GUAYANA ESEQUIBA: NUESTRO DERECHO DE PROPIEDAD FRENTE A UNA OCUPACIÓN ILEGÍTIMA Y CUESTIONADA

Abraham Gómez R.*

Como las palabras no son neutras, se hace inevadible e inexcusable que afinemos con suficiente precisión los términos que hemos venido empleando (y que sea menester apelar en lo sucesivo) para referir todos y cada uno de los elementos concurrentes, en el presente asunto litigioso.

Una voz mal utilizada, lejos de cooperar en esta causa puede llegar a perjudicar enormemente.

En la controversia que encaramos por la extensión territorial que nos arrebataron, la contraparte externa vocablos jurídicos a diestra y siniestra, sin el menor recato de su significación y alcance.

A ellos les resulta igual hablar de posesión o de ocupación, para referirse al área objeto del conflicto. Lo cual es desacertado, desacreditado e impropio.

Hago la severa advertencia de esta torcedura semántica; porque lo hemos escuchado por boca de los representantes de la cancillería guyanesa en casi todas partes; particularmente, en las audiencias públicas celebradas el pasado mes de noviembre, en la Corte Internacional de Justicia.

Sin embargo, cada vez que ocurra estamos obligados a clarificar —en todo lugar y evento— que los términos Ocupación y Posesión se construyen sígnicamente (su función lingüística), adquieren su teleología (intencionalidad) y preservan procesalmente sus propias diferencias conceptuales-estructurales.

Conforme al Derecho Internacional Público, cada étimo —destacadamente aludido en el párrafo anterior— está destinado, de acuerdo con su desempeño, para dar cuenta concreta de hechos muy particulares. No caben confusiones.

Entonces así, por donde se le mire, luce inadmisible que, en este pleito de tanta monta, la delegación guyanesa emplee en la Sala Jurisdicente —indistintamente— uno u otro término. Sin lugar a dudas que lo producen con una marcada intención.

No lo hacen por ingenuidad o por andar desprevenidos. Utilizan adrede tales expresiones léxicas-jurídicas —sin entrar a diferenciar una u otra palabra— para urdir manipulaciones con mala fe; que no nos cansaremos de develar y denunciar.

Por lo pronto, permítanme una modesta explicación. Todo acto de Posesión lleva implícitos factores característicos, que en sí mismos son especificidades inexorables, que no se pueden evadir.

Son condicionantes exigibles que se describen y registran con absoluta claridad.

Ha quedado admitido —permanentemente— que para que haya Posesión (en estricto derecho) se deben reunir los siguientes elementos: haberse desarrollado —en el tiempo— en condición íntegramente pacífica; percibirse como un evento público y del conocimiento generalizado; asumir y partir siempre de la buena fe y que no se produzcan protestas por tal hecho. Añádase también, que nadie vea lesionado su patrimonio, lo que conocemos propiamente como perjuicio irrogado.

Cabe la pregunta: ¿La Posesión constituye una institución con factores predisponentes? Sí, cierto. La Posesión está restringida a que se cumplan cabalmente con las mencionadas limitaciones; porque, al ampararse en esas inescurribles premisas la Posesión anuda su protección y tutela jurídica; y genera la posibilidad de invocar la Adquisición por Prescripción.

Digamos algo más, la Prescripción adquisitiva permite la consolidación de un Derecho Real con el transcurso del tiempo; convirtiendo decisiones de hecho en formalidad de derecho. Vale señalar, coadyuva para que se transforme la Posesión continuada en posibilidad certera de dominio y propiedad.

La Posesión es un derecho muy especial que concede importantísimos privilegios y oportunidades

En el vil despojo que se nos perpetró, a partir del “Tratado anglo-holandés de 1814” no se cumplieron ninguna de las consideraciones previas, arriba citadas; por cuanto, el Imperio inglés, en su insoportable arrogancia, arremetió contra todo vestigio y se apropió de ese espacio territorial que le correspondía, entonces, a la Capitanía General de Venezuela, la cual había sido creada por Real Cédula de Carlos III, el 8 de septiembre de 1777, documento con el que nos configuramos política y administrativamente, para nacer  ante la “comunidad internacional”.

Los ingleses desconocieron reiteradamente la propiedad de España en el inmenso territorio delimitado en la margen izquierda del río Esequibo.

Irrumpieron, sin parar mediante vulgares actos de Ocupación, para crear asentamientos poblacionales en la Guayana Esequiba, con migraciones forzosas traídas por ellos desde África, Asia y varias partes del mundo, para ocupar. Por eso justificamos nuestra aseveración: únicamente han ocupado.

Mucho antes de que se produjera la decisión arbitral del ominoso Laudo de París, del 03 de octubre de 1899, ya Venezuela había estado levantando su voz de protesta, por todo el desgajamiento que se nos  estaba asestando en una séptima parte de nuestra geografía nacional.

Nuestro Libertador, Simón Bolívar, teorizó la doctrina del Utis possidetis Iuris, en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, para proteger a las naciones que venían alcanzando sus independencias; sospechando de las acechanzas e insaciable voracidad de los ingleses. Una vileza que ha sido cuestionada permanentemente.

De modo que allí jamás ha habido Posesión.

En el citado espacio controvertido, podemos hablar sólo de Ocupación; entendida como la manifestación violenta para el control atrabiliario de lo ajeno, bajo repetidas ilegalidades y encubierta de agresiones y entrampamientos.

Ocupación que han querido “maquillar jurídicamente” con el adefesio citado; sentencia arbitral —nula de toda nulidad— con la que intentan, desde hace más de cien años, tenderle un manto de impunidad.

Han venido ocupando, a través de un mezclote colonialista; en componenda con un enjambre de empresas transnacionales; así también, percibimos un extraño juntamiento de sectas religiosas de todo tipo cruzadas con ideologías políticas. Comportamientos socioculturales híbridos y extravagantes.

Cuando los ingleses tomaron ocupación agresiva de esos 159.500 km2, esa ancha franja no estaba considerada terra nullius (tierra de nadie); porque ya era nuestra.

Tal extensión territorial siempre ha sido nuestra. Somos su propietario. Calificado y soportado tal Derecho Real en base a justos títulos traslaticios, que poseemos a buen resguardo para probar cuando llegue la ocasión por ante la Corte Internacional de Justicia.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Asesor de la Comisión de Defensa del Esequibo y la Soberanía Territorial. Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela. Asesor de la Fundación Venezuela Esequiba.

TARDE Y MAL, COMO DE COSTUMBRE

F. Javier Blasco*

La Comunidad Internacional (CI) y todos los organismos que la integran, viven, moran o pululan en su entorno son un cumulo de “buenos y grandes propósitos” pero excesivamente lentas o improductivas en sus resoluciones. Resoluciones o decisiones que muchas veces llegan tarde, resultan ineficaces, demasiado descafeinadas o inservibles para paliar los efectos del problema que las suscitó.

De entre todos ellos y dejando a un lado a la ONU, que se lleva el primer premio en ineficacia, destaca la UE; esa costosísima y mastodóntica organización en la que están basadas tantas ilusiones y esperanzas aunque sigue sin cambiar sus ritmos o el guion para decidirse a intervenir con eficacia y rotundidad en lugares o momentos decisivos.

Tradicionalmente, aunque casi siempre a trancas y barrancas, sigue placida y tranquilamente los pasos marcados por el Tío Sam y suele llegar no solo tarde, sino también mal allí donde se esperaba una mayor rapidez o enérgica decisión en asuntos que son propios por afectar a sus intereses, de su incumbencia según sus estatutos, heredados del devenir de las cosas o salpicados por circunstancias vecinas o cercanas.

Se llegó tarde a impedir el vergonzoso Brexit y sus consecuencias tan terribles para tiros y troyanos; no se ha manejado bien ninguna de las sucesivas crisis económicas al introducir peligrosos cambios de criterio; es patente su indecisión con Suramérica o África o ante las crisis de refugiados y la pandemia del coronavirus mostró no solo grandes deficiencias en materia sanitaria, sino en coordinación, cooperación y economía de esfuerzos, así como en la protección de sus gentes y fronteras.

En materia político democrática, bandera que saca y ondea al viento en cualquier ocasión o motivo, dejamos mucho que desear; la ordenes europeas de detención no se aplican entre sus miembros; algunos países como Hungría y Polonia han venido haciendo de su capa un sallo en materia de control de los órganos de la administración de justicia y en su forma de cubrirlos sin que, durante mucho tiempo, se tomaran medidas coercitivas contra ellos. Hecho éste que ha sido vergonzosamente copiado por España, a la que, de momento y mucho me temo que, de forma definitiva, tan solo se le han dirigido unas pequeñas ‘reprimendas’ en formato de recomendaciones a pesar de haber llevado a cabo acciones de dudoso pelaje democrático y muy intrusivas en el sistema de funcionamiento y cobertura democrática de cargos de sus elementos fundamentales.

Asistimos con autentico pavor a los debates sobre seguridad y defensa con los que llevamos años analizando el sexo de los ángeles y cuál sería la posición más conveniente para ser tomados en serio internacionalmente o pudiéramos dotarnos de una posibilidad de intervención o defensa más que suficiente que nos diera consistencia y aumentara nuestra sensación de seguridad basada en capacidades propias y no ser tan dependientes de una dubitativa OTAN que siempre camina de la mano de EEUU sobre un delicado hilo de alambre que, cualquier día, se puede romper.

Llevamos casi un año con la guerra en Ucrania llamando a nuestras puertas y somos incapaces de tomar una acción conjunta lo suficientemente seria a pesar de que dicho conflicto afecta de lleno a nuestros vecinos, las propias fuentes de energía y las soluciones ante las amenazas rusas.

Los ucranios, con su presidente Zelenski a la cabeza, tras ciertas escaramuzas o reacciones de diversas consecuencias, han aprendido la lección de que solo con trajes de invierno, un gran coraje y mucho amor a su tierra, no se puede hacer frente a un mastodonte como es Rusia en manos de un lunático, a quien no le importa sacrificar a miles de sus hombres, la propia economía e invertir lo que sea necesario en armamento con tal de ver satisfecho su ego.

En este contexto y como la ayuda militar exterior había decrecido mucho salvo por parte de EEUU, ha aparecido sobre el tablero la necesidad de que la CI le dote de carros de combate más modernos, potentes y eficaces tipo: Leopard (alemán), Abrams A1 (norteamericano) o el Challenger 2 (británico) entre otros, para hacer frente sin paliativos a la dura contraofensiva que esperan para esta primavera.

Tras muchos dimes y diretes, el presidente Biden decidió recientemente mandar 31 carros de combate (número equivalente a un Batallón de carros ucranio) y presionar a su colega alemán a que haga un gesto similar y que, además, permita a países europeos (Polonia y la República Checa entre otros) —que cuentan en sus dotaciones con dicho carro del mismo o anteriores modelos— a mandar estos sin las restricciones contractuales de su empleo fuera del territorio europeo.

Anteayer, se tomó la decisión al respecto y Alemania dotará con una Compañía de dichos carros a Ucrania (unos 12) y los polacos y los checos se aprestan a donar un número indeterminado lo antes posible, así como el Reino Unido ha marcado una fecha muy próxima para que lleguen sus carros. Incluso Marruecos, que no tiene nada que ver en este entierro, ya ha mandado unos 20 carros T-72 recientemente modernizados y sin tanta alaraca.

España y nuestro presidente, especialista en márquetin y en vender humo, ante la precipitación de las decisiones de los demás y por no quedarse atrás —como venía haciendo tal y como se demostró al no acudir y menospreciar la cumbre de Ramstein el pasado día 20 donde se discutieron los apoyos internacionales a prestar— a pesar de la oposición de una parte del gobierno y de los partidos que le sustentan en el cargo, cambió sus reiteradas negativas y justificaciones de obsolencia e inoperatividad de la mayoría de nuestras existencias de ese tipo, a anunciar un apoyo, indefinido en todos los aspectos como el modelo (hay varios), cantidad, recuperación de su operatividad, plazos de entrega, piezas de repuesto, entrenamiento de tripulaciones y personal de mantenimiento.

Está claro que estos movimientos políticos solo suponen una venta de humo, agitar el adormecido público, mostrase dispuesto a cambiar de imagen y no quedarse en el pelotón de cola; cosa que mucho me temo, será así finalmente, porque tanta palabrería y gestos huecos mostrando giros bruscos de opinión, no gustan nada a nadie y menos a nuestros aliados.  

En cualquier caso, las sofisticadas máquinas de guerra actuales no son sencillos juguetes que se arrancan y se sale al campo con ellos sin realizar previamente muchas semanas de adiestramiento, su mantenimiento es difícil y sofisticado y las piezas de repuesto no suelen ser compatibles.

Mezclar tantos modelos en un mismo cesto en manos inexpertas puede suponer que se queden todos fuera de servicio en poco tiempo, salvo que se les adiestre adecuadamente y se mantenga in situ un apoyo en mantenimiento más que adecuado, como exigen los tiempos de guerra; elementos que justifican la exigencia de Zelenski para que los apoyos se centraran en los Leopard, el mejor carro actual.

Mucho me temo que toda esta parafernalia, exigirá demasiados esfuerzos extras y mucho tiempo; tiempo, que no dispone Ucrania, y no será más que otro brindis al sol de la CI para acallar sus insanas conciencias y que algunos políticos, muy cercanos a nosotros, han visto una gran oportunidad en mejorar su imagen personal al cambiar de opinión de forma súbita.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

PESCA ILEGAL Y EXPOLIACIÓN DE LOS RECURSOS PESQUEROS DE LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE

César Augusto Lerena*

Teniendo en cuenta toda la legislación internacional y la nacional de todos los países de Latinoamérica y el Caribe, la de la Unión Europea y Estados Unidos y la depredación que la flota que pesca a distancia extrayendo en forma anual de Latinoamérica recursos pesqueros de una magnitud que impiden el desarrollo de los pueblos.

Entendiendo «por PESCA ILEGAL, y con el tecnicismo de INDNR (ilegal, no declarada, no registrada) a aquella que se captura voluntaria y/o libremente de especies pesqueras, sin cumplir total o parcialmente con la regulación internacional o nacional de origen y/o sin control independiente y/o si se captura en alta mar sin control del Estado de pabellón y sin acuerdo previo entre éste y los Estados ribereños en aquellas especies que interaccionan o están asociadas o son migratorias originarias de las ZEE o desde alta mar a la ZEE, donde se realiza todo acto, de cualquier naturaleza, que atente contra la sostenibilidad de las especies pesqueras y/o contaminen el medio ambiente y/o amenacen la seguridad alimentaria y económica, beneficiando al crimen organizado transnacional y la evasión fiscal» (César Lerena, “Pesca. Apropiación y depredación”, Ed. Proyecto Sur, 2014).

Comprendiendo que no hay faltas leves frente a la PESCA ILEGAL, ya que la depredación de los recursos pesqueros y la contaminación del medio marino son hechos graves que atentan contra el ecosistema y los recursos alimenticios de la humanidad y teniendo en cuenta los porcentuales deducidos por la FAO, estimamos (CESPEL, Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, 2022) que —sin tener en cuenta los descartes de pesca incidental y/o especies no comerciales realizados por los Estados ribereños en las ZEE- en Latinoamérica y El Caribe los Estados de pabellón que pescan a distancia los recursos pesqueros migratorios, realizan una PESCA ILEGAL del orden de los 7,8 millones de toneladas anuales por unos 11.770 millones de dólares estadounidenses y, según la FAO en el Área 31 (Atlántico occidental central) el 37% las poblaciones pesqueras son biológicamente insostenibles; en el Área 41 (Atlántico Suroeste) el 40%; en Área 77 (Pacífico Oriental central) el 14,3% y, en el Área 87 (Pacífico Sureste) el 66,7% (Figura 24 “Percentages of Biologically sustainable and unsustainable fishery stocks by FAO Mayor Fishing Área, 2019) y, como refiere el citado informe de la FAO, los principales responsables son los Estados de pabellón.

Observando que las distintas Convenciones, Acuerdos, Códigos y Planes aprobados por los Estados y los organismos multilaterales con el objeto de erradicar o minimizar los efectos negativos derivados de la PESCA ILEGAL han resultado insuficientes e ineficaces, en atención, a que después de más de treinta años de aprobados, esta actividad ilegal persiste y crece.

Inspirados por el deseo de contribuir a terminar con el flagelo de la PESCA ILEGAL, que atenta contra la sostenibilidad de los recursos pesqueros y la sustentabilidad de los pueblos menos desarrollados, su economía, el trabajo, la alimentación y la soberanía de los Estados ribereños.

Resaltando, que la propia FAO estima que al menos el 30% de las capturas son ilegales, generándose unos 36 mil millones de dólares anuales (FAO, 2016, p 05-06) en forma irregular y, en una competencia desleal con quienes pescan y comercializan cumpliendo las normas nacionales e internacionales.

El Dr. César Augusto Lerena, autor del trabajo “Pesca Ilegal y Expoliación de los recursos pesqueros de Latinoamérica y el Caribe”,

Teniendo en cuenta que “migración”, no refiere a la distancia que recorren distintas especies durante sus traslados biológicos sino, que el término “migración” en el sentido biológico según definen investigadores del INIDEP (Roux A; de la Garza J; Piñero R y, Bertuche D. Informe Técnico Nº 007, 3/4/2012) es «el movimiento periódico que algunas especies de animales realizan, desde una región geográfica, y su subsecuente regreso…», por lo tanto, indicar cuáles son especies “altamente migratorias” sin definir previamente este término, como lo hace la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, es una mera decisión política-territorial y no una definición biológica precisa que deja afuera de la lista indicada en el Anexo I de esta Convención a numerosas especies originarias de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) que migran de la ZEE a alta mar y desde ésta a la ZEE, por lo cual, deben ser protegidas por los Estados ribereños y por los Estados de pabellón que pescan libremente en alta mar, mediante acuerdos entre las partes.  

Reconociendo que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar ha definido con precisión los alcances de los espacios marítimos no ha podido relacionarlos debidamente al ecosistema a la hora de vincular esos territorios con la presencia de los recursos pesqueros en éstos y la migración biológica de las especies en las distintas zonas y que más allá de los distintos espacios territoriales que define y, los derechos y obligaciones que establece para cada uno de ellos, indica que: «los problemas de los espacios marinos están estrechamente relacionados entre sí y han de considerarse en su conjunto» (sic); que además, se requiere una «utilización equitativa y eficiente de sus recursos, el estudio, la protección y la preservación del medio marino y la conservación de sus recursos vivos» (sic). Todo ello, contribuyendo «a la realización de un orden económico internacional justo y equitativo que tenga en cuenta los intereses y necesidades de toda la humanidad y, en particular, los intereses y necesidades especiales de los países en desarrollo» (sic); es decir, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar no podría limitarse a una mera división jurídica de territorios, sino fundamentalmente, a garantizar la sostenibilidad a perpetuidad de los recursos pesqueros, el acceso a las proteínas que proveen estos recursos y el crecimiento de los Estados menos desarrollados. El ecosistema es uno solo y las especies no conocen de límites establecidos con criterios jurídicos, económicos y territoriales.

Atento a ello y otras consideraciones que analizamos, nos complacemos en adjuntar al presente el trabajo: “Pesca Ilegal y Expoliación de los recursos pesqueros de Latinoamérica y el Caribe”, (2023) elaborado por la Fundación Agustina Lerena y el Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, con el objeto principal de dar sostenibilidad a los recursos migratorios de dominio de los Estados ribereños originarios de sus ZEE, exhortar a los Estados, a las Organizaciones multilaterales competentes de las Naciones Unidas para la FAO y las instituciones ambientales y pesqueras a producir las las acciones de: a) Instrumentar los mecanismos para erradicar la PESCA ILEGAL en el océano Atlántico (FAO 31, 41 y 48) y el océano Pacífico (FAO 77, 87 y 88); b) Convocar a los Estados a definir terminológica y científicamente las expresiones centrales de “pesca ilegal”; recursos pesqueros “altamente migratorios”, “migratorios”, “transzonales”, “asociados”, “transfronterizos”, etc. c) establecer los marcos normativos destinados a administrar (investigar, conservar, distribuir) los recursos pesqueros y establecer los derechos y obligaciones de los Estados, sean estos de pabellón o ribereños; d) integrar una única lista de especies migratorias, asociadas, transzonales, etc. a propuesta de los Estados y con el debido respaldo científico, de acuerdo con la distribución regional y las características biológicas de las especies; e) establecer con Criterio de Precaución una serie de medidas de urgencia; f) Armonizar las obligaciones de los Estados en alta mar y la ZEE, ya que, tratándose por lo general de ecosistemas únicos, que deben tratarse en forma integral y conjunta; g) Jerarquizar las estructuras oficiales que son responsables en los Estados ribereños de ejecutar una política relativa al cuidado del ambiente marino y los recursos vivos del mar; h) Apoyar técnica y económicamente a los Estados ribereños para que sus Autoridades de Aplicación a través de los correspondientes Institutos de Investigación, establezcan las Capturas Máximas Sostenibles en alta mar; i) Instrumentar los mecanismos necesarios para facilitar los Acuerdos directos entre los Estados; j) Establecer nuevas herramientas y profundizar las acciones técnicas, operativas y de control para erradicar el descarte al mar; k) Instrumentar las sanciones penales adecuadas a quienes realizan PESCA ILEGAL, ya que las sanciones administrativas han resultado insuficientes para desalentar este flagelo; l) aplicación efectiva de las sanciones a los Estados, los propietarios, armadores, capitanes y oficiales responsables de los buques que realizan PESCA ILEGAL; m) establecer los mecanismos para asegurar que, alta mar se use exclusivamente con fines pacíficos; entendiendo que no es pacífica la PESCA ILEGAL; m) Intervenir en la formulación de Acuerdos entre los Estados para favorecer el agregado de valor a las capturas por parte de los Estados ribereños menos desarrollados; n) Contribuir a precisar la tipificación de actos de “Piratería” por parte de los buques que realizan PESCA ILEGAL; o) Actuar sobre aquellos Estados que ejercen ocupación en forma prepotente de espacios continentales, insulares y marítimos o explotan áreas en disputa de soberanía capturando poblaciones de especies pesqueras, sin acuerdos ni control, atentando contra el ecosistema; el ordenamiento pesquero regional y poniendo en riesgo la sostenibilidad de las especies y la seguridad en las áreas en conflicto; p) Fortalecer a los Estados ribereños en desarrollo en sus políticas portuarias; q) perfeccionar los sistemas de certificación de origen y trazabilidad; y r) Actuar en favor de la normatización efectiva y consensuada, para que los Estados más desarrollados contribuyan con los menos desarrollados, a que la pesca pueda ser un sustento de estos últimos, cumpliendo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y con los artículos 24º a 26º del Acuerdo de Nueva York: «Los Estados reconocerán plenamente las necesidades especiales de los Estados en desarrollo en relación con la conservación y ordenación de poblaciones de peces transzonales y poblaciones de peces altamente migratorios y el desarrollo de pesquerías para tales especies» y, entendiendo, que la pesca no debe ser de subsistencia sino que debe asegurar una “Unidad Económica Pesquera” que les permita a los pescadores —por pequeños que sean— una actividad económicamente sustentable y que, mediante una administración adecuada, los Estados menos desarrollados puedan disponer de los recursos pesqueros necesarios para proveer a las industrias, generar trabajo y desarrollo de los pueblos y ciudades del litoral marítimo.

Ponemos a consideración de los Estados; los Organismos multilaterales; los empresarios y gremios pesqueros el citado trabajo “Pesca Ilegal y Expoliación de los recursos pesqueros de Latinoamérica y el Caribe”, (PDF, 237 páginas, 2023) destinado a contribuir a erradicar la PESCA ILEGAL.  

 

* Experto en Atlántico Sur y Pesca. Ex Secretario de Estado. Presidente de la Fundación Agustina Lerena (Fundada el 21/10/2002), Presidente Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana, CESPEL (Fundada el 02/04/1989).

Autor de “Malvinas 1982-2022. Una gesta heroica y 40 años de entrega” (2021) y de “Pesca Ilegal y Recursos Pesqueros Migratorios Originarios de los Estados Ribereños de Latinoamérica y El Caribe” (2022).

 

Si desea leer el trabajo completo (237 páginas) haga clic en el siguiente vínculo y podrá bajar el libro gratuitamente:

https://saeeg.org/index.php/cesar-lerena-pesca-ilegal-de-recursos-migratorios-de-latinoamerica/

Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales

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