Mañana debe bajarse la bandera a cuadros de lo que será la carrera electoral. Si el Órgano Electoral cumple con las fechas señaladas, este lunes se conocerá el reglamento y el calendario de los comicios a realizarse el 20 de octubre. Las reglas del juego quedarán establecidas y hay expectativa para saber si favorecerán al oficialismo o si serán ecuánimes.
Sin esperar el reglamento, el MAS y algunos candidatos de la oposición ya comenzaron la campaña electoral. El presidente insiste en consolidar su candidatura y parece que no hay poder institucional en el país que dicte lo contrario, a pesar de que la mayoría de los bolivianos rechazó la repostulación en un referéndum. Para ello, Evo Morales y su partido no escatiman esfuerzos ni recursos. Los funcionarios públicos que dependen del Ejecutivo Nacional fueron obligados a asistir a una concentración en Chimoré, so pena de quedar sin trabajo; allá se armó una tarima de varios metros de largo, con costosos equipos de sonido y otros que demandan cuantiosas sumas de dinero.
En la vereda del frente, los dos principales candidatos de la oposición arrancaron sus campañas en la televisión, con muchos segundos de cuestionamiento al Gobierno y a sus circunstanciales adversarios.
El pedido de que la oposición se una, que ha sido expresado por plataformas y organizaciones de defensa de la democracia, parece caer en saco roto, al menos por parte de los dos principales candidatos de este sector. Ni Carlos Mesa ni Óscar Ortiz se muestran partidarios de ceder la postulación a la Presidencia; en cambio, insisten en el ataque mutuo, luciendo extraviados respecto a la reivindicación del voto del 21-F.
También hace aguas la apuesta que aspiraba a que el freno a la candidatura de Morales llegue desde el extranjero. Los plazos de la CIDH hacen prever que cualquier decisión será tomada después del 20 de octubre.
Todos los candidatos, de oficialismo y oposición, avanzan de manera frenética por la Presidencia del Estado. De nada sirven cuestionamientos o pedidos; se puede prever que la guerra sucia sea protagonista de la campaña, que se utilicen los recursos del Estado, tanto en el Gobierno central como en gobernaciones y alcaldías, a favor de una u otra sigla; que la presentación de propuestas se relegue en el afán de los impulsos de la coyuntura.
Entonces, está claro que es el ciudadano el que debe asumir responsabilidad en el proceso que comienza: reflexionando seriamente sobre su voto; cuidando el sufragio en la mesa electoral; exigiendo que el Tribunal Supremo Electoral sea responsable y no favorezca a la sigla oficial. La indiferencia familiar o de la comunidad no son un aporte en este particular proceso, es fundamental que la población participe, a fin de que no ganen los malos, parafraseando al periodista Diego Fonseca, que estuvo hace pocos días en Bolivia.
* Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://www.eldeber.com.bo/opinion/El-poder-de-cada-ciudadano-20190525-9596.html