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EL CONFLICTO DE UCRANIA, PRIMERAS LECCIONES APRENDIDAS (Parte 2)

F. Javier Blasco Robledo*

Hace pocos días publiqué un trabajo sobre este tema, en el que, al igual que muchos analistas, me refería a lo sucedido en Ucrania como un conflicto. Hoy intento seguir por aquella senda; pero, dada la continuidad en el tiempo, la cada vez mayor implicación de más elementos y artistas endógenos y exógenos en los combates en todo tipo de teatros, así como, el endurecimiento de los enfrentamientos, considero, que el término “conflicto” ha sido superado de sobra y en Ucrania —mientras las negociaciones no fructifiquen del todo— se ha alcanzado la categoría de ‘Guerra’; incluso, algunos autores, ya lo elevan al concepto, recientemente desempolvado, de “Guerra Total”.

Para empezar a entender el porqué de las cosas en Ucrania, debemos retrotraernos unos años atrás cuando el teniente coronel, espía de la KGB, Putin volvía a casa de la Alemania del Este, con el rabo entre las piernas, derrotado en todos sus aspectos y se encontraba con una URSS sumida en el caos, que se deshacía, por momentos, como un azucarillo en un vaso de leche caliente.

Atrás quedaban los años de la propaganda y el ficticio esplendor del poderío militar ruso; fama a la que, voluntariamente, Occidente contribuyó a magnificar porque a los norteamericanos les interesaba mantener encendida la llama de la amenaza en Europa para así seguir dominando y viviendo en el continente, aplicando sus influencias de todo tipo y porque para contrarrestar el miedo que este fenómeno producía se debía gastar mucho en defensa, a base de material americano, fundamentalmente.  

El ejército que restaba en Rusia era viejo, obsoleto, desmoralizado, mal instruido, propenso a las corruptelas y, sobre todo, muy mal armado. Calificativos, todos ciertos, que se pusieron de manifiesto cuando intentaron combatir tanto en la guerra de Afganistán (1978-1992) que lo invadieron pensando que aquello sería un paseo militar y, más tarde, en la primera de Chechenia (1994-1996).

Dos conflictos y fracasos, de los que todos, pero fundamentalmente los rusos con Putin a la cabeza, extrajeron numerosas lecciones aprendidas; siendo la primera y más importante que, para que algún día Rusia, pudiera optar a recuperar todo o parte de su esplendor, sus ejércitos deberían ser los más eficaces y temidos en el campo aeroterrestre, para ello, habría que dotarles de un potente y capaz armamento; carros de combate de mucha potencia, gran radio de acción y resistencia en el terreno; una apabullante fuerza artillera a base de cañones de largo alcance y misiles certeros y una aviación, capaz de mantener el dominio del aire en cualquier condición a base, de buenos y seguros aviones y helicópteros.   

Los que vieron aquellas necesidades, también añadieron que una vez obtenido el esperado y deseado armamento debería ser testado en acciones reales de guerra para comprobar su eficacia y dureza y así poder analizar los efectos que éste provocaba sobre el terreno y contra las resistencias del enemigo.

Al mismo tiempo, habría que aprovechar dichos ejercicios reales, para que sirvieran de entrenamiento de los generales, los estrategas y los mandos intermedios de las unidades de élite en el manejo de los nuevos medios y en cómo sacarle su mayor provecho.

Vista la necesidad, Putin dio una ojeada al mundo que le rodeaba y encontró a un viejo conocido y aliado, Bashar Al-Ásad, el sátrapa presidente de Siria, que se encontraba en graves apuros, cogido por una grave pinza entre los propios sirios hartos y levantiscos contra él y el famoso Estado Islámico (EI), que había echado muchas raíces y fructificado demasiado en sus tierras.

Bajo la excusa de combatir al EI y atender a una invitación de un aliado suyo para que le ayudara a mantener su país, acudió raudo y veloz en su apoyo con las bendiciones y el beneplácito o, al menos, el ruin silencio, de una Comunidad Internacional (CI) cada vez más acomodaticia y apática a verse salpicada por conflictos ‘ajenos’, más o menos alejados de sus fronteras.

Siria fue, por tanto, el mayor y el mejor campo de maniobras para los ejércitos rusos y de su armamento de nueva generación y máxima potencia. Pero, pronto entendió que por aquel lugar de enseñanza y combate real, forzosamente, debería rotar el máximo número de sus generales y estados mayores para instruirse en hacer frente a un enemigo convencional o no, que siempre ofrecía la máxima resistencia, a pesar de los intensos combates y los espantosos bombardeos previos a ellos e, incluso, algunos también, en ambiente NBQ.

Una vez testado y a punto su armamento, así como sus cuadros de mando para dirigir los combates y ganar la guerra. Todo estaba a punto; así que comenzó con certeros golpes, cuasi incruentos, para irse comiendo Ucrania poco a poco, empezando por tres importantes zonas pro rusas que le salieron prácticamente gratis y sin apenas reacción internacional.

A la vista de tal situación se sintió seguro pero, cautelosamente, decidió esperar a que en función del desarrollo de diversos y enrevesados acontecimientos mundiales en marcha, se alcanzase el cenit de la debilidad de la CI y sus organismos.

Tras muchos, demasiados mareos de perdiz y algún titubeo, apreció el momento de lanzar una ‘guerra relámpago’ contra un enemigo muchas veces inferior, con un presidente al que consideraba débil porque había sido un cómico hasta que se alzó con el poder y una población que, en gran parte, le aclamaba a él, hablaba ruso e incluso usaba su bandera y le pedían públicamente que viniera en su rescate.

Su primer gran error militar consistió en que estudió francamente mal algunos de los factores que influyen directamente en la decisión. Fundamentalmente, en los aspectos de la dificultad del terreno con esta climatología, la escasez de vías de comunicación férreas y terrestres, la todavía insuficiencia de sus posibilidades logísticas, máxime si aquello se alargaba, la capacidad de resistencia y alta moral de la población civil y que sus movimientos y acciones de decepción previos, no iban a ser capaces de engañar a una inteligencia, la norteamericana, que a pesar de que recientemente acumulaba ciertos errores de bulto, en esta ocasión, podía, y de hecho acertó.

Los movimientos previos cercanos a las fronteras, se prolongaron demasiado en el tiempo y llevaron a unas tropas bisoñas y poco instruidas, a una excesiva actividad y cansancio en pésimas condiciones, mientras se producía una determinada y camuflada acumulación de ayuda militar en Ucrania, por parte de EEUU, con la que poder frenar, al menos, el primer impulso ruso.

La pérdida de la sorpresa y con ella la de la rapidez y la libertad de acción, el no haber usado masivamente su aviación —al parecer debido a falta de adiestramiento de sus pilotos dada la escasez de combustible previa, la desconfianza en su artillería antiaérea y temor a las defensas aéreas ucranias, muy mejoradas con los envíos de material específico desde el exterior— rompió la capacidad de resistencia física y sobre todo la moral del, demasiado joven, soldado ruso, que traía en los petates su uniforme de gala, para desfilar sobre Kiev en pocos días.   

La débil y cuestionable capacidad logística rusa para mantener el combate durante largos periodos de tiempo y a gran distancia y la inusitada reacción de la población ucrania para mantener el control y acecho en sus comunicaciones gracias al material defensivo que les llegó, rápidamente obligó a cambiar los planes iniciales y buscar apoyos externos —se habla de que están en ello con China—, punto que pronto se verificará.

En cualquier caso, a la vista de lo anterior, dichos cambios de planes han convertido la ya inalcanzable guerra relámpago —llevan 22 días de combates— en una larga guerra de mucho desgaste, tipo Alepo, donde el defensor adquiere una gran capacidad de combate por la dificultad y la psicosis para el atacante de no poder moverse libremente entre los escombros, trampas y peligrosos acechos en que se han convertido las grandes ciudades como lo  demuestra las altas bajas en el lado ruso.  

A pesar de ello, como Putin no quiere dar su brazo a torcer, parece ser que se dispone a luchar en la mayoría de aquellos bastiones con todo tipo de recursos artilleros y bombardeos aéreos para destrozar las ciudades y luego entrar en fuerza con unidades terrestres, fundamentalmente sobre la base de tropas especiales chechenas, sirias y de otros países de Oriente Medio, traídas ex profeso y bragadas en este tipo de combates durante muchos años.

Putin y sus estrategas saben que para la defensa a ultranza de las poblaciones, cuanto menor sea el número de civiles no combatiente entre los escombros, mejor para el defensor; de ahí que, contrariamente a su doctrina recientemente publicada, está intentando, por todos los medios, no dejar salir a los no combatientes de las ciudades, negando o atacando los posibles pasillos seguros, con lo que al quedarse aquellos enjaulados, sin duda, dificultarán las operaciones militares de la defensa.  

Constituyen una carga demasiado pesada porque hay que mantenerles seguros, alimentarlos y proporcionarles atención médica, máxime en momentos, en que todos los recursos son necesarios para los que empuñan las armas. Amén de que constituyen un punto de preocupación a nivel personal sobre el combatiente porque no tiene asegurada la protección y salvaguarda de sus familiares directos

Con respecto a la ayuda exterior de material militar a Ucrania, se ha dado excesiva publicidad y muchas pistas para ubicar los puntos de entrada de los variopintos apoyos externos. Hecho que ayudan a conocer su entidad y calidad de antemano y facilitan las acciones encaminadas a destruirlos, antes de su distribución entre los combatientes.  

La tibia y casi esquizofrénica postura militar de la OTAN y de la UE con respecto a Ucrania, se ha limitado al envío de cierto tipo de armamento, no siempre puntero o realmente necesario; porque al parecer sigue sin existir una ‘shopping list’ oficial al respecto, situación que propicia que el apoyo se haga de forma unilateral o bilateral y frecuentemente, en base al propio surplus de las reservas de cada país contribuyente, lo que realmente proporciona a los ucranios una ayuda real algo limitada.

Entrar en un conflicto de larga duración constituye un grave problema para Rusia, porque es un hecho bien cierto que ‘no es lo mismo conquistar, que ocupar y mantener’ un vasto terreno, con muchos millones de pobladores a los que hay que vigilar, alimentar, cuidar y dar trabajo.

Por otro lado, para controlar al ciento por ciento un territorio y población de tales características, con civiles armados hasta los dientes, se precisa un contingente de ocupación muy grande —mayor que el que tiene actualmente— y bien preparado contra actos de sabotaje.

El uso y el abuso de las noticias falsas en esta guerra, por ambos bandos, es grande y patético; la información tergiversada, además de usarse para justificar la actuación propia ante la opinión nacional e internacional, sirve para elevar la moral de las fuerzas.   

El amplio uso de la guerra cibernética y electrónica para anular los sistemas de radares, los vuelos de drones y muchas de las comunicaciones de mando y control, pueden llegar a paralizar los combates durante horas o hasta hacerlos fracasar completamente.  

El empleo de armas prohibidas por acuerdos o convenciones internacionales como las municiones de racimo, bombas termobáricas o de vacío y el posible empleo de armas de destrucción masiva (ADM), no es un buen precedente para Putin y sus generales. Ya hay iniciativas para declarar estas acciones como crímenes de guerra o de lesa humanidad.

Con respecto a las ADM se está abusando demasiado de anuncios sobre la posibilidad de su empleo por parte de los ucranios en acciones que se conocen de ‘falsa bandera’ y que mi gran amigo y compañero Raúl Suevos las define como ‘aquellas que consisten en llevar a cabo una acción, generalmente en el campo propio, con fuerzas o elementos que parecen pertenecer al enemigo’.

En dicho contexto, hasta se han llevado denuncias ante el CSNU por parte de Rusia acusando a Ucrania de la posibilidad de ser usadas todo tipo de ADM e incluso bombas sucias, denuncias que no tienen ningún fundamento, salvo el que los rusos tienen datos ciertos de las armas químicas y biológicas, sin destruir o desbaratar, que quedaron en Ucrania tras la caída de la URSS.

Muchos han catalogado de gran error de Putin el haber amenazado a la OTAN y a la UE con el uso de sus armas nucleares, llegando incluso a poner en pre alerta dichas unidades. Contrariamente a esa teoría, creo que esta sutil amenaza ha sido un gran acierto por su parte.

Los rusos y Occidente no deberían están dispuestos a llegar a lo que se conoce como la ‘Destrucción Mutua Asegurada’, situación irrevocable que se lograría si tras el primer lanzamiento y explosión de este tipo por cualquiera de los bandos, ambos se pusieran a responder indiscriminadamente hasta acabar con un empleo masivo de tales armas; razón de mucho peso para pensar que no serán empleadas jamás, salvo que Putin finalmente viera la posibilidad de perder la guerra y/o el raciocinio, cómo muchos sátrapas en la historia.

Pero Putin también sabe que las ADM y más en concreto las nucleares, no sólo son armas ofensivas o defensivas; tienen un papel muy importante en la ‘disuasión’ y, en este caso, se puede asegurar que ha bastado la amenaza de su empleo para hacer desistir completamente a la OTAN y a EEUU de entrar o intervenir en un combate directo con ellos.  

Pero no solo se ha parado en eso, sino que ha creado tal pánico internacional, que hasta la OTAN, en una maniobra posiblemente acertada, pero que demuestra mucho descaro y total falta de vergüenza o confianza en una Alianza que debería ser seria y fiable con los amigos en apuros, ha obligado a hacer declarar a Zelenski que Ucrania no entrará nunca en ella, otorgando a Putin el primero de sus objetivos en la lista de la compra que presentó como exigencias para no entrar en guerra y que, al parecer, aún continúa manteniendo.

En una guerra de resistencia a toda costa y desesperada, el defensor debe usar todos los medios a su alcance y aquí es donde juegan un papel muy importante las conocidas como medidas de engaño o decepción con las que se simulan posiciones y fortalezas que no lo son en verdad, para confundir al enemigo y también el empleo de argucias o artimañas aprovechando los efectos y capacidades que proporciona el propio terreno o tras una modificación natural o forzada por la mano del hombre.   

En este caso, y no es la primera vez en la historia del lugar o en otros confines europeos, se ha aprovechado o forzado el fenómeno conocido en el mundo como la ‘guerra hidráulica’ y allí como ‘Rasputitsa’ que consiste en aprovechar la facilidad que tiene aquel terreno para hacerse intransitable, incluso para las cadenas, cuando es debidamente mojado naturalmente por la lluvia, el deshielo, o inundado por la mano del hombre. Se convierte en un lodo pegajoso y persistente que paraliza todos los movimientos de las columnas de carros, camiones y logísticas.         

China puede apoyar a Rusia en armamento, comunicaciones y hasta en inteligencia, pero de hacerlo sufrirá graves consecuencia de tipo económico porque su comercio con el resto del mundo es muchas veces superior al bilateral con Rusia. Su papel, de momento expectante y ambivalente, está todavía por descifrar.

Del éxito o fracaso de esta operación y de la actuación o postura final de la CI, depende no solo la subsistencia de Ucrania como país libre y con tendencia a la democracia plena; puede convertirse en el acicate o, por el contrario, el freno para que no cundan otros ejemplos que aparecen en el horizonte y que de vez en cuando truenan con cierta intensidad (Taiwán, India-Pakistán, Irán-Iraq, el Ártico, el Mar de China y otros conflictos menores en Oriente Medio).

Con actores como Putin, cabe recordar el hecho de que los déspotas y tiranos suelen acabar en situaciones esquizofrénicas o rayanas con la locura, por lo que es casi imposible que atiendan a ninguna recomendación de nadie y ni siquiera de su círculo más próximo.  

Los primeros y malos presagios que anunciaba cuando empecé a escribir sobre esta guerra, parece que se empiezan a cumplir.  El pasado 16, Zelenski, anticipándose a lo que puede venir, se mostraba al mundo —a través de su videoconferencia con el Parlamento norteamericano, tras su último y certero intento y discurso, aunque totalmente inútil a tenor de la respuesta de Biden— claramente frustrado, engañado y abandonado por la CI en general y por EEUU en particular.

Realmente enfadado con, y defraudado de unos países y organismos, que le han venido animando e incluso mandando armas por debajo de la mesa y que tras tanta fingida ‘solidaridad’ internacional y el gran heroísmo nacional mostrado por su pueblo, en la balanza de resultados reales se ha conseguido, por lo que respecta al platillo positivo, haber entrado en la lista de los países con opción a ingresar, sine die, en la UE.

Pero en el platillo contrario se amontonan los problemas al quedarse solo y aislado salvo la pasada protocolaria visita de tres presidentes de Europa del este, miles de muertos y heridos a sus espaldas, más de tres millones de ucranios dispersos por el mundo y lejos de sus rotas familias, un pueblo en armas, miles de mercenarios sin bandera combatiendo en favor de uno y otro bando, un país casi destrozado, la economía quebrada y ya veremos como acaba todo al terminar las negociaciones, si lo hacen algún día, de las que asumo que Putin, tras tanto desgaste y problemas creados para él y los suyos, tratará de forzar la máquina represiva al máximo, ya que no se contentará con caramelos o chucherías y, por tanto, querrá mucho más de lo obtenido hasta la fecha, con lo que muy probablemente, llenará su cesta de pedidos o exigencias e, incluso, pedirá algo más.  

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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LA CONTRIBUCIÓN SEGURA DE CHINA A LA PAZ EN UCRANIA

Giancarlo Elia Valori*

En las últimas horas, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ha esbozado exhaustivamente la posición y la propuesta de China sobre la resolución de la crisis actual en Ucrania, que se puede resumir en cuatro compromisos de seis puntos.

El diálogo y la paz deben promoverse a través de cuatro pasos que deben adherirse a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas; respetar y proteger la soberanía y la integridad territorial de Ucrania; adherirse al principio de indivisibilidad y seguridad; y acomodar las preocupaciones de las partes sobre su propia seguridad nacional. La República Popular China —un vecino amigo reciente de Rusia— insiste en el diálogo y las negociaciones para resolver las controversias por todos los medios pacíficos. Para China, es importante centrarse en la estabilidad a largo plazo de la región y construir un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible.

La cuestión ucraniana radica en situaciones históricas complejas y especiales. Sólo si se abordan con firmeza y se tienen en cuenta las preocupaciones legítimas de seguridad de las partes interesadas de manera reflexiva, racional y adecuada, se podrán salvaguardar eficazmente los sagrados derechos de la soberanía y la inviolabilidad territorial de cada país y avanzar en el diálogo y las negociaciones bilaterales, a fin de resolver la crisis actual sobre la base del logro de la estabilidad a largo plazo para la región,  con la construcción de un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible.

Teniendo en cuenta la complejidad singular de la cuestión ucraniana, la República Popular China está alentando las negociaciones directas entre Rusia y Ucrania y un intercambio justo de opiniones entre los Estados Unidos, la OTAN, la Unión Europea y Rusia, instando a la comunidad internacional a proporcionar la “paciencia” estratégica necesaria y la cooperación continua hasta que las dos partes hayan adoptado conjuntamente medidas concretas para restaurar firmemente el sistema internacional con las Naciones Unidas en su núcleo.

China cree que, en el proceso de resolución de la actual crisis ucraniana, las Naciones Unidas y las partes interesadas deben adoptar medidas coordinadas y eficaces basadas en el derecho internacional, con el objetivo a corto plazo de promover una solución diplomática a la guerra en curso. Las sanciones nunca han sido una solución fundamental y eficaz a un problema. Cuando no se abordan las preocupaciones legítimas de seguridad de las partes, ejercer una fuerte presión imprudente con sanciones a gran escala equivale a agregar combustible al fuego y solo afectar a las poblaciones.

Como subrayó el Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi, es necesario mantener el concepto de seguridad común, integral, cooperativa y sostenible, al tiempo que se renuncia a la idea de seguridad exclusiva y absoluta para una de las partes y se insiste en poner fin a los conflictos a través de la negociación. Es imperativo fortalecer la confianza mutua y construir juntos un mundo de paz duradera.

La Iniciativa China de Seis Puntos tiene como objetivo prevenir una crisis humanitaria a gran escala en Ucrania. El ministro Wang Yi ha subrayado que la principal prioridad en la crisis ucraniana es aliviar la situación sobre el terreno tanto como sea posible, para evitar que el conflicto se intensifique o incluso se salga de control. La Iniciativa de Seis Puntos, propuesta por la República Popular China con este propósito, demuestra la posición clara del país y la mentalidad global de la diplomacia de China.

Evitar la politización de las cuestiones humanitarias —y no convertirla en propaganda para una sola parte— es importante para garantizar el desarrollo seguro, oportuno y fluido de las operaciones humanitarias. Con miras a alcanzar este objetivo, la Iniciativa de Seis Puntos hace hincapié, de manera amplia y equilibrada, en que todas las partes interesadas deben adherirse a los principios de neutralidad e imparcialidad en la realización de las operaciones humanitarias, y que las Naciones Unidas deben desempeñar un papel de coordinación clave en la esfera humanitaria para ayudar a Ucrania, a fin de facilitar el desarrollo de las operaciones humanitarias a través del despliegue de canales eficientes que apunten en la dirección correcta.

Los diferentes grupos más afectados por la situación en Ucrania y los más necesitados de asistencia humanitaria tienen diferentes preocupaciones prácticas, que determinan las diferentes prioridades de las estrategias de respuesta, basadas en las necesidades reales de los grupos representativos, como las personas desplazadas, los civiles y los extranjeros en Ucrania.

Por el lado chino, el ministro Wang Yi anunció solemnemente que la Cruz Roja China proporcionaría a Ucrania ayuda humanitaria de emergencia lo antes posible. El intenso compromiso muestra la preocupación humanitaria de China y es un claro ejemplo de los continuos esfuerzos de China para superar la crisis humanitaria.

Salvaguardar los intereses nacionales a través de la diplomacia pro-pueblo. Proteger los intereses nacionales siempre ha sido la tarea fundamental de los asuntos exteriores de China.

Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Ucrania en 1992, Ucrania se ha convertido en el tercer socio comercial más grande de China en Eurasia después de Rusia y Kazajstán, y China también se ha convertido en el mayor socio comercial de Ucrania. Las dos partes han logrado una cooperación fructífera en los campos de la ciencia y la tecnología, la educación y la cultura, y han mantenido estrechos intercambios de personal. A medida que la situación en Ucrania ha cambiado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha activado inmediatamente el mecanismo de protección consular de emergencia y ha mantenido una estrecha comunicación con todas las partes. También se ha coordinado con ambas partes y ha tomado múltiples medidas para tratar de iniciar un diálogo de paz.

En primer lugar, el Ministro Wang Yi mantuvo inmediatamente una llamada telefónica con los Ministros de Relaciones Exteriores de Ucrania y Rusia, proponiendo un camino pacífico para resolver las preocupaciones de todas las partes a través del diálogo y la negociación.

En segundo lugar, varias agencias del Ministerio de Relaciones Exteriores de China cooperaron estrechamente y evaluaron exhaustivamente los cambios en la situación. Sobre la base de varias opciones, formularon inmediatamente un plan factible para ayudar a la evacuación segura voluntaria de ciudadanos chinos y no chinos de Ucrania, activaron el mecanismo de protección consular de emergencia y abrieron y desbloquearon algunos canales de seguridad.

No perder el tiempo y aprovechar las ventanas de tiempo adecuadas que estamos luchando por abrir en la situación de guerra actual son formas de organizar mejor las operaciones de evacuación de emergencia y proporcionar toda la ayuda posible a aquellos que aún no han sido evacuados.

Detrás de estas eficientes operaciones de reubicación, que también han involucrado a los gobiernos de China, Moldavia, Rumania, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Bielorrusia, está la dedicación de los diplomáticos y el deseo común de paz de la gente en todo el mundo, ya que estos países y otros han proporcionado estructuras de seguridad y evacuación.

El ministro Wang Yi expresó clara y vigorosamente la posición básica abierta, transparente y consistente de China sobre el tema ucraniano, diciendo que la gran mayoría de los países se oponen a la “nueva guerra fría” y a la división del mundo. El ministro Wang Yi dijo que frente a un mundo turbulento y cambiante, la República Popular China siempre ha representado la estabilidad y la energía positiva, y siempre se ha posicionado en la dirección correcta del progreso histórico. China seguirá asumiendo sus responsabilidades, manteniendo en alto la bandera de la paz, el desarrollo, la cooperación y el beneficio para todos, promoviendo la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales y contribuyendo a la construcción de una comunidad internacional con un futuro compartido por toda la humanidad.

Estamos seguros de que sólo la República Popular China tiene la posibilidad de hacer ver a Rusia la razón y conducirla, en primer lugar, al cese de las hostilidades y a la organización de una Conferencia “Helsinki 2” que garantice a todos —como hace cuarenta y siete años— el respeto de la seguridad de los demás.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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EL CONFLICTO DE UCRANIA, PRIMERAS LECCIONES APRENDIDAS

F. Javier Blasco Robledo*

Quien piense que las lecciones aprendidas sobre una crisis o conflicto de cualquier tipo, incluso los bélicos, deben redactarse y estudiarse una vez el fenómeno haya terminado, se equivoca de medio a medio.

Cualquier conflicto o crisis, ya desde sus prolegómenos y cuando empieza a brotar, se apoya en una serie de circunstancias, convicciones, puntos o principios que, aún sin saberlo, son el origen y la razón de ser de los mismos; puntos estos, que es mucho mejor, no dejarlos olvidados en el tintero.

Como premisa generalista, se puede afirmar que, en el caso del conflicto de Ucrania, como suele suceder en todos los conflictos, la verdad plena no está en ninguno de los bandos o actores que directa o indirectamente intervienen o influyen en ellos.

Es un conflicto lleno de informaciones sesgadas, interesadas o creadas para justificar las posiciones de todos los actores. Igualmente, sucede con el caso contrario, la desinformación o lo que es lo mismo, no contar toda la verdad, y solo aquella que interesa.

La Comunidad Internacional (CI) ha demostrado ser inútil o estar abatida e incluso rendida, según los casos, por factores diversos como cuestiones económicas de cierta relevancia; la impotencia o incapacidad real para entrar en un conflicto importante; la falta de liderazgo a nivel mundial y regional; los intereses espurios de muchas de las naciones en el tablero y sobre todo, por la obsolescencia e inoperatividad de los Organismos Internacionales que se suponen están dedicados a ejercer un determinado control y arbitrio sobre la seguridad y al control de los conflictos en el mundo. 

La ONU ha mostrado su total inoperancia dado que, por definición y organización, tanto Rusia, como China mantienen su férrea capacidad de veto en el CSNU y, en este caso en concreto, ambos se apoyan mutuamente, aunque sea con la abstención, por guardar las formas y no morderse entre ellos.

Por su parte, la Asamblea General ha demostrado que por mucho que se reúna de urgencia y se consiga una abrumadora y convincente votación, sus declaraciones enérgicas y solemnes no valen de nada, como ninguno de sus muchos esfuerzos.

La OTAN, forzada por EEUU o por el temor generalizado de muchos de los Aliados, ha demostrado una debilidad increíble y se ha convertido en una fábrica de escusas de poca o nula convicción; primero, al negarse a combatir en territorio no OTAN y, en segundo lugar, por no montar una zona de exclusión aérea sobre Ucrania bajo su control y responsabilidad. Máxime, cuando ambas o alguna de estas cosas, se han producido en Afganistán, Iraq, los Balcanes y Libia, por ejemplo; pero da la casualidad, que en dichas ocasiones no era Rusia a quien se enfrentaban.

Para colmo de la ignominia y la desvergüenza de la Alianza, aparece la negativa —tras crear muchas y vanas esperanzas— a entregarles una serie de aviones polacos, viejos y poco resolutivos, a través de EEUU en bases sitas en Alemania. Operación, por cierto, adelantada y desbaratada, entre cosas, instituciones o personas, por unas desafortunadas y anticipadas declaraciones del Sr. Borrell.

La UE sigue mostrando su incapacidad en el ámbito de las relaciones exteriores y de la seguridad. Patética incapacidad, arrastrada desde su creación como un club político y económico y poco más. Una Unión, donde no existe una única voz; dos países luchan por su liderazgo con fines egocéntricos o nacionales y, que está atada de manos por ser excesivamente dependiente del gas ruso —tal y como se acaba de reconocer oficialmente— como mínimo hasta 2027.

Es la propia CI la que ha intervenido indirectamente en este conflicto, aun “aparentemente”, sin darse cuenta de que lo hacía de forma determinante, porque desde la caída del muro de Berlín y la desmembración de la URSS, no ha parado de fomentar un fuerte espíritu de revancha en Rusia, tras las múltiples y sucesivas humillaciones sobre los rusos y sus conmilitones.

Y también, lanzando sin parar, falsas expectativas en la población y dirigentes ucranios; expectativas, que hora parecen ser inviables, de mucho riesgo y políticamente incorrectas con respecto a su ingreso en la OTAN, en la UE o a que iban a contar con su entero e inagotable apoyo en caso de un “improbable” conflicto con Rusia.

Todo ello, ha fomentado la euforia nacional antes y durante los primeros días del conflicto, para, en menos de una semana, echarles un jarro de agua fría diciéndoles que no es posible, ni siquiera, su ingreso en la UE, aunque Zelenski lo pida de rodillas, como ya ha hecho en varias ocasiones, incluso el pasado día 12.

Y, por último, pero considero que es el punto más importante, en realidad, la CI les proporciona una paupérrima ayuda militar, con cuentagotas, insuficiente para alimentar este tipo de batallas defensivas y para colmo, todo lo que se les envía, se anuncia a bombo y platillo, de tal modo y manera, que ha acabo siendo el objetivo principal a batir por las tropas rusas.

La política de tierra quemada a la que se ha visto obligada la fuerza atacante tras el fracaso inicial por un desafortunado análisis de casi todos los factores de la decisión (misión, terreno, enemigo, medios propios y el ambiente reinante), se traduce en una gran o total destrucción urbana y económica que obligará a enormes pérdidas y grandísimos planes de reconstrucción y recuperación, que ya se empiezan a evaluar en muchos miles de billones reales de dólares.

Maniobra abrasiva y de desoladora destrucción, que a pesar del elevado espíritu nacional reinante entre la población ucrania, ya ha propiciado la salida de casi tres millones de refugiados, quienes si bien inicialmente, tal y como sucedió en Kosovo, querían permanecer próximos a sus fronteras y casas para volver pronto tras los combates, a la vista de que el conflicto se perpetua en el tiempo y de lo poco que va quedando en pie, se lanzarán a una generalizada diáspora por toda Europa, principalmente.

En este punto en concreto, los europeos ya tenemos sangrantes experiencias anteriores de lo que nos sucede con los refugiados y el fulminante cambio de actitud que sufrimos al pasar de un gran y desinteresado apoyo, calor y acogida inicial, al desapego y olvido total, una vez que el conflicto se haya apagado como el volcán de la Palma. 

El uso y abuso de mercenarios como combatientes de élite en ambos bandos, no es una buena noticia, ya que estas bandas desorganizadas y sanguinarias, se alejan de todo control y racionalización de sus actos. Dejan posos infectados sobre el terreno de difícil erradicación y crean numerosas bandas, casi ejércitos, de señores de la guerra dispuestos a luchar ferozmente por las cenizas de la reconstrucción y sus aledaños sin política, arraigo ni convicción. 

No deben despreciarse las noticias referentes a las armas químicas y biológicas sobre suelo ucranio, porque durante el esplendor de la URSS, Ucrania alojó gran cantidad, todo tipo de armas de destrucción masiva y, cuando el país se declaró independiente, Rusia recogió las nucleares para llevárselas a suelo ruso, pero las dos anteriores, quedaron allí en cantidades más que importantes.

Armas que fueron las Convenciones para el control y prohibición de estas, con apoyo económico y físico norteamericano, las que estuvieron a cargo del inventario, transporte, desbaratamiento y/o destrucción de las mismas; pero, sincera y personalmente, siempre he dudado que aquellas operaciones, tras muchos años y grandes sumas de dinero, finalmente se completaran al cien por ciento.

Peligro que también se traslada a los posibles y muy perniciosos efectos de la masiva guerra de misiles, la dura represión y la descontrolada desbandada del personal crítico y necesario para el funcionamiento y la seguridad de las centrales nucleares del país, y en especial, la de Chernóbil.  

La guerra cibernética y la de la propaganda tienen una efectividad muy importante en estos conflictos tipo CNN, donde todo el mundo sigue minuto a minuto, con todo detalle y en directo, la evolución de la situación.

Cosa que también sucede con los llamados influencers, porque su falsa, casual o llamativa aparición en diversas escenas, como sucedió en el caso de la señora embarazada saliendo en camilla y sangrando, de un hospital maternal, presuntamente bombardeado por los rusos, que finalmente resultó ser una de aquellas.

Las consecuencias de conflictos de este tipo sobre la economía y el desarrollo local, regional y mundial son tremendas; principalmente, porque los países en liza están considerados como dos de los principales productores de elementos absolutamente necesarios para Europa y el mundo en muchos campos o facetas del abastecimiento.

Pero en ese aspecto, no se debe caer en la tentación, tal y como ya sucede, de meter en el mismo saco las vergüenzas arrastradas por la mala gestión previamente al conflicto. Ello, además de constituir una imperdonable bula para los países derrochadores o malos administradores, produce sensación de impunidad y de falsa tranquilidad, por aquello de que otros vendrán a arreglarnos gratis lo provocado por nuestros pésimos administradores. 

En las próximas ediciones, que forzosamente habrá sobre este tema, y por no alargar innecesariamente el relato de hoy, dedicaré cierto esfuerzo y exclusividad a la enumeración y somero análisis de las lecciones aprendidas sobre la actuación militar de ambos bandos. 

No obstante, sea cual sea la solución final de este conflicto, al que se ha llegado, sin ni siquiera mediar una declaración de guerra, se puede asegurar, sin peligro de cometer un gran error, que Putin ha instalado el miedo en el mundo en general y en Europa, principalmente en algunos de sus países cercanos como Suecia —que ya han sacado su bandera blanca— en particular, con lo que, con ello, está logrando algunos de sus primeros objetivos y alguno más que apunta ya.

A pesar de sus grandes errores estratégicos y tácticos, a enumerar en otros capítulos sobre el tema, se debe reconocer que geopolíticamente Putin tenía bien estudiado el ambiente general para acertar sobre el máximo momento de debilidad internacional para atacar con ciertas garantías de impunidad y qué tipo de objetivos finales se podía marcar.         

    

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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