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SIN VERGÜENZA NI DECENCIA

F. Javier Blasco Robledo*

En medio del inicio de una tormenta perfecta, derivada de la explosión sin control de una trama sistémica de corrupción en el gobierno de Sánchez, conocida como el caso Koldo, con ―de nuevo y tal como ya ocurrió en― el hasta ahora peor escándalo de corrupción en España con los EREs en Andalucía, aunque con mayores y más profundas ramificaciones e implicaciones ―de momento salpica a la tercera máxima autoridad del Estado, varios ministerios, ministros, expresidentes de comunidades autónomas y a un variopinto plantel de personajes socialistas dedicados a la política y al mamoneo, si no al chalaneo, como único modus vivendi― solo se le ocurre al ínclito presidente ceder en todas y cada una de las exigencias del prófugo Puigdemont, a pesar de tener que volver a mentir a los españoles por enésima vez con el viejo y putrefacto mantra de que no iba a recular ni un milímetro en su decisión previa y que la amnistía plena no tenía cabida en la Constitución española.

Y todo ello por un manojo de votos; en concreto seis, en manos de independentistas, golpistas y enemigos francamente declarados de España, para mantenerse ignominiosamente en el sillón de la Moncloa contra todo viento y marea, cueste lo cueste y aunque tenga que: llevarse por delante o derribar lo que fuera menester, dejar España a la altura del betún, laminarse el poco prestigio personal que pudiera mantener y engañar absolutamente a todos con juegos de malabares y frases grandilocuentes que no tienen ninguna credibilidad ni base o fundamente jurídico ni social que puedan avalar mínimamente tamañas patrañas.

Se han pronunciado incontables juicios de valor de personas insignes y bien preparadas en estos temas, invertido ingentes chorros de tinta, cubierto miles de horas de tertulias radiofónicas o televisivas y mostrado encuestas de opinión que repudian mayoritariamente este paso a dar; pero a este individuo y a la calaña de personas que conjuntan su gabinete y el grupo parlamentario que los sustentan, parecen no influir ni hacer las más mínima mella en su comportamiento ni les produce vergüenza personal y colectiva al tener que «cambiar de opinión» con más prisa que lo que supone un simple cambio de chaqueta.

Finalmente, y tras negar por activa y por pasiva la mayor y la menor, hoy presentan para aprobación una amnistía política que será «total» para los delitos de terrorismo de «baja intensidad», siempre que no se hayan producido muertes o torturas como consecuencia de las acciones violentas perpetradas en el marco de la estrategia de terror.

En consecuencia y según parece, el camino elegido por el PSOE para el borrado penal del procés, trata de incluir en la amnistía cualquier protesta, altercado, ataque o algarada que, según su criterio, sea conforme al Derecho Internacional y al Comunitario, en función de una interpretación «a medida» de la Directiva Europea 2017/541 relativa a la lucha contra el terrorismo.

Un planteamiento que ―«además de seguir siendo inconstitucional», según advierten ya varios juristas― «desborda el Código Penal» vigente y se separa de la inequívoca jurisprudencia del Supremo sobre el terrorismo recogida en los artículos 573 y 573 bis de la propia norma criminal.

En definitiva, y dentro del carácter selectivo de aplicar en la confección de la nueva norma a imponer aquello que más le beneficia, el gobierno asume plenamente el relato separatista sobre la violencia del Tsunami para restringir la consideración de lo que es terrorismo para lo que lo reduce a los supuestos en los que se hayan causado «vulneraciones graves y efectivas» de los artículos 2 y 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Cosa similar ocurre para la analizar y definir el delito de traición, que actualmente persigue a Puigdemont, que se sólo quedaría fuera de la amnistía, como una derivada del «uso de la fuerza», de acuerdo con los estándares vigentes en Naciones Unidas para enjuiciar los casos de injerencias internacionales de unos Estados sobre otros. 

Da igual que abierta y encubiertamente se le llame felón, o traidor para que todos lo entiendan; que se le acuse de no mantener su palabra y de hacer siempre lo contrario de lo que predica en sus campañas electorales; él, sus mariachis y el coro de medios de comunicación de opinión conjunta y sincronizada mantienen el mismo tono, el ritmo y el timbre de apoyo y comprensión, como si no hubiera otro amanecer.

Su desvergüenza es tan descarada y supina que lleva desde mayo del año pasado sin someterse al control parlamentario del Senado, que es, casualmente, donde la oposición tiene mayoría; aprovecha o se inventa cualquier viaje tan innecesario como inútil, para no estar presente en la Cámara en los momentos claves para la presentación o votación de sus fetos y actúa con toda desvergüenza por medio del Real Decreto para saltarse los plazos más largos y la vergüenza de tener que recibir o escuchar los informes preceptivos o no de instituciones serias del Estado sobre los documentos infumables y casi abortivos que presenta y en sus intentos para desmontar el Estado de Derecho o partir a cachos la integridad de la nación.

Seguidamente, veremos el papelón que van a jugar tanto el Tribunal Constitucional como la Fiscalía General del Estado, construidos ambos a imagen y semejanza de la voz de su amo en un pleno alarde de mofa de carácter dictatorial y autócrata, quienes no pondrán ni una sola pega a este nuevo e infumable bodrio con el que pretende engañar otra vez más a los españoles vendiéndolo como lleno bondades cuando él y todos sabemos, porque ellos mismos lo manifiestan, no aplacará ni un solo de los objetivos y actuaciones previstas de los separatistas y supondrá dejar al Estado cada vez más indefenso, corrompido hasta las trancas, empobrecido como nunca y en manos o al abur de los peores enemigos de España tanto dentro como fuera de ella, tan solo por aferrarse a un cargo al que no debió llegar nunca en su vida.

Una vez más, habrá que recurrir a instancias superiores a nivel europeo, pero ya todos conocemos lo lentas y volubles que son y cómo se dejan influir en sus tomas de decisión cuando se aproximan procesos electorales, tal y como es el caso. Elementos estos, que no solo no han pasado desapercibidos al felón, sino que se han tenido en mucha consideración para actuar, tal y como este lo viene haciendo.

Una situación de difícil solución, máxime cuando en España podemos tener, gracias a este tipo de cesiones, que sin duda alguna continuarán, una larga legislatura por delante y la derecha española se encuentra desunida y a martillazos entre ellos cada vez que deben ponerse mínimamente de acuerdo; imaginemos lo que supondría si se debiera pasar por pactos de enjundia para definir y aplicar una legislatura total y completa a nivel nacional.

Todo juega a su favor. No tenemos remedio.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

Artículo escrito el 7 de marzo de 2024.

 

LA BARAKA

 F. Javier Blasco*

Según el diccionario de la RAE el término Baraka tiene dos acepciones principales; protección divina de la que disfrutan jerifes o morabitos, de uso más común o frecuente en Marruecos y la otra como sinónimo de fortuna o de suerte favorable y que viene siendo una pieza clave en la subsistencia de los trileros y aquellos que viven del engaño a los demás.

Pero su uso no solo se cierne a los anteriores, tanto a la una como a la otra ―aunque con mayor profusión la segunda― se les vienen considerando como cualidades inherentes e íntimamente ligadas al mayor o menor éxito y devenir político y personal de Pedro Sánchez, a la sazón presidente del gobierno de España por tercera vez, y es vox populi que no está exento o realmente lo es gracias a una buena proporción de baraka positiva.

Un personaje por todos sabido que no ha venido ni sigue estando exento de fuertes polémicas y hazañas de mucho riesgo tanto política como personalmente; polémicas y actitudes en las que, a menudo, se juega el todo o el nada y que gracias a su baraka y al grupo de escuderos con el que se suele rodear ―hasta que los quema― ha sabido y podido ir sorteando de forma “solvente a su manera” y no solo gracias a su disparatado pavoneo con el que se mueve en todas las esferas, al pico de oro que posee ni a la despreciativa forma de hablar que usa y fomenta cuando se cree sólido en un tema sino a la acuciante necesidad de mantenerse aferrado a su puesto y porque la degradación y pérdida de los valores en su personalidad, moralidad y sentido de Estado ―que ha venido sufriendo y transmutando de manera constante y progresiva en muy pocos años― le han servido para profundos o totales “cambios de opinión” entre lo que hace nada anunciaba a bombo y platillo, con lo que ahora pregona y defiende con todas sus fuerzas y nula, muy impostada o falsa dignidad.

Alguien que ―de forma narcisista a ultranza, prepotente sin parangón y egocéntrica a más no poder, desprecia y pisotea a todo y a todos, inclusive a los suyos si fuera menester― impone su voluntad a base de amenazas, muchas y extrañas subvenciones a costa de endeudar al Estado y al haber inundado de adeptos sin fisuras ―en los tiempos favorables― todas y cada una de las instituciones de los diferentes poderes del Estado, salvo la Jefatura del mismo y algún que otro alto tribunal, aunque tiene bien asido, de forma mayoritaria, vergonzosa y hasta hilarante al más alto de todos ellos, empezando por su presidente, famoso por su frase sobre el “polvo del camino en las togas” cuando fue Fiscal general del Estado en la época del ínclito Zapatero.

Un presidente que usa, pone y quita los ministros del mayor gabinete de la historia de España como quien usa pañuelos de papel para sacudirse los mocos estando bajo los efectos de un fuerte resfriado. Y que, además, lo hace cuando ya no le sirven de cortafuegos o para pagarles con creces ―aunque no sirvan para el cargo nombrado― los servicios prestados a su causa, tras haberlos “quemado” en ello, aunque esto no lo fuera por el bien de los españoles y el prestigio de España, sino en su incansable afán de búsqueda de propios beneficios. Personaje que ha llegado en los últimos tiempos a arrodillarse literalmente ante los peores enemigos de España (filo terroristas, comunistas y separatistas o independentistas algunos de ellos, abrazados a Putin) y babearles sus zapatos sin decoro alguno, ningún disimulo ni aparente dignidad, siempre que el costosísimo voto de estos le sirva para mantenerse a toda costa en la Moncloa.

Pero, como a todo aquel que usa en exceso o abusa desproporcionadamente de su propia baraka, algún día esta cambia de sentido y se torna contraria. Son innumerables los engañados de forma reiterada, muchas las afrentas a la mayoría de las instituciones nacionales y extranjeras, innumerables las promesas incumplidas o los compromisos contraídos y luego abandonados en el fondo de los cajones ministeriales, que ya, cada vez, engaña a menos personas y tanto estas, los tribunales y algunas de las propias instituciones le empiezan a dar la espalda y sufrir grandes y vergonzosos reveses en sus intenciones.

Reveses que no por ello le hacen desistir de éstas. Al contrario, se afana en buscar la forma de dar la vuelta a la tortilla o en presentar nuevos caminos o alternativas que le lleven al mismo destino de forma diferente, poniendo aún más en relieve sus espurias intenciones y lo podrido de sus pensamientos.

Ha sido uno de los mayores urdidores de la mentira y el engaño en España y en la UE, alguien que ha prometido, pedido y luego pisoteado más voluntades o grandes ideas y que ha despilfarrado ingentes cantidades de dinero comunitario en “obras y proyectos” que nadie conoce o ya se han olvidado, que han sido estériles desde su nacimiento y que, la mayoría de ellas, solo han servido para llenar los bolsillos de sus muchos interesados amigos, familiares o seguidores que sin descanso, teje en su entorno por las ventajas económicas o políticas adquiridas bajo su mandato, tutela o consejo y por ello, estos cual kamikazes, no dudan en seguirle, defenderle y luchar para que, sea como sea, él siga en su cargo.

En su carrera narcisista y egocéntrica ha llevado a su partido político, el PSOE a las cotas de poder territorial más bajas de la historia. Tan solo gobierna en tres comunidades autónomas y de ellas en dos, lo hace gracias al costoso apoyo recibido por parte de fuerzas exógenas que le agobian aún más y que por ello, creo que le producen más perjuicios que beneficios.

Cuando uno monta su mundo de yupi basado en la suerte personal y en la firme creencia de que puede seguir engañando a todos durante mucho tiempo, se equivoca totalmente. Tarde o temprano le fallará uno o los dos preceptos anteriores. No se puede pretender seguir en la poltrona a base de anunciar subvenciones constantemente ante cualquier “incendio que surja” ni pregonando que “España va como una moto” ―eslogan parecido a los muchos empleados por su maestro ZP― y basado en el forzado espejismo de que “crecemos” más que los demás en la UE, porque realmente venimos de mucho más abajo.

Pero para nuestra desgracia y triste realidad es que somos el peor país o estamos en el pelotón de cola del paro real y no impostado u oculto; con una enorme precariedad en el trabajo juvenil; las grandes deficiencias o carencias que tenemos en la formación profesional; el alto y grave nivel de fracaso escolar; el elevado número de familias con todos sus miembros en paro; las deficiencias en la educación de nuestros jóvenes; la alta deuda imposible de afrontar o pagar en una o dos generaciones; el desorbitado déficit; la pésima balanza comercial; el hecho de que los españoles sean los que más renta hayan perdido y los que más incrementos de impuestos sufren desde 2019 entre las grandes economías; que el campo se encuentre indefenso ante las exigencias externas y esté en pie de guerra junto al transporte por carretera y otros sectores del ramo; que gocemos impunemente de una muy alta corrupción política y económica y mantengamos un inconmensurable trabajo en negro que no cotiza y defrauda a costa de los demás; así como, nuestro menguante y ya demasiado escuálido prestigio internacional.

La baraka tiene sus tiempos, formas y grado de aplicación mínimos, pero también máximos que no se pueden ni deben estirar o sobrepasar. No es un término científico ni tiene base económica alguna, solo la usan y alargan gasto lo que más  pueden los trileros y aquellos incorregibles caraduras o grandes incompetentes, que no saben vivir más que del engaño y la dependencia comprada. Los que solo piensan en ellos mismos, son los que, sin lugar a dudas, tarde o temprano, acaban en la ruina, pero desgraciadamente al hacerlo, no caen solos, arrastran al mismo pozo a todo y todos aquellos que le rodean y sobre todo, a los que un día, consciente o inconscientemente confiaron en él y no supieron o pudieron descubrir sus malas artes o praxis, con tiempo suficiente para retirarle un apoyo que real y definitivamente, solo aporta algo de pan para hoy, pero hambre, mucha hambre, para mañana.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

LA DESCOMPOSICIÓN

F. Javier Blasco*

Todos los cuerpos o entidades, con vida física o sin ella como los animales, los vegetales o los organismos colectivos de la índole que sean, cuando pierden la vida o desparece la esencia de su existencia comienzan un sucio e imparable proceso de descomposición y transformación en otro tipo de sustancias putrefactas o residuos fétidos hasta llegar a su degradación total y suelen quedar reducidos a polvo o en la nada.

Pues bien, es precisamente en este proceso y en sus fases últimas, en el que se encuentra España. Un país antiguo pero con una joven democracia, aún en fase de asentamiento y desarrollo, con un gran futuro por delante, pero que ha tenido la mala suerte de caer en perversas y malvadas manos, en dos ocasiones, y en otra en, y no sé si es peor que las anteriores, en manos de indolentes, vagos o timoratos, que faltos del arrojo y el valor necesario no adoptaron las medidas precisas para que esta sucia deriva en la que estamos inmersos, no tuviera cabida jamás.

Un sucio, nunca bien explicado y a la par extraño, atentado terrorista en Madrid en un frio mes de marzo a pocos días antes de celebrarse unas elecciones generales ―que estaban más que cantadas― unido a una pésima gestión gubernamental y a una serie de malévolos intereses propagandísticos y políticos por parte de los socialistas y de sus secuaces; colocados y mantenidos en lugares estratégicos de los medios, la policía y la justicia ―por desidia de los gobernantes, de turno― hizo que en cuestión de horas ―tal y como viene ocurriendo con demasiada frecuencia en España― cambiaran las tornas y todo se volviera patas arriba, dándole el poder a un abducido visionario, que se hacía llamar ZP.

Un hombre sin formación de peso alguna, plagiador y heredero de las llamadas políticas “progresistas”, venidas de allende los mares de manos de los “gobernantes” de países otrora buenos amigos y hasta hermanos, que ya se encontraban en pleno proceso de descomposición y/o eran fructíferos herederos y aplicadores de las políticas comunistas más reaccionarias y abyectas que jamás la humanidad haya podido soportar.

Alguien, que basaba sus ideas en romper con el todo lo que nos mantenía unidos y en busca nuevas vías porque para ellos, el mundo político en el que vivíamos, por muy incipiente que fuera, era ya el pasado, algo que había que superar, desterrar y olvidar.

Un urdidor de cuentos chinos que basaba su política en la mentira permanente y pertinaz, que no admitía la situación real y que se pavoneaba por el mundo predicando unas bondades y felicidades de una Arcadia que no existía salvo en su imaginación y que iba de cabeza a la banca rota y a la intervención europea como más de un país europeo de nuestro entorno que también jugaban con esos principios y ante el palo, pronto tuvieron que cambiar.

ZP, hombre joven, bien parecido y mejor trajeado, era y sigue siendo, como una especie de peste que lo infecta todo, que se introduce en los cuerpos y mentes para ir propagando sus males y teorías allá donde toca o aparece, aunque sea a distancia.

De ese su malvado ejemplo y “virtudes” muchos ineptos y “don nadies” que le seguían a pies juntillas, tomaron nota de algo y alguien al que emular; ya que el interfecto, saliendo de la nada, hizo su carrera, engañó a todos con sus teorías y medio verdades pavimentando así un tortuoso pero certero camino, que en muy pocos años debería llegar a su meta final.

Cuando todo parecía perdido y en el mismo momento que se acababa la pólvora para alimentar las grandes e incesantes fuegos de artificio con los que nos solía regalar, parece que, a la gente con algo de seriedad o cordura mental, les volvió esta y España cambio radicalmente para volver a pedir que fuera Barrabás el liberado de sus penas y males ya que, realmente él no había jugado un papel determinante en la debacle de populares años atrás.

Así, elegimos y aclamamos ―como si de un Domingo de Ramos se tratara― a un tal Mariano quien, a pesar de ser inteligente, con mucha y positiva experiencia y bien formado intelectualmente, se dejó obsesionar por recuperar la maltrecha economía y poco más. Dejando aparcadas, para más tarde o sine die, las reformas y derogaciones necesarias para corregir las incipientes felonías y los pasos andados por ZP hacia la descomposición de España y su degradación total.

Actitudes las de Mariano, que no gustaron ni a tirios ni a troyanos y además, él mismo, por su mala cabeza, exceso de confianza o falta de arrojo se dejó arrastrar por una deleznable, aunque legal, moción de censura a manos de un tal Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, otro apuesto joven desfaenado y poco ducho en labores de Estado que acababa de superar una defenestración en un partido socialista en situación de putrefacta descomposición, en el que los puñales, las zancadillas, los odios y rencores eran más que evidentes y llenaban de pestilencia por sus cuatro costados.

Aquel hombrecillo, excelente discípulo de ZP, de buena planta y de risa o sonrisa fácil y burlesca muy traicionera ―portador de trajes muy ajustados, de colores poco agraciados y mal confeccionados― que había basado todo su escaso y nada brillante pasado en mentiras, traiciones, favores, amaños y plagios, finalmente, logró convencer a los atolondrados socialistas que quedaban en el PSOE porque no sabían dónde ir a pastar y, al mismo tiempo, embaucar a los enemigos de España para que le acompañasen en su ya mencionada, inicialmente increíble y más que improbable moción de censura.

Y fue precisamente gracias a ellos, que saliera airoso de la misma, sobre la base, otra vez, de una mentira y exageración puesta, sin razón para ello, por un comprado juez que se prestó a servir de base para un cuento que fructificó tanto, y se envolvió tan adecuadamente, que aún se arrastra en nuestros días, a pesar de no ser cierta y haber pasado más de cinco años de aquello.

El casi desconocido discípulo de ZP se aprestó a recuperar las doctrinas y predicamentos del maestro y, como suele ocurrir entre los malvados, pronto consiguió superarle y hasta en su macabra deriva sin óbices ni cortapisas, le ha recuperado a su lado para la política nacional a pesar de que su pasado reciente es muy obscuro, enfangado y nada recomendable para alguien que tuvo, aunque no fuera creíble, una cierta talla y consideración nacional e internacional debido al cargo que ocupaba.

El brillante alumno ha utilizado todo tipo de argucias y mentiras con tal de mantener su trasero en el sillón de la Moncloa, no duda en mentir, en prometer no hacer algo y hacer lo contrario, aunque sea duro, increíble y arriesgado nada más consigue engañar al embobado o comprado público que le vota.

Si algo ve que le beneficia o aplaca los ánimos de los secuaces que le apoyan con sus sucios y manchados escaños y votos, no duda en cambiar las leyes o hacer otras ad hoc, por la vía de urgencia, sin escuchar a nadie y sin encomendarse más que al diablo o a los malvados y babosos adeptos que le rodean. Se siente intocable y por encima de Ley y de la Justicia; ataca; invade y conquista las instituciones para plagarlas de adeptos que, sin rechistar, cambian su voto previo, si lo hubiera negativo, para hacerle la ola y las mil reverencias como si de un verdadero autócrata se tratara.

Acaba ahora el periodo de seis meses de la presidencia rotatoria de la UE. Nunca en la historia de la Unión, alguien ostentando dicho cargo, ha hecho y dicho tantas frivolidades y obscenidades políticas de tamaño calibre. Se ha enemistado con todos y al mismo tiempo, su cuadrilla de fervientes servidores, disfrazados del cargo de ministro, no cesan de poner en boca de los dirigentes y estamentos políticos afirmaciones o sentencias que no son ciertas ni se aproximan a la verdad ni por asomo.

Está hundiendo y quemando las naves de nuestra frágil política y estela diplomática internacional. No consigue resultados tangibles y sus fracasos los presenta como aciertos y alabanzas en y desde el extranjero para que sean recogidos y aumentados como tales por toda una comprada parafernalia mediática que pone y amplifica el eco a todas sus “bondades” cuando, en realidad, son fracasos o estrepitosos ridículos, propios de un imberbe aprendiz de brujo.

España, por mucho que él, sus ministros y los coros de medios que le acompañan digan lo contrario, está en un auténtico periodo y espacio de descomposición porque ya no queda casi nada en pie o que sea respetado; no se respeta la Ley, ni la separación de poderes o la libertad e igualdad entre sus ciudadanos y territorios; desde el propio gobierno se ultraja a la monarquía, la economía se encuentra en la peor situación de su historia por la deuda y el déficit alcanzados, se oculta o disfraza el paro muy a la baja, la educación está por los suelos y ya no se respeta ni siquiera, la lengua de Cervantes que tanta gloria y luces ha dado a nuestra historia.

Pero lo malo de todo esto, no es lo referido, que lo es. Lo asombrosamente increíble, es que, tras tantas promesas incumplidas, mentiras, traiciones y falsedades a nuestra historia, a las personas, las víctimas del terrorismo y tras múltiples e ignominiosos pactos por necesidad personal con lo más granado de los peores enemigos de España, hoy mismo la prensa no contagiada del todo, presenta una encuesta de intención de voto de una empresa demoscópica seria, en la que aparece que el PSOE de Sánchez, el sanchismo, volvería a sacar el mismo número de escaños que en las pasadas elecciones generales.

Los españoles no es que sean engañados fácilmente por un empedernido y pertinaz falso y mentiroso, es que se dejan engañar a sabiendas de ello, se lo perdonan todo y les importa un pimiento lo que les ocurra a España y a los españoles en un futuro inmediato.

Señoras y señores, con su pan se lo coman. Disfruten de las vacaciones navideñas, gasten sin mesura y luego ¡Dios dirá!, aunque mucho me temo, que ese Dios, al que tanto invocan, está cansado de escucharlos y advertirles de lo que se nos viene encima, por lo que un día, no muy lejano, se cabreará.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.