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«HOMOPLOUTIA» ENTRE LA FILOSOFÍA POLÍTICA Y EL PENSAMIENTO ECONÓMICO

Salam Al Rabadi*

Monumento «Canto al Trabajo». Grupo escultórico, obra del artista argentino Rogelio de Yrurtia (1879-1950), realizado en París en 1907. Se encuentra emplazado en la Av. Paseo Colón al 800 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Los cambios políticos, económicos y tecnológicos globales plantean numerosos interrogantes sobre la problemática relación entre el mundo laboral, el desarrollo sostenible y el capital. Por ejemplo, la realidad de la economía agrícola depende de inversiones en vastas extensiones de tierra e innovaciones tecnológicas controladas por corporaciones transnacionales; es decir, se trata de un proceso de abolición gradual del sistema tradicional de producción agrícola, mediante el cual el agricultor pierde su identidad social, cultural y económica como productor y trabajador, para convertirse en un mero consumidor. Este hecho plantea la siguiente pregunta:

¿El desarrollo de la economía y la tecnología conduce al logro del desarrollo social sostenible deseado?

En principio, el concepto amplio de trabajo no se limita al empleo, sino que lo trasciende para profundizar su conexión con el concepto de trabajo sostenible, basado en políticas de ampliación de oportunidades laborales y la preservación de los derechos y el bienestar de los trabajadores. Esto con el fin de tener la capacidad de enfrentar los desafíos asociados a la dialéctica de la «brecha entre capital y trabajadores», pues aumentan las dudas sobre la posibilidad de alcanzar la igualdad y la justicia social.

En base a esto, ya no es aceptable abordar la realidad de las crisis del mercado laboral desde la perspectiva del rechazo basado únicamente en consideraciones ideológicas, sin una visión práctica. Hoy en día, es evidente que lo que más preocupa a las fuerzas del mercado es su absoluta incapacidad para ignorar la necesidad de definir una posición clara sobre un proyecto global socialmente sostenible.

En este contexto, existen movimientos laborales y sociales que inciden y trabajan para confrontar la dominación del sistema capitalista y crear un estado de relativa independencia respecto a las fuerzas del capital. Por ejemplo, las negociaciones en curso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para otorgar a los trabajadores de países en desarrollo mayor libertad de movimiento en los mercados de los países desarrollados pueden considerarse un paso positivo en términos de:

    • consolidar los derechos de los trabajadores y aumentar sus ingresos.
    • reequilibrar el capital y el mundo laboral.

Aunque hasta el momento no se ha cristalizado ninguna alternativa estratégica que pueda competir con el modelo político y económico capitalista, podemos afirmar que el margen de maniobra de la sociedad siempre es mucho mayor que el de la economía. La influencia económica en la formación y adaptación de la sociedad es lógica y muy eficaz, pero ciertamente no puede determinarla.

Así pues, las sociedades pueden reconstruirse según una visión política y económica sostenible que, como mínimo, sea capaz de responder a las preguntas que giran en torno a la dialéctica de: ¿por qué hay tantas ideas sobre cómo distribuir el ingreso pero no tantas sobre cómo crearlo o cómo obtenerlo?

En este contexto, incluso si decidiéramos obviar la dialéctica de cómo generar ingresos e intentar adoptar la tesis de la distribución del ingreso, no podemos ignorar la problemática de la desigualdad moderna basada en:

    • la expansión del capital privado y el aumento desproporcionado de los ingresos de los ricos. La brecha entre ellos y la clase trabajadora es muy profunda y difícil de superar.
    • la desigualdad sistémica «Homoploutia». Observamos la expansión del segmento de capitalistas adinerados y trabajadores con salarios altos (como directores ejecutivos, analistas financieros, médicos, deportistas, celebridades, personas que heredaron grandes patrimonios, etc.). Se trata de una nueva élite capitalista compuesta por los capitalistas más ricos y los trabajadores más ricos (empleados de alto nivel).

Lógicamente, es improbable que estas brechas se reduzcan fácilmente como resultado de los avances en inteligencia artificial que conllevan una reducción de la mano de obra y un aumento de la participación acumulada del capital. Si la única solución a estas brechas reside en una distribución más equitativa del capital privado mediante el aumento de los tipos impositivos o el compromiso de aumentar la tasa de empleo de la fuerza laboral, en la práctica no se observa ningún movimiento tangible en esta dirección, ni en las economías desarrolladas ni en las emergentes. Este hecho plantea interrogantes sobre:

¿Cómo es políticamente posible maximizar las oportunidades económicas y tecnológicas de una manera sostenible que sirva a los intereses de las sociedades, en particular de los grupos marginados más desfavorecidos y empobrecidos?

Los desafíos básicos están en cómo filtrar a los ricos y enfrentar las brechas que caracterizan a las economías. Aquí es necesario reconocer que la pobreza no se erradicará sin reflexión política. La naturaleza del sistema económico está fuertemente influenciada por estrategias políticas capaces de cambiar radicalmente la estructura de los mercados. Esto puede ayudar a reducir estas brechas y lograr la igualdad, sin mencionar permitir que todas las clases se beneficien de un crecimiento económico sostenible.

A la luz de lo anterior, resulta claro que es extremadamente peligroso para los economistas y tecnócratas tratar las cuestiones de desarrollo sustentable como si no tuvieran relación con las ideas políticas ni con la filosofía de la gobernanza, y como si fueran meros ejercicios de economía aplicada y econometría. Es hora de cambiar esta lógica y avanzar hacia la integración y vinculación de la filosofía política con el pensamiento económico y financiero,  para que los países puedan ser más productivos en términos de la calidad de sus sociedades, que sean más sostenibles y justas, en lugar de centrarse en desarrollar cosas, números y datos.

En definitiva, y basándonos en el principio de la interacción crítica con el liberalismo económico y el desarrollo tecnológico, debemos plantear el dilema político fundamental, basada en la siguiente pregunta:

¿Cómo podemos combatir la existencia real y regresiva de la pobreza y la desigualdad en lugar de escondernos detrás de datos financieros secos y estadísticas que apuntan a los supuestos beneficios del crecimiento económico y el desarrollo tecnológico?

 

* Doctor en Filosofía en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales. Actualmente preparando una segunda tesis doctoral: The Future of Europe and the Challenges of Demography and Migration, Universidad de Santiago de Compostela, España.

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LA ENSEÑANZA DE LA GEOPOLÍTICA DESDE LA ECONOMÍA Y EL ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Diego Sande Veiga*

Imagen: daniel_diaz_bardillo en Pixabay.

 

Introducción

La Geopolítica, entendida como la disciplina que estudia la disposición del espacio y su impacto político[1], evolucionó desde su enfoque tradicional hasta convertirse en un campo multidisciplinar que incluye la interrelación entre políticas públicas, economía y dinámicas globales[2]. Esta transformación refleja la creciente complejidad de las relaciones internacionales y la interdependencia de los Estados en un contexto globalizado. Además de analizar factores geográficos y militares, la geopolítica moderna examina las implicaciones económicas de los conflictos internacionales, las políticas comerciales y las tensiones entre potencias emergentes y tradicionales.

En este contexto, la educación desempeña un papel estratégico al capacitar las nuevas generaciones para comprender las complejidades geopolíticas y económicas. Este artículo explora la relevancia de integrar la geopolítica en los sistemas educativos como herramienta para empoderar ciudadanos globales, mejorar la toma de decisiones informadas y fortalecer la cohesión social y económica. Para ello, se ha seguido la línea de los estudios previos de Sande[3], y se ha estructurado el artículo en cinco apartados: la relación entre geopolítica y economía; la inclusión de la geopolítica en los currículos educativos; su relevancia para la formación de los estudiantes; ejemplos exitosos y retos principales en su implementación; y recomendaciones para el futuro.

  1. Geopolítica y economía: una relación interdependiente

La relación entre poder político y control de recursos es central en la geopolítica. Autores como Gilpin[4] destacan como los Estados buscan maximizar su poder económico a través de las relaciones internacionales. Este enfoque ayuda a comprender la interconexión entre las decisiones geopolíticas y las consecuencias económicas.

Históricamente, potencias mundiales como Gran Bretaña en el siglo XIX o los Estados Unidos en el XX emplearon su influencia política para garantizar el acceso a los recursos y a los comprados estratégicos. En la actualidad, fenómenos como la globalización intensificaron estas interdependencias, promoviendo la integración económica y la cooperación internacional. Sin embargo, las tensiones geopolíticas contemporáneas, como las sanciones económicas impuestas a países como Rusia o Irán, evidencian como estas decisiones afectan directamente las economías nacionales, el bienestar ciudadano y la estabilidad global. El papel de países como los BRICS en el juego de la economía mundial debe ser también fruto de análisis, con especial relevancia del caso de China y su modelo de industrialización, que ha llevado al país asiático a ganar peso en economías como la española[5], las europeas y de otros países desarrollados o en vías de desarrollo, como está sucediendo en el continente africano. Además, las crisis sanitarias (como la del Sars-Covid19) y las crisis energéticas como la generada por la guerra en Ucrania subrayan la vulnerabilidad de las economías frente a las dinámicas globales.

Esta situación hace evidente la necesidad de un análisis crítico e informado sobre las implicaciones de las políticas internacionales en el desarrollo económico local y global. Por eso, la educación en geopolítica debe ofrecer a los estudiantes herramientas para comprender estas complejidades y promover soluciones innovadoras que equilibren intereses locales y globales. 

  1. La importancia de incluir la geopolítica en los currículos educativos

Integrar la geopolítica en los planes de estudio es esencial para preparar a los ciudadanos para enfrentar un mundo cada vez más interdependiente. Según Nye[6], el poder blando, como la educación, permite a los Estados proyectar valores e influir internacionalmente. En este sentido, la educación actúa como un instrumento geopolítico, moldeando las perspectivas y habilidades de los futuros ciudadanos.

En los currículos educativos, la geopolítica puede abordarse desde diversas perspectivas: como parte de la historia, la geografía, la economía o mismo las ciencias sociales. Su estudio permite a los estudiantes analizar cuestiones como los conflictos territoriales, las alianzas internacionales y los impactos del comercio o las inversiones a nivel global.

Por otra parte, la movilidad estudiantil y la colaboración internacional entre instituciones educativas son ejemplos prácticos de como la educación puede ser una herramienta para fortalecer la cooperación global. Factores geopolíticos, como el Brexit, también impactan en las oportunidades de intercambio académico, afectando tanto a las instituciones como a los estudiantes. Promover una educación que incluya la geopolítica contribuiría a enfrentar retos como los cambios globales, las crisis económicas y los conflictos internacionales desde una perspectiva integradora y colaborativa.

  1. La relevancia de la geopolítica para la formación de los estudiantes

La inclusión de la geopolítica en la enseñanza no solo contribuye a la comprensión del mundo globalizado, sino que también fomenta competencias clave como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la inteligencia emocional. Estas habilidades son fundamentales para abordar situaciones complejas y adaptarse a los constantes cambios del contexto internacional.

Por ejemplo, un estudiante formado en geopolítica puede analizar las causas y consecuencias de un conflicto internacional, evaluar sus impactos económicos y sociales y proponer soluciones basadas en el diálogo y la cooperación. Además, esta formación fomenta el respeto por la diversidad cultural y la capacidad de comprender diferentes perspectivas, facilitando así el trabajo en contextos multiculturales y promoviendo una ciudadanía global más consciente y comprometida.

En definitiva, la educación en geopolítica no solo prepara a los estudiantes para carreras profesionales en un mundo interconectado, sino que también los dota de las herramientas necesarias para ser agentes de cambio positivo en sus comunidades y a nivel global.

  1. Ejemplos exitosos y retos en la implementación

Casos de éxito como la integración de la educación geopolítica en los sistemas educativos nórdicos destacan por su capacidad para fomentar la colaboración internacional y la adaptación a los cambios globales. Estos países implementaron programas que combinan el análisis crítico de temas globales con la participación en proyectos internacionales, promoviendo una formación más práctica y comprometida.

Otros ejemplos incluyen iniciativas en países como Canadá y Alemania, donde las políticas educativas se centran en la inclusión de temas como el desarrollo sostenible, los derechos humanos y los conflictos internacionales, integrando así la geopolítica como una disciplina transversal.

A pesar de casos exitosos como los anteriores, la integración de la geopolítica (y de la geoeconomía) en los sistemas educativos se enfrenta a retos significativos. Entre ellos destacan la falta de recursos en las escuelas, la resistencia ideológica -que puede limitar el enfoque crítico o globalizador-, y las diferencias estructurales entre sistemas educativos ―que dificultan la homogeneidad en su aplicación―. Superar estos retos requiere un enfoque colaborativo, en el que se promuevan aspectos como la cooperación internacional, la inversión en la formación docente y la adaptación de los contenidos a las necesidades locales. Todo ello sin perder de vista a perspectiva global. Una tarea no exenta de dificultad. 

  1. Conclusiones y recomendaciones

En un mundo marcado por fenómenos como la multilateralidad, el friendshoring o el nearshoring, la integración de la geopolítica en los sistemas educativos representa una oportunidad para preparar a los estudiantes frente a los retos de un mundo interconectado.  Siendo esta tarea relevante, se establecen una serie de recomendaciones general para abordarla con mayores posibilidades de éxito, entre ellas:

    • Fomentar una educación integral, que combine teoría y práctica, desarrollando habilidades transversales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la capacidad de análisis contextual.
    • Impulsar la educación intercultural, promoviendo el respeto por la diversidad y la comprensión global mediante lo estudio de casos reales y el intercambio de experiencias.
    • Fortalecer la cooperación internacional, mediante el intercambio de buenas prácticas, la movilidad estudiantil y la colaboración en investigación, fomentando así una perspectiva global compartida.
    • Promover la educación digital, proporcionando herramientas y recursos que favorezcan el acceso a la información global, el aprendizaje autónomo y la colaboración en línea.
    • Fomentar procesos de evaluación de la política internacional y de sus repercusiones a nivel de los países y a nivel regional, internacional y global. Para ello, poner el foco de los análisis en aspectos como la política exterior, la cooperación internacional, los sistemas financieros o la integración de las cadenas de valor se antojan como algunos de los aspectos clave de interés.

Finalmente, integrar la geopolítica en la enseñanza no solo reforzará la comprensión del mundo contemporáneo, sino que también contribuirá a formar ciudadanos más conscientes y comprometidos con el desarrollo sostenible y la paz global. Objetivos sin duda deseables para todos.

 

* Diego Sande Veiga es doctor en Economía y Empresa y profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela. Colabora con el Grupo de Investigación ICEDE, con el IDEGA y es coordinador de la Línea de investigación en Economía del IGADI. Es funcionario de la Consellería de Cultura, Educación y Universidad de la Xunta de Galicia.

 

Referencias

[1] Martín, Carmen. «¿Qué es la geopolítica?»  El Orden Mundial, 10/02/2023 (Publicado originalmente: 24/03/2020, https://elordenmundial.com/que-es-geopolitica/.

[2] Valton Legrá, Elaine. «Geopolítica y Geoconomía, una visión sistémica». Política Internacional, vol. 3, núm. 4, 2021, Internacionales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales «Raúl Roa García», La Habana, Cuba, https://portal.amelica.org/ameli/journal/332/3322884011/html/.

[3] Sande, Diego. «La Geopolítica y el sector educativo: una perspectiva desde la Economía y las políticas públicas» (Capítulo 7). En: Lois, R.C. & Martins, B., Geopolítica desde la base. Tendencias internacionales, participación social y sector educativo, Universidade de Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, 2025.

[4] Gilpin, Robert. Global political economy: Understanding the international economic order. New Jersey: Princeton University Press, 2001, 423 p.

[5] Sande, Diego. «El intercambio tecnológico en la relación bilateral España-China» (Capítulo 8). En: Ríos, X. ¿China? La Asociación Estratégica Integral España-China XX aniversario (2005-2025).

[6] Nye, Jospeh S. «Soft power and American Foreign Policy». Political science quarterly, vol. 119, n°. 2 (Summer, 2004), p. 255-270.

 

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BLOCKCHAIN: ¿REVOLUCIÓN O EVOLUCIÓN DE LOS PAGOS INTERNACIONALES?

Agustín Gándara*

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En el ámbito geopolítico, el comercio internacional implica un intercambio de bienes o servicios entre las naciones. Este tipo de operaciones como contrapartida dan lugar a los pagos o transacciones, las cuales también implican una serie de operaciones financieras de alcance internacional.

Estas transferencias internacionales son precisamente operaciones que implican el movimiento de dinero entre personas y/o instituciones que se encuentran en países o jurisdicciones diferentes. Entre los casos existentes tenemos el envío de remesas, pagos o cobros de servicios digitales entre otras alternativas como inversiones, aportes de capital o pago de importaciones.

En 2020, los países que conforman el G-20 se reunieron y declararon los pagos internacionales como prioritarios. También solicitaron que el Consejo de Estabilidad Financiera desarrollara una hoja de ruta global para implementar pagos transfronterizos más rápidos, económicos y seguros.

La importancia de los pagos internacionales impulsa a que las empresas puedan adaptar las estrategias de ventas globales a los mercados locales. A su vez, también permite a las empresas ampliar su horizonte de adquisición de recursos tanto humanos como tecnológicos.

Luego de la pandemia, los pagos internacionales han tomado relevancia principalmente para los trabajadores independientes (freelancers, contractors, etc.) que brindan servicios al exterior y necesitan cobrar sus honorarios en el su lugar de residencia.

A su vez, en 2022 se generó un movimiento de más de 150 millones de dólares en pagos internacionales entre empresas (B2B). Esta cifra crece año tras año y es por esto, que tanto individuos como empresas requieran y puedan operar con mayor facilidad y velocidad sus operaciones de pago internacional.

Históricamente las transferencias internacionales bancarias o financieras tradicionales incluyeron por un lado tarifas por transferencia de fondos y además por conversión de divisas. Hoy por hoy la novedad está con el surgimiento del “blockchain” que permitió realizar pagos internacionales con activos digitales de manera más económica y mayor apertura horaria.

Los pagos internacionales en activos digitales a través de distintas plataformas de intercambio, a diferencia de las instituciones financieras más tradicionales, demandan menor personal y estructura para ofrecer sus servicios. Es por esto que ofrecen menores costos y mejor experiencia al cliente en cuanto a disposición y agilidad de las transacciones.

Este nuevo jugador en el mercado de medios de pagos internacionales abre el interrogante para las empresas, gobiernos y profesionales en cuanto a entender que la alternativa de pago en activos digitales es sin dudas una nueva opción a considerar tanto para quien demanda los pagos como para quien ofrece el servicio de transferencia de fondos. Estos últimos deberán adaptar sus servicios para competir contra un gran jugador que ofrece reducir costos ungiendo agilidad.

 

* Licenciado en Comercio Internacional (UADE) y Magister en Estrategia y Geopolítica (IESE). Profesionalmente posee experiencia como Gerente de Operaciones y Operaciones Financieras en diversas empresas de tecnología.