UN VELERO Y SUBMARINOS ALEMANES

Walter A. Martínez*

Los pocos veleros que abastecían a los submarinos alemanes eran de propiedad privada de no más de 16 metros de eslora y 30 toneladas de desplazamiento. Para cruzar el Atlántico eran lentos, pero era lo ideal porque una excesiva velocidad los hubiera hecho sospechosos, navegaban a más de 1.000 Km de la costa y nunca se acercaban a las grandes rutas comerciales. Se sabe que uno de ellos se comunicó por radio con un grupo de agentes que podrían haber estado en Mar del Sur (Provincia de Buenos Aires) y acordaron que el velero se acercaría al sur del cabo Corrientes en Mar del Plata. Ello ocurrió el 30 de junio de 1944, el patrón del velero ancló a prudente distancia de la costa y desde una lancha argentina, en varios viajes embarcó alimentos y combustible diesel. 

Todo coincide

El editor de la revista TIEMPO GNA vivió en Mar del Plata y por muchos años fue amigo del ingeniero hidráulico Jorge Centeno, ya fallecido. Era una persona nativa de esa ciudad y muy conocido por su actividad en el ambiente deportivo del Club Náutico Mar del Plata. Era muy serio y varias veces relató con detalles la siguiente historia. De muy joven se dedicó a los deportes náuticos y llegó a ser piloto de altura. En el año 1950, estaba tomando un café en el Club Náutico de Mar del Plata, cuando se le acercó un señor que se identificó como oficial retirado de la Armada y lo saludó. El ingeniero no lo conocía y el oficial le dijo:

– “Ud. a fin de la Segunda Guerra Mundial, sin saberlo, le dio apoyo a un submarino alemán y lo estuvimos investigando”.

Centeno quedó asombrado, lo negó y le pidió que se lo explicara. El oficial de la armada que para la época estaba en la Inteligencia Naval le dijo:

– “Ud. fue contratado y en una lancha varias veces llevó combustible a un gran velero que estaba frente a Mar del Plata”.

Para aquel entonces Centeno tenía 20 años, y transportar en una lancha objetos le significaba dinero interesante, por tanto aceptó llevar tambores de aceite, combustible y alimentos que fueron subidos a bordo del velero. Lo hizo más de 10 veces, pero como hombre de mar siempre le quedó la duda: ¿Para qué un velero necesitaba combustible diesel? En la conversación quedó claro que el velero venía bajando desde Brasil, le daba apoyo a algún submarino alemán y mi amigo sin saberlo formaba parte de la cadena logística. Centeno nunca vio submarinos porque las tareas de abastecimiento se realizaban cuando el velero quedaba solo. El oficial de la Armada le dijo:

– “Sabíamos que Ud. no tenía nada que ver y fue usado”.

La conversación finalizó dejando estupefacto al ingeniero. Jorge Centeno es un testigo calificado, todo el relato es coherente y coincide con una logística posible para submarinos diesel-eléctricos de la época.

Submarino U-995

* Comandante (R) de la Gendarmería Nacional Argentina.

Artículo publicado en la Revista Tiempo GNA 74, noviembre de 2022.