un Estado palestino con plena independencia.
    • No a detener las operaciones de asentamiento y desmantelar los asentamientos.
    • No al retorno de los refugiados palestinos.
    • No a que ningún país árabe o regional tenga un programa nuclear.
    • No a cualquier desequilibrio en el equilibrio del poder militar.

En consecuencia, la superioridad militar sigue siendo el principal elemento del que depende el Estado ocupante para mantener su existencia. Su singularidad en este ámbito sigue siendo el verdadero pilar de su protección, incluso en caso de que se logre la paz. Donde la teoría de la seguridad nacional israelí siempre se basará en el principio de que la entidad ocupante se basa en un área geográficamente limitada. Por lo tanto, mientras exista vulnerabilidad a nivel de profundidad estratégica, es necesario confiar en una fuerza disuasoria de ataque que preserve la continuidad de Israel.

Sin embargo, como resultado de las victorias estratégicas del eje de resistencia en la guerra de julio de 2006, a través de las guerras de Gaza (2008-2021) y de la guerra global contra Siria (2011-2019), se han producido cambios radicales que conllevan amenazas que tendrán repercusiones muy graves en el destino y en la existencia del Estado ocupante israelí.

En este contexto, las victorias de la resistencia palestina en Gaza en octubre de 2023 fueron una extensión de esta tendencia ascendente en términos de restablecer el equilibrio estratégico entre el eje de resistencia y el Estado ocupante, la cual sufrió varias derrotas severas que la llevaron al escenario de absoluta impotencia. Esta nueva realidad es inseparable del proceso de victorias desde la guerra de julio de 2006 y sus secuelas, que dieron lugar a muchos acontecimientos geopolíticos relacionados con la creciente fuerza del eje de resistencia, entre ellos:

    • Adquirir experiencia de combate no convencional: este eje se ha vuelto capaz en el futuro de librar batallas multinivel que requieren una coordinación logística masiva.
    • Cambiar el concepto militar basado en el desgaste y la defensa y sustituirlo por una estrategia ofensiva preventiva: basada en el principio de penetrar en los territorios ocupados y lanzar incursiones con miles de misiles al mismo tiempo desde varios frentes diferentes. Cambiando así radicalmente la ecuación de disuasión mutua con Israel.

Esto es lo que realmente se vivió en pequeña medida sobre el terreno en la guerra de Gaza de 2021, donde el eje de resistencia, a través del movimiento Jihad Islámico y del movimiento Hamás, pudo adoptar esta estrategia que demostró su eficacia. Las capacidades militares israelíes fueron incapaces de afrontar e interceptar cientos de cohetes que fueron lanzados desde Gaza al mismo tiempo y desde diferentes lugares. Por lo tanto, estos desafíos plantean verdaderos interrogantes que giran en torno a la siguiente pregunta:

¿Es el Estado de ocupación israelí capaz de afrontar todos estos desafíos en cualquier guerra futura?

Es lógico decir que la naturaleza de los desafíos que enfrenta el Estado ocupante a nivel de estructura y concepto de su seguridad nacional ha cambiado de manera dramática y fundamental y entre esos desafíos se encuentran:

    • El eje de resistencia cuenta ahora con enormes capacidades armadas que pueden cubrir todo el territorio del Estado de Israel.
    • El ejército sirio y Hezbolá tienen experiencia militar ofensiva fruto de la guerra de guerrillas con movimientos terroristas apoyados por Occidente e Israel.
    • El eje de resistencia desarrolló su estrategia militar basada en atacar la superioridad aérea y marítima de Israel.

Aquí hay que reconocer que las victorias del eje de la resistencia sobre Israel en las guerras del Líbano, Gaza y Siria han llegado a representar un punto de inflexión estratégico y un verdadero desafío para Israel en términos de su poder disuasivo y el trabajo de sus servicios de inteligencia. Actualmente sufre la pérdida de sus elementos de disuasión más importantes. Por tanto, cualquier nuevo enfrentamiento militar será complejo y alcanzará todas las zonas de toda el área de Israel (desde el río hasta el mar).

Parece que el Estado ocupante nunca estuvo tan amenazado como hoy, como resultado del desarrollo y madurez de las experiencias del eje de resistencia, que ha demostrado que ahora posee una visión militar y política con un enfoque lógico y racional (a nivel de pensamiento y práctica). Podemos decir que las guerras perdidas de Israel y su incapacidad para lograr cualquiera de sus objetivos en Siria, Gaza o el Líbano son evidencia concluyente de la superioridad del eje de resistencia en todos los niveles.

En este contexto, se puede enfatizar que la posibilidad futura es inevitablemente la opción de la guerra y la confrontación integral. La cual no será (como era el caso anteriormente) una guerra convencional que se desarrolle únicamente en tierras árabes y se decida por la superioridad militar israelí. Al contrario, esta vez será una guerra en la que el Estado ocupante no tendrá la iniciativa. Quizás el Estado ocupante pueda iniciar esa guerra, pero lo más importante es cómo la gestiona y le pone fin. Ciertamente no podrá resolverlo en absoluto, pero más que eso, es probable que esta guerra llegue inevitablemente a todas las calles del propio Israel.

En principio, según el patrón de desarrollo de la estrategia del eje de resistencia, es posible enfatizar la posibilidad y capacidad del eje de resistencia de lanzar un ataque integral contra Israel (y no simplemente adoptar una política defensiva), ya sea mediante una andanada de drones y misiles desde todos los frentes (Irán, Irak, Yemen, Líbano, Siria, Gaza), que irá acompañada de un ataque electrónico, de modo que el sistema defensivo «Cúpula de Hierro» sea incapaz de afrontar plenamente un ataque tan grande. Embestida a gran escala capaz de atacar y perturbar bases aéreas y navales, centros militares e infraestructura en todo Israel. Sin mencionar que esto coincidió con la posibilidad de lanzar un ataque terrestre a gran escala a través de todas las fronteras dentro de los territorios palestinos ocupados.

Por ejemplo, según informes y estudios publicados por centros de investigación e instituciones militares israelíes, Hezbollah en particular tiene enormes capacidades militares que le permiten ocupar la región de Galilea en el norte de Israel, con consecuencias nefastas para la entidad israelí. Por lo tanto, si se aborda la ecuación que está ligada a las enormes capacidades misilísticas de la resistencia que fueron activadas en la guerra de julio de 2006 (Haifa y después de Haifa), y si se añade la ecuación de los drones y las capacidades navales (Karish y después de Karish), entonces es lógico que el próximo enfoque futuro sea, al menos de acuerdo con la ecuación: ¡¡el control total de Hezbollah sobre la región de Galilea y más allá de Galilea dentro de la propia entidad israelí!!

* Doctor en Filosofía en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales. Actualmente preparando una segunda tesis doctoral: The Future of Europe and the Challenges of Demography and Migration, Universidad de Santiago de Compostela, España.

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TENDENCIAS EN ASIA EN VÍSPERAS DE LA CUMBRE PRESIDENCIAL DE LA ORGANIZACIÓN DE COOPERACIÓN DE SHANGHAI (OCS).

Isabel Stanganelli*

Mientras Occidente luce alienado por shocks económicos, guerras y otras calamidades, Asia parece buscar caminos para lograr alguna forma de concordia. Muchos de ellos han exigido tiempo, reuniones y negociaciones, a veces muy arduas y no siempre exitosas. Pero también se vislumbran avances y relaciones novedosas, se están formalizando alianzas otrora improbables y hasta ciertos países usualmente poco interesados en acuerdos o alianzas, están considerando conveniente aproximarse.

La mayor parte de estas novedades resultarán visibles en la Cumbre presidencial anual de la Organización de Cooperación de Shanghai OCS, a realizarse los próximos 3 y 4 de julio y que está preparando India, cuya presidencia ostenta este año[1].

Hechos destacados

1.- Turquía y Siria, con Rusia e Irán como mediadoras, han reiniciado el diálogo suspendido durante décadas y severamente dañado desde 2011, por el momento a través de funcionarios de alto rango de ambos países[2]. Acompaña a estos avances la readmisión de Siria en la Liga Árabe el 7 de mayo, luego de 12 años de ausencia, con la única condición de permitir el acceso irrestricto a quienes requieran ayuda humanitaria, aún en zonas fuera del control de Damasco. Qatar objetó el reingreso de Siria en la Liga Árabe pero no vetó esa decisión.

2.- Tras la adhesión de Irán a la OCS en 2022, India buscó revitalizar la cooperación económica con Teherán en la forma de una asociación a largo plazo, negociada por el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, y el asesor de seguridad nacional de India en Teherán, Ajit Doval, para fortalecer la cooperación y comunicación a nivel bilateral, regional y multilateral entre los países de la región. Prestaron especial atención al desarrollo del puerto de Chabahar, modelo de cooperación entre Teherán y Nueva Delhi que también fortalece los esfuerzos conjuntos con Rusia y otras naciones para desarrollo de corredores económicos disponibles para el transporte internacional. La cooperación incluye también cuestiones bancarias bilaterales con las monedas locales, eliminación de sanciones y otros asuntos regionales así como la preocupación por la situación en Afganistán que intenta formar un gobierno inclusivo. Esta aproximación entre India e Irán sumada —como ya veremos— a la distensión entre Irán y Arabia Saudí son cuestiones que incomodan a Washington. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos, India no necesita su ayuda para promover sus intereses en la región del Golfo.

3.- Bahréin, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU) además de Arabia Saudí, al ser socios de diálogo de la OCS y estar dispuestos a unirse a los esfuerzos de cooperación de esta Organización refuerzan la presencia de la misma en el golfo Pérsico. Los EAU han preferido mantener sus acuerdos comerciales con China (Huawei) y Francia (cazas Rafale) pese a las presiones de Washington, molesta además por la aproximación de la OCS al Golfo postergada hasta la actualidad por una prensa occidental negativa sobre Irán, que ya está perdiendo eficacia.

4.- La participación de grandes poderes asiáticos, como China e India, en Medio Oriente se incrementa en forma contínua. Con la mediación de China, desde el 10 de marzo de 2023 Arabia Saudí e Irán restauraron sus relaciones diplomáticas y aunque la puesta a punto de los documentos de respaldo llevaría un par de meses, ya firmaron acuerdos referidos al comercio e infraestructura tecnológica. La falta de soporte de Washington a Arabia Saudí en Yemen y sus ambiciosos programas nucleares de uso civil, la respuesta limitada a los ataques con drones de 2019 y 2022 contra los EAU y la misma Arabia Saudí y el intento de los Estados Unidos de presionar a Abu Dhabi y Riad para bajar el precio del petróleo en función de la situación en Ucrania redujeron las comunicaciones telefónicas entre el presidente Biden y sus pares en Riad, hicieron que el Golfo enviara menos petróleo al mercado y que los EAU recibieran al presidente sirio. La política de no interferencia china es válida en el Medio Oriente, pero Beijing requiere recursos… En 2021 firmó un acuerdo petrolero por 25 años con Teherán y celebró su primera cumbre con los EAU en 2022. Con estos ingredientes, que intercediera en las negociaciones de restauración del diálogo entre Irán y Arabia Saudí simplemente simplificaba las realidades geopolíticas regionales preexistentes. China además se opone formalmente a las sanciones internacionales contra Irán, aunque gracias a ellas Beijing prácticamente cuenta con la exclusividad de productos clave iraníes. La influencia de China sobre Irán es notable —y observa muy de cerca los desarrollos nucleares iraníes— pero mantiene su diplomacia de equilibrio entre facciones rivales del Golfo. El mismo mes que el presidente Xi visitó Riad, China abrió su primer consulado en Siria, en Bandar Abbas. Cuando se levanten las sanciones contra Irán (no hay fecha pero invariablemente en algún momento se levantarán y a la milenaria China no le importa esperar), Beijing estará primera en la lista para beneficiarse. Su premisa es: “no tomar partido… no hacer enemigos”. De ahí la base de su política con Rusia.

5.- El realineamiento de la política exterior de Turquía reforzando sus relaciones con los EAU e Israel (además de la ya mencionada normalización de relaciones con Siria y hasta con Arabia Saudí), han mejorado notoriamente desde 2022, con lo que su rol como potencia estabilizadora regional asociada a la OCS resulta cada vez más estratégico. Y ésta fue una gran noticia pues históricamente las relaciones habían sido pésimas. El actual escenario de diplomacia, independientemente del grado de éxito alcanzado, ha permitido acuerdos como los de Abraham, el foro de Negev, I2U2 (India, Israel, EAU y Estados Unidos), entre otros.

6.- Independientemente de las relaciones ya mencionadas entre China, Arabia Saudí e Irán, también se destaca la relación entre China y Turquía. Aunque China cuenta con una base militar —la única en el exterior— en la estratégica Djibouti, la magnitud de la misma es ínfima en relación con el poderío estadounidense. La seguridad regional ha estado tradicionalmente ligada a Estados Unidos y China no parece interesada en competir en ese terreno. Pero ambos actores juegan en Medio Oriente y el campo de batalla tiene que ver con las telecomunicaciones, la Inteligencia Artificial (IA) y el potencial industrial del Golfo —liderado por China— y con efectos en toda Eurasia. Y no se pueden desestimar las relaciones entre China y Turquía (miembro de la OTAN). Es que China, a diferencia de Estados Unidos, sí tiene planes para cambiar la economía regional con infraestructura digital, con infraestructura en medios de comunicación —nuevamente ligada a la IA— y con la capacidad para salvar económicamente a economías en crisis. Beijing triplicó desde 2019 sus exportaciones a Ankara y la ayudó a superar la crisis monetaria de 2022. Huawei y la construcción de redes 5G en la mayoría de los países del Golfo (Proyecto Huawei del Mar Rojo sobre energía solar, 2019) inspira pánico en Washington que considera que esa red puede recopilar inteligencia sobre aviones estadounidenses. Huawei proporciona la mayor parte de la banda ancha de Turquía.

7.- India y Rusia también se encuentran cada vez más próximas. El pragmatismo ideológico del gobierno del Primer ministro de la India, Narendra Modi, lleva al país a ampliar su participación estratégica y de seguridad en este Nuevo Orden multipolar propuesto desde Asia. Subramayam Jaishankar, ministro de Asuntos Exteriores de la India, ha calificado las relaciones con Rusia como una de las más estables en las relaciones globales. Incluso ante las presiones occidentales respecto de Ucrania, el gobierno indio ha respondido que sus decisiones responderán a su propio interés. Y al respecto continúa intensificando sus compromisos económicos: acuerdos de libre comercio, fabricación en India de material estratégico con patentes de Rusia, etc. Washington parece resignada, aunque intenta buscar alguna alternativa atractiva para de alguna manera recuperar a India. Si la propuesta es incrementar el desarrollo de Delhi atribuyendo al país un rol como garante de la seguridad continental: India no requiere este reconocimiento de Washington pues ya es un actor reconocido como potencia en ese continente y en muchos Estados no asiáticos (miembro del G-20, BRICS, Grupo Quad, etc.). India es importante comprador —y revendedor— de hidrocarburos rusos y a cambio coloca manufacturas indias en Rusia y en el mundo, la aceptación de tarjetas Ru-Pay indias y las Mir rusas en sus intercambios, los corredores marítimos entre Vladivostok y Chennai también benefician esta relación… Desde que Rusia decidió dar la espalda a Occidente —o viceversa—, el comercio bilateral con Delhi superó los 50.000 millones de dólares (abril 2022-marzo 2023), meta que Rusia e India esperaban alcanzar hacia 2025. No menos importante: la aproximación entre ambas potencias permite a India acceder a Siberia, al Ártico y al Lejano Oriente ruso y todos sus recursos. India aboga por un orden internacional multipolar democrático y Rusia no tiene reparos al respecto.

8.- Pakistán finalmente inició su aproximación a la OCS. A pesar de haber ingresado —como India— en 2017, Islamabad fue renuente a participar en esta Organización. Pero la sorpresa en la Cumbre ministerial de la OCS en mayo pasado fue la asistencia del Ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Bilawal Bhutto Zardari, primera presencia nacional en 12 años. Ante las tensas relaciones entre su país e India, su joven presencia (33 años) fue considerada como muy favorable. Celebró dos cumbres bilaterales con sus pares de Rusia y Uzbekistán y asistió a todos los eventos durante la Cumbre. Posteriormente el cálido apretón de manos con su homólogo indio en la cena de gala indicó a los múltiples medios de comunicación presentes que la posibilidad de la presencia física (no virtual) del Primer Ministro Shahbaz Sharif en la Cumbre de julio 2023 es alta. Este dato resulta llamativo: el último enfrentamiento bélico entre ambos países ocurrió entre el 14 de febrero y el 22 de marzo de 2019 y causó cerca de 50 bajas, mayoritariamente indias. Sería deseable considerar a la próxima Cumbre una oportunidad para que ambos países allanaran sus diferencias históricas. Pero hasta el momento, el gesto de ambos dignatarios presentes muestra una tendencia que no puede permanecer ignorada.

9.- Arabia Saudí y Siria —junto con Jordania, Egipto e Iraq— a través de sus ministros de Relaciones Exteriores se pusieron de acuerdo para que Siria regresara a la esfera regional. Solicitaron en mayo en Amman el establecimiento de lazos militares y de seguridad con Damasco para eliminar la interferencia extranjera en Siria, apoyar las instituciones de este país para que pueda controlar todo su territorio e imponer el estado de derecho y principalmente lograr el fin de la ocupación estadounidense. La administración Biden tiene efectivos en el 30% del territorio sirio. El 18 de mayo el presidente sirio al-Assad llegó a la ciudad portuaria saudí de Yeda donde fue recibido por el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit y altos cargos sauditas. Riad ha dado un giro a su postura previa para poner fin al conflicto iniciado entre ambos Estados en 2012.

10.- Las relaciones entre China y Rusia son complejas, asombrosas y de público conocimiento. Sin embargo su análisis justifica un tratamiento individual en otro escrito.

Conclusiones

Existen numerosas iniciativas quizás menos notables que las enunciadas, aunque cualquiera de ellas puede transformarse en un movimiento clave. La actual dinámica geopolítica obliga a permanecer en alerta estratégica.

Todas estas tendencias no pasan desapercibidas para Washington. La percepción más generalizada es que los Estados Unidos han perdido credibilidad a lo largo de las últimas décadas, principalmente en el Golfo y en el mundo árabe. Los desarrollos en Iraq, Afganistán, Siria, las Primaveras árabes, con una gestión Biden que continúa su estrategia de “difundir democracia” en el mundo son contradictorios y despiertan el escepticismo regional. Occidente se ha involucrado en diferente grado en conflictos de larga duración en el Medio Oriente, como el árabe-israelí y otros más actuales como los de Iraq, Irán, Líbano, (Libia y Sudán en África), Siria, Yemen…

El último acierto diplomático de Washington fue el acuerdo de Camp David, del que ya transcurrieron 45 años y aún quedan detalles por pulir.

La distensión Arabia Saudí-Irán incomoda a los Estados Unidos, la reducción de su influencia en los países del Golfo, la presión para abandonar Siria, el fracaso del Acuerdo de Abaham[3], la pérdida de mercados, la mayor importancia de India y China en el mundo, Rusia cada vez más cómoda en Asia son solo algunos aspectos que alteran los cálculos de la gestión de Washington.

En general los gobernantes árabes —siempre seducidos por el modo de vida occidental— se aproximan política y estratégicamente más a Rusia, China y el entorno asiático en general: miran más hacia el Este. Cada vez más señales indican que el futuro de la humanidad dependerá del continente asiático y las relaciones que sus potencias establezcan.

 

* Profesora y Doctora en Geografía/Geopolítica, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Magíster en Relaciones Internacionales, UNLP. Secretaria Académica de la SAEEG.

 

Referencias

[1] Recordemos que los integrantes permanentes de la OCS son China, Rusia, Tadjikistán, Uzbekistán, Kirguizstán, Kazakhstán, Irán (2022), India y Pakistán. Son observadores Mongolia, Afganistán y Belarús mientras que son socios para el diálogo Turquía, Arabia Saudi, Azerbaiján, Armenia, Qatar, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Egipto. Los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Kuwait Maldivas y Myanmar recibieron el estatus de socios.

[2] Para detalles ver: Stanganelli, Isabel. “Aproximación Siria-Turquía, mediación de Rusia y reacciones de Estados Unidos”. En SAEEG, 09/05/2023, https://saeeg.org/index.php/2023/05/09/aproximacion-siria-turquia-mediacion-de-rusia-y-reacciones-de-estados-unidos/

[3] El “Acuerdo de Abraham”, firmado el 15 de septiembre de 2020 entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin promovió que se abrirían embajadas y promovería la cooperación en el comercio, el turismo, la tecnología, la energía y la seguridad al tiempo que suspendía planes de Israel de anexar partes de Cisjordania. El acuerdo generó controversias y críticas por grupos y países que apoyan la causa palestina y finalmente fracasó.

 

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