Heriberto Justo Auel*
“Las líneas divisorias entre las culturas serán los frentes de batalla del futuro» (1).
S. Huntington
1) “La cultura es lo que importa”. (2)
2) La “Tercera Roma” y sus guerras híbridas. (9)
3) Las guerras asimétricas – híbridas – limitadas de Putin. (13).
Cuando finalizó la última guerra mundial —llamada “Guerra Fría”— en 1989/1991 se inició una posguerra caracterizada por la “confusión” de los intelectuales dedicados al seguimiento de la situación estratégica internacional. Hubo varias predicciones. Quien estuvo más cerca de los acontecimientos bélicos que advenían fue S. Huntington, en una publicación —1993— aparecida en la prestigiosa revista “Foreing Affairs” (1): “las líneas divisorias entre las culturas serán los frentes de batalla del futuro”.
Allí se encuentran hoy —24/02/2022— casi treinta años después, Oriente y Occidente —en sus “líneas de borde”— en las preliminares de la batalla de una predecible guerra que será —probablemente— la más importante desde la II Guerra Mundial. No hemos dicho Este y Oeste, como le llamábamos a la confrontación ideológica de la Guerra Dría. En Ucrania se encuentran hoy con violencia dos culturas: la Occidental y la Oriental, aunque la etnia sea común.
Huntington, ocho años después de aquella publicación del año 2001 —cuando comenzaba la nueva guerra mundial “Contraterrorista Global”— publicó un nuevo libro (2) con un subtítulo sugestivo, que enriqueció su tesis anterior: “Cómo los valores dan forma al progreso humano”. Los “valores” corresponden al campo la cultura y el “progreso humano” al de la civilización.
Esta aclaración es central para evitar nuevos desatinos en la “profunda crisis generalizada” y en los “estados de guerra” que nos abarcan a los argentinos.
Decíamos hace unos meses (3): “La reciente y desastrosa retirada de EE.UU de Afganistán —que huele a derrota— traerá muchas consecuencias para Occidente y en particular para la UE. China que —somatiza serios problemas internos— no dejará de explotar al máximo esta retirada. El ISIS, Al-Qaeda y los Talibanes recibieron el inesperado regalo de un “santuario” rico en minerales y drogas, en plena “Isla Mundial”.
El mundo “talasocrático” demostró no comprender la complejidad de su opuesto mundo “telurocrático”, no abarcó la complejidad de la guerra mundial en acto y menos aún a la pugna por la supremacía mundial”. Se mantuvo muy cerca de Venus y cada vez más lejos de Marte y olvidó el sabio consejo de Vegetius —S. IV d. C.—: “si quieres la Paz, ármate para la guerra”.
Desde nuestro punto de vista dirigentes occidentales culturalmente poco formados han cometido graves errores de apreciación geopolítica y han acometido decisiones políticas y estratégicas totalmente equivocadas e inoportunas. Quienes hayan estudiado los recientes discursos del ex KGB son conscientes del desprecio que siente —el tirano presidente ruso— por una Europa que abandonó su identidad fundacional como núcleo fundador del Occidente Cristiano.
El Estado de Bienestar y la 4ta Internacional en los sesenta y la progresía amoral de los ochenta, llevaron a una Europa —autodestruida en sus guerras civiles— a la actual situación de impotencia frente a los desafíos de la hora. Ya el 28/11/2007, en el Nro. 1039 de Libertad Digital, los europeos demostraban ser conscientes de su situación, pues decían:
“Putin ha gruñido. El oso ruso una vez más pone en evidencia su crónica sensación de vulnerabilidad. Demasiada frontera para un estado tan frágil. Pero hay más. Rusia no ha aceptado nunca la desintegración de la Unión Soviética y, por lo tanto, el que las antiguas repúblicas populares se hayan ido integrando en la Unión Europea y la OTAN. El paso dado por Polonia y Chequia va más allá de ser miembro de la Alianza Atlántica, supone, como en el caso del Reino Unido, una opción estratégica en el medio y largo plazo para formar parte del dispositivo de seguridad norteamericano. Eso molesta y mucho en Moscú”.
Aun así, la UE y la OTAN nunca lograron organizar su propia fuerza de Defensa. Cuando Trump llegó a la presidencia les quitó los fondos para su Seguridad y retiró a las tropas adelantadas en la UE. Hoy los EE.UU. de un debilitado Biden no enfrentarán militarmente a un conductor decidido, que acaba de ganar el “juego de la gallina” (4) con Washington. Recurrirá —a lo sumo— al “soft-power”, por varias causas.
La guerra civil en Ucrania no podrá escalar a guerra nuclear internacional, pero además allí está presente el moderador estratégico de Putin, XI Jinping —“asociado estratégico de coordinación global”— que seguramente asumirá su rol de gran potencia en ciernes —controlando a una guerra asimétrica/híbrida/limitada— que retiene el peligro de una eventual escalada que obstaculizaría a su macro maniobra geopolítica mundial.
China y Rusia —el Oriente telurocrático— actuando de consuno podrían lograr una victoria militar limitada que supere las sanciones económicas internacionales —a mediano plazo— reteniendo sus objetivos geopolíticos y estratégicos locales en la confrontación por el poder hegemónico con el Occidente talasocrático en pleno desarrollo en la última década, con manifiesto sigilo de las partes. Crimea/Sebastopol es el objetivo central.
Al presidente chino “no le preocupa la confrontación de las “autocracias Vs. democracias” —como a Biden—. Centralmente le preocupa y ocupa el poder imperial chino en ascenso” (5).
Ucrania —dentro de la Geopolítica clásica— fue una pieza fundamental de la “Isla Mundial” y de la “Tierra Corazón” de McKinder y los actuales líderes europeos ¿no lo saben? (6). Hoy, aquel valor geopolítico histórico se ha transferido al campo de la situación estratégica internacional. Es una valoración de otra naturaleza.
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, al solicitar su riesgoso ingreso a la UE y a la OTAN, demostró carecer de inteligencia estratégica exigida por las circunstancias regionales. Otorgó una oportunidad a Putin. Luego de la implosión soviética y del ingreso de países del ex Pacto de Varsovia a la UE y a la OTAN, el valor de Ucrania —como glacis estratégico de la Federación Rusa— cobró una revalorización exponencial. Es imposible que Kiev lo ignorara y que confiara en la Europa “progre”, que hoy lo ha dejado solo.
A ello se suma que los burócratas de Bruselas parecieran ignorar que toda Política Exterior debe tener un correlativo apoyo de fuerza. De lo contrario, tal como hoy lo estamos comprobando, la UE “farolea” (7).
La lección en curso ¿será suficiente para los “pacifistas” del Norte y para los nuestros? —que aquí son aún más abundantes y torpes—. La oportunidad para los asiáticos estaba servida: la debilidad de Biden y el invierno de la UE. Dieron el paso, largamente planificado. El vecindario buscará evitar el efecto dominó y allí estará presente el coeficiente de la paciencia oriental.
Xi Jinping ha perforado el “Corolario Spykman de la doctrina McKinder” con la “Ruta y la Franja de la seda” y homologa simultáneamente al corolario cerrando sobre Occidente su propio “shatterbelt” creando “la tierra orilla externa” —que abarca a Iberoamérica— con sus inversiones y alguna presencia.
Tartufo —que como estadista demuestra día a día que no pasa de ser un abogado “ave negra” (8)— se equivocó de capital: su ofrecimiento como “puerta de entrada” era para Beijing, no para Moscú. Putin no tiene espalda para responder a semejante propuesta inaudita. Tartu ¿no le extrañó la mirada que le destinó el dueño de casa? Ud. siga apostando: alguna vez tendrá un acierto. Entérese: para Vladimir, Ella —la Jefa—, solo le reserva YPF.
En 1918 Oswald Spengler publicó “La Decadencia de Occidente”. Revisó este volumen en 1922 y publicó además un segundo, titulado “Perspectivas de la historia mundial”, en 1923. Spengler presentaba la Historia Universal como un conjunto de culturas —Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, Mágica y la Occidental o Fáustica— que se desarrollaban independientemente —unas de otras— pasando a través de un ciclo vital compuesto por cuatro etapas: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como el ciclo vital de un ser vivo que tiene un comienzo y un fin determinado.
Con base en este esquema y aplicando un método que él llamó “morfología comparativa de las culturas”, proclamó que la cultura occidental se encontraba en su etapa final, es decir, en la decadencia y afirmó que era posible predecir los hechos por venir en la historia del Occidente.
El 13/05/2004 —en la Biblioteca del Senado Italiano— el Cardenal Ratzinger despedía a los representantes que concurrían a Bruselas para votar por la aprobación o rechazo de la nueva Constitución —giscardiana— de la UE. Historió la prolongada decadencia de Occidente y señaló: “los europeos se odian a sí mismos”, “tienen su alma marchita”.
En dicha Constitución, la UE “arrojaba a Cristo por la ventana”. Dos años después, Jürgen Habermas —de la “Escuela de Frankfurt”— enfrentaba al Cardenal por TV en Ratisbona, sosteniendo que la Fe y la Razón eran incompatibles.
En simultáneo con estos hechos de una Europa “transculturizada” —cuya descomposición moral tenía su epicentro a las Universidades— y transitaba —en su segunda posguerrra— desde el “existencialismo” hasta el “nihilismo”, Vladímir Vladimirovich Putin —desde el año 2000— nuevo líder de la Rusia postsoviética, rescataba los símbolos de la “Gran Madre Rusia” (10) y ponía a su lado al Jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, a quien le devolvía más de cincuenta templos —que los bolcheviques habían transformado en depósitos—.
Volvía a existir la “Tercera Roma”, mientras la UE demolía a la “Primera Roma”.
Europa, además de expresar un preciso concepto geográfico, es también un concepto cultural: la espiritualidad cristiana, la filosofía griega y el derecho romano. La UE de la 4ta Internacional —tan cerca de Venus— con su antropología racionalista se apartaba de la Fe, olvidando que la religión es el sostén permanente del SER, de la identidad, de la pertenencia a un agrupamiento humano: de su cultura.
Rusia es el país más extenso del mundo y en esta enorme geografía la cultura europea llega hasta los Urales —allí está la “Tercera Roma”— más allá Rusia es asiática, es la infinita Siberia, nexo cultural y geográfico con la China Imperial de Xi. ¿Hay un Vladimir europeo y otro asiático?
En principio diremos que en sus discursos demuestra entender la fuerza superior del SER espiritual. Mientras Europa Occidental busca el “bien-estar”, él desea restablecer la espiritualidad de la “Gran Madre Rusia” sobre los escombros de la URSS implosionada. Napoleón decía: “Hay en el mundo dos poderes. La espada y el espíritu. El espíritu siempre ha vencido a la espada”. Hoy el moscovita lo comprueba en las calles de Kiev. Los ucranianos —pueblo de cofín— luchan por su SER. No olvidan el Holodomor (11) de 1932.
Putin nació en San Petersburgo y por lo tanto es ruso-europeo. Conoce y estudia profundamente a la UE. Como presidente de toda Rusia —en el 2022— está más cerca de Beijing que de Bruselas. Por formación conoce al “meridiano de poder de Haushofer” en su desplazamiento hacia el este —sobre el océano Pacífico— y participa de la macro-maniobra imperial china (12). Paso a paso ha buscado restablecer la “grandeza” perdida de Rusia y de su propio poder. Ello se objetivó en su guerra de los “cinco días” —2008— en Georgia. Abjasia y Osetia se desprendieron e independizaron, reteniendo “fuerzas pacificadoras” rusas.
En 2014 cayó en Ucrania el presidente pro ruso Yanukovich, quien había suspendido la negociación con la UE sobre un acuerdo de libre comercio. Meses después rusos parlantes de Crimea/Sebastopol se levantaron contra Kiev. Un amañado referéndum terminó por desprender esta región de Ucrania, que se incorporó al territorio ruso. Inmediatamente dos enclaves pro rusos —Donetsk y Lugansk— derrotaron a las fuerzas ucranianas y dieron lugar a los Acuerdos de Minsk I y II. Fue cuando —según el presidente Zelenski— la UE le prometió su incorporación a dicha alianza y se creó el leitmotiv de una operación política ejecutada con fuerza. En todos estos conflictos Moscú ejercitó operaciones de Guerra Híbrida.
En el ensayo de marras (13) citábamos al Cnl Á. J. A. García —del IEEE— que decía:
“Al mundo occidental se le acaba el tiempo. A pesar de que en la actualidad la tecnología más puntera, las mayores empresas, las mejores universidades, los ejércitos más potentes y las mayores fortunas siguen en el lado occidental, principalmente en Estados Unidos, la balanza se está invirtiendo rápidamente”.
Entendemos que es en este encuadramiento internacional en el que actúa Putin, particularmente desde el año 2014. Dispone para sus propósitos estratégicos fundamentalmente de dos recursos: el gas y sus FF.AA., que incluyen un arsenal nuclear similar al de Estados Unidos.
Su recurso en gas abastece a la UE —entre el 41 y el 65 % de su consumo—. Moscú ha jugado con la llave de paso para ajustar su precio, pero actualmente sería la UE quien podría romper los contratos de compra y afectar seriamente a la economía rusa. China puede ser el consumidor que la reemplace, si bien esta alternativa llevará su tiempo. Un indicio peligroso del caso ha sido el bloqueo a la certificación del gasoducto en construcción “Nord Stream 2” por parte de Alemania, cuando Moscú reconoció a la República de Donbás.
Las FF.AA. de la Federación Rusa son consideradas las segundas más poderosas del mundo, detrás de las fuerzas estadounidenses y las más potentes de Europa. Las FF.AA. de Ucrania no alcanzan a un tercio de sus capacidades y carecen de poder nuclear. Sin embargo, Putin ha tenido que apelar tempranamente al alistamiento de las Fuerzas Nucleares, debido a la actitud ucraniana y a los apoyos internacionales que recibe Kiev, constantemente. Los rusos se encontraron en 2022 con un “pueblo en armas”, situación impuesta por su asimetría con Ucrania.
Cuando se produjeron los primeros hechos bélicos en el este de Ucrania y en Crimea —2014—, la comunidad occidental se sorprendió, no solo por lo que los rusos hicieron sino también por cómo lo hicieron, ya que sus acciones no encajaban en ninguno de los conceptos occidentales sobre los conflictos armados contemporáneos.
La popularización del término “guerra híbrida” se puede atribuir al teórico militar estadounidense Frank Hoffman quien, en su famoso “Conflicto en el siglo XXI”, hizo un intento de conceptualizar la evolución del entorno del campo de batalla, que trasciende la comúnmente división lineal aceptada entre tipos regulares e irregulares de guerra.
Hoffman argumentó que “el desenfoque de los modos de guerra, el desenfoque de quién lucha y con qué tecnologías se llevan a cabo, produce una amplia gama de variedad y complejidad llamada guerra híbrida”.
Según Mason Clark —en septiembre de 2020—“el ejército ruso define una guerra híbrida como un esfuerzo de nivel estratégico para dar forma a la gobernanza y a la orientación geoestratégica de un estado objetivo, en el que todas las acciones, incluido el uso de fuerzas militares convencionales en conflictos regionales, están subordinadas a una campaña de información”.
Y agregaba: “El marco de la guerra híbrida rusa incluye específicamente el uso de operaciones militares convencionales y carece de un límite entre las operaciones de representación ‘negables’ y la desinformación, por un lado y el conflicto convencional, por el otro” (14).
El Comandante de las FF.AA. rusas, Grl Valery Gerasimov —autor de la doctrina que lleva su nombre— en un artículo de 2013 expresaba: “En el siglo XXI hemos visto una tendencia a desdibujar las líneas entre los estados de guerra y los de paz. Las guerras ya no se declaran y, una vez comenzadas, proceden de acuerdo con un patrón desconocido”.
Decíamos hace unos meses (15): Las “guerras hibridas” son un natural derivado de las “guerras asimétricas”. Son un recurso del débil frente al fuerte. En 2006 las empleó el Hezbolà frente a Israel, en 2014 lo hizo el Dáesh, también Rusia en su intervención en Ucrania o China en la construcción de islas artificiales en el Mar de China Meridional, de modo que recientemente se popularizaron en el ámbito de la seguridad internacional.
En lo que se refiere a la guerra “limitada” —como lo fue la del Atlántico Sur en 1982— se trata de una condición que impone el agresor —en lo que hace a espacios y medios— y que exige a nivel Comando y Control de las partes equipos altamente adiestrados para conducir a las fuerzas, regulando su ritmo e intensidad según evolucionen las negociaciones abiertas, simultáneamente, con o sin intervención de terceros. Lo opuesto es la “guerra total”, en ella la negociación no existe. Putin negocia con Zelenski en Bielorrusia, luego de comprobar que el “comediante” es un soldado. Ahora veremos si los Comandos y Controles funcionan en Moscú y en Kiev. Pese a nuestra experiencias recientes, nuestra Seguridad Estratégica está a “años luz” de esas posibilidades.
Como “no hay mal, que por bien no venga”, es oportuno que dos europeos de otro tiempo les recuerden a los europeos de hoy y a sus apéndices americanos, dos buenos consejos: uno de Vegetius —S IV d.C.— -que ya hemos citado más arriba y otro de Séneca —S. I d.C.— “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra”.
“Las líneas divisorias entre las culturas serán los frentes de batalla del futuro»
A Ella y a Tartufo queremos recordarles que somos argentinos: hispanos /criollos/católicos, es decir, no somos del Oriente-Asiático —ni chinos, ni rusos—. Somos Occidentales Cristianos y estas categorías no son camisetas de futbol. Son identidades culturales. Y
LA CULTURA ES LO QUE IMPORTA
* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.
Citas y aclaraciones
(1) S. Huntington. “El choque de las civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial”. Foreing Affairs -1993- y Ed. Planeta -1996-.
(2) S. Huntington y L Harrison. “La cultura es lo que importa”. Ed. Planeta . 2001.
(3) H. J. Auel. “La cultura, la civilización y la guerra: continuidad y cambio”. Diciembre de 2001. www.ieeba.org
(4) El juego de la gallina: es una competición de automovilismo o motociclismo en la que dos participantes conducen un vehículo en dirección al del contrario; el primero que se desvía de la trayectoria de choque pierde y es humillado, por comportarse como un gallina.
(5) H. J. Auel. “La cultura, la civilización y la guerra. Para entender la real naturaleza de la ´grieta´.”Septiembre de 2021, www.ieeba.org
(6) H. J. Auel. “Absoluta prioridad en el año 2023: la recuperación del Estado Institucional”. Febrero 2022, www.ieeba.org
(7). Farolear: Presumir, fanfarronear o darse importancia haciendo o diciendo cosas exageradas y presuntuosas.
(8). Abogado ave negra: (o cuervos) son sinónimos que en la jerga aseguradora se refieren a abogados que viven de estafar a víctimas de accidentes de tránsito o laborales.
(9). La “Tercera Roma”: No habían transcurrido unas pocas décadas desde la Caída de Constantinopla a manos del Imperio Otomano —el 29 de mayo de 1453— cuando ya algunos nominaban a Moscú como la «Tercera Roma», o la «Nueva Roma«. Las raíces de este sentimiento comenzaron a gestarse durante el reinado de Iván III, quien había contraído matrimonio con Sofía Paleóloga. Sofía, sobrina de Constantino XI, el último soberano de Bizancio, e Iván podían reclamar ser herederos del derrumbado Imperio Bizantino (o Imperio Romano de Oriente) la “Segunda Roma”. Esa idea Imperial permanece.
(10). Gran Madre Rusia: Todos los pueblos rusos, incluyendo kazajos, tayikos, ucranios, bielorrusos, etc. sienten bajo la piel la pertenencia de esa etnia regional.
(11). Holodomor: palabra ucraniana que significa «matar de hambre». El programa diseñado por el Estado soviético en 1932 tuvo una doble finalidad: eliminar físicamente a los campesinos que se resistían a las colectivizaciones forzosas de sus tierras, sobre todo a los kulaks, pequeños propietarios de tierras y ganado y, reprimir cualquier síntoma de rebrote del nacionalismo ucraniano que se defina como proeuropeo y/o anti-Moscú.
(12). H. J. Auel. “La geopolítica del “virus chino”. Mayo de 2020, www.ieeba.org
(13). H. J. Auel. “Las guerras híbridas en el ámbito de una nueva guerra mundial”. Abril de 2021, www.ieeba.org
(14) “El manual bélico de Vladimir Putin: qué es la “guerra híbrida”, y por qué se cree que podría ser la estrategia rusa en Ucrania”. Infobae Digital, 22/02/2022.
(15). H. J. Auel. “La amenaza híbrida en la “quinta campaña”. Julio de 2020, www.ieeba.org
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El artículo es esclarecedor. Y en ello sumo un interrogante, en cuanto a la cita del Comandante Gerasimov '' las guerras ya no se declaran y, una vez comenzadas, proceden de acuerdo con un patrón desconocido'' ¿Será este patrón, el paradigma complejo, entendido como un paradigma sociocultural y tecnocientífico próximo y/o en gestación entre Oriente y Occidente?