EL PLÁSTICO: DE BENDICIÓN A MALDICIÓN

Imagen de tkremmel en Pixabay

Hasta hace poco raramente hablábamos del plástico como un problema ecológico, ahora se habla mucho. Los expertos han verificado que los plásticos representan casi el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Eso es casi el doble de las emisiones del sector aviación. Y así es: los plásticos contribuyen más al calentamiento terrestre que el conjunto de aviones que sobrevuelan el planeta. ¿Cómo es eso posible? La respuesta es que el plástico está hecho de petróleo, gas o carbón. Eso significa que, en cada etapa de su vida, el plástico contribuye al cambio climático.

El plástico permanece por cientos de años o más. Desafortunadamente, solo el 9% del plástico que se produce se recicla; la mayoría termina en vertederos o en el medioambiente. De hecho, 8 millones de toneladas de plástico ingresan por las vías fluviales cada año. Todo ese plástico está comenzando a aparecer en lugares inesperados (y no deseados) desde el agua del grifo hasta la comida. El “smog” de los microplásticos en los océanos neutraliza o elimina pequeños organismos que son la base de muchas de nuestras comidas, lo que podría tener serias implicaciones para el sistema alimentario de la humanidad (https://ecologycenter.org/).

Algunos de mi generación recordarán la frase del señor Robinson en la película “El Graduado” (1968) cuando el joven universitario encarnado por Dustin Hoffman le pregunta —mientras retozaba en la piscina— a qué debería dedicarse para ser exitoso, ya que acababa de concluir sus estudios superiores.

Escuetamente Robinson le dijo “plásticos, joven, plásticos”. En esa época comenzaba el ultra exitoso ciclo del plástico; se inició lo que parecía una nueva era de fáciles utensilios que desplazarían para siempre vidrio, papel y hojalata. Algo de eso ocurrió a lo largo de estos más de 50 años, pero al mismo tiempo el planeta terminó inundado por un material que ha creado trastornos enormes. En los mares el plástico está matando especies piscícolas y vegetación marina. En la parte terrestre del globo el plástico está afeando todos los paisajes habidos y por haber, sin contar la de suyo nefasta contribución de este material al efecto invernadero. 

Ha llegado la hora de despertar, hay que maximizar el reciclaje del plástico, dejar de fabricarlo o inventar otros materiales menos dañinos. El proceso será difícil, la industria del plástico es poderosa y extendida, pero por algún lugar hay que comenzar. Lo primero será obligar que tiendas y supermercados retornen al uso del papel. Asimismo, propiciar el reciclaje y el canje de botellas, en lugar de dejar que cada cual las deseche o almacene donde quiera. La lucha contra la contaminación ambiental es parte de la guerra contra el cambio climático. Y el plástico, de ser un producto benéfico y cómodo, ahora es el gran villano.

Hoy en día se está generando más basura plástica que nunca y reiteramos, poca cantidad se recicla. Dado que el plástico y sus ingredientes están impregnando océanos y vías fluviales, invadiendo los cuerpos humanos, deteriorando el medioambiente y perjudicando la vida silvestre, el Centro de Ecología —en paralelo con institutos afines— recomienda eliminar drásticamente los plásticos para siempre y hacerlo tan pronto como sea posible. Así están las cosas.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/158295_el-plastico-de-bendicion-a-maldicion

 

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