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LOS APÁTRIDAS Y EL MAR

César Augusto Lerena*

«En el gobierno no hay sustento intelectual ni convicción política alguna para cuidar nuestros derechos marítimos y mucho menos, respetar el sentimiento de los argentinos».

 

La “forma apátrida” con la que la política nacional desprecia la soberanía argentina en el Atlántico Suroccidental tiene muy pocos precedentes desde la Argentina independiente que conmemoramos el pasado 9 de julio con la firma del llamado “Pacto de Mayo”, en cuyos puntos, no hay una sola línea referida a la soberanía nacional y, muy particularmente, sobre la única política de Estado, plasmada en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.

Mientras que la Declaración de Independencia de la Argentina del 9 de julio de 1816 ampliada declaró formalmente “la ruptura de los vínculos de dependencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata con la monarquía española y con toda otra dominación extranjera”, el citado Pacto de Mayo, no refiere nada respecto a una política de recuperación de los 1,6 millones de km2 de la jurisdicción marítima argentina y los archipiélagos argentinos ocupados por el Reino Unido; tampoco tiene en cuenta la disputa de ese Reino de más 1,4 millones de km2 de la plataforma continental argentina, la Antártida y las aguas correspondientes. Mucho menos refiere nada con los buques españoles y de otras nacionales que extraen nuestros recursos en Malvinas. La Argentina, sin hipótesis de conflicto.

Ya sufrimos la política de Cavallo ―uno de los principales referentes de este gobierno― para congraciarse con los británicos con la firma de los llamados Acuerdos de Madrid (1989/90) donde se consolidaron los permisos de pesca ilegales en Malvinas que constituyen ―hasta hoy― el principal recurso económico de los isleños que ahora da lugar a los joint venture con empresas gallegas que facilitan el acceso de los productos pesqueros a la Unión Europea sin pago de aranceles pese al Brexit. El mismo Cavallo que acordaría con el Reino Unido la protección de la explotación de los recursos al este de Malvinas y las investigaciones pesqueras conjuntas en el Atlántico Sur; todos hechos que fortalecieron la posición británica en las islas (John Barton, director de Pesca inglés en Malvinas, 2012). También el dictado de la ley 23.968 promovida por la Cancillería facilitó la delimitación de los archipiélagos ocupados por el Reino Unido, además de reducir en 1991 nuestra soberanía plena a 12 millas; aún antes de ratificar la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar en 1995. En 2016 se firmaría el Pacto de Foradori-Duncan ratificatorio de los Acuerdos de Madrid bajo la consigna de “eliminar todos los obstáculos para el desarrollo de Malvinas”. Vergonzante. Aun así, la Argentina, no dejó en todos estos años, de reclamar la ocupación prepotente británica y los derechos sobre los archipiélagos invadidos, como ocurre en la actualidad.

Sin embargo, lo peor está por venir, porque no solo se resignan ―a través de hechos aislados― derechos argentinos sino que bajo pretexto de una política “anarcocapitalista”, distintos “apátridas” desde el gobierno y fuera de él, llevan adelante un plan de sesión de los espacios territoriales argentinos y de enajenación de nuestros recursos naturales. En algunos casos, mediante el mero pago de algún canon desindustrializador y, en otros, por anomia geopolítica y desinterés de administrar el Estado, sus bienes patrimoniales y culturales e incluso “destruirlo desde adentro”, como manifestara el propio Milei.

El presidente que admira a Margaret Thatcher, la misma que ordenó el hundimiento del ARA General Belgrano y con ello provocó la muerte de 323 argentinos. La Canciller Mondino que sostiene que el tema Malvinas es una cuestión más en la relación argentina con el Reino Unido y ante el periódico inglés “The Telegraph” anuncia “los derechos de los isleños serán respetados”, dando por tierra la defensa de integridad territorial plasmada en la Constitución Nacional y termina agradeciendo, la visita del Canciller inglés David Cameron a Malvinas, como si su presencia no fuera una nueva manifestación inglesa de autoridad.

La política economicista monotemática es lamentable; hasta el propio presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados José Espert consideró que “Las Malvinas no son argentinas, porque las perdimos en la guerra”, ignorando todas las Resoluciones de la ONU, en especial la 37/9 del 9 de noviembre de 1982 que “le pidió a Argentina y al Reino Unido la reanudación de las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica a la disputa de Soberanía sobre dichas Islas”. Igual opinión tiene la Diputada Sabrina Ajmechet o quienes consideran ―como el presidente Macri― que la recuperación de las islas significaría un déficit económico, desconociendo que el producto bruto per cápita de Malvinas es de noventa mil dólares; cuatro veces superior al de la ciudad de Buenos Aires y 50 veces al de La Quiaca (ambas ubicadas a 1.800 km de Buenos Aires); además de la invalorable importancia geopolítica de las islas en la parte meridional del Atlántico Sur y en relación con la Antártida, el océano Pacífico e Índico, como ya sabían los españoles en el siglo XVIII.

En el gobierno no hay sustento intelectual ni convicción política alguna para cuidar nuestros derechos marítimos y mucho menos, respetar el sentimiento de los argentinos. No es posible con este marco moral esperar idénticas políticas a las sostenidas por los independentistas de 1816; razón por la cual, el Pacto de Mayo es letra muerta. El ministro español de ultramar y académico Adelardo López de Ayala (1828-1879) hubiese dicho en la oportunidad: “cuando la estafa es enorme toma nombre decente”.

Decenas de hechos muestran la alineación colonial de este gobierno en las cuestiones relativas al Atlántico Sur, sus archipiélagos y recursos, aunque nos limitaremos a indicar algunas para no agobiar al lector.

En la cumbre del MERCOSUR y con la ausencia del presidente de nuestro país, en un hecho inédito en treinta años, el gobierno argentino no reclamó la soberanía de Malvinas. Precisamente un ámbito central donde la Argentina debería profundizar sus vínculos ante las relaciones amistosas y comerciales crecientes de los isleños en Uruguay, Chile y Brasil. Pero esto se ha transformado en una constante, porque todas las acciones militares británicas en Malvinas y de otro tipo son ignoradas por la Cancillería argentina, como los recientes ejercicios militares de las Fuerzas de Defensa de las islas, la Royal Navy y la Real Fuerza Área británica. Un debilitamiento de Argentina en los reclamos y un enfrentamiento diverso con los países que apoyan la posición argentina, que estarían demostrando la pérdida de apoyo en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.

Días antes la Canciller Mondino, al firmar en la ONU el “Acuerdo sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina en alta mar” (BBNJ) con una ignorancia supina, se refirió a “proteger nuestras aguas” y a “ser inflexible en la defensa de nuestro territorio” desconociendo que se tratan de aguas internacionales donde la Argentina no tiene jurisdicción y que de ninguna manera ese Acuerdo resuelve la pesca ilegal como manifiesta sino que, por el contrario, a la ya presencia de una flota pesquera de más de 500 buques pesqueros extranjeros, a través de la creación que prevé este Acuerdo de “organizaciones regionales de integración económica” y su incorporación por parte del Reino Unido, se le habrá dado estatus de “Estado ribereño” a los isleños ocupantes de Malvinas, contrario a lo reglado en la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional. Mientras firma Acuerdos contrarios al interés nacional y en forma ignara, los pondera, tolera la pesca ilegal anual de 250 mil toneladas de recursos pesqueros en Malvinas sin aplicar la legislación argentina y la Res. 31/49 de la ONU, con un comportamiento que se tipificaría -al menos- de incumplimiento de los deberes de funcionario, ya que se trata de la pesca ilegal más importante del mundo de un Estado a otro, ignorando, lo que ya en el siglo XVIII Manuel Belgrano sabía: “un Estado sin la pesca nada puede sobre la mar”.

La economista-canciller desconoce que las Áreas Marinas Protegidas (AMP) que ese Acuerdo promueve; las utiliza el Reino Unido desde el 2017 para controlar los territorios de ultramar. Es el caso de Malvinas del denominado “Blue belt” donde el proyecto de AMP Bentónica “Agujero Azul” promovida por la fundación Wildlife Conservation Society (WCS) completaría el cinturón azul al NORESTE de Malvinas facilitando la llegada de los recursos pesqueros a las islas. Igual, al SUR de Malvinas con la declaración unilateral británica de “santuario ecológico” de un millón de km― alrededor de las islas Georgias y Sándwich; al ESTE con el citado Acuerdo de Cavallo y al NOROESTE con el GAP de 1.400 Km2 de calamares.

Se agrega el proyecto 1258-D-2024 del Diputado Manes que pretende que el Congreso declare AMPs por 595.000 km2, sin mencionar que el Reino Unido ―como indicamos― ya declaró un AMP de 1.070.000 Km2, es decir una reducción de las áreas de captura mucho mayor que la exigida en el acuerdo de biodiversidad. Un ejemplo patético de colonización y una asombrosa mutación de la “neurología” a “oceanografia”.

La macro o microeconomía no sirve para elaborar una estrategia marítima: «El 85% de la pesca a distancia en alta mar la realizan China, España, Taiwán, Japón y Corea del Sur que, del total mundial de 37 millones de horas de pesca ocupan 25 millones; motivo por el cual, el mayor daño no lo ocasionan los 216 Estados restantes, sino que lo generan solo cinco, que son los mismos que operan en el Atlántico Suroccidental y, por lo tanto, hay que trabajar sobre esos países responsables del desequilibrio de los ecosistemas, juntos capturan 26 millones de toneladas de un total 84 millones/año (2019), el 31% de las capturas sobre «221 Estados que notificaron algún tipo de actividad en el comercio pesquero» (FAO, “Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura”, 2020) y agregamos: el Reino Unido que se lleva el equivalente al 30% de nuestros desembarcos. Nada de ello hace la Cancillería Argentina y no se trata solo de ineptitud ―que la hay― sino una política de desmalvinización, que es la apunta del iceberg de la sumisión y dependencia nacional, con la consecuente desatención de la soberanía territorial y de los recursos naturales argentinos. De otro modo, no se podría entender el proyecto de reforma de pesca en la Ley de Bases sobre la extranjerización de la explotación del mar argentino; la permanencia de un radar británico en Tierra del Fuego; la designación de los embajadores Jorge Faurie en Chile ―el socio estratégico británico― y de Carlos Foradori en Ginebra, ambos responsables del Pacto Foradori-Duncan que promovía “el desarrollo de Malvinas” en poder de los isleños; la desatención de los estratégicos Puertos de Ushuaia y Río Grande, mientras que en Malvinas se licita un nuevo puerto destinado a dar logística a los buques de transporte, militares, de turismo y ciencia vinculada a la Antártida.

El enfrentamiento con los presidentes de nuestros tres principales compradores de pescado: Brasil, China y España y por supuesto la pelea con todos nuestros aliados naturales que “amenazan con hacer perder en la ONU de los apoyos históricos en la Causa Malvinas” (Taglioni, Augusto, LPO, 11/7/24); la tolerancia de que empresas de Israel exploten los recursos petrolíferos en Malvinas mientras se promueve el traslado a Jerusalén de la embajada argentina, etc., a lo que hay que sumar la paralización de todas las obras estratégicas, entre ellas la etapa norte del Gasoducto NK.

Y lo peor, no se trata de una simple asignación de prioridades, no es posible esperar de apátridas, proyectos destinados a fortalecer la soberanía política, territorial y alimentaria.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena. Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (CESPEL).

PERÓN, PERONISMO, POLÍTICA Y ESTADO. A 50 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL PERÓN.

Marcelo Javier de los Reyes*

19 de noviembre de 1972. El histórico abrazo Perón – Balbín.

Introducción

Se cumplen cincuenta años del fallecimiento de quien fuera tres veces presidente de la Nación, el general Juan Domingo Perón, por lo que estimo que es una oportunidad para abordar ciertos temas y romper algunos mitos que circulan a través de las redes sociales, los que no tienen otra intención que seguir dividiendo a la sociedad argentina, fomentando el individualismo y la desconfianza entre sus miembros.

Como he sostenido varias veces en reuniones privadas y públicas, la Argentina está siendo sometida a una guerra cognitiva que tiene por objetivo la fragmentación y la disolución de nuestro país. Buena parte de la población no puede percibir que es objeto de una manipulación pero es hora de empezar a hablar de ello para contrarrestar las «usinas de odio» constantemente encendidas.

Es necesario revertir este rumbo lo antes posible y comenzar a trabajar para reconstruir nuestra Argentina.

Un momento «bisagra»

Desde el 29 de junio de 1974 María Estela Martínez de Perón se encontraba en ejercicio de la presidencia debido a la enfermedad de su esposo. A las 14:10 del 1° de julio anunció al pueblo argentino el fallecimiento del presidente.

El 12 de octubre de 1973 Juan Domingo Perón había asumido su tercer mandato presidencial luego de dieciocho años de exilio y «operar» para desplazar del gobierno a quien había fungido como su delegado personal pero que al asumir la presidencia tomó un rumbo ideológico que no era el que el general predicaba.

Perón llegó a esa tercera presidencia luego de un llamado a elecciones tras la renuncia del presidente Héctor J. Cámpora y de su vicepresidente, Vicente Solano Lima. El 62% del electorado lo respaldó para tomar las riendas de un país convulsionado, con una sociedad dividida y con varias organizaciones terroristas sembrando el miedo en la población en diferentes puntos del país. Algunos de esos grupos actuaron para favorecer el regreso del general al gobierno pero cuando él les pidió que depusieran las armas, los miembros de esa «juventud maravillosa» decidieron no hacerlo. La violencia política se acrecentó y Perón decidió enfrentarlos.

El general trabajó en su exilio para lograr un regreso triunfal tras una salida forzada en 1955 y los militares argentinos, incluso aquellos que lo habían combatido y que verían el fracaso de su gestión al frente del gobierno tras el derrocamiento del presidente radical Arturo Umberto Illia, consideraron que era el hombre apropiado para devolver la gobernabilidad a la Nación.

Fue así como su regreso aspiraba a lograr la unidad de buena parte de los argentinos. En ese sentido debemos tener presente que quienes otrora habían sido tenaces enemigos iniciaron un camino de convivencia y de amistad e incluso se consideró que podían integrar la fórmula presidencial que llevaría como vicepresidente al radical Ricardo Balbín. Pero «las bases peronistas» prefirieron que a Perón lo acompañara su esposa.

A pesar de esa compleja situación política, la Argentina era otra, muy diferente a la del presente, a la que conoció buena parte de la juventud actual. Era un país con movilidad social, cuya sociedad giraba en torno de la familia y de una amplia clase media real. Era un país con un sector agropecuario fuerte pero también era industrialista y tanto en la zona sur de la Capital Federal, como en amplias zonas del Gran Buenos Aires había amplios sectores de producción industrial. El trabajo formal y el número de asalariados constituían un porcentaje mayor al actual. La población por esos años rondaba los 25 millones de habitantes, la pobreza era del 3,8% y la desocupación del 4,2%. La deuda externa argentina era de unos US$ 4.000 millones.

Antes de asumir su tercer mandato, el 25 de septiembre de 1973, Perón sufrió un fuerte golpe con el asesinato de José Ignacio Rucci ―a la sazón secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) de la República Argentina― cuando salía de su casa en el barrio de Flores. La responsabilidad del crimen cayó sobre el grupo terrorista Montoneros.

La violencia política se acrecentó. Un nuevo grupo violento apareció en escena: la «Triple A», «Alianza Anticomunista Argentina», era una organización parapolicial que actuaba a la sombra de importantes funcionarios del gobierno.

La sociedad se fue acostumbrando a vivir en ese contexto violento y nuestros padres nos instruían sobre cómo andar por la calle, de no levantar cosas de la calle ni de patear paquetes que podían ser artefactos explosivos. Así se vivía en esa época. Civiles, agentes del orden y militares morían como consecuencia de los atentados.

El 19 de enero de 1974 un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) llevó a cabo un ataque a la Guarnición Militar de Azul, degollaron al soldado Daniel González, asesinaron al coronel Camilo Arturo Gay y a su esposa, Nilda Cazaux. Los terroristas secuestraron al teniente coronel Jorge Ibarzábal, jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, a quien asesinaron tras 300 días de cautiverio.

Perón no titubeó y tomó la decisión de eliminar a los guerrilleros y escribió una carta dirigida a los militares que defendieron la guarnición en calidad de «comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y soldado experimentado». En la misiva los felicitó «por el heroico y leal comportamiento con que han afrontado el traicionero ataque» y agregó:

«Quiero asimismo hacerles presente que esta lucha en que estamos empeñados es larga y requiere en consecuencia, una estrategia sin tiempo».

El objetivo perseguido por estos grupos minoritarios, es el pueblo argentino, y para ello llevan a cabo una agresión integral».

Les escribió que todo el pueblo «está empeñado en exterminar este mal y será el accionar de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros» y que la lucha contra la subversión quedaba «a cargo de toda la población, las fuerzas Policiales y de Seguridad, y si es necesario de las Fuerzas Armadas». Finalmente expresó que «el repudio unánime de la ciudadanía hará que el reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la Republica».

Se trató de una firme decisión ante la violencia terrorista que lejos de calmarse se incrementó. El 25 de junio de 1974, el director del diario El Día de la ciudad de La Plata, David Kraiselburd, fue secuestrado en esa ciudad por un comando guerrillero.

Los hechos ocurrieron en un país que desde hacía años se había habituado a la violencia, una violencia que para esa fecha se estaba acelerando peligrosamente. Una semana después del secuestro, el presidente Juan Domingo Perón se iba de este mundo dejando en el poder a su viuda María Estela (Isabel).

Pensar cómo hubiera seguido su enfrentamiento contra la subversión sería hacer ficción. Lo cierto es que durante el gobierno de su esposa la convulsión social y la violencia terrorista se incrementaron.

Su gobierno firmó los decretos destinados «neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actuaban en la provincia de Tucumán» (Decreto 261/75) y el que luego ampliaría esa misión a todo el territorio nacional (Decreto 2772/75).

El 24 de marzo de 1976 el golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Armadas derrocó al gobierno constitucional y comenzó no sólo una profundización de la guerra contra las organizaciones terroristas sino también el establecimiento de una política económica a cargo de Alfredo Martínez de Hoz que llevaría a un fuerte endeudamiento del país, a iniciar el proceso de desindustrialización y el inicio de la incomunicación regional debido al cierre de algunos ramales ferroviarios.

No puede ni debe soslayarse en esta etapa de nuestra historia el conflicto con Chile y la guerra que nos fue impuesta en el Atlántico Sur, la Guerra de Malvinas, pero abordar estos temas nos alejaría del propósito de este artículo.

Fue así como la muerte del general Perón se convirtió en un momento bisagra de nuestra historia que abrió un camino que hubiera sido deseable no transitar.

El peronismo es el responsable de «todos los males»

Avancemos en la historia a tiempos más recientes y para luego volver hacia atrás siguiendo el estilo cinematográfico.

En los últimos años ciertos sectores de la dirigencia llenan discursos en los que proclaman que hemos llegado a este punto tras 70, 75 u 80 años de peronismo. ¿Será verdaderamente así?

Quienes esgrimen esos argumentos dicen que el peronismo no deja gobernar y que el de Mauricio Macri es el único gobierno «no peronista» que terminó su mandato durante estas últimas décadas.

Es cierto que Perón ha formado parte de los golpes de Estado de 1930 y de 1943 y que desde el exilio, durante ese período en que el peronismo estuvo proscrito, ha intentado esmerilar los gobiernos de Arturo Frondizi y de Arturo Umberto Illia. La realidad es que ambos gobiernos fueron derrocados por golpes militares, ajenos a la ideología peronista.

El historiador Robert A. Potash ha sido muy claro con respecto al papel de los medios en el golpe que derrocó al presidente Illia. Expresa que desde mediados de 1965 ciertos periódicos operaban para desacreditar al gobierno del presidente Illia y para alentar a los militares a llevar a cabo el golpe de Estado. Entre esos medios se encontraban los semanarios Confirmado y Primera Plana, el cual hasta realizó «una encuesta de opinión pública sobre hasta dónde era deseable un golpe, publicando los resultados el mismo día de la toma del poder militar»[1].

La revista Primera Plana fue creada en noviembre de 1962 por Jacobo Timerman ―a propuesta de algunos coroneles del bando «azul» para difundir la acción de ese grupo― y el reconocido abogado y periodista Mariano Grondona fue columnita del medio. Timerman fue su director hasta 1964, pero en mayo de 1965 inició un nuevo proyecto a partir de Confirmado, que desde su origen se destacó por sus ataques al gobierno de Illia. Su principal editorialista era Álvaro Alsogaray, hermano del general que con Onganía decidieron derrocar al gobierno. Unos meses después tomó la dirección el comodoro Juan José Güiraldes y el secretario de redacción era Horacio Verbitsky[2].

Caricatura del presidente Illia en la tapa de la revista Primera Plana.

En 1971 Timerman fundó La Opinión ―durante el gobierno del general Lanusse―, proyecto del que participó en un comienzo Miguel Bonasso, el cual dejaría de salir en mayo de 1977. Según Graciela Mochkofsky, «Timerman siempre intentó moverse con la seguridad de su acceso al poder de turno» y agrega que «basó su ascenso social y profesional en asociaciones pragmáticas con el poder político y militar dominante en la Argentina de los años ’50, ’60 y ’70»[3].

Ni en el caso del golpe de Estado que derrocó al presidente Frondizi ni en el que provocó el derrocamiento del presidente Illia podría verse una mano directa del peronismo.

Panorama era otra revista crítica del gobierno del presidente Illia, a quien llamaban injustamente «la tortuga» porque decían que gobernaba lentamente.

El papel de la prensa y de encumbrados periodistas como Timerman, Mariano Grondona, Horacio Verbitsky, Bernardo Neustadt ―quien escribía sus columnas críticas en Todo― no sólo fue crucial en el derrocamiento del presidente Illia sino también durante el retorno de la «democracia». Neustadt fue un operador del presidente Carlos Menem y desde su poder en los medios denostó al Estado y favoreció la destrucción del mismo a partir de su prédica pro privatización. Verbitsky hizo lo propio desde otro ángulo ideológico y se alió al gobierno de Néstor Kirchner, lo cual ha quedado en evidencia en el libro El Pacto: Kirchner– Verbitsky, publicado por la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia. Ese pacto ha llevado a la infiltración en el Poder Judicial y al desarrollo de una «ingeniería social y cultural» que transformó a la sociedad argentina o, al menos, a buena parte de ella[4].

No están exentos de esta manipulación social otros periodistas como por ejemplo Jorge Lanata, fundador de Pagina 12, quien reconoció recibir fondos del Movimiento Todos por la Patria (MTP) de Gorriarán Merlo. En una entrevista Lanata explicaba:

Los tipos eran un partido político, legal, tenían una revista, jefe de prensa, no estaban clandestinos. Y tampoco me llamaban de todos lados para ofrecerme guita para poner el diario. Fue lo que conseguimos y después tuvimos que sobrevivir pidiendo plata en cualquier lado, sea una cueva o un distribuidor. Pero si a mí no me condicionaban lo que tenía que poner… yo quería hacer un diario. Y no estaba haciendo nada que estuviese mal o fuese ilegal.[5]

Luis Majul, biógrafo de Lanata, ya había escrito sobre esto en un artículo de La Nación publicado en 2012:

También mantuvo reuniones clandestinas con el primer gran sponsor del diario, Enrique Gorriarán Merlo, cuando el guerrillero estaba prófugo de la justicia.[6]

Lanata también fue el inventor del concepto de «la grieta», la cual se ha venido agigantando a lo largo de esta partidocracia.

Estos mercenarios del periodismo han tenido un gran protagonismo en la manipulación de la realidad y en la formación de opinión en la sociedad y esto no ha cambiado, al punto que otros operadores conocidos tuvieron un papel crucial en el proceso electoral de 2023 impulsando las campañas de ciertos candidatos.

¿Y el peronismo?

Tras la muerte de Perón ese vacío fue disputado por algunos dirigentes que estuvieron más cerca del general pero la realidad es que el Partido Justicialista fue usado como un sello partidario para llegar al poder. ¿Podría considerarse al gobierno de Carlos Menem un gobierno peronista? Llegó al gobierno con la ayuda de Álvaro Alsogaray, aquel que escribía en contra de Illia y hermano del general golpista, el que como ministro de Economía del presidente Frondizi, el 29 de junio de 1959, le dijo al pueblo argentino: «hay que pasar el invierno».

Menem, hombre pragmático, incorporó las medidas liberales para su gobierno. Llevó a cabo un profundo proceso de privatización de las empresas del Estado que lejos está de poder considerarse un beneficio para la Nación y para la población. El territorio nacional quedó desarticulado por el cierre de los ramales ferroviarios dejando desconectadas a varias provincias, poniendo en vigencia el «Plan Larkin» o Plan de Transporte de Largo Alcance para Argentina diseñado en Estados Unidos a instancias del Banco Mundial y desarrollado bajo la dirección del ingeniero y militar estadounidense teniente general Thomas Bernard Larkin. El plan le fue presentado a Frondizi pero no lo pudo llevar adelante debido a la fuerte oposición de los gremios ferroviarios.

Menem, de la mano de su ministro de Economía, Domingo Cavallo, con el apoyo de ciertos periodistas y medios, además de sindicalistas que traicionaron su fuente de trabajo, logró destruir el sistema ferroviario. Lo propio hizo con la empresa Empresa Líneas Marítimas Argentinas (ELMA), crucial para la exportación de los productos argentinos, la Flota Fluvial del Estado Argentino (FFEA), YPF, Aerolíneas Argentinas, etc. Del mismo modo, destruyó las industrias de la Defensa y dio por terminado el Proyecto Misilístico Cóndor desarrollado por la Fuerza Aérea Argentina.

En política exterior, Menem se acercó a la OTAN y a los Estados Unidos, los que fueron aliados de nuestro enemigo en 1982. Quizás se olvidó del famoso lema «Braden o Perón». También recurrió a la fórmula de la «seducción» para atraer a los isleños, los que ni siquiera quisieron integrarse a la Argentina cuando nuestro país les daba todo ―salud, educación, viaje al continente, correo, combustible, etc.―, por el Acuerdo de Comunicaciones de 1971[7] , mientras el Reino Unido no les daba un penique y los consideraba habitantes de segunda.

¿Hubiera realizado eso el general Perón?

Sin duda que no. Su visión del desarrollo del país desde el Estado era clara y se correspondía con su época y con su concepción ideológica. A diferencia de otros países, la Argentina se desarrolló a partir del Estado y de una dirigencia que, en todo caso, supo coordinar el esfuerzo privado con el estatal pero debemos mencionar que relevantes sectores productivos y estratégicos nacieron a partir de militares con visión estratégica como la del general Enrique Mosconi ―ingeniero y general de división del Ejército que potenció la organización de la exploración y explotación de petróleo en Argentina― y como la de Manuel Savio ―ingeniero argentino y general del Ejército que desarrolló la industria siderúrgica desde la dirección de Fabricaciones Militares y SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina)―. También podemos sumar en esta lista a otros militares con visión geopolítica y estratégica como el comandante Luis Piedrabuena, el almirante Segundo Storni, el almirante Manuel Domecq García o el general Juan Enrique Guglialmelli.

Más allá de sus defectos y virtudes, Perón pertenecía a esa generación de militares y abogaba por la integración regional. Se le atribuye al barón de Río Branco la iniciativa de un pacto pacifista, pergeñada en 1908, para favorecer una distensión en la región entre la Argentina, Brasil y Chile. Un nuevo paso en ese sentido se dio el 25 de mayo de 1915 cuando los cancilleres de Argentina, Brasil y Chile firmaron en Buenos Aires el «Tratado de No Agresión, Consulta y Arbitraje», el cual fue percibido con desconfianza tanto por Estados Unidos, como por otros países americanos, por considerarlo como una eventual alianza militar. Sin embargo, durante el gobierno de Perón el contexto mundial y el marco regional parecían favorecer una propuesta más abarcativa.

En la década de 1950 se inició el proceso de integración en Europa pero por esos años Perón también aspiraba a lo mismo en nuestra región. El 11 de noviembre de 1953, en la entonces Escuela Nacional de Guerra —dependiente del Ministerio de Defensa—, el presidente Perón pronunció un discurso que permaneció como «Documento Reservado» (secreto) hasta 1967, año en que fue dado a conocer públicamente, conocido como «Unidos o Dominados», tema que ya he abordado en otro artículo en 2021[8].

Por esa época Perón lanzó su propuesta del «ABC», la «necesidad de la unión» de Argentina, Brasil y Chile. A ella luego se sumarían los demás países de la región. Esto lo llevó a conversar —tiempo antes— con los presidentes de Brasil (1951-1954, su última presidencia) y de Chile, Getulio Vargas y el general Carlos Ibáñez del Campo (1952–1958, segunda presidencia), respectivamente. Infelizmente, diversos sectores e intereses externos conspiraron ―y continúan conspirando― en contra de una integración regional con capacidad de crear un modelo de desarrollo propio.

Una nueva pregunta sería apropiada para quienes consideran que el peronismo está en la raíz de todos los males: ¿Puede considerarse peronismo al kirchnerismo?

La respuesta también sería negativa. Nuevamente se usó el sello partidario y las imágenes de Perón y Evita para un proyecto personal, de apariencia «nacional». De ahí que se considera que el peronismo va y viene entre la privatización y la estatización, en este caso implementada a un alto costo para la Nación por parte de los gobiernos kirchneristas. Como se ha expresado ut supra, Néstor Kirchner hizo una alianza con un personaje que juega para intereses extranjeros, como Verbitsky, para construir su base de poder. De ese modo también atrajo a sectores de la izquierda, algo que seguramente Perón no hubiera hecho. Aún más, está la anécdota de la respuesta de Cristina Fernández de Kirchner a Antonio Cafiero, el impulsor del monumento a Perón: «Yo, para ese viejo de mierda, no pongo mi firma». Cristina ¿peronista? Ni en sueños. Otra pragmática.

En este listado entran también otros neoperonistas como Sergio Massa y Amado Boudou, originalmente afiliados a la UCeDe de Alsogaray.

Esa propaganda que los medios han llevado a cabo manipulando la opinión pública nos lleva también a situaciones insólitas en las que ciertos sectores de la población se expresan contra el peronismo y se manifiestan en favor de Macri y del PRO. ¿No saben que buena parte de la dirigencia del PRO es peronista? Horacio Rodríguez Larreta, Cristian Ritondo, Emilio Monzó, Patricia Bullrich ―asidua al travestismo político al igual que Massa, Martín Lousteau y tantos otros―… y la lista sigue.

Pero hay más… Ningún peronista se esforzó por erigir un monumento en memoria de Perón en la Ciudad de Buenos Aries. Para muchos, la siguiente foto será una novedad:

Ese monolito se encontraba en la playa de estacionamiento de la Presidencia de la Nación, casi en la esquina de la Avenida Madero con la calle Presidente Perón y decía: «Piedra fundamental. En este sitio se emplazará el monumento al Tte. Gral. Juan Domingo Perón. Tres veces presidente de los argentinos». Sin embargo el monumento nunca se levantó y el progresista Larreta arrasó con el monolito cuando hizo construir el Paseo del Bajo.

Pero, hay un enorme monumento a Perón en la plaza frente a la Aduana. ¿Quién lo hizo erigir? Mauricio Macri, otro pragmático.

El 8 de octubre de 2015, aniversario del nacimiento del general Perón ―y del autor del presente artículo― Macri y Ritondo inauguraron el primer monumento a Perón en la Ciudad de Buenos Aires con la asistencia de Hugo Moyano, Gerónimo Venegas, Eduardo Duhalde, y la plana mayor del PRO: la vicejefa de Gobierno la Ciudad de Buenos Aires y entonces candidata a gobernadora bonaerense por Cambiemos, María Eugenia Vidal, el entonces jefe de Gabinete y jefe de Gobierno electo, Horacio Rodríguez Larreta y su compañero de fórmula Diego Santilli.

En su discurso Macri expresó:

Perón decía que a la Argentina la arreglamos entre todos, o no la arregla nadie. Por eso tenemos que volver a unir al país, porque ese es el camino del progreso. Perón y Evita devolvieron los derechos a los trabajadores. Yo creo en el diálogo con las organizaciones sindicales, porque un gobierno no está para reprimir trabajadores. Debemos trabajar para lograr tener pobreza cero en el país, con eso defenderemos las banderas del justicialismo, eso es justicia social.[9]

Macri agregó que:

algunos dicen que son peronistas pero sólo se dedican a manipular desigualdades. Por eso quiero invitar a los verdaderos peronistas a cambiar el país, porque mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar. Porque un gobernante que no genera trabajo, no es un gobernante.[10]

Al final de su gobierno Macri hizo un balance en el que afirmó: «El mío, fue un Gobierno de corte socialista»[11].

¿Cómo los seguidores de Macri o del PRO pueden considerarse antiperonistas o de derecha cuando su «líder» se ha asumido como peronista y/o socialista? De hecho parecería, al menos, una contradicción.

Del circo romano al futuro apocalíptico

El actual presidente, Javier Milei, ha manifestado hace un tiempo que él y Conan se encontraron por primera vez hace 2000 años en el Coliseo romano. En una entrevista que le realizaron en Estados Unidos al medio Free Press expresó: «Yo vengo de un futuro postapocalíptico para impedir el avance del socialismo. Algo así como Terminator; de hecho, Schwarzenegger es libertario».

Lo más grave de esa entrevista son dos afirmaciones que jamás debiera hacer el presidente de un país: «Amo ser el topo dentro del Estado». «Soy el que destruye el Estado desde adentro».

Su «traslación» a través de la historia, que le permite ir al pasado y al futuro, no sería preocupante si tuviera la posibilidad de aprender de esa experiencia. Parece por lo menos risueño que diga que viene desde el futuro para impedir el avance del socialismo. Por empezar, para ver lo que ha hecho el socialismo bien se podría ir hacia atrás más que hacia el futuro pero, por otro lado, sigue anclado en categorías de la Guerra Fría y carece de conocimientos históricos y de política internacional … y en la práctica tampoco de economía si uno observa como ha empeorado la situación económica del país desde que asumió el gobierno.

No tenía que ir tan lejos en el pasado para darse cuenta de que sus propuestas ya fueron llevadas a cabo por sus tan ponderados Menem y Cavallo con resultados desastrosos para la Argentina. Nuevamente el tema de las privatizaciones, o de reprivatizaciones de empresas que fueron reestatizadas, es poco serio, más allá de que esto resulte un «negocio» para los políticos y los economistas que se sientan en Ministerio de Economía.

La propuesta de Milei es otro paso, quizás el último, que tiene como antecedentes el gobierno militar con Martínez de Hoz, el de Menem y el de De la Rúa con Domingo Cavallo, el de Macri con sus equipos económicos que endeudaron al país de una manera irracional cuando debió haber reducido el gasto público. Si Menem desarticuló las comunicaciones de la Argentina a partir de la destrucción de uno de los sistemas ferroviarios más extensos del mundo, de la privatización de Aerolíneas Argentinas y de la paralización de las Líneas Aéreas del Estado (LADE), empresa estatal con un compromiso social al conectar localidades a las que no llegaban las aerolíneas comerciales, el proyecto de Milei profundiza la desarticulación territorial al considerar el cierre de más ramales ferroviarios y la reprivatización de Aerolíneas Argentinas. Aún peor, ha procedido a cerrar oficinas de correos en pequeños pueblos y en los que había un solo empleado y considera la privatización y/o cierre de sucursales del Banco Nación. Léase, se intenta borrar toda presencia del Estado en amplias regiones del país, se intenta borrar así todo lo que represente la identidad nacional. Se trata de un gobierno que procede a terminar de entregar el país a los que financiaron su campaña tanto dentro como fuera de la Argentina.

El caso de los gobiernos kirchneristas son de otra naturaleza pero no menos perjudiciales para la Argentina. Sin embargo sus desaciertos y sus negociados parecen haber estado más expuestos por los medios. El gobierno de Milei ha deslumbrado a sus seguidores con sus informes acerca de sus antecesores pero no ha llevado a ningún funcionario a la justicia. Como suele decirse, «todo para la gilada».

La corporación política constantemente introduce divisiones en la sociedad de modo tal de que dos personas no puedan encontrar puntos en común. Por otro lado, el discurso de atacar al Estado ha dado sus frutos pero se trata de un discurso mentiroso y más si lo llevan a cabo funcionarios o presidentes que son empleados de las corporaciones prebendarías, corporaciones económicas que han crecido a la sombra del Estado.

Se confunde, seguramente intencionalmente, «Estado» con «gobierno». El Estado es uno de los requisitos fundamentales para la existencia de una nación. No se puede concebir una nación sin Estado y que la máxima autoridad del mismo afirme que es un «topo» que se propone destruir lo que representa; suena, por lo menos, demencial.

Veamos este ejemplo. El Estado sería como un consorcio de copropietarios y el gobierno sería el administrador del consorcio. Si el administrador cumple mal su función no hay que destruir al consorcio sino echar al administrador. Pensar en destruir el consorcio de copropietarios sería destruir el edificio. En el Estado todos somos «copropietarios» y el administrador es el gobierno, el que nos impone impuestos pero a cambio debe darnos ciertos servicios básicos y de buena calidad: salud, educación y seguridad. Si no lo hace es porque hemos elegido un mal administrador y entonces deberá ser reemplazado. Considerar al Estado como el enemigo es considerar enemigo a cada ciudadano del país.

Ya que tanto se habla de «liberalismo» y recurren a figuras de nuestra historia como Juan Bautista Alberdi, Julio A. Roca o Carlos Pellegrini, deberían leer más o mejor lo que predicaron y sus obras. No cabe duda de que el general Roca pensó y trabajó para lograr un Estado fuerte con presencia en todo el territorio nacional. Quienes ven a Pellegrini como un liberal desconocen su labor en favor de la industria nacional. Vale aquí recordar una frase en ese sentido: «Es necesario que en la República Argentina se trabaje y se produzca algo más que pasto, sin industria no hay Nación».

 

«Es necesario que en la República Argentina se trabaje y se produzca algo más que pasto, sin industria no hay Nación».

 

A modo de conclusión

En una entrevista que le hiciera un periodista español a Perón durante su exilio en España, le pidió que diseccionara el espectro político argentino. Perón le respondió: «Mire, en Argentina hay un 30% de radicales, lo que ustedes entienden por liberales; un 30% de conservadores y otro tanto de socialistas». «Y entonces, ¿dónde están los peronistas?», inquirió el informador. «¡Ah, no, peronistas somos todos!».

Como podrá apreciarse, la respuesta de Perón caló hondo en quienes continuaron en la arena política tras su muerte. La mayoría de ellos ha recurrido al amparo del Partido Justicialista o del Movimiento Peronista para llegar al gobierno, como si fuera la autopista más segura para llegar a destino.

Sin embargo, a pesar de que muchos políticos aducen que el mal de la Argentina en los últimos ochenta años es el peronismo podrá apreciarse, tras leer este extenso artículo, que la responsabilidad no es del peronismo sino de los argentinos. Desde 1943 han pasado gobiernos peronistas, militares, radicales y del PRO, todos con los mismos desafortunados resultados para el país. Los golpes de Estado han sido propiciados por militares, por civiles que fueron a golpear las puertas de los cuarteles, por periodistas mercenarios como los que hoy ocupan espacio en los medios de comunicación.

La decadencia cultural se ha extendido a toda la sociedad pero principalmente a la dirigencia política, ignorante de la historia nacional pero que en el mejor de los casos recurre a frases que las saca del contexto histórico. Es suficiente con leer los debates del Congreso de principios y mediados del siglo XX y compararlos con los que sostienen los legisladores en la actualidad: ni riqueza en su vocabulario tienen la mayoría de ellos.

Coincido plenamente con Julio Bárbaro cuando afirma que «el peronismo murió con Perón». Los que vinieron después sólo se aprovecharon del movimiento para sus fines personales, independientemente de las consideraciones que cada uno pueda tener respecto del general Perón.

No obstante, como de toda ideología debe tomarse lo mejor para lograr los Objetivos Nacionales y, al conmemorarse cincuenta años de su muerte, deberíamos valorar su abrazo con quien fuera su acérrimo enemigo, Ricardo Balbín, como un ejemplo para emprender la unidad nacional. En el plano internacional, recrear su propuesta de la integración regional sin importar si se trata del Tratado ABC o del Tratado APU ―por tomar las iniciales de otros países de la región― y volver a la Tercera Posición, retomando el camino de la neutralidad de la que nos han sacado en su momento Menem y en la actualidad Milei.

Es urgente que los argentinos empecemos a trabajar sobre las coincidencias y dejar a un costado lo que nos separa porque la Patria precisa que echemos a los administradores que no sirven o que ya están viciados y que demos espacio para que nuevas generaciones se hagan cargo de la conducción de la Nación.

Lamentablemente hemos pasado el año 2000 y la realidad es que no estamos unidos sino dominados.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019 (2da edición, 2024).

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] Robert A. Potash. El Ejército y la política en la Argentina, 1962-1973. Buenos Aires: Sudamericana, 1994, p 228.

[2] Alain Rouquié. Poder militar y sociedad política en la Argentina II. 1943-1973. Buenos Aires, EMECÉ, 1982. p. 244.

[3] Mochkofsky, Graciela: Timerman. El periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999). Buenos Aires. Sudamericana. 2003. Citado por Edgardo Vannucchi, «La Opinión, Timerman y la dictadura». Haroldo. La revista del Conti, https://revistaharoldo.com.ar/nota.php?id=644.

[4] Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia. El Pacto: Kirchner – Verbitsky. ISBN: 9789874774010,  152 p.

[5]Diego Sehinkman. «Jorge Lanata: “La generación del 70 nos arruinó la vida”». La Nación, 18/06/2017, https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/jorge-lanata-la-generacion-del-70-nos-arruino-la-vida-nid2032884/.

[6] Luis Majul. «Jorge Lanata: secretos y pecados de un periodista». La Nación, 02/12/2012, https://www.lanacion.com.ar/sociedad/jorge-lanata-secretos-y-pecados-de-un-periodista-nid1532483/.

[7] «El acuerdo de 1971 – Declaración Conjunta entre Argentina y el Reino Unido comprendía un conjunto de medidas prácticas, que a partir de ese momento ambos gobiernos comenzaron a implementar para facilitar el movimiento de personas y bienes entre el territorio continental argentino y las Islas Malvinas, en ambas direcciones, con el fin de promover el establecimiento de vínculos culturales, sociales y económicos». Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, https://cancilleria.gob.ar/es/politica-exterior/cuestion-malvinas/antecedentes/periodo-1966-1982#:~:text=El%20acuerdo%20de%201971%20%2D%20Declaraci%C3%B3n,las%20Islas%20Malvinas%2C%20en%20ambas.

[8] Perón, J. D. «Unidos o Dominados» (Discurso pronunciado el 11 de noviembre de 1953 en la Escuela Nacional de Guerra). Geopolítica(s). Revista de estudios sobre espacio y poder, 11(1), 2020, p. 173-183.

[9] «Macri y Ritondo inauguraron el primer monumento a Perón en la Ciudad». Parlamentario, 08/10/2015,https://www.parlamentario.com/2015/10/08/macri-y-ritondo-inauguraron-el-primer-monumento-a-peron-en-la-ciudad/

[10] Ídem.

[11] «Macri: ‘El mío, fue un Gobierno de corte socialista’». Agencia Nova, https://www.agencianova.com/nota.asp?n=2019_12_29&id=81728&id_tiponota=4.

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REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO: UN GOLPE FALLIDO E INESTABILIDAD ESTRUCTURAL

Marcelo Javier de los Reyes*

Los hechos y las personas

El 19 de mayo de 2024 la República Democrática del Congo (RDC) habría superado un intento de golpe de Estado según lo que informaron fuentes del Ejército. La intentona habría sido liderada por el político opositor Christian Malanga.

En la madrugada se produjeron disparos en Kinshasa, la capital del país, y un grupo de hombres armados se propusieron tomar por asalto el palacio presidencial y la residencia de uno de los políticos más importantes del país con el propósito de derrocar al presidente Félix Tshisekedi, quien prestó juramento el pasado 20 de enero tras ser ampliamente reelegido en diciembre, iniciando así su segundo mandato con una ceremonia de investidura en el Estadio de los Mártires, en Kinshasa, a la que asistieron jefes de Estado del continente africano así como representantes de Estados Unidos, China y Francia.

En las elecciones de diciembre de 2023, Tshisekedi habría obtenido un 73% de los votos lo que le permitió acceder a un nuevo período presidencial de cinco años. No obstante, el proceso electoral ha sido fuertemente criticado y se han denunciado numerosas irregularidades. Participaron de la elección el magnate minero Moïse Katumbi (segundo lugar con el 18% de los votos), el ex ejecutivo de energía Martin Fayulu (5%) ―considerado el legítimo ganador de las elecciones― y el premio Nobel de la Paz Denis Mukwege, médico ginecólogo que en 1999 fundó el Hospital de Panzi «para salvaguardar la vida de las mujeres y garantizar que sus hijos tuvieran la oportunidad de prosperar» ya que la RDC tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo[1]. Sin embargo la guerra cambió el objetivo del hospital por lo que además atienden a las mujeres que fueron violadas y maltratadas durante el conflicto que afecta al Congo. A pesar de esta abnegada labor, el Dr. Denis Mukwege obtuvo un menor porcentaje de votos[2].

Unas 50 personas involucradas en el complot fueron detenidas, entre ellas tres ciudadanos estadounidenses. El presunto líder del intento fallido de golpe de Estado, el político opositor congoleño Christian Malanga, murió durante los incidentes. Malanga había vivido exiliado en Estados Unidos durante más de una década.

En la intentona de Malanga, de 41 años, participó su hijo Marcel de 22 años, actualmente detenido[3]. Vivía en Salt Lake City y llegó por primera vez a Estados Unidos en 1998 como político refugiado y se estableció en Utah. Según el Daily Mail, la mano derecha de Malanga era Benjamin Zalman-Polun, de 36 años, empresario de cannabis y residente en Maryland. Según este medio, «el grupo enarbolaba la bandera del ex dictador hombre fuerte de la República Democrática del Congo, Mobutu Sese Seko»[4]. Otra versión agrega que Malanga manifestó en inglés «Disfruten de la liberación de nuestro nuevo Zaire», a la vez que los golpistas quemaban banderas de la RDC y portaban otras del Zaire, denominación antigua de la RDC durante la dictadura del mencionado Mobutu Sese Seko.

Ocho años después de arribar a Estados Unidos, Malanga regresó a la RDC para realizar el servicio militar, ascendiendo al rango de capitán en 2007[5]. Tuvo intenciones de incursionar en la política de su país pero fracasó y en 2012 regresó a Estados Unidos pero no habría cesado en su idea y fundó un partido político que atrajo a varios nativos congoleses de todo el mundo, el Partido Congoleño Unido[6]. Malanga habría intentado llevar a cabo un golpe de Estado por primera vez en 2017 pero que en su momento procedió a abortarlo.

Habría estudiado para convertirse en piloto y se capacitó en informática pero en lo político abogó por la libertad religiosa, se manifestó en contra de la corrupción en su país nativo y «se refirió a sí mismo como el presidente de la República Democrática del Congo»[7].

Cabe mencionar que la revuelta se ha salido de las fronteras de la RDC y se notificó que un proyectil disparado desde Kinshasa llegó a la ciudad de Brazzaville, República del Congo, hiriendo a varias personas, según informó el gobierno de ese país en un comunicado[8].

La RDC es un país con casi 100 millones de habitantes de diferentes etnias, con una extensión territorial de 2.345.000 km² y con importantes riquezas minerales, entre las que se destacan oro, cobre, níquel y cobalto, vitales para la transición energética verde del mundo, las cuales son motivo de su permanente inestabilidad. Entre sus actividades comerciales se destacan la minería de oro y la comercialización de vehículos usados.

La pobreza afecta a la mayor parte de la población con más de 13 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria, lo cual contrasta con los inmensos recursos naturales de que dispone el país, considerado uno de los más ricos de África[9]. Aproximadamente dos tercios de su población vive con menos de US$ 2,15 al día y numerosos grupos rebeldes aterrorizan a los civiles y saquean las minas en el este del país, manteniendo una más que riesgosa situación en lo que se refiere a la seguridad regional. Esto ha provocado una considerable huida de sus habitantes ―unos 7 millones― en las últimas décadas.

La participación de ciudadanos estadounidenses

Si bien Malanga era un ciudadano congolés, residía en Estados Unidos y esto no deja de ser un punto que ha llamado la atención de los medios. En el caso de su hijo Marcel, se trata ya de un ciudadano estadounidense.

Posteo de la embajadora de los Estados Unidos en la RDC manifestando su consternación por los acontecimientos y su preocupación por los informes de ciudadanos estadounidenses supuestamente involucrados. Agregó su disposición a cooperar con con las autoridades de Kinshasa.

La embajada de Estados Unidos había emitido con anterioridad una alerta de seguridad advirtiendo sobre «actividades en curso por parte de elementos de seguridad de la República Democrática del Congo».

Además de Malanga y de su hijo, los medios dan cuenta de tres estadounidenses implicados en la intentona, quienes se encontrarían detenidos junto a otras docenas de golpistas que fueron capturados por las fuerzas del país.

Por su parte, la madre de Marcel, Brittney Sawyer, escribió un correo electrónico a The Associated Press, manifestando que su hijo es inocente y que ha seguido a su padre. Según un video que ha circulado en redes sociales, su hijo aparecía junto a un hombre blanco ensangrentado, del cual se desconocía su identidad, ambos cubiertos de polvo y rodeados de soldados congoleños[10].

A pesar de su imagen de padre de familia, Malanga fue sometido a procesos judiciales desde 2001, cuando tenía 18 años, siendo declarado culpable en Utah por incidentes que incluyen agresión con arma de fuego, por lo que fue condenado a 30 días de cárcel y tres años de libertad condicional. También en ese año fue acusado de violencia intrafamiliar en un incidente y de agresión y alteración del orden público en otro, aunque se declaró inocente y se le retiraron los cargos. Nuevamente en 2004 fue acusado de violencia doméstica con amenaza de uso de arma peligrosa, pero nuevamente se declaró inocente y se retiraron los cargos. Desde ese año registra nuevos antecedentes intrafamiliares[11].

Según Dino Mahtani, un investigador independiente sobre temas africanos, quien fue asesor político de las Naciones Unidas en la RDC, manifestó que las autoridades de ese país sospechaban que Malanga estaba involucrado en un supuesto complot para matar al entonces presidente Joseph Kabila y especuló acerca de que a Malanga le habrían tendido una trampa o lo traicionaron en el ataque del pasado mes de mayo, según él, por la inverosímil forma en que se llevó a cabo. Para Mahtani podría tratarse de conspiradores externos, «pero dada su estrecha relación previa con al menos uno de los actuales mandos militares de Tshiskedi, existe algo de posibilidad de que el complot fuera conocido internamente y esto les permitiera actuar con rapidez»[12].

Otro ciudadano estadounidense supuestamente implicado es el mencionado Benjamin Reuben Zalman-Polun, graduado en la Universidad de Colorado y que habría tomado clases de administración de empresas en la Universidad de Georgetown. Se habría conectado con Malanga a través de una empresa de extracción de oro creada en Mozambique en 2022. Cuenta con un proceso judicial de 2014 por cargos de tráfico de drogas en Estados Unidos, de los que se consideró culpable[13].

El tercer estadounidense detenido, del que se desconoce si aún permanece con vida, es Tyler Thompson Jr., de 21 años, ex compañero de fútbol de la escuela secundaria de, Marcel Malanga, con quien viajó a África para lo que su familia creía que eran unas vacaciones, con todos los gastos pagados por el padre de su amigo[14]. Según otros compañeros de equipo alegaron que Marcel había ofrecido hasta US$ 100.000 para en lo que se decía que era un «trabajo de seguridad» en el Congo[15].

Tyler aparecería en videos que circulan en las redes sociales, atado y ensangrentado mientras los soldados de la RDC arrestan a los estadounidenses. Sin embargo, no se lo encuentra en los videos del asalto que grabó el propio Christian Malanga[16].

Estados Unidos ha negado todo conocimiento de que un ciudadano estadounidense esté detrás de esta conspiración.

Las últimas investigaciones

Según la investigación preliminar del fallido golpe de Estado, que se encontraría en su fase final, «contempla tanto las acciones de los golpistas como de los militares sospechosos de ejecutar de manera extrajudicial a uno de los participantes»[17].

Las autoridades congoleñas confirmaron al menos cuatro atacantes muertos durante el golpe, incluido el supuesto cabecilla de la asonada, identificado como Christian Malanga. Sin embargo, por una fuente anónima del gobierno, ha trascendido que a las autoridades del país les preocupa principalmente un vídeo en el que militares del país ejecutan a sangre fría a uno de los asaltantes cuando se encontraba ya detenido y maniatado. Han identificado a los responsables y «fueron puestos en conocimiento de la Oficina de la Fiscalía Militar», la que habría finalizado su investigación y la presentará ante los tribunales en los próximos días.

La RDC y su inestabilidad estructural

El reparto de África llevado a cabo a través de la Conferencia de África de 1884/1885 reconoció al Congo como un Estado bajo la soberanía del rey belga Leopoldo II, es decir, una propiedad privada. Explotación, abusos, asesinatos masivos y mutilaciones eran una constante en su territorio. Al rey de los belgas solo le interesaba la explotación lucrativa de los recursos, particularmente, marfil y caucho.

Debido a las fuertes presiones internacionales por estos hechos, en 1908 el rey procedió a transferir su propiedad al Estado belga, pero quizás más debido a que la familia real no contaba con los recursos para realizar la inversión necesaria para la explotación[18].

El 30 de junio de 1960 el Congo Belga se independizó y pasó a llamarse República del Congo. Debido a que los colonialistas belgas no se interesaron por educar a la población, el país se encontró con que no tenía cuadros formados para administrar el nuevo Estado.

Al momento de la emancipación, de una población de 15 millones de habitantes sólo había 1.500 «evolucionados» (los «évolués» eran los africanos que habían podido acceder a un nivel superior de educación) ―quienes despreciaban a los demás congoleses pero que a su vez eran despreciados por los blancos[19]―, entre los que se encontraba el joven Patrice Lumumba.

Patrice Lumumba (1925-1961).

En 1958 fundó el movimiento pluriétnico MNC, Movimiento Nacional Congolés, pero fue mirado con desconfianza por algunos blancos y algunos negros, más allá de que abogaba por la convivencia no sólo entre los belgas y los congoleses sino también entre las diferentes etnias de su país.

En diciembre de 1958 participó del Congreso Panafricano de Accra y fue considerado como un hermano por líderes de la talla de Sékou Touré y N’Krumah. Ese reconocimiento luego resonó en su país pero su liderazgo llegó tarde, luego de que Ileo y Joseph Kasavubu hubieran exigido la independencia del país[20].

Sin embargo Lumumba se opuso a la división por etnias o por provincialismo y su objetivo era la unidad de todos los congoleses.

Ocurrida la independencia, Lumumba se convirtió en el primer ministro de un gobierno presidido por su enemigo: Joseph Kasavubu (de la etnia bakongo). En estas enemistades se conjugaba no solo la política sino también las diferencias étnicas.

Pocos días después, el 11 de julio, la provincia de Katanga, importante por sus riquezas mineras, se declaró independiente bajo el liderazgo del anticomunista y prooccidental Moise Kapenda Tshombe. Esta declaración contó con el apoyo de la Union Minière, la enorme compañía que controlaba la explotación del cobre, fuente de importantes ingresos del Congo que así perdería una buena parte de ellos. Las tropas belgas que aún se encontraban en el país tomaron partido por los secesionistas.

Lumumba solicitó a las Naciones Unidas ayuda militar para evitar la secesión del nuevo Estado y así poder neutralizar a los efectivos belgas. También solicitó ayuda a los Estados Unidos pero jamás llegó al Congo ya que la CIA lo percibía «como un títere comunista atontado por las drogas»[21].

En su libro Legado de cenizas. La historia de la CIA, Tim Weiner narra que en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, el presidente ordenó al director de la CIA eliminar a Lumumba a quien la CIA consideraba el «Castro» de África[22]. Al no recibir colaboración del gobierno de Washington, el primer ministro aceptó la oferta de material y de «técnicos» de la Unión Soviética en momentos en que los paracaidistas belgas ingresaron al país para tomar la capital.

Tim Weiner cuenta los entretelones de como la CIA envió al país africano al jefe de la base de la agencia en Bruselas, Larry Devlin, para que evaluara a Lumumba «como posible objetivo de acción encubierta». El agente advirtió que, independientemente de que el objetivo fuera o no comunista ―quizás aprovechaba la oportunidad para lograr su propósito―, el Congo podría convertirse en una nueva Cuba. La Central confirma la necesidad de eliminar al primer ministro y le envía al experto en química de la agencia con toxinas letales para que realice el operativo. Devlin, angustiado por la orden recibida, optó por enterrar loa viales con las toxinas a orillas del río Congo, dispuesto a asumir las consecuencias por esa decisión[23].

Sin embargo, para Lumumba su suerte estaba echada. El 5 de septiembre de 1960 Kasavubu se reunió con el embajador de Estados Unidos en Leopolville y después de cinco horas anunció por radio la destitución del primer ministro. En la noche del día 14 Lumumba fue arrestado y tanto la embajada estadounidense como Kasavubu y el jefe del ejército, Mobutu, decidieron su eliminación[24].

Tim Weiner afirma que la CIA ya había elegido a su hombre para conducir al Congo: Joseph Mobutu. A principios de octubre recibió US$ 250.000 a los que siguieron envíos de armas y de municiones[25].

La vida de Lumumba fue tan fascinante como trágico su final. Capturado por Mobutu, fue torturado atrozmente, entregado a los belgas y ejecutado por un oficial flamenco.

Mobutu, con el apoyo de los Estados Unidos, se impuso sobre sus rivales y mantuvo en la presidencia a Kasavubu hasta que lo desplazó del cargo y asumió el control del país al que renombraría como Zaire. Sería el principal aliado de la CIA en África y la agencia establecería allí su centro de operaciones encubiertas para el continente[26]. Mobutu gobernó brutalmente al país y se constituyó como uno de los gobernantes más corruptos del mundo gracias a los yacimientos de minerales.

Imagen: Ministerio de Relaciones Exteriores de España.

 

En 1994 estalló el conflicto de Ruanda y dado que Mobutu apoyó a los hutus, los tutsis se opusieron a él. Fue así que con el apoyo del hombre fuerte y presidente de Ruanda, Paul Kagame, se emprendió una ofensiva para derrocar a Mobutu, logrando el objetivo en 1997 con una coordinación de grupos armados contrarios al dictador.

Mobutu logró escapar y falleció exiliado en Rabat, Marruecos, en septiembre de 1997. Su intención fue exiliarse en Francia pero el gobierno galo no se lo permitió. Su fortuna personal se estimó entre US$ 5.000 y 6.000 millones.

Zaire pasó a nuevamente a denominarse República Democrática del Congo y Laurent-Désiré Kabila se convirtió en el nuevo presidente del país.

En 2019 se celebraron las primeras elecciones que llevaron a Félix Tshisekedi a su primer mandato.

Durante años el país se vio envuelto en una terrible violencia provocada por diferentes grupos armados, violencia que se ha tornado en cotidiana y que aún subsiste.

Según se informó el 1° de junio de 2024 un soldado sudafricano murió y otros 13 resultaron heridos en un enfrentamiento que tuvo lugar en esa semana con miembros del grupo irregular armado M23 (Movimiento 23 de marzo) en el este de la RDC. Los efectivos integran la Misión de la Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC) en la RDC (SAMIDRC), desplegada en ese país desde diciembre de 2023 para luchar contra los grupos rebeldes armados, principalmente el ya mencionado M23[27].

A modo de conclusión

La historia de la RDC no es muy diferente a la de otros estados africanos pero muestra como en una independencia supuestamente acordada, una parte no cumplió con lo pactado, Bélgica, y por otro como la omisión o la intervención de otros actores internos movieron los hilos del drama congolés. Las Naciones Unidas, con su tibieza o por su alineamiento con sus creadores, no tomaron cartas en el asunto y no fue la única vez en que no lo hicieron en la historia de la RDC. Más recientemente, ya en el siglo XXI se han dado otros casos.

Estados Unidos, que se autopercibe como la democracia por excelencia, no ha dudado en intervenir y complicar aún más la situación interna del país para colocar a su hombre, un dictador que ejerció el poder durante tres décadas de la mano de la inteligencia estadounidense. No fue ni será el único caso en que la gran democracia respaldó a un dictador. Lo mismo le vale a las democracias europeas.

En el caso de esta intentona, aún es temprano para percibir si se trató de una aventura o subyace alguna otra cuestión. La mención de la ejecución del ciudadano estadounidense atado por parte de los militares congoleses deberá ser aclarada.

La realidad es que Christian Malanga tenía importantes contactos políticos en los Estados Unidos y no los ocultaba; por el contrario los mostraba en las redes. Si sólo son fotos casuales, algún contacto ha habilitado su llegada a esas personalidades políticas. Sin embargo, es destacable su admiración por el dictador Mobutu y su intención de denominar nuevamente como Zaire a su país si el golpe resultaba exitoso.

Llama también la atención que Malanga incursionara en negocios mineros y que la RDC sea también un país en el que el caos permite la extracción de importantes minerales estratégicos con mano de obra esclava, inclusive la de niños, y ninguna democracia occidental decide intervenir.

El tiempo dirá si esto fue un «emprendimiento» de un ambicioso o si era parte de un plan mayor o de una trampa que le tendieron a Malanga. Mientras, la violencia se acrecienta nuevamente en este país africano proveedor de minerales estratégicos como el coltán y en un contexto en que los golpes de Estado en África están tomando protagonismo, a la vez que los actores externos ―Estados Unidos, Rusia y China, además de empresas multinacionales― procuran tomar posición en los diversos países, incluso desplazando a Francia de lo que fueron sus colonias.

La historia africana sigue desarrollándose con libretos escritos fuera del continente.

 

* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director ejecutivo de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Profesor de Inteligencia de la Maestría en Inteligencia Estratégica Nacional de la Universidad Nacional de La Plata.

Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

Embajador Académico de la Fundación Internacionalista de Bolivia (FIB).

Investigador Senior del IGADI, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, Pontevedra, España.

 

Referencias

[1] Sobre el Hospital de Panzi, ver Panzi Foundation, https://panzifoundation.org/es/the-hospital/.

[2] Katharine Houreld.«Understanding the president’s win in Congo’s chaotic elections». Tehe Washington Post, 31/12/2023,  https://www.washingtonpost.com/world/2023/12/31/congo-elections-explainer/, [consulta: 04/01/2024].

[3] «Congo-Kinshasa: quién fue Christian Malanga, el hombre detrás del intento de golpe de ayer » Agenzia Nova, 20/05/2024, https://www.agenzianova.com/es/news/chi-era-christian-malanga-luomo-dietro-il-tentato-golpe-di-ieri-in-congo/, [consulta: 22/05/2024].

[4] Paul Farrell. «How DR Congo coup leader Christian Malanga moved to Salt Lake City as a political refugee, had eight children and worked as a small businessman before returning to Africa for military service and plotting to overthrow  government with his son, 21, Marcel». Daily Mail, 20/05/2024, https://www.dailymail.co.uk/news/article-13437685/Christian-Marcel-Malanga-congo-coup-salt-lake-city-utah.html, [consulta: 22/05/2024].

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] Ídem.

[8] «El Ejército de la RD Congo dice frustrar un intento de golpe que involucraba a ciudadanos de EE. UU.» France24, 20/05/2024, https://www.france24.com/es/áfrica/20240520-el-ejército-de-la-rd-congo-dice-frustrar-un-intento-de-golpe-que-involucraba-a-ciudadanos-de-ee-uu, [consulta: 22/05/2024].

[9] Información sobre la República Democrática del Congo, Ministerio de Relaciones Exteriores de España, https://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/CONGO-KINSHASA_FICHA%20PAIS.pdf, [consulta: 22/05/2024].

[10] «Los estadounidenses implicados en presunta trama golpista en el Congo formaban una banda insólita». La Nación, 21/05/2024, https://www.lanacion.com.ar/agencias/los-estadounidenses-implicados-en-presunta-trama-golpista-en-el-congo-formaban-una-banda-insolita-nid21052024/, [consulta: 22/05/2024].

[11] Ídem.

[12] Ídem.

[13] Ídem.

[14] Hannah Schoenbaum (The Associated Press). «“No hay pruebas de que esté vivo”: el drama de la familia del joven de Utah detenido en el Congo». Telemundo Utah, https://www.telemundoutah.com/noticias/local/tyler-thompson-utah-detenido-congo/2274832/, [consulta: 02/06/2024].

[15] Ídem.

[16] Ídem.

[17] «RDC ultima la investigación preliminar del golpe de Estado fallido del mes pasado». Infobae, 02/06/2024, https://www.infobae.com/america/agencias/2024/06/02/rdc-ultima-la-investigacion-preliminar-del-golpe-de-estado-fallido-del-mes-pasado/, [consulta: 02/06/2024].

[18] Jean Ziegler. Saqueo en África. México: Siglo Veintiuno Editores S.A., 1979, p. 105.

[19] Ibíd., p. 108.

[20] Ibíd., p. 112-113.

[21] Tim Weiner. Legado de cenizas. La historia de la CIA. Buenos Aires: Debate, 2008 (1ª ed.), p. 165-166.

[22] Ídem.

[23] Ídem.

[24] Jean Ziegler. Op. cit., p. 115-117.

[25] Tim Weiner. Op. cit., p. 166.

[26] Ídem.

[27] «Muere soldado sudafricano en República Democrática del Congo». Prensa Latina, 01/06/2024, https://www.prensa-latina.cu/2024/06/01/muere-soldado-sudafricano-en-republica-democratica-del-congo/, [consulta 02/06/2024].

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