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CHINA Y EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Giancarlo Elia Valori*

Imagen: glaborde7 en Pixabay, https://pixabay.com/es/photos/bandera-china-shanghai-754582/

 

El estudio y análisis de las relaciones internacionales de otros países y pueblos es un requisito previo para el avance de la paz y un requisito intrínseco para promover la globalización y el respeto a la diversidad. Todo esto forma parte de los intercambios culturales mutuos que incluyen viajes y visitas de personas, así como la transmisión de experiencias, la influencia mutua de costumbres y tradiciones, la difusión de ideas, la política, la literatura, el arte, etc. Hay varios canales para los intercambios, como los enviados del gobierno, los ciudadanos que estudian en el extranjero, el comercio, los artesanos, etc. Las guerras y los encarcelamientos también proporcionaron canales para los intercambios relacionados con las relaciones internacionales.

A este respecto, recordemos cuando el veneciano Marco Polo fue capturado por los genoveses y dictado al pisano Amedeo Rustico, conocido como Rustichello, el conocido diario de viaje Il Milione (Los viajes de Marco Polo). Marco Polo trajo, entre otras cosas, el primer relato del mundo, fuera de las fronteras de Asia, de la vida completa de Buda, con la adición de la construcción de la estatua en su honor y la noticia de las ochenta y cuatro encarnaciones zoomorfas popularizadas por su padre.

Pero volvamos a nuestro tema. En los tiempos modernos, en esta era de profundización de la internacionalización económica y de las agrupaciones regionales, el papel de poder blando que desempeña la cultura se ha vuelto cada vez más importante en la proyección de la política exterior ―en particular― y de las relaciones internacionales. Por lo tanto, el fortalecimiento de los intercambios culturales entre Italia y la República Popular China y otros países es, por lo tanto, una parte esencial del proceso de modernización y avance que está dando pasos agigantados en su país en el desarrollo del pueblo chino: de esta manera, todos los países cosechan beneficios mutuos.

La profundidad y amplitud de los intercambios culturales entre la República Popular China y otros países varían, y el grado de influencia y los resultados alcanzados también cambian de una época a otra.

Sin embargo, son una necesidad histórica y el antiguo proceso de intercambios e interacciones del Imperio Medio siempre ha traído consigo razones para la convivencia y la paz. Los intercambios culturales y los viajes mutuos de grandes figuras políticas y ciudadanos comunes como yo fomentan:

    • la promoción de la cultura en el mundo, así como la expansión del atractivo y la influencia comunes, y mejorar la competitividad cultural de los países y la fuerza nacional general de cada Estado;
    • el conocimiento y la asimilación de los logros culturales sobresalientes de los diversos grupos étnicos y nacionalidades que conforman la República Popular China;
    • el aprendizaje mutuo entre las diversas culturas de nuestros dos países, aprovechando las fortalezas y debilidades de las partes, manteniendo la diversidad de la cultura mundial y promoviendo la prosperidad y el desarrollo;
    • el fortalecimiento de la amistad y el entendimiento mutuo entre los países y los pueblos, el fomento de relaciones amistosas y de cooperación con los pueblos de todos los Estados del mundo, la promoción de la paz y el desarrollo y la construcción de un futuro armonioso para todos.

El significado de todo esto se reafirma principalmente en los dos aspectos de la política exterior y las relaciones internacionales. La evolución del significado de estas dos características implica también la dirección del desarrollo en la satisfacción de las necesidades básicas del mundo, y frente al duro entorno natural, para mejorar la calidad de vida donde las personas nacen, crecen y trabajan.

Sobre la base de estos principios fundacionales de la coexistencia pacífica, me gustaría esbozar modesta y brevemente las políticas y la historia reciente de las relaciones internacionales de la República Popular China, tal como las he aprendido a lo largo de mi vida, tanto como estudiante como simple viajero, y en lecturas y reflexiones posteriores y gracias a los lazos de amistad que tengo el honor de mantener con los más altos dignatarios de China.

 

Los aspectos más destacados de la historia de China se pueden resumir en la comprensión del Partido Comunista de China que finalmente ha salido de las contradicciones estructurales y superestructurales que han acompañado su lucha centenaria por la redención del pueblo y de toda China contra el imperialismo occidental, el socialimperialismo ex soviético, el colonialismo y el neocolonialismo.

La República Popular China y el Partido Comunista de China están demostrando a los pueblos oprimidos por las superpotencias del pasado y de hoy que es posible liberarse de la dominación de terceros a través de la capacidad de confiar en las propias fuerzas, siendo ―como la propia China― países en desarrollo y emergentes. Esto significa luchar por el multipolarismo en un mundo que no debería tener colonizadores ni pueblos colonizados.

A través de su capacidad para resumir constantemente la historia y mantener siempre un equilibrio, el PCCh ha evitado los errores de otros partidos marxistas en otros países y ha sido capaz de lograr el éxito.

Los errores de los partidos comunistas ―al menos en Europa― fueron autoimponer un modelo que no era nacional, sino que se refería a Rusia: una forma de servilismo político y estratégico que, por el contrario, la República Popular China siempre ha tratado de evitar. Los líderes del Partido, del Estado y del Gobierno de los países del Pacto de Varsovia no se destacaron por su originalidad: las decisiones de Rusia resultaron ser decisivas y no hubo necesidad de ninguna iniciativa especial. Su función (con la excepción de Nicolae Ceauşescu ―de quien era amigo― que fue derrocado en 1989 por un golpe de Estado, preparado por la KGB de Gorbachov, y el albanés Enver Hoxha, que murió en su cama en 1985) fue simplemente una función coreográfico-institucional confinada a la ONU o a los desfiles conmemorativos.

Pero lo mismo se aplica también a los partidos comunistas de los países occidentales, de la OTAN o de fuera de la OTAN: de simples marionetas de Rusia, a una madre muerta, se han convertido en ‟sirvientes arlequín de dos amos”, como en la obra del dramaturgo del conciudadano veneciano Marco Polo, Carlo Goldoni (1707-93). Cambiaron sus nombres e inmediatamente se pusieron al servicio de los Estados Unidos de América. No habían producido nada original, excepto el “eurocomunismo”, es decir, una receta que ya se abría hacia la OTAN.

En el 30º aniversario del colapso de la Unión Soviética, celebrado en 2021, las diferentes decisiones tomadas por la República Popular China y la Unión Soviética en la construcción del socialismo plantean preguntas sobre sus diferentes destinos. Hay que decir de inmediato que, mientras que en la República Popular China el Partido Comunista de China siempre ha tenido una dialéctica ―incluso dura― entre las líneas políticas existentes en su seno, dando así la posibilidad de expresar la democracia participativa dentro del propio partido, como mencionamos anteriormente, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El monolitismo fue una característica constante cuando Stalin fue nombrado Secretario General del Partido Comunista (Bolchevique) el 3 de abril de 1922. Sin embargo, mientras Stalin seguía una línea política que convertiría a la URSS en una potencia mesiánica tanto económica, como política y militarmente, con el advenimiento de Jruschov, se abandonó el marxismo como centralidad del pensamiento, optando por la coexistencia pacífica, queriendo emular a los Estados Unidos desde el punto de vista de una carrera por la prosperidad, mientras que al mismo tiempo implementaba políticas fallidas tanto desde el punto de vista armamentístico como económico y en las relaciones internacionales, incluso mirando a la República Popular China como un adversario.

A principios de la década de 1960, se creó una nomenklatura que se suponía opuesta a la bjurokratja estalinista, pero que en última instancia cabalgaba sobre la parábola descendente ―de la que Brezhnev y sus sucesores fueron los sepultureros― de un Estado que ya no tenía nada que decir en términos de palingénesis ideológica y estructural. Conozco a muchos políticos de todo el mundo desde hace muchos años y he captado las diferencias entre los funcionarios del partido chino y los políticos occidentales. Los políticos chinos son personas que vienen de miles de años de historia. Son los herederos del emperador Qin Shi Huangdi, si no del emperador amarillo Xuanyuan Huangdi.

Son realistas y miran a los aspectos concretos y a los intereses de su propio país, de modo que se crea armonía entre los pueblos de la tierra, y nadie puede dominar a los demás. Los políticos occidentales, de los que se dice que son los herederos de la Revolución Francesa de 1789, no tienen nada de revolucionario, y lo que es concreto es su interés por el bienestar de los bancos y de las instituciones de crédito, incluso en detrimento del bienestar alcanzado después de la Segunda Guerra Mundial. Se engañan a sí mismos pensando que están creando una Europa unida, en la que ―por poner un ejemplo límite― ningún ciudadano toleraría jamás la supresión de su selección nacional de fútbol en favor de un club de fútbol europeo al estilo del crisol de razas. Los políticos europeos ―bajo la bandera de los derechos humanos al estilo estadounidense― favorecen últimamente las intervenciones militares en países lejanos, donde pueden establecer el dominio de su punto de referencia sin ningún escrúpulo.

Por el contrario, aprecio mucho más a los políticos estadounidenses que, aunque carezcan de la sabiduría, el refinamiento y la sofisticación de los de China, son personas que defienden los intereses de su país, sin responder a nadie, como Henry Kissinger. Con referencia específica a las actividades internas de la UE, los políticos europeos en general están muy atentos a lo que antes se llamaba el prurito de la burguesía y, como está escrito en el Evangelio de Lucas, “¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, déjame quitarte esa paja del ojo, cuando ni siquiera te das cuenta de la viga de madera que tienes en el ojo?’ Para nosotros, los italianos, el panorama es muy sombrío y se aleja de los grandes políticos del pasado, como Fanfani, Moro, Andreotti, Cossiga, Craxi y muchos otros de la oposición. Otro aspecto a analizar son los grandes tópicos, clichés y eslóganes de la sociedad occidental sobre el PCCh, y las formas en que han sido formulados.

El mayor lugar común de los políticos occidentales sobre el PCCh es que no es democrático. Para decir esto, obviamente asumen que la democracia “real” es la propia. La que lanza bombas sobre los pueblos para imponerla a los ignorantes, atrasados y dictadores que, sin embargo, no son sus amigos. Durante mucho tiempo, la imagen del PCCh en Occidente ha sido demonizada por los medios de comunicación y los políticos. Debemos considerar las razones por las que estas facciones occidentales realizan continuas y sostenidas campañas de desprestigio contra el PCCh.

Las campañas de desprestigio contra la República Popular China en realidad están dirigidas por Estados Unidos y los países de la OTAN y sus gobiernos no pueden hacer otra cosa ―a través de los medios de comunicación, las redes sociales, la prensa y las cadenas de televisión― que obedecer a la Casa Blanca. Creo que la opinión de los pueblos de estos Estados es muy diferente. Si se examina más de cerca, después del colapso de la URSS ―cuando la República Popular China aún no había emergido como lo ha hecho hoy― China no era aterradora pero, después de 30 años, las cosas han cambiado considerablemente y el enemigo público número 1 ―después del interludio musulmán― es de nuevo un marxista, es decir, el Partido Comunista de China y el país que lo expresa. No olvidemos la relación privilegiada de la República Popular China con los países en desarrollo, una cuestión que molesta mucho a los Estados Unidos y a los antiguos países colonizadores del pasado. Al prestar ayuda y asistencia a Estados extranjeros, la República Popular China siempre respeta la soberanía de los países receptores, sin condiciones, y persigue resultados con un enfoque de beneficio mutuo. La ayuda y la asistencia de China han aportado beneficios reales a los países en desarrollo interesados y han recibido su reconocimiento.

La llamada “trampa de la deuda” china es una narrativa que Estados Unidos y algunos otros países occidentales adoptan para difamar y calumniar a China, así como para interrumpir su cooperación con otros países en desarrollo. Como se señala en un artículo publicado en la revista The Atlantic, con sede en Boston, el 6 de febrero de 2021, “No hay trampa de deuda china”. La narrativa de la trampa de la deuda no es más que una mentira inventada por algunos poderosos políticos occidentales. El capital occidental es el mayor acreedor de los países en desarrollo. Según las estadísticas de 2022 del Banco Mundial sobre la deuda internacional, el 28,8 % de la deuda externa pendiente de África se debe a instituciones financieras multilaterales y el 41,8 % a acreedores comerciales compuestos principalmente por instituciones financieras occidentales. Estos dos tipos de instituciones poseen en conjunto casi tres cuartas partes de la deuda, lo que las convierte en los mayores acreedores de la deuda africana. Según el director de la Iniciativa de Investigación China-África (CARI, por sus siglas en inglés) de la Universidad John Hopkins en Baltimore, Maryland, después de revisar miles de documentos de préstamos chinos, principalmente para proyectos en África, el CARI no encontró evidencia de que la República Popular China empuje deliberadamente a los países pobres a endeudarse como una forma de apoderarse de sus activos u obtener una mayor voz en sus asuntos internos.

Los datos del CARI muestran que la República Popular China posee el 17% de la deuda externa total de África, mucho menos que Occidente. Ningún país africano se ha visto obligado a utilizar sus recursos estratégicos, como puertos o minas, como garantía para financiar la cooperación con la República Popular de China. No se ha visto obligado a utilizar sus recursos estratégicos, como puertos o minas, como garantía para financiar la cooperación con la República Popular China. Deutsche Welle, el canal internacional de noticias de Alemania, señala que la falta de pago de los países africanos no hizo que la República Popular China se apropiara del derecho a utilizar su infraestructura.

La cuestión de la deuda es, en esencia, una cuestión de desarrollo. La clave para resolver este problema radica en garantizar que los préstamos proporcionen beneficios reales. Tomemos como ejemplo a África. La financiación de los países occidentales para África se concentra principalmente en sectores no productivos, y la mayoría de los préstamos están vinculados a limitaciones políticas, como los derechos humanos y la reforma judicial. Los países occidentales no han logrado promover realmente el desarrollo económico, aumentar los ingresos fiscales del gobierno y mejorar la balanza de pagos. Más bien han servido como herramientas para controlar y causar daño a África (véase inmigración a Europa). La República Popular China siempre respeta la voluntad de los pueblos africanos y tiene presentes las necesidades reales de sus Estados. La inversión y la financiación chinas para África se concentran principalmente en la construcción de infraestructura y en sectores relacionados con la manufactura. Al entrar en el siglo XXI, la República Popular China ha estado trabajando de manera proactiva para apoyar el desarrollo económico de África y ha proporcionado una alternativa a los canales de financiación tradicionales del Club de París, un grupo informal de organizaciones financieras de los veintidós países más ricos del mundo, que procede con una llamada renegociación de la deuda pública bilateral de los países del Sur Global. El Fondo Monetario Internacional suele recomendar a los deudores después de que otras soluciones han fracasado. Sin embargo, la República Popular China ha ayudado a África a fortalecer su capacidad de desarrollo autosuficiente y autosuficiente y a marcar el comienzo de una edad de oro de crecimiento económico de alta velocidad durante dos decenios consecutivos. Otro estudio de RAND Corporation ―un think tank estadounidense, cuyo nombre proviene de la contracción de Investigación y Desarrollo― señala que, en esa región concreta de la Nueva Ruta de la Seda (la llamada Iniciativa de la Franja y la Ruta, BRI), tener un enlace ferroviario entre socios comerciales ha mejorado las exportaciones totales en un 2,8%.

La República Popular China concede gran importancia a la sostenibilidad de la deuda de los proyectos. En 2017 firmó los Principios Rectores sobre la Financiación del Desarrollo con 26 países participantes en la Ruta de la Seda. En 2019 la República Popular China publicó el marco de sostenibilidad de la deuda para los países que participan en la Ruta de la Seda. Sobre la base de la situación de la deuda y la capacidad de reembolso de los países deudores, y siguiendo los principios de consulta equitativa, cumplimiento de las leyes y reglamentos, apertura y transparencia, el marco tiene por objeto reforzar el seguimiento y la evaluación de los beneficios económicos, sociales y de medios de subsistencia de los proyectos, y canalizar los préstamos soberanos hacia zonas de alto rendimiento con miras a garantizar los rendimientos de los proyectos a largo plazo. China también ha realizado esfuerzos proactivos para reducir la carga que pesa sobre los países deudores. Según el Banco Mundial, entre 2008 y 2021, la República Popular China realizó 71 reestructuraciones de deuda para países de bajos ingresos. En 2020 respondió de manera proactiva a la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI, por sus siglas en inglés) del Grupo G20 ―un foro de líderes, ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales creado en 1999― suspendiendo el pago de más de 1.300 millones de dólares en deuda solo ese año, es decir, casi el 30% del monto total del G20, lo que lo convierte en el mayor contribuyente entre los miembros del G20. La República Popular China firmó acuerdos de suspensión de la deuda o llegó a un entendimiento mutuo sobre la suspensión de la deuda con 19 países africanos y participó activamente en la resolución de la deuda basada en casos para Chad y Etiopía en el marco común del G-20. Estados Unidos y algunos otros países occidentales, en lugar de tomar medidas propias, señalan con el dedo acusador a la República Popular China por haber proporcionado ayuda y asistencia. Esto ha causado mucho descontento entre varios países en desarrollo. Como ya se ha dicho, hoy en día la diferencia más significativa es entre la perspectiva internacional china y la perspectiva liberal occidental. El socialismo en sí mismo tiene un contenido ideológico, histórico y tradicional de integración y está dedicado a la búsqueda de la cooperación y la liberación de todos los pueblos de acuerdo con los cinco principios básicos de la Conferencia de Bandung (18-24 de abril de 1955), en los que la República Popular China ha basado consistentemente su política exterior:

    • Respeto a la soberanía y a la integridad territorial;
    • no-agresión;
    • no injerencia en los asuntos internos;
    • igualdad y beneficio mutuo;
    • coexistencia pacífica.

La perspectiva liberal, en cambio, aparentemente persigue la globalización, pero en realidad está impulsada por los países liberales-capitalistas occidentales que sirven a sus propios intereses y corporaciones. En estos momentos, los países desarrollados occidentales ―siguiendo estrictamente a Estados Unidos― aparecen como una fuerza antiglobalización, ya que encuentran que la globalización se desvía cada vez más de los deseos de quien los domina.

Es la misma historia de la Doctrina Monroe, que celebra su 200 aniversario en 2023. En el siglo XIX, el establishment estadounidense enfatizó que la Doctrina Monroe era parte del derecho internacional, pero una vez que Estados Unidos fortaleció su hegemonía en las Américas dejó en claro que la Doctrina Monroe no era un principio legal, es decir, que si no se cumplía un requisito específico, el gobierno de Estados Unidos debía responder a una intervención ilegal más allá del derecho internacional y eso sería vergonzoso. En conclusión, los países del mundo deben resolver primero los problemas del desarrollo, la pobreza y reducir los casos de fricción. Los problemas de seguridad global no tradicionales, como la seguridad alimentaria, la escasez de recursos, las explosiones demográficas, la contaminación ambiental, la prevención y el control de enfermedades infecciosas, las pandemias y los delitos transnacionales, solo pueden resolverse con el acuerdo de todos.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción.

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A RUSIA LE CUESTA ABANDONAR LOS VIEJOS VICIOS

Alberto Hutschenreuter*

La recientemente fallecida Hélène Carrère d’Encausse, una de las mejores especialistas de Occidente en Rusia y la Unión Soviética, entre sus muchas obras tiene una que se titula «El mal ruso». Allí, la experta francesa de ascendencia georgiana, plantea que la historia de Rusia podía ser explicada desde la violencia política; una práctica aplicada desde arriba hacia abajo, pero también violencia desde abajo hacia arriba, sobre todo desde el surgimiento de movimientos insurgentes en la segunda mitad del siglo XIX.

Por su parte, Alain Besançon, otro gran experto francés en ese país, consideraba que la Unión Soviética podía ser explicada desde los ciclos conocidos como «comunismo de guerra» y «nueva economía política». Mientras que en el primero el Estado avanzaba violentamente sobre la sociedad para imponer el modelo marxista leninista y eliminar toda oposición, en el segundo, para evitar la misma desaparición de la sociedad y que la economía tuviera más rendimiento, el Estado replegaba su poder, permitiendo que se revitalizara la sociedad y la producción.

Luego, el régimen regresaba al comunismo de guerra y, si era necesario, como lo fue cuando Alemania invadió la URSS, permitía otra vez que la sociedad y los soldados sintieran menos opresión. Durante la guerra de exterminio con Alemania, la nueva economía política fue acompañada de la evocación de gestas militares gloriosas y héroes del pasado ruso.

El punto es que los interesantes planteos de los dos especialistas sirven para explicar Rusia y la URSS hasta la muerte de Stalin, en 1953. Pues desde entonces el totalitarismo dejó de ser la condición política en el país, continuando el autoritarismo como rasgo del poder. Es decir, con Stalin se fue esa forma política-económica-social-cultural que solo admitía la ideología imperante. Cualquier manifestación mínima de disidencia podía significar la muerte o el Gulag, que era casi como una muerte en vida, tal como lo describe la obra mayor de Alexander Solzhenitsyn, un testigo directo, o un reciente trabajo de la historiadora Anne Applebaum.

Por supuesto que con los «sucesores de Stalin» todas las características del régimen, muy bien analizadas por Zbigniew Brzezinski y Samuel Huntington en un texto clásico de los años sesenta, continuaron, pero no con la brutalidad de antes, es decir, el terror en todas partes. Incluso se permitió la publicación de libros que nunca antes se habrían permitido. Tras la muerte del dictador, la URSS entró en un largo ciclo de nueva economía política, hasta que el país-continente se desplomó, la Guerra Fría terminó, el mundo ingresó en el régimen de la globalización y la «nueva Rusia» experimentó una era de desorden interno y debilidad externa casi sin precedentes.

En ese contexto, hacia el final de la década del noventa, Vladimir Putin, un hombre del extendido segmento del servicio secreto, fue designado primer ministro y luego fue elegido presidente. Con él, Rusia se ordenó hacia dentro y, por tanto, logró elevarse estratégicamente hacia fuera.

Pero Rusia mantuvo algunas «constantes». Por caso, siguió siendo un gran poder, aunque no un actor preeminente cabal, es decir un poder con proyección en todos los segmentos de poder. A pesar de su poder nuclear, su asiento permanente en el Consejo de Seguridad y su ascendiente geopolítico en el «vecindario inmediato» (las ex repúblicas), Rusia continuaba siendo una potencia con base «GPM» (gas, petróleo y minerales). Algunos, irónicamente decían que Rusia se apoyaba en una «economía Kalashnikof», esto es, barata, irrompible y con baja tecnología. Como otrora la URSS, su Estado continuador postergaba la modernización.

Hay otras constantes, por ejemplo, el celo geopolítico frente a situaciones que impliquen poderes tradicionalmente marítimos que se acercan a sus fronteras y amenacen su condición de poder terrestre. Por ello, Rusia siempre reaccionará desde lo que considera «medidas contraofensivas de defensa».

Además de estas constantes, Rusia también mantuvo algunos «vicios» zaro-soviéticos en relación con el ejercicio y mantención del poder. Es verdad que ya no es un régimen de partido único, aunque sí de partido hegemónico. Y si bien en un principio el régimen mostró una relativa tolerancia con opositores, durante la última década el régimen se volvió más cerrado frente a la sociedad y más duro con la oposición. En este contexto, ocurrieron asesinatos selectivos, quedando siempre el régimen y el mismo presidente en el abanico de conjeturas sobre la responsabilidad. Las recientes muertes del número uno y el número dos de la milicia Wagner han sido otro caso más en los que las sospechas se dirigieron rápidamente al mandatario.

Ello no quiere decir que acaso Rusia se vuelva a explicar desde la violencia, pero sí tal vez debamos preguntarnos si el régimen político ruso no se está dirigiendo hacia formas que podrían provocar una gran disrupción en el país. Porque en la Rusia de hoy, el centralismo y verticalidad del régimen podrán mantenerse, pero muy difícilmente un líder alcance el poder totalitario que tuvieron Stalin o Pedro el Grande.

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

Artículo publicado el 25/08/2023 en Abordajes, http://abordajes.blogspot.com/.

LA ARGENTINA 2023: SU LONGEVA CRISIS, SUS CONFLICTOS Y ESTADOS DE GUERRA.

Heriberto Justo Auel*

“El progreso es imposible sin cambio y detrás de todo cambio subsiste un conflicto”.

F. Aznar Fernández-Montesinos (1)

 

Introducción

Desde hace décadas nuestro Instituto ―IEEBA― viene señalando que la naturaleza de nuestra centenaria crisis-decadencia* es cultural y política (2), con severas consecuencias socioeconómicas que progresivamente se agravan con el transcurrir de los años. Debemos reconocer que aramos en el mar: lo objetivo y material oculta a las causas abstractas del drama y se continúa ―cíclicamente― atacando a las consecuencias e ignorando a la causa primera de esta crítica situación calamitosa.

Lo mismo ha ocurrido con las “primarias” de Sta. Fe, en las que gran parte de la prensa interpretó ―superficialmente― que triunfó la “moderación”, cuando en verdad triunfó el “progresismo globalista”, encubierto aliado del castro comunismo (3). No hay sensores para penetrar en la “ola profunda”. Hay confusión analítica y mientras esta siga adelante, habrá crisis-decadencia. Coincidentemente con este hecho Austria expulsó a Soros, pero ello no alcanzó para relacionarlo.

Una de las principales manifestaciones de la grave situación que transitamos es la inseguridad ―pública y estratégica― y su consecuencia, el número diario de muertes inocentes que ya se hace insoportable. Sin embargo la dirigencia política ―en plena campaña electoral― no encuentra una sola idea aceptable para alcanzar la Paz Social. Por el contrario, Larreta ―candidato a la presidencia― ha dicho ―en estos días― que “la Argentina no tiene una sola hipótesis de conflicto” y que por ello propone “enviar al Ejército a las fronteras y a la Gendarmería a reforzar a las Policías”. A semejante propuesta ―en castellano antiguo― se le llama “burrada”** (4).

Estamos pagando un precio muy alto por la falta de idoneidad de quienes ocupan cargos públicos en el área de la Seguridad Nacional. Conceptualmente atrasan casi un siglo. Cuando finalizó la IIGM ―1945― y se inició la GM conocida como “Guerra Fría” ―1947― ingresa en la investigación y desarrollo ―ID― la electrónica ―la computadora―, que acelera el proceso de innovación científico-tecnológico. El mundo desarrollado ingresó rápidamente a una nueva etapa civilizatoria: “la posindustrial” o “la del conocimiento”, un salto cualitativo del “progreso” y ―consecuentemente― un cambio en la forma de producir y de hacer la guerra. Como lo expresa Aznar Fernández Montesinos (1), “con ese cambio llegaron nuevos conflictos” (5).

Coincidentemente, en 1945 ―cuando finalizó la IIGM― en el ámbito político-estratégico internacional ingresó la posibilidad de la hecatombe*** ―con la presencia de las armas de destrucción masiva QBN― que ampliaron enormemente el espectro del conflicto, cumpliéndose así la sentencia clausewitziana que dice: “cada tiempo tiene su forma peculiar de guerra”. Dos años más tarde ―1947― se inició una GM absolutamente diferente, la citada Guerra Fría y ―en nuestro Hemisferio Sur― las primeras y sorpresivas guerras “diferentes”, asimétricas/híbridas, que los argentinos peleamos sin conocerlas ―una sublimitada y otra limitada―. A pesar de estos hechos, para gran parte de nuestra dirigencia nada ha cambiado en el ámbito de la Seguridad Nacional.

La mayoría de quienes manejan las palancas se forma en nuestras universidades. En ellas los conocimientos polemológicos, estratégicos o geopolíticos no tienen cabida en la currícula de Ciencias Sociales, o bien solo se desarrollan a través un barniz, de programas elementales. Lo mismo ocurre en el campo de la investigación académica y en los posgrados de estos conocimientos específicos.

Los Institutos Militares Superiores ―que capacitan a los Oficiales de Estado Mayor― no cuentan con posgrados especializados y la Universidad Nacional de la Defensa no vertebra su oferta académica sobre un eje belígero ―de cuarto nivel―. El resultado de estos graves atrasos curriculares ―en los niveles formativos y de perfeccionamiento― es la total falta de idoneidad en la alta conducción de la Seguridad Nacional, como lo hemos padecido en las últimas cuatro décadas y se lo comprueba ―sin lugar a duda― con la escandalosa situación alcanzada hoy, en esa área.

La ignorancia en la alta dirección de la Seguridad Nacional se agrava con la presencia de “la revolución” en los gobiernos ―desde el ‘83 en adelante― que de hecho crean zonas liberadas al delito organizado ―el narcoterrorismo― como principal sostén financiero del castro comunismo (6).

El cuerpo social ―“desinformado e indefenso”― paga diariamente ―y en aumento progresivo― una dolorosa cuota de sangre por las carencias conceptuales, legislativas, organizacionales, disuasivas y operativas del Estado, frente a las nuevas formas del delito y/o de la agresión.

El trastocamiento de la victoria táctica argentina frente al castro comunismo ―en los ‘70― se transformó en derrota política-estratégica ―en los ‘80― inducida por la inteligencia británica con una maniobra estratégica-jurídica de aproximación indirecta, ejecutada por los sucesivos gobiernos argentinos desde 1983. Desde entonces la Argentina se autodestruye.

Las dirigencias ignoran totalmente los actuales “estados de guerra” retenidos por los enemigos que agredieron a la Nación Argentina en la segunda mitad del siglo XX, se ignora la gravedad de la situación estratégica presente y se oculta al soberano el conocimiento de los nuevos riesgos y amenazas estratégicas activas en Iberoamérica y en nuestro país.

Los cambios civilizatorios llegaron, sus correlativos e inéditos conflictos también, pero el progreso no llega pues los conflictos continúan, la decadencia continúa y la disgregación está a la vuelta de la esquina. Si el soberano vota en las elecciones presidenciales como lo hizo en Santa Fe, el castro comunismo continuaría en el poder, con otros ropajes. No habrá pacificación nacional. Se agravará el conflicto.

Se homologaría ―en nuestro país― lo ocurrido con la sucesión Uribe-Santos en Colombia, que finalizó con Petro en el poder. El “topo” Santos apuñaló a su padre político, produjo un “Tratado de Paz” falso y la “revolución” logró llegar al poder ―siendo minoría―. Lo que no pudieron las bandas armadas más importantes de Iberoamérica ―las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Movimiento Diecinueve de Abril (M-19)―, a lo largo de décadas, lo alcanzó la hipocresía. La “revolución” tiene buena memoria: recorre los caminos que ya le han sido exitosos.

La longeva crisis

Luego de esta apretada y necesaria introducción, ingresemos ahora a nuestro subtema 2. Las Crisis ―como puerta de ingreso al conflicto―. La situación general de un país ―su statu quo****― no es estable, inmóvil o permanente. Por el contrario ―desde 1945― es altamente dinámica: cambia aceleradamente. Si nuestra dirigencia ideologizada no percibe la naturaleza y el ritmo de esos cambios civilizatorios, tenemos una crisis dirigencial y consecuentemente una crisis generalizada, que se origina en las universidades. Estas no son “universitas”*****, sino politécnicas. Cunas de avanzadas juveniles ideologizadas, desarraigadas y posmodernas. En consecuencia, una mayoría de nuestras elites intelectuales se transculturizan y son extemporáneas. Viven en el ayer. Pierden su identidad y buscan su bienestar, con lo cual todos perdemos el bien vivir.

El origen etimológico del término “crisis”, es griego y podría traducirse como “cambio” o “decisión”. El sentido lato que le damos hoy ―en las Ciencias Sociales― es descriptivo de “un sentido situacional peligroso, que exigiría tomar fuertes decisiones para recuperar una normalidad”. Como respuesta a esta probabilidad, los Estados Modernos han organizado sus mecanismos de “prevención, control y conducción de crisis”. Los Estados anticuados y burocratizados ―como lo es el nuestro― pueden sentir ―en un momento dado― la gravedad de no contar con la información o los medios que exige un hecho sorpresivo de crisis, como lo vivimos en 1959 o en 1982 que, si hoy se repitieran, sus consecuencias serían aún mucho más graves.

En términos militares, crisis es el estadio previo al desencadenamiento de un conflicto. Cuando existen mecanismos de “prevención” es posible desactivar una escalada de la crisis a conflicto armado, como lo hemos comprobado en los Balcanes Europeos en los últimos años. Cuando esos mecanismos están ausentes y las declaratorias de una parte escalan ―como lo vemos entre nosotros por parte de quienes hoy perciben perder el poder y prometen sangre― la natural interacción de las partes genera una dinámica de acción/reacción, con un empleo progresivo eventual de fuerza, hasta que una de las partes se imponga.

Otra forma de desescalar una crisis y evitar el conflicto, es el gatopardismo: Por ejemplo: privilegiar la “unidad” y simular el “cambio”, presentando nuevas apariencias: una coalición ampliada que incorpora al enemigo, pero con otro vestuario (6). Las coaliciones electorales ―que para ganar elecciones aceptan en su organización “quintas columnas”― pierden gobernabilidad: no habrá cambio. Se agravará el conflicto: lo vemos en el Brasil de Lula, el Chile de Boric o la Colombia de Petro.

Iberoamérica ingresó a una nueva etapa de crisis “revolucionaria” a partir del momento en que el Foro de San Pablo ―FSP― reunido en Caracas ―XXV Encuentro― el 24 de julio de 2019, lanzó su “contraofensiva revolucionaria” para:

    • ocupar nuevamente los gobiernos perdidos en elecciones libres o
    • retener los que podría perder, por ineptitud ―que es nuestro caso―.

La “contraofensiva” se inició de inmediato, con dos modos de acción diferenciados:

    • la aplicación del “hard-power” ―vía sedición― en Colombia, Ecuador y Chile (5) y
    • la aplicación del “soft-power” ―vía judicial― en Brasil (5).

Todos estos países se encuentran hoy ―con el agravamiento de sus respectivas crisis políticas― en el umbral del conflicto, aunque sus gobiernos llevan muy poco tiempo en el poder.

En la Argentina la fecha clave al respecto será el 22 de octubre de 2023 ―día de las elecciones presidenciales― pues en esa fecha se juega la continuidad “revolucionaria” o el cambio hacia la normalidad constitucional. El proceso de crisis provocado por el desgobierno kk indica que perderán nuevamente el poder y la “contraofensiva revolucionaria” prevé ambos modos de acción, que ya cursan las fases operativas preliminares:

    • el “soft-power” se ha encaminado en el frente judicial con el pedido de juicio político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con la sorpresa Marijuan, los retiros de querellantes e incontables “chicanas” en las causas pendientes de Ella.
    • El “hard-power” continúa su gimnasia preparatoria con los refuerzos de los “piquetes”, con los paros de transportes, las marchas, los acampes y los “taponamientos” diarios en la CABA y la “insurgencia sediciosa” en Jujuy (6) que cumple un mes de actividad continua, extendida a toda la provincia, bajo conducción de Casa Las Fuerzas Federales incumplen decisiones de la Justicia Federal jurisdiccional.

La percepción de hartazgo social crece sin pausa y surge ―naturalmente― el temor al contacto con el umbral del conflicto generalizado. En ese ambiente tensionado, Schiaretti inculpa a Macri y Bullrich de ¡¡“profundizar” la grieta!! Justamente él, que se prestó como móvil de la “puñalada trapera” (8) de Larreta. Parafraseando a Cicerón, le decimos “Quousque tandem abutere, Schiaretti, patientia nostra?”******.

Recordemos al Sr. Gobernador que “la hipocresía es el colmo de las maldades”. Schiaretti, Ud. y los socialdemócratas que lo invitan ingresar a Cambiemos ¡SON LA GRIETA! Uds. son los que votaron las leyes kk, fueron sus ministros, provienen de las formaciones armadas de los ‘70, de la Juventud Comunista, de los Socialismos. Uds. son lobos disfrazados de ovejas. Partidarios de la ideología de género, del aborto, de la eutanasia, de la política de los DD.HH. y de toda contracultura proveniente del globalismo progresista.

Se lo voy a decir también en cordobés básico: “!dejen de joooder alaaargentina, Schiaaretti¡”. Si quieren terminar con la grieta, organicen el Partido Socialdemócrata Argentino y preséntense en las elecciones, no infecten como quintacolumnistas a Cambiemos. ¡La mayoría de los argentinos no quieren ser castro comunistas ni vivir en un narcoestado! El horno no está para bollos Gobernador y los liceístas de todo el país lo estamos observando. Algunas “ovejas negras” hemos tenido, pero aquello fue antes de la caída del muro.

Los conflictos presentes

Violencia y violar reconocen una misma etimología. Para el sociólogo Wright Mills, “el poder es ―en esencia― violencia”. En el ámbito de la sociedad posmoderna muchos conceptos se han desdibujado, contribuyendo a una incertidumbre generalizada y a la erosión identitaria. De este modo el concepto de conflicto se ha ampliado, conteniendo al de las nuevas guerras y como resultado de la pérdida de poder de los Estados, que no siempre ostentan el monopolio de la violencia/fuerza ―como lo estamos viendo en el caso del Grupo Wagner en Rusia―. Es la evolución que dio origen a las Guerras de 4ta. Generación.

Los conflictos del siglo XXI son complejos, diversificados, fragmentados. Se han multiplicado sus formas y sus actores y se difuminan las fronteras entre sus diversas tipologías. Veamos el conflicto actual en Jujuy: hay insurgencia, sedición, violencia étnica, confesional, comunitaria, criminal transfronteriza e ideológica. ¿Será esa la razón por la que Larreta no los ve? (9).

Aparece una “zona gris” entre guerra y paz, lo interno y lo externo, los negocios y la política, lo estratégico y lo delictivo o lo público y lo privado y su consecuencia es la presente situación de inestabilidad. La legitimidad, la legalidad y la moralidad configuran un espacio difuso, de contornos inciertos y con un núcleo común. La perfección moral pone en riesgo a la seguridad frente al conflicto y la búsqueda constante de soluciones ―ante esta dinámica evolución― crea nuevos conceptos y nuevas organizaciones, sin solución de continuidad.

La parálisis política argentina ―en las últimas cuatro décadas― está signada por una doble situación de posguerras, controladas por nuestros enemigos del siglo XX. En el ámbito de la Seguridad Nacional dichos enemigos ―en colusión― nos han impuesto una legislación que inmoviliza a las FF.AA. ―espiritual y materialmente― y controla políticamente a las FF. S y P, alcanzando un nivel de inseguridad e indefensión inéditos en nuestra historia (10).

Los estados de guerra o de beligerancia, activos ******* 

La Argentina retiene ―en sus posguerras― dos “estados de guerra” o “estados de beligerancia”. En el caso de la guerra sublimitada “contrarrevolucionaria” ―1974/1989― el “estado de guerra” correspondiente es retenido por la actitud hostil del agresor ―a lo largo de siete campañas sucesivas ―1959/2023 (10)― y actualmente, travestido en kk, gobierna desde el 2003. En el caso de la guerra limitada provocada por el Reino Unido ―1982― el “estado de guerra” es sostenido por Londres, por cuanto no cumple con la Resolución 2065 XX de la Asamblea General de la ONU ―1965― que le obliga a negociar la soberanía de las Islas usurpadas y refuerza constantemente a la FT Conjunta establecida en el Atlántico Sur (11).

Sobre estos “estados de guerra” ―que nuestra dirigencia no “vive”― se enanca la maniobra en acto de la “contraofensiva revolucionaria” que conduce el FSP ―en su cuarto año de desarrollo― que en nuestra Patria tiene en las próximas elecciones presidenciales su momento álgido. Vivimos en estos días ―de junio, julio y agosto de 2023― las “preliminares” de la batalla por el poder.

Los “revolucionarios” somatizan los efectos del desastroso gobierno kk. Llegaron “para quedarse” pero todo indica que serán expulsados, por ello actúan con la reserva ―la quinta columna socialdemócrata enquistada en Cambiemos―. Ella ―la Cte― podría así llegar a las elecciones con dos fórmulas propias. Presenciamos tres hechos sorpresivos que apuntan en esa dirección: la puñalada “trapera” de Larreta, el incidente insurgente jujeño ―provocado en territorio “propio”― y la sorpresa electoral de Santa Fe ―Carrió mediante―, mientras la opinión pública se concentra en el juego de Massa con el FMI. Hay ansiedad, hay desinformación conducida, hay irresponsabilidad y “los buenos”, que son más, pueden suicidarse electoralmente. Si así no fuere, se echará mano al modelo chileno: al temido “hard power sedicioso”.

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

Aclaraciones

* Decadencia: período histórico en el que un movimiento artístico o cultural, un Estado, una sociedad va perdiendo su fuerza expansiva o los valores que lo constituyen e identifican y se debilita, hasta desintegrarse.

** Burrada: dicho o hecho necio, torpe o disparatado.

*** Hecatombe: suceso trágico en el que se produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales.

**** Statu quo: expresión latina con que se hace referencia al estado o situación de ciertas cosas, como la economía, las relaciones sociales o la cultura, en un momento determinado.

***** Universitas: el conjunto de todas las cosas.

****** Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?: frase pronunciada por Cicerón en la primera oración de la Primera Catilinaria”. Se traduce del latín al español como “¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?”

******* Estado de Guerra: se da durante el lapso en que la voluntad de luchar se manifiesta de modo suficiente.

 

Citas bibliográficas

  1. Aznar Fernández-Montesinos. Entender la Guerra en el Siglo XXI. Ed. Complutense, enero de 2011.
  2. J. Auel. “La cultura, la civilización y la guerra: continuidad y cambio”. IEEBA, diciembre de 2001, www.ieeba.org.
  3. J. Auel. “¿Reencontrará ―la dirigencia occidental― el sendero de la ‘Paz Westfaliana’ en el siglo XXI”? IEEBA, 24/05/2023, www.ieeba.org.
  4. J. Auel. “Las claves de la inseguridad nacional”. IEEBA, 18/07/2018, www.ieeba.org.
  5. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”. IEEBA, agosto de 2015, www.ieeba.org.
  6. J. Auel. “La contraofensiva revolucionaria iberoamericana en el 2019”. IEEBA, 26 de noviembre de 2019, www.ieeba.org.
  7. J. Auel. “20 Jun 23. Jujuy: “Insurgencia “ y “Sedición” impunes”. IEEBA, 09/07/2023, www.ieeba.org.
  8. J. Auel. “Una puñalada trapera, que veíamos venir”. IEEBA, 12/06/2023, www.ieeba.org.
  9. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a las guerras del siglo XXI”. IEEBA, diciembre de 2020, www.ieeba.org.
  10. J. Auel. “El futuro de la Argentina exige el sinceramiento del actual sistema de representación”. IEEBA, 21/04/2023, www.ieeba.org.
  11. J. Auel. “Un análisis sociológico-político de la crisis-decadencia de la Argentina”. IEEBA, julio de 2020, www.ieeba.org.