TRISTE FINAL DE LA ZONA FRANCA DE ROSARIO

Agustín Saavedra Weise*

Desde hace años he machacado sobre la necesidad de hacer algo en las zonas francas otorgadas a Bolivia. En particular, mencioné varias veces el lamentable caso de Rosario (provincia de Santa Fe, Argentina). El convenio para su establecimiento fue suscrito en 1969 y algunas enmiendas se acordaron en 1976.

El abandono de esa bien ubicada zona franca, cedida por el país hermano, ha sido casi absoluto. Las fotografías son elocuentes: chatarra, rieles abandonados, suciedad, almacenes descuidados, etc. Y la zona franca no es pequeña: abarca 54.000 m2, con casi un kilómetro de muelle. Se pretendió un polo industrial y comercial; en la práctica, funcionó como depósito de bienes en tránsito, los que en variadas ocasiones tardaron años en ser movilizados o se deterioraron ahí mismo; tal fue el caso vergonzoso de los Carritos Hane. En sus más de tres décadas de “funcionamiento” se registraron apenas dos ingresos y un egreso de barcazas. En 1988 fue amarrado allí el último buque.

Ese es el saldo de los 40 años durante los cuales Bolivia no supo aprovechar el puerto; solo ancló un solitario barco boliviano cedido por Venezuela y luego creo que fue desmantelado. Durante años el predio estuvo sin uso efectivo pero se mantuvo en poder de Bolivia sobre la base del convenio. Infinitas veces fue reclamado por el municipio rosarino para instalar allí una zona de esparcimiento en lugar del feo espectáculo que brindaba la zona por su desprolijidad. La Cancillería argentina ha venido ofreciendo desde hace tiempo varias alternativas para el traslado de la zona franca. A todo esto, los rosarinos llegaron disgustarse con las autoridades bolivianas por su terca actitud de seguir en un sitio donde no se hacía nada y encima —por su tremendo descuido—, el lugar atentaba hasta contra la higiene y el ornato de la ciudad. El insistente clamor rosarino terminó dos meses atrás. El pasado 23 de marzo se firmó un convenio mediante el cual Bolivia entregará en un lapso de 60 días la zona franca y recibirá otra en un lugar que se determinará de común acuerdo ¿Se hará algo concreto en el nuevo sitio? Ojalá esta vez sí se haga, máxime que ahora se pretende impulsar al comercio exterior nacional por la Hidrovía Paraguay-Paraná.

Aparte de Rosario, nuestro país tiene otras dos zonas francas en la misma hidrovía: Palmira en Uruguay y Villeta en el Paraguay. Sumemos Ilo, en el Perú, que recién luego del fallo negativo para Bolivia en la Corte Internacional de Justicia se está comenzando a utilizar. Y no sé qué otra podría haber por ahí, pero si la hay, lo más seguro es que también esté abandonada. Bolivia se ha plagado de zonas francas y jamás hizo nada en ninguna, algo embarazoso para un país que no solo intenta recuperar su salida al mar, sino que además precisa contar con diversas vías de conexión para su acceso internacional. En fin, está terminando una pesadilla de 40 años para Rosario y, al mismo tiempo, culminará un triste fracaso boliviano, fruto de la ceguera e inacción de muchas administraciones.

* Economista y politólogo – www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://www.eldeber.com.bo/opinion/Triste-final-de-la-zona-franca-de-Rosario-20190511-9556.html

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