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Futurólogos y un futuro volátil

Agustín Saavedra Weise*

Herman Kahn

Herman Kahn (1922-1983) dirigió el Hudson Institute, un reconocido “think tank” norteamericano vigente hasta nuestros días. Khan cobró fama como futurólogo al pronosticar que Japón sería potencia económica mundial. Su libro de fines de la década de los 60, “El año 2000”, no resultó exitoso en materia de prospectiva. Sus pronósticos se basaron en extrapolaciones y acumulación de tendencias. Interesante y renovador como era el trabajo, falló en varios aspectos; la verdad es que siempre ha sido y será difícil pronosticar. Khan se hizo conocer por su talento estratégico al racionalizar la teoría de la escalada. También desarrolló conceptos acerca de “pensar lo imposible”, es decir, las consecuencias de una guerra nuclear. El balance histórico es favorable para Khan, a quien le dediqué una nota en 1983 —al poco tiempo de su muerte— justamente titulada “El fin del futurólogo”.

El físico estadounidense Michio Kaku —hijo de inmigrantes nipones— se encuentra abocado a la tarea de ver cómo será el mundo en el año 2100. Kaku opina que seremos como “dioses mitológicos”, capaces de manipular objetos con la mente, crear cuerpos perfectos, alargar nuestra existencia, desarrollar formas de vida, viajar en vehículos no contaminantes y enviar naves interestelares hacia estrellas cercanas, entre muchos otros prodigios hasta ahora impensables. En mi modesta opinión, con todo el talento que ostente el doctor Kaku, lo más probable es que sus visiones del futuro terminen siendo tan erradas como las de Herman Khan u otros aspirantes a futurólogos. Un Julio Verne o un H. G. Wells no nacen todos los días. Ellos sí que tuvieron visión de futuro en sus obras de ciencia ficción, muchas de ellas realidades concretas de nuestro mundo desde hace tiempo, otras tal vez lo serán en el porvenir. Resulta complicado escudriñar el futuro pues uno se deja llevar por la natural propensión a examinar las cosas desde el punto de vista de lo que hoy existe. Eso hace que exageremos en materia de posibles logros hasta llegar a fantasías o que seamos mezquinos en el análisis prospectivo.

Como ya lo expresé antes, no creo que los hermanos Wright hayan imaginado, luego de su vuelo inaugural de 1903 en el aeroplano inventado por ellos, que apenas 40 años después ya podíamos cruzar los océanos en cómodos aviones con comidas y servicios a bordo. Esas cosas ni se les deben haber pasado por la cabeza… Hace apenas 30 años: ¿usted se hubiera imaginado el auge de internet, redes sociales, celulares, telecomunicaciones wi-fi, inteligencia artificial y demás parafernalia tecno-cibernética? No lo creo, recuerdo que el fax y la computadora Macintosh en 1984 me tenían impresionado. Fíjense cuánto hemos avanzado en pocas décadas. Y esos dos nobles artefactos ya son reliquias…

Siempre habrá estudiosos serios (y charlatanes) imbuidos del deseo de pronosticar el futuro. Lo más probable es que ambos fracasen, tanto el que lea la mano, use el Tarot o tire hojas de coca, como el elaborador de complejas fórmulas estadísticas. El futuro, al final, es un libro abierto que depende de nuestro libre albedrío y de las circunstancias que nos rodean, debemos llenarlo con nuestras acciones. Y ese futuro hay que construirlo positivamente para nosotros y el mundo en que vivimos. Lo demás es cuento.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, <https://www.eldeber.com.bo/opinion/Futurologos-y-un-futuro-volatil-20190831-9226.html>

 

 

INSENSATA GUERRA COMERCIAL FAVORECERÁ A CHINA

Agustín Saavedra Weise*

Imagen de F. Muhammad en Pixabay

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió hace años un libro llamado “El arte de la negociación”. Seguramente no tardará en publicar una nueva obra titulada “El arte de la confrontación”… Solo así se explica su agresiva guerra comercial contra su principal rival económico: la República Popular China (RPC). El conflicto tarifario lleva ya tiempo. Aunque la escalada del conflicto ha presentado algunas oportunidades de mercado para países emergentes, es un hecho que está destruyendo la esencia misma del comercio internacional y dejando mal parada a la propia Organización Mundial del Comercio (OMC), entidad creada para lidiar con estos temas y donde debería centrarse la discusión, en lugar de promover acciones unilaterales que provocan retaliaciones y viceversa. En fin, por ahora, la pugna tarifaria prosigue sin pausa.

La resistencia de la sociedad china está siendo puesta a prueba por la creciente fricción comercial con la administración estadounidense. Sin embargo, según datos obtenidos de varias fuentes, parece que a pesar de la presión ejercida por Washington el funcionamiento de la sociedad china sigue siendo ordenado; gobierno, empresas y gente están enfocados en hacer lo suyo. Por otro lado, el PIB de China en el primer trimestre de 2019 aumentó un 6,4%. En otras palabras: la economía ha operado en un rango razonable. La presión de los aranceles impacta en la economía china, pero no tanto como normalmente se cree.

Esta capacidad para resistir la presión es fundamental. Según “Pueblo en línea” —de la agencia de noticias de la RPC—, la presión externa de Estados Unidos no desgarrará a China, sino que ha unificado al pueblo como nunca antes. Desde su apertura económica China se abrió al mundo exterior, expandiendo sus inversiones a nivel planetario. A ello cabe agregar la consecución del magno proyecto “la Franja y la Ruta”, hoy en pleno auge y sobre la cual en su momento escribí una nota alusiva.

Además, no hay país en el mundo que pueda competir con China en el campo de la inversión privada en escala mundial, al menos en estos momentos.

Ya expresé antes y lo reitero: el conflicto iniciado por Trump ha incentivado en China la destrucción creativa, generando un enorme proceso de innovación que bien podría colocar a Beijing en el pináculo geopolítico y geoeconómico del planeta en las próximas décadas. China tiene aún muchos problemas por resolver, entre ellos el desarrollo de su inmenso espacio interior, pero es un hecho que su presencia hoy en día es global. Se está cumpliendo la segunda parte del futurista adagio de Napoleón Bonaparte: “cuando China despierte el mundo temblará”. Y no necesariamente temblará de miedo, pero sí de admiración por su notorio avance en tan poco tiempo y por las posibilidades que su mayor crecimiento brindará para la cooperación internacional y el flujo de inversiones. En definitiva: mientras China continúe haciendo lo que hace no hay nada que detenga su progreso. No importa la presión que sufra, esta no tendrá gran impacto. El camino del dragón está expedito.

Pare su tonta guerra tarifaria señor Trump, ella terminará siendo contraproducente al interés nacional de EEUU y para colmo está creando un caos mundial sin precedentes.

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, <https://www.eldeber.com.bo/opinion/La-insensata-guerra-comercial-favorecera-a-China-20190824-9575.html>

RELACIONES INTERNACIONALES E INTELIGENCIA

Agustín Saavedra Weise*

Relaciones Internacionales e Inteligencia es el título de un libro por publicarse del investigador argentino Marcelo Javier de los Reyes, presidente del Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (www.ceid.edu.ar) con sede en Buenos Aires, entidad de la que soy miembro. Se trata de una suma de temas vinculados con la inteligencia estratégica, las relaciones internacionales y la política exterior de los estados.

He tenido el honor de ser invitado a escribir el prefacio de este trabajo de pronta publicación y aquí va un resumen, por considerarlo de interés para nuestros lectores. La obra será referente para quienes deseen conocer mejor aspectos vinculados con la manera en que el uso de la información sirve para construir y al unísono para destruir.

Por su abundancia la información actual es confusa, debe diferenciarse lo verdadero de lo que no lo es. La información nos llega muchas veces falsificada o alterada mediante noticias falsas (fake news). Recuérdese al respecto el telegrama que Otto von Bismarck modificó en Ems, para así irritar a Napoleón III y lograr su oculto objetivo: hacer que Francia le declare la guerra a Prusia en 1870.

La posterior derrota gala en Sedán resultó funesta para Luis Felipe Bonaparte: fue derrocado y Francia retornó al sistema republicano. Y todo por una fake news del Siglo XIX…. Con maniobras similares se han provocado otras conflagraciones que pueden repetirse en cualquier instante.

Todo este panorama lo explica el autor en un análisis que explica la conexión entre el manejo de las relaciones internacionales con la inteligencia estratégica. Y distingue con claridad didáctica las conexiones entre RRII, política internacional, política exterior y diplomacia. Con respecto a esta, señala sus tres clásicas funciones: representación, negociación e información. La última parte es ahora más compleja. El incesante flujo informativo hace que el enviado deba ser cuidadoso en los periódicos reportes a su cancillería con el fin de evitar tensiones gratuitas y más bien promover la cooperación mutua, verdadera labor del buen diplomático.

En este mundo plagado de interacciones la inteligencia no es solamente utilizada por los militares (Grupo G2). Son utilizados esencialmente por los gobiernos para diseñar sus respectivas políticas externas e internas. Además, la información se difunde en múltiples niveles y no únicamente en lo político-militar.

Es ya común referirse al espionaje industrial y tecnológico. Pululan agentes civiles que realizan operaciones de inteligencia en pos de investigar los adelantos de “x” corporación rival con respecto a otra. Es por eso que los gobiernos guardan celosamente los datos recolectados mediante sus redes informativas. Asimismo, las poderosas empresas multinacionales protegen la inteligencia que reciben.

En un universo de competitividades, el sutil manejo de esa inteligencia se ha convertido en factor vital para múltiples acciones. Al final, comprender e interpretar la íntima vinculación entre relaciones internacionales e inteligencia estratégica nos sirve para el análisis de pautas propias de la comunidad mundial en este agitado siglo XXI que nos ha tocado vivir.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG.

Tomado de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://www.eldeber.com.bo/opinion/Relaciones-internacionales-e-inteligencia-20190817-8333.html