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¿CÓMO SALIMOS DE LA CIÉNAGA… QUE SUPIMOS CONSEGUIR…?

Heriberto Justo Auel*

“Te llaman todos Muñeca Brava*,

Porque a los giles mareás sin grupo,

Pa’ mi sos siempre la que no supo

guardar un cacho de amor y juventud”.

Tango – Cadícamo – 1929

 

  1. La presente situación preelectoral.
  2. Las “Tesis” de Anzaldi y la “definida señal” de “Ella”.
  3. Las “etapas” del marxismo, en la tesis Nro. 2 de Pablo Antonio.
  4. “Porque a los giles mareás sin grupo”.

 

  1. La presente situación preelectoral[1].

Hace casi diez años nuestro Investigador Principal —el Dr. Pablo Antonio Anzaldi— publicó en nuestra Página Web —www.ieeba.org— un lúcido ensayo titulado “Diez Tesis sobre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner”[2]. Hoy vamos a aprovechar su importante contenido para encontrar, entre los oscuros senderos que deberemos recorrer en los próximos meses —en un año de elecciones “de medio tiempo”— a la huella que podría permitirnos hacer pie en tierra firme.

El impulso de última hora —para sentarnos a escribir el presente artículo— ha sido el nombramiento inesperado del nuevo Ministro de Defensa, por la definida señal” que con ello ha emitido “la jefa” en el particular momento político que vivimos —con escaso entusiasmo cívico— en la preselección de candidatos de los partidos —las PASO—: Jorge Taiana tiene un CV que lo ubica en la “manifestación histórica marxista 2 – 3” que estableció oportunamente Pablo Antonio, en la publicación citada más arriba. Más adelante descifraremos lo que ello significa.

La definida señal” es -además- la que queda corroborada por la reciente auto radicalización revolucionaria del “nuevo Cte. Tartufo” que perdió —en la última semana— sus escasos remanentes de político “moderado”, ingresando así a la jaula de los “duros estalinistas” residentes en la “casa patria”. Este pase —muy bien actuado— es una evidente necesidad electoral para contener el “fuego amigo”, que está dañando —si quedara algo por dañar— a su autoridad o credibilidad personal.

  1. Las “Tesis” de Anzaldi y la “definida señal” de “Ella”.

La “definida señal” y el surgimiento de un “nuevo Cte. Tartufo” son claros indicativos de las luces rojas —encendidas por el Foro de San Pablo— ante los fuertes indicios de una dosificada “implosión cubana”. ¿Hay directivas de aceleración del proceso de reemplazo del sistema político argentino? ¿Es solo casual que el nombramiento de un montonero en Defensa esté acompañado por la propuesta de remate de las FFAA, por parte de Guzmán? ¿Qué pensará Sullivan, cuando su Embajada en Buenos Aires le haga conocer estas declaraciones, luego de “los avisos” que él acaba de entregar en Buenos Aires? ¿Los escandaletes éticos de Olivos, alcanzan para encubrir las garantías encaminadas a retener la mayoría en la Cámara de Diputados del oficialismo?

Vayamos ahora a las “Tesis” de Anzaldi que calibran el posicionamiento de las diversas especies —en la “manifestación histórica marxista”— que nos llevan a caer en la cuenta de la profundidad de la “ciénaga” de la que pretendemos salir. Al respecto, nos preguntaba un cercano colaborador si ¿podíamos siquiera imaginarnos a un Renato Curcio —ex jefe de las Brigadas Rojas italianas— como Ministro de Defensa en Roma, o a Andreas Baader —de la Rote Armee Fraktion— ocupando el sillón de Ursula von der Leyen en Berlín o al jefe del IRA —Gerry Adams— como Ministro de Defensa en el RU?

Y nuestro antiguo Cadete del Colegio Militar respondía así, a sus propios interrogantes: “HEMOS LLEGADO A UNA SUERTE DE TRANSFERENCIA IDEOLÓGICA INADVERTIDA. Si tuviéramos que encontrar una explicación académica a este fenómeno social, deberíamos recurrir a Raymond Aron y a lo que él llamó la “estrategia del salame”[3], que en nuestro caso fue indudablemente exitosa. Hemos naturalizado lo que creímos imposible. Un claro “imponderable” que nos parecía imposible, es hoy un hecho”.

Nuestra gran duda —que dejará de serlo pronto— es la siguiente: ¿entenderá la dirigencia argentina lo sustantivo de la situación que nos abarca? ¿Habrá —en la oposición— una masa crítica suficiente y con el coraje necesario para enfrentar decididamente la gravedad situacional del momento y dar los pasos imprescindibles que nos saquen de la ciénaga?

Recordamos —en este mes de Agosto— el pase a la inmortalidad del Padre de la Patria. Roguemos a Dios que su inmensa ejemplaridad ilumine a nuestros conciudadanos en el ejercicio de sus responsabilidades, como “mandantes” en la República.

  1. Las “etapas” del marxismo, en la tesis Nro. 2 de Pablo Antonio.

 

En las “Diez Tesis…”[4] en el punto 2)— se enumeraban —hace quince años— “tres grandes manifestaciones históricas del marxismo y el principio de una cuarta”. Vamos a citarlas:

 

La 1ra. Etapa: fue la “Asociación Internacional de Trabajadores”, de la mano del propio Marx.

La 2da. Etapa: fue la del “marxismo-leninismo” -Lenin, Trotsky, Mao y Fidel. Su objetivo: la toma del poder por la “revolución” y la eliminación de las “clases dominantes mediante el “terror”.

La 3ra. Etapa: es el surgimiento del “marxismo tercermundista” —con componentes nacionalistas, cristianos y culturales, propios de Iberoamérica y África— Caso nicaragüense, salvadoreño y angoleño.

El nexo entre las etapas 1 y 2 se cristaliza con Plejanov y Vera Zasulich.

El nexo entre las etapas 2 y 3 con Carlos Fonseca Amador, los teólogos de la liberación y Gramsci.

La 4ta. Etapa: se origina en la 3ra y se aparta de las 1 y 2 —que no desaparecen—. Se impulsó desde los petro-dólares venezolanos con el “Socialismo Siglo XXI” en los 2000 —Heinz Dieterich— y continúa con la contraofensiva iniciada el 24/07/2019, financiada ahora por los narco dólares de los carteles de la revolución castro-comunista.

En la Argentina el “trotskismo” aún permanece en la Etapa 2. “Montoneros” en las etapas 2 y 3, como fenómeno transicional desde el “leninismo” —concentración y destrucción revolucionaria— hacia nuevas síntesis —nacionalistas y religiosas—. Es un movimiento ambiguo, con permanente oscilación ideológica que se origina en el ámbito del peronismo. El “PRT-ERP” es etapa 2, pura y dura —revolución socialista, ateísmo militante y concentración ilustrada—, que se nutre con militantes del partido radical.

Montoneros: no tuvo teóricos-doctrinarios orgánicos. Rodolfo Walsh y Öesterheld no influyeron como tales. John William Cooke desertó del peronismo hacia el castro-comunismo. Sostuvo la tesis de que Montoneros era la “vanguardia revolucionaria” del reformismo peronista a través de la guerrilla, la confrontación con la dirigencia sindical, el abandono de la doctrina peronista -su reemplazo por el marxismo revolucionario-, el planteo del “hombre nuevo” y el “uso del liderazgo de Perón” para captar a las masas. Hernández Arregui o Abelardo Ramos adhirieron al peronismo desde la tribuna marxista de la Etapa 3, con inclinación hacia el peronismo tradicional y por ello se enfrentaron con Montoneros.

La 4ta. Etapa es la del marxismo que aún está en curso con Maduro, Correa, Morales, Ortega, los grupos antiglobalización, el indigenismo radical, los progresistas de izquierda, etc., y que conocen como terminaron las etapas 2 y 3. Se inició con el nuevo milenio, pero retiene los objetivos iniciales de los ´60 y la dirección del PC cubano, que opera a través del FSP[5] y el GP[6].

 

Los gobiernos de “Ella” —nuestra “muñeca brava”— han sido y son marxismo etapa 4. Su inclinación por “La Cámpora” se explica en que ambos revistan en el marxismo 2 y 3 y su rechazo por la figura de Perón es coherente con la ideología de la etapa 4.

La comunicación social y la oposición política -por ignorancia o por antiguos rencores- a este neo-marxismo 4ta. Etapa le siguen llamando “peronismo” o “populismo” y se crea así una severa y perversa confusión en el electorado común y corriente. Esta grave responsabilidad es compartida por lo que resta del peronismo “histórico” —de entidad social-cristiana— que no ha sabido rechazar con la claridad y energía necesarias —en oportunidad— al malentendido provocado por el “entrismo revolucionario”, situado en las antípodas de su doctrina “usurpada y malversada”.    

La carencia de “teóricos-doctrinarios-orgánicos” que señala Anzaldi en sus “Diez Tesis…” 2) es notable en las nuevas dirigencias políticas de los diferentes partidos y ello se traduce en la apatía política de la sociedad. Sin “pensadores políticos” no habrá “Estadistas” y sin ellos no habrá proyecto de futuro. En ese conjunto de objetivos geopolíticos estaría una propuesta que conllevaría nuestra unidad como Nación y nuestra esperanza como comunidad.

Quienes militan en el marxismo de la 4ta Etapa se posicionan en dogmas irreductibles, sostenidos por falacias que construyen una narrativa —o relato- a consumir por la militancia, normalmente corrompida. Estos fundamentalismos no se comunican, no dialogan ni debaten. Tienen razones irreductibles -asumidas como postulados- que los llevan necesariamente a la violencia.

Por ello cuando aparecen candidatos “moderados” frente al castro-comunismo, que entienden poder compartir coaliciones “electorales” con ellos —a veces presentados como corderos, siendo lobos— se encuentran con que, alcanzado el Poder, no pueden “gobernar”. Es la experiencia que inhibió al gobierno Macri y que no debe repetirse.

La gran oportunidad para localizar a las “quinta columnas” [7] que se infiltran en las coaliciones, está en las PASO. La búsqueda del lugar en la lista de candidatos, obliga a mostrarse como lo que son. Cuando se oye aplaudir al “igualitarismo” o al “progresismo”, sepamos que estamos en presencia —consciente o inconsciente— del castro comunismo. Hay palabras y conceptos que sirven como “comodines” para el encubrimiento de los infiltrados o de los “idiotas útiles” y hay otras, que ponen en evidencia a lo que ocultan.  

Las coaliciones deberían constituirse con la mayor masa crítica posible de quienes comparten “valores, principios y creencias” homólogos[8]. ¿Cómo ha sido posible que legisladores de una misma coalición se dividan, cuando hay que aprobar o rechazar una Ley sobre el aborto? Estas son las coaliciones incapaces de enfrentar los cambios estructurales que exige nuestra crisis centenaria[9] y que resultan funcionales a la estrategia sin plazos de uno de los enemigos más peligrosos de los argentinos: el castro-comunismo -que hoy es gobierno- con el que mantenemos un “Estado de Guerra” desde el año 1989 y acaba de nombrar a un terrorista militante de la 4ta. Etapa en el Ministerio de Defensa.

4). “Porque a los giles mareás sin grupo”.

Dentro de algunas semanas —el 12/09/2021— el electorado argentino votará en las PASO para determinar la precedencia que tendrán los candidatos en las listas de legisladores de las diferentes coaliciones y partidos a elegir —el 14/11/2021— en las elecciones generales.

Las diferentes listas que se nos presentan ahora —para el 12/09/2021— dividen aguas entre “moderados, palomas, dialoguistas o progres” y los “ortodoxos, águilas o conservadores” y hemos observado escaso entendimiento de este fenómeno social preelectoral.

Los primeros —“los moderados”— entienden que pueden convivir con nuestros “talibanes de la 4ta etapa” toda vez que comparten con ellos el relativismo de los valores de nuestra cultura-identidad, siendo los futuros “quintacolumnistas” que enfrentarán —dentro de las mismas coaliciones— a “las águilas”, logrando trabar la gobernabilidad. Ya los hemos sufrido.

El caso más notorio ha sido el de Ricardito Alfonsín, cuando en oportunidad del ataque al Congreso —con una “pedrada” histórica— blanqueó su verdadero pensamiento y dijo, desde una banca de Cambiemos: “Yo estoy más cerca de Moyano que de Macri” y es hoy Embajador de “Ella” en Madrid. Muchos de sus correligionarios siguen simulando su adhesión a una coalición que no es la suya. Los socialdemócratas son naturales socios gramscianos de los estalinistas, interrelacionando así a la III y IV Internacionales[10] [11]. Debieran de adscribirse a la otra coalición, a la que propuso —-a través de Chávez en el 2009— la creación de la V Internacional, y fracasaron.

Los segundos —“los ortodoxos”— han entendido que los fanáticos kk son castro-comunistas irreductibles, enmascarados como “demócratas” o “peronistas” que, cuando alcanzan el poder ya no lo abandonan, como abiertamente lo están demostrando Maduro en Venezuela o bien Ortega en Nicaragua. Entre nosotros ocurre algo homólogo.

Necesariamente los kk deben ensayar —cuanto antes— el salto de garrocha a la órbita asiática china y/o rusa, para sobrevivir a las gravísimas crisis provocadas por sus ineptitudes y por sus altísimos niveles de corrupción generalizada que les exige retener la impunidad.

Para “los moderados” los kk —de la 4ta Etapa— son meros “adversarios” con los cuales entienden que lograrían la unidad nacional, eliminando la “grieta” que aquellos han creado y que refuerzan día a día. Por ignorancia, estulticia o una oculta simpatía entre “progres”, son “compañeros de ruta” al momento de tomar decisiones y —sigilosamente— ya están presentes en el FSP, fundado por estalinistas.

Las “águilas” —-contrariamente— son conscientes de que están frente a un “enemigo” que aspira lograr “una dictadura moderna de partido único”, que simula mintiendo y que “marea a los giles sin grupo”, como ha ocurrido en Cuba y más recientemente en Venezuela. La mayoría de ellos conformarán las columnas de migrantes —en un posible futuro no lejano— como lo hemos visto en los millones de cubanos y venezolanos que huyeron de lo que contribuyeron a crear, lanzándose al mar o caminando centenares de Kms. en busca de la Libertad perdida.

El rechazo de los millones de vacunas Pfizer —que nos trajo miles de muertos por Covid 19 durante cuarentenas interminables— por el solo hecho de que venían desde EE.UU., el retiro del Grupo de Lima, los votos favorables a las dictaduras en los Organismos Internacionales y una declaratoria pública de adulación a los regímenes dictatoriales del Lejano Oriente —aunque tardíamente— han traído la posibilidad de empezar a decir la verdad a un periodismo temeroso, ante lo “políticamente incorrecto”. La olla está destapada y se terminó el engaño, la simulación y la falacia.

Si el electorado mayoritario no despierta en tiempo, nuevamente podemos llevar al poder a una coalición electoral que se auto inhibe para gobernar. Tropezaríamos otra vez con la misma piedra y los “famosos cambios estructurales” que nos sacarían de la ciénaga no llegarían, aumentando la desesperanza social y la desconfianza en el sistema político republicano. Prepararíamos —en ese caso— nuevamente el terreno para darle continuidad al proceso revolucionario sin plazos que es conducido desde 1959 por el PC de La Habana.

Los kk han tomado “todas” las medidas posibles para asegurar la retención del poder —a pesar del desastre de la administración de “Tartufo”— desde el nombramiento de los Jueces Electorales, el control del Correo Argentino o la compra de una masa de fiscales “muy jóvenes”.

Mientras tanto la oposición se entretiene y divide con la anécdota diaria del desorden de la “Argentina Presidencia” que seguramente seguirá —hasta las elecciones— creando señuelos cada vez más coloridos para los que miran solo lo superficial y tragan alegremente el anzuelo que les ofrece el resentimiento y el odio social.

POR ESO TE DIGO —MUÑECA BRAVA— LO QUE SIENTO Y PIENSO CON UN VERSO BIEN ANTIGUO Y BIEN PORTEÑO:

“Te llaman todos Muñeca Brava*,

Porque a los giles mareás sin grupo,

Pa’ mi sos siempre la que no supo

guardar un cacho de amor y juventud”.

Tango – Cadícamo – 1929

* Muñeca Brava: argentinismo – “mozuela frívola y presumida”.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez.

Se ha desempeñado como Profesor Titular de Polemología, Estrategia Contemporánea y Geopolítica, en Institutos Militares Superiores y en Universidades Públicas y Privadas. Ha sido conferencista invitado en el país y en el exterior. Ha publicado numerosos artículos sobre su especialidad y cinco libros acerca de la evolución de la situación internacional en la posguerra fría. Actualmente se desempeña como: Presidente del “Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires” (IEEBA), Presidente de la “Academia Argentina de Asuntos Internacionales” (AAAI) y Director del “Instituto de Polemología y Estrategia Contemporánea” (IPEC), de la Universidad Católica de la Plata (UCALP). Es miembro activo de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y miembro Honorario del Instituto de Teoría del Estado.

 Referencias

[1] H. J. Auel. “La amenaza híbrida en la Quinta Campaña”. Julio de 2020, www.ieeba.org

[2] P. A. Anzaldi. ““Diez Tesis sobre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner”.  Diciembre de 2007, www.ieeba.org

[3] R. Aron. “Sobre Clausewitz”. Buenos Aires: Nueva Visión, 2000.

[4] P. A. Anzaldi. Op. cit.

[5] FSP: Foro de San Pablo: “es una organización político-estratégica creado en 1991 por Fidel y Lula para la conducción revolucionaria continental. Lo componen estalinistas y socialdemócratas -129 partidos y grupos políticos de izquierda, centroizquierda y extrema izquierda iberoamericanos, desde reformistas hasta colectividades políticas de izquierda revolucionaria”. Actualmente Jorge Taiana es el representante en el Foro del Pte y la Vice-Pte argentinos, titulares en el directorio.

[6] GP: Grupo de Puebla:es un foro político y académico integrado por representantes de la izquierda política iberoamericana. Fundado el 12 Jul 19 en la ciudad mexicana de Puebla, su objetivo principal es el apoyo al FSP. Está compuesto por presidentes, expresidentes, referentes políticos y sociales dentro del movimiento socialista y por académicos de doce países iberoamericanos y España”.

[7] Quinta Columna: es una expresión utilizada para designar -en una situación de confrontación bélica- a un sector de la población que mantiene ciertas lealtades (reales o percibidas) hacia el bando enemigo, debido a motivos religiosos, económicos, ideológicos o étnicos”. En particular los socialdemócratas -gramscianos, encubiertos con falsas etiquetas-.

[8] Homólogo: Aquello que no es igual, pero es similar a otra cosa, de tal manera que sugiere un origen común o equivalente”.

[9] H. J. Auel. “Un Análisis Sociológico-Político de la Crisis-Decadencia Argentina”. Jul 20. www.ieeba.org

[10] La Internacional Comunista —también conocida como la III Internacional— fue una organización comunista internacional fundada en Moscú en Marzo de 1919 por iniciativa de Lenin. Agrupaba a los partidos comunistas y su objetivo fue luchar por “la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la completa abolición de las clases sociales y la realización del socialismo, como primer paso a la sociedad comunista”.

[11] La IV Internacional se consideraba heredera de todas las internacionales obreras, pero su modelo organizativo y programa político se basó en los cuatro primeros congresos de la III Internacional. Quedó debilitada tras el asesinato de Trotski en 1940 y fue disuelta tras una serie de escisiones entre 1953 y 1963. Desde entonces múltiples organizaciones se consideran herederas de la IV Internacional, entre ellas la socialdemocracia.

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LAS CLAVES DE NUESTRA EVENTUAL RECUPERACIÓN. LO QUE DEBE CONTINUAR Y LO QUE DEBE CAMBIAR.

Grl Heriberto Justo Auel*

Imagen de David Peterson en Pixabay

“O sois lo que debéis ser, o no seréis nada”.

“Para los hombres de coraje se han hecho las grandes empresas”.

Brig Grl José Francisco de San Martín (1778-1850)

 

Las “causas” y los “efectos”.

El “materialismo dialéctico”, ampliamente difundido por los intelectuales marxistas leninistas —desde las universidades y la prensa a lo largo de décadas—, ha logrado que en nuestro tiempo de fuertes crisis generalizadas —con altos índices de pobreza e indigencia— la búsqueda de una solución al drama esté en manos de economistas. Sin embargo, ninguna solución se alcanzará atacando a las consecuencias y no a las causas de este fenómeno sociopolítico ya centenario.

A dicha grave “confusión” —desconcierto, turbación, perplejidad o desasosiego— se ha sumado —como obstáculo para iniciar la recuperación de la Nación Argentina— la existencia en el sistema social —y en particular en la dirigencia política— lo que se ha dado en llamar “el actor moderado”, entendiendo por tal a un “pacifista componedor tolerante” que teme enfrentar los conflictos derivados de la creciente situación revolucionaria que envuelve a Iberoamérica, simulando ignorarla. Los hemos sufrido como “transversales”. Son los “NI”. “Ni chicha ni limonada”.

En el presente, cuando se hace imprescindible reunir fuerzas de los pares para enfrentar a una minoría electoral “revolucionaria”, los “NI” rechazan los liderazgos y llaman a la “unidad de todos”, entendiendo que “el enemigo” aceptará acordar. Esperar que el dogmatismo fundamentalista del “revolucionario” modifique una sola coma de su propuesta, indica un nivel de ingenuidad superior o una hipocresía impuesta por la cobardía del “transculturizado”. ¿No es suficiente —para estas dulces “palomas”— lo que ocurre en Chile o en Colombia o aquí mismo…?

Decíamos hace veinte años[1]:

“Tenemos una cultura/ética heredada que nos identifica. Allí reside la soberanía de la Nación. Es lo que hemos recibido de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestra Patria… Una ética, un conjunto de valores, principios y creencias que es lo que señala Sartori con todo acierto. Es nuestra identidad. Es una personalidad nacional que, frente al “otro” o “los otros”, en un medio internacional interdependiente y globalizado, nos diferencia…, nos permite saber quiénes somos y qué somos y, a partir de allí qué queremos, adonde vamos, cuál es nuestro destino, cuál es el escenario común del conjunto social de pertenencia que transforma a la sociedad en comunidad de ideales y de intereses. He allí la unidad nacional… hoy ausente.

Aquella cultura original, sanmartiniana, era expansiva, generosa, fuerte. Pedía DEBERES, no derechos. Salía a dar, no a pedir. Y no a dar dinero. A dar libertad, a dar independencia, a dar la posibilidad de ser libres e independientes aun al costo de nuestra sangre, cuando aún no teníamos ni Estado ni riquezas. Teníamos por cierto la seguridad de los que éramos y.… lo teníamos a San Martín.

Con el tiempo hemos trasegado a una cultura contractiva, egoísta, débil. De una actitud centrifuga ingresamos progresivamente a una centrípeta: a pedir y no a dar. Figuras menores pretenden cambiar nuestra identidad, nuestra ética; lo que no podemos ni debemos cambiar: la cultura y, cobardemente rechazan nuestro decidido ingreso a la civilización del conocimiento que nos obliga a cambiar lo instrumental, para ingresar al mundo con competitividad y a ¨ser¨, en nuestro tiempo globalizado.”  

 

“O sois lo que debéis ser, o no seréis nada”.

 

La “confusión” y la “cobardía”.

Cuando los dirigentes de un país ingresan en “confusión conceptual”, la sociedad ingresa a una grave “decadencia”. Pierde el rumbo de su destino. Desde nuestro punto de vista ¿cuál ha sido la confusión de nuestra dirigencia? ¿Cuándo “se jodió” la Joven Argentina? Nuevamente reiteraremos aquí, lo que decíamos en el año 2002:

“Nuestra cultura y su correspondiente ética política tiene un sostén, que es la religión. Nuestra religión ha resuelto el problema de las relaciones sociales y políticas. Al hombre que va al templo se le dice: “cuando salgas del templo, compórtate en función de estos valores y de estos principios” y ello otorga un buen margen de convivencia de la diversidad, en libertad. Por supuesto que también hay muchos confundidos, que creen que los valores y principios son las modas y, consecuentemente, los cambian o relativizan como si fuesen sombreros. Estos equívocos se pagan muy caros. 

Si en una cultura y en su respectiva ética está la identidad, un cambio en los valores significa una pérdida de soberanía. En las últimas décadas la relativización de nuestros valores, principios, tradiciones y arraigo en la confusión intelectual provocada por cierta modernidad o moda trajo el malentendido entre “la continuidad y el cambio”, que están postergando nuestra capacidad de recuperación.

Lo que debe continuar es la cultura y lo que debe cambiar es la dinámica civilización.

Vivimos una etapa de altísima dinámica de mutación civilizatoria y debemos impulsar a nuestra gente para que ingrese a ese cambio, para ingresar cuanto antes a la etapa “de la civilización del conocimiento”. No hemos podido desarrollar integralmente “la etapa de la civilización industrial”. Hoy, cuando el mundo desarrollado transita la etapa posindustrial, debemos recuperar el tiempo de las décadas perdidas.

Pero, para ello hay una condición inexorable: recuperar lo que no debe cambiar, nuestra identidad cultural”.

Una dirigencia —en crisis— que no ha planteado los objetivos políticos de largo plazo de la Nación Argentina, no tiene nada que defender. Tiene miedo. Quienes tienen qué defender, tienen coraje y éste vence al miedo. Así lo hicieron en el nacimiento de la Patria nuestros dirigentes “cultos y corajudos”. Así lo expresábamos en el 2002 motivados por el escandalosos drama del 2001[2]:

“La Argentina originaria fue la de los “Bravos Granaderos” o la de “Los Infernales de Güemes” que lucharon para dar libertad e independencia sin pedir nada a cambio. ¿Qué es lo que ha cambiado? ¿Dónde están hoy los “tauras” y “malevos” del viejo Buenos Aires?

¿Qué es lo que ha cambiado en aquella Argentina inicial, sin Estado —es decir sin instituciones—, sin economía, con una población dispersa en islotes distanciados, pero fuerte en su identidad cultural, en su ánimo generoso y valiente, en su perfil tradicional hispano-criollo y católico…

Hemos llegado a esta Argentina que no sabe adónde va, que no conoce su destino porque no sabe quién es, con líderes que temen al conflicto y lo niegan en las plazas públicas, al punto de que un reciente Presidente de la República expresó que no teníamos “hipótesis” de conflicto, con lo cual daba por muerta a la Nación Argentina. Solo los muertos no tienen conflictos y nosotros hoy, no solo somatizamos la crisis del año pasado, sino dos posguerras que debieran ser el motor para nuestro renacimiento. Pero estas guerras son negadas u omitidas… Eso es cobardía.

Algo nos ha ocurrido. Algo que no se ve con los ojos del cuerpo, pero que tenemos que percibir, abarcar, comprender… para superar el problema. Debemos atacar a la crisis-decadencia en su raíz, en su origen… en su profundidad y no en sus consecuencias superficiales.

Vivimos los efectos de una crisis prolongada, de una crisis-decadencia cultural-política y de sus consecuencias: una aguda depresión socioeconómica. Indudablemente, son tiempos duros, durísimos. Tenemos miseria en un país naturalmente rico. Desocupados donde todo está por hacerse. Emigración en un país vacío. Hambre en “el granero del mundo”. En un país bendecido por Dios con todos los climas, con montañas, pampas, mares, bosques, con enormes ríos… y con gente hambrienta, durmiendo en las calles.

Un país con Premios Nobel y creador de tecnologías de punta no ha logrado integrar su industria, no se anima a competir…, pide y no da…, siempre culpa a otros de sus desgracias…, de sus propios y gruesos errores inspirados en teorías conspirativas o muertas.

¿Qué nos pasó? Hablamos todo el día de dinero, de desarrollo económico. Nadie habla de desarrollo político, nadie habla de nuestra cultura extraviada. Le dedicamos toda la tinta de los diarios y todos los minutos de la televisión al problema financiero y fiscal y no se aborda el origen de nuestros problemas, sino de sus consecuencias y… reitero, si no corregimos la causa de la crisis, no salimos de la crisis.

La crisis permanente —irresuelta— continuará agravándose constantemente, llevándonos a la disgregación violenta de una sociedad corrompida. Si seguimos mirándonos el ombligo, sin asimilar la triste experiencia que hemos acumulado a través los graves errores cometidos, que no asumimos, difícilmente llegaremos a entender que no hemos “APRENDIDO A APRENDER”, como lo dice la sabiduría china.

¿Qué nos pasó?… De la cultura fuerte, expansiva, generosa, segura de sí misma de aquel tiempo fundacional, de aquellos varones culturalmente Españoles-Habsburgos como quien preside esta sala, el General don José Francisco de San Martín y Matorras, pasamos progresivamente a la cultura débil, contractiva, egoísta y pedigüeña. Pasamos desde la actitud centrífuga a la centrípeta. De pedir deberes a exigir derechos.

Sentada sobre una economía natural intacta, sobre su inmensa riqueza…. vestida con los jirones de sus harapos la Argentina, en las puertas del siglo XXI pide limosna… ¡Y le pide limosna a quien en el mismo día, le niega el voto-sanción a Cuba por los derechos humanos!”

De aquel inaugural y audaz País Tucumanés surgieron patricios-estadistas que hoy necesitamos de regreso:

Juan Bautista Alberdi: el pensador que nos legó la Constitución que interpretaba la síntesis histórica que dictaba la conciencia colectiva de la naciente Argentina. Puso los cimientos de una nueva Nación.

Nicolás Avellaneda: que consolidó a nuestra identidad sincrética a través de la Educación —la formación espiritual equilibrada del nuevo ciudadano— desde el Hogar y la Escuela.

Julio Argentino Roca: que pacificó a la Argentina, activó a las nuevas Instituciones Constitucionales y abrió las compuertas a la civilización, rescatando los elementos positivos de quienes le precedieron en la presidencia. En su segundo mandato triunfó ante el anarco-comunismo que había ingresado a fines del siglo XIX con una Gran Estrategia y nos puso en el umbral de la industrialización, que no supimos integrar. No en vano su figura es el enemigo del progre-revolucionario de nuestros días.

“Para los hombres de coraje se han hecho las grandes empresas”.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez.

Se ha desempeñado como Profesor Titular de Polemología, Estrategia Contemporánea y Geopolítica, en Institutos Militares Superiores y en Universidades Públicas y Privadas. Ha sido conferencista invitado en el país y en el exterior. Ha publicado numerosos artículos sobre su especialidad y cinco libros acerca de la evolución de la situación internacional en la posguerra fría. Actualmente se desempeña como: Presidente del “Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires” (IEEBA), Presidente de la “Academia Argentina de Asuntos Internacionales” (AAAI) y Director del “Instituto de Polemología y Estrategia Contemporánea” (IPEC), de la Universidad Católica de la Plata (UCALP). Es miembro activo de la Asociación Argentina de Derecho Internacional y miembro Honorario del Instituto de Teoría del Estado. 

 

Notas

[1] H. J. Auel. “La Seguridad Estratégica de la Región en el Nuevo Escenario Internacional”. IEEBA, Enero de 2002, www.ieeba.org

[2] H. j. Auel. “En las vísperas de una Segunda Argentina”. IEEBA, 17/04/2002, www.ieeba.org

 

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TÚNEZ ENTRE EL ISLAMISMO Y LA ‘VARIANTE DELTA’. LA PANDEMIA, LA CRISIS ECONÓMICA Y LAS PRESIONES ISLAMISTAS OBLIGAN AL PRESIDENTE A DAR UN GIRO AUTORITARIO.

Giancarlo Elia Valori*

Kaïs Saied, Presidente de Túnez [Imagen de la Presidencia de Túnez/Anadolu Agency]

El domingo 25 de julio, en un día dedicado a celebrar la independencia del país, en una medida que sorprendió tanto a observadores como a diplomáticos, el presidente tunecino Kaïs Saied relevó de sus funciones al primer ministro Hichem Mechichi, que llevaba en el cargo desde septiembre de 2020. Suspendió los trabajos del Parlamento y destituyó a los Ministros de Interior y de Defensa.

Mechichi, así como el presidente del Parlamento, Rachid Gannouchi, son miembros del partido islamista Ennhada que, con el 25% de los votos, tiene la mayoría de los escaños parlamentarios y desde 2011, cuando volvió a la legalidad, se ha convertido en una poderosa fuerza política que ha intentado —sin recurrir a la violencia— dar al Túnez secular un giro progresivo hacia el islamismo más militante.

Como es bien sabido, Túnez fue el primer país musulmán en ser atravesado por el viento tormentoso de las “primaveras árabes” cuando, en diciembre de 2010, un joven vendedor ambulante de frutas y verduras, Mohamed Bouazizi, se prendió fuego en una plaza en el centro de Túnez para protestar contra la corrupción del gobierno del presidente Ben Ali, en el poder durante 23 años.

Las manifestaciones que siguieron a la muerte del joven vendedor ambulante llevaron a derrocar al presidente Ben Ali en enero de 2011, quien se vio obligado a exiliarse en Arabia Saudí con toda su familia, así como a la caída del gobierno de Mohamed Gannouchi y, en octubre del mismo año, a nuevas elecciones que vieron el éxito del partido religioso, Ennhada, que había sido prohibido por Ben Ali. Esto desencadenó una serie de innovaciones políticas que llevaron —en enero de 2014— a la aprobación de una nueva Constitución que, a pesar de la fuerte presión parlamentaria de los islamistas más radicales, puede considerarse una de las más progresistas de todo el norte de África.

En los cinco años siguientes, Túnez —en medio de vaivenes políticos y económicos— mantuvo un grado de estabilidad interna que le permitió amortiguar las presiones islamistas que, en otros países de la región, habían convertido los llamados “manantiales” en pesadillas marcadas por disturbios y sangrientos conflictos civiles.

Ennhada se integró gradualmente en una especie de “arco constitucional”, a pesar de las protestas de sus militantes más radicales, y su líder más carismático, Rachid Gannouchi, incluso fue nombrado Presidente del Parlamento de Túnez.

En los últimos años, sin embargo, el país se ha visto afectado por el problema de la corrupción de toda su clase dirigente, incluidos los islamistas. Es en una plataforma programática para combatir este fenómeno de manera decidida e implacable que, en octubre de 2019, un eminente profesor de Derecho, Kaïs Saied, fue elegido Presidente de la República.

En agosto de 2020, el presidente Saied nombró a Mechhichi, un moderado que ya había sido su asesor político, para formar un gobierno tecnocrático, “libre de la influencia de los partidos”.

La situación ha sido testigo del establecimiento de lo que los medios de comunicación tunecinos llaman el “gobierno de los tres Presidentes”, a saber, Saied (Presidente de la República), Mechichi (Presidente del Consejo) y Gannouchi que, como Presidente del Parlamento, intenta hacer que cuente la presencia mayoritaria de los islamistas ennhada en el poder legislativo.

Los equilibrios son frágiles y se hacen aún más precarios por las fuertes consecuencias sociales y económicas del impacto de la pandemia de Covid-19 en el país.

Desde principios de este año, Túnez se encuentra en un estado de crisis sigilosa: la incertidumbre política causada por la búsqueda perenne de una difícil situación política y gubernamental se ha visto agravada por las tensiones ideológicas y personales entre los “tres Presidentes”, cuyas posiciones sobre los instrumentos con los que hacer frente a la pandemia y la crisis económica se han ido agravando hasta el punto de producir una situación de parálisis política y legislativa completamente insostenible.

En las últimas semanas, la “variante Delta” de la pandemia ha provocado un repunte de contagios, causando más daños no solo a la población y al sistema sanitario, sino también y sobre todo a la economía de un país que está viendo desaparecer por segundo año consecutivo la posibilidad de impulsar su producto interior bruto con el turismo. Durante décadas, el turismo ha sido una fuente insustituible de sustento y enriquecimiento para amplios sectores de la población. La crisis pandémica ha actuado como multiplicador de la crisis económica, con la pérdida progresiva y aparentemente imparable del valor del dinar y la disparidad cada vez más aguda entre los cada vez más pobres y los cada vez más ricos.

El enfoque del gobierno ante la pandemia ha sido poco menos que desastroso. Mientras que la Organización Mundial de la Salud declaró a Túnez “el país más infectado de África”, el gobierno vio el cambio de cinco ministros de Salud en sucesión, cada uno de los cuales propuso medidas de emergencia confusas y descoordinadas (confinamiento, toque de queda), que fueron completamente ineficaces para contener la propagación del virus y los altos niveles de mortalidad.

Las reglas de confinamiento, a menudo improvisadas y contradictorias, han exasperado a la población, que ha tomado partido por las dos partes del frente político: por un lado, los partidarios de Ennhada, que están convencidos de que la parte tecnocrática del gobierno es la culpable de la crisis sanitaria y económica; por otro lado, los laicos, que acusan a los islamistas de ser la causa de todo y de jugar al juego de “tanto peor, tanto mejor” para desestabilizar permanentemente las instituciones y convertir a Túnez en un Estado Islámico.

La propia Ennhada no ha quedado indemne de disputas y divisiones internas, entre los “insensorados” que quieren que el partido vuelva a sus orígenes militantes y los que prefieren “permanecer en el poder y gobernar” que —como está ocurriendo actualmente en Italia— prefieren buscar la estabilidad en la situación y mantener sus posiciones de poder.

En mayo pasado, Abdellhamid Jelassi, jefe del “Consejo de Doctrina” de Ennhada, dimitió acusando al líder del partido y presidente de la Cámara de Diputados, Gannouchi, de retrasar la fecha del Congreso para evitar su defenestración y el nombramiento de un sucesor más cercano a las ideas originales del movimiento y a los principios más radicales de la doctrina islámica que, según los miembros ortodoxos, han sido traicionados por “los que quieren gobernar” en aras del poder.

Fue en esa situación de crisis económica, política y social que, invocando el artículo 80 de la Constitución de 2014, el presidente Saied destituyó al primer ministro junto con otros miembros del gabinete y suspendió los trabajos del Parlamento durante treinta días.

Muchas personas dentro del país y en el extranjero, empezando por la Turquía de Erdogan, gritaron el golpe de Estado.

En Ankara, el portavoz del AKP, el partido del presidente Erdogan, definió las acciones del presidente Saied como “ilegítimas” y amenazó con sanciones contra quienes “inflijan este mal a nuestros hermanos y hermanas en Túnez”, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores turco se limitó con más cautela a expresar su “profunda preocupación” por la suspensión de las actividades parlamentarias.

Es significativo, sin embargo que, en el frente nacional, después de las primeras protestas callejeras de islamistas y simpatizantes de Ennhada, que fueron inmediatamente reprimidas duramente por la policía, y después del cierre de las oficinas de la emisora qatarí Al Jazeera, que siempre ha fomentado las demandas islamistas, así como la destitución de la alta dirección de la televisión estatal, la “multitud” en las calles estaba dominada por manifestantes que veían con buenos ojos la iniciativa del Presidente que, en su opinión, ponía fin a las actividades de esa parte del gobierno nacional que se mostró totalmente incapaz de hacer frente a la emergencia pandémica y sus consecuencias sociales y económicas negativas.

Según quienes afirman que lo ocurrido el 25 de julio no fue un golpe de Estado, el presidente Saied no disolvió el gobierno tunecino: se limitó a destituir a ministros incapaces y dejar en su lugar a los del ala “tecnocrática”, con la esperanza de producir un giro de gobierno a la espera de que el Parlamento reabra a finales de agosto.

La situación está cambiando, pero parece que se está avanzando hacia la estabilización, que se acelerará si los países mediterráneos y la Unión Europea se mueven rápidamente para ayudar a Túnez a salir del estancamiento de la pandemia de y la crisis económica.

Ayudar a las autoridades tunecinas de forma pragmática a resolver la crisis política también redunda en interés de todos los países ribereños del Mediterráneo, empezando por Italia, no solo por razones de buena vecindad política, sino también para evitar que un posible caos tunecino desencadene un nuevo e incontrolado impulso migratorio. Esto es lo que está ocurriendo actualmente en Afganistán, donde, tras la “rendición incondicional” de los Estados Unidos y los aliados de la OTAN, los talibanes están regresando, con la primera consecuencia de un éxodo masivo de afganos a Turquía a través de Irán.

Según el ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, miles de refugiados de Afganistán se están desplazando hacia Turquía a un ritmo de entre 1.000 y 2.000 personas al día: un fenómeno que pronto podría afectar también a Italia.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

Nota aclaratoria: el artículo fue escrito en julio de 2021. 

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