Agustín Saavedra Weise*
Problema ambiental de la basura
En artículos anteriores me referí a este tema que en Santa Cruz de la Sierra y alrededores crea problemas, al igual que en Bolivia toda. En una reciente investigación El DEBER informa que 51 de 56 municipios departamentales mantienen desechos a cielo abierto, con riesgo sanitario por estar en lugares de proliferación microbiana. En Europa no se utiliza más la técnica del relleno sanitario (landfill), como aún sucede acá y en algunas ciudades norteamericanas.
En la capital oriental —la ciudad más grande del país— está pendiente el traslado del vertedero de Normandía pero la situación de la basura sigue siendo explosiva por el crecimiento urbano, desprolijidad en la limpieza y descuido de la población. Otros 29 municipios tienen vertederos colapsados; pronto deberán cerrarlos y disponer de otros menos dañinos. La Ley 755 fija 2020 como plazo final para que los basureros abiertos sean reemplazados por rellenos sanitarios. Pocos entes han hecho las tareas. Los vertederos —como el de Normandía— con el tiempo producen problemas por ser latentes amenazas de salud pública. Por eso, la creciente masa diaria de desperdicios cruceños se ha transformado en seria cuestión que debe resolverse pronto. No hace falta reinventar la pólvora; basta con ver la experiencia acumulada al respecto y proceder. Existen nuevas técnicas para la reconversión de desperdicios y se están aplicando en varios países sudamericanos.
La basura como factor energético
Cuando hablamos de energías renovables, se piensa en energía eólica, solar e hidroeléctrica. Empero, tenemos otra fuente creada cotidianamente por doquier: basura. Ésta —con la tecnología actual— genera energía. En Suecia 250 mil viviendas consumen energía vía reciclaje de residuos.
Muchos lectores seguramente recuerdan las películas “Volver al futuro” I, II y III, donde el inefable doctor Emmet Brown inventa una máquina del tiempo para su llamativo auto Delorean. Emmet en la segunda parte de la serie —tras volver de una excursión al futuro— buscó afanosamente restos de basura para rellenar y hacer funcionar el generador llamado Mr. Fussion que alimentaba a su fantástica creación, el flux capacitor, permitiéndole desplazarse en el tiempo al dotarlo de una energía de 1.2 giga watts cuando el Delorean alcanzaba 78 millas por hora de velocidad. El “Doc” Brown le comentó a su asombrado discípulo Marty Mcfly que la basura producía energía en el futuro que él acababa de visitar. Ya no estamos alejados de esa ficción; hoy la generación energética a partir de desechos es realidad.
La mutación de desperdicios en energía ha prosperado como método predilecto de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Muchas naciones confían en el proceso y la Unión Europea emitió una normativa vinculante al respecto. Si bien algunos aún confunden plantas modernas de conversión de residuos en energía con incineradores del pasado, el desempeño ambiental de la industria en la actualidad es impecable. Diversos estudios han demostrado que las comunidades que emplean tecnología de conversión de residuos en energía tienen tasas de reciclaje más altas que las comunidades que no la utilizan. Las plantas de conversión de residuos basadas en modernas tecnologías de combustión son altamente eficientes y usan los residuos sólidos municipales como combustible en lugar de usar carbón, petróleo o gas natural. Esas plantas recuperan la energía térmica contenida en la basura mediante calderas generadoras de vapor, el que luego se vende directamente a clientes industriales o se usa en el mismo sitio para impulsar turbinas eléctricas. En la localidad argentina de Pinamar, los residuos contaminantes se están transformando en recursos valiosos. Según datos firmes, el 82% de los residuos de las playas bonaerenses es plástico. Este tipo de desecho representa un grave problema en la costa de la provincia de Buenos Aires por su negativo impacto ambiental sobre aguas y fauna marina. Terminar con desechos tóxicos en las playas fue el objetivo que asumieron allí distintas organizaciones pro medio ambiente.
Pinamar, Provincia de Buenos Aires. Una cooperativa limpia las playas de plástico y ahora los balnearios deben hacerse cargo de la gestión sustentable de los residuos (Foto: La Tinta, Córdoba, Argentina)
¿Como y qué se recicla o compacta?
La gente confunde reciclar con separar residuos, que es algo diferente. Primero se separa, luego se recicla y se hace el compactado. Una parte de los plásticos se separa y compacta; la otra parte se muele para fabricar otro producto con esa materia. Cuando el residuo quedó compactado el material vuelve al sistema productivo y se reutiliza para hacer otro producto. Reciclar es transformar un residuo en un producto capaz de generar otros productos.
En el Japón hay un lugar que tiene al mismo tiempo un vertedero acompañado de su planta de separación y reciclaje, más un centro industrial que se alimenta de la energía obtenida y hasta un centro de esparcimiento para jubilados del lugar, alimentado con la energía proveniente de la basura vertida allí mismo. No es el único ejemplo, hay muchos y se van propagando por el mundo en la medida en que autoridades y gente toman conciencia del problema. Miren el caso de la ciudad brasileña de Curitiba, que Juan Manuel Arias destacó en una ilustrativa nota. La urbe es modelo a nivel internacional. Los habitantes de Curitiba son cuidadosos, al revés de los de acá, que tiran basura por cualquier lado en forma inmisericorde. Allí se distingue entre residuos comunes, orgánicos, plásticos, etc. Hay una clasificación adecuada y basureros separados en distintos colores por doquier. Lo de Curitiba vino acompañado de una fuerte concientización ciudadana en paralelo con procesos educativos y sanciones contra transgresores. Estamos lejos de ese orden en estos parajes cambas aún semi salvajes, pero hay que iniciar el proceso lo más pronto posible.
De los residuos salen empleos, productos y energía
Mediante su transformación los residuos se pueden convertir en recursos y eso genera fuentes de empleo. En discriminar qué es basura y qué es residuo está la clave. La separación es indispensable y es la primera tarea, a veces confundida con el reciclaje. Una manera fácil de hacer esa tarea —hasta en un hogar— consiste en separar cuidadosamente plástico, papel, cartón, vidrio, metal, ropa y telas.
Europa está generando vía desechos un volumen energético que suministra electricidad a 27 millones de personas. Israel es otro país ejemplo en el uso de la basura para energía. La conversión de residuos en energía impacta sobre el efecto invernadero de dos maneras: a) por electricidad, que reduce la dependencia de la producción basada en combustibles fósiles; b) las plantas de conversión son altamente eficientes para aprovechar las fuentes de energía de una variedad enorme de desechos. Una metodología ambientalmente racional y tecnológicamente viable para tratar residuos biodegradables es crucial en la sostenibilidad de las sociedades modernas. La transición de los sistemas de energía convencionales a la basada en recursos renovables se hace necesaria para abordar mejor preocupaciones ambientales y satisfacer necesidades.
La peste del plástico
Al inicio nadie imaginó que el problema del plástico desechado se haría insoportable a nivel universal. Ni el mejor ecologista de los años 60 se hubiese imaginado las dimensiones catastróficas del plástico. En un principio se nos presentó como un material multiuso capaz de reemplazar cualquier objeto, desde un simple vaso hasta una lente de contacto. Incorporarlo a la vida cotidiana fue fácil, su uso se incrementó hasta convertirlo en esencial. Es raro encontrar algo que no contenga plástico; hasta lo más impensable puede contener porciones de ese material. Pero el problema no es el plástico en sí, sino el derroche y la mala utilización. Por ejemplo, se puede evitar usar bolsas de plástico en el supermercado si se lleva una bolsa reutilizable o se usa papel. El excesivo consumo del plástico y confiar en su biodegradación (que demora años) ha infectado ambientalmente al planeta.
Desarrollos y conclusiones
Ya funcionan muchas empresas que transforman la basura en energía amigable capaz de suprimir la dependencia del petróleo. Todavía subsisten problemas para maximizar la generación de energía a partir de desechos, pero sucesivas innovaciones allanarán el camino. El etanol producido a partir de basura terminará también con preocupaciones acerca del incremento en el costo de los alimentos cuando se habló que soya y maíz podían desviarse hacia esa producción. Generar combustible con desechos es algo positivo ecológicamente hablando y no reduciría la oferta alimentaria. Siguiendo con los desarrollos, pronto tendremos una tecnología que convertirá el gas de relleno sanitario en combustible para vehículos públicos. Al igual que las energías naturales, el gas de vertedero es una fuente energética renovable respaldada por la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA-USA) como alternativa ante los combustibles fósiles. Los rellenos sanitarios generan en la nación del norte electricidad para 500.000 hogares. Esto equivale a usar más de 2 millones de toneladas de carbón año.
Convertir basura en energía es ahora realidad concreta. Entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos urbanos se producen anualmente en el universo. Por otro lado, la gestión inadecuada de la basura todavía persiste globalmente como problema de salud, economía y medio ambiente. Los elementos para cambiar las cosas están disponibles y mejoran la calidad de vida. Además, son un buen negocio ¡Adelante!
Economista y politólogo. Fue Canciller de la República de Bolivia. Miembro del CEID y de la SAEEG.
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