Marcelo Javier de los Reyes*
El término “geopolítica” fue utilizado por primera vez a comienzos del siglo XX por el geógrafo, politólogo y político sueco Johan Rudolf Kjellén (1864-1922) en un artículo titulado Las grandes potencias.
Johan Rudolf Kjellén
Debe destacarse que, no obstante, la geopolítica llegó a su máxima expresión con Karl Haushofer (1869-1946) quien no aceptó la “mutilación” que había sufrido Alemania con su derrota en 1918 y desarrolló la teoría del Lebensraum o del “espacio vital” para albergar y alimentar a la —entonces— creciente población alemana. Se trataba de una concepción imperialista que ponía fin a la idea de las fronteras como líneas rígidas para concebirlas como “organismos vivos que se extienden y se contraen, del mismo modo que la piel y otros órganos protectores del cuerpo humano”[1].
Karl Haushofer
Durante el período de entreguerras no sólo se fue gestando el nacionalsocialismo sino también una amistad entre Rudolf Hess, Adolf Hitler y Karl Haushofer —quien fue oficial del Estado Mayor—, un “extraño triunvirato” como lo denomina el escritor británico Martin Allen, quien se refiere a esta relación en una de sus obras[2]. De ese triunvirato también salió una fuerte amistad entre Hess y Albrecht Haushofer, el hijo de Karl, quien fue un relevante asesor de Hitler en materia de política internacional a pesar, como dice Allen, de que su madre, Martha Mayer-Doss, era de sangre judía y a la que el Führer besaba su mano desde antes del putsch de 1923[3].
Albrecht Haushofer era partidario de lograr la paz con el Reino Unido y junto a su amigo Hess se esforzó por lograr ese objetivo. El propio Hitler también tenía la intención de llegar a un acuerdo de paz porque aspiraba a plasmar la concepción geopolítica del Lebensraum de Haushofer quien, a su vez, se basó en la concepción geopolítica del escocés Halford Mackinder, basada en que Eurasia era el epicentro para la dominación del mundo. También tomó del geógrafo Friedrich Ratzel la opinión biológica de que “el espacio amplio conserva la vida”[4].
La asociación que se le atribuyó a la geopolítica con la Alemania nazi llevó a que ese concepto fuera prácticamente borrado de la academia y de las relaciones internacionales no bien finalizó la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, aunque el término no fuera utilizado explícitamente, la propia Guerra Fría dio cuenta de su existencia y ejecución por parte de las superpotencias y sus principales aliados.
Como dice el Profesor José William Vesentini la geopolítica “de 1945 hasta cerca de 1975 estuvo confinada a pequeños círculos, en especial militares”[5].
Hacia la década de 1970 recobró vigencia en América, más precisamente en el hemisferio sur, a partir de los gobiernos militares que se hicieron del poder en la región. Es así como se reedita Conjuntura política nacional: o Poder Executivo e geopolítica do Brasil de Golbery do Couto e Silva[6], Geopolítica de Chile de Augusto Pinochet Ugarte[7] y se publica El litoral boliviano: perspectiva histórica y geopolítica de Raúl Botelho Gosálvez[8]. Como contrapartida, Júlio Chiavenato escribió el libro Geopolítica, arma do fascismo[9], en el que hace una referencia crítica a la relación entre los regímenes totalitarios y el uso de la geopolítica como instrumento de fuerza en las relaciones de poder presentes en las sociedades.
Conjuntura Política Nacional o Poder Executivo & Geopolítica do Brasil de Golbery do Couto e Silva; Geopolítica de Chile de Augusto Pinochet Ugarte; El litoral boliviano: perspectiva histórica y geopolítica de Raúl Botelho Gosálvez
Fuera como fuese, de esa manera la geopolítica fue nuevamente considerada, aunque en algunos claustros universitarios continúan mirándola de soslayo y prefieren hacer uso del concepto de “geografía política” para evitarla, a pesar de la diferencia que señala el profesor José William Vesentini.
En la actualidad, el desarrollo de las comunicaciones, de las nuevas tecnologías, la multiplicidad de actores en el escenario internacional, la necesidad de contar con determinados recursos naturales y la velocidad de los cambios en un contexto de recomposición del poder mundial, le ha otorgado una relevancia única al estudio de la geopolítica. Durante los últimos años, la necesidad de contar con recursos como el petróleo y el gas dieron lugar a una silenciosa aplicación de una especie de Lebensraum por parte de las principales potencias. Vale citar los trazados de los oleoductos y de los gasoductos —motivo muchas veces de disputas—, ejemplo de lo cual es el proyecto del Gasoducto Transadriático, también denominado TAP por sus siglas en inglés, anunciado oportunamente. Este proyecto contempla transportar gas natural desde el Mar Caspio (Azerbaiyán) a Europa para reducir la dependencia de las importaciones de gas ruso[10].
El estudio de la geopolítica nos permite comprender las nuevas políticas de los Estados así como de otros actores (corporaciones, grupos terroristas, ONGs, etc.) con capacidad de transformar la realidad, tanto en términos políticos, económicos, sociales o medioambientales.
La geopolítica se mantiene y se mantendrá viva debido a que los factores geográficos continuaran influyendo en el escenario internacional. La esencia de los conflictos puede haber cambiado como consecuencia, por ejemplo, de la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, los gobiernos de las grandes potencias utilizan geopolíticamente al terrorismo para limitar o neutralizar la participación de otro Estado en una determinada región. El caso de Siria es un ejemplo válido en el que se percibe la puja de intereses entre Rusia y los Estados Unidos, así como de otras potencias regionales, Arabia Saudí, Irán, Israel y Turquía. Las guerras civiles en Siria y Ucrania han puesto en bandos diferentes a Estados Unidos y Rusia en lo que parece ser una reedición de la Guerra Fría, si es que alguna vez finalizó. Esta confrontación así como la que sostienen Estados Unidos y China en el mar de China, parece recordar a Leviatán y a Behemot, las bestias de la Biblia —la del mar y la de la tierra— mencionadas por Carl Schmidt en Mar y Tierra[11], obra editada en 1942, para ejemplificar la puja entre el poder naval y el poder terrestre. También cabe aquí mencionar la disputa por el Ártico.
En todos estos conflictos se juega el dominio por el espacio y se contemplan los factores geográficos. De tal manera que precisamos de la geopolítica para comprender la complejidad del mundo actual porque a través de ella podemos evaluar la correlación de fuerzas, no sólo desde un punto de vista militar sino también económico, tecnológico, social y cultural entre los diversos actores.
* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Tema de tesis: “Intelligence and International Relations: an old relationship and its current revaluation for decision-making”.
Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG).
Referencias:
[1] Ratzel, Kjellen, Mackinder, Haushofer, Hillon, Weigert, Spykman. Antología geopolítica. Buenos Aires: Pleamar, 1975, p. 92.
[2] Martín Allen El enigma Hess. El último secreto de la segunda guerra mundial al descubierto.Barcelona: Planeta, 2005, 397 p.
[3] Rudolf Hess y Adolf Hitler fueron encarcelados en la Fortaleza de Landsberg durante un año y medio por su participación en el putsch. Haushofer los visitó en varias oportunidades.
[4] Ratzel, Kjellen, Mackinder, Haushofer, Hillon, Weigert, Spykman. Op. cit., p. 89.
[5] José William Vesentini. “O que é geopolítica? E geografia política?” Geocritica, <http://www.geocritica.com.br/geopolitica.htm>, [consulta: 22/05/2016].
[6] Golbery do Couto e Silva. Conjuntura política nacional: o Poder Executivo e geopolítica do Brasil. Rio de Janeiro: Livraria José Olympio Editora, 1981, 273 p.
[7] Augusto Pinochet Ugarte. Geopolítica de Chile. Buenos Aires: El Cid Editor, 1978.
[8] Raúl Botelho Gosálvez. El litoral boliviano: perspectiva histórica y geopolítica. Buenos Aires: El Cid Editor, 1980, 170 p.
[9] Júlio Chiavenato. Geopolítica, arma do fascismo. São Paulo: Global Ed, 1981.
[10] Nektaria Stamouli. “Inicia en Grecia la construcción del Gasoducto Transadriático”. En: The Wall Street Journal, <http://lat.wsj.com/articles/SB11012343666397284708604582074540086864480>, 18/05/ 2016, [consulta: 22/05/2016].
[11] Carl Schmitt. Tierra y mar. Una reflexión sobre la historia universal. Madrid: Trotta, 2007, 112 p.
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