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ALIANZA TURCO CATARÍ Y LA DIMENSION IMPERIAL

Marcos Kowalski*

La región que conocemos como “Medio-Oriente”, constituye un puente entre Europa y Asia, con países ricos en hidrocarburos y minerales, y donde la mayoría de su población practica una de las religiones más difundidas de la tierra, el islam. Cuna de una infinidad de civilizaciones precursoras de nuestra cultura, fue, es y posiblemente seguirá siendo, una zona de conflictos, confrontaciones y disputas por la hegemonía, el poder y las riquezas.

Hoy la disputa por ese poder se centra en tres grandes ejes, el árabe, el eje iraní y el turco-catarí. Este último eje, el de más reciente formación en la puja de influencias en la región está compuesto por Turquía y Catar donde aparentemente es Ankara la que desarrolla una política agresiva en toda la zona e, incluso, avanza hacia el Mediterráneo y África del Norte. Si se despliega un mapa de Medio Oriente, Norte de África, Mediterráneo Oriental y Asia Central, es posible apreciar que Turquía está presente en varios de los conflictos de la región.

Hace pocos años Ankara decía tener “cero conflictos con sus vecinos”. Hoy está presente de forma controvertida en Siria, Libia y Nagorno-Karabaj. Tiene serios problemas con los kurdos en su territorio y en Siria, una peligrosa confrontación con Atenas por Chipre y con otros países por recursos energéticos en el mar Mediterráneo. Igualmente, crecen las tensiones con Rusia, Estados Unidos, Israel, la Unión Europea y la OTAN.

Para entender el anhelo expansionista de los turcos debemos recordar que, durante 600 años, con especial auge en los siglos XVI y XVII, el Imperio otomano dominó desde el sureste de Europa hasta los territorios que actualmente son Austria y Hungría, los Balcanes, Grecia, parte de Ucrania, Irak, Siria, Israel, los territorios palestinos y Egipto. Su poderío alcanzaba Argelia en el norte de África y gran parte de la península arábiga.

La relación de Turquía con Catar se remonta a hechos históricos en la península arábiga. Esta península, debido a su tamaño y condiciones climáticas rigurosas estaba habitada casi por la totalidad de la población en sus costas y dividida en tribus gobernadas, durante el siglo XIX, por una suerte de reyes, los sheikhs, los jeques. Fue por aquel entonces que el Imperio otomano trató de conquistar el este de la península.

En 1871 los otomanos enviaron un emisario a Catar, gobernada por la dinastía de Al Thani, quienes aceptaron las condiciones otomanas pasando a convertirse en parte del imperio. Alojó tropas turcas permitiendo que se utilizara el territorio catarí como base de operaciones otomanas en la península. La familia Al Thani ha gobernado el país desde su fundación en 1850 con una serie de sucesiones de poder que no siempre han estado exentas de contratiempos.

También en el mismo siglo XIX, llegó el wahabismo, una forma estricta y conservadora del islamismo, hoy en día la religión oficial de Arabia Saudí, propiciada desde el comienzo por la casa de Saúd, donde se les dio a los wahabitas el control total de la vida social y cultural del reino, lo que significaba que tendrían el control de la educación y del sistema judicial.

Algunos afirman que el wahabismo es «el padre ideológico» del “Estado Islámico”. La dinastía Al Thani de Catar aceptó esta corriente religiosa expansionista y con ambición de dominio de toda la península árabe, tratando de dominar incluso Omán y los actuales Emiratos Árabes donde esta corriente fue rechazada.

Los otomanos abandonaron la península de Catar en 1915. Desde entonces y hasta los años 70 del siglo XX, los cataríes siguieron una trayectoria comercial y política parecida a las otras monarquías de la península arábiga. También, por entonces, se retiraron los británicos de la península, debiendo los jeques tomar el control sobre sus territorios.

Los jeques de Abu Dabi, Dubái, Ajman, Fuyaira decidieron confederarse y dar lugar a los Emiratos Árabes Unidos mientras que los reyes de Bahréin, un emirato de la costa oriental de la península arábiga y Catar se constituyeron en estados independientes.

En Turquía, tras la desintegración del Imperio otomano en 1918, apareció la figura de Mustafa Kemal Atatürk, quien pese a opiniones encontradas, existe consenso en que fue una de las figuras más importantes del siglo XX. Fue el primer presidente de la República de Turquía y se mantuvo en el cargo durante 15 años con una alta popularidad.

En la actualidad gobierna Turquía Recip Tayyip Erdogan, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), que gobierna desde 2002, adoptando una política exterior cada vez más ambiciosa, con el trasfondo mítico del Imperio otomano. Debemos recordar que durante la Guerra Fría, Turquía era un fuerte aliado de Occidente como miembro de la OTAN y del Consejo de Europa.

Debido a su posición geográfica y sus características culturales, en la que conviven el islam con una fuerte tradición secular, se le consideraba un puente con Oriente a la vez que un muro de contención frente a la influencia de la ex-URSS y, en particular desde septiembre de 2001, del islam político radical. Este esquema, sin embargo, no estuvo exento de problemas. Ankara está enfrentada a Grecia, otro miembro de la OTAN, por la soberanía de Chipre desde que Turquía invadió el norte de esta ex colonia británica en 1974.

A partir de ese año, 1974, con el aparente propósito de encontrar entre los musulmanes apoyo para sus pretensiones sobre Chipre, Turquía se involucra en la “Conferencia Islámica”, una importante organización islámica transnacional aportando financiación.

El gobierno del Estado de Qatar lo ejerce el Emir, quien es el monarca y jefe de Estado del país, así como el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y garante de la Constitución. En 1995 se produjo un golpe de estado en Qatar, donde Hamad Al Thani desplazó a su padre del poder y lo asumió, decidiendo hacer una política muy separada de los otros países árabes de la península.

A raíz de esta posición de Qatar, hoy está sumido en una disputa diplomática con sus vecinos, incluidos Arabia Saudí, Bahréin y Egipto. Esa fue la razón que, para impulsar la posición política catarí, se creó la cadena informativa Al Jazeera. En 2010, comenzó la conocida como “primavera árabe”, una serie de revueltas a lo largo de todo el mundo árabe dese Marruecos hasta Yemen, atribuidas a la popularización de los teléfonos celulares y de las redes sociales y sobre todo al islam.

Es en 2010 también donde Estados Unidos hizo uno de sus tantos giros en su política exterior, priorizando los asuntos de Asia, concentrando sus recursos en la confrontación con China y dejando de lado a Medio Oriente y asignando a Europa un papel mucho menor en la política de Washington que el que venía teniendo hasta entonces, dejando un mayor campo de maniobra para las potencias regionales de esa zona.

Esta situación propició una política mucho más activa por parte de Turquía para poder garantizar sus intereses, en contraposición de los intereses de Arabia Saudí e Irán, prevaleciendo sobre todo su interés en la seguridad, tratando de negar a las demás naciones el acceso a una preeminencia en la región: los turcos aprovechan esta coyuntura para ganar más peso en la zona y Catar va acercándose a Ankara para resguardarse de sus poderosos vecinos.

Hasta ese momento el país predominante en el área era Arabia Saudí. Bahréin, Emiratos y el mismo Catar, se agrupaban en torno al Consejo de Cooperación del Golfo principal foro político regional, que actuaba bajo La influencia de Riad. Con la llegada de las revueltas de la “primavera árabe”, que se supone impulsaban “los Hermanos Musulmanes”, las posturas de los integrantes de este foro comenzaron a diferenciarse.

Arabia Saudí y Bahréin se oponen decididamente a estas “revoluciones”, sin embargo, los cataríes, acompañando a Turquía, decidieron apoyar las revueltas islamistas en Siria, Palestina o Egipto. Desde el 30 de junio de 2013, cuando tuvieron lugar las manifestaciones multitudinarias contra el gobierno egipcio de Mohammed Morsi, que acabaron con el golpe de estado de Abdul Fatah Al-Sisi, Turquía se convirtió en el lugar de refugio para los “Hermanos Musulmanes”.

Muchas de las reuniones que la Hermandad ha celebrado han tenido como central de operaciones Estambul y, como aliado, al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, presidente turco. Esta alianza ha sido utilizada ahora por Ankara, que ha solicitado la ayuda de “los Hermanos Musulmanes” tanto en Catar como en la capital turca, para su campaña contra la demarcación egipcia y griega de sus respectivas fronteras marítimas.

Pero ¿quiénes son los “Hermanos Musulmanes”? La organización llamada Sociedad de los Hermanos Musulmanes, también conocida como Hermandad Musulmana o Hermanos Musulmanes, nació en 1928 en Egipto. Con una red de simpatizantes y miembros de entre medio y un millón de personas en un país de una población total de 80 millones y con una gran influencia internacional, es una de las organizaciones islamistas con mayor presencia exterior. El ideario de esta cofradía nace apoyado en la vuelta al islam primigenio, basado en El Corán y la Sunnah, y en la implementación de la Sharía como única forma de gobierno.

Este grupo toma caminos divergentes; por un lado, están los que abogan por un movimiento pacífico, cuya actividad se basaría en distintas iniciativas y servicios de carácter social, mientras que la otra rama es más proclive de intensificar la actividad del brazo violento, convirtiéndose en el germen de algunos de los grupos yihadistas de la actualidad

Para Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y muchos países dentro de Medio Oriente, los Hermanos Musulmanes suponen una gran amenaza, “Los Hermanos Musulmanes” mediante una posición de medios aparentemente pacíficos e incluso altruistas, construyendo escuelas e instituciones de ayuda comunitaria, propician acciones que terminan siendo violentas en su intención de la creación de un súper estado islámico.

Cuando Arabia Saudí y sus aliados, entre otros, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos comenzaron en 2017 un boicot contra Catar, que ya terminó, Turquía apoyó al emirato, también a través del envío de alimentos. Lo que une a Turquía y Catar es, principalmente, su buena relación con los Hermanos Musulmanes y la interpretación social revolucionaria del islam.

En Arabia Saudí el Consejo Religioso Saudí, afiliado a la cúpula estatal en Riad, calificó a los Hermanos Musulmanes de “organización terrorista”; además, el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, en octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul, sigue siendo un lastre para las relaciones entre ambos países.

A pesar de que hay cierto intento por parte de los turcos de acercarse y mejorar sus relaciones con los países árabes, sobre todo, con Arabia Saudí y Egipto —que algunas fuentes árabes califican como parte de la estrategia híbrida para toda la región de Ankara, con miras a posicionarse mejor—, sebe destacarse que Turquía está atravesando por una situación interna complicada en lo económico y político.

Las relaciones con Egipto también suelen ser cuando menos complicadas. En 2013, el gobierno turco había criticado duramente el golpe de estado contra el expresidente egipcio Mohammed Mursi, que provenía de las filas de los Hermanos Musulmanes. Mursi fue derrocado por el ejército egipcio y desde 2014 Abdelfatah Al Sisi es presidente.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también señaló el viernes 7 de mayo de 2021 que su país quería fortalecer la “histórica” amistad con Egipto. El anuncio siguió a conversaciones directas entre altos representantes diplomáticos de ambas naciones; aun cuando el dialogo existe, la situación entre ambos países es complicada.

Turquía ha venido construyendo en las últimas décadas un aparato militar y una industria para la defensa capaz de desarrollar y construir los elementos necesarios para la intervención en distintos escenarios y Catar ha participado financiando no pocos de estos proyectos. En la estrategia expansionista de Turquía, el aparato militar es una parte muy importante.

En el teatro de operaciones de Siria, los turcos, quizás analizando las acciones híbridas de los rusos y su doctrina Gerasimov, ha aprendido a desarrollar un accionar que roza la violación del Derecho Internacional Público, pero que les han están dando resultados, tanto en Siria, como en Libia o Nagorno-Karabaj.

Mientras en el ámbito internacional la relación de Turquía puede ser analizada con cada uno de los Estados. Según algunos analistas la que mantienen los turcos con Rusia ha girado desde el siglo XXI alrededor del control de los Balcanes, el mar Negro, el Cáucaso y la influencia en Medio Oriente.

Aunque tienen posiciones diferentes en varios conflictos, comparten una visión estratégica. Tanto Erdogan como Putin consideran que el mundo es multipolar y que sus países merecen, junto con China y otros emergentes, una cuota de poder mayor frente a Estados Unidos y a Europa.

Francia y Turquía se han enfrentado debido al papel ambiguo de París en Libia. El gobierno de Emmanuel Macron tiene también disputas con Ankara por el acceso a fuentes de energía en el Mediterráneo oriental y el apoyo con venta y suministros de armamento francés a Grecia.

En Libia, a cambio de su apoyo en la constitución de la Tripolitana (hoy Libia está dividida en Cirenaica, de influencia egipcia, Tripolitania, de influencia turca y Fezzan), Turquía ha obtenido del gobierno libio de Trípoli, la creación de una zona marítima exclusiva en el Mediterráneo, con el fin de competir con los proyectos de Grecia y Chipre.

Las relaciones con Estados Unidos son también contradictorias. Estados Unidos y la OTAN tienen en Turquía la importante base militar de Incirlik, desde la cual ha realizado operaciones, entre otras, en Irak y Afganistán. Erdogan ha amenazado con cerrarla.

Así también, en 2019, el gobierno turco se inclinó por adquirir de Rusia el sistema de defensa antimisiles S-400 Triumph, alegando que Washington no le había querido vender misiles Patriot en 2017. Como represalia por esa compra, el Departamento de Defensa estadounidense tomó la decisión definitiva de eliminar a Truquía del programa de aviones de combate F-35.

Con la Unión Europea es improbable que en un plazo medio se negocie la integración de Turquía. Ankara tiene una carta fuerte ante la UE, la presencia de millones de refugiados de Siria y otros países que esperan en su territorio la oportunidad de marchar hacia Europa.

Ankara hizo un pacto con la UE en 2016 para contener a los refugiados a cambio de 6.000 millones de euros. La renovación del acuerdo sobre la contención de los refugiados sirios en territorio turco se ha complicado por el intento de Ankara de relocalizarlos en parte de Siria y las relaciones económicas entre las dos partes están alteradas por la crisis financiera turca.

Es que como expresan muchos observadores europeos, desde la perspectiva de la UE, Turquía tiene una triple identidad: es un socio estratégico de Europa, especialmente en la economía y el comercio, es un adversario en el Mediterráneo oriental y Oriente Medio y un jugador negativo en la OTAN.

Sus acciones militares, complementarias de las políticas (y acciones híbridas), psicológicas, de propaganda o tecnológicas, de campañas expansionistas, están apoyadas en tres pilares, las compañías militares privadas (más o menos integradas por mercenarios), la extraordinaria industria para la defensa y las fuerzas militares propiamente dicha.

Turquía intenta recuperar la influencia del Imperio otomano con imprevisibles consecuencias para el equilibrio internacional. Sectores civiles y militares turcos consideran que su país es una potencia regional emergente con fuertes capacidades demográficas, económicas y comerciales. Tiene fronteras con ocho Estados y el 74% de la población total (84.339.067 personas) profesa el islam sunita.

Entre los turcos, diferentes escuelas de pensamiento, han promovido desde el final de la “Guerra Fría” que Turquía tenga una visión expansiva de sus intereses (la estrategia “Patria Azul”) y compita con las monarquías sunitas del golfo Pérsico por la hegemonía regional.

Entonces, frente al bloque occidental, y con el propósito de reeditar un imperio, se ha erigido una alianza, tradicional, pero fortalecida, formada por Catar y Turquía. Durante el Comité Estratégico Superior Catarí-Turco, celebrado en Doha, en su quinta edición, un ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahman Al Thani, ha reafirmado: “Deseo y determinación sinceros de conseguir pasar de las relaciones bilaterales a una asociación estratégica integral”, que permita abrir “nuevas áreas de cooperación”. Por su parte, su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, ha destacado el papel desempeñado por el Comité, que sirve como “un paraguas importante para todos los aspectos de la cooperación bilateral entre los dos países”.

Analizando las relaciones entre ambos Estados, podemos ver, en el ámbito económico que en las cuatro ediciones previas del Comité (la primera tuvo lugar en el año 2015), Catar y Turquía han firmado 45 acuerdos y memorandos de entendimiento. Esto ha venido acompañado por un incremento de las inversiones, tanto de Turquía en Catar como viceversa.

Los datos disponibles arrojan unos 11.600 millones de dólares en fondos turcos destinados a proyectos ubicados en Catar, entre los que sobresale la Copa Mundial de la FIFA 2022. Mientras que las inversiones cataríes en el país euroasiático superaron, ya en 2017, los 20.000 millones de dólares, lo que le permitió al emirato configurarse como el segundo mayor socio inversor de Turquía.

En 2018, Catar volvió a anunciar un nuevo paquete de inversiones, valorado en 19.000 millones de dólares, de los cuales, 650 millones estaban destinados al sector primario (agricultura y ganadería). Por su parte, cabe destacar, también, que el volumen del comercio logró, en el año 2018, la significativa cifra de 2.400 millones de dólares, lo que implicó una duplicación con respecto al año anterior.

En lo que hace a la cooperación militar, en diciembre de 2017, se creó el Comando de la Fuerza Conjunta Combinada Catar-Turquía en la base denominada Tariq bin Ziyad, con capacidad para 3.000 soldados. Desde entonces, ambos países han ido reforzando los programas combinados de dicha cooperación. Ejemplo de ello fue la apertura de un centro turco de simulación de helicópteros en territorio catarí, que permite el entrenamiento de pilotos. La inversión total desembolsada alcanzó los 39 millones de dólares.

Es importante concluir que, además de reforzar los vínculos con el emirato, Turquía persigue una ambición más profunda, como hemos dicho, en el intento de recuperar su influencia, reeditando las viejas glorias del Imperio otomano. En ese sentido viene expandiendo su red de cooperación militar, ha abierto varias instalaciones militares en el extranjero alrededor del mar Rojo, del mar Mediterráneo y del golfo Pérsico, que amplían la proyección de poder regional del país.

Erdogan ha ido ganando control sobre las fuerzas armadas (tradicionalmente seculares) y adoptó una posición radicalizada, pro islam, a partir del intento de golpe en su contra en julio de 2016 con actitudes intervencionistas con motivo de la “primavera árabe”, cuando apoyó a los Hermanos Musulmanes en Egipto y a milicias islamistas contra Bashar Al Asad en Siria.

Pero la crisis económica y financiera y la fuerte presencia de refugiados sirios (3,7 millones) ha deteriorado al partido de Erdogan y le ha dado más peso al Partido de Acción Nacional, nacionalista y de ultraderecha. En la actualidad, se habrían fusionado las escuelas islamistas del PJD con la nacionalista, antioccidental y pro-asiática, en la que coinciden civiles y militares, que propugna la proyección de fuerzas y el establecimiento de bases militares, la reivindicación de derechos marítimos y ganar espacios geográficos, incluyendo varias islas bajo soberanía griega.

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos. 

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AUKUS. FRANCIA, EUROPA Y EL PACTO DEL PACÍFICO

Marcos Kowalski*

El 15 de septiembre, Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciaron un nuevo pacto en materia de defensa. La nueva asociación de seguridad trilateral reforzada entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos fue anunciada por Scott Morrison, primer ministro de Australia: “Y así, amigos míos, nace AUKUS”, describió durante su anuncio, acompañado, en forma virtual, por el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Definió a AUKUS, como “Una nueva asociación de seguridad trilateral reforzada entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos”. Esta alianza es indudablemente un intento de contrarrestar la influencia de China en la región del Indo-Pacífico. Pero como consecuencia, la Unión Europea se siente traicionada y excluida, Rusia la percibe como una OTAN a la asiática y China como una amenaza a la paz y a la seguridad en la región.

Nueva Zelanda advierte que no piensa tolerar submarinos nucleares y armas atómicas en su entorno. Malasia está preocupada de que este movimiento provoque una carrera armamentística nuclear en la zona. Todos estos temores ocurren ante el anuncio que en la primera fase de AUKUS, entre otras cuestiones, se estipula la construcción de ocho submarinos de propulsión nuclear para la Armada australiana.

La repercusión mundial de este pacto se debe a que Los submarinos nucleares se habían limitado hasta ahora a ser un privilegio reservado a seis países, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China e India.

Lo que implica esta asociación en el ámbito de defensa y seguridad es que en el club de submarinos nucleares ahora van a ser siete, en lugar de seis, lo que podría abrir la puerta a países como Brasil que tienen proyectos al respecto y que más países quieran tener derecho a poseer esta tecnología.

Los submarinos nucleares son un tema muy sensible en el ámbito de la no proliferación nuclear, porque funcionan con uranio de gran enriquecimiento y con ese elemento se pueden fabricar armas nucleares. Si la cosa sigue así, este club militar va a provocar un efecto dominó de consecuencias imprevisibles.

Al día siguiente del nacimiento de la asociación, Morrison anunció que Australia rompía un contrato de compra de submarinos convencionales por valor de entre 38.600 y 60.000 millones de dólares con la naviera francesa Naval Group. El motivo presentado para acabar con el contrato fue que los submarinos convencionales de la clase Attack “no se adaptan a las necesidades operativas de las próximas décadas”.

La reacción inmediata de Francia fue calificar el rompimiento del contrato de “puñalada por la espalda”. Por lo pronto el canciller francés Jean-Yves Le Drian tachó lo sucedido de “un gran abuso de confianza” y “desprecio” por parte del trío anglosajón. Poco antes Francia había cancelado una reunión que tenía acordada con el Reino Unido para tratar la colaboración en materia de misiles.

“Hemos llamado a nuestros embajadores (de Estados Unidos y Australia) para tratar de comprender y mostrar a nuestros antiguos países socios nuestro gran descontento, que realmente existe una grave crisis entre nosotros”. Tras la retirada de los estadounidenses de Afganistán, sin consultar a sus aliados, y la nueva crisis submarina, “si los europeos no sienten que para permanecer en la historia deben unirse y defender juntos sus propios intereses, entonces su destino será totalmente lamentable”, insistió Jean-Yves Le Drian.

Recordemos que en el contexto de la agudización de la crisis en Afganistán y las críticas a la retirada apresurada e inconsulta de los militares estadounidenses la UE comenzó a discutir nuevamente el tema de la “autonomía estratégica” incluida la creación de una fuerza europea de respuesta rápida.

Además, La Comisión Europea podría dejar de mantener negociaciones sobre un acuerdo de libre mercado con Australia luego de que Canberra rechazara un contrato francés para construir submarinos diésel-eléctricos y se inclinara por los buques de propulsión nuclear construidos por Estados Unidos y el Reino Unido, señaló el secretario de Estado de Francia para Asuntos Europeos, Clément Beaune.

Y nuevamente el Canciller francés dictaminó que la crisis pesará mucho en la definición del nuevo concepto. “Europa debe dotarse de su propia brújula estratégica y esto estará bajo la responsabilidad de Francia en el primer semestre de 2022”, añadió, refiriéndose a la presidencia francesa en la Unión Europea a partir del 1° de enero.

Otras voces opinan que Francia podría ayudar a la India a tener submarinos Attack, pero nucleares, para hacer frente a cualquier posible agresión china en el Indo-pacífico. El Palacio del Elíseo informó que el presidente francés y el primer ministro indio, Narendra Modi, prometieron “actuar juntos en un área del Indo pacífico abierta e inclusiva».

Mediante una llamada telefónica, Macron aseguró a Modi el continuo “compromiso de Francia con el fortalecimiento de la autonomía estratégica de India”, incluida su industria y base tecnológica, como parte de una “relación cercana basada en la confianza y el respeto mutuo”. De acuerdo con un comunicado de la oficina de Macron, el plan tiene como objetivo promover “la estabilidad regional y el estado de derecho al tiempo que descarta cualquier forma de hegemonía”.

Como se ve, la formación de la alianza AUKUS entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, en el marco de la cual el país oceánico recibirá las tecnologías necesarias para dotarse de submarinos de propulsión nuclear, haciendo nulo un contrato multimillonario con Francia, derivó en una crisis sin precedentes en las relaciones diplomáticas entre París y los países miembros del nuevo pacto.

Si bien la crisis parece amenazar con un deterioro irreparable de las relaciones entre Francia y sus socios, distintos expertos consideran que no pueden esperarse por el momento medidas drásticas por parte de París. Se reveló asimismo que el presidente de Francia y su homólogo estadounidense, Joe Biden, han acordado mantener una conversación telefónica al respecto en los próximos días.

Es que hoy Francia no posee las capacidades militares ni económicas suficientes como para “cerrar de golpe la puerta” y salir de la OTAN. En este sentido, cabe estimar que la política externa de Francia se centrará en Europa, por lo que empezará a promover más activamente el desarrollo de una política común europea autosuficiente de seguridad y defensa.

Pero el pacto AUKUS se concretó para contrarrestar la presencia de los chinos en el Indo-Pacifico y es para China, una amenaza directa, quizás equivalente a la OTAN para Rusia. Precisamente así es como ha sido interpretado por la República Popular China. Para ellos, el proyecto socava la paz y la estabilidad regional, y afecta profundamente la coexistencia pacífica en la región. El telón de la inestabilidad ha acabado por abrirse completamente en el teatro de la geopolítica mundial y en el Indo-pacífico.

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos. 

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PROYECTOS HAARP, SURA, EISCAT, ¿ARMAS CLIMATICAS?

Marcos Kowalski*

En la actualidad con el surgimiento de las llamadas acciones hibridas y los sistemas de defensa que intentan contrarrestarlas, utilizadas en diferentes escenarios del mundo, como Siria, Ucrania, Libia y otros, nos hace ver que los conflictos sobrepasan las declaraciones formales de guerra de antaño y que los hechos siempre superan al derecho, en este caso al internacional.

Cuando hablamos en el contexto de conflictos bélicos y en el tipo de armas utilizadas, no solo debemos incluir el armamento militar clásico, que solemos clasificar como armamento convencional, armamento químico, biológico y armamento nuclear, en esta época de acciones híbridas y doctrinas como la Gerasimov; estas armas son el último de los recursos.

La fuerza militar se convirtió en el último complemento del conflicto, que se inicia generalmente sin aviso o declaración de guerra previa y por medios y “armas” difíciles de adjudicar a un determinado bando o Nación e incluso existiendo incertidumbre sobre si realmente se están llevando a cabo ataques híbridos o solo son esporádicos acontecimientos económicos políticos y sociales internos que complican la administración de un determinado país.

Las “armas” o elementos utilizados para realizar acciones hostiles hibridas, incluyen hoy armas psicológicas, sanciones económicas, ideológicas, así como acciones políticas de instigación a la violencia interna, acciones cibernéticas y muchas otras armas impropias que buscaran explotar las diferencias internas de la Nación atacada, propiciando su debilitamiento, pudiendo o no explotarse estas operaciones con la acción militar directa.

En este contexto, en las últimas dos décadas, los interesados en el análisis de conflictos y los estudiosos de la geopolítica mundial, vienen teorizando sobre la posibilidad de que se esté desarrollando otras clases de armamento, como el que podría dar origen a la llamada guerra climatológica.

Si bien el tema es muy controversial, trataremos de analizarlo desde un punto de vista objetivo y en función de lo que conocemos de este intrincado asunto, comencemos por uno de los posibles ejemplos de este tipo de equipo bélico, el PROYECTO HAARP, una instalación que se afirma en el país que lo opera, Estados Unidos, tiene propósitos pacíficos.

Sin embargo, desde hace años, este proyecto ha sido acusado de provocar todo tipo de desastres naturales alrededor del mundo, trataremos entonces de presentar en este articulo la mayor cantidad de información disponible, como las evidencias y argumentos, tanto de aquellos que sostienen que el HAARP es un arma climática, como de los que dicen que pensar en ese proyecto como arma es una simple teoría de conspiración.

Debemos aclarar que nuestro interés es el esclarecimiento sobre este tema mediante un análisis objetivo y dejando las conclusiones a los lectores. El proyecto HAARP, (del inglés High Frequency Active Auroral Research Program) está financiado por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos y la Universidad de Alaska para simular y controlar los procesos de la ionosfera y se comenzó a trabajar en el durante los años 80 del siglo XX.

Según los estadounidenses este proyecto tiene como único objetivo estudiar las propiedades de la ionosfera; recordemos que la ionosfera es la capa de atmósfera terrestre que se sitúa entre los 85 Km y los 600 Km de la superficie de la tierra. Esta capa está compuesta de gases con una densidad de partículas muy bajas. Estas partículas se ionizan como consecuencia del bombardeo de rayos gamma y rayos X, altamente energéticos, procedentes principalmente del sol.

Las capas más altas de la ionosfera resultan más afectadas por el bombardeo que las capas bajas. A consecuencia de esto el nivel de ionización no es el mismo en toda la ionosfera, sino que podemos establecer varias capas de acuerdo con el nivel de ionización. La capa D es la capa más baja, siendo la de menor ionización. La capa E se sitúa por encima de la capa D y su nivel de ionización es mayor. La capa F, que se divide en F1 y F2, se sitúa por encima de la capa E y su nivel de ionización es el más elevado. Las capas D, E y F1 permanecen ionizadas durante el día, por efecto de las radiaciones solares.

Durante la noche, solo la capa F2 permanece ionizada absorbiendo todas las radiaciones extra solares. Todas las capas de la ionosfera, salvo la D, reflejan las ondas de radio debido a la variación de su índice de refracción, como consecuencia de la ionización. La longitud de onda a la que se produce la refracción depende del nivel de ionización.

Las instalaciones del proyecto HAARP son oficialmente reconocidas como un gran calentador ionosferico, siendo su misión concentrar energía alterando las condiciones normales de la ionosfera para provocar una reacción que pueda ser estudiada, contando para realizar esto con más de 180 antenas sobre un terreno de aproximadamente 14 hectáreas. En esta instalación se pueden irradiar hasta 3,6 megavatios.

En definitiva, según los datos oficiales el HAARP, no es ningún tipo de arma y, desde esta perspectiva, se descalifica toda mención a que este proyecto se utilice para alterar el clima, insistiendo en que solo se trata de una investigación científica sobre la ionosfera, atribuyendo otras calificaciones y rumores a meras especulaciones con una marcada ignorancia científica.

Pero veamos un poco como han surgido las afirmaciones sobre el uso bélico del HAARP, contrariando a los que afirman que el origen de considerar al proyecto como arma climatológica proviene de teorías conspirativas: La acusación proviene de Rusia. En el año 2002 con la mención de este proyecto en el Parlamento ruso mediante un comunicado sobre el PROYECTO HAARP, presentado por los ministerios de Defensa y Asuntos Exteriores de Rusia, fue refrendado por 90 representantes de dicho Parlamento y elevado al entonces presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin.

El comunicado decía, en forma muy sintética, más o menos lo siguiente: “Estados Unidos está creando nuevas armas integrales de carácter geofísico que pueden influir la troposfera con ondas de radio de baja frecuencia. Este salto cualitativo es comparable a la transición de las armas blancas a las de fuego o al de las armas convencionales a las nucleares. Este nuevo tipo de armas difiere de las de cualquier otro tipo conocido ya que la troposfera y sus componentes se convierten en objetos sobre los cuales se puede influir”.

Por supuesto que voces de Estados Unidos se alzaron descalificando tales afirmaciones y aduciendo que se trataba de una acción de propaganda rusa. Sin embargo, Rusia, al parecer conoce perfectamente los alcances de este tipo de proyectos, porque si bien HAARP es el más conocido de estos proyectos, no es el más grande ni el más potente, el SURA ruso lo supera ampliamente.

Lo que los rusos denominan como centro de investigación ionosferica SURA es considerablemente más grande y potente que el HARP. Está ubicado a 100 kms. al este de Nóvgorod y con capacidad de irradiar cerca de 190 megavatios, lo que representa que SURA es 53 veces más potente que HAARP.

Pero en este tema no están solos los norteamericanos y los rusos alrededor del mundo. Se sospecha de la existencia de varios calentadores ionosféricos más, pero los conocidos son, por el momento, HAARP de Estados Unidos, SURA de Rusia y el EISCAT, calefactor operado por la Asociación Europea de Ciencia de radares de Dispersión Incoherente (European Incoherent Scatter Scientific Association).

Lo interesante, más que conocer su existencia y ubicación es describir como uno de estos proyectos se supone que puedan ser usados como arma climática, tratando de descartar las teorías sin fundamentos y concentrándonos en las dos teorías más aceptadas y factibles desde el punto de vista de la ciencia.

Como sabemos el clima terrestre está basado en un delicado equilibrio que depende de una gran cantidad de factores, a partir de esta afirmación algunas teorías, sostienen que estos proyectos pueden influir en un aspecto muy importante que les permitiría modificar el clima.

Estos calentadores no solo podrían actuar en la ionosfera sobre sus ubicaciones, si no que podrían, regulando el ángulo y potencia de sus emisiones alcanzar zonas a cientos o miles de kilómetros de su origen. Este calentamiento localizado de la ionosfera podría generar zonas de alta presión capaces de interferir con las corrientes de chorro que fluyen alrededor de la Tierra, alterando de esta forma los patrones climáticos habituales.

Esto significaría en la práctica que se podría alterar los ciclos de lluvia normales desencadenando lluvias torrenciales que arrasen con todo a su paso o provocar sequias que afecten seriamente la producción agrícola con un efecto desastroso en cualquier economía o Nación.

Otras de las teorizaciones afirman que estos proyectos podrían alterar el curso que toman tormentas y huracanes, descartando sin embargo que el sistema tenga la capacidad de originar fenómenos atmosféricos, sino que solo podrían influir en el curso que toman tormentas y huracanes, pero sin que esto signifique que se tenga la capacidad de originarlos.

En cuanto a las versiones sobre la capacidad de estos proyectos de producir terremotos o sismos en cualquier parte del mundo aduciendo que estas instalaciones tienen la capacidad de transmitir en las frecuencias en la banda ELF, (entre los 30 y los 300 Hz) llamadas de Extrema Baja Frecuencia que cuando rebotan en la ionosfera son capaces de alcanzar casi cualquier punto del planeta.

Pero ¿qué relación hay entre la transmisión en la banda ELF la ionosfera y los terremotos? Las ondas ELF fueron utilizadas en tiempos de la guerra fría para establecer comunicaciones con los submarinos en inmersión, pero su uso fue abandonado debido que para hacer ese tipo de trasmisiones se requerían instalaciones muy grandes que gastaban mucha energía. Se trata de instalaciones similares a las de los calefactores ionosféricos aquí descriptos.

Debemos decir que las ondas ELF no solo pueden ser generadas por los humanos, se generan en la ionosfera, por la resonancia de la región comprendida entre la ionosfera y la superficie terrestre en un fenómeno denominado resonancia Schumann, que es un conjunto de picos en la banda de ELF del espectro electromagnético de la Tierra. La resonancia de Schumann se sitúa en aproximadamente 7,83 Hz.

Estas ondas ELF, también provocadas por rayos, son muy difíciles de captar debido a su baja frecuencia, que apenas supera los 100 Hz, y su estudio supone un reto para la ciencia actual, ya que en ellas se esconde información muy relevante de aspectos tan diversos como la caída de rayos y algo que todavía se está por comprobar, la sucesión de un terremoto.

Las luces de terremoto (EQL, del inglés Earth Quake Light) corresponden a un inusual fenómeno aéreo luminoso, similar en apariencia a una aurora boreal que vienen siendo documentadas desde los años 1600. Se afirma que, en los sismos de las últimas décadas, estas luces de terremoto se han vuelto más frecuentes e intensas.

Para los teóricos que señalan la implicación de los calefactores de la ionosfera en los últimos sismos y terremotos, ese aumento de las luces sería una clara evidencia de la perturbación de la ionosfera previa a estos desastres naturales, idea que se ve reforzada por un reciente estudio de la NASA donde se asegura que gran parte de los terremotos con una magnitud mayor a 5.0 fueron precedidos por alteraciones eléctricas en la ionosfera.

Como podemos ver el tema es altamente controversial, pero las luces de terremoto fueron vistas antes y después de los terremotos ocurridos durante los últimos años, como en el de Chile en 2010, el de Perú en 2019, el de México de 2020, o nuevamente en el que sacudió a México el 7 de septiembre de 2021.

Sin embargo, es casi imposible que este tipo de instalaciones como el HAARP o el SURA sean capaces de crear sismos desde la nada y en cualquier lugar, aun cuando sea probable que, si puedan influir en un área sísmica, los grandes terremotos de los últimos tiempos en Sudamérica se produjeron todos en el llamado cinturón de fuego del Pacífico.

Hoy resulta imposible confirmar la intervención humana en terremotos u originando tormentas; lógicamente hay teorías, argumentos y bases científicas tanto de los que se refieren a estas instalaciones como bases de experimentación científica pacifica, como los que las califican de armas climática.

Es que, en el contexto bélico de hoy, es muy difícil comprobar si una lluvia intensa se da por capricho de la naturaleza o provocada por algún artificio creado por los hombres en procura de desestabilizar a un país o a una región. Las guerras, con la aplicación de doctrinas del vale todo y con nuevas tecnologías en evolución permanente, hacen que se acreciente la incertidumbre de quienes las conducen, así como también que sea imponderable la utilización de armas que —en apariencia—podrían ejercer un control sobre el clima.

 

* Jurista USAL con especialización en derecho internacional público y derecho penal. Politólogo y asesor. Docente universitario. Aviador, piloto de aviones y helicópteros. Estudioso de la estrategia global y conflictos. 

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