Marcelo Javier de los Reyes*
Nuestra conversación, en resumidas cuentas, ha girado de forma específica en torno a la modalidad moderna liquida del mal: una modalidad posiblemente más amenazadora y traicionera que otras manifestaciones históricas del mal, porque hoy este se nos presenta fracturado, pulverizado, desarticulado y disperso, en marcado contraste con su versión inmediatamente anterior, cuando pugnaba por estar concentrado y condensado al máximo, además de administrado por un poder central. Todo ello conlleva que el actual mal licuado quede oculto a simple vista y no se detecte (ni se lo reconozca tal como es, ni se vislumbre lo que se presagia). El mal líquido tiene la asombrosa capacidad de adoptar disfraces muy eficaces y de “reclutar” toda clase de inquietudes y deseos humanos (demasiado humanos) para ponerlos a su servicio valiéndose de pretextos tan falsos como exageradamente difíciles de desacreditar y falsar. Para colmo, no pocos de esos reclutas se presentan voluntarios para la acción, seducidos por la llamada.
Zigmunt Bauman y Leonidas Donskis[1]
En torno del poder
Lejos estoy de considerarme de izquierda pero hay veces que considero que quienes nos sentimos más cercanos a un pensamiento de derecha tenemos ciertas coincidencias con algunos pensadores del polo opuesto.
Cuando me encontraba preparando mis clases para mis alumnos de inteligencia de la universidad se me ocurrió buscar algunos videos en los que pudiera mostrar en imágenes a relevantes intelectuales que nos hablaran acerca de la incertidumbre del mundo actual. De ese modo encontré varios de interés, como una entrevista a Zigmunt Bauman explicando su concepto sobre la “modernidad líquida” o, por nombrar otro ejemplo, uno de la socióloga francesa Monique Pinçon-Charlot, quien nos aproxima a cómo es el poder en la actualidad. Como ya me he referido en otros escritos y en mi tesis doctoral a Bauman, esta vez consideraré a la segunda.
No me cansaré de reiterar que en inteligencia debe tenerse siempre muy presente a los actores y al poder, sobre todo al “poder fáctico”[2], al “Estado Profundo”, al deep state en inglés, o derin devlet en turco. Es por demás relevante tener presente el origen de este concepto en Turquía porque se remonta a un accidente automovilístico ocurrido en 1996, en el que un auto Mercedes negro se estrelló contra un camión en la localidad de Susurluk —pequeña localidad en la provincia de Balıkesir, al noroeste del país—, en el que murieron un ex jefe de policía de Estambul, Hüseyn Kocadag, y el líder de la organización de extrema derecha “Lobos Grises”, Abdulá Çatlı, quien también sería un agente secreto de la contraguerrilla del gobierno turco que habría ejecutado a miembros del “Partido de los Trabajadores del Kurdistán” (Partiya Karkerên Kurdistan, PKK) y del “Ejército Secreto de Armenia para la Liberación de Armenia” (Հայաստանի ազատագրության հայ գաղտնի բանակ). Çatlı, quien también estaba vinculado al tráfico de drogas, figuraba con alerta roja en Interpol y viajaba con pasaporte diplomático. En el accidente también murió la novia de Çatlı, Gonca Us, y el único que resultó herido fue Sedat Bucak, diputado de origen kurdo a cargo del grupo paramilitar “Guardia Rural”. Lo que se denominó el “escándalo de Susurluk” puso en evidencia la estrecha relación entre el gobierno turco, las fuerzas armadas y los grupos del crimen organizado.
El accidente de Susurluk
A propósito de esta aclaración y para cerrar esta digresión, vale recordar el atentado que tuvo lugar el miércoles 13 de mayo de 1981, perpetrado en plena Plaza de San Pedro contra el Papa Juan Pablo II por el ciudadano turco Ali Agca, ataque al que siempre las fuentes occidentales adjudicaron a “una conexión búlgara”, vinculada a los comunistas en plena Guerra Fría, la que no parecería explicar la pertenencia de Ali Agca al grupo de ultraderecha turco “Lobos Grises”, por ese entonces quizás financiado por la CIA. Como escribió el escritor argentino Tomás Eloy Martínez (1934-2010) en su libro El Purgatorio, “nada es nunca como se espera, nada es tan siquiera lo que parece que es”[3].
Una visión de izquierda sobre el poder global
Con respecto a Monique Pinçon-Charlot, autora de libros como La violence des riches —publicado en 2014—, o Les prédateurs au pouvoir : Main basse sur notre avenir —escrito con su esposo Michel Pinçon y publicado en 2017— y ex directora del Centre national de la recherche scientifique (CNRS), en una entrevista en la que se refirió al despido de trabajadores de Air France[4], expresa que “hay una guerra de clases de los ricos contra los pobres”, en la que se enfrentan los defensores de la burguesía, “los militantes del sistema neoliberal” y los trabajadores que “quieren defender también sus intereses y su derecho a simplemente vivir normalmente en esta tierra en la que están de pasada, como todos nosotros”.
Monique Pinçon-Charlot
Según Monique Pinçon-Charlot, existe una guerra entre “los más ricos y los más poderosos que se adaptan perfectamente a las nuevas tecnologías que se desarrollan en la sociedad —y de las cuales se apropian— y los trabajadores, las clases medias y las clases populares”, que son dejadas de lado. Cita una frase del Papa Francisco a la que considera “preciosa” y en la que expresó que “los obreros han pasado de un estatus de explotados al de desechos”. En su último libro manifiesta que los más ricos roban los recursos del Estado francés —decenas de billones de euros— y que si pagasen los impuestos acordes a sus respectivas fortunas no habría semejantes agujeros en la seguridad social, ni déficit, ni deuda pública.
En esa entrevista expresó que en el mundo hay 85 personas que concentran tantos recursos como la mitad del planeta y que al año siguiente sólo serían 60, lo que nos lleva “hacia una especie de infierno terrible para las clases populares”. Afirma que la burocracia, la tecnocracia en Europa, “es una forma de matar la democracia”. En síntesis, la intelectual afirma que se “pone una cortina de humo que impide la comunicación entre los ciudadanos y los oligarcas que hoy ocupan todas las instituciones, como el FMI, que no son instituciones elegidas democráticamente”, sino “instituciones creadas por los oligarcas para defender sus intereses a escala mundial”.
En otra entrevista concedida a France 24, denunció que “la evasión de impuestos es un arma para esclavizar a la gente”[5].
A su juicio estamos ante un neoliberalismo globalizado en el que los poderosos ocupan todas las cumbres de todos los Estados, de todos los poderes, para lo cual utilizan todo tipo de armas, económicas e ideológicas, recurriendo a la manipulación y a la corrupción del lenguaje y del pensamiento.
En este sentido, debe destacarse que son los propios ricos o sus empleados quienes acceden al poder, por lo que los políticos están siendo reemplazados por los “gerentes” o los empresarios. Si se toma el caso de Nicolas Sarkozy, Monique Pinçon-Charlot y su esposo Michel lo vinculan con la oligarquía y respecto del actual presidente Emmanuel Macron, destacan el asombroso ascenso de quien fuera banquero de Rothschild, un elemento más que pone en evidencia el control de las élites económicas sobre la esfera política, así como el incremento de las desigualdades. Ya el entonces presidente Georges Pompidou había sido gerente de la banca Rothschild. A juicio de Monique Pinçon-Charlot, Macron representa la desaparición de la división entre lo público y lo privado.
La crítica a Macron y a su política globalista desde la derecha
Como he dicho ut supra, izquierda y derecha pueden coincidir. En la “Lettre” del Rassemblement National del 8 de febrero, la agrupación de Marine Le Pen ha expresado:
Con la obstinación de un niño caprichoso, Emmanuel Macron intenta, por sí solo, persuadir al mundo entero de que “su mundo”, el del ultra-liberalismo, la globalización salvaje que actúa contra y contra los pueblos, sigue siendo relevante. La ceguera del presidente de la República aísla cada vez más a Francia.
Recordando esta semana, el embajador francés en Italia, el gobierno y Emmanuel Macron hunden a nuestro país en un conflicto injustificado, irresponsable y peligroso. Como si no fuera suficiente insultar a los líderes de los países europeos de “lepra nacionalista” o “cínicos”, Emmanuel Macron opta por el desprecio de los líderes que se oponen a su política globalista y la opción de la sumisión para aquellos que lo alientan.
Sí, Emmanuel Macron desprecia a Matteo Salvini porque se niega a recibir inmigrantes ilegales en Italia. Sí, Emmanuel Macron somete a Francia a Alemania a veces entregando una gran parte de nuestra soberanía diplomática al gobierno de Angela Merkel y, a veces, a la Comisión Europea de Juncker al permitirle firmar tratados sobre tratados sin tener en cuenta la opinión de los franceses.[6]
Por su parte, Jordan Bardella, del partido de Le Pen y cabeza de lista para las elecciones europeas de 2019, expresó: “Estamos por la cooperación en una Europa de naciones. ¡Pero cooperar no es dar todo y sólo en una dirección!”
Por otro lado, Le Pen respalda a los gilets jaunes, los “chalecos amarillos”, y acusa a Macron de ser responsable de esa crisis. Del mismo modo, afirma que Francia está viviendo “un proceso casi revolucionario” y que en la actitud de Macron se percibe una situación “de fin de reino”[7].
Puede observarse que tanto desde la izquierda como desde la derecha se ataca la política globalista de Macron, su insensibilidad por las cuestiones sociales y su falta de nacionalismo que lleva a ceder la soberanía de Francia a organismos supranacionales o, incluso, a otros gobiernos como el de Alemania.
Ahora bien, si se habla de una “política globalista” de Macron significa que existen coincidencias con otros gobernantes que también resignan las soberanías nacionales de sus países en función de un poder global.
Millonarios y “gerentes globalistas” al poder
Macron no es la excepción. En otros casos los millonarios llegaron directamente al poder. En Estados Unidos también un empresario llegó al poder: Donald Trump. Impulsado desde el interior profundo de su país, Trump es un millonario que se ha hecho a sí mismo y que ha sabido hacer uso de un discurso populista para captar adeptos. Foco de severas críticas y de serias dudas acerca de “algún tipo de colaboración electoral” por parte de Rusia y de Vladimir Putin.
Si se observa el incremento de los fondos donados durante las campañas en Estados Unidos, que superan a las precedentes, se aprecia la participación de un reducido grupo de millonarios que financia la mayor parte de la campaña. Así, en 2018, una pequeña élite del 0,42% de los más ricos estadounidenses fue responsable de la financiación del 70% de la campaña[8]. Esto se habría visto favorecido a partir de las decisiones del Tribunal Supremo que ha facilitado a compañías, sindicatos y a los ultra ricos influir en las elecciones[9].
Otro caso de un empresario millonario que llegó al poder es el de Petró Oleksíyovych Poroshenko, quien desde junio de 2014 es el presidente de Ucrania. Se trata de uno de los hombres más ricos de su país, quien desde febrero de 2007 hasta marzo de 2012 estuvo al frente del Consejo de Banco Nacional de Ucrania. Su actividad empresarial gira en torno a las empresas de confitería y de chocolate, siendo este último rubro el que le ha aportado la mayor parte de su fortuna y que le ha valido el apodo de “Rey del Chocolate”. En la actualidad ha diversificado sus empresas, las que abarcan las industrias automotrices, los astilleros y los medios.
En el ámbito político fue un aportante a la campaña electoral de Viktor Yúshchenko en 2004, y tuvo su influencia a partir de la “Revolución Naranja”. Fuerte opositor a la influencia de Rusia en su país, Poroshenko forma parte de la oligarquía ucrania que pretende cortar todo lazo con Rusia y caer en los brazos de Occidente a como dé lugar. El presidente ucranio está acompañado por Vlodymir Groysman quien, como bien destaca el sitio Enlace Judío, es la primera vez que Ucrania tiene un primer ministro de religión judía[10]. El propio Poroshenko, cuyo verdadero apellido sería Waltzman o Valtsman —“la teoría más común es que su padre judío, Alexander Valtsman de Odessa, tomó el apellido de su esposa, Yevgenya Poroshenko, en 1956”[11]—, ha dado un último paso para distanciarse de Rusia, al impulsar la separación de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania del Patriarcado de Moscú[12]. En este sentido, también ha firmado un tratado de libre comercio con Israel en oportunidad de su visita a Jerusalén en enero de 2019[13]. Este acercamiento a Israel también implica un mensaje hacia Rusia, habida cuenta que las relaciones entre Rusia e Israel no pasan por su mejor momento y que el gobierno de Vladimir Putin es el mayor respaldo que tiene el gobierno sirio de Bashar Al Assad.
En nuestra región también empresarios ricos han llegado al poder. En los últimos años podemos mencionar el caso del actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien ocupó ese cargo entre 2010 y 2014 y quien se encuentra desempeñando su segundo mandato desde 2018. Piñera, quien obtuvo su título de ingeniero comercial en 1971 y cursó estudios de posgrado en el área económica en la Universidad de Harvard, en Boston, en 1973, es poseedor de una fortuna que se compone de grandes inversiones y de numerosas compañías comerciales que incluyen aerolíneas y supermercados, y hasta equipos de fútbol. En 1976 obtuvo su doctorado con la tesis titulada “Economía de la Educación en Países en Desarrollo. Una Colección de Ensayos”[14]. Entre 1974 y 1976, fue consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, casi paralelamente, entre 1975 y 1978, fue consultor del Banco Mundial.
En Perú, el economista y empresario Pedro Pablo Kuczynski Godard asumió la presidencia el 28 de julio de 2016 pero debió presentar su renuncia el 21 de marzo de 2018, la que fue aceptada por el Congreso. Su dimisión se debió a “la aparición de videos y grabaciones que implicaban a su abogado, un ministro y otros socios políticos en la supuesta compra de votos de congresistas de oposición a cambio de obras públicas”, aunque no admitió ninguna falta y rechazó “categóricamente” esas “afirmaciones nunca comprobadas”[15]. La educación de Kuczynski también se completó en el Rossall School, colegio independiente británico ubicado entre Cleveleys y Fleetwood, en Lancashire, Reino Unido, en el conservatorio de Suiza y en en el Royal College of Music. Estudió filosofía, economía y política en el Exeter College de la Universidad de Oxford, también en el Reino Unido, obteniendo su título en 1959. Posteriormente cursó una maestría en economía en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. En la década de 1960 trabajó en el Banco Mundial y en 1967 regresó al Perú, hacia fines del primer gobierno de Fernando Belaunde Terry, desempeñando sus actividades en el Banco Central de Reserva con tan sólo 29 años pero, en 1968, ya durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado, como funcionario del mencionado banco Central, fue acusado de vender dólares a la International Petroleum Company, que acababa de ser expropiada por el gobierno militar[16]. Sin embargo, su carrera como funcionario a la que se asociaron otras acusaciones por favorecer a empresas privadas no le impidieron llegar a la presidencia[17].
En la Argentina, en diciembre de 2015 asumió como presidente Mauricio Macri, hijo del conocido empresario Franco Macri, quien arribó a la Argentina en la década de 1950 y contrajo matrimonio con la terrateniente Alicia Blanco Villegas. Mauricio estudió en la Universidad Católica Argentina, en la que en 1984 se graduó como ingeniero civil. Trabajó en el Citibank y condujo empresas de su grupo familiar, como la automotriz Sevel. Fue presidente del Club Atlético Boca Junior entre 1995 y 2008 y también jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta asumir la presidencia, sucediendo a Cristina Fernández de Kirchner.
Los argentinos procuraron salir del populismo, solucionar los problemas económicos —entre ellos la inflación, el cepo cambiario, la devaluación de la moneda, etc.—, superar las cuestiones de inseguridad y acabar con la corrupción. Actualmente buena parte de la población que votó por la coalición Cambiemos, que llevó a Macri a la presidencia, hoy sienten que esos objetivos no se cumplieron. Lejos de ello, el país fue nuevamente endeudado con el FMI, organismo que, como ya he mencionado, Monique Pinçon-Charlot considera manejado por los “oligarcas” para favorecer sus propios intereses.
Buena parte de los argentinos buscaron su “Jair Bolsonaro” y han visto frustradas sus intenciones. Ante el escenario de las elecciones a llevarse a cabo en 2019, no existirían alternativas que le permitan a la Argentina salir del estancamiento político y económico. En síntesis, no se aprecia que haya una salida a la crisis.
Con respecto a Jair Bolsonaro, poco se puede decir hasta el presente, aunque todo parecería indicar que responde a la emergencia de una “derecha no nacionalista” sino ligada a intereses globalistas, del mismo modo que el presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó, a quien algunos medios han destacado como un joven miembro de la masonería, un joven político que ha dado un gran paso desde las sombras de la política.
La realidad es que las alternativas locales a los populismos en la región no se percibe que vayan a dar respuestas a las necesidades de las respectivas sociedades. Amplios sectores de la población adoptan posturas nihilistas de cara al futuro y reclaman la aparición de nuevos espacios políticos que respondan a una derecha nacionalista como los que se aprecian en Europa con Viktor Orban en Hungría, Sebastian Kurz en Austria —ambos claramente antiglobalistas, quienes tomaron duras medidas contra la figura emblemática del globalismo, George Soros—, Matteo Salvini en Italia, Vox en España y el conocido y ya mencionado Rassemblement National de Le Pen.
Con respecto al gobierno italiano cabe destacar que sigue manteniendo una posición equidistante respecto a Maduro y a Guaidó y que ha bloqueado la moción conjunta de la Unión Europea para reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. El ministro de Exteriores, Enzo Moavero Milanesi, afirmó el 12 de febrero que Maduro no tiene “legitimidad democrática” y pidió “elecciones libres, transparentes y creíbles”, pero tampoco avanza en el reconocimiento formal a Guaidó[18]. La posición del gobierno italiano respecto de Venezuela quizás sea la sensata y, de alguna manera, muestra una coherencia frente al poder globalista.
A modo de conclusión
A partir de lo expuesto puede considerarse que la división política no pasa por una izquierda o una derecha coherente —en el sentido de que expresan argumentos que pueden ser aceptados aunque no compartidos— sino por una puja en la que se observa un creciente intento de dominación mundial que se aprecia claramente en un empequeñecimiento del número de poderosos a escala mundial, quienes detentan cada vez un mayor porcentaje de las riquezas mundiales, y la emergencia de partidos y de gobiernos que responden a una derecha nacionalista que pretende frenar ese avance que atenta contra las soberanías nacionales, que aprecian “quienes manejan los hilos detrás de bambalinas” —quienes conforman el poder fáctico global— e imponen gobiernos o medidas de alcance mundial.
Esas respuestas al globalismo político y económico pueden apreciarse de forma nítida en el contexto europeo pero no así en el de América. La decisión del gobierno italiano, en buena medida, procura no repetir las tristes experiencias vividas en Afganistán, en Iraq, en Libia o en Siria en las que, con pretextos sin basamentos, se ha intentado favorecer a los grandes intereses geopolíticos de corporaciones y potencias, incrementando los problemas en un mundo ya de por sí complejo.
En nuestra región asistimos a un rápido movimiento que busca un realineamiento geopolítico de proporciones, el que no es percibido plenamente por ciertos sectores intelectuales pero que es omitido por numerosos políticos que sólo buscan sus posicionamientos personales sin importar las serias consecuencias que tendrán para sus respectivos países. El intento de perpetuarse en el poder por parte de Evo Morales en Bolivia o el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela son indefendibles pero el reconocimiento de Juan Guaidó tampoco sería plausible. No debe correrse el riesgo a que se desate una sangrienta guerra civil ni tampoco una guerra regional.
Las sociedades de la región precisan encontrar nuevos líderes, nuevos espacios políticos dispuestos a evitar que se lleven a cabo disputas por los recursos impulsados por potencias y corporaciones extra regionales. Para ello es imprescindible formar a ciudadanos en geopolítica y en estrategia, dispuestos a defender sus respectivas soberanías nacionales, armonizándolas en un esquema de cooperación que favorezca el crecimiento y el desarrollo de nuestros países. El tiempo apremia y se requiere apresurar estos pasos.
* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Tema de tesis: “Intelligence and International Relations: an old relationship and its current revaluation for decision-making”.
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[1] Zigmunt Bauman y Leonidas Donskis. Maldad líquida. Buenos Aires: Paidós, 2019, 256 p.
[2] “Poder fáctico”, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) es “el que se ejerce en la sociedad al margen de las instituciones legales, en virtud de la capacidad de presión o autoridad que se posee”.
[3] Tomás Eloy Martínez. Purgatorio. Buenos Aires: Alfaguara, 2008, 296 p.
[4] El video de la entrevista puede verse en YouTube, <https://www.youtube.com/watch?v=g2_vzHuN9JE>, [consulta: 12/04/2018].
[5] “Monique Pinçon-Charlot : ‘La fraude fiscale est une arme pour asservir le peuple’”. France 24, 15/10/2018, <https://www.france24.com/fr/20181015-invite-jour-monique-pincon-charlot-evasion-fraude-fiscale-riches-tribunal-cahuzac>, [consulta: 25/10/2018].
[6] “En diplomatie, le pyromane Macron isole la France”. La lettre du Rassemblement National du 08 février 2019.
[7] Eusebio Val. “Le Pen plantea las elecciones europeas como un plebiscito sobre Macron”. La Vanguardia, 13/01/2019, <https://www.lavanguardia.com/internacional/20190113/454112748732/marine-le-pen-elecciones-europeas-macron.html>, [consulta: 22/01/2019].
[8] Eva Catalán. “¿El poder político en manos de millonarios? El avance de los candidatos ultra ricos”. El Confidencial, 06/11/2018, <https://blogs.elconfidencial.com/mundo/elecciones-eeuu-trump-a-examen/2018-11-06/las-elecciones-mas-caras-de-la-historia-cada-vez-mas-donantes-y-candidatos-millonarios_1641214/>, [consulta: 02/01/2019].
[9] Ídem.
[10] Silvia Schnessel. “Histórico: Ucrania nombra un primer ministro judío”. Enlace Judío, 14/04/2016, <https://www.enlacejudio.com/2016/04/14/historico-ucrania-nombra-un-primer-ministro-judio/>, [consulta: 18/04/2016].
[11] Adam Eliyahu Berkowitz. “Ukrainian President Petro Poroshenko’s Jewish Enigma”. Breaking Israel News, 11/01/2016, <https://www.breakingisraelnews.com/58633/ukrainian-president-petro-poroshenkos-jewish-enigma-jewish-world/>, [consulta: 18/02/2016].
[12] Xavier Colás. “Petro Poroshenko anuncia la creación de una iglesia ucraniana independiente de Moscú”. El Mundo (España), 15/12/2018, <https://www.elmundo.es/internacional/2018/12/15/5c1528d6fdddff140c8b4570.html>, [consulta: 18/12/2018].
[13] “Israel y Ucrania firman tratado de libre comercio”. Enlace Judío, 21/01/2019, <https://www.enlacejudio.com/2019/01/21/israel-ucrania-tratado-libre-comercio/>, [consulta: 06/02/2019].
[14] Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Reseñas biográficas de parlamentarios – Sebastián Piñera Echenique – Senador, <https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Sebasti%C3%A1n_Pi%C3%B1era_Echenique>, [consulta: 08/02/2019].
[15] Diego Salazar. “Pedro Pablo Kuczynski renuncia a la presidencia del Perú”. The New York Times, 21/03/2018, <https://www.nytimes.com/es/2018/03/21/pedro-pablo-kuczynski-renuncia-a-la-presidencia-del-peru/>, [consulta: 18/01/2019].
[16] “Pedro Pablo Kuczynski, el nuevo presidente electo del Perú [Perfil]”. Perú21, 10/06/2016, <https://peru21.pe/politica/pedro-pablo-kuczynski-nuevo-presidente-electo-peru-perfil-220331>, [consulta: 18/01/2019].
[17] Ídem.
[18] Anna Buj. “Italia sigue sin reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela”. La Vanguardia, 12/02/2019, <https://www.lavanguardia.com/internacional/20190212/46411085951/italia-guaido-maduro-reconocer.html>, [consulta: 18/01/2019].
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