De todos es conocido que la Universidad nace, como institución, en la Edad Media. Surge formalmente en tanto una entidad donde, para entonces —como aún hoy—concurren los maestros y discípulos en la búsqueda de la verdad.
Aunque sea una “verdad relativa” y con múltiples aristas. Tal vez lleguemos a compartir, que, en tal hecho disímil o de universalización del pensamiento, queda arraigado lo más hermoso de las ideas y las posiciones.
En el presente tramo epocal contemporáneo las ilimitadas conexiones tecnológicas han transformado los modos de generar el conocimiento, de preservarlo, de rehacerlo y transmitirlo con otros principios y valores; así entonces, esos elementos constituyentes de los saberes los docentes universitarios están obligados a incorporarlos en su caja de herramientas intelectuales.
Nos agrada recordar que en el año 1958 se sancionó y promulgó, en nuestro país, una nueva Ley de Universidades que vino a sustituir la que para entonces estaba en vigencia desde 1953. El mencionado acontecimiento no fue, de ninguna manera, un hecho fortuito o desprevenido; sino, debemos decirlo, honestamente, a partir de ese hito socio histórico quedó contextualizada la universidad venezolana, a la par de las autonomías orgánicas, funcionales, administrativas y académicas, de las que gozan las demás universidades en el mundo.
Reconocemos, sin embargo, que en 1970 se produjeron serias y sustantivas reformas en el citado texto legal, hasta obtener una norma para el Sistema Universitario Venezolano (mayúsculas adrede) que nos rige ahora.
Nuestras Universidades habían venido resistiendo embates —algunas veces sibilinos, otros tantos develados—, pero nunca con el ensañamiento como se le perpetran los daños de todo tipo, en la actualidad.
Citemos, a manera de ejemplo: el nombramiento fraudulento e írrito de algunas autoridades, completamente desarraigadas de las realidades de las universidades que pretenden dirigir; el asfixiamiento inmisericorde de las asignaciones presupuestarias y financieras; el desestimulo y deterioro progresivo de la calidad de vida del personal; el abandono de la infraestructura física y de los equipos; la centralización descarada de las nóminas en la “plataforma patria”, la inseguridad en los campus y un largo etcétera.
Apenas asomamos un ápice de la inmensa crisis que estamos atravesando. Lamentamos también —hay que decirlo— que un reducido número de Instituciones de educación Superior (muy pocas afortunadamente) y una minúscula facción de docentes universitarios, contaminados ideológicamente, han adoptado una respuesta mimética y vergonzosamente adaptativa al descalabro de nuestras universidades. Allí los vemos, medrando y rumiando pesares; cómplices de las directrices de sus órganos superiores, sin proponer significativos cambios, para deslastrarnos de las calamidades
Honrosamente, la excepción la constituyen las Universidades en cuyo seno se respeta el disenso y la pluralidad de las ideas. Las Universidades caracterizadas por permanecer libres y siempre irreverentes, aparejadas a los docentes que han asumido los desafíos para desarrollar alternativas académicas y gerenciales con perspectivas hacia las sociedades que han sido emprendedoras.
Sobran los ejemplos de los desmanes inocultables del oficialismo hacia nuestras universidades: el cometido contra la emblemática Universidad Simón Bolívar, al designar, mediante acto inconstitucional e ilegal a un rector, vicerrectores y secretario, en una sesión amañada del Consejo Nacional de Universidades. El constreñimiento sin justificación de las asignaciones de los recursos para el funcionamiento de las universidades de Carabobo, del Zulia, de Oriente, Nacional Experimental Politécnica, de la Unillez y muchas otras más.
Jamás se había visto tanta desidia y atropellos ocurridos contra, nuestra insigne y reconocida ante el mundo, Universidad Central de Venezuela.
Los numerosos actos de terrorismo perpetrados para intentar arrodillar a la “Casa que Vence las Sombras” son tropelías cohonestadas y promovidas desde el gobierno.
Se le quiere “pegar la mano” a nuestra Alma Mater a como dé lugar o como sea. Sin medir las consecuencias en sus desmanes; en violación flagrante del Estado de Derecho y por ende de nuestra constitucionalidad.
Pretenden someter a nuestras universidades, hacerlas sumisas.
Los estudios universitarios en el presente siglo XXI deben asumir el cambio para el futuro, como consustanciales de su ser y quehacer. Dicha transformación exige de las instituciones de Educación Superior una predisposición a las reformas y cambios constantes de sus estructuras y métodos de trabajo.
Esto implica asumir la flexibilidad epistemológica. Digamos, admitir que hay muchas y hasta contradictorias visiones del mundo y la vida, y las diversas propuestas teóricas para comprenderla, en lugar de la rigidez y el apego a tradiciones inmutables que imponen los regímenes totalitarios.
En nuestro país invocamos la incorporación y participación —para la transformación— del docente universitario en su labor diaria; que diga y aporte soluciones.
El profesor-docente debe asumir la obligación de participar, de hacerse activo en la elaboración de los proyectos futuros de la sociedad que queremos y necesitamos; inspirados en la solidaridad, en la superación de las desigualdades y el respeto a los fines democráticos, a la meritocracia y a la pluralidad del pensamiento conforme a nuestros preceptos constitucionales.
* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Miembro de la Fundación Venezuela Esequiba. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela.
La captura del fugitivo Hugo Carvajal (conocido como El Pollo) hace que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, entre en pánico.
La Policía Nacional española atrapó a “El Pollo” de Hugo Chávez (el fallecido presidente de Venezuela), el pasado jueves 9 de septiembre en Madrid, durante una acción combinada en colaboración con la DEA, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos.
La noticia de la detención de Hugo Carvajal pasó casi desapercibida en la prensa internacional, a pesar de que este evento es uno de los grandes éxitos internacionales de la agencia federal de drogas y del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
“El Pollo” Carvajal era buscado por Estados Unidos por cargos de violaciones a derechos humanos, crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, lavado de dinero y colaboración con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con el objetivo de introducir drogas en territorio estadounidense. El gobierno de Estados Unidos había emitido una orden de arresto internacional contra él y ofreció una recompensa de 10 millones de dólares a cualquiera que proporcionara información útil para su captura.
En este sentido, es muy interesante el análisis realizado por Johan Obdola, de la Global Organization for Security and Intelligence – IOSI, y los operadores de Hagana Consulting, dos empresas internacionales especialmente conocidas y especializadas en análisis de inteligencia y gestión de seguridad. Así se ha esbozado el camino que llevó a la captura de Hugo Carvajal y su posible extradición a Estados Unidos (se espera la luz verde del poder judicial español), y al complejo de acontecimientos relacionados con Venezuela y su máximo líder Nicolás Maduro.
Hugo Armando Carvajal Barrios fue durante ocho años, hasta 2019, jefe de la Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela, bajo las presidencias de Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después. Pronto, sin embargo, entró en conflicto con el dictador Maduro y se alejó definitivamente del “chavismo”, el movimiento homónimo fundado por el presidente venezolano y líder de la revolución bolivariana Hugo Chávez, cuya acción e ideología política se basa en el socialismo democrático y antiimperialista.
Tras la reciente crisis política, económica y social en Venezuela, “El Pollo” Carvajal se había acercado a las ideas de Juan Guaidó, un opositor político y enemigo acérrimo de Maduro. En esa ocasión incluso escribió una carta abierta a Nicolás Maduro, pidiéndole que asumiera toda la responsabilidad por la crisis social y económica que galopaba en el país, atenazado como estaba por la falta de alimentos y medicinas, y rogando al líder chavista que permitiera el ingreso a Venezuela de la ayuda humanitaria estacionada en Cúcuta.
Guaidó fue elegido en enero de 2019 como presidente de la Asamblea Nacional y luego se proclamó presidente pro tempore de Venezuela, antes de que Maduro asumiera el cargo por segunda vez respaldado por Irán, Rusia, Turquía, China y la Liga Árabe. En marzo del mismo año, Guaidó fue destituido durante el segundo gobierno de Maduro del cargo de presidente de la Asamblea Nacional y por 15 años de cualquier cargo público.
Fue entonces cuando Hugo Carvajal huyó de Venezuela y se le perdió el rastro, muy probablemente escondiéndose en los últimos años entre Marruecos, Portugal y España y solicitando asilo en el país ibérico.
En la lista de multi-investigados por Estados Unidos también se incluyó a Diosdado Cabello, el número dos del chavismo en Venezuela, así como al propio líder venezolano, Nicolás Maduro, se busca con las mismas acusaciones.
Hugo Carvajal también está acusado de formar parte, junto con Maduro, Cabello y otros, del notorio “Cartel de los soles”, una organización criminal, integrada por una red de altos funcionarios de la Guardia Nacional Pretoriana Bolivariana (GNB), dedicada al tráfico internacional de armas y drogas, así como a actividades ilícitas relacionadas con productos derivados del petróleo, también conocida por haber tenido vínculos con las organizaciones terroristas de las FARC, de Hezbolá y Hamas. Se dice que el “Cartel de los Soles” ha sido particularmente activo en el reclutamiento de terroristas de Hezbolá y Hamas para ser entrenados en Venezuela con el fin de planificar y organizar ataques contra los intereses de Estados Unidos. También en esto está involucrado Hugo Carvajal y está al tanto de todos los detalles relacionados con el suministro ilícito de gasolina y combustible a grupos terroristas de Medio Oriente, así como la emisión de pasaportes diplomáticos venezolanos que han permitido a sus líderes moverse libremente en todo el mundo.
Los afiliados de la organización (por ejemplo, Alex Saab, Adel El Zabayar, etc.) también habían actuado como intermediarios entre el gobierno venezolano y el presidente sirio Bashar al-Assad, así como con los regímenes iraníes de Ahmadinejad y Rouhani.
En 2014 habían recibido de sus socios en Medio Oriente, a cambio de cocaína, una carga de armas (principalmente lanzacohetes, fusiles de asalto AK-103 y diversas municiones), llegadas al aeropuerto de Maiquetía en Caracas en un avión de carga desde el Líbano, armas que estaban destinadas a los militantes revolucionarios de las FARC.
Según un informe de la DEA estadounidense, los cargamentos de droga desde Venezuela a Estados Unidos y Europa incluso se han cuadruplicado en la última década, tanto que se exportan alrededor de 269 toneladas desde Sudamérica al año, el 17% de toda la cocaína mundial.
Del comercio internacional de drogas desde Venezuela recordamos algunos de los episodios más llamativos en los que también estuvo involucrado Hugo Carvajal. Por ejemplo, la de París, cuando un vuelo de Air France estaba literalmente lleno de drogas; la policía fronteriza francesa no podía creer lo que veían sus ojos mientras cientos de maletas que contenían cocaína eran descargadas por la compañía aérea. Un incidente similar ocurrió en México, donde se encontraron 128 maletas abarrotadas con 5,6 toneladas de cocaína en un avión DC-9 procedente de Caracas 128 valijas con 5,6 toneladas de cocaína.
El Cártel de los Soles también está acusado de haber cometido excelentes asesinatos, entre ellos: el periodista Mauro Marcano, asesinado al salir de casa; Eudo González Polanco, líder del cártel de la Guajira, asesinado en Bejuma; Wilber “Jabón” Varela, del cártel del Norte del Valle, asesinado junto con sus guardaespaldas en un hotel del estado Mérida.
Washington también está convencido de que El Pollo Carvajal está vinculado a las actividades de “lavado de dinero” del régimen venezolano y está al tanto de sus cuentas en el exterior por donde fluye el dinero relacionado con la corrupción del país, y esto es lo que lo vincularía a Alex Saab.
Alex Nain Saab Morán es un empresario colombiano de origen libanés, buscado por Estados Unidos porque se le acusa de haber realizado una mega operación de lavado de dinero por contratos estipulados con Venezuela por valor de más de 350 millones de dólares, y de asociación criminal, enriquecimiento ilícito, exportaciones e importaciones ficticias y fraude agravado por hechos relacionados con su empresa Shatex. También es considerado un peón clave del régimen de Maduro y, según la DEA, podría desentrañar los acuerdos secretos que vinculan al país sudamericano con Irán, Turquía y Rusia. Saab está actualmente detenido en Cabo Verde, donde su avión hizo escala el 12 de junio de 2020 mientras se dirigía de Irán a Venezuela. Fue detenido por la policía local sobre la base de una “notificación roja” de Interpol, porque era buscado por Estados Unidos que pidió su extradición inmediata, confirmada pronto -contra toda la resistencia de Rusia, Irán, Venezuela y diversas instituciones internacionales- por el Tribunal Constitucional de Cabo Verde el 8 de septiembre de 2021.
Las extradiciones de Hugo Carvajal y Alex Saab a Estados Unidos representarían, por tanto, un golpe para Nicolás Maduro, pues sus posibles revelaciones a investigadores estadounidenses podrían sacudir al régimen del líder venezolano.
Volviendo a la atrevida captura de El Pollo Carvajal en Madrid, aún quedarían muchas preguntas por resolver, una de ellas es ¿cómo desapareció en el aire un buscado internacional, mientras residía —al parecer— hasta hoy, en la turbulenta capital española?
Carvajal afirmó que cambiaba de refugio cada tres meses donde llevaba una vida de jubilado, sin salir ni mirar por la ventana y siempre protegido por personas de confianza. En su casa se encontraron pelucas, barbas y bigotes falsos, así como una docena de pasaportes falsos y se cree que incluso se sometió a una cirugía plástica para hacer cambios en su fisonomía.
Vivía con un venezolano de 30 años en un lujoso y tranquilo apartamento a las afueras de Madrid, en la calle Torrelaguna, en el número 123. Fuentes de la policía española dicen que el arresto se produjo pocos días después de que el ex jefe de inteligencia militar venezolano reactivara imprudentemente su cuenta de Twitter. Y es precisamente un mensaje de su relato el que permitió a los investigadores rastrear la ubicación de su guarida. “…Los falsos positivos de Alvaro Uribe me van dando la razón…” Carvajal escribió en Twitter, sin pensar en lo más mínimo que las Unidades de Intervención Policial Española (UIP), en colaboración con la DEA estadounidense, intervendrían poco después para detenerlo.
Hugo Carvajal ya había sido detenido por primera vez en abril de 2019, cuando llegó a la capital española por entrar en el país ibérico con un pasaporte falso. En esa coyuntura, la Audiencia Nacional española rechazó la solicitud de extradición de Estados Unidos y lo liberó porque se creía que el objetivo de Washington era exclusivamente político, con la intención de extraer información sobre el régimen venezolano. Meses después, sin embargo, el plenario de la Sala de la Corte confirmó la extradición de Carvajal, pero ya había huido.
Pero al parecer la trama se espesa, porque justo en estos días nos enteramos por el diario español “El Mundo” de que la tercera sección penal de la Audiencia Nacional ha vuelto a suspender provisionalmente la entrega de “El Pollo” Carvajal a Estados Unidos, parece estar a la espera de que se resuelva la anterior solicitud de asilo que el ex jefe de la contrainteligencia venezolana hizo a su llegada a España.
¿Cómo terminará? ¿Será el tan buscado internacional pronto llevado ante la justicia y juzgado por los cargos que han sido emitidos por los Estados Unidos en su contra? ¿Qué revelaciones trascendentales sobre el “Cartel de los Soles” y los vínculos de las FARC y el ELN con el régimen venezolano, así como con los grupos terroristas de Hezbolá y Hamas, El Pollo podrá dar a conocer a los investigadores estadounidenses?
Y por último, ¿qué políticos españoles cercanos a Venezuela lo han protegido hasta ahora y pueden haber estado involucrados en su increíble fuga en el país ibérico?
Una reflexión final está diligentemente dedicada al papel cada vez mayor de las agencias de inteligencia privadas.
Las actividades, a menudo llevadas a cabo en plena sinergia entre diferentes realidades unidas por las mismas intenciones de seguridad global, han demostrado ser cada vez más decisivas en la contribución info-investigativa adecuada para hacer posibles las operaciones de la Policía o de las diversas Inteligencias del Estado.
Sería conveniente reevaluar el papel de estas entidades también en vista del delicado momento de tensiones internacionales que estamos atravesando. Justo en los últimos días hemos vuelto a hablar de la Policía Europea y la agencia de inteligencia, sin considerar que ya dentro de cada país la falta de colaboración, la envidia, los celos y la absoluta falta de un intercambio real y honesto de información entre las distintas fuerzas de seguridad representan la ausencia de bases sólidas para extender sinergias más allá de las fronteras nacionales.
* Licenciatura en sociología, Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia. Especialista en Seguridad, Geopolítica y Defensa.
Antes de analizar las consecuencias de los ataque del 11-S. en principio habría que hacer una gran digresión y remontarnos varios años antes de ese día fatídico para comprender la complejidad del tema. Porque ¿cuál fue el desenlace de esos hechos? La ocupación de Afganistán, en la que ya los Estados Unidos estaban involucrados antes del 11-S, ya antes incluso de la invasión de la Unión Soviética con el sostén financiero, en armas y de inteligencia, que se produjo en el marco de la “Operación Ciclón” de la CIA, con la intervención de Arabia Saudí, el Reino Unido, Pakistán y la República Popular China, en el marco de las relaciones originadas a partir de la denominada diplomacia del ping-pong, pergeñada por Henry Kissinger y Richard Nixon. Esto es mencionado por Tim Weiner en su libro Legado de Cenizas. La Historia de la CIA, y por el propio Kissinger en su libro China.
A ello se suman los intereses de las compañías petroleras, principalmente UNOCAL, que desplazó un proyecto de gasoducto que estaba llevando a cabo la empresa argentina Bridas —que ya contaba con derechos exclusivos otorgados por Afganistán y Pakistán—, cuyo presidente era Carlos Bulgheroni, de una extensión de más de 1.400 kms desde los yacimientos de Yaslar, en Turkmenistán —donde operaba Bridas— a Pakistán. UNOCAL debió desentenderse de ese proyecto —financiado por Arabia Saudí— después de los atentados a las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, el 7 de agosto de 1998. Las presiones sobre la petrolera estadounidense fueron tan fuertes que tres días después del 11-S, el ejecutivo de esa empresa difundió un comunicado en el que tomaba distancia del gobierno talibán y que había dejado sin efecto sus proyectos en Afganistán.
Del mismo modo, debe recordarse que, en agosto de 1998, el presidente Clinton ordenó bombardear “bases militares” en Sudán y Afganistán, el mismo día en que la ex becaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky debía testificar ante el Gran Jurado Federal sobre sus relaciones con Clinton. También que esa operación militar se llevó a cabo en momentos en que el mundo musulmán se disponía a celebrar el Ramadán. En ese entonces, el embajador de Sudán ante las Naciones Unidas, Elfaith Erwa, anunció que presentaría una protesta ante el Consejo de Seguridad debido a que su gobierno había expulsado a Bin Laden de su país en 1996, precisamente a pedido del gobierno de Washington.
Los atentados de 2001 en Nueva York y Washington fueron la causa de una serie de fuertes cambios, tanto dentro de los Estados Unidos como a escala internacional.
En lo interno se aprobaron leyes restrictivas como la denominada Ley Patriótica, que permitió al gobierno una recolección masiva de datos sobre las comunicaciones entre ciudadanos de Estados Unidos y residentes. Se produjo una fuerte restricción sobre las libertades.
Progresivamente los controles se fueron incrementando conforme se iban incorporando avances tecnológicos aplicados a la recolección de información.
Se llevaron a cabo una serie de medidas secretas por partes de los servicios de Inteligencia que luego fueron reveladas por Edward Snowden, quien hizo público los programas de vigilancia masiva e indiscriminada (PRISMA, Tempora, XKeystore, etc.) llevados a cabo por los Estados Unidos, incluso contra líderes de países aliados.
Se trató de una legislación que permitió el control social institucionalizado. De ese modo, la NSA tuvo carta blanca para la recolección de metadatos telefónicos de millones de ciudadanos que podía almacenar por un período de cinco años.
En materia de Inteligencia se creó el Departamento de Seguridad Nacional y se fusionaron veintidós agencias gubernamentales, incluyendo:
el Servicio de Inmigración,
la Guardia Costera y
la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
A escala global, cambió la visión que se tenía acerca del terrorismo, fenómeno que existe desde tiempos remotos, pero que a partir del 11-S incorpora el concepto de “terrorismo islámico”, lo que también conlleva a una estigmatización del islam.
La introducción de este concepto, desde lo social, llevó a la estigmatización de los ciudadanos musulmanes e, incluso, derivó en una islamofobia que aún perdura y que se ha desarrollado a partir de las migraciones que, en buena medida, se incrementaron notablemente desde la intervención de los Estados Unidos, de la OTAN y de los países aliados, tanto en Afganistán como en Iraq, Libia y Siria y que afectan directamente a Europa.
En el marco de la Inteligencia, el terrorismo islámico pasó a ser el principal objetivo de los organismos de Inteligencia, por encima de otras amenazas transnacionales como el narcotráfico, el tráfico y trata de personas, el lavado de dinero, etc. En todo caso, se puso el foco en el financiamiento del terrorismo que, en el caso de la población islámica tampoco podía abordarse con precisión por el sistema denominado hawala, una modalidad de transferencia de dinero alternativa, en la que existe un menor nivel de registro o vigilancia. Su uso abarca tanto los envíos locales de dinero como los realizados a gran distancia entre distintos países.
Esto fue grave para los países como los nuestros, los de América, que debieron establecer prioridades de defensa y de seguridad, así como hipótesis de conflictos que nos fueron impuestas por las potencias dominantes, sin que nuestros países pudieran definir sus propias prioridades.
La forma de viajar, de desplazarse, también se vio afectada, principalmente en lo referente a los vuelos internacionales. Se tomaron medidas tanto respecto de la seguridad en los aeropuertos, como dentro de los propios aviones.
Los controles dentro del territorio de Estados Unidos llegaron a asumir extremos denigrantes para algunos viajeros. Personalmente recuerdo que fui invitado a dar unas conferencias en Corea del Sur, en 2002, y puse como condición que mi vuelo fuera a través de Europa y no de Estados Unidos.
También se introdujeron medidas de seguridad en el comercio internacional. El gobierno estadounidense implementó la Iniciativa de Seguridad de Contenedores, que establecía que más del 80% de la carga marítima en contenedores que se importaban se preseleccionaba antes de ingresar a los Estados Unidos. Los escáneres se pusieron a la orden del día.
Desde lo que se considera la lucha contra el terrorismo global, esto ha sido un verdadero fracaso porque lo que estaba focalizado se extendió mundialmente como una metástasis.
Recordemos que el DAESH tiene su origen en la prisión de Camp Bucca, en las afueras de Basora, de donde salieron varios de sus líderes, incluido Abu Bakr Al-Baghdadi. A esa prisión fueron trasladados varios detenidos en la cárcel de Abu Graib, tras el escándalo sobre las torturas a que eran sometidos los prisioneros, torturas que también tuvieron lugar en la prisión de Guantánamo, en la cual, en 2019, aún permanecían cuarenta prisioneros, todos musulmanes y la mayoría de ellos encerrados desde hace quince años. Los centros de detención de supuestos terroristas —conocidos y clandestinos— se multiplicaron.
Por otro lado, esto se incrementó con el respaldo a los movimientos de la denominada “Primavera Árabe”. El caso del apoyo a los rebeldes de Siria es ejemplificador.
A todo esto debe sumarse la cuestión que comprometió a varios servicios de Inteligencia y gobiernos europeos por el traslado de supuestos terroristas en vuelos de la CIA a través de Europa, para conducirlos a centros de detención clandestinos.
Las operaciones militares llevadas a cabo bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo internacional, que en verdad escondían otros fines —intereses petrolíferos y gasíferos, eliminación de regímenes que ponían en riesgo a empresas estadounidenses y a la propia economía de Estados Unidos, como la decisión de Saddam Hussein de eliminar el dólar de las transacciones petroleras y reemplazarlo por el euro; a lo que puede añadirse el trazado de los ductos— solo sirvió para convertir al mundo en un sitio más inseguro, con mayor incertidumbre.
Tampoco hubo una cuestión humanitaria, ya que durante la ocupación de Afganistán se incrementó la muerte de civiles como producto de sus bombardeos indiscriminados perpetrados desde drones, matando a ciudadanos que estaban llevando a cabo bodas o funerales. Las explicaciones oficiales, para estos hechos que se dieron frecuentemente entre los años 2004 y 2010, es que siempre se trataba de grupos terroristas.
Aún es reciente para evaluar las verdaderas argumentaciones del presidente Joe Biden sobre el retiro de las tropas de Afganistán, más aún de la forma en que fue llevado a cabo. Pero lo que parecía dejar en claro era el hartazgo de la guerra, manifestado principalmente por el pueblo estadounidense. No obstante, esto no parece ser desmentido cuando las noticias nos informan acerca de la entrada del portaaviones estadounidense USS Carl Vinson (10/09/2021) —uno de los diez portaaviones de tipo Nimitz de Estados Unidos— en aguas del Mar de China, a lo que debe sumarse la presencia del portaviones británico HMS Queen Elizabeth en una base naval cerca de Tokio (lunes 06/09/2021), en lo que consideraría el comienzo de una presencia militar permanente en una clara provocación a China, a la que parecen querer disputarle el poder en Asia.
Claramente, desde el Brexit, el establishment del Reino Unido se ha podido liberar de las ataduras de la Unión Europea, y comienza a mostrar su músculo junto a los Estados Unidos, cuyo presidente expresó contundentemente que Afganistán ya no tenía un interés estratégico para la Casa Blanca. El objetivo de los “anglos”, hoy en día, parece ser dominar Asia para frenar a China, las explotaciones petroleras frente al Esequibo, en Venezuela, y el Atlántico Sur —en el que ambas potencias muestran su interés— pero en el caso británico, su objetivo es continuar avanzando sobre el espacio oceánico —usurpado a la Argentina— para asegurarse la proyección hacia la Antártida.
Todo esto significa un serio peligro que algunos de la región no parecen comprender, ni los miembros de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS). Menos comprensible aún es la inacción que las autoridades de la Argentina, gobierno —Cancillería, Secretaría de Pesca y Agencia Federal de Inteligencia— y legisladores, manifiestan ante esta situación, quienes son responsables del estado de indefensión de la Nación.
* Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG).Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.