Marcelo Javier de los Reyes*
¡Yo sólo quiero hacer la voluntad de Dios! Y Él me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado, y he visto la Tierra Prometida. Puede que no llegue allá con ustedes. Pero quiero que ustedes sepan esta noche, que nosotros, como pueblo, llegaremos a la Tierra Prometida.
Martin Luther King (Último discurso, 3 de abril de 1968)
Martin Luther King (Foto: AP)
Guerras de liberación contra el colonialismo, movimientos guerrilleros y grupos terroristas que operaban para uno u otro bando de la Guerra Fría eran moneda corriente durante las décadas de 1960 y 1970. Ejemplo de ello eran, en la propia Europa, la Rote Armee Fraktion, o RAF, en Alemania —“Fracción del Ejército Rojo”— que operó entre 1970 y 1990 provocando 34 muertos con sus atentados, o también ataques terroristas como el que tuvo lugar en la Piazza Fontana de Milán (conocido como Strage di Piazza Fontana, “Masacre de Piazza Fontana”), ocurrido el 12 de diciembre de 1969, en el marco de lo que luego se denominó “la estrategia de la tensión”.
Por su parte, América del Sur y Central eran escenarios en el que, en general, los gobiernos militares se enfrentaban a los movimientos guerrilleros y terroristas, mayoritariamente respaldados por el gobierno comunista de Cuba
Eran años difíciles en los que la intelectualidad también contribuía, naturalmente, en la formación de opinión. En 1966 el filósofo francés Jean Paul Sartre procedió a la apertura del International War Crimes Tribunal, conocido luego como Tribunal Bertrand Russell, en el cual se hizo lugar a las acusaciones efectuadas en contra de los Estados Unidos, Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda, referente a la participación en crímenes de guerra en el conflicto de Vietnam. Obviamente, desde el punto de vista jurídico, este tribunal no tenía ninguna validez pero se proponía ejecutar una condena desde una posición ética basándose en el juicio de Nüremberg. En ese tribunal, el Fiscal en Jefe Robert H. Jackson pronunció la siguiente frase:
Si ciertos actos de violación de tratados son crímenes, se trata de crímenes, sin importar que los cometan Estados Unidos o Alemania. No estamos preparados para estipular una norma de conducta criminal contra otros que no estemos dispuestos a invocar contra nosotros.[1]
Esta frase fue repetida por Bertrand Russell en el marco de este organismo presidido por intelectuales de diversas nacionalidades. Además de Russell y de Sartre participaron la escritora francesa Simone de Beauvoir, el escritor argentino Julio Cortázar, el abogado de Derecho Internacional, diputado del Parlamento y miembro de la comisión de Asuntos Exteriores en Italia Lelio Basso y el ex presidente de México Lázaro Cárdenas, entre otras reconocidas personalidades galardonadas con el Premio Nobel y otras distinciones internacionales.
El 31 de enero de 1968 se produjo un punto de inflexión en la guerra de Vietnam, cuando las fuerzas del norte junto a la guerrilla del Viet-Cong llevaron a cabo lo que se denominó la ofensiva del Têt ―la festividad del Año Nuevo vietnamita― un ataque sorpresa sobre varios puntos estratégicos en Vietnam del Sur, incluida la capital, Saigón. Desde ese momento el esfuerzo de guerra estadounidense comenzó su declive y en numerosos países amplios sectores de la población se manifestaban en contra del conflicto de Vietnam y a favor de la paz.
Vietnam, ofensiva del Têt, 31 de enero de 1968
Del mismo modo, debe tenerse en cuenta que en numerosos rincones del mundo se producían manifestaciones reclamando, asimismo, por los derechos de los ciudadanos: 1968 fue un año clave en ese sentido pues, mientras en los propios Estados Unidos había protestas, en Japón —en la década del 60— también se manifestaban en contra del Tratado de Seguridad entre Japón y Estados Unidos [Nichibei Anzen Hoshô Jôyaku], o Ampo y contra el apoyo pasivo que el gobierno japonés brindaba a los estadounidenses en Vietnam. En 1967 Japón les había permitido a los submarinos nucleares estadounidenses que operaban en Vietnam atracar en el puerto Sasebo, lo que también fue causal de protestas. En 1964 ya había habido otro antecedente cuando unos pocos cientos de estudiantes protestaron contra la entrada de un submarino nuclear estadounidense al puerto Yokosuka. El levantamiento estudiantil de Japón también se produjo como una respuesta al crecimiento económico mismo y a la sociedad de consumo masivo que de repente surgió como resultado, es decir, que la rebelión estudiantil también puede verse como un tipo de reacción de masas al rápido crecimiento económico[2].
Los movimientos estudiantiles brotaban por todos los países, Alemania, México, Estados Unidos, Brasil y principalmente el “Mayo francés” con su “prohibido prohibir”. Para muchos de esos manifestantes de origen obrero o estudiantil, los líderes de esas revueltas eran Lenin, Mao Zedong, Ho Chi Minh, Fidel Castro y el “Che” Guevara. Otras revueltas pugnaban por una tercera posición frente a las lideradas por las superpotencias, pues rechazaban la dinámica surgida tras la Segunda Guerra Mundial. Algunos admiraban esa vía y consideraban a Cuba como esa opción.
Desde otra perspectiva, en el bloque comunista, el levantamiento de Praga, también en 1968, conmocionó al mundo y fue aplastado por la intervención de los tanques soviéticos, hecho que se sumó a la represión del levantamiento de Hungría en 1956, así como la opresión de los derechos humanos en la propia Unión Soviética. Estos casos causaron una decepción en varios partidarios que veían en el marxismo una vía para enfrentar al capitalismo y más específicamente a los Estados Unidos.
En Alemania Occidental, el 2 de junio de 1967, el estudiante Benno Ohnesorg fue asesinado por un policía durante una manifestación en contra de la visita de Estado del Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, a Berlín Occidental. El policía resultó absuelto y el asesinato de Ohnesorg generó una ola de indignación y protestas en la República Federal Alemana. A ello se sumó que el 11 de abril de 1968 se llevó a cabo otro ataque contra el estudiante Rudi Dutschke por parte del joven obrero ultraderechista Josef Bachmann, quien se le acercó a Dutschke cuando éste iba a una farmacia y le dijo “Du dreckiges Kommunistenschwein!” (¡Sucio cerdo comunista!) para luego dispararle tres veces, provocándole serias heridas cerebrales que finalmente fueron causal de su muerte en 1979[3]. Dutschke era un estudiante de izquierda, socialista, pero también un admirador de Jesús, a quien tomó como modelo revolucionario, por haber integrado la Luckenwalder Junge Gemeinde (Comunidad de Jóvenes de Luckenwalde), una comunidad evangélica de esa ciudad. El levantamiento de Hungría de 1956 lo llevaron a integrar la Freie Deutsche Jugend, FDJ (Juventud Libre Alemana), distanciándose así tanto de los Estados Unidos como de la Unión Soviética y abogando por un socialismo democrático. Ese atentado derivó en las grandes protestas que dieron origen a lo que se denominó el “Mayo Alemán”.
Rudi Dutschke (Foto: Der Spiegel)
La vida de Dutschke como la de los teólogos Dorothee Sölle y Helmut Gollwitzer inspiró al director Dorian Raßloff para filmar la película documental “Mit Jesus auf die Barrikaden – Christ*innen in der 68er-Revolte” (“Con Jesús en las barricadas – Cristianos en la revuelta de 1968”), en la que intenta responder a la pregunta “¿pueden Jesús y los 68 hoy en día inspirar a las personas a defender un mundo mejor?”[4].
Vale aquí recordar lo que expresó Martin Luther King en su último discurso, antes de ser asesinado el 4 de abril:
Algo está pasando en nuestro mundo. Las masas de gentes se están levantando. Y donde quiera que hoy estén reunidos, ya sea que estén en Johannesburg, en Sudáfrica; Nairobi, Kenia; Accra, en Ghana; la ciudad de Nueva York, Atlanta, Georgia; Jackson, en Missisipi; o en Memphis, Tennessee, el grito es siempre el mismo: “Queremos ser libres.”
Martin Luther King levantaba la bandera de los derechos civiles en momentos en que los negros eran discriminados en la que se consideraba la principal democracia pero que, junto a los “hispanos”, constituían buena parte de las tropas enviadas a combatir a Vietnam. En ese marco, cuando los trabajadores negros de saneamiento en Memphis se dieron cuenta que cobraban menos que sus compañeros blancos, salieron a la calle portando carteles con la inscripción I am a man.
La “Primavera de Praga” y el “Mayo Francés”, más todas las revueltas de 1968 constituyeron una serie de “movimientos románticos” que finalmente no modificaron las estructuras de poder a escala mundial, ni introdujeron modificaciones en la propiedad ni en las relaciones laborales. Los asesinatos de Martin Luther King —acaecido el 4 de abril de 1968 en Memphis, Tennessee— y el de Robert Kennedy —cuyo atentado ocurrió en el 5 de junio en la cocina del hotel Ambassador, falleciendo más tarde, el 6 de junio de 1968 en el Good Samaritan Hospital de Los Ángeles, California— impactaron a la sociedad mundial, pues significaron el fin del sueño de un nuevo mundo. Ni el mundo capitalista ni el mundo socialista cambiaron.
La Primavera de Praga
Luego del “Mayo Francés”, el 30 de junio del 68, De Gaulle ganó las elecciones legislativas por una mayoría arrolladora y a fines de ese año Richard Nixon ganó las elecciones prometiendo sacar a Estados Unidos de la guerra de Vietnam, lo que recién se produjo el 29 de marzo de 1973 con una humillante retirada de las fuerzas estadounidenses. La Unión Soviética comenzó a quebrarse manifiestamente en 1989 y el Partido Comunista aún lidera la potencia capitalista de la República Popular China
1968 fue un año relevante e intenso, quizás el más intenso de la segunda mitad del siglo XX, en el que las diversas sociedades del mundo vibraron y se movilizaron con estudiantes, trabajadores, religiosos y gente común esperanzada en dar origen a un mundo mejor, más equitativo, más justo. Sin embargo, todo eso no fue más que una ilusión de cambios que no se concretaron.
* Licenciado en Historia, graduado en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales, School of Social and Human Studies, Atlantic International University (AIU), Honolulu, Hawaii, Estados Unidos. Tema de tesis: “Intelligence and International Relations: an old relationship and its current revaluation for decision-making”. Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG).
Referencias
[1] Erwin Knoll & Judith Nies. War crimes and the American conscience. New York: Holt, Rinehart, & Winston, 1970.
[2] Acerca de la complejidad de las revueltas estudiantiles en Japón, ver: Oguma Eiji. “Japan’s 1968: A Collective Reaction to Rapid Economic Growth in an Age of Turmoil” (日本の1968 混乱期の高度成長への共同体的反応). The Asia-Pacific Journal (Japan Focus), volume 13, issue 12, number 1, Mar 23, 2015 (translation by Nick Kapur with Samuel Malissa and Stephen Poland), 27 p., <https://apjjf.org/-Oguma-Eiji/4300/article.pdf>, [consulta: 21/05/2018].
[3] “El muerto caminante y el asesino fallido”. Flor, ave, viento, luna, 31/12/2013, <https://floravevientoluna.wordpress.com/tag/rudi-dutschke/>, [consulta: 26/09/2018].
[4] “Film «Mit Jesus auf die Barrikaden”. Evangelische Kirchengemeinde Luckenwalde, <https://evkirche-luckenwalde.de/rueckschau.php>, [consulta: 20/12/2018].
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