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ALGUNAS LIMITACIONES TERRITORIALES Y GEOPOLÍTICAS

Agustín Saavedra Weise*

Hay una realidad geográfica inmutable: los estados no pueden moverse, un país está donde está y por tanto, será beneficiario o esclavo de su ubicación geográfica. Así son las cosas; para bien o para mal, el espacio territorial nos limita o nos posibilita.

La geografía es el estudio de la superficie terrestre, sus ondulaciones, cimas, mares y contornos. Por su lado, la topografía estudia el suelo y sus irregularidades, es una rama de la geografía. Su ubicación le ofrece a los estados nacionales alternativas de ser —o sentirse— prisioneros o gananciosos y con ventajas o desventajas, según el lugar donde se encuentren, según también el desarrollo social y humano de cada país.

Bolivia es un país de tipo centrado con forzado enclaustramiento y una topografía bastante complicada que dificulta una plena integración entre regiones. A ello agreguemos cinco límites internacionales, cada uno con sus modalidades diferentes. Pudimos ser tierra de contactos, ya no lo somos ni lo seremos. La malhadada cultura del bloqueo ha alejado de Bolivia posibilidades concretas para ser eje de conexión entre océanos y regiones. Es lo real y duele, pero así están las cosas.

Recordemos sí que no existe el determinismo absoluto: el hombre puede vencer a la geografía y de hecho la venció en muchas oportunidades con el auxilio del propio talento humano y de su expresión práctica que es la tecnología. Si las montañas eran una barrera natural en el pasado, hoy no lo son por el desarrollo del transporte aéreo y porque la técnica permite perforar esas mismas montañas para construir túneles viales y ferroviarios.

Desde hace casi medio siglo —con el auxilio de Henry Kissinger y otros estudiosos de la materia la geopolítica, entendida ésta en forma simple como la relación entre poder político y asentamiento geográfico, ha sido reivindicada; sus conceptos integran hoy aspectos globales e internos, sirviendo al mismo tiempo de útil referencia para el análisis político-estratégico de determinadas situaciones en el análisis de conflictos. Además, la geopolítica es ingrediente esencial en el estudio de la política mundial y también es crucial en aspectos domésticos, tales como diseñar geopolíticamente que un país logre dominio efectivo de sus territorios vacíos, pueda ser capaz de poblarlos y desarrollarlos, etcétera.

Los Estados no son como los seres humanos; los estados están donde están y para bien o para mal no pueden moverse. Nos guste o no, Bolivia tiene que convivir con Brasil, Argentina, Paraguay, Perú y Chile; racionalmente debemos —en cada vecindario— minimizar factores adversos y potenciar los positivos.

El hecho contundente es que un país no puede evadirse de su localización, es imposible “relocalizarlo”, salvo que pretenda hacerlo sobre la base de las armas y a costa de naciones menos fuertes. No es pues del todo errado el determinismo geográfico, pese al auxilio tecnológico ahora disponible. Las naciones viven, luchan, progresan o decaen en suelo propio, no tienen chances normales de mudanza.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/algunas-limitaciones-territoriales-y-geopoliticas_245031

 

LA DURA LÓGICA DEL DOMINIO DEL ESPACIO TERRESTRE

Agustín Saavedra Weise*

En anteriores comentarios sobre el espacio terrestre, expresé que éste era absolutamente imprescindible y que sin espacio no hay nada. Hasta la historia humana podría resumirse en luchas por el espacio y por su dominio efectivo. Recalco lo de dominio, algo muy distinto a la mera ocupación formal del espacio que caracteriza hasta hoy a Bolivia y por eso el historial de pérdidas territoriales, tragedias que pudieron evitarse si la clase dirigente hubiera tenido verdadera visión de espacio, no una terrible miopía, que desgraciadamente fue la norma y en muchos casos lo sigue siendo.

El tener un sitio para vivir, trabajar y descansar, demuestra lo importante que es el espacio, aunque rara vez se habla del espacio como tal en esas circunstancias. Quien tiene espacio tiene la obligación de defenderlo y cuando sea posible, expandirlo, hacerlo crecer. Quien pierde espacio pierde parte de su vida.

Durante mucho tiempo el espacio ha sido mal visto y la geopolítica se convirtió en mala palabra, aunque ahora ha retomado un auge notable, recuperando su credibilidad. La relación entre poder político y asentamiento geográfico resulta vital para la mejor comprensión de problemas nacionales e internacionales.

El tema tierra en Bolivia contiene un criterio geopolítico interno de redistribución y reasignación. No se trata solamente de “eliminar latifundios” o de “profundizar reformas agrarias”. Subyace un concepto claramente geopolítico e ideológico en la manera en que se aborda el tema tierra, aunque jamás se lo explicite. Se trata, en suma, de una lucha por el poder entre los que pretenden las tierras y los que las poseen, como también de una silenciosa pugna por controlar y repoblar regiones.

La lógica del dominio espacial es fundamental para comprender determinados aspectos que hacen a la hora presente, sobre todo cuando se habla de redistribuir tierras del oriente boliviano.

Las potencias fuertes en espacio contra las débiles en espacio se han enfrentado históricamente, las unas por ganar más espacio o no dejárselo quitar, las otras por ocupar espacios mayores de los escasos que tenían. Y estas luchas —de resultados variables— siempre han tenido y tendrán vigencia, por mucho que se hable o afirme lo contrario. El espacio contiene materias primas, recursos diversos, ríos, lagos, etc. Siempre habrá un contestatario frente al espacio que no se usa o que no se controla debidamente; siempre habrá quien lo ambicione o codicie.

Dejando de lado el peculiar momento actual, lo verdaderamente importante —en una perspectiva de largo plazo— es que Bolivia pase a tener conciencia de la importancia de su espacio geográfico, aspecto que vengo machacando desde hace décadas. Asimismo, la revalorización espacial es de suyo importante. En este sentido, hay territorios en el altiplano y valles que también podrían ser objeto de redistribuciones y asentamientos; no sé por qué solamente se piensa en el oriente cuando se plantea el asunto, salvo que la intención abierta sea el control (la “conquista”) de la región. Al final, lo ideal sería que cada comunidad se desarrolle en su propio lugar, en su propio espacio, en lugar de emigrar internamente hacia otros lugares dentro y fuera del país por carecer en su terruño de condiciones para desenvolverse debidamente.

Bolivia es rica en espacio, hay tierra suficiente para que vivan con comodidad más de 100 millones de habitantes; contamos además con grandes reservas de territorio para sobrevivir en cualquier circunstancia. Lo que falta es dominio y administración inteligente del espacio, por eso estamos como estamos.

 

*Ex canciller, economista y politólogo. Miembro del CEID y de la SAEEG. www.agustinsaavedraweise.com

Nota original publicada en El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, https://eldeber.com.bo/opinion/la-dura-logica-del-dominio-del-espacio-terrestre_243188

LA ESPINOSA CUESTIÓN DEL MAR DEL SUR DE CHINA ENTRE JAPÓN, CHINA Y VIETNAM

Giancarlo Elia Valori*

Japón es un país insular largo y estrecho de norte a sur y más estrecho de este a oeste. Su superficie terrestre (377.975 kilómetros cuadrados) es poco mayor que la de Italia. Limita con el océano Pacífico hacia el este y mira a través del océano a los Estados Unidos de América hacia el este; al oeste se enfrenta a China, la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) y la República de Corea (Corea del Sur), así como a la Federación de Rusia por mar pero sin profundidad estratégica.

El surgimiento del Japón moderno durante la Restauración Meiji lo elevó en ese momento al rango de “fundación de todas las naciones asiáticas”. Abrió miles de múltiples medios político-militares y extendió el prestigio del país en todas las direcciones. Al hacerlo, mostró la intención de Japón de ir más allá de su archipiélago japonés y extenderse en el extranjero.

Esto fue confirmado, de hecho, por las formas de política continental, proponiendo una línea de soberanía de defensa y la teoría de la Esfera de Co-Prosperidad del Gran Asia Oriental o Esfera de Prosperidad Colectiva del Gran Asia Oriental, mostrada en la década de 1940.

En respuesta a la situación en el Lejano Oriente después de la Primera Guerra Mundial, Japón implementó una estrategia de moverse de Norte a Sur y en la Segunda Guerra Mundial se fijó el objetivo de trasladar sus intereses a la República de China. Cuando las fuerzas armadas invadieron una China dividida internamente, debido a la falta de recursos internos de Japón, la situación económica de autosuficiencia se vio seriamente cuestionada, con los resultados que todos conocemos.

La República Socialista de Vietnam se encuentra en la parte oriental de la península de Indochina, limitando con China al norte, Laos y Camboya al oeste y el mar de la China Meridional al este y el sur. Cubre un área de 331.212 kilómetros cuadrados (también un poco más que la de Italia). Su costa tiene una longitud de 3.260 km (excluidas las islas), y el país se extiende 1.600 kilómetros de norte a sur: su punto más estrecho es de 50 kilómetros.

Las montañas son altas en el oeste y bajas en el este. Tres cuartas partes del territorio es montañoso. A mediados del siglo XIX, Vietnam no tenía ningún concepto de economía marina o comercio. Sin embargo, con la ocupación de algunas áreas e islas ricas en petróleo y gas en el mar del Sur de China, así como a través del desarrollo privado, Vietnam obtuvo enormes beneficios económicos, y ha formulado una serie de políticas marinas desde la década de 1960.

En 2007 aprobó un proyecto de desarrollo marino con 2020 como objetivo. Con la planificación estratégica persiguió incansablemente los objetivos de una “potencia marítima” y adoptó una política para desarrollar firmemente la economía marina, combinando la economía marina y marítima con la defensa y la seguridad nacionales. Vietnam no se rindió y luchó por cada centímetro cuadrado de tierra insular, con el objetivo de obtener una posición estratégica favorable y ventajas prácticas.

A medida que crecía la conciencia de la soberanía marítima, en medio de feroces conflictos de intereses nacionales y cambios drásticos en las relaciones geopolíticas internacionales y regionales, Japón y Vietnam se encontraron en el Senkaku (chino: Diaoyu), Paracel (chino: Xisha Quan; Vietnamita: Hoàng Sa) y Spratly (chino: Nansha; Vietnamita: Islas de Truong Sa).

Ha habido un debate abierto sobre la cuestión de la soberanía. Hasta ahora, las disputas entre China y Japón sobre la propiedad de las islas del mar del Sur de China no se han resuelto adecuadamente. La soberanía de las islas del mar del Sur de China se ha convertido en un grave problema que desafía las relaciones bilaterales entre China y Japón, así como las relaciones bilaterales entre China y Vietnam.

De hecho, uno de los objetivos importantes para fortalecer las estrategias marítimas de Japón y Vietnam es el uso de los recursos de petróleo y gas, pero la disputa sobre la soberanía de las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas conexas es la cuestión más importante.

Con el desarrollo tecnológico, los recursos de la tierra se reducirán gradualmente y se agotarán. Los abundantes recursos del océano se convertirán en el último pedazo de territorio que puede ofrecer recursos a los países de la tierra. Es evidente que la división de las fronteras marítimas y la soberanía insular entre Japón y Vietnam implican los intereses fundamentales de las soberanías territoriales nacionales, y las diversas medidas y políticas marítimas adoptadas por estos dos países en el sector marítimo tendrán un enorme impacto en el mar del Sur de China. Este impacto es también la razón principal de la estabilidad del mar del Sur de China en el futuro.

Como se ha visto anteriormente, las cuestiones relativas al mar del Sur de China son complejas y el otro actor importante, a saber, los Estados Unidos de América, debe actuar con cautela y tomar precauciones al abordar la cuestión de estas costas. Además, la eficacia de su política en el mar del Sur de China también debe medirse por si favorece el logro de los objetivos estratégicos de los Estados Unidos sin entrar en conflicto con la República Popular China, sobre todo debido a la presencia de bases militares estadounidenses en la zona.

Ciertamente, los Estados Unidos utilizarán la llamada cuestión de soberanía del mar del Sur de China en la región de Asia y el Pacífico para incitar a los vecinos de China a corto plazo, pero hay que decir que a largo plazo la influencia de los Estados Unidos disminuirá gradualmente debido a cuestiones de mayor lejanía. El dominio está disminuyendo, y el curso de las relaciones internacionales está cambiando y rompiendo las hegemonías tradicionales.

Esta es la ley de hierro del desarrollo histórico. Por lo tanto, el ascenso de China debe garantizar la seguridad internacional y la fluidez del Mar del Sur de China. Japón y Vietnam son las principales razones que influirán en la estabilidad del Mar del Sur de China en el futuro.

Como resultado, China está intensificando la definición y aplicación de la estrategia económica militar y marítima del mar del Sur de China. Tener una fuerte capacidad oceánica es la expresión del valor integral y global de un país en política, economía y negocios, defensa nacional, ciencia y tecnología.

Con el rápido desarrollo de la modernización industrial mundial, China es un país económica y demográficamente rico. En el futuro, el mar del Sur de China será un canal importante que unirá a China con el resto del mundo. El mar del Sur de China y sus zonas costeras serán regiones estratégicas clave y cruzarán la construcción económica y la seguridad de la defensa nacional de todos los países que lo bordean.

La fluidez y la prosperidad son también el objetivo final del ascenso de China. Por el contrario, una vez que se produzcan guerras y conflictos en estas zonas, afectarán y advertirán a la economía y la seguridad de la defensa nacional de China. Por lo tanto, la estrategia militar en el Mar del Sur de China supera el valor económico, si este último no está adecuadamente protegido.

La confrontación por el mar del Sur de China no se limita a una estrategia específica en el ámbito de la economía marítima, sino a una estrategia de desarrollo mutuo que encarna la voluntad de los países costeros que, frente al océano, se enfrentan a su propio futuro.

En la actualidad, la propia China está aplicando activamente su estrategia marítima, empezando por mantener y reclamar la soberanía sobre los territorios que tradicionalmente pertenecen a la Patria, mediante una presencia militar más avanzada. También se está uniendo a otros países en la exploración de petróleo y gas, así como en la minería, mediante el fortalecimiento de la investigación y el intercambio basado en principios históricos y legales.

El fortalecimiento de su presencia, también a través de la construcción de zonas costeras, costeras e insulares, es una marcha gradual hacia mares profundos y distantes, en línea con los intereses de desarrollo del mar del Sur de China.

Las provincias y ciudades de los países ribereños del mar del Sur de China también están considerando el desarrollo de la economía marina como un objetivo importante, porque el océano es un recurso estratégico para el desarrollo sostenible de la humanidad y pertenece a todos.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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