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EL GOBIERNO PONE EN STAND-BY LA SOBERANÍA ARGENTINA

César Augusto Lerena*

Nos hemos referido en numerosas oportunidades a la ausencia argentina en la administración del Atlántico Sur, la pesca ilegal y a la presencia del Reino Unido de Gran Bretaña en la estratégica área austral controlando el tránsito hacia el Pacífico, el Índico y su proyección a la Antártida. En esta oportunidad reseñaremos las decisiones políticas que está tomando el nuevo gobierno argentino respecto a la administración del troncal fluvial Paraná-Paraguay y el Río de la Plata, perdiendo el control de la principal vía comercial argentina y dificultando una comunicación directa y autónoma fluvial-marítima de Argentina.

Hagamos una pequeña síntesis previa. A instancias de Juan Manuel de Rosas, el general Lucio Mansilla enfrentó a la escuadra anglo-francesa en la batalla de la Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845, quienes pretendían colonizar nuestro país relacionándose en forma directa con Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Paraguay sin la intervención de Buenos Aires y desconociendo la autoridad de Rosas en las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Se trató de la ofensiva de una importante flota muy superior en cantidad y modernidad a las escasas naves argentinas. Los sucesivos combates que sucedieron a Obligado, como Quebracho, donde el invasor sufrió grandes pérdidas, hicieron desistir de este proceso colonizador, por lo que la gesta de Obligado fue muy importante para la consolidación nacional y un desaliento a aquellos adeptos de las “potencias civilizadoras”. Por tal razón, en 1974 se sancionó la ley 20.770 declarando el 20 de noviembre, “Día de la Soberanía Nacional” que las actuales acciones desdibujan.

Mucha agua pasó bajo el puente, a punto de tener en 1952 una de las flotas mercantes más importantes y modernas del mundo, con un gran desarrollo de los astilleros nacionales, ambos destinados a fortalecer la industria, la navegación y el comercio. Se firmó en 1973 el Tratado del Río de la Plata, donde no solo se finalizaron los conflictos limítrofes con Uruguay, sino que se acordó una “Zona Común de Pesca” en un área de las Zonas Económicas Exclusivas de ambos países; un hito histórico suramericano de explotación y cuidado ambiental entre dos naciones vecinas y entre otros hechos relevantes de protección regional ―a instancias de Brasil― el establecimiento de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur acordada por todos los países de África occidental y de América oriental consolidada en 1986 por la Res. 41/11 de las Naciones Unidas, que tiene entre otros objetivos que “todos los Estados se abstengan de emprender cualquier actividad que pueda crear o agravar situaciones de tensión y de posible conflicto en la región”; por otra parte, en 1994 se promulgó la ley 24.385, donde la Argentina aprobó el Acuerdo de Transporte Fluvial en los ríos Paraguay-Paraná con las Repúblicas de Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, que tuvo por objeto la protección, cooperación, autonomía y mejora del comercio regional y demostraba la vocación de resolver el desarrollo regional y el transporte entre los vecinos, sin injerencias extrañas.

Esta vía fluvial es un sistema natural de la Cuenca del Plata, con una extensión de 3.442 km navegables desde Puerto Cáceres (Brasil) hasta Nueva Palmira (Uruguay) y 250 km más hasta el mar. En ella hay 73 puertos argentinos, de los cuales 23 están en Buenos Aires; 1 en Corrientes; 5 en el Chaco, 9 en Entre Ríos, 1 en Formosa, 1 en Misiones y 33 en Santa Fe y navegan en ella, “unos 4.000 buques oceánicos de bandera extranjera que en 2020 transportaron 74 millones de toneladas de carga, lo que representa el 83% de los graneles sólidos y líquidos que exporta Argentina; además, de 19 millones de toneladas de carga de cabotaje. Cada año circulan también 146 mil contenedores, 750 mil vehículos y 320 mil pasajeros, por un valor FOB superior a los 70 mil millones de dólares (Fabián Lugarini, 15/09/2020).

Los aires privatizadores y de atomización de la administración que vivió la Argentina dieron lugar a la sanción en 1992 de la Ley 24.093 de Actividades Portuarias y redujeron en 1995 al Acuerdo de Transporte fluvial en un negocio multimillonario, otorgándose la concesión por diez años del mantenimiento de los citados ríos a cambio del cobro de peajes al consorcio Hidrovía SA formado por la empresa argentina AMEPA y la belga Jan De Nul, la que luego de negociaciones se prorrogó hasta abril del 2021.

En el año 2020 por Res. 307 se creó el Consejo Federal Hidrovía presidido por el ministro de Transporte e integrado por varios funcionarios nacionales y las Provincias de Buenos Aires, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe, además de distintas organizaciones invitadas, sin embargo, con el limitado fin de brindar asesoramiento, coordinar la política y recibir propuestas y si bien en este mismo año se anunció la constitución de Hidrovía Sociedad del Estado con el objeto de gestionar la vía navegable, en noviembre del mismo año el Poder Ejecutivo sancionó el Decreto 949/20, donde nuevamente se promovió una licitación pública nacional e internacional para concesionar el mantenimiento y el cobro de peaje como contraprestación, desvaneciendo toda idea de obtener un mayor protagónico federal de desarrollo regional y estratégico nacional, que promovían ―en otros― el ex ministro de relaciones exteriores y senador Jorge Taina.

En 2021 se sancionó el Decreto 427/21 como producto de la presión de las provincias litoraleñas, los gremios afines y especialistas en la materia, dando lugar a un incipiente y precario proceso de nacionalización de la administración de la vía navegable troncal Paraná-Paraguay, donde se le otorgaba las tareas de mantenimiento de la señalización, dragado y control a la Administración General de Puertos, aunque limitando su responsabilidad hasta quien resulte adjudicatario de la licitación pública autorizada por el Decreto 949/20. Hecho que da lugar al dictado del Decreto 556/21 de creación del Ente Nacional de Control y Gestión de la vía Navegable, con el reducido objeto de cobrar un peaje.

En síntesis, la Argentina sigue sin administrar adecuadamente la vía Paraguay-Paraná.

Por su parte, Uruguay ha controlado el tráfico de buques que ingresan al Río de la Plata desde el Virreinato y profundizado desde el Tratado del Río de la Plata, pese a que el 90% de las embarcaciones tienen como destino o provienen de puertos argentinos; motivo por el cual, resulta central el proyecto de construir el Canal de Navegación Magdalena que, además de los importantísimos efectos económicos, técnicos, operativos y laborales, a la par del desarrollo de la región noreste de la Provincia de Buenos Aires provocaría una mayor autonomía nacional argentina en la navegación y el comercio, por la integración de la navegación fluvial-marítima argentina sin la dependencia del canal de Montevideo. Es decir, un claro proyecto de soberanía nacional. Ello dio lugar a que en 2009 la Prefectura Naval Argentina presentara un proyecto de rectificación del canal principal de navegación, siendo finalmente la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación quien dictó la Disposición 584/13 y, allanada la aprobación de Uruguay, en 2014, ya efectuados todos los estudios pertinentes, se elaboró el proyecto con el que se publicó oficialmente la licitación internacional que finalmente quedó suspendida. El proyecto se reactivó en 2021 con la aprobación del informe final de la Audiencia Pública donde quedó aprobado el procedimiento ambiental exigido por la ley y en 2023 se anunció un nuevo llamado a licitación para la construcción del canal; licitación que quedó- por razones técnicas- postergada.

Las acciones postergadas para llevar adelante una política de soberanía nacional y de desarrollo regional relacionado a estas vías y canales estratégicos se desactivan con la llegada del nuevo gobierno.

Por una parte, el 31 de enero pasado, la delegación argentina en la Comisión Administradora del Río de la Plata otorgó la aprobación al proyecto de profundización del canal de acceso al Puerto de Montevideo por parte de Uruguay, ahondando la dependencia argentina, sin que a la par se hubiese avanzado en la construcción del canal de Magdalena para equilibrar esta decisión, mientras que, insólitamente, la Canciller Diana Mondino manifiesta ―contrario a la opinión de todos los expertos argentinos― que la autorización “beneficiará a los usuarios de las vías navegables, reducirá costos logísticos e impulsará la competitividad de las exportaciones regionales” (SerIndustria, 31/01/2024); cuestión que Mempo Giardinelli (Página 12, 02/03/2024) entiende como una decisión “absurda, antinacional, abstrusa e inexplicable que deja en manos de compañías extranjeras todo el comercio exterior argentino transportado por el canal de Montevideo” y que, según la Fundación Interactiva para la Promoción de la Cultura del Agua (FIPCA) “la Argentina resignaría 7 mil millones de dólares por año por no construir el Canal Magdalena y seguir dependiendo del Puerto de Montevideo”. Una decisión, que a nuestro entender, trasciende la cuestión económica y operativa y atenta contra la soberanía nacional.

Ahora, la aprobación de la reforma al canal de Montevideo, cuyo puerto está concesionado por 80 años por un conjunto de multinacionales encabezadas por la empresa belga Katoen Naty y donde se viene blanqueando el origen y la pesca ilegal, no solo tendrá consecuencias en el comercio de la vía Paraná-Paraguay, sino también facilitará la logística de buques chinos, taiwaneses, coreanos y españoles que realizan pesca ilegal, tienen tripulantes en situación de esclavitud en alta mar y buques que pescan ilegalmente en Malvinas, fortalecerá la posición China en el Atlántico Sur y la británica en la parte meridional del Atlántico Sur; cuestiones en que la Cancillería argentina no tiene un plan de acuerdos, tanto con Uruguay como Chile, para revertir esta situación y tampoco, con los Estados que pescan a distancia. A la luz de las declaraciones de la Canciller argentina estos acuerdos jamás se habrán de realizar. La soberanía argentina está entre las pautas del libre mercado y competencia.

Complementariamente, el gobierno estaría licitando internacionalmente la administración del Paraná-Paraguay dejando en manos extrañas la administración de la vía fluvial, en lugar de una administración con intervención de las provincias del litoral, con el objeto de promover un desarrollo regional, a partir de la reducción de fletes y transporte de la producción de la zona, etc.

Y si algo falta, para perder la soberanía argentina, el gobernador del Chubut Nacho Torres convoca a realizar tareas de control a una patrulla de Estados Unidos en el mar territorial argentino (Escenario Mundial, vista 14/03/2024) y el reciente acuerdo en la vía fluvial Paraguay-Paraná, de convenir (08/03/2024) con el Ejército de Estados Unidos una colaboración conjunta donde se “involucra al ejército de Estados Unidos en la administración de la Hidrovía” (sic), según indica el Administrador General de Puertos Gastón Alejo Benvenuto, a pesar de que la Argentina tiene en la Armada Nacional, el Ejército Argentino, la Prefectura Naval y otras fuerzas de seguridad e, incluso, las fuerzas navales y de seguridad de los países intervinientes en el Acuerdo de hidrovía Paraguay-Paraná que, según el protocolo adicional sobre seguridad y navegación, tienen las capacidades técnicas y materiales suficientes para controlar las actividades en las aguas marítimas y fluviales de Argentina y los puertos correspondientes; aunque sea frecuente ver amarradas las OPV de la Armada y las patrullas de altura de la Prefectura en la Base Naval de Mar del Plata y otros puertos. Habría que preguntarse si ello no se debe a la posibilidad de que empresas del Estado chino ganen la licitación de la troncal fluvial Paraguay-Paraná o a la construcción y administración de puertos del litoral patagónico por parte de éstas, como se ventila respecto al puerto de Río Grande, en la estratégica área marina austral bajo control del Reino Unido desde Malvinas.

Ambos actos contaron con la presencia del embajador de Estados Unidos en la Argentina Marc Stanley ¿Y la Cancillería Argentina? Ausente.

Esta intromisión de fuerzas extranjeras en aguas argentinas no es facultad del Poder Ejecutivo ni de una Provincia y, mucho menos, de una repartición de tercera categoría como la Administración General de Puertos y,debe, necesariamente, ser autorizada por el Congreso de la Nación, por las prescripciones establecidas en la Constitución Nacional, según el Artículo 75º incisos 10, 15, 16 (proveer a la seguridad de las fronteras), 27 y 28 (permitir la introducción de tropas Extranjeras en el territorio de la Nación) y, el Artículo 99º inciso 3.

Primero fue el DNU, después la Ley Ómnibus, ahora el control del mar argentino y los ríos argentinos con buques extranjeros sin autorización del Congreso. La soberanía en Stand-By.

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (CESPEL). Presidente de la Fundación Agustina Lerena. Web: cesarlerena.com.ar

Y EUROPA SE VOLVIÓ «MILITARISTA»

Roberto Mansilla Blanco*

Imagen: TheAndrasBarta en Pixabay, https://pixabay.com/es/photos/europa-viaje-mapa-mundo-conexiones-1264062/

El presidente francés Emmanuel Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, «llamaron a filas» para construir la Europa de la Defensa ante la «amenaza rusa». Alemania retoma el servicio militar obligatorio. Suecia, como Finlandia, abandona su histórica neutralidad e ingresa definitivamente en la OTAN. En vísperas de unas elecciones presidenciales en Rusia (15-17 de marzo) con un Vladimir Putin cada vez más fortalecido y que ya acelera sus estrategias para el nuevo período 2024-2030; con comicios parlamentarios europeos (junio) que intuyen el posible avance de partidos euroescépticos e incluso prorrusos; y ante la perspectiva de un retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en las presidenciales estadounidenses de noviembre, Bruselas quiere «cortar por lo sano» y asegurar un modelo propio de defensa.

Ante estas inesperadas declaraciones de tintes belicistas por parte de Macron y von der Leyen puede que estemos en el momento de decir adiós a la Europa que hasta ahora me los conocía. La Unión Europea (UE) siempre fue observado como un espacio dinámico de integración económica y social aunque políticamente más endeble y militarmente casi inexistente por estar precisamente supeditada al «paraguas defensivo» de la OTAN.

Pero la guerra de Ucrania contempla otra perspectiva: la Europa de 2024 aparentemente se prepara para una posible nueva guerra contra un viejo enemigo, Rusia. Putin respondió inmediatamente a Macron y von der Leyen sobre las «peligrosas consecuencias» de una eventual implicación directa de Europa y de la OTAN en Ucrania.

No olvidemos a Polonia, cuyo peso geopolítico y militar comienza a forjarse como la nueva avanzadilla de la OTAN contra Rusia. La población polaca de Rzeszów, a escasos kilómetros de la frontera con Bielorrusia (con un gobierno, el de Lukashenko, aliado de Putin) se está convirtiendo en la nueva gran base de operaciones de la OTAN, con masiva presencia de soldados estadounidenses. Y Polonia, con viejas aspiraciones geopolíticas desempolvadas por la guerra ucraniana, no se queda atrás en el ardor militarista aumentando su presupuesto en defensa y observando una cada vez mayor inclinación social hacia el entrenamiento militar o paramilitar.

En esta nueva dinámica del conflicto ucraniano entra también un Estado de facto, Transnistria, de mayoritaria población étnica y lingüística rusa y que pide ahora protección a Moscú ante las «amenazas» contra su soberanía e integridad estatal ante las históricas reclamaciones territoriales de Moldavia y Ucrania. Cabe recordar que desde la desintegración de la URSS en 1991, Transnistria, una especie de parque temático de reminiscencias soviéticas, no es reconocida como entidad estatal por ningún país ni por la ONU a pesar de contar con el tácito apoyo de Moscú y con un contingente militar ruso, el VII Ejército. Con ciertos matices pero sin perder la perspectiva, lo de Transnistria recuerda el contexto del Donbás previo a la invasión militar rusa y Ucrania.

Pero es hoy en Bruselas, además de Moscú y Kiev, donde mejor se observa el ardor militarista. Washington calcula a la distancia con la velada intención de someter definitivamente a Europa y romper cualquier ecuación geopolítica que implique tentativamente un acercamiento europeo al eje euroasiático sino-ruso, cada vez más fortalecido con la guerra ucraniana. En el caso ruso, el factor energético sigue siendo esencial para Europa, a pesar de las sanciones por la guerra.

Dos años después del comienzo de la guerra en Ucrania y con una masacre humanitaria en vivo y directo en Gaza (sin que la UE tenga capacidad de maniobra por su sumisión al «atlantismo» de Washington), Europa ve cómo se desliza casi a ciegas hacia un imprevisible escenario bélico que, curiosamente, nadie garantiza que exactamente sucederá; pero mejor estar prevenidos, por si acaso, como aparentemente conciben Macron y von der Leyen. Cobra así importancia la vieja frase del general estadounidense Patton: «en tiempos de paz, prepárense para la guerra». Y eso que no estamos precisamente en tiempos de paz.

Este ardor militarista «preventivo» europeo contrasta con su negativa a la hora de apoyar opciones diplomáticas en Ucrania que no signifiquen otra cosa que la «derrota definitiva de Putin». Tras recibir al presidente ucraniano Volodymir Zelenski, el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan presentó una iniciativa de negociación para intentar acabar con la guerra ucraniana. Pero ni Estados Unidos ni Europa quieren una pax turca aunque Ankara sea miembro estratégico de la OTAN. Y no lo quieren por la capacidad turca de interlocución entre el «atlantismo» y el «eje euroasiático», lo cual alteraría esos intereses estratégicos «atlantistas».

Una paz en Ucrania sin sus condiciones es inaceptable para Washington. Así fue en el caso de China con su plan de paz en 2023 y ahora con una nueva iniciativa diplomática por parte de Beijing. Hoy lo es con un incómodo actor como Erdogan (Europa le critica su autoritarismo) que, al mismo tiempo, implique fortalecer el peso de un interlocutor válido con capacidad para dialogar con Putin y Zelenski. Como era de prever, el presidente ucraniano también rechazó con indignación una iniciativa de paz del Vaticano que le instaba a rendirse en el terreno militar para propiciar la negociación.

Muy probablemente instigada por Washington, Bruselas desperdicia así una oportunidad interesante para sumarse a una serie de iniciativas diplomáticas (China, Turquía, Vaticano) que le podrían reportar una imagen más apropiada de resolución de conflictos y menos belicista, en consonancia con los parámetros de la línea dura «atlantista» vía OTAN.

De este modo, Bruselas parece apostar por la opción militarista. Hoy las empresas privadas (como BlackRock) y los «perros de la guerra» vuelven a darse la mano con los ejércitos europeos. Ese modelo de «privatización de la guerra» con implicación de gobiernos aliados ya fue ensayado por Washington en Irak tras la ilegítima invasión de 2003. Hoy Europa prevé incrementar su gasto militar hasta un 5% del PIB para los próximos años. Viendo esto, cabe preguntarse: ¿cómo queda el gasto social en tiempos de crisis económica? ¿Estamos ante el final de esa «Europa del bienestar» de la posguerra?

La narrativa belicista comienza a marcar la pauta en los mass media europeos. Para algunos, la guerra es «inevitable» e incluso hasta necesaria. Discursos que recuerdan a los que se emitían desde las Cancillerías europeas previo a la I Guerra Mundial (1914-1918) Rusia es hoy el enemigo. Mañana lo será seguramente China. Precisamente ambos enemigos que la OTAN no dudó en identificar en la cumbre de Madrid de 2022.

Está por verse si esta paranoia de guerra «inevitable» que se está instalando en Europa finalmente se convertirá en una estrategia por parte de Bruselas para forzar a la creación de un Ejército europeo menos «atlantista» que no dependa de la OTAN ante posibles escenarios imprevistos, entre ellos el retorno de Trump a la Casa Blanca. Y quien sabe si en contextos de crisis socioeconómica como el que vive Europa, con malestar en las calles ante protestas como la de los agricultores y camioneros, los servicios sociales, etc., reactivar el complejo militar-industrial vía escenarios preventivos de guerra se convierta en un catalizador para el empleo y para mitigar ese malestar social. Se atiza así el temor y el miedo ante un «nuevo-viejo» enemigo exterior (Rusia, China) que se muestra capacitado para hacer frente a una hegemonía «atlantista» hoy contestada y que amenaza con propiciar su declive.

Ahora bien, esta Europa (y también la OTAN) precisamente desacostumbrada a la guerra tras varias décadas de inocente «belle èpoque», ¿está realmente preparada para ir a la guerra, ahora contra un rival cuando menos competente? ¿Será que este ardor militarista esconde, en el fondo, la crisis y la incapacidad del Occidente «atlantista» por reconducirse como actor de resolución de conflictos?

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina.

 

Artículo originalmente publicado en Novas do Eixo Atlántico (en gallego): https://www.novasdoeixoatlantico.com/e-europa-volveuse-militarista-roberto-mansilla-blanco/

 

CHINA, MODERNIZACIÓN, DESARROLLO DE ALTO NIVEL Y NUEVO MUNDO GLOBAL

Giancarlo Elia Valori*

  1. China está entrando en el tiempo de las «dos sesiones». ¿Cómo ve la importancia de las «Dos Sesiones» en China y las decisiones tomadas por el gobierno chino para el gobierno y el pueblo?

En primer lugar, hay que decir de entrada que este año se cumple el 75º aniversario de la fundación de la República Popular China. Es un año emblemático para alcanzar los objetivos del 14º Plan Quinquenal.

El fomento de la modernización es el principal logro de estos planes nacionales. Por lo tanto, la víspera de las dos sesiones es una oportunidad para debatir mejor las ideas y las reflexiones para el futuro marco general y para la dirección práctica de estos nuevos esfuerzos, haciendo hincapié en que la modernización es la guía y que todos los centros nacionales, desde todo el Partido hasta las regiones y municipios individuales, deben centrarse en estos objetivos. La República Popular China es un país grande con más de 1.400 millones de habitantes y su población total supera a la de los países desarrollados existentes. La modernización con una enorme población tiene como objetivo la prosperidad común de todos los grupos étnicos y pueblos chinos.

Frente a la contradicción entre la creciente necesidad de la gente de una vida mejor y el desarrollo desequilibrado e inadecuado, es necesario aprovechar plenamente las ventajas del sistema socialista con peculiaridades chinas y utilizarlas para forjar una mayor confianza y fuerza social en la China contemporánea.

En los últimos 75 años, la República Popular China ha pasado de ser un país pobre a convertirse en la segunda economía más importante del mundo, con el sistema manufacturero más grande del mundo (durante los últimos catorce años), así como las formas de apoyo más amplias y estructuradas.

Desde el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el Comité Central del Partido, con Xi Jinping a la cabeza, se ha unido y liderado en la estabilización de la economía y la promoción del desarrollo; la lucha contra la pobreza; el control de las epidemias; evitar grandes desastres; responder a situaciones y resolver crisis. El esfuerzo nacional ha logrado resultados y cambios históricos, impulsando y ampliando con éxito las etapas de modernización.

Por lo tanto, la importante tarea de las Dos Sesiones Nacionales es garantizar que las ideas expresadas recientemente por los dirigentes se conviertan en la voluntad del país y en la acción común de los grupos étnicos de la República Popular China a través de procedimientos legales, basados en las tareas primarias y en una planificación cuidadosa de un desarrollo de alta calidad.

  1. China siempre ha puesto el «desarrollo de alta calidad» entre las prioridades de la agenda de gobierno, destacándolo como la primera y más importante tarea en los esfuerzos de China por construir un país socialista moderno en todos los aspectos. ¿Cómo ve la búsqueda de un «desarrollo de alta calidad» en la economía china? ¿Cómo interpreta sus connotaciones específicas?

El desarrollo de nuevas fuerzas productivas fue propuesto por el secretario general Xi Jinping en septiembre de 2023. El estado de productividad avanzada, en el que la innovación juega un papel protagonista, es fundamental para promover la autosuficiencia científica y tecnológica de alto nivel. En cuanto al desarrollo regional coordinado, el Secretario General Xi Jinping también organizó una serie de reuniones, centradas en el desarrollo regional y pronunció discursos de apertura, orientando así la dirección del desarrollo aprovechando plenamente las ventajas de cada region, la creación de una estructura económica regional con ventajas complementarias y un desarrollo de alta calidad y convertir la energía potencial de las brechas de desarrollo en el impulso de un avance coordinado.

La alta calidad es también la capacidad de fomentar un desarrollo financiero notable. Desde la Conferencia Central sobre el Trabajo Financiero, en la que se propone que las finanzas proporcionen servicios de alta calidad para el desarrollo económico y social, hasta las declaraciones del Secretario General Xi Jinping, quien durante la ceremonia de apertura hizo hincapié en la organización de un taller especial sobre la promoción del desarrollo financiero para los cuadros dirigentes a nivel provincial y ministerial que se adhieren firmemente a las peculiaridades chinas. Por lo tanto, el contenido pertinente de las Dos Sesiones Nacionales de este año sobre el desarrollo financiero de alta calidad ha atraído mucha atención de todos los sectores de la sociedad.

En este sentido, es fundamental seguir mejorando las funciones del mercado financiero, fortalecer las bases institucionales y orientar el flujo de recursos financieros hacia las industrias y empresas que están en consonancia con la dirección estratégica del desarrollo nacional.

Seguir mejorando la vida, el bienestar y la felicidad social de las personas es el objetivo final de promover un desarrollo de calidad. Cuanto más severa y compleja es la economía, más importante es centrarse en los problemas de subsistencia de los ciudadanos y asegurar sus medios básicos de subsistencia.

Creo que las dos sesiones de este año seguirán centrándose en la revitalización rural y los medios de vida de los campesinos, en particular en el aumento del apoyo industrial a las zonas rurales, así como en cursos de actualización para guiar a los jóvenes a participar en la mencionada revitalización rural.

El 19 de febrero, la 4ª reunión de la Comisión Central para la Profundización Integral de las Reformas dio una señal importante en el aspecto legislativo: «Este año es otro período importante para la profundización integral de las reformas. La tarea principal es planificar nuevas reformas integrales de profundización. Esto no es solo un seguimiento práctico de la profundización integral de las reformas después de la 3ª Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del PCCh, sino también un nuevo capítulo en la nueva era de promoción de la modernización al estilo chino».

El año pasado, de acuerdo con los nuevos requisitos para profundizar de manera integral las reformas en la promoción de la modernización al estilo chino, una serie de importantes medidas de reforma proporcionaron impulso y vitalidad. Se resolvieron los problemas relacionados con las necesidades urgentes de un desarrollo de alta calidad y las cuestiones que la gente esperaba ansiosamente que se abordaran. Era necesario estudiar y organizar la aplicación de la reforma de las instituciones del Partido y del Estado, mejorar el sistema de liderazgo, optimizar la distribución de las responsabilidades institucionales en áreas clave como la ciencia, la tecnología, las finanzas, etc., y las tareas de reforma a nivel central se completaron sustancialmente.

Una de las experiencias exitosas de reforma y apertura de los últimos cuarenta años ha sido seguir ampliando la autonomía de las entidades de mercado y fortalecer continuamente el papel del mercado en la asignación de recursos. En la República Popular China se ha seguido la dirección de la reforma orientada al mercado para desempeñar mejor la función de gobernanza y garantizar el papel decisivo del propio mercado. Esto se debe a que, en general, los representantes y miembros de los comités consideran que se deben seguir aplicando medidas de reforma para ampliar la demanda interna, optimizar la estructura, aumentar la confianza, garantizar los medios de subsistencia de las personas, Prevenir riesgos y enfocarse en resolver los problemas más críticos y urgentes.

Las empresas privadas son una fuerza importante para el desarrollo de alta calidad de China y promotores proactivos de la profundización de la reforma y la creación de nuevas situaciones, mediante la introducción de leyes y reglamentos para promover el desarrollo de la economía privada y fortalecer la confianza y la vitalidad del mercado para explorar y eliminar las dificultades, cuellos de botella y obstáculos en el desarrollo de las empresas privadas, así como implementar los requisitos para promover su crecimiento.

  1. En un período de turbulencia económica mundial, ¿qué contribución hace el modelo de desarrollo de alta calidad de China a la estabilidad de la economía mundial?

El mundo actual se caracteriza por el caos y los cambios centenarios se desmoronan, mientras que otros nuevos avanzan en progresión geométrica. El mundo ha entrado en una nueva fase de agitación y cambio. El impulso del crecimiento económico mundial es insuficiente y la inestabilidad, la incertidumbre y los factores impredecibles están aumentando. El hecho de estar rezagados con respecto al mundo desde la segunda mitad del siglo XIX y las fortalezas para impulsar las tendencias globales actuales demostraron plenamente que los saltos cualitativos hacia adelante se promueven mutuamente.

La modernización al estilo chino es una innovación importante en la teoría y la práctica de la modernización global. No existe un modelo único de modernización ni un estándar de modernización universalmente aplicable en el mundo. Durante mucho tiempo, algunos países han monopolizado el discurso de la modernización y se han adherido a la «teoría occidentalcéntrica», han apoyado el llamado «Consenso de Washington» y han amplificado continuamente la ilusión de que «la modernización es occidentalización» y que «la civilización occidental es la civilización moderna», la perfecta donde todos son buenos y los malos están del otro lado. Algunos de los principales países occidentales afirman que tienen la economía más desarrollada y la tecnología más avanzada del mundo, pero tienen la polarización más severa entre ricos y pobres y registran el mayor número de muertes relacionadas con el trabajo. «Libre y democrático», pero sigue habiendo muertes entre las minorías étnicas, feminicidios y discriminación contra las minorías étnicas. Las venganzas y divisiones sociales se han profundizado como nunca antes.

La visión china del mundo, de los valores, de la historia, de la civilización, de la democracia popular y socialista, de la ecología, etc., y de sus grandes prácticas contenidas en la modernización a la china, hacen saltar por los aires el mito de «modernización = occidentalización» y abandonan el modelo occidental centrado en el capital. La expansión del materialismo, el abandono de la fe, la expansión externa (es decir, el neocolonialismo y el imperialismo), así como el saqueo y las guerras contra pueblos indefensos, están creando un modelo de modernización relativamente nuevo, el modelo chino, que proporciona una solución para que la sociedad humana logre la paz y la estabilidad a largo plazo; erradicar la pobreza extrema, promover el desarrollo común y responder a desafíos como el cambio climático.

La República Popular China no sólo está practicando la modernización sino que también se embarca en su propio camino innovador para superar los errores y las deficiencias de la modernización al estilo occidental.

El modelo de desarrollo de alta calidad al estilo chino ofrece una nueva opción a los países en desarrollo. Los Estados que alguna vez se llamaron Estados del Tercer y Cuarto Mundo tienen el derecho y la capacidad de explorar independientemente sus propios caminos únicos hacia la modernización de acuerdo con sus propias condiciones nacionales. Durante un tiempo, algunos de estos países se hicieron la ilusión ―y se vieron obligados a hacerlo― de que estaban «aprendiendo de Occidente» y copiando los modelos occidentales. Como resultado, es evidente que no pudieron adaptarse y cayeron en un atolladero de estancamiento a largo plazo en el desarrollo y la situación social, lo que dio lugar a la inestabilidad política. Independientemente de las enormes diferencias en los niveles de desarrollo, historia y cultura entre los países, algunos Estados grandes interfieren arbitrariamente en los asuntos internos de otros; imponer sus sistemas políticos y valores a los demás con violencia militar y bombas a los civiles, implementar una «transformación democrática» y planificar «revoluciones de colores», causando disturbios, conflictos y desastres humanitarios, marcando en consecuencia su camino con sangre.

Desde la mencionada fundación de la República Popular China ―especialmente después de la fase de reforma y apertura― se han necesitado décadas para completar el proceso de industrialización por el que han pasado los países desarrollados occidentales durante cientos de años. China ha creado un milagro de rápido desarrollo económico y social a largo plazo que ha traído estabilidad y ha cambiado profundamente el proceso de desarrollo en la historia mundial. El informe del Banco Mundial señaló que de 2013 a 2021 la tasa de contribución promedio de China al crecimiento económico mundial alcanzó el 38,6%, superando la tasa de contribución combinada de los países del G7. Por lo tanto, la práctica exitosa del desarrollo de alta calidad al estilo chino ha dado a los países en desarrollo nuevas esperanzas y opciones, lo que ha desencadenado una ola de «mirar hacia el este» y «aprender de China».

  1. El cambio en el panorama económico ha provocado la presión de Estados Unidos y una tendencia de desacoplamiento liderada por Estados Unidos. Para resolver este problema, ¿cuál cree que es el tema más crítico?

Las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, China y Europa, y China, Japón y Corea del Sur siguen viéndose afectadas por la tendencia subyacente de desacoplamiento a largo plazo. Es poco probable que las relaciones chino-estadounidenses vuelvan a los mejores tiempos y es difícil que China vuelva a la fase en la que era un importante socio comercial de Estados Unidos.

China ha pasado de ser el mayor socio comercial de Estados Unidos al tercero, superado por México y Canadá. China solía ser el mayor socio comercial de Alemania, pero ahora ha sido superado por Estados Unidos.

Las economías desarrolladas, lideradas por Estados Unidos, implementan el «near-shoring» y el «friendly-shoring» para lograr la competencia y la seguridad económica. Desde 2019 Estados Unidos ha comenzado a promover vigorosamente la creación de la Zona de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, de modo que Estados Unidos representa ahora una parte cada vez mayor de las importaciones de la zona de libre comercio y la «externalización de la deslocalización» se ha convertido en una tendencia alternativa.

El término «externalización amistosa» se refiere a las alianzas de «externalización» de la cadena industrial establecidas con aliados con demandas políticas y modelos de gobernanza similares para lograr lo que consideran la seguridad de la cadena industrial.

La tendencia del «near-shoring» y del «friendly-shoring» promovida por Estados Unidos frenará la globalización a corto plazo y tendrá un impacto en gigantes como China que tienen una posición importante en la cadena global de la industria manufacturera.

Otro punto conflictivo es la guerra tecnológica y las restricciones a la transferencia de tecnología avanzada. Las recientes relaciones entre China y Estados Unidos no han alcanzado un consenso sustancial, sino que solo han visto un gran avance en la cuestión fundamental de prevenir un conflicto feroz. Teniendo en cuenta todo el año 2024, se cree que las restricciones a la guerra tecnológica y la transferencia de tecnología avanzada no se relajarán, sino que se volverán más estrictas. Se trata de una exigencia fundamental imparable en la ola de la antiglobalización política.

También hay que decir que las economías desarrolladas deben pasar de la debilidad a la realidad y fomentar la revitalización de la industria manufacturera. Los fuertes vínculos internos compensan las deficiencias y evitan el riesgo de quedarse atascado. Las economías desarrolladas están revitalizando la industria manufacturera impidiendo que los gigantes industriales ―con las empresas chinas en su centro― mejoren su contenido tecnológico y ganen más cuotas en la cadena industrial.

Bajo la ola de décadas de globalización, la profunda división del trabajo ha convertido a muchas clases medias y bajas de las economías desarrolladas en perdedoras y las demandas políticas antiglobalización se han vuelto cada vez más intensas. En este contexto, los países desarrollados están promoviendo la relocalización y la revitalización a gran escala, al tiempo que siguen reforzando sus ventajas tecnológicas. Como contramedida, China promoverá cadenas fuertes para llenar vacíos, promover el volumen de negocios interno y evitar cuellos de botella.

En primer lugar, la tendencia a la fragmentación de la cadena de suministro industrial mundial reduce la eficiencia de la asignación de recursos mundiales y aumenta los costes de producción de diversas materias primas, lo que aumenta lentamente la inflación mundial.

Si todas las economías del mundo construyeran las mismas fábricas y fabricaran los mismos productos, habría un grave exceso de capacidad y duplicación de recursos. De hecho, la tendencia a la fragmentación y duplicación de la inversión en recursos está reduciendo la eficiencia de la asignación de recursos mundiales y, en última instancia, aumentando el costo de producción de materias primas.

Originalmente, una gran cantidad de materias primas se producirían solo en los distritos industriales chinos y se exportarían a los Estados Unidos. Pero ahora China produce materias primas básicas y las exporta a Vietnam o México y luego a Estados Unidos. En este proceso, la cadena industrial intermedia se ha alargado en un 30%, lo que ha aumentado el costo de producción de bienes y ha ralentizado la entrega eficiente de bienes. Además de las tendencias a largo plazo mencionadas anteriormente, las causas también incluyen las crisis energéticas y la escasez de materiales causada por guerras y conflictos regionales.

El estancamiento del crecimiento se debe al fuerte ciclo del dólar estadounidense, que ha provocado una disminución del crecimiento económico mundial. Los continuos conflictos geopolíticos también han afectado al crecimiento económico mundial, que ha seguido disminuyendo.

Estados Unidos sube las tasas de interés del dólar estadounidense y el dólar vuelve a tener importancia a nivel mundial. El fuerte ciclo del dólar estadounidense y su patrón de financiación harán que todo el crecimiento económico mundial disminuya. La velocidad de desarrollo de países como Vietnam, India, etc., disminuirá, al igual que la tasa de crecimiento de economías desarrolladas como Japón y Europa.

Por lo tanto, las economías desarrolladas, lideradas por Estados Unidos y Europa a cuestas, están subiendo significativamente los tipos de interés para frenar la inflación. Estimamos que la tasa de inflación general se mantendrá en torno al 4% en 2024: sigue siendo un nivel elevado.

Esta situación de estanflación, es decir, cuando tanto un aumento generalizado de los precios como la falta de crecimiento de la economía están presentes simultáneamente en el mismo mercado, en términos reales no es un buen augurio para la economía mundial en 2024. Las Naciones Unidas han pronosticado recientemente que la tasa de crecimiento económico mundial en 2024 se desacelerará del 2,7% en 2023 al 2,4% en 2024, lo que está muy por debajo de la tasa de crecimiento promedio del 3% antes de la pandemia, y es una caída muy pronunciada.

La razón principal se deriva en última instancia de la intensificación de la disociación y la duplicación de la asignación de recursos, lo que da lugar a una disminución de la eficiencia económica mundial, así como de la fuerte situación cíclica del dólar de los Estados Unidos, que tiene un efecto represivo en la economía mundial.

  1. La narrativa occidental de «el colapso económico de China» y «la economía de China ha alcanzado su punto máximo» ha sido constante, ¿por qué?

La posición prominente de China en la fabricación industrial ha atraído la atención mundial, en particular su gran éxito en el suministro de productos de alta calidad y bajo precio a los consumidores de todo el mundo. Como ya se ha mencionado, China es actualmente el mayor país manufacturero del mundo y su industria sigue expandiéndose, ayudando así a la mayoría de los países en desarrollo ―y también a otros países― a resistir y resistir el impacto de la desaceleración del crecimiento económico causada por la pandemia de COVID-19.

El desarrollo de la manufactura y otras áreas productivas ha mejorado la imagen de China en el país y en el extranjero, pero también ha atraído algunas críticas duras e irrazonables por parte de los Estados Unidos y de sus subordinados. Golpear a China parece haberse convertido en una tradición política en las relaciones y tratos de los países occidentales con el Imperio Medio, y de vez en cuando se repite la misma vieja historia. Los países occidentales suelen utilizar trucos para fabricar y distorsionar los hechos de la nada con el fin de atacar y vilipendiar la imagen de China, pero nunca mencionan su contribución. Prefieren destacar el «enfoque misionero» occidental al llevar al «mundo libre» al otro lado con bombas inteligentes y masacres, así como provocar guerras periféricas para no socavar su propia producción bélica.

El presidente de Estados Unidos, George Biden, y la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, han utilizado recientemente los términos «bomba de relojería» y «factores de riesgo para la economía estadounidense», respectivamente, para comentar la economía china. Según ellos, el gobierno chino liderado por el presidente Xi Jinping no ha logrado traer prosperidad al país de 1.400 millones de habitantes, mientras que su estrategia económica hasta la fecha ha sido en gran medida especulativa en lugar de basarse en proyecciones realistas.

Aunque Estados Unidos es muy consciente de los esfuerzos de China para abordar el desempleo urbano y rural, la producción de alimentos y el desarrollo industrial para eliminar con éxito la pobreza, esos ataques verbales infundados seguirán ocurriendo pase lo que pase. De hecho, los esfuerzos del presidente Xi Jinping han permitido que la economía china siga creciendo, cumpliendo así la promesa de los fundadores de la República Popular China y convirtiéndola en una China mejor día a día.

La implicación de la retórica de los políticos estadounidenses es que, teniendo en cuenta la contribución de la industria manufacturera de China a la producción y el consumo mundiales, la economía de China, una vez colapsada, tendrá un impacto negativo en todos, y el desarrollo económico y social de la mayoría de los países del mundo se enfrentará a problemas de los que Estados Unidos y los propios países occidentales no serán inmunes. Los políticos mencionados han recordado repetidamente a los ciudadanos los peligros y su experiencia durante la pandemia de Covid-19, cuando la producción industrial en China se ralentizó y las cadenas de suministro globales se interrumpieron, lo que aumentó la inflación y redujo los ingresos.

Las estadísticas, en cambio, muestran, en paridad Covid-19 para todos, que la industria manufacturera de China representa más del 28% del total mundial, mientras que Estados Unidos está en alrededor del 16%. Además, según datos de la Brookings Institution ―un centro de investigación sin ánimo de lucro fundado en 1916 y con sede en Washington D.C.―, desde 2018 China mantiene unos ingresos anuales de más de dos billones de dólares, lo que demuestra plenamente los logros de China en materia de gobernanza económica ante la enorme incertidumbre global. Además, el gobierno chino insiste en centrarse en las personas, centrándose en el desarrollo de alta calidad, persiguiendo bajas emisiones de carbono, innovación y sostenibilidad y mejorando continuamente el medio ambiente rural y el nivel de vida de las personas.

También debemos darnos cuenta de que los resultados económicos no pueden ser estáticos. Lo más importante es mejorar continuamente la capacidad de gestión y control de riesgos, estar siempre preparados para hacer frente ―como dicen los chinos― a los cisnes negros y a los rinocerontes grises, y al mismo tiempo optimizar la producción y la distribución. De hecho, la economía china sigue mejorando: en el primer semestre de 2023, el PIB chino creció un 5,5%; y en agosto del mismo año, el valor agregado industrial aumentó un 4,5%. Tanto a corto como a largo plazo la economía china mantendrá su impulso de crecimiento.

Está claro que los políticos occidentales, algunos de ellos por posición de poder y otros por temor a las represalias por parte de la Metrópolis, distorsionan los hechos y vilipendian la economía china porque consideran a China como un «extranjero» que no sigue ni se adhiere al camino de desarrollo político y económico de Occidente. Por lo tanto, es esencialmente la trillada historia de Hollywood: «Aquí están los buenos» y «Ahí están los malos». Llamarlo una disputa ideológica sería demasiado elogio.

De hecho, hemos sido testigos de la fuerte resiliencia de la economía china bajo el liderazgo del presidente Xi Jinping, e incluso frente a enormes incertidumbres como el brote de COVID-19, China ha mantenido su posición como el principal país manufacturero. Por lo tanto, la propaganda de los países occidentales que empaña la imagen de China es engañosa. Este tipo de método político que pretende utilizar las cuestiones internacionales para desviar los conflictos internos hace tiempo que quedó obsoleto en el mundo actual.

  1. China ha sido durante mucho tiempo una fuerza impulsora en la recuperación económica mundial, ¿continuará esta tendencia en 2024? ¿Confía en esta perspectiva?

Cito al Fondo Monetario Internacional, que recientemente elevó sus previsiones de crecimiento para la economía china y las economías emergentes de Asia en 2024. Al mismo tiempo, basándose en el crecimiento resiliente de las principales economías, como la de China, el FMI ha elevado sus previsiones de crecimiento económico mundial para este año en 0,2 puntos porcentuales, hasta el 3,1%. El FMI ha hecho hincapié en que la revisión al alza de las previsiones de crecimiento económico de China refleja la continuación del impulso de crecimiento de la economía china el año pasado, superior al esperado, y el papel impulsor de la introducción de políticas pertinentes por parte del gobierno chino.

El Fondo Monetario Internacional afirmó en su último «Informe de Perspectivas de la Economía Mundial» que es probable que el crecimiento económico mundial experimente una nueva tendencia al alza en 2024. Entre los factores clave se encuentra la aceleración de la recuperación económica de China.

Las expectativas optimistas sobre el crecimiento económico en China también han impulsado la confianza en el crecimiento económico regional. El FMI pronostica que, dado que el crecimiento económico de China puede superar las expectativas, se espera que la tasa general de crecimiento económico de las economías emergentes de Asia alcance el 5,2% este año, 0,4 puntos porcentuales más que lo previsto en octubre del año pasado.

No solo el FMI, sino también instituciones financieras internacionales como Goldman Sachs y UBS Group AG (una empresa suiza de servicios financieros con sede en Zúrich y Basilea), han publicado recientemente informes en los que afirman que los sectores de consumo y servicios de China continuarán su tendencia de recuperación pospandemia en 2024. La Unidad de Inteligencia de The Economist del Reino Unido y otros predicen que los fundamentos económicos de China serán más sólidos en 2024.

Sonali Jain-Chandra, jefa de la delegación del FMI en China para el Informe de Consulta del Artículo IV, dijo a los periodistas que las políticas implementadas por el gobierno chino tendrían un impacto positivo en la economía, y agregó que la investigación relacionada con el FMI muestra que cada punto porcentual de crecimiento económico en China impulsaría el crecimiento económico de otros países en 0,3 puntos porcentuales. Cree que el crecimiento económico de China seguirá siendo superior a la media mundial en 2024 y que China será el mayor contribuyente al crecimiento económico mundial en 2024.

Esto es suficiente para tener confianza en esta perspectiva.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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