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ESTADOS UNIDOS, CHINA Y RUSIA: INTELIGENCIA, CIBERSEGURIDAD Y NUEVAS TECNOLOGÍAS EN DESARROLLO. ENTREVISTA CON EL PROF. GIANCARLO ELIA VALORI

  1. China ha estado invirtiendo fuertemente en innovación tecnológica, particularmente en áreas como inteligencia artificial y 5G. ¿Cómo ve la evolución de la industria tecnológica de China en los próximos años y qué implicaciones podría tener esto para el resto del mundo?

En años recientes China ha profundizado en la importancia y las perspectivas de desarrollo de la inteligencia artificial (IA) en muchos campos importantes. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es un importante punto de partida estratégico para mantenerse a la vanguardia en la competencia tecnológica global.

La brecha actual entre el desarrollo de la IA y el nivel internacional avanzado no es muy amplia, pero la calidad de las empresas debe ser «igualada» por su número. Por lo tanto, se están haciendo esfuerzos para ampliar los escenarios de aplicación, mediante el fortalecimiento de la seguridad de los datos y los algoritmos.

El concepto de IA de tercera generación ya está avanzando y hay esperanzas de que el problema de seguridad se resuelva a través de medios técnicos distintos de las políticas y regulaciones, es decir, de meras palabras.

La IA es una fuerza impulsora para las nuevas etapas de la revolución tecnológica y la transformación industrial. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es una cuestión estratégica para que China aproveche las nuevas oportunidades para organizar la transformación industrial.

Comúnmente se argumenta que la IA ha pasado por dos generaciones hasta ahora. AI1 se basa en el conocimiento, también conocido como “simbolismo”, mientras que AI2 se basa en datos, por ejemplo, big data, y su “aprendizaje profundo”.

La IA comenzó a desarrollarse en la década de 1950 con la famosa prueba de Alan Turing (1912-1954), y los primeros estudios sobre ella comenzaron en China en 1978. En AI1, sin embargo, el progreso fue relativamente pequeño. Se han logrado progresos reales principalmente en los últimos 20 años, de ahí la IA2.

La IA es conocida por la industria tradicional de TI, generalmente las compañías de Internet. Ha acumulado un gran número de usuarios en el proceso de desarrollo, estableciendo así patrones o perfiles correspondientes basados en estas adquisiciones, es decir, el llamado “gráfico de conocimiento del gusto de los usuarios” de los usuarios. Tomando como ejemplo la entrega de ciertos productos, decenas o incluso cientos de millones de datos que consisten en información de ubicación de usuarios y comerciantes, así como información sobre compradores potenciales, se incorporan a una base de datos y luego se combinan y optimizan mediante algoritmos de IA. Esto obviamente mejora la eficacia del comercio y la velocidad de entrega.

Al actualizar las industrias tradicionales de esta manera, se han logrado grandes beneficios. En este sentido, China está liderando el camino: reconocimiento facial, altavoces inteligentes, atención al cliente inteligente, etc.

En los últimos años, no solo un número creciente de empresas ha comenzado a aplicar la IA, sino que la propia IA también se ha convertido en una de las direcciones profesionales que más preocupa a los candidatos en las pruebas de acceso a la universidad. Según las estadísticas, hay 40 empresas de IA en el mundo con una facturación de más de $ 1 mil millones, 20 de ellas en los Estados Unidos y 15 en China.

El sector central de la IA debería ser independiente de la industria de TI, pero abrirse más al transporte, la medicina, el sustrato urbano y las industrias dirigidas de forma autónoma por la tecnología de IA. Estos sectores ya se están desarrollando en China.

China representa más de un tercio de las nuevas empresas del mundo en el campo de la IA. Si bien la cantidad es alta, la calidad aún necesita mejorarse, aunque hay indicios de que evolucionará geométricamente.

Las implicaciones de la IA en el mundo actual son, por lo tanto, el conocimiento y las ventajas tecnológicas que determinan, en gran medida, las diferencias en la gestión de la política internacional. El aumento del poder intelectual de un país define directamente un aumento de su poder económico, cambiando así su posicionamiento en la competencia internacional por el dominio.

La política del poder, primero en la era agrícola y más tarde en la era industrial, se caracterizó por la hegemonía militar y luego económica, mientras que la política del poder en la era de la información revela gradualmente las características de la hegemonía basada en el conocimiento a nivel científico, que de hecho se basará esencialmente en la inteligencia artificial.

 

  1. Algunas personas han acusado a China de participar en prácticas comerciales desleales, como el dumping de productos en mercados extranjeros o el robo de propiedad intelectual. ¿Cuál es su opinión sobre estas acusaciones y cree que China debería rendir cuentas por estas acciones?

De hecho, muchos medios occidentales informan de que China está eludiendo o rompiendo las reglas comerciales. Sus manipulaciones económicas han costado millones de empleos en Estados Unidos, perjudicando a trabajadores y empresas allí, pero también en todo el mundo. Los medios también informan que Estados Unidos rechazará las políticas y prácticas que distorsionan el mercado, como los subsidios y las barreras al acceso al mercado, que el gobierno chino ha utilizado durante años para obtener una ventaja competitiva.

De hecho, China ha cumplido fielmente los compromisos adquiridos cuando se adhirió a la Organización Mundial del Comercio (OMC). China apoya, construye y contribuye al sistema multilateral de comercio. Las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos son mutuamente beneficiosas. Sin embargo, la guerra económica entre la República Popular China y los Estados Unidos en las áreas de comercio e inversión ha sido la principal causa de las fricciones comerciales entre los dos países, que perjudican a otros sin beneficiarse a sí mismos.

En los últimos veinte años desde su adhesión a la OMC, China ha cumplido seriamente los compromisos contraídos en el momento de la adhesión. Ha extendido el sistema nacional predeterminado de gestión del trato al nivel nacional. Ha seguido ampliando el acceso a los mercados. Ha reducido el nivel arancelario general del 15,3 al 7,4 por ciento y ha abierto casi 120 sectores de servicios.

En octubre de 2021 la OMC llevó a cabo su octavo examen de las políticas y prácticas comerciales de China. En el informe de examen se reconocen plenamente los esfuerzos de China por apoyar el sistema multilateral de comercio y su papel activo en la OMC.

Un destacado funcionario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo señaló que, en las últimas dos décadas, China ha apoyado firmemente el sistema multilateral de comercio basado en normas; practicó un multilateralismo genuino; participó plenamente en las negociaciones de la OMC; dirigió conversaciones en esferas como la facilitación de las inversiones y el comercio electrónico, y trabajó para que las normas de la OMC estuvieran actualizadas.

China y Estados Unidos tienen economías altamente complementarias, intereses profundamente integrados y lazos económicos y comerciales mutuamente beneficiosos. En 2021, el comercio bilateral superó un récord de USD 750 mil millones. El Informe de Exportación de Estados Unidos 2022 publicado por el Consejo Empresarial Estados Unidos-China mostró que en 2021 las exportaciones de bienes a China crecieron un 21% a USD 149 mil millones, respaldando 858,000 empleos estadounidenses. El informe de la Encuesta Anual de Negocios 2020 sobre las empresas chinas en los Estados Unidos, publicado por la Cámara General de Comercio de China-Estados Unidos, indicó que, a partir de 2019, las empresas miembros chinas de CGCC invirtieron acumulativamente más de US$ 123 mil millones, así como emplearon a más de 220 mil personas, y apoyaron más de un millón de empleos en los Estados Unidos. Un estudio realizado por el Consejo Empresarial Estados Unidos-China mostró que las exportaciones chinas ayudaron a reducir los precios al consumidor en los Estados Unidos entre un 1 y un 1,5 por ciento, ahorrando a cada hogar estadounidense US$ 850 al año.

Un informe de Moody’s Investor Service fue citado diciendo que los consumidores estadounidenses soportan el 92,4% del costo de imponer aranceles a los productos chinos. Paul Krugman, economista ganador del Premio Nobel 2008, ha señalado incisivamente que la política comercial de Estados Unidos hacia China es desventajosa y los aranceles perjudican a los Estados Unidos más que sus objetivos previstos.

El 18 de mayo de 2022, la Federación Nacional de Minoristas (NRF) escribió al presidente Biden solicitando la eliminación de los aranceles que, como se describe en la carta, podrían reducir los precios al consumidor hasta en un 1,3%. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo que algunos aranceles sobre los productos de China perjudican a los consumidores y empresas estadounidenses y que vale la pena considerar reducirlos para reducir la inflación en Estados Unidos..

Creo que, como cualquier guerra, una guerra comercial es perjudicial para ambas partes y que -a diferencia de la Guerra Fría, cuando un oponente quería imponer sus propias ideologías y formas de gobierno y Estado sobre el otro- aquí terminamos con un país, a saber, China, que solo exige comercio y no aboga por ninguna revolución política..

 

  1. China ha estado expandiendo rápidamente sus capacidades militares en los últimos años, con un enfoque en el desarrollo de nuevas tecnologías como misiles hipersónicos y portaaviones. ¿Qué cree que está impulsando esta expansión y cómo ve la evolución de la postura militar de China en los próximos años?

Con un país de 1.400 millones de habitantes, las fuerzas armadas chinas están inevitablemente destinadas a expandirse y fortalecerse. A lo largo de la historia china, el ejército ha sido un factor fundamental no solo en la existencia del Estado, sino también en las luchas de liberación contra Japón y las diversas doctrinas que luego intentaron aislar a la República Popular China, como la Contención, etc. En un mundo dirigido por un solo líder, a saber, los Estados Unidos de América, es importante comprender los movimientos de los Estados que tratan de no ser marginados. China es sin duda uno de los Estados que aspiran a desempeñar al menos un papel igual en las relaciones internacionales con los Estados Unidos. La fuerza militar que China ha estado desarrollando en los últimos quince años ha visto una expansión significativa de su flota. Según un estudio estadounidense, la necesidad de asegurar las islas en el Mar del Sur de China sería el quid de todo el proyecto. La isla china de Hainan es, de hecho, el punto de partida de una ruta marítima que puede conectar China, con Pakistán en el Medio Oriente y con Djibouti en el Cuerno de África.

La estrategia china es invertir en infraestructura civil (y no militar) como puertos, oleoductos, carreteras, gasoductos dentro de países aliados que garantizarían así la seguridad y las bases aliadas en el Océano Índico. La seguridad es un factor crucial para entender esta estrategia porque desde 1993 China se ha convertido en un importador neto de petróleo (es decir, la demanda de petróleo de China es mayor que la oferta) y el petróleo se importa tanto por tierra como por mar. Esta última opción se utiliza obviamente con los países de África y Oriente Medio, pero la ruta comercial se encuentra en una de las zonas con mayor concentración de sabotaje, secuestro y violencia por parte de piratas. Por lo tanto, tener aliados con quienes garantizar la seguridad en aguas enemigas se vuelve crucial. Las bases aliadas, sin embargo, también tienen la función de permitir que los barcos chinos tengan un paso fácil y rápido a través de tres de los estrechos más ricos y peligrosos del mundo, a saber, el estrecho de Bab al Mandeb (entre Yemen y Djibouti), el estrecho de Adén (entre Irán y Omán) y el estrecho de Malaca (entre Indonesia y Malasia).

No veo por qué China no debería fortalecer su potencial estratégico, ya que todos los países —desde los más fuertes hasta los medianos— lo hacen de forma regular, en función del desarrollo comercial planificado. Es natural que esto también implique el desarrollo de nuevas tecnologías, como misiles hipersónicos y portaaviones, ya que negar esto huele a cuento de hadas contado a niños.

 

  1. China ha sido cada vez más activa en organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, y ha estado trabajando para establecer nuevas instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. ¿Cuál es la visión estratégica más amplia de China para su papel en el escenario global, y cómo ve que esto evolucionará en los próximos años?

El 15 de mayo de 1648, el primer tratado de la Paz de Westfalia fue firmado en Osnabrück por los príncipes protestantes, marcando el final del conflicto entre Suecia y el Imperio de los Habsburgo. Más tarde, el 24 de octubre de 1648, los príncipes católicos firmaron dos tratados adicionales en Münster.

Westfalia —y, en mayor medida, el Congreso de Viena (1 de noviembre de 1814 – 9 de junio de 1815) que la sustituyó— también se basó en tres pilares, a saber, el multipolarismo, un equilibrio de poderes y un concierto de poderes, que significaron principalmente la importancia de las grandes potencias: Austria, Prusia, Rusia y el Reino Unido. En muchos aspectos, los mismos principios eran característicos del sistema Yalta-Potsdam, que determinó las relaciones entre las dos superpotencias durante la Guerra Fría. Las normas del derecho internacional se respetan principalmente porque hay una fuerza detrás de ellas que no puede ser ignorada. Esta es la razón por la que reinó la paz en el continente europeo, y los intereses de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos de América chocaron principalmente en los países de la periferia, es decir, trasladando la Segunda Guerra de los Treinta Años (1914-1945) a los países del Tercer Mundo y los Balcanes, de modo que las industrias de guerra en Occidente y en Oriente tendrían de todos modos sus teatros y mercados. Poco podía hacer la República Popular China llamando a los primeros socialimperialistas y a los últimos imperialistas tout court, y calificándolos a ambos como hegemonistas.

Como dijo Henry Kissinger, cuando a principios de la década de 1970 la República Popular China se embarcó en su reingreso al sistema diplomático internacional por iniciativa de Zhou Enlai y, a fines de esa década, en su plena entrada en la escena internacional gracias a Deng Xiaoping, su potencial humano y económico era enorme, pero su tecnología y poder real eran relativamente limitados.

Mientras tanto, las crecientes capacidades económicas y estratégicas de China han obligado a Estados Unidos a estar a la altura, por primera vez en su historia, de un competidor geopolítico cuyos recursos son potencialmente comparables a los suyos.

Cada lado se ve a sí mismo como un unicum, pero de una manera diferente. Los Estados Unidos actúan partiendo del supuesto de que sus valores son universalmente aplicables y que eventualmente serán adoptados en todas partes. China, por otro lado, espera que la singularidad de su civilización ultramilenaria y su impresionante salto económico inspire a otros países a emularla para liberarse de la dominación imperialista y mostrar respeto por las prioridades chinas.

Tanto el impulso misionero estadounidense basado en una especie de «destino manifiesto» como el sentido chino de grandeza y eminencia cultural —de China como tal, incluido Taiwán— implican una especie de subordinación-miedo mutuo. Debido a la naturaleza de sus economías y alta tecnología, cada país está afectando lo que el otro ha considerado hasta ahora sus intereses fundamentales.

En el siglo 21 China parece haberse embarcado en el juego de un papel internacional al que se considera derecho por sus logros a lo largo de los milenios. Estados Unidos, por otro lado, está actuando para proyectar poder, propósito y diplomacia en todo el mundo para mantener un equilibrio global establecido en su experiencia de posguerra, respondiendo a desafíos tangibles e imaginarios a este orden mundial. Para los líderes de ambas partes, estos requisitos de seguridad parecen evidentes y están respaldados por sus respectivos públicos.

Sin embargo, la seguridad es sólo una parte del gran discurso. La cuestión clave para la existencia del planeta es si los dos gigantes pueden aprender a combinar la inevitable rivalidad estratégica con un concepto y práctica de coexistencia. Es por esta razón que China es cada vez más activa dentro de las organizaciones internacionales para estabilizar su papel en la escena global en evolución.

 

  1. ¿Cuál es su perspectiva sobre las posibles aplicaciones militares del programa espacial de China, como las armas anti satélite o los sistemas de vigilancia basados en el espacio?

Comencemos diciendo que los éxitos de la avanzada industria soviética de guerra de misiles de las décadas de 1950 y 1960 y la tecnología militar estadounidense refinada y extremadamente rica de las décadas de 1960 y 1970 ciertamente no se debieron a misiones morales a favor del conocimiento y la humanidad o cualquier otra cosa, sino que fueron una carrera armamentista extrema. Negar esto equivale a contar chistes en un bar. Lo mismo es cierto para la Iniciativa de Defensa Estratégica del presidente Reagan en la década de 1980. El presidente Reagan al menos tuvo el buen gusto de no describirlo con una retórica de hacer el bien a favor de la ciencia y el bienestar de los pueblos de la Tierra. Además, las armas anti satélite y los sistemas de inteligencia espacial o vigilancia espacial, como usted lo llama, han existido durante décadas.

Hoy en día, la República Popular China también es capaz de navegar en el espacio. Una cosa hay que decir: la competencia no se basa en la esperanza de llegar a Mare Tranquillitatis (el Mar de la Tranquilidad) en la Luna o Utopia Planitia (la Llanura de la Tierra de ninguna parte) en Marte, y desde allí bombardear el Distrito de Columbia.

Retrocedamos en el tiempo. Frente a los éxitos de Estados Unidos y la Unión Soviética en el campo espacial, Mao Zedong en la década de 1960 se sorprendió y preguntó: “¿Cómo podemos ser considerados un país poderoso? Ni siquiera podemos lanzar una papa al espacio!!!”

Años más tarde, a fines de la década de 1970, Deng Xiaoping le respondió: “Si China no tuviera una bomba nuclear o de hidrógeno o no hubiera lanzado satélites desde la década de 1960, no se le llamaría un país importante y muy influyente y no tendría su estatus internacional actual”. Por lo tanto, en el siglo 21, el vuelo espacial tripulado representa todo esto.

El 25 de diciembre de 2021, la NASA lanzó el telescopio espacial James Webb para astronomía infrarroja, capaz de realizar análisis considerados imposibles hasta hace unos años, es decir, tomar imágenes detalladas a todo color de un exoplaneta. El telescopio James Webb es completamente diferente. Ofrece la posibilidad de observar la luz reflejada de los exoplanetas y el espectro electromagnético para detectar posibles rastros biológicos o minerales. El futuro está en la investigación espacial, no en Star Wars, así como en llegar a los asteroides y meteoritos más cercanos, y buscar exoplanetas habitables en un futuro lejano pero no remoto. En nuestra Tierra, las materias primas minerales se están agotando. Lo mismo ocurre con el agua y, por lo tanto, la exploración espacial hoy en día no tiene como objetivo borrar al oponente de la faz de la Tierra, sino colaborar entre las superpotencias para buscar alternativas al agotamiento de la tierra e incluso de los recursos hídricos que actualmente —y aún no sabemos por cuánto tiempo— permiten estos altos niveles de tecnología. El programa espacial chino apunta principalmente a esto y no a destruir oponentes potenciales, sin los cuales la conquista real del espacio no sería posible.

 

  1. ¿Cómo ve a China y Rusia colaborando o compitiendo en áreas como energía, tecnología y asuntos militares?

Desde la expansión zarista hasta los posteriores tratados desiguales, hasta la crisis en la década de 1960 con la Unión Soviética, ya que esta última la había excluido de la posibilidad de tener el arma nuclear, temiendo al vecino de mano dura populoso y entusiasta que más tarde cambió brillantemente el tema hacia el lado ideológico, erosionando así el poder soviético sobre muchos de los partidos comunistas gobernantes y no gobernantes del mundo: China, per se —y no me refiero sólo a la República Popular China (1949-2023)— siempre había frenado primero a San Petersburgo y luego al Kremlin. Para China —de hecho, para el Imperio Medio— una Rusia fuerte en la frontera es una desventaja, pero un vecino débil que, a su vez, puede ser dirigido por terceros —como sucedió en la década de 1990— también es peligroso. La solución tradicional de la diplomacia bimilenaria de China es buscar un equilibrio que no cree crisis en Eurasia que, como es bien sabido, es la última reserva de recursos en el planeta Tierra. En 2021, con motivo del 20 aniversario del establecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghai y la firma del Tratado Sino-Ruso de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, las relaciones entre los dos países entraron en su tercera década de estabilidad sin ninguna forma de alianza militar, o incluso el apoyo chino a la invasión de Ucrania. También hay que decir que las ventas de armas a un lado se ven contrarrestadas por la misma acción del otro lado.

 

  1. Estados Unidos ha acusado a China de ser una gran amenaza para su ciberseguridad, con acusaciones de piratería informática y espionaje cibernético patrocinados por el estado. ¿Cuál es su perspectiva sobre esta acusación y cómo ve que evolucionará la relación de ciberseguridad entre Estados Unidos y China en el futuro?

Desde tiempos inmemoriales, la inteligencia o el espionaje, o como se llame, siempre ha sido adoptado simultáneamente por las partes involucradas, con los medios más eficientes de la época, que van desde señales de humo hasta tinta simpática, desde criptografía cartográfica hasta Enigma, desde aviones espías hasta las famosas mini cámaras al estilo de James Bond. Hoy es lo mismo: el miedo al espionaje —ya sea cibernético, cibernético o satelital— tiene dos caras, y las acusaciones de un lado al otro se reflejan en las del otro lado. Por lo tanto, se anulan entre sí con el resultado de que quien está mejor equipado sabe más que el que está menos preparado. No hay víctimas ni opresores, no hay buenos y malos. Sólo existe la razón del Estado, como nos enseña Maquiavelo.

 

  1. Rusia ha sido acusada de entrometerse en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 a través de la piratería informática y el espionaje cibernético. ¿Cómo ve la relación de China con Rusia en el ámbito de la ciberseguridad, y cree que China podría estar implicada en actividades similares?

Sabes, soy simplemente un gerente de negocios, un erudito geopolítico y un profesor universitario. Parte de mi respuesta sobre las relaciones entre China y Rusia se encuentra en el punto 6. Sin embargo, para responder plenamente a esta brillante pero muy difícil pregunta suya, debemos dirigirnos a los niveles más altos y arcanos en los Estados Unidos, Rusia y China.

Gracias por la entrevista.

 

 

Profesor Doctor Giancarlo Elia Valori.

Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

©2023-saeeg®

 

AUGE Y CAÍDA DE LOS DIOSES

F. Javier Blasco*

Tras casi cien años bajo los caprichos y batutas de EEUU y Rusia en la arena internacional en lo referente a la tutela de los conflictos y el fomento de las alianzas en función de sus influencias, el papel mediador o hegemónico de ambos bloques, en su caso, aquella ha ido disminuyendo hasta llegar a desaparecer en algunas zonas como Oriente Medio y se ha ido trasladando a escenarios geoestratégicos nuevos para adaptarse a otras amenazas.

Pero, como ocurre con casi todo en esta vida, el vacío de poder o de permanencia dejado por un cuerpo, gas, líquido o entidad, inmediatamente es ocupado por otro similar que está creciendo, se expande o cree que ya ha llegado el momento de cambiar su papel; por lo que, con ello, pasan de dominado a dominador, o cómo mínimo a moderador o modelador.

Este es el caso de China que, siguiendo los preceptos marcados por Deng Xiaoping, ha permanecido décadas con un tono conciliador con sus vecinos mientras crecía en los dos poderes que hacen a una nación fuerte, respetable y potente; un importante desarrollo económico social y de la capacidad de combate y proyección de sus fuerzas armadas.

El XX congreso del Partido Comunista chino, celebrado en octubre pasado, marcó los pasos para que, en la reciente Asamblea Nacional, Xi Jinping se convierta sine die en un todo poderoso y agresivo mandatario, que enarbola y ponga en efecto el mensaje de acabar con ser la víctima de la opresión estadounidense tras décadas de decadencia, humillaciones y desplantes por parte de las potencias vecinas o las occidentales y principalmente por estos últimos.

China lleva años ocupando y militarizando islotes naturales o artificiales en el mar Meridional de China de forma que pueda crear un área de seguridad y amortiguamiento (buffer zone) entorno a su territorio natural por el mar; se ha consolidado como un socio económico de Rusia y de hecho, en gran parte, le está salvando de las restricciones internacionales montadas contra Putin por EEUU y la UE a consecuencia de la invasión de Ucrania; así como, se ha convertido en el principal inversor y comprador de todo tipo de productos en África y empieza serlo en Suramérica.

La renovación y revitalización de su tradicional ruta de la seda y la apertura de nuevos caminos para el movimiento de sus productos y abastecimientos le proporcionan una capacidad económica importante y casi sin límites a corto y medio plazo.

Los avances e inversiones en material bélico de fabricación nacional y sus importantes incursiones en el espacio, le dan un papel preponderante en el mundo al convertirse ya en el tercer país mundial en capacidades militares, aunque es la primera en número de efectivos en armas.

Debido a su creciente papel en importancia internacional, no es de extrañar, el acuerdo firmado la pasada semana —bajo su tutela— entre Arabia Saudí e Irán, dos de las mayores potencias en hidrocarburos y muy famosas —tras Afganistán— por su estricta aplicación de las leyes coránicas —según sus criterios particulares— para reanudar las relaciones rotas entre ambos desde 2016.

Ambas son grandes dictaduras teocráticas islámicas, e importantes potencias religiosas y militares, que se han visto implicadas en numerosos y recientes conflictos regionales movidos para dominar Oriente Medio y poder enfrentar sus creencias dispares —chiita (Irán) y sunita (Arabia Saudí)— que han llevado a la región a largas guerras o conflictos muy cruentos con el solo afán de crear adeptos a sus tendencias religiosas y batir a los que son contrarios a aquellas. Saudíes y persas han sido el principal elemento de conflictividad en la zona desde el triunfo de la revolución islámica en Irán en 1979.

La cruenta competencia económica y religiosa entre ambos países ha arrastrado a la región a su “particular guerra fría”, mediante sucesivos graves conflictos en Irak, Kuwait, Siria, Líbano o el de Yemen (actualmente y desde 2014) donde, de forma directa o indirecta mediante entes no estatales, han competido por su hegemonía.

No hay que olvidar que estas dos perlas islámicas son los padrinos y sostenedores ideológicos y hasta económicos de facciones terroristas de mucho calado o trascendencia internacional; así Irán promocionó y apadrina organizaciones terroristas tales como Hezbollah, Hamás o Yihad Islámica; mientras que Arabia Saudí se ocupa de grupos salafíes que han provocado la creación de los más importantes y cruentos grupos terroristas yihadistas, Al Qaeda y el Estado Islámico.

Hacer que estos dos países se unan, y siempre que el pacto triunfe y se mantenga en el tiempo, puede provocar no solo apartar y relevar a EEUU en el arbitraje de la región, que China asegure sus grandes suministros en hidrocarburos y sea reconocido internacionalmente como el urdidor de una “Pax Regional” —ya conocida con el sobrenombre de pax china— sino, poner en peligro las alianzas de Arabia Saudí con el Tío Sam y lo que es más importante, la incipiente luna de miel con Israel, el mayor enemigo de Irán.

EEUU es consciente de que la expansión china es cada vez más grande y efectiva, lo que les puede reportar grandes benéficos y, por el contrario, les complica la vida a los estadounidenses en otros escenarios donde aún mantienen aliados o muy buenas relaciones, como con Japón, Corea del sur, Vietnam, incluso la India y otras como Australia y Nueva Zelanda. De ahí los esfuerzos por potenciar al máximo el pacto estratégico —anunciado en septiembre de 2021 y bautizado como AUKUS (acrónimo en inglés de Australia, Reino Unido y EEUU)— que pretende “defender los intereses compartidos” de las tres potencias anglosajonas en el Indo Pacífico; Pacto, que hace pocas horas, ha anunciado aumentar sus capacidades navales mediante la creación de un nuevo tipo de submarino a propulsión nuclear, para lo que EEUU cederá, por primera vez, su tecnología a terceros países.

Por otro lado, los acuerdos, colaboraciones o ejercicios combinados y conjuntos con Corea del Sur y Japón han incrementado su frecuencia e intensidad en los últimos años, como un esfuerzo para parar los pies al desarrollo militar y nuclear de Corea del Norte. Precisamente, como consecuencia o reacción a uno de ellos —realizándose actualmente, el “Freedom Shield”—, el pasado domingo los norcoreanos anunciaron haber lanzado, por primera vez desde un submarino, un misil de crucero estratégico —de menor velocidad que los misiles balísticos (habituales en ellos), pero de mayor precisión—. A nadie se le escapa, que los conflictos en esta zona van en aumento y que la mano negra chino-rusa en apoyo de diversos aspectos, es muy importante.

Mientras tanto, los rusos y los estadounidenses siguen a lo suyo en su recientemente estrenada “nueva guerra fría” como consecuencia del conflicto en Ucrania, se supo el encuentro y abatimiento de un dron norteamericano por dos cazas rusos sobre aguas territoriales en el mar Negro. Un hecho éste que supone una agresión a sus medios y por lo tanto a ellos; que aunque de momento no va a tener reacción por parte de EEUU, supone un paso muy importante hacia la escalada y, además, de seguir in crescendo, requerirá alguna acción más que una simple protesta y en llamar al embajador a presentarle su disgusto.

El mundo está hecho un lío y ante cualquier traspiés —como la reciente quiebra del Banco de Silicon Valley— saltan las alarmas y tiembla todo el mundo con sus Bolsas a la cabeza; prueba de la inseguridad subyacente de que las tensiones van en aumento y que los puntos de fricción internacional ocupan escenarios cada vez más amplios e importantes, incluso aunque alejados del continente europeo; pero no todos los países ven las cosas del mismo modo, algunos o incluso muchos, pasan de todo y se creen que no se verán afectados.

Un ejemplo muy patente de estos últimos es el de España, un país que tiene sus preocupaciones gubernamentales en la creación de leyes innecesarias y absurdas como la de cambio de sexo, la del “solo el sí es si”, el aborto y el bienestar animal entre otras más por el estilo. Que se pasa el tiempo hablando del Tito Berni, del Barcelonagate, la ópera bufa de moción de censura de Vox o de la imparable subida del coste de la vida. Hechos y actos a los que el gobierno rápidamente encuentra la forma de echar arena sobre ellos para apagar los fuegos o en buscar viejos o nuevos responsables de todo ello; como el recientemente ideado del “mal tiempo meteorológico de los últimos meses” para justificar la desmedida crecida del precio de la cesta de la compra.

Basta con escuchar los noticiarios, las tertulias o abrir los diarios. Seguimos cerrando los ojos a lo que ocurre por ahí fuera; pensamos que no afecta a nuestras vidas, a pesar de que sabemos que el “efecto mariposa” llega hasta nosotros a nada que uno estornude, por muy lejano que se encuentre. 

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

LA GUERRA EN UCRANIA, CONSECUENCIAS GEOESTRATÉGICAS

F. Javier Blasco*

El tiempo pasa inexorablemente sin que cambien mucho las cosas en los diversos frentes abiertos por Rusia en Ucrania, así como tampoco o muy lentamente en la arena internacional. Esto ocurre, sin tener presente que, en la guerra moderna, los prolongados periodos de pocos o nulos progresos, a pesar de la mucha actividad bélica, no son un factor que pueda ayudar a decantar el fiel de la balanza de un platillo al otro.

Los informes, opiniones y partes de guerra diarios se suceden sin parar; pero la situación en general, salvo honrosas y puntuales excepciones, parece estar estancada. Unos dicen que Putin está reorganizando sus fuerzas para dar el golpe definitivo, otros que es muy difícil llevar a cabo el obligado reemplazo de las unidades que se han agotado o desgastado mucho por los combates, que ya no sirven para continuar la lucha con plena efectividad y, aunque también, cada vez son más los que empiezan a creer en la incipiente posibilidad de que las fuerzas ucranias, con los puntuales apoyos recibidos desde el exterior, están haciendo mucho daño al ejército ruso —muy sobrevalorado dentro y fuera de casa— quien, a su vez, empieza a mostrarse incapaz de comerse a la presa aunque varíe de intensidad y escenario.

Pero lo cierto, es que nada es mentira del todo y algo hay de cierto en cada uno de los puntos expresados en el párrafo anterior.

A tenor o como consecuencia de esta guerra —errónea y malamente bautizada y peormente llevada a cabo por parte rusa— a pesar de las grandes diferencias en las capacidades iniciales en todos los campos militares y el correspondiente armamento, Rusia empieza a verse avocada a perfilarse como el gran perdedor final; si bien no y de forma definitiva en campo militar, sí en otros campos, relativamente más importantes.

Somos muchos los que defendemos que aquellos pueblos que no estudian ni analizan su historia adecuadamente, tienen grandes posibilidades de volver a caer en los mismos errores que sus ancestros. No es la primera vez que le ocurre a la URSS o a Rusia, que cuando se encuentran económicamente estancadas, como si de una guerra Santa se tratara, se lanzan a unas cada vez más costosas guerras, que terminan mal para sus intereses.

La situación actual no es muy diferente a cuando Stalin tomó la decisión de lanzarse a intervenir en la Guerra de Corea en 1950. Cosa que también le ocurrió a una URSS tambaleante en 1979, cuando erró y mucho, al invadir Afganistán. Motivo, que hace pensar en que, en adelante, Rusia deberá desconfiar mucho más de los costos y repercusiones potenciales de intervenir o forjar una agresión militar abierta, sobre todo, cuando su economía no se encuentre muy boyante, al igual que obligatoriamente, debe corregir una serie de errores o importantes deficiencias militares propias. Errores que, para poder ser corregidos, deben asumirse plenamente porque marcan el camino al fracaso de sus operaciones militares, a pesar de ser un país que posee un ingente poderío nuclear y ser el tercero del mundo, en liza con la India, que más gasta en defensa para modernizar su equipo y armamento.

Aunque ya se ha hablado y escrito mucho sobre estos, conviene repasarlos brevemente: un deficiente sistema de estudio de los factores que influyen en la decisión (principalmente en lo referente al ambiente, armamento, enemigo y el terreno); un liderazgo militar autocrático, piramidal y excesivamente rígido en el planeamiento y también en la ejecución de las operaciones; la escasa o nula voluntad de vencer de la tropa; que la mayor parte de estos sean de recluta forzosa cuando el sofisticado armamento exige un mayor grado de formación, entrenamiento o la profesionalización de la tropa; la inexistencia de un verdadero empleo intermedio (suboficiales) que entrenen y empujen a los subordinados; no estar preparados a superar las capacidades y peligros de las nuevas tecnologías y que, en general, su armamento y material de transporte es bastante obsoleto unido a que la cadena logística sigue siendo ancestral, lamentable y claramente deficiente.

Factores, que han mermado la agilidad, capacidad y la resistencia de sus militares, máxime cuando se han enfrentado a un enaltecido pueblo en armas, el ucraniano, que sabiendo y conociendo los defectos del adversario, ha venido evolucionando en sentido contrario y recibiendo adiestramiento y apoyos precisos de armamento especifico y eficiente —principalmente por parte de EEUU— durante un periodo de tiempo superior a siete años, sin que Rusia diera mucha importancia o consideración a este hecho.

Deberá analizarse y valorar realmente los efectos y consecuencias económicas, comerciales y de aislamiento internacional traducidas en ‘sanciones’ que pueden negar a Rusia tanto la exportación de sus productos como el libre acceso a multitud de elementos que integran la tecnología vital para la producción de armas modernas y otro tipo de equipamiento, incluido el de doble uso.

Situación que podría llevar a Rusia a un elevado empobrecimiento (llegará a caer hasta un 15% este año) y a un descenso en su prestigio internacional y capacidades tecnológicas; con lo que será relativamente fácil que todos sus aliados o amigos, incluida China, puedan llegar a ver a Moscú como un aliado menos capaz. Al mismo tiempo, que los vecinos que ahora le temen, empiecen a verle como un lobo, menos feroz y al que es posible, con alguna ayuda exterior, llegar a vencer. En cualquier caso, el retroceso económico ruso es altamente probable y puede llegar a ser muy sangrante o hasta definitivo.

Comprobar la eficacia de todas y cada una de las mencionadas sanciones para reducir las capacidades de un peligroso vecino muy molesto, en el futuro llevará a la Comunidad Internacional (CI) a perfeccionar el sistema de imposición de estas, así como a una mayor rapidez y menor vacilación en su aplicación.

En este caso concreto, aunque también extrapolable a otros muchos escenarios, en el aspecto económico y de la necesidad para la subsistencia ha aparecido una nueva arma muy potente y eficaz; me refiero al ‘control del suministro de los productos necesarios’ para obtener energía, minerales precisos y otro tipo de productos que afectan a la subsistencia. Arma de doble filo, que puede ser empleada en ambos sentidos y cuyo control y aprovechamiento puede poner en peligro la actuación de otros factores y actores.

El conflicto en sí mismo, las sanciones impuestas a Rusia y las consiguientes amenazas de Putin sobre los diversos países europeos han dejado bien claro que la enorme y casi absoluta dependencia de Occidente con Rusia en carburantes, derivados del petróleo, gas, minerales de todo tipo y las importaciones de grano, deben llegar a casi desaparecer en un breve periodo de tiempo y, otras fuentes como EEUU se beneficien en detrimento de Rusia, lo que sin duda, afectará duramente a su economía a corto y medio plazo.

Rusia ha conseguido unos efectos contrarios a los pretendidos por Putin en lo referente a sembrar la discordia y las divisiones en el seno de la OTAN y la UE. Aunque si ha logrado imponer ‘el valor de la disuasión nuclear’ para que los países aliados o integrantes no intervengan individual o colectivamente en la guerra, aunque también y sin pretenderlo, por determinado contagio o celos políticos, se ha incrementado el convencimiento de la mayoría de los anteriores para limar sus intereses personales en apoyo a la causa y/o de invertir más en defensa.

Con respecto al valor y efecto de la disuasión por poseer el arma nuclear, se corre el peligro que, en un futuro próximo, países como Corea del Norte, Irán y alguno otro más, caigan en la tentación de mejorar sus capacidades nucleares para asegurarse no ser atacados.

Por otro lado, dado que los planes de invertir en defensa no son de aplicación instantánea, sino plurianuales y algunos como España lo han matizado a muy largo plazo, se corre el riesgo de que si Rusia finalmente acaba con el rabo entre las piernas, puede que muchos se olviden de sus buenos propósitos al respecto.

Un hecho claramente patente es que la UE tiene una enorme falta de capacidades de influir política y militarmente en la resolución de conflictos, incluso, si estos se producen en sus propias fronteras. Hecho que puede le sirva de acicate para tratar de corregir tales deficiencias que la subyugan a casi una irrelevancia en el ámbito de la seguridad.

Por su parte la OTAN, en su próxima cumbre de Madrid, que en principio iba a ser una reunión tranquila para pasar un buen tiempo aprovechando la bonanza climática de la época y el propicio ambiente sin grandes temas que tratar, posiblemente derive en una de las cumbres más importantes de su historia por la necesidad de una redefinición de su Concepto Estratégico, de las condiciones y límites a las posibles ampliaciones y hasta si se mantiene o no la actual política de empleo del arma nuclear (conocida como ‘postura de doble clave’, que basa su empleo solo como disuasión o en caso de defensa) así como, en incrementar o no las propias capacidades nucleares de la Alianza. No siendo precisamente la composición del gobierno de España y de sus apoyos, en gran parte pro rusos o simpatizantes de Putin, el mejor escenario donde poner sobre la mesa estos asuntos con las debidas garantías.

Otra de las consecuencias geoestratégicas en el punto de las mencionadas alianzas es el de la ampliación selectiva de ambas organizaciones con el ingreso o adhesión de países del entorno a Rusia, tema que se da por hecho y con cierto carácter de urgencia.

‘China’ tiene muchos más intereses con el resto del mundo que con Rusia; desde que esta se anexionó la península de Crimea en 2014 se ha venido salvando por su oscurantismo y aparente neutralidad; pero todo apunta a que, en breve, deberán decantarse por uno u otro bando y los chinos son eminentemente comerciales, por lo que el aislamiento ruso puede aumentar exponencialmente.

El éxito logrado en este conflicto con la ayuda norteamericana en material, inteligencia y adiestramiento más o menos encubierta a Ucrania, puede servir de acicate y ejemplo para la resistencia de otros países amenazados por Rusia, China o Corea del Norte y que de una forma u otra, estén bajo el paraguas norteamericano; al mismo tiempo que el —a todas luces— inesperado posible éxito de David contra Goliat, pueda suponer una llamada de aviso para los que amenazan o ambicionan expandirse confiando en la diferencia de capacidades a su favor.

En lo referente a formas y modos de ejercer y practicar el liderazgo por parte de los dirigentes políticos modernos, se aprecia un cierto regreso al pasado. El liderazgo visible e inspirador de confianza del presidente ucraniano Zelenski —quien parece haberse convertido en Winston Churchill en tiempos de la II guerra mundial— así como sus nítidos mensajes a los ucranios y a todo parlamento que le ha querido oír, han generado confianza entre aquellos y muchos más apoyos externos. Por el contrario, el estilo solitario y falaz de Putin y sus interminables mentiras y acciones cruentas, socavan su credibilidad y la de toda Rusia.

En conclusión, con independencia del resultado y momento final de esta guerra, se puede afirmar que los organismos de la CI por separado deberán darle una vuelta a su composición, organización, cometidos y misiones, sobre todo para la ONU y la UE, quienes se han mostrado de muy poca o nula utilidad y que Rusia, en el plano internacional y económico saldrá perdiendo y mucho si se llevan a efecto todas las sanciones y restricciones previstas y en el tintero. Situación está que podría ser causa y motivo de problemas internos de cierta o mucha relevancia hasta para el mismo Putin, lo que su potencial caída, acarrearía una nueva crisis de importante trascendencia mundial.

Por su parte Ucrania y los ucranios, que son los que se están llevando la peor parte, incluso muchas veces en solitario, se encuentran con que actualmente la mayoría de sus importantes ciudades están muy dañadas o totalmente arrasadas, su economía, las capacidades industriales, agrícolas, mineras y de transporte en franco desastre o destruidas; por lo que el país precisará de un gran, urgente y potente plan de recuperación, si no se quiere que acabe como Siria.

Igualmente, se precisarán planes para el regreso de la mayor parte de los casi cinco millones de refugiados y desplazados internos. Costosos y complicados temas de los que, de momento, nadie habla claramente y deberían ser parte ya de los todavía desconocidos planes internacionales de ayuda.

Por último, da la sensación de que al focalizar tanto la atención internacional en este conflicto y su resolución, ha llevado a la CI al abandono del interés y preocupación por la actividad, desarrollo y expansión del Estado Islámico tanto en Oriente Medio como en el continente africano; a lo que hay que unir, la coincidente y forzada finalización, en algunos casos, de la mayor parte de las misiones de paz o de instrucción y adiestramiento a fuerzas aborígenes en el Sahel y alrededores para luchar contra este grupo terrorista, a pesar de los muchos mensajes que la comunidad yihadista sigue mandando con sus ojos y pensamiento puestos en Europa.  

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

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