A 130 AÑOS DE LA ENCÍCLICA RERUM NOVARUM, ORIGEN DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.

Marcelo Javier de los Reyes*

León XIII (1878 – 1903)

En este año que termina se han cumplido 130 años de la Encíclica sobre la que se construyó la Doctrina Social de la Iglesia, publicada el 15 de mayo de 1891, por lo que cada 15 de mayo se convierte en una fecha de gran relevancia para todos los trabajadores, particularmente para los campesinos y todos aquellos involucrados en las labores agrícolas. De ahí que en algunas regiones del mundo ese día sea conmemorado como la fiesta de los campesinos.

Cuestiones sociales. León XIII y la Rerum Novarum

Luego del Congreso de Viena (1814-1815), que tuvo objetivo restablecer las fronteras de Europa luego de que las fuerzas de Napoleón Bonaparte fueran derrotadas así como restablecer el Antiguo Régimen, se inició un siglo de relativa paz entre las naciones. No obstante, se produjeron algunos conflictos armados, como la guerra de Crimea, la austro-prusiana, la franco-prusiana y otras. Sin embargo, el resto del siglo estuvo caracterizado por profundos conflictos sociales, las revoluciones liberales que desafiaron al conservadurismo y el nacimiento del socialismo y del comunismo.

Esta cambiante composición ideológica en la sociedad de la época produjo una preocupación de consideración en el seno de la Iglesia Católica. En sus relaciones con los gobiernos liberales la situación era extremadamente difícil debido a que las medidas que tomaban se orientaban a privarla de sus bienes y posesiones y prácticamente la excluían en el plano político. La Iglesia firmó varios acuerdos —denominados concordatos— con muchos gobiernos europeos durante la primera mitad del siglo XIX.

A través de los concordatos se establecían los derechos de la Iglesia y las obligaciones que los Estados tenían con respecto de ella. Sin embargo el avance de las ideas liberales fueron poniendo escollos en la relación Iglesia – Estado y se fue argumentando la necesidad de una completa separación entre ambos.

Quienes sostenían la separación entre Iglesia y Estado pretendían que el Papado renunciara a sus posesiones territoriales y a su poder temporal. Estas ideas liberales y democráticas no sólo influían desde fuera de la Iglesia sino que también arraigaron en algunos sectores de la institución. Ante esta situación, la cúpula de la Iglesia no hizo esperar su reacción condenando aquellas ideas que intentaban recortarle poder[1].

Vincenzo Gioacchino Pecci, sexto hijo de una familia humilde, nació el 2 de marzo de 1810 en la ciudad de Carpineto, al sur de Roma. Entre 1832 y 1837 estudió en la Academia de Estudios Eclesiásticos y en 1837 fue ordenado sacerdote. El padre Vincenzo no sólo fue un miembro activo de la Iglesia sino también un testigo de los cambios sociales, políticos y económicos de su época. Fue ascendiendo en la jerarquía de la Iglesia y en una serie de cartas pastorales publicadas entre 1874-77 el Cardenal Pecci expresó su deseo de alcanzar un mayor acercamiento entre el catolicismo y la cultura contemporánea.

En 1877 fue trasladado a Roma y, a la muerte del Papa Pío IX, fue nombrado camarlengo[2]. El 20 de febrero de 1878 fue elegido Papa continuando con la línea conservadora pero imprimiendo una nueva orientación a la política del Vaticano, destinada a superar el aislamiento. En el plano doctrinario se esforzó por mantener los principios del catolicismo frente a las nuevas corrientes científicas, fomentando los estudios teológicos y los seminarios. Incentivó la creación de misiones evangelizadoras, en particular destinada a los territorios coloniales que conquistaban las potencias europeas.

León XIII se esforzó por posicionar a la Iglesia en la sociedad, para lo cual trabajó en pos de mejorar las frágiles relaciones con los Estados europeos. Luego que le fueron arrebatados los estados pontificios, las posesiones territoriales del papado quedaron reducidas al Vaticano. En su primera encíclica León XIII expresó que la Iglesia nunca persiguió el gobierno temporal.

Con respecto a las negociaciones diplomáticas con el Estado italiano y con el francés no obtuvo resultados favorables pero si con Alemania. Su habilidad le permitió devolverles la tranquilidad a los católicos alemanes que habían sido seriamente afectados por la Kulturkampf (“guerra religiosa”) que Bismark —respaldado por el movimiento liberal—, haciendo uso de una serie de leyes[3], emprendió contra el clero católico. León XIII, en el plano internacional, también debió arbitrar en torno a las Islas Carolinas; su gestión exitosa pudo poner fin a la disputa territorial entre Alemania y España.

Imagen referida a la Kulturkampf.

Ante los ataques que los comunistas, socialistas y anarquistas le propinaban a la Iglesia, León XIII trabajó para definir una política hacia la clase obrera y contrapesar el avance de esos sectores. Con este objetivo, el 15 de mayo de 1891 la Iglesia dio a conocer la encíclica Rerum novarum (“de las cosas nuevas”) que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. La Rerum novarum inspiró la formación de círculos de obreros católicos y otras agrupaciones de trabajadores. Se trató de la primera encíclica social de la Iglesia Católica, dirigida a todos los obispos y describiendo las condiciones de las clases trabajadoras. León XIII tomó distancia de las corrientes marxistas pero favoreció la agrupación de los trabajadores en sindicatos y reconocía el derecho de la propiedad privada.

Este documento contrarrestó las intenciones marxistas de alejar a los obreros de la religión, principalmente la católica, y sentó las bases para que, años más tarde, la Iglesia influyera políticamente a través de la creación de los partidos encuadrados en la democracia cristiana.

La Doctrina Social de la Iglesia

La Encíclica Rerun Novarum fue el pilar sobre el que se construyó la Doctrina Social de la Iglesia. Para conmemorar su publicación, otros papas escribieron otras que son consideradas como las “Encíclicas Sociales”; así, el 15 de mayo de 1931, el Papa Pío XI publicó la encíclica “Cuadragésimo Anno”, en conmemoración de los cuarenta años de la que publicó León XIII. Pío XI puso el acento en la labor del Estado, las asociaciones obreras, la doctrina económica y social, pero también en el capital y el trabajo. Manteniendo el espíritu de la Rerun Novarum, también tuvo en cuenta a los trabajadores, refiriéndose a la redención del proletariado, al salario justo, el carácter individual y social del trabajo. Eran tiempos difíciles, luego del triunfo del comunismo en Rusia, de la Primera Guerra Mundial y de la crisis económica de 1929 que afectó fundamentalmente al mundo occidental, por lo que asimismo abogaba por la restauración del orden social.

Mater et Magistra (“Madre y Maestra”), de Juan XXIII, Carta encíclica sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina cristiana, promulgada el 15 de mayo de 1961, tiene como tema central la justicia. Juan XXIII también quien escribió Pacem in Terris (“Paz en la Tierra”), la última de las ocho encíclicas de este papa, publicada el 11 de abril de 1963, precisamente en la celebración del Jueves Santo.

Por su parte, Paulo VI hizo su aporte con las Encíclicas Gaudium et Spes (“Alegría y Esperanza”) y Populorum Progressio (“El Desarrollo de los Pueblos”).

No es la intención de este trabajo mencionar a todas las Encíclicas Sociales sino conmemorar la que dio origen a la Doctrina Social de la Iglesia que, como dice el sacerdote salesiano y Licenciado en Teología Eugenio Albuquerque,

Cuando hablamos de doctrina social de la Iglesia, nos referimos a la enseñanza y orientación de la Iglesia católica sobre las cuestiones sociales. Pero no hay una uniformidad, sino una gran diversidad de expresiones en la denominación de dichas enseñanzas del magisterio de los Papas; las más utilizadas son: doctrina social de la Iglesia, doctrina social católica y enseñanza social de la iglesia.

Con la expresión doctrina social de la Iglesia se entiende ordinariamente el conjunto de las enseñanzas sociales del magisterio, especialmente de los Papas, recogidas en importantes encíclicas dedicadas precisamente a tratar las cuestiones sociales.[4]

El autor aclara que si bien el origen de esta doctrina está en las encíclicas sociales del siglo XIX, el verdadero origen es tan antiguo como la propia Iglesia, ya que su base principal es la revelación divina[5] y abreva en fuentes teológicas, morales y sociales[6].

Hasta Pacem in Terris las encíclicas estaban dirigidas sólo a los católicos, pero Juan XXIII en ella agrega a todos los hombres de buena voluntad. Se trata de un aporte de la Iglesia a la humanidad, en tanto considera su competencia en el campo social.

Un siglo después

La profundización de las políticas neoliberales en la década de 1990 en América vinieron a caballo de la globalización y del avance de las tecnologías de la información, en un contexto de desaparición del bloque liderado por la URSS tras el derrumbe del Muro de Berlín (1989) y la implosión de la propia URSS (1991).

En ese marco, los Estados Unidos se mostraron como los vencedores de la Guerra Fría, estableciendo el sistema unipolar y el “pensamiento único”, aunque por escaso tiempo. Ese proceso fue acompañado por un fortalecimiento de los organismos financieros internacionales que presionaron a los gobiernos a introducir políticas que desarticularon la economía de varios países incrementando las desigualdades sociales.

Como producto de estas medidas económicas que giraban en torno de la privatización, del libre mercado, de las “bondades del mercado”, se difundieron falsas ilusiones en las diversas sociedades, ocasionando —por el contrario— grandes desilusiones y un creciente distanciamiento de la clase política respecto de la población.

Así como hacia fines del siglo XIX los problemas sociales llevaron a la Iglesia a manifestarse a través de la Encíclica Rerum Novarum (1891), en una clara contestación al capitalismo, los viejos y nuevos problemas que afectaban a la humanidad impulsaron al papa Juan Pablo I a escribir la Encíclica Centessimus Annus, precisamente cien años después de la encíclica que dio origen a la Doctrina Social de la Iglesia —la Rerum Novarum— en ocasión del ocaso del marxismo, de un ciclo de transformación en la propia Europa y en el mundo, en un contexto de desestabilización con amenazas de guerra, con una pobreza creciente y la emergencia de los regionalismos. Recordando la Encíclica de León XIII, Centessimus Annus expresa:

Ojalá que estas palabras, escritas cuando avanzaba el llamado “capitalismo salvaje”, no deban repetirse hoy día con la misma severidad. Por desgracia, hoy todavía se dan casos de contratos entre patronos y obreros, en los que se ignora la más elemental justicia en materia de trabajo de los menores o de las mujeres, de horarios de trabajo, estado higiénico de los locales y legítima retribución. Y esto a pesar de las Declaraciones y Convenciones internacionales al respecto y no obstante las leyes internas de los Estados. El Papa atribuía a la “autoridad pública” el “deber estricto” de prestar la debida atención al bienestar de los trabajadores, porque lo contrario sería ofender a la justicia; es más, no dudaba en hablar de “justicia distributiva”.

Juan Pablo II (1920-2005)

Y más adelante se refiere nuevamente a la injusticia social y a la explotación:

Ante estos casos, se puede hablar hoy día, como en tiempos de la Rerum novarum, de una explotación inhumana. A pesar de los grandes cambios acaecidos en las sociedades más avanzadas, las carencias humanas del capitalismo, con el consiguiente dominio de las cosas sobre los hombres, están lejos de haber desaparecido; es más, para los pobres, a la falta de bienes materiales se ha añadido la del saber y de conocimientos, que les impide salir del estado de humillante dependencia.

Las desigualdades son explícitamente mencionadas en Centessimus Annus poniendo la mira en la situación de los países del Tercer Mundo y en la necesidad de ejercer un control sobre el mercado:

En el contexto del Tercer Mundo conservan toda su validez —y en ciertos casos son todavía una meta por alcanzar— los objetivos indicados por la Rerum novarum, para evitar que el trabajo del hombre y el hombre mismo se reduzcan al nivel de simple mercancía: el salario suficiente para la vida de familia, los seguros sociales para la vejez y el desempleo, la adecuada tutela de las condiciones de trabajo.

Se abre aquí un vasto y fecundo campo de acción y de lucha, en nombre de la justicia, para los sindicatos y demás organizaciones de los trabajadores, que defienden sus derechos y tutelan su persona, desempeñando al mismo tiempo una función esencial de carácter cultural, para hacerles participar de manera más plena y digna en la vida de la nación y ayudarles en la vía del desarrollo.

En este sentido se puede hablar justamente de lucha contra un sistema económico, entendido como método que asegura el predominio absoluto del capital, la posesión de los medios de producción y la tierra, respecto a la libre subjetividad del trabajo del hombre. En la lucha contra este sistema no se pone, como modelo alternativo, el sistema socialista, que de hecho es un capitalismo de Estado, sino una sociedad basada en el trabajo libre, en la empresa y en la participación. Esta sociedad tampoco se opone al mercado, sino que exige que éste sea controlado oportunamente por las fuerzas sociales y por el Estado, de manera que se garantice la satisfacción de las exigencias fundamentales de toda la sociedad.

Pero aún se encuentra una sentencia más contundente respecto del mundo en el que se escribió Centessimus Annus:

Queda mostrado cuán inaceptable es la afirmación de que la derrota del socialismo deja al capitalismo como único modelo de organización económica.

El siglo XXI trajo nuevas preocupaciones a las que ya existían, preocupaciones que también perjudican a los más pobres pero a la sociedad en su conjunto, derivados del cambio climático. Nuevamente la Iglesia, a través de la Encíclica Laudato si (“Alabado seas”) —24 de mayo de 2015— del papa Francisco, toma la palabra para exhortar la necesidad de cuidar la “casa común”, la casa de todos los seres humanos y no humanos. Laudato sí es una relectura del cántico de las creaturas de Francisco de Asís y es, además, un grito de auxilio del Papa Francisco en nombre de la Iglesia, un grito a Dios y al hombre posmoderno a que cuide, proteja y haga un buen uso de los recursos de la madre Tierra:

Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.

Reflexionar sobre el futuro de las políticas públicas ante los retos de los cambios a escala global así como de un Estado, la crisis y las visiones de las políticas públicas que prosperaron en la segunda mitad del siglo XX y el new public management como ideario para resolver problemas de gestión pública, requieren el estudio de las realidades emergentes y nuevos enfoques de los asuntos públicos contemporáneos.

Una profunda tarea está por delante pero si bien las Encíclicas Sociales pusieron el énfasis en sus correspondientes contextos sociales e internacionales, sería apropiado leerlas para “sacarlas” del ámbito eclesial y académico y para que sea difundida más allá de los cristianos con el claro objetivo de retornar a una sociedad global que recobre los valores morales, y para que los hombres en general asuman un compromiso social más allá del origen de esta doctrina. Los problemas sociales se han agudizado y no tienen religión pero si pueden ser solucionados si cada uno se compromete a hacer su parte. Los pueblos pueden hacer la diferencia comenzando a exigir a sus respectivas clases dirigentes que asuman sus compromisos ante la sociedad.

Como dijo la Madre Teresa de Calcuta, “Haz bien tu trabajo y hazlo con un gran amor”. O finalmente, recordar a Rabindranath Tagore, premio Nobel de Literatura en el año 1913, quien escribió la célebre frase: “Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría.”

Exijamos que quienes nos conducen lo hagan pensando en el servicio y cada uno de nosotros hagamos lo propio, porque en eso debe radicar nuestra alegría.

 

* Maestro Catequista. Licenciado en Historia (UBA). Doctor en Relaciones Internacionales (AIU, Estados Unidos). Director de la Sociedad Argentina de Estudios Estratégicos y Globales (SAEEG). Autor del libro “Inteligencia y Relaciones Internacionales. Un vínculo antiguo y su revalorización actual para la toma de decisiones”, Buenos Aires: Editorial Almaluz, 2019.

 

Referencias

[1] La encíclica Mirari vos (1832) del papa Gregorio XVI condenaba las libertades modernas, la libertad de culto, de conciencia, de asociación y de prensa. La encíclica Quanta Cura (1864) de Pío IX fue acompañada del Syllabus, catálogo con ochenta proposiciones que la Iglesia consideraba condenables. El documento sostenía que considerar que “el Papa puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna” era un error. Del mismo modo, manifestaba que el Estado laico era “impío y absurdo». En 1870 se celebró el Primer Concilio Vaticano del que participaron setecientos sacerdotes. En el Concilio se mantuvo el espíritu del Syllabus condenando los “errores modernos” y, asimismo, se discutió el dogma que afirmaba la infalibilidad del Papa. La discusión interna entre el minoritario sector renovador y el conservador terminó con el retiro del primero y la consolidación del segundo en el gobierno de la Iglesia. De esta manera se reafirmó la autoridad del Papa.

[2] Cardenal que administra los asuntos de la Iglesia durante la vacancia de la Sede Apostólica.

[3] El conflicto se agudizó a partir de 1870 con la proclamación de la infalibilidad del Papa durante el Primer Concilio Vaticano.  Mediante esas leyes –Ley del Púlpito de 1871, ley de control de la enseñanza de 1872, expulsión de los jesuitas, Leyes de Mayo de 1873 y 1874 que reglamentaban la formación de los sacerdotes y limitaban la jurisdicción eclesiástica, ley de Matrimonio Civil y otras leyes sancionadas en 1874 y 1875– se procuraba someter a los sacerdotes al Estado en calidad de funcionarios, interfiriendo sus relaciones con la Santa Sede y con Polonia, considerada como un enemigo nacional.

[4] Eugenio Albuquerque. Doctrina social de la Iglesia. Buenos Aires: Editorial Claretiana, 2012,  p. 7.

[5] Ídem.

[6] Ibíd., p. 13.

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CHINA: LA NECESIDAD DE MIRAR AL PASADO PARA ENTRAR EN EL SIGLO XXI

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

El Partido Comunista de China (PCCh) siempre ha otorgado gran importancia a la síntesis de la experiencia histórica. Ya en el período de Yanan en 1945, Mao Zedong señaló: “Si no aclaramos la historia del Partido y el camino que el Partido ha tomado en la historia, no podremos hacerlo mejor”.

Al entrar en la nueva era de reforma y apertura al mercado, Deng Xiaoping dijo: “La experiencia exitosa en la historia es un activo valioso, pero también la experiencia incorrecta y la experiencia del fracaso son un activo valioso. De este modo, se pueden formular políticas para unificar todo el pensamiento del Partido y lograr una nueva unidad”.

En 1981, la Sexta Sesión Plenaria del 11º Comité Central del PCCh adoptó la “Resolución sobre ciertas cuestiones en la historia de nuestro Partido desde la fundación de la República Popular China”.

Setenta y seis años han transcurrido desde la redacción de la primera Resolución histórica de Mao Zedong y cuarenta años desde la redacción de la segunda Resolución histórica. De pie en un nuevo punto, mirando hacia atrás al pasado y mirando hacia el futuro resume plenamente los principales logros y experiencias del Partido en el siglo pasado, especialmente los principales logros de los últimos 40 años de reforma.

El Comité Central del Partido cree que la coyuntura importante e histórica del centenario de la fundación del Partido —cuando el Partido y el pueblo logran el primer objetivo del centenario y construyen una sociedad moderadamente próspera— significa que está dando grandes pasos hacia el logro del segundo objetivo del centenario, es decir, la construcción de un poder socialista moderno.

En una coyuntura histórica importante, una síntesis exhaustiva de los principales logros y la experiencia histórica del Partido en un siglo de lucha es de gran importancia para promover una mayor unificación del pensamiento del Partido —unificación de la voluntad y la acción unificada— uniendo y dirigiendo así a la gente de todos los grupos étnicos en todo el país para lograr nuevas victorias del socialismo con características chinas en la nueva era. Importancia práctica e histórica de gran alcance.

El Comité Central del Partido cree que la lucha centenaria del Partido ha sido fructífera: durante un largo período de tiempo, se han abordado una amplia gama de temas y se deben estudiar muchos más. De acuerdo con las necesidades de resumir la historia, así como comprender el significado de las leyes, fortalecer la confianza y avanzar hacia el futuro, es necesario resumir la historia del Partido, así como sus logros en la unión y dirección del pueblo chino. En particular, es necesario estudiar en profundidad los siglos de revolución, construcción y reforma.

Combinando los principios básicos con la realidad específica de China y su excelente cultura tradicional, el país ha avanzado continuamente en la sinización del marxismo, profundizando así la comprensión y el dominio de la teoría innovadora en una nueva era.

La historia de siglos de la autoridad y dirección centralizadas y unificadas del Partido ha comprendido profundamente las características distintivas y las ventajas políticas del propio Partido Marxista, fortaleciendo así el poder político, en un rejuvenecimiento tanto de los ejecutivos del Partido como de la nación china.

La coexistencia de la armonía y la persistencia asegura que el Partido se convierta siempre en el núcleo de una dirección fuerte y joven en el proceso histórico de adhesión y desarrollo del socialismo con características chinas en la nueva era. El coraje y la fuerza para establecer metas sucesivas y avanzar vigorosamente hacia el futuro.

El Comité Central del Partido considera que, al resumir los principales logros y la experiencia histórica de los siglos de lucha, es necesario adherirse a la metodología del materialismo dialéctico e histórico, y considerar la historia del Partido desde un punto de vista específico, objetivo, integral y evolutivo, sin confundir y menos aún repetir los errores que llevaron a otros partidos marxistas a desaparecer o, lo que es peor, a convertirse en sirvientes de dos amos como Arlequín: primero el Kremlin y luego la Casa Blanca.

Los chinos creen que es necesario comprender con precisión el tema principal y la naturaleza tradicional del desarrollo histórico de su Partido, como la forma de lidiar adecuadamente con los errores y puntos de inflexión experimentados, aprender del éxito y aprender de la derrota, y allanar constantemente el camino para el logro de nuevos objetivos.

Por lo tanto, consideran necesario fortalecer la orientación ideológica y el análisis teórico, así como aclarar las comprensiones vagas y unilaterales de algunos de los principales problemas históricos, y corregirse lo mejor que puedan.

Desde la fundación del Partido hasta el comienzo de las reformas, las principales cuestiones del bien y el mal —y las declaraciones y conclusiones fundamentales relacionadas— se han aplicado fundamental y exitosamente hasta ahora.

En general, aunque ha habido algunos problemas, después de la reforma y la apertura, la dirección progresista ha sido correcta y los resultados han atraído la atención del público mundial en muchos Estados.

De la 3ª a la 6ª Sesión Plenaria del 11º Comité Central, se resumieron sistemáticamente los resultados y la experiencia del nuevo curso de reformas y apertura, así como el impulso hacia la modernización socialista. Con motivo de los 20º y 30º aniversario de la 3ª Sesión Plenaria, el Comité Central del Partido elaboró tesis resumidas. Destacaron el enfoque de la nueva era del socialismo con características chinas, y ayudaron a guiar y fortalecer aún más la confianza del pueblo chino en el Partido: centrándose en lo que está haciendo y entrando en un nuevo camino con una actitud más vigorosa.

La evaluación de eventos importantes, reuniones significativas y figuras prominentes en la historia china son fuentes de experiencia, enseñanza y aprendizaje. En reuniones importantes se resumió y discutió la historia del Partido, reflexionando y entendiendo cada decisión del Comité Central en un siglo de su historia.

En marzo de 2021, el Buró Político del Comité Central decidió que la 6ª Sesión Plenaria del 19º Comité Central debería centrarse en investigar y resumir exhaustivamente los principales logros y la experiencia histórica en el siglo de lucha del Partido, y estableció un grupo de estudio para redactar los documentos.

El Partido recuerda sus objetivos y su misión original, así como la firme voluntad y determinación de mantenerlo vital. Encarna plenamente la comprensión profunda del desarrollo histórico y siempre ha promovido las iniciativas y responsabilidades de su misión por la causa y el desarrollo de su país.

Todas las regiones y departamentos del país son conscientes de que en los últimos cien años el Partido unió y llevó al pueblo a continuar su lucha en sus diversos períodos históricos de revolución, construcción y reforma, hasta el punto de que, mirando desde el exterior a lo que China solía ser hace mucho tiempo, hoy podemos ver un milagro tanto en el desarrollo del país como en el del socialismo mundial y la sociedad humana.

El Partido ha invertido completamente el proceso histórico de la nación china desde los días en que la consideraba un país exportador de drogas y un coto de caza para imperialistas, colonialistas y capitalistas, y ha escrito vívidamente un magnífico capítulo nacional e ideológico sobre el desarrollo del marxismo.

Durante esta larga marcha, el Partido y el pueblo chinos han adquirido una experiencia histórica extremadamente rica y valiosa, y estos son los puntos dignos de una síntesis sistemática..

De acuerdo con la solicitud del Comité Central, el comité de redacción ha estudiado diligentemente los importantes documentos históricos del Partido; opiniones y sugerencias plenamente asimiladas de todas las regiones y departamentos del país; investigó las principales cuestiones y redactó diligentemente las resoluciones.

El 6 de septiembre de 2021, de conformidad con la decisión del Buró Político del Comité Central, el proyecto de resolución fue sometido a evaluación dentro del Partido, incluidas las opiniones de algunos miembros de alto rango, cuyas opiniones son altamente representativas.

Se conviene en que la característica más distintiva del proyecto de resolución es la búsqueda de la verdad de los hechos y el respeto de la historia. Esto refleja la misión original del Partido a lo largo de un siglo de lucha y se ajusta plenamente a los hechos históricos.

El debate del proyecto de resolución y la evaluación de los principales acontecimientos deben estar en consonancia con los documentos históricos de la Parte y deben vincularse las descripciones y conclusiones existentes. El proyecto de resolución seguramente aparecerá como el manifiesto político de los comunistas chinos en la nueva era, a fin de tener en cuenta su misión original y adherirse y desarrollar el socialismo con características chinas.

En el proceso de solicitud de opiniones, varias regiones y departamentos han hecho sugerencias. El comité de redacción ha ido analizando progresivamente esos dictámenes uno por uno para extraer lo más posible de ellos. Tras repetidas investigaciones y deliberaciones, se han hecho 547 enmiendas y revisiones al proyecto de resolución, que reflejan plenamente las opiniones de cada región y departamento.

Además del preámbulo y las observaciones finales, el proyecto de resolución consta de siete partes.

La primera parte explica que las principales tareas que enfrenta el Partido en este período son oponerse al imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, luchar por la independencia nacional y la liberación, y crear condiciones sociales básicas para el rejuvenecimiento de la nación china. Analiza los antecedentes históricos de los que surgió el Partido. Resume los grandes logros del Partido que dirigió al pueblo en la lucha revolucionaria a partir de 1921, marcando la fundación de la República Popular China hasta la actualidad. Destaca el pensamiento de Mao como un logro clave en el avance del gran proyecto de redención nacional: de una autocracia feudal durante miles de años a una democracia popular actualmente en la cima del mundo. El tiempo en que la nación china fue masacrada y victimizada por las potencias europeas y atlánticas ha terminado para siempre, creando así una nueva era.

La segunda parte deja claro que la principal tarea que enfrenta el Partido en este período es completar la transición del nuevo sistema económico al socialismo, que es un requisito político fundamental para la nación china. Después de la fundación de la Nueva China, el pueblo ha superado una serie de desafíos difíciles, fortalecido el nuevo sistema de producción y creado una nueva situación en los asuntos exteriores y la política internacional. Se ha dado un gran salto adelante de un país pobre, poblado y “oriental” a una sociedad muy diferente a la que dejaron las guerras y los enfrentamientos ideológicos, políticos y estratégicos con las potencias imperiales-colonialistas, en un primer momento, y más tarde con la Unión Soviética y los Estados Unidos de América. El Partido y el pueblo chinos pueden declarar solemnemente, con la cabeza en alto, que sólo a través de una lucha valiente y tenaz es posible no sólo destruir un viejo mundo, sino ante todo construir uno nuevo. Además, todo esto se ha hecho proporcionando una audaz e innovadora interpretación del Marxismo en vistas al desarrollado socialismo y China.

La tercera parte se refiere a la aplicación de la reforma, la apertura del mercado y la modernización. Se aclara que la principal tarea que enfrenta el Partido durante este período es continuar explorando el camino correcto para liberar y desarrollar las fuerzas productivas sociales; sacar a las personas de la pobreza, hacerse ricas lo antes posible y proporcionar nuevas garantías institucionales vigorosas para el logro de estos objetivos. Los logros que están atrayendo la atención mundial son los siguientes: responder con cautela a unas pruebas arriesgadas sobre la situación general después de las grandes reformas, en favor de la estabilidad del país; promover la gran causa de la reunificación de la Patria y mantener y promover la paz mundial.

La cuarta parte se refiere al análisis del socialismo con características chinas. Es una nueva orientación histórica para el desarrollo de China, ya que resume las innovaciones teóricas del 18º Congreso. Gobernar el propio Partido de manera integral y autodisciplinada; continuar construyendo el país económicamente; profundizar las reformas y aperturas de manera integral, así como la construcción política, el estado integral de derecho, el liderazgo cultural, el liderazgo social, el respeto al medio ambiente, la defensa y la organización militar para salvaguardar la seguridad nacional. Esto también significa adherirse al sistema de “un país y dos sistemas”. Las áreas de estudio también incluirán el trabajo diplomático, centrándose en ideas originales, prácticas transformadoras y progresos y logros históricos en los últimos nueve años, para proporcionar una garantía de sistema más integral, una base material más sólida y una fuerza espiritual más activa.

La quinta parte trata sobre el significado histórico de los siglos de lucha del PCCh a través de la base de una revisión exhaustiva y un resumen de las muchas décadas de su actividad política y la liberación del país, que han cambiado radicalmente el futuro y el destino del pueblo chino. Todo esto ha demostrado sin duda la fuerte vitalidad del marxismo en China, y ha influido profundamente en el proceso de la historia mundial a través de las tres lógicas: la lógica histórica, la lógica teórica y la lógica práctica de la lucha.

La sexta parte trata de la experiencia histórica del Partido Comunista Chino a lo largo de un siglo de vida. Resume las experiencias históricas con un significado fundamental y a largo plazo, a saber, la adhesión a la innovación teórica de la ideología, a la independencia nacional y a las necesidades del mundo, cuando piden el fin del hegemonismo por parte de quienes reclaman el derecho a dirigir el planeta sin ser llamados por la gente. Estas experiencias históricas son un todo orgánico, sistemáticamente completo e interconectado, que revela la garantía fundamental para el éxito continuo de las políticas internas y externas de China. Revelan la fuente de la fuerza de China y la razón fundamental por la que el Partido siempre ha tomado la iniciativa en la historia, sin desear padres o protectores, es decir, mantener su naturaleza autónoma avanzada. Las experiencias históricas son gemas acumuladas a través de la práctica a largo plazo. Son la riqueza espiritual creada por el Partido y los chinos… por lo tanto, deben ser apreciados, así como durar mucho tiempo y enriquecerse continuamente.

La séptima parte se centra en el Partido Comunista Chino en la Nueva Era. Se detiene en la entrada en el segundo centenario, para el cual todo el Partido debe trabajar arduamente para lograr el objetivo establecido, con la perseverancia de aferrarse a su país y no dejarlo ir, y para lo cual se deben cumplir las teorías básicas del Partido. La línea de política básica y la estrategia de fomentar el desarrollo de alta calidad y comprometerse con la promoción de la prosperidad del pueblo, el país y la belleza multimilenial de China. El Partido siempre debe mantener contacto de carne y hueso con el pueblo y salvaguardar y desarrollar los intereses fundamentales del pueblo y los grupos étnicos de China. Para los líderes del Partido, el principio a tener en cuenta es «nacer en problemas y morir en felicidad». Significa tener siempre una visión de largo plazo, estar preparado para el peligro en tiempos de paz y seguir impulsando el nuevo gran proyecto de construcción nacional.

El Partido nos insta a no olvidar los sufrimientos del pasado, para ser dignos de la misión de hoy, que conduce a los grandes sueños del futuro. Para el PCCh, es esencial aprender de la historia, crear y dar forma al futuro, trabajar duro y avanzar con coraje. Debe seguir esforzándose incansablemente para entrar en el segundo centenario.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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GUAYANA ESEQUIBA: ¿OBLIGANTEMENTE ANTE LA CORTE?

Abraham Gómez R.*

El Alto Tribunal de la Haya —como ya se sabe— el 18 de diciembre del año pasado, admitió su jurisdicción y competencia (en una resolución rara, pero inevadible) para proceder a conocer forma y fondo en este pleito, conforme a la demanda, contra nuestro país, interpuesta por Guyana; cuya pretensión procesal (contenida en su petitorio) resultará fácilmente desmontable para la delegación venezolana, si se determina nuestra comparecencia y hacernos parte del juicio; por cuanto, hasta el día de hoy, la excolonia británica  no posee el menor asidero histórico, cartográfico, ni jurídico de lo que en el escrito solicitan a la Sala Juzgadora de la Organización de las Naciones Unidas.

A pesar de que nuestro país, como Estado-Parte, no ha dado su consentimiento para que se lleve adelante tal Proceso jurídico, mucho menos haber suscrito —con antelación— cláusulas compromisorias de obligación; esta acción de juzgamiento no se paralizará por ausencia de alguna de los concernidos directos. Y que incluso, de acuerdo con el artículo (53) del Estatuto de la CIJ, puede llegar a haber resolución sentencial, así alguna delegación no se haga presente.

Por supuesto, para resolver en ausencia de alguna representación estatal —porque invoque no comparecencia— antes debe la Corte examinar —muy bien— los contenidos de los artículos 36 y 37 de su propio Estatuto, para asegurarse “de que la demanda está bien fundada en cuanto a los hechos y al derecho”.

Cuando tuvimos la ocasión de recorrer el país —en casi todas sus universidades—dictando la conferencia, “Guayana Esequiba: litigio histórico y reivindicación en justicia”, nos agradó el inmenso interés que la mencionada controversia ha despertado y concitado en bastantes sectores de la población venezolana.

Como nunca, la gente desea explicaciones sobre lo acaecido, en contra de Venezuela, el día 03 de octubre de 1899, y suscrito en la írrita y nula resolución, denominada Laudo Arbitral de París.

Hemos venido haciendo —con detenimiento y objetividad— en cada exposición discursiva un análisis crítico del vil despojo del cual fuimos víctima hace más de un siglo, mediante la citada tratativa perversa de talante político-diplomática, por parte de los imperios de entonces.

En casi todos estos intercambios de opiniones en las universidades y otros organismos o a través de la red y los medios de comunicación se nos hace la misma pregunta: ¿Por qué estamos obligados a discernir con la contraparte por ante la Corte Internacional de Justicia?

La respuesta que ofrecemos resulta invariable. Porque exactamente ha sido esa la estrategia (como una especie de emboscada jurídica) que siempre estuvo jugando Guyana.

Sus asesores: el iraní Payam Akhavan y el excanciller guyanés Shridath Ramphal les han recomendado que, habiendo llegado la contención a la CIJ, deben mantenerse en ese escenario, con la aviesa intención de procurar una sentencia rápida y sin más dilaciones, que les favorezca. Agréguese allí una “ayudita” de algunos países y otros entes, caso de la Commonwealth y Caricom.

Suficientemente es sabido que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) convocó, para actos por separados, a las delegaciones o coagentes de Venezuela y Guyana; configuradas ambas naciones como Partes en litigio en la controversia sostenida por la Guayana Esequiba.

Para el día 08 de marzo del 2022, le corresponderá comparecer a la representación de la ex colonia británica para que exponga, con carácter de ratificación (si es el caso), los alegatos de su demanda.

Guyana volverá a pedir en su Pretensión Procesal que la Corte ratifique que el citado Laudo constituyó una “liquidación completa, perfecta y definitiva” de todas las cuestiones relacionadas con la determinación fronteriza. En otras palabras, aspiran que el Alto Tribunal de La Haya sentencie como Cosa Juzgada (res judicata) con base en los hechos que narra en su escrito la contraparte guyanesa, sumamente interesada y a su conveniencia.

Los gobiernos ingleses y guyaneses que han ocupado 159.500 km2, la séptima parte de nuestra soberanía por el costado este; fundamentalmente, a partir de Burnham hasta el presidente actual Irfaan Ali, en la obsesiva búsqueda de invocar la denominada Prescripción Adquisitiva (darle eficacia jurídica al apoderamiento perpetrado; justificado por el tiempo en que allí han permanecido) sobre la extensión geográfica venezolana que nos arrebataron con vileza.  En esta ocasión, pretenden que sea la Corte que falle a su favor.

Frente a la interposición incoada en contra nuestra que está conociendo, como Proceso jurisdiccional, la Corte Internacional de Justicia, ¿qué debemos hacer?

Prestemos atención a lo siguiente. Primero, para que quede claro, es una decisión de Política de Estado; por cuanto, la presencia de la delegación venezolana en la Corte la determina —únicamente— el presidente de la República. Sería recomendable que consultara a algunos estudiosos en la materia.

A partir de un hipotético “visto bueno” para comparecer, qué procede entonces. Veamos: nos correspondería presentarnos el 08 de marzo del año 2023, ante tal entidad sentenciadora; con lo cual estaríamos —de hecho y derecho— admitiendo su competencia y jurisdicción. Paso siguiente, sería nombrar un juez ad-hoc, que pasaría a incorporarse de pleno derecho a la Corte, en nuestro nombre; procederíamos, consecuencialmente, a consignar el Memorial de Contestación de la demanda. Obviamente, todo lo anterior: nuestra comparecencia o no ante la Corte Internacional de Justicia está condicionada —repito— a la determinación que sobre el particular tome el Jefe de Estado venezolano, conforme a sus atribuciones contenidas en el artículo (236) de nuestra Constitución Nacional.

Reconocemos que han aflorado en todas las regiones de Venezuela aportes significativos para alcanzar pronto un arreglo “práctico y satisfactorio”, en este pleito.

Tales alternativas pudieron haber resultado elogiables aproximaciones, algunos años atrás, para solucionar el litigio.

A mi modo de ver, las etapas de negociación directa (que no la quiere Guyana), la conciliación, la mediación y el arbitraje prácticamente han sido superadas; porque el asunto controversial escaló a nivel de la Corte Internacional de Justicia; y en ese Tribunal no hacen “arreglos” de los citados tipos; sino que aplican el derecho y solo, excepcionalmente, por mutuo acuerdo de los Estados contrapuestos, podría dar una solución ex aequo et bono (actuando por lo equitativo y bueno); si las partes así lo convinieren, según el numeral segundo, artículo 36 del Estatuto de la Corte.

 

* Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua-  Miembro del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (IDEFV). Miembro de la ONG “Mi mapa de Venezuela”.