CANTOS DE SIRENAS

Iris Speroni*

«Ulises y las sirenas», óleo, Léon Auguste Belly.

 

En Argentina hay grupos que medran a costa tanto de ciudadanos de a pie como de otros empresarios.

Los ganadores gozan de alto nivel de organización, eficiencia en su lobby y llegada a los centros de decisión política.

El abuso de las corporaciones organizadas se hace relativamente fácil debido al nivel de atomización y ausencia de coordinación político-corporativa de los sometidos.

La enumeración de abusados (más o menos) la reflejé en EL CLUB DE LOS PERDEDORES.

Un país desinvertido

El problema de fondo de la Argentina, a mi entender, es la ausencia de inversión, verdadero origen de nuestros males.

Quienes producen la mayor cantidad de riqueza en nuestro país se quedan con el mínimo de su producido, cuando no es que se comen su capital. Toda su rentabilidad la transfieren a los estados municipales, provinciales o nacional.

El Estado, a su vez, transfiere ese dinero a patronales bien organizadas y con lobby eficiente.

La verdadera razón por la que el país se empobrece es porque los réditos no son reinvertidos en la producción y por lo tanto la misma no crece.

La cadena de causalidad sería: 1) no hay reinversión de las ganancias, 2) la producción no crece, 3) el PBI está estancado y el PBI per cápita baja, 4) somos cada vez más pobres.

Lo que empieza con una brecha cambiaria y un derecho de exportación que le quita la rentabilidad a un productor de arroz en Santa Fe termina en malos sueldos para los enfermeros del Hospital Posadas. Poder unir causa y efecto de esos dos eventos es todo un desafío comunicacional, pero no imposible.

Los ganadores, los que reciben año tras año toda la riqueza que otros producen, son los que sumen al país en la pobreza, la tristeza, la desesperanza y una inestabilidad intrínseca, porque todo se siente, cíclicamente, a punto de explotar, más allá de paliativos aplicados. 

Los ganadores, desde 1983 a la fecha, son siempre los mismos: la banca, la UIA, la Cámara Argentina de la Construcción, los concesionarios de empresas públicas o de rutas, las terminales automotrices, los ensambladores de partes importadas (en Tierra del Fuego o de motos en el resto del país), importadores en general, farmacéuticas, y probablemente haya otros más.

En Argentina puede haber alternancia de partidos políticos. Lo que no hay es alternancia de los ganadores del sistema.

Ahí radica el cansancio. Nunca hay un respiro para el pueblo.

Los que producen riqueza no la invierten porque se la quitan vía impuestos, inflación o diferencia de tipo de cambio (un trabajador que no tiene excedentes para hacerse su casa, un comerciante que no puede aumentar sus inventarios, un productor que no renueva maquinaria o no siembra pasturas).

Quienes se apoderan de ella, la atesoran en lugar de invertir. Porque sus actividades dependen del favor estatal y por lo tanto son inestables, o bien porque lo ponen a resguardo de un eventual embargo judicial. Ejemplo: la condena a Lascurain, ex presidente de la UIA, por fraude al Estado, impartida por Tribunal Oral (sentencia no definitiva).

Los ganadores han puesto funcionarios desde hace décadas. Eligen a las autoridades del BCRA, economía, producción, financian carreras de legisladores, etc.

El paroxismo se alcanzó estos últimos meses, cuando los ganadores colocaron a Massa al frente del ministerio de Economía y abrieron todas las tranqueras. Mayor brecha cambiaria (que empobrece al interior y concentra la riqueza en Capital Federal), dinero sin fin a importadores, condonación de deudas a concesionarios públicos, canjes de bonos, BCRA con pasivos remunerados a tasas de tres dígitos. Descontrol. Hÿbris.

La contrapartida fue un galopante impuesto inflacionario que sufrió toda la población, un parate de la actividad económica y un golpe durísimo al campo, agravado por la sequía.

No son los ciudadanos enojados quienes imprimen inestabilidad política al país; no es el movimiento sindical organizado; no son los productores agropecuarios, ni las cámaras de comerciantes de Paso de los Libres. No. La inestabilidad argentina la producen los ganadores. EQUILIBRIO INESTABLE.

Una vuelta de hoja

Pasó lo inesperado: los perdedores (CLUB DE LOS PERDEDORES) se organizaron. Los bomberos, comerciantes, canillitas, productores agropecuarios, transportistas, vendedores de choripán de Morón, jugadores de rugby en clubes franceses, los mecánicos de Lanús, los jornaleros de Río Negro, los policías de Corrientes, los remiseros de General Pico y las dependientes de panadería de La Rioja Capital votaron Milei-Villarruel. El cisne negro. El error en la matrix.

Podríamos haber votado a Bregman tranquilamente. Pero las quejas del trotskismo son vagas. “El sistema”. “El capitalismo”. No sonó decidida a acabar con este yugo.

En cambio la descripción que hizo Javier Milei en campaña fue concreta y puntual: las LELIQs (la banca), los importadores que compran a $ 350 los dólares (las farmacéuticas, terminales automotrices, armadores de productos importados, los galpones de TdF), el Club de la Obra Pública alias Cámara Argentina de la Construcción, la UIA, los funcionarios públicos con altos sueldos, a todos los aunó como sanguijuelas del esfuerzo de los argentinos y los denominó “la casta”. Todos entendimos. Todos lo sabíamos de antes, pero no teníamos un medio para expresarnos. Finalmente lo hubo.

¿Cuál era la promesa implícita en este contrato electoral? Todos aquellos con poder atomizado, que trabajan pero no tienen un lobby atrás que defienda sus intereses o al menos que lo haga en forma eficiente, finalmente lograrían una voz: el representante de la gente de bien. ¿Quién es la gente de bien sino quienes se ganan su pan con su trabajo?

El pueblo argentino es un caballo exhausto. Años de tirar del carro, malnutrido y que, además, envejece.

Lo único que queremos es que se dé vuelta la taba. Aunque más no sea por un ratito que nos permita descansar para luego seguir. (Recomiendo “El sueño de los héroes” de Adolfo Bioy Casares).

El canto de sirenas

Ahora bien, la dupla Milei-Villarruel ya ganó. Ya asumieron. ¿Cuál es el gran desafío que enfrenta el presidente, en su carácter no sólo de primer magistrado sino de principal economista?: Los cantos de sirenas.

Todos aquellos que han ganado fortunas en estos años, no quieren parar. Todos aquellos que, como dijo Cristina Fernández: “Conmigo se la llevaron en pala”, quieren seguir.

Todos los ganadores tienen:

    • dinero (el tesoro acumulado) que les permite comprar voluntades, periodistas, influyentes, etc.
    • organizaciones eficientes y profesionales de lobby,
    • red de contactos privados y públicos, locales y en el exterior,
    • experiencia (después de todo gobiernan desde hace décadas),
    • mucho que perder.

Enfrente tienen ciudadanos que su energía se agotó el día de la votación. No hay energía excedente para organizarse y dar pelea, por ejemplo, contra el lobby automotriz o contra los bancos. Simplemente, no hay ni organización, ni dinero, ni fuerzas.

Todos los ganadores tratarán de marear al Presidente con lisonjas. Ofrecerán funcionarios “que la tienen clara y tienen experiencia”, los curros “no se pueden desarmar porque caso contrario estalla el universo”. Intentarán halagar y llenar de oropeles (recordemos todos los doctorados honoris causa que recibió Alfonsín en su momento, mientras reconocía la deuda heredada de la dictadura militar sin revisión alguna).

La serpiente en el Edén, Expulsión del Paraíso, Miguel Ángel Buonarroti.

Es la serpiente en el paraíso. En este caso la casta (ex funcionarios K, la banca, todas las cámaras empresariales enumeradas) es quien susurrará consejos.

Deseo de corazón que el Presidente sepa poner cera en sus oídos. Entendemos que debe ser muy difícil.

El Presidente invocó, al jurar por la Constitución Nacional, la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia. Que las fuerzas del cielo le sirvan para ser indiferente a los cantos de sirenas y para proteger el derecho a ganarse el pan de las 14.554.560 voluntades que lo designaron como defensor de sus derechos constitucionales a trabajar y a tener un trato impositivo justo. Terrible responsabilidad sobre sus hombros.

El pueblo supo votar. Ahora pedimos a Dios que le dé templanza al Presidente.

Lo único que deseamos es que, aunque más no sea por un rato, sea otro el que tire del carro.

 

* Licenciada de Economía (UBA), Master en Finanzas (UCEMA), Posgrado Agronegocios, Agronomía (UBA).

 

Notas relacionadas

El Club de los Perdedores, 2020.

https://restaurarg.blogspot.com/2020/02/el-club-de-los-perdedores.html

Equilibrio inestable, 2019.

https://restaurarg.blogspot.com/2019/12/2020.html

Gente de bien, 2023.

https://restaurarg.blogspot.com/2023/12/gente-de-bien.html

 

* Artículo publicado el 16/12/2023 en Restaurar, https://restaurarg.blogspot.com/2023/12/cantos-de-sirenas.html.