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EPÍSTOLAS DESDE LA MONCLOA

F. Javier Blasco Robledo*

Si rebuscamos en el diccionario vemos que la palabra epístola tiene varios significados tales como: carta, misiva, mensaje, escrito o comunicación que se escribe o dirige a alguien. También figura la siguiente acepción: escrito en prosa, de contenido real o ficticio, cultivado en la Antigüedad griega, así como en el Nuevo Testamento; periodo este último, en el que surgieron las famosas epístolas canónicas que tenían un carácter instructivo o moralizante.

Pues bien, ahora que estamos en la era de la comunicación rápida, a base de mensajes cortos emitidos a través de las redes y que Sánchez tanto criticaba el famoso «plasma» de Rajoy, resulta que la pareja Sánchez-Gómez, residentes oficiales de la Moncloa, han rescatado el viejo y tedioso modo epistolar para comunicarse con los demás, donde todo tiene cabida y evitarse, además, tener que responder a preguntas molestas o dar explicaciones a nadie porque sus cartas no esperan respuesta.  

Aunque el medio es el mismo, los fines perseguidos por ambos son bastante diferentes. Comenzó la señora su utilización, para introducir, presentar o recomendar productos o las propias empresas que los producen, proporcionan y aplican, ante organismos oficiales; a la sazón, aquellos que disponen de fondos de procedencia y destinos muy diversos, algunos inclusos propios de las ayudas de la UE, cuyo gasto y aplicación debería regirse por normas mucho más serias y estrictas que las propias nacionales.

Pero, desde que el hecho saltó a la opinión pública, Sánchez, vio en las epístolas, abiertas y publicadas por todos los medios, el camino con el que dirigirse a muchos más que si lo tuviera que hacer de forma individual a los que pretendía dirigirse para, sin mancharse las manos, intimidarles, engañarles o tratar de codirigirles sus pensamientos; máxime, si como sucede actualmente nos encontramos, en plena campaña electoral europea ―en la que según parece, a su partido o lo poco que va quedando de él, no le van del todo bien las cosas― como un modo más de impulsar a los propios y desanimar al poco ilusionado votante de la derecha ante unos comicios en los que, tradicionalmente, la inapetencia general es pública, patética y manifiesta.    

Su esposa, con sus cartas pretendía meter de rondón -con bastante éxito hay que decir- unas excelencias, que no eran tales o tan cogidas con pinzas que necesitaron apoyos y elogios, personales de su parte, por ser quien era -la mujer del presidente y no la presidenta como dice el inefable Patxi López-, e incluso, si fuera preciso como ocurrió en algunos casos, del propio presidente y varios de sus ministros y ministras, aprovechando que el Ebro pasa por Zaragoza o el Pisuerga por Valladolid.  

Sin embargo, Sánchez, tras su infumable tragicomedia de cinco días para «reflexionar» las noticias que ellos ya conocían bien en aquellos tiempos y nos lo ocultó, ha empleado por dos veces sus epístolas para exagerar su enfado, mentir como un bellaco a propios y ajenos y para embarrar aún más, si cabe, el putrefacto escenario en el que ha convertido la marcha y arena política de España durante el tiempo que él debería presidirla y regenerarla políticamente tal y como prometió en aquella impostada moción de censura basada en puras mentiras y con el apoyo de todo lo más granado del elenco parlamentario, a los que, por cierto, ahora critica a algunos ante la posibilidad de que se le revuelvan en su contra y se alíen con la derecha.

Es bien sabido que las segundas partes de cualquier evento, aunque finalizara con éxito, no suelen resultar tan bien aceptadas como las primeras y que insistir en el castigo no es bueno para salir por la puerta grande en una soleada tarde de toros. En esta vida, todo tiene su medida y hacerlo de forma insistente y estridente puede dar lugar al empacho o a la pérdida del interés hacia el que habla y clama por nuestro apoyo a manos llenas. Por otro lado, hay un dicho catalán de gran aplicación a este momento que dice: Ser bueno (BO) una vez, está bien; pero serlo dos veces, es ser un BOBO.

Jugar a impresionar al público en general con palabrería fofa y banal o de deslumbrar con decisiones inverosímiles o datos “positivos” -inflados hasta la extenuación de forma inmisericorde para poderlos presentar como tales- dirigidos a los muy cafeteros y a la cohorte de medios rendidos a sus pies por ideología u otros intereses más crematísticos, suele tener grandes riesgos. Al final se ve claramente que con los continuos y fugaces destellos solo tratan de apartar la atención de lo mollar y de lo que nos interesa y preocupa a todos.

 A la hora de la verdad, todo lo propuesto y tan airadamente presentado se reduce a cuestiones de poco calado, nulo o casi nulo seguimiento internacional y a posibles represalias o castigos que luego tendremos que pagar los españoles; porque para nuestra desgracia, los espontáneos alardes poco sostenibles, las veRdades a medias y los exabruptos a contracorriente, llevan a que nos tomen la matrícula y a la menor ocasión, se nos corte el paso a las importaciones o exportaciones, se nos desprecie en los foros de importancia o se nos exija cumplir con lo prometido como va a ser el trago a pasar en la próxima cumbre de la OTAN, donde Sánchez no será recibido por Biden ―volveremos a perseguirle por los pasillos― se nos volverá a recordar ―con menos salidas de escape, si cabe- el incumplimiento del prometido gasto en defensa en la pasada Cumbre de Gales -cosa que este año vence su implementación y aún estamos muy lejos de conseguirlo-  y me temo, que nuestras “capacidades reales” en caso de venir mal dadas con Rusia, Irán u otros frentes yihadistas, estén muy lejos de ser tomadas en consideración en la arena internacional a tenor del esfuerzo real que estamos haciendo en diversos despliegues y apoyos a Ucrania y contra la piratería, todos ellos, de cara a la galería y de no mucha efectividad real.  

Espero y deseo que Sánchez se haya dado cuenta de la importancia de este su segundo error, que contrariamente a lo que se propone, nos está cansando a todos con su falta de rigor, mentiras, ataques e insultos a nuestra inteligencia, que no siga por ese camino y aparque las epístolas, salvo para dar explicaciones claras y fehacientes de lo hecho por su esposa y su grado real de conocimiento e implicación o para, definitivamente, proclamar que deja, de verdad, la presidencia del gobierno y convocará elecciones tan pronto pueda y se lo permita la Ley.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

MENUDO FOLLÓN DE CRIATURA

F. Javier Blasco*

Sinceramente, a estas alturas del curso político y social tanto en el ámbito nacional como el internacional, creo que tras los muchos apelativos empleados para definir a Pedro Sánchez es muy difícil encontrar uno nuevo o desconocido que se ciña o acerque a definirle completamente y sin titubear. Personaje tremendamente famoso y hasta popular pero no por nada bueno, sino por sus grandes y engañosas propiedades camaleónicas, por el escaso o nulo valor de su palabra, los constantes y fugaces cambios de postura sin que se le mueva un pelo y por ser capaz de romper la norma internacionalmente aceptada que reza que es prácticamente imposible engañar a casi todos durante mucho tiempo.

Inteligente como pocos para sembrar maléfica  inquietud o malestar, curtido en las trincheras de la lucha barriobajera, del fango y el escupitajo ―ese mismo fango que ahora trata de demonizar― y, sobre todo, en la auténtica necesidad de sobrevivir y resurgir tras uno o varios varapalos a base de resistir y tragar con todo tipo de ruedas de molino, durante mucho tiempo, aunque solo sea gracias a un miserable y duro chusco de pan y un poco de agua como único sustento y con muy pocos amigos que le sigan y animen a superarlo con alto grado de credibilidad.

Alguien forjado a sí mismo en sus odios personales y criado a los pechos de un tal Zapatero de tan nefastos recuerdos para el mundo y fundamentalmente, para los españoles, personaje que casi nos lleva a la ruina total y a pesar de todas sus bravuconadas y miles de mentiras y fechorías, sigue apareciendo en bastantes círculos internacionales, sobre todo, al otro lado del charco.

Capaz de desbaratar y desarmar de forma definitiva ―con la inigualable ayuda de su prepotente ministro de Exteriores― los caminos de la diplomacia y la historia tradicional de España para desviar la atención de un público que espera que se moje de una vez por todas en la verdadera defensa y con pruebas reales, en los affaires de su política personal, la de su gobierno y fundamentalmente los extraños y nada éticos asuntos de su amada esposa a la que presenta como una profesional sin tacha ―sin que ella tenga bagaje suficiente para ello, sino ligeros conocimientos de aficionada― aunque con su misma capacidad para meter su nariz en asuntos que no son de su incumbencia y que la más mínima lógica le indican que están fuera de toda prudencia, decencia y del buen hacer de la esposa, sin cargo oficial alguno, de un alto mandatario.

Dentro de sus récords internacionales, conviene resaltar que tras una ya larga lista de países desairados por él o por su gobierno, como ejemplo de superación personal, en tan solo una semana ha sido capaz de romper las relaciones oficiales con dos países con los que, desde su forzado, consensuado y humanitario nacimiento al finalizar la II guerra mundial o tras casi dos siglos como verdaderos hermanados, España venía manteniendo muy buenas y profundas relaciones de amistad, comerciales y de ayuda mutua, sobre todo, en momentos y situaciones de verdadera emergencia o necesidad.

Roturas, que como viene siendo su estilo rayano en lo vulgar, han sido llevadas a cabo de forma súbita, sin consultar a la oposición, a las cámaras legislativas, los órganos consultivos de relevancia o tras un referéndum nacional que le marcaran el camino a seguir por mucho que el susodicho personaje se otorgue unas atribuciones que no le corresponden ni trate de engañarnos a todos, con el viejo cuento de que responden a un gran clamor de necesidad popular. 

Decisiones, tomadas, además, en momentos inoportunos y contra la prudente norma de conducta adoptada por los países de nuestro entorno o de las alianzas a las que pertenecemos. Llevadas a efecto sin meditar en las consecuencias que dicha postura puede acarrear para España, su industria, comercio y la seguridad nacional y sin unos claros márgenes de con quién y cómo se van a definir y arbitrar dichos acuerdos que, sin más, pretende impulsar.

Hombre capaz de hacer todo lo que se le ocurre sin pensar si eso está bien o mal; si lo puede o no debe hacer y qué consecuencias nos acarrearán. Llevando así a su persona y a la propia figura de España a irrisorias situaciones de mofa o befa dentro y fuera de España al dejar al descubierto sus perversas intenciones y los cada vez más difíciles de ocultar vericuetos que debe emplear con tal de no contestar a nada de lo que la oposición y la sociedad legalmente, tengan derecho a inquirir o preguntar.

Como buen autócrata y hombre que se cree el mismísimo rey Sol, por lo que piensa y está convencido de que el Estado es él. Situación más que peligrosa por la que no le importa inundar y manosear abiertamente y sin tapujos todos los estamentos e instituciones del Estado, sin reparar en la exigible democrática separación de poderes y en que él no puede ni debe ejercer el control de todos ellos en su mano, salvo que quiera convertir a España en una república bananera de la que nadie querrá saber nada ni se podrán fiar.

Ayer mismo protagonizó un espectáculo dantesco, cuando en plena sede parlamentaria y estando en uso de la palabra el máximo responsable de la oposición, trató de forma chusca y ostentosa, que la presidenta de Cámara ―la máxima representante de poder legislativo― le obedeciera y le quitara dicha palabra, cosa que se apresuró a negar por dos veces cuando quien estaba en el atril se percató de tamaña «proeza» y se la reprochó de forma pública y notoria.

Un presidente de gobierno que no gobierna como mandan los cánones democráticos porque no es capaz de presentar y aprobar leyes, salvo aquellas que le promueve e interesa exclusiva y personalmente a sus ávidos y viles comparsas de legislatura. Caterva, compuesta por todos aquellos que se definen como los más acérrimos enemigos de España.

Como prueba de lo dicho, es que, como sabían que se los iban a tumbar desde el propio gobierno y socios allegados, ni siquiera presentó los primeros presupuestos de su legislatura, cuando esta está cercana a cumplir su primer año como tal; que ayer le tumbaran una Ley sobre proxenetismo que para su gobierno era importante y fundamental y que hoy, a toda prisa e in extremis, se haya visto forzado a retirar la Ley del suelo, porque ya sabía que sus socios de gobierno y allegados, al igual que ayer, la iban a tumbar, a no ser que fuera el PP el que saliera en defensa del tío Pedro, cosa que iba a ocurrir tal y como se le hizo saber ayer por la tarde.

Especialista en enmarañarlo todo, en la mezcla de conceptos y temas de todo tipo, aunque sean de diferente calado y envergadura para así, cuando se le pregunte por algo concreto, hablar de todo y no centrarse en nada. Alguien que, últimamente empieza sus intervenciones poniendo voz de borrego y buena persona ―como tras su increíble y reciente retiro espiritual o amoroso de cinco días―, solicitando los apoyos necesarios a todos propios y ajenos para reconducir situaciones y bajar el soufflé de la bronca política, para, a renglón seguido, sacar su trituradora y picadora de carne a pasear y no dejar títere con cabeza dedicándole lo mas granado de su fétido y ofensivo repertorio a todos y cada uno de ellos.

Un fracasado en la política salvo en la faceta de los espurios y nada nobles pactos para mantener su trasero en la Moncloa a cambio de lo que sea preciso tal y como ya se demostrado con absoluta claridad; que es incapaz de encontrar fuera de España apoyos a sus pueriles propuestas e ideas propias o carpetovetónicas más que en unos pocos e irrelevantes países, quienes estando en manos de otros personajes tan irresponsables como él, no atienden a las repercusiones que sus revolucionarios actos a contra corriente, pueden acarrear para sus respectivos países y a la economía o la seguridad mundial.   

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

RIEN NE VA PLUS

F. Javier Blasco Robledo*

Expresión francesa que cuya acepción se emplea en diversos sentidos y de entre los que destacan dos; la famosa frase del no «va más» que el crupier dice en voz alta en la mesa de la ruleta en los casinos, para indicarles a los jugadores entorno a la misma que no se admiten más apuestas porque la bola, ya en juego, está a punto de caer sobre el número de la suerte de dicha jugada y, la segunda, se usa cuando se quiere expresar que todo va mal y «nada funciona», como en el siguiente ejemplo. Je ne veux pas voir ces réalités… puis c’est fini, rien ne va plus. «No quiero ver esas realidades…» después se acabó, nada funciona.

Pienso que ambas definiciones o usos vienen ni que pintados para explicar la inimaginable e increíble situación que vivimos en España debido a las excentricidades, salidas de tono, extravagancias o actitudes fuera de todo uso y costumbre democrática que se marca nuestro ínclito presidente del gobierno, Pedro Sánchez.

Es muy frecuente que cuando el crupier lanza su aviso de prohibición de apostar más a los jugadores, uno o varios de ellos, guiados por un impuso de última hora o para ocultar al resto donde quieren hacerlo realmente, pretendan conseguirlo a toda prisa a uno o varios números para así, satisfacer una fugaz y postrera corazonada u oculta intención. Cosa que desconcierta al propio crupier, que ya tenía todas las apuestas calculadas y al público cercano porque descoloca la situación y hasta suele ocultar e incluso mover ligeramente sus propias apuestas. Es una irresistible tentación de actuar cuando ya nadie se lo espera o de pillar con el paso cambiado al resto.

La segunda versión es muy certera en aquellos momentos en los que se debe tirar la toalla porque la situación conocida o cercana a llegar, pueda hacerse irrespirable para aquel que ha vivido sobre el alambre mucho tiempo; para quien a modo de trilero, cada día saca la bolita de un cubilete diferente y para la persona a la que las promesas incumplidas o las muchas y sucias cesiones otorgadas por un puñado de apoyos siempre oscuros y muy condicionados, sobrepasan la capacidad de aguante humano por muy resistente o resiliente que uno sea.

A lo largo del tiempo y de la historia no hay ejemplos ni situaciones iguales o similares en países democráticos de nuestro entorno y sistema democrático de derechas o izquierdas. Cuando uno se ve sobrepasado y muy agobiado por las graves cargas y cargos que le llegan contra su persona y equipo cercano, por muchas y varias corruptelas en su partido, nepotismo, amiguismo, favoritismo o por una irrefrenable necesidad de acaparar poder, aún a costa de meter las narices y mangonear a tope, donde debería ser legal y estéticamente imposible hacerlo, solo tiene tres posibles caminos a adoptar; renunciar, coger sus bártulos e irse sin más contemplaciones, tras convocar nuevas elecciones mediante un solemne discurso en el parlamento o con una rueda de prensa oficial con ruegos y preguntas suficientes; designar a un sucesor de su máxima confianza o solicitar por sí mismo, una Cuestión de Confianza.

Ningún dirigente, nadie que se sepa en un mundo normal o normalizado, se toma un periodo sabático de cinco días en casa, para decidir su futuro político y el de la nación que gobierna, mientras deja paralizado el país durante tal periodo; máxime en un momento en el que ni la situación interna ni la externa están para ningún tipo de bromas, para un periodo vacacional extraordinario ni para echar cohetes y otros fuegos de artificio alegremente. 

Por mucho que él pretenda ser original en todo, debería haber tenido presente que nadie en el mundo de la política de medios o altos vuelos cambia, en cuestión de horas o minutos, desde una más que impostada y fingida euforia ―tras conocer y defender los resultados electorales de los últimos comicios regionales y atribuirse personalmente los éxitos de todos, incluso los de sus oponentes― a una situación depresiva, acusadora, llorona, empalagosa y bobalicona ni mucho menos, muestra su decisión de tomarse un tiempo de reflexión, empleando para ello, una carta publicada en una red no oficial. Sobre todo, habiendo estado horas antes ocupando su escaño en momentos en los que ―a tenor de la realidad y de la entonces incomprensible pregunta parlamentaria del diputado Rufián― la noticia de la toma de posición del juzgado de Madrid contra su esposa, Begoña Gómez, era ya conocida o pública, aunque no excesivamente publicada y mucho menos, manoseada ni lanzada a  su cara ―tal y como él y su equipo suelen hacer con sus adversarios, sobre todo del PP―  por ninguno de los partidos políticos de la oposición, a los que, en la susodicha carta, sin venir a cuento y reiteradas veces, no duda en atacar por supuestas presiones y comentaros sobre él, su política y partido.

No contento con hacerlo con sus adversarios políticos, decide al más puro estilo caudillista caribeño, atacar a la prensa y otros medios de comunicación que no le bailan el agua, sin tener en cuenta que él, por sistema, línea editorial o debido a las más que cuantiosas y atractivas subvenciones, tiene alineados con su causa a muchos más de la mitad de ellos.

Igualmente, y para cubrir los tres objetivos de un caudillo autócrata, la toma contra los jueces, a los que ataca inmisericordemente, sin volver a tener en consideración los vergonzosos resultados que, desde hace meses o años,  estamos viendo y viviendo en numerosos casos y ocasiones, dado que él, previamente, ha extendido su mano en sucias maniobras sobre gran parte de las más importantes instancias de la judicatura como lo son el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, los juristas del Congreso y el Consejo de Estado sin contar con importantes asociaciones de juristas y letrados que siguen sin rechistar los pasos marcados por un Fiscal General, por cierto, varias veces repudiado por diversas instancias de enjundia, sin que se le mueva un pelo ni se cierre esa sonrisa bobalicona que muestra permanentemente.

Sánchez es un hombre que siempre maniobra por libre, que pretende tener la razón en todo lo que toca o manosea y se mantiene en sus trece a pesar de los escasos o nulos resultados que recoge en la arena internacional cada vez que se mueve para maniobrar, como la última ocasión con su maratoniano tour europeo por Palestina y su reconocimiento como Estado.

Alguien que ya es casi un mindundi en dicha arena y que con sus maniobras caudillistas y nada democráticas se va cerrando, poco a poco, las posibles salidas de emergencia para poder coronar su futuro de forma oficial con un puesto internacional dotado de duraderos y pingues salarios o beneficios, cuando, por fin, deje en paz a los españoles.

Un personaje que solo ha conseguido merecer la atención de la prensa internacional con esta impresentable carta en la que anuncia su incomprensible e inusual tiempo de reflexión debido a las graves acusaciones sobre su esposa. Carta por la que, ahora, el mundo ha sabido que su mujer, a la que dice amar como cualquier españolito de a pie, podría estar involucrada en asuntos turbios; por cierto, nada bien vistos ni defendidos en ninguna sociedad moderna y democrática de nuestro entorno y mediante la cual no solo los pone a la luz, sino que pregona que sus métodos caudillistas están siendo atacados, precisamente por los que (prensa, oposición y tribunales) en cualquier país democrático, tienen la obligación de hacerlo con las herramientas correspondientes, con la verdad, la prudencia y sin amenazas ni otro tipo de coacciones.

Todo apunta a que, con esta aparatosa y desconcertante maniobra, solo pretende aparentar prudencia personal y no va a ocurrir gran cosa cuando, precisamente, él hace todo lo contrario. Por lo que está situación no será más que una más de las suyas protagonizadas fuera de tiempo y como un juego a los que nos tiene acostumbrados para cogernos a todos fuera de juego, incluso a los de su propio partido y embobados seguidores, quienes ayer mismo, quizás por ello, no atendieron a la llamada de socorro a manifestarse dándole calor a su caudillo en la sede del PSOE. La realidad es que, a pesar del gran esfuerzo en las redes, al parecer, solo aparecieron unas cincuenta personas, de las cuales, la mitad, eran consejeros o diputados de su partido.

Una carta, que provoca la risa desternillante en algunos de sus párrafos escritos alegremente, para niños o personas fuera de la realidad y sin capacidad de juicio, en la que afirma situaciones falaces e increíbles, como el «no tener apego a su cargo», cuando todo el mundo sabe, conoce y sufre la vergüenza inicial y sufrirá las consecuencias posteriores de las concesiones de todo tipo y los cambios legislativos que ha tenido que sortear o imponer de manera poco democrática y casi alegal, para conseguir los votos necesarios para mantenerse en ese maldito sillón de la Moncloa. Sillón que, de momento, solo le da capacidad de maniobrar en dichas abyectas lides, pero no de gobernar como es preciso y menester tras cien días de desgobierno ―aún sin presupuestos a la vista― a pesar de estar la situación política y sobre todo la económica como están y como se van a poner cuando Europa despierte de su dadivoso letargo pandémico y nos pongan los deberes necesarios para corregir una demasiado larga situación que, a pesar de sus enormes cuantías, regalías y tiempo en efecto, no ha logrado los objetivos previstos en su totalidad y, realmente, se debió cambiar e imponer, al menos, un par años atrás.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.