EL «REARME» (O NUEVO RAPTO) DE EUROPA

Roberto Mansilla Blanco*

La presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, viene de anunciar un plan de «rearme de Europa» con un fondo previsto de hasta 800.000 millones de euros para los próximos años. Prevé igualmente un aumento hasta el 1,5% del PIB global europeo para gastos militares en aras de alcanzar la autonomía estratégica en materia defensiva.

Esta parece ser la reacción europea al impasse en la Casa Blanca entre Donald Trump y Volodímir Zelenski la semana pasada, complementados con el posterior anuncio de Trump de suspender la ayuda militar a Ucrania mientras impulsa las negociaciones con Vladimir Putin para eventualmente finalizar la guerra. Este seísmo geopolítico también está afectando a Kiev: por primera vez Zelenski propuso a Putin una tregua para detener los ataques aéreos y marítimos, propuesta que evidencia la debilidad militar ucraniana y la orfandad en la que se somete con la desconexión de la ayuda militar y de inteligencia desde Washington.

Tras su regreso del rifirrafe de Washington, Zelenski recibió el apoyo unánime de la UE en una cumbre en Londres donde el anfitrión, el primer ministro Keir Starmer, busca también reposicionar cierto nivel de poderío militar británico, principalmente dentro de la OTAN, en apoyo a Ucrania. Pero la realpolitik siempre marca su sello. En Londres, Starmer y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, persuadieron a Zelenski de «recomponer la relación con Trump», lo que equivale a decir que se someta a sus imperativos porque «no tiene las cartas a su favor». El mismo día que Washington suspendía la ayuda militar a Ucrania, Zelenski anunciaba el reseteo de la relación con Trump, superando la bochornosa humillación recibida en la Casa Blanca.

Precisamente, y durante su visita a Washington, Starmer también recibió su «recado» por parte de un irónico Trump: «sin nuestra ayuda, ¿podrían enfrentarse en solitario contra Rusia?». Risas nerviosas de Starmer para deleite de las redes sociales.

Francia también pisa el acelerador en materia de rearme. Hace un año, el presidente Emmanuel Macron abordó la posibilidad de enviar unidades de combate para ayudar a las tropas ucranianas contra el invasor ruso toda vez tanto Macron como von der Leyen lanzaban en ese momento a Estrategia Industrial de Defensa de Europa. Esta semana, Macron confirmó ese compromiso de ayuda militar a Ucrania incluso enviando efectivos de sus fuerzas armadas, lo que provocó una inmediata respuesta desde Moscú en boca de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, quien consideró que si Francia envía tropas a Ucrania «estaría ingresando directamente en la guerra contra Rusia».

En el momento más difícil para las relaciones transatlánticas en las que Washington sopesa distanciarse de la OTAN y que Europa pague sus costos de defensa , Úrsula von der Leyen da un paso adelante, si bien decidido pero no menos imprevisible tomando en cuenta las capacidades reales de defensa europea, muy dependientes de la OTAN y, por lo tanto, de EEUU.

Con todo hay cierta preocupación en Bruselas sobre el excesivo poder que está teniendo von der Leyen dentro de la UE. Sabe muy bien que una atribulada y fragmentada UE precisa de un «liderazgo fuerte». La reciente victoria de su partido CDU en las elecciones generales alemanas refuerza igualmente este poder de von der Leyen en Bruselas, aunque la ultraderecha de AfD puede sacar provecho del peor momento de Zelenski (y el mejor de Putin) para afianzar sus expectativas de reconducir las relaciones ruso-europeas (sin olvidar a China)

No obstante la autonomía estratégica en defensa aborda serios retos para una Europa con crecimiento económico bajo (sobre el 1%) que ameritará reconducir fondos para garantizar el gasto militar. Aquí se especula con reducciones de los fondos de cohesión de la UE. Toda vez, la UE sabe muy bien que es un enano político y militar a nivel global, si lo comparamos con EEUU, China y Rusia. El desprecio de la administración Trump a la reciente visita a Washington de la comisaria de Política Exterior y de Seguridad, la estonia Kaja Kallas, quien no fue recibida por su contraparte, el secretario de Estado Marco Rojizo, revela esa intranscendencia europea, así percibida desde Washington y Moscú.

Con todo, el tradicional pragmatismo chino, curtido en siglos de realpolitik en Asia y Europa, entró en escena: Beijing apoya la presencia europea en las negociaciones Trump-Putin sobre Ucrania. Por otra parte, Rusia, el previsible contrincante para esta Europa que busca rearmarse, mantiene un nivel económico sólido pese a las sanciones europeas mientras reconduce un modelo económico plenamente militarista. El Kremlin prevé incrementar un 13,2% su gasto militar afirmando que tiene capacidad para resistir en esta carrera armamentista. Lanza así un aviso para von der Leyen: Europa puede «rearmarse» pero Rusia está de sobra preparada para este eventual envite.

Ante la indiferencia de Washington y el pulso de Moscú, la UE busca alternativas con otros socios como China y la India, este último recientemente visitado por von der Leyen. Esto implica una estrategia híbrida de pragmatismo geopolítico que, si bien puede ser asertiva, también determina retos. India y China son socios de Rusia (BRICS; alianzas estratégicas bilaterales) toda vez que EEUU busca crear brechas en ese eje euroasiático sino-ruso que amenaza claramente sus imperativos geopolíticos, por muy aislacionistas y unilaterales que se observan en este retorno de Trump.

Con el anuncio de «rearme» por parte de Úrsula von der Leyen, Europa entra en otra etapa, más incierta aún, tomando en cuenta el declive en las relaciones transatlánticas y el potencial del eje sino-ruso.

Escasamente experimentadas en combate, más acostumbradas a ser fuerzas de pacificación para la resolución de conflictos previamente «solucionados» por las grandes potencias, las fuerzas armadas europeas buscarán también actualizarse en un marco de reconversión industrial y tecnológico (IA; robótica) ante los retos que anuncia esta era de «remilitarización» desde Washington hasta Tokio.

En el fondo, dentro del «rearme» anunciado por von der Leyen hay una clave estratégica: las élites militaristas y los «halcones» de la industria militar-industrial europea también quieren participar en ese reparto del apetecible pastel de fondos e inversiones que se abre ahora con esta militarización a ultranza a nivel global.

 

* Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), Magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Colaborador en think tanks y medios digitales en España, EE UU y América Latina. Analista Senior de la SAEEG.

 

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