Roberto Mansilla Blanco*

La ONU acaba de asegurar que el estado de hambre y de crisis humanitaria en Gaza está llegando al nivel de inanición. La enviada de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, fue objeto de presiones oficiales en Berlín para no denunciar los crímenes contra la humanidad en Gaza, a fin de «no irritar al aliado israelí». Mientras, Israel bloquea persistentemente la ayuda humanitaria internacional enviada al masacrado pueblo palestino en Gaza y, cuando la autoriza esporádicamente, bombardea sin piedad las filas de millares de personas, hombres, mujeres, niño/as y ancianos, que buscan comida y agua.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, informó que su gobierno reconocerá el Estado de Palestina. Desde la Plaza de la Quintana en Santiago de Compostela en la conmemoración del Día de la Patria Gallega hasta Nueva York y Londres, el grito de ¡«Palestina Vencerá!» recorre las calles en un reclamo ciudadano, de la sociedad civil, ante el cinismo y la incapacidad de sus gobiernos y dirigentes políticos, algunos de ellos tan enormemente insensibles que siguen justificando el ya intolerable y falaz «derecho israelí a la legítima defensa».
El enésimo drama palestino llega en un punto de inflexión a nivel mundial. Son frecuentes los actos públicos, conciertos, obras teatrales, eventos deportivos, homenajes, etc., donde la bandera palestina ondea, a veces incluso de manera clandestina, para denunciar con fuerza una injusticia contra un pueblo masacrado y víctima de un genocidio por parte de Israel, aunque existan «líderes políticos» que se encarguen de negarlo.
Mientras los ciudadanos gritan en las calles, el silencio cómplice con este genocidio campea en diversos gobiernos, especialmente EEUU, Europa e incluso varios países árabes (Arabia Saudí, petromonarquías del Golfo) que tienen capacidad política suficiente para exigir el fin de esta tragedia colectiva. En las redes sociales, convertido en ese nuevo espacio de «debate» político donde la información y la desinformación vuela en segundos, observamos desde imágenes horrendas sobre lo que sucede en Gaza ante la total impunidad por parte de las fuerzas ocupantes israelíes hasta youtubers, influencers y simples ciudadanos israelíes que se mofan de esta tragedia e incluso lanzan discursos de odio contra los palestinos y los árabes.
En su libro sobre el caso Eichmann en Jerusalén, la politóloga judía Hannan Arendt acuño el término de la «banalidad del mal» para explicar la naturaleza mecánica del nazismo en el Holocausto ante la complicidad e indiferencia de la sociedad alemana y (no hay que olvidarlo) de otros países europeos. Un mecanismo exactamente reproducido por Netanyahu y sus secuaces dentro de una sociedad israelí enferma de un mesianismo supremacista sionista (la idea histórica de recrear de una vez el «Gran Israel»), cada vez más teocrática y racista, un sentimiento que parece reproducirse en las nuevas generaciones amparado por la impunidad que tiene Israel para no ser juzgado ante la historia.
Esa «banalidad del mal» que, imitando a sus verdugos nazis, los israelíes infringen diariamente contra los palestinos en un genocidio institucionalizado e instrumentalizado desde hace más de siete décadas, silenciando incluso las voces discordantes (minoritarias pero no inexistentes) dentro de la sociedad israelí.
Pero el grito de «¡Palestina Vencerá!» dignifica la capacidad de resistencia de un pueblo que se niega a desaparecer. La identidad palestina, hoy, está cada vez más presente a nivel planetario. Hoy, más que nunca, es necesario «hablar de Palestina» para reclamar a los líderes políticos su cínica y cómplice actitud con respecto a Israel. Y también es necesario que en la sociedad israelí aparezca una Arendt con capacidad suficiente para despertar un mínimo de humanidad y para criticar que esa «banalidad del mal» contra los palestinos y otras minorías (árabes, cristianos) también existe en Israel.
* Analista de Geopolítica y Relaciones Internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) y colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU e América Latina. Analista Senior de la SAEEG.
Artículo publicado en gallego en Eixo Atlántico, https://www.novasdoeixoatlantico.com/palestina-vencera-roberto-mansilla-blanco/.
