Agustín Saavedra Weise*
Imagen de James Armbruster en Pixabay
Por gentileza de Ricardo Vásquez López —destacado ingeniero boliviano que ejerce funciones en Abu Dabi— he recibido un artículo de Mark Mills titulado “41 inconvenientes verdades acerca de la economía de la nueva energía” que vale la pena comentarlo con nuestros lectores. Aquí está la fuente: https://fee.org/articles/41-inconvenient-truths-on-the-new-energy-economy/.
Independientemente de la opinión acerca de por qué se requiere una transformación energética, la física y la economía combinadas con la realidad dejan en claro que una nueva economía energética no será rápidamente alcanzada. Bill Gates expresó en su momento que para comprender las realidades energéticas debemos incorporar a la aritmética.
Almacenar el equivalente energético de un barril de petróleo (aprox. US$ 57) requiere 8.000 kilos de baterías Tesla que cuestan US$ 200.000. ¿Qué tal? Aún estamos lejos de abandonar los combustibles fósiles, por muchos avances que se hayan logrado en términos de energía solar y eólica. Las llamadas energías “limpias” cubren solo el 3% del consumo mundial. El tan odiado carbón sigue siendo utilizado en abundancia e implica un 15-20% del consumo energético mundial. Y guste o no, los hidrocarburos colectivamente suministran el 84% de la energía planetaria.
Hoy se cree que estamos en la cúspide de una revolución energética que impulsada por la tecnología reemplazará rápidamente al carbón, al petróleo y al gas. Ello se basa en la creencia generalizada de que las tecnologías de energía eólica, solar y el almacenamiento de baterías están experimentando el mismo tipo de dinámica usual en informática y comunicaciones. Pero Mark nos advierte que esta analogía pasa por alto las profundas diferencias entre los sistemas que producen energía y los sistemas que producen información. Lamentablemente, no será posible que el mundo pueda transitar en el corto plazo hacia un nuevo contexto energético.
Mark asegura que los científicos aún tienen que descubrir algo tan notable como los hidrocarburos en términos de combinación de bajo costo, alta densidad de energía, estabilidad, seguridad y portabilidad. Las tecnologías solares han mejorado, continuarán siendo más baratas y eficientes, pero aún les falta mucho. Asimismo, la energía eólica también ha mejorado, pero sus límites físicos en materia de captura de energía siguen siendo limitados.
La producción anual de Giga Factory de Tesla (la fábrica de baterías más grande del mundo) apenas podría almacenar tres minutos de la demanda anual de electricidad en los Estados Unidos y se necesitarían 1.000 años de producción de baterías para la demanda de electricidad en ese país durante ¡¡Apenas dos días!!
Así sucesivamente, Mills desgrana las 41 razones para no ser optimistas. Su artículo es un baño de agua fría —inclusive para mí mismo— pero la única verdad es la realidad y es esa realidad la que nos presenta este experto contra los optimismos de ecologistas y ambientalistas quienes -con buena intención- pregonan un rápido cambio por energías limpias, aunque eso aún esté lejos en el horizonte. Nos guste o no, las energías fósiles y el carbón están aquí para quedarse por varias décadas más…
*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com
Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/159777_verdades-energeticas-que-no-percibimos