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UN ACERCAMIENTO A LA POLÍTICA INTERNA Y EXTERNA DE BANGLADESH

Julio F. Sotés Morales*

Foto: Ahadul Karim Khan / Dhaka Tribune.

Introducción

Con el desplazamiento del centro de la economía y geopolítica mundiales de la zona del Atlántico hacia el área del Indo-Pacífico, tanto los países asiáticos como los pequeños Estados insulares del océano Pacífico han adquirido una relevancia que antes no poseían. En este sentido, la cuenca del océano Índico adquiere una importancia estratégica para las potencias mundiales y regionales que intervienen en el proceso de mantenimiento y reconfiguración de alianzas a la luz de la rivalidad estratégica fundamental que define la transición intersistémica actual: la confrontación entre China y Estados Unidos. Los países del Sur y sudeste de Asia por el dinamismo económico que han experimentado en los últimos años están llamados a desempeñar un rol destacado tanto en la configuración de actores de un sistema multipolar emergen como en el surgimiento de nuevos mecanismos económicos, políticos y de integración.

Cuando más del 90% del comercio mundial se realiza empleando las rutas marítimas, el océano Índico se ha convertido en el núcleo de dicha actividad. Esta zona constituye el centro de las principales rutas comerciales y de transporte energético, así como de los principales corredores de vías de comunicación neurálgicas para el desarrollo de potencias como China (RPCh), India, Japón, los países europeos, Estados Unidos (EE.UU.) y los propios países del sudeste asiático que dependen de tal volumen de tráfico. En este sentido, Bangladesh ha escalado progresivamente como un país al que varias potencias regionales y globales han prestado atención debido a su privilegiada posición geográfica y potencialidades en el aspecto geopolítico.

A la luz de las recientes protestas internas de estudiantes bangladesíes debido al sistema de cuotas gubernamentales de ubicación laboral, Bangladesh ha vuelto a ubicarse dentro de los principales titulares a escala mundial. Con ello, también se ha suscitado un mayor interés en comprender como un Estado pequeño y fronterizo con India y China, es capaz de rebasar las trabas económicas para convertirse para 2035 en una nación de ingresos medios y en una de las 25 mayores economías del mundo. A la situación interna actual de Bangladesh y a la comprensión del porqué este `país constituye actualmente uno de los focos de interés de Occidente, India y China, es que se dedica el presente análisis.

Breve panorama interno de Bangladesh

El surgimiento de Bangladesh como Estado independiente está estrechamente ligado con el proceso de partición, creación y conflictividad entre India y Pakistán. La división del Virreinato de la India perteneciente al antiguo Imperio británico en dos Estados bajo el concepto étnico-religioso conllevó a que Pakistán, de mayoría musulmana también quedara dividido en dos territorios: Pakistán Occidental con su capital en Islamabad, y Pakistán Oriental con el centro en Dhaka (Daca). La unión de estas dos regiones bajo el dominio de un solo gobierno radicado en la zona occidental y hacia la cual se derivaban todos los beneficios económicos, políticos y sociales, determinó que para 1971 la situación a lo interno del área oriental se hiciera insostenible y se radicalizara en torno a un proceso nacionalista que desembocó en una guerra civil con la posterior independización de dicho territorio y la creación del Estado de Bangladesh.

El rechazo a las exigencias de autonomía para Pakistán Oriental, la imposición del urdu como lengua oficial en detrimento del bengalí como idioma predominante en la región y las diferencias en cuanto a desarrollo y atención de los recursos por parte del gobierno central conllevaron al inicio de la Guerra de Liberación de Bangladesh. La agresión armada pakistaní, la cercanía con el territorio indio y la crisis migratoria que este conflicto provocó, incitó la intervención armada de la India en la guerra de independencia bangladesí, en lo que comúnmente se denomina como la tercera guerra indo-pakistaní de 1971. Con la instauración de un gobierno parlamentario en el que el primer ministro ostentaba el poder real dentro del país, Bangladesh inició su independencia que se vio truncada hasta los comienzos de la década de 1990 por golpes de Estados, contragolpes de Estados, inestabilidad política, violencia y pobreza social y dictaduras militares.

La progresiva transformación del sistema político del país hacia una alternancia cíclica entre las dos principales fuerzas dominantes del país: la Liga Awami (LA) y el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) ha conducido al país hacia un proceso de polarización política profunda. Con la consolidación en el poder de la primera ministra Sheikh Hasina, líder de LA, consolidó la transición del país hacia un sistema político de partido dominante al sumar 5 años a los 15 que ya ostentaba a cargo del gobierno nacional. Las últimas elecciones parlamentarias celebradas en enero de 2024 se caracterizaron por una victoria de LA frente a sus contrincantes, controlando el 74% de los escaños parlamentarios y garantizando su cuarta victoria consecutiva. Las alegaciones de fraudes electorales, el empleo de métodos autoritarios y persecuciones políticas a los militantes del BNP, un férreo control gubernamental de los mecanismos electorales y propagandísticos y una asistencia a las urnas de alrededor de un 40% del total de votantes, ha sido el panorama predominante en Bangladesh desde que en el año 2009 Hasina asumió el poder político.

«Si bien el largo reinado de la Liga Awami de Bangladesh bajo la dirección de la primera ministra Sheikh Hasina puede simbolizar estabilidad para algunos, también refleja la fragilidad de la gobernanza democrática y el espectro del autoritarismo de partido único que se cierne sobre la nación[1]. Desde la instauración de la democracia en 1991, y como rezago de los regímenes militares que dominaron el país entre 1977 y 1990, Bangladesh continúa presentando un problema de identidad nacional con respecto a la religión. La oscilación entre el secularismo instaurado en 1971 y el islam como religión mayoritaria y oficial desde 1988, ha provocado una polarización no solo a nivel social, sino que se ha reflejado a nivel de partidos políticos.

La lucha constante entre estas dos fuerzas es evidente en la política y las políticas de Bangladesh. La Liga Awami, que gobierna el país, ha sido históricamente partidaria y defensora del secularismo basado en la etnia, la lengua y la herencia cultural; el principal partido de la oposición, el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), dirigido por Begum Khaleda Zia (viuda del ex gobernante militar Ziaur Rahman), se ha situado entre el islamismo y el secularismo.[2]

A pesar de la presión internacional proveniente tanto del Reino Unido, Estados Unidos y sus socios para una mayor democratización del país, y de las excelentes relaciones que Daca ha cultivado con China e India en el marco tanto de la Franja y la Ruta como de la estrategia del Indo-Pacífico, el país ha logrado presentar indicadores económicos y sociales relevantes. «Según el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), se proyecta que la economía de Bangladesh crecerá un 6,1 por ciento en el año fiscal 2023-24 gracias a las exportaciones»[3]. Sin embargo, las predicciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) ubican al crecimiento bangladesí en un 5,7% para el año fiscal actual debido a una alta inflación persistente, la disminución del flujo de remesas, el desempleo y una reducción de la meta de inversión industrial.

En 53 años de independencia,

la tasa de crecimiento del PIB ha alcanzado un nivel récord impresionante en la última década. El ingreso per cápita ha aumentado de manera constante. Su desempeño en la reducción de la pobreza está entre los mejores del mundo. El país ha logrado casi la autosuficiencia en la producción de alimentos para sus 170 millones de habitantes. El país ahora incluso soporta la carga de la población de refugiados más grande del mundo: más de un millón de rohingyas que huyen de la persecución en el vecino Myanmar. Se ha convertido en una potencia exportadora ejemplar.[4]

Sin embargo, estos indicadores económicos halagüeños no han generado una estabilidad social duradera. El mantenimiento en el poder de Hasina por más de 15 años y los fuertes rejuegos políticos entre los partidos dominantes que la obligan a adoptar medidas cada vez más autoritarias y agresivas, han determinado que en las últimas semanas de julio de 2024 estallaran protestas estudiantiles generalizadas en la capital del país. La instauración de un sistema de cuotas gubernamental constituyó el detonante de dichas protestas que derivaron en acciones violentas tanto de los propios manifestantes como de las instituciones de seguridad interna.

Poco después de la independencia de Bangladesh en 1971, el gobierno estableció un sistema de cuotas para los empleos públicos que obligaba a que el 30 por ciento de los puestos se destinaran a combatientes de la guerra de liberación. A lo largo de las décadas, el beneficio se modificó para incluir a los hijos y nietos de combatientes por la libertad, personas con discapacidades, minorías étnicas y otros, lo que supuso un total del 56 por ciento de los empleos públicos[5]. Las protestas estudiantiles en 2018 obligaron al gobierno a eliminar el sistema de cuotas pero en junio de 2024 el Tribunal Supremo del país estableció como inconstitucional la supresión de dicho sistema y volvió a instaurarlo. Ante este hecho, los estudiantes protagonizaron durante varias semanas del mes de julio de 2024 una serie de protestas que se tornaron violentas por la participación del ejército, las fuerzas policiales y las referencias despectivas de la primera ministra hacia los manifestantes.

Ante la escalada de las protestas que suscitaron más de 10 mil detenciones y más de 200 muertes entre estudiantes y fuerzas del orden público y que provocaron una paralización parcial del país y un apagón en sus sistemas de comunicación a internet, el gobierno comenzó un diálogo con los manifestantes y adelantó una audiencia para apelar la decisión del tribunal sobre la cuestión de las cuotas gubernamentales. El 21 de julio el tribunal dictaminó que las cuotas que favorecen a los descendientes de los veteranos de la guerra de liberación no pueden superar el 5 por ciento, lo que en gran medida responde a las preocupaciones originales de los estudiantes. Sin embargo, las protestas continúan en menor medida, ahora dedicadas a demandar la liberación de los manifestantes encarcelados, juicios para los agentes policiales que asesinaron estudiantes y la renuncia de ministros del gobierno.

Si bien el argumento principal de las protestas consistió en que el sistema de cuotas es discriminatorio y permitía la contratación en puestos gubernamentales de personas que ya son partidarias del partido gobernante, tal situación actúa como una vía para la expresión de un descontento más amplio. El autoritarismo, la profunda corrupción dentro de las instituciones gubernamentales, la creciente inflación, un mercado laboral deficiente para los graduados universitarios y el empleo de esta situación como un arma política por las fuerzas de la oposición, constituyen los principales elementos que subyacen detrás de los sucesos por la eliminación del sistema de cuotas bangladesí. En resumen, a pesar de que no hubo una reacción generalizada y violenta ante los resultados electorales en enero, la posición estudiantil ante un sistema que consideraban injusto activó los resortes internos de una oposición marginada. «Una población que antes se mostraba tranquila ahora se ha movilizado y la oposición, que había luchado por movilizar a sus partidarios después de las elecciones, ha revivido. Tal vez lo más importante es que los estudiantes universitarios de Bangladesh, que han estado a la vanguardia de casi todos los movimientos políticos exitosos, se han activado»[6].

En el momento de redacción de este análisis, los medios de prensa locales e internacionales reportaron la renuncia y huida del país de la primera ministra Sheikh Hasina, anunciada oficialmente en un discurso televisado por el jefe del ejército[7]. El domingo 4 de agosto las manifestaciones en la capital, mantenidas desde el mes de julio, provocaron alrededor de 91 muertes entre los propios manifestantes y las fuerzas del orden público. Tanto reportes de los medios como The Washington Post, The New York Times, CNN, AP y el diario local Daily Star, ante la imposición de un toque de queda por el gobierno, el bloqueo de internet y la alusión por parte de Hasina que los manifestantes no eran estudiantes sino terroristas, la naturaleza del conflicto social ascendió a un nuevo nivel de radicalización. El desconocimiento de los reclamos estudiantiles sobre el sistema de cuotas ya eliminado, el pedido de justicia para las víctimas de las protestas de julio y la renuncia de miembros del gabinete ministerial condujo a una situación interna favorable que desembocó en la renuncia y huida de la dirigente que ostentaba el poder por más de 15 años. A ello debe sumársele la utilización de los reclamos estudiantiles por los partidos opositores y perseguidos por la Liga Awami para generar un panorama aún más desfavorable para la gestión política interna.

La renuncia de Hasina y la instauración de un gobierno provisional a cargo de lo militares significa el comienzo de un período de inestabilidad política en Bangladesh en un contexto en que, si bien la inflación era elevada y los pronósticos de crecimiento el PIB eran inferiores a años anteriores, el país se dirigía a transformarse en una nación de ingresos medios. La situación interna en Bangladesh hace pensar inevitablemente y salvando las diferencias, en los acontecimientos ocurridos en Sri Lanka en el año 2022. El cómo se manejará el país a partir de ahora y qué rumbo adoptará en un futuro inmediato, constituyen las primeras y más obvias interrogantes.

La geopolítica del Bangladesh actual

Con la emergencia del término Indo-Pacífico en las concepciones de política exterior y de seguridad de las principales potencias del área, la Bahía de Bengala y el océano Índico han adquirido una relevancia sin precedentes. La competencia por el control de las rutas marítimas y comerciales en esta zona en la que confluyen intereses chinos, indios, de los países del sudeste asiático y del propio Estados Unidos, convierten a esta región en un pilar estratégico para la geopolítica y la geoeconomía mundiales en la que la confrontación sino-estadunidense está en el centro de dicha competencia[8].

La ubicación estratégica de Bangladesh en el vértice de la Bahía de Bengala conlleva importantes responsabilidades como facilitador y conector entre regiones y potencias en competencia. El papel de Bangladesh en la reactivación de la conectividad regional tiene importancia global en la narrativa del Indo-Pacífico, lo que lo convierte en un actor clave en la configuración del futuro de la región.[9]

Bangladesh como vértice de la Bahía de Bengala se encuentra en la confluencia de las rutas comerciales y energéticas entre los hemisferios occidental y oriental y entre las regiones oceánicas del Índico y el Pacífico. De igual forma, la competencia por los yacimientos de petróleo y gas ubicados en la zona y por el acceso a regiones con una ubicación geográfica estratégica que domine los flujos marítimos, también constituyen aspectos muy relevantes que determinan las proyecciones tanto de India, China y Estados Unidos en la cuenca del Índico. Es por ello que Bangladesh ha sido cortejado principalmente por estas tres potencias, por lo que se ha visto en la necesidad de balancear inteligentemente sus relaciones internacionales a nivel regional y a nivel global. «El factor clave en el juego geopolítico de Bangladesh es su geografía. El país comparte fronteras terrestres con Myanmar y la India. Hacia el mar, Bangladesh mantiene tres de los 12 puertos de la bahía de Bengala (Chattogram, Mongla y Payra)»[10].

La posición bangladesí de un balance estratégico en sus relaciones exteriores con la premisa: «amistad con todos y malicia hacia nadie», expone la intención del país de trabajar con sus socios más importantes, principalmente para la consolidación de dos temas importantes: el desarrollo interno del país y la equidistancia en las confrontaciones regionales entre las grandes potencias fronterizas. En abril de 2023 Bangladesh publicó una Perspectiva del Indo-Pacífico centrada en la paz y el desarrollo y que promueve los principios del respeto a la soberanía nacional, la igualdad entre los países, la independencia política y la no interferencia en los asuntos internos. «Fortalecer la confianza mutua y forjar la cooperación al tiempo que se promueve el diálogo y el entendimiento con el objetivo de garantizar la paz, la prosperidad y la estabilidad es uno de los objetivos de la Perspectiva Indo-Pacífica de Bangladesh»[11].

La perspectiva inclusiva que ha defendido Bangladesh en su proyección hacia el Indo-Pacífico y el balance con sus socios fronterizos, ha conducido a un afianzamiento de las relaciones tanto con India como con China, dos potencias que disputan su supremacía regional y que a su vez mantienen niveles de confrontaciones en los planos geopolíticos, comercial y territorial. Los lazos históricos que posee con la India y su triple frontera, centran a Bangladesh como un aliado político y un punto clave dentro de la comunicación entre el noreste de la India y la India central, así como con las naciones del sudeste asiático. Es por ello que India siempre ha estado dispuesta a observar el panorama político y económico interno bangladeshí, ya que ello repercute en sus dinámicas internas y en la estabilidad y sensibilidades hacia su vecindario más inmediato y el que considera como su zona natural de influencia.

Desde que la Liga Awami llegó al poder en 2009, las relaciones bilaterales han alcanzado su punto máximo entre los dos países. Sin embargo, algunos problemas entre los dos países aún están por resolver, como las disputas por el agua, los asesinatos fronterizos, la tensión religiosa y las disputas fronterizas marítimas. Las matanzas en la frontera y la migración ilegal a veces generan tensión en las relaciones entre Bangladesh y la India.[12]

La rivalidad y competencia entre China y la India, más allá de lo acontecido por la denominada diplomacia de vacunas durante la pandemia de la COVID-19 en la que India aplazó el suministro de vacunas a Bangladesh en la segunda ola del virus, vacío que ocupó China mediante elevadas entregas de dosis de vacunas por concepto de obsequios y compromisos comerciales, también se refleja en lo que se denomina la competencia de puertos. Tras la visita de Hasina a India entre el 21 y 22 de junio de 2024, la India obtuvo los derechos operativos de una terminal en el puerto de Mongla, el segundo puerto marítimo más grande de Bangladesh después de Chittagong[13], en medio de la creciente influencia china en el Índico[14].

El reciente encuentro entre Hasina y Modi en Delhi actualizó las relaciones bilaterales en un contexto de recelos ante una posible inclinación de Bangladesh hacia China, que supuestamente socava los intereses indios en la región. Se acordó el empleo de la red ferroviaria bangladesí para el transporte de mercancías indias hacia su región noreste, además de ampliar las facilidades de tránsito a Nepal y Bután para las mercancías bangladesíes a través de sus redes ferroviarias y de una colaboración en materia de energía y electricidad mediante el comercio intrarregional para reducir los impactos del conflicto ruso-ucraniano en los precios de los combustibles fósiles[15]. «El acuerdo de conectividad energética con India permitirá a Bangladesh importar electricidad más barata y limpia producida a partir de fuentes renovables en Nepal y Bután, reduciendo así su dependencia de los combustibles fósiles importados para la producción de energía»[16].

En cuanto al aspecto económico y comercial, India ofrece acceso libre de impuestos a los productos textiles y prendas de vestir procedentes de Bangladesh, así como el trato preferencial y el status de nación más favorecida. En tal sentido, cabe resaltar que Bangladesh se ha convertido en el mayor socio comercial de India en el sur de Asia a su vez que India es el segundo mayor socio comercial del país, en el que sus transacciones bilaterales se realizan en monedas nacionales, específicamente en rupias indias[17]. En el aspecto de la defensa y seguridad, ambos Estados comparten una frontera terrestre que abarca los estados indios de Assam, Bengala Occidental, Mizoram, Meghalaya y Tripura, y realizan ejercicios militares conjuntos: el Ejército con el Ejercicio Sampriti, y la Marina con el Ejercicio Bongo Sagar. A su vez, la cuestión migratoria, especialmente el caso de los refugiados rohingyas procedentes de Myanmar y que afecta a los territorios indios fronterizos, es una cuestión álgida en las relaciones mutuas al igual que el contrabando de drogas y el tráfico de personas. La negociación de los tratados sobre los 54 ríos que comparten también constituye un tema de fricción entre las dos partes a pesar de que ya se han logrado acuerdos sobre las aguas del Ganges y del Río Kushiyara[18].

En el caso de China, las relaciones bilaterales están al nivel de asociación estratégica integral, elevada en la última visita de la ex primera ministra Hasina a China a inicios de julio de 2024. La adhesión de Bangladesh a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, al principio de una sola China y a la soberanía sobre Taiwán, constituyen las principales líneas de política exterior que aplica el gobierno bangladesí hacia su vecino asiático. En tal sentido, en el último encuentro de alto nivel se firmaron «los instrumentos de cooperación en el sector económico y bancario, el comercio y la inversión, la economía digital, el desarrollo de infraestructura, la asistencia en la gestión de desastres, la construcción del sexto y noveno puente de amistad entre Bangladesh y China, la exportación de productos agrícolas de Bangladesh y la conectividad entre personas»[19]. El comercio bilateral de enero a mayo de 2024 ascendió a 74.910 millones de yuanes con un crecimiento de 0,2% interanual, lo que convierte a China en el mayor socio comercial de Daca. Igualmente, la RPCh se posiciona como una de las mayores fuentes de inversión en el país surasiático con casi 700 empresas financiadas en territorio bangladesí y un stock inversionista de alrededor de 1.400 millones de dólares[20].

Por su parte, con Estados Unidos, los vínculos necesariamente se ubican bajo el espectro de la seguridad en la región, de la estrategia del Indo-Pacífico y de su competencia con China. «Estados Unidos y Bangladesh ya están cooperando en áreas como el cambio climático, la lucha contra el terrorismo, la seguridad marítima, el entrenamiento militar y el mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas»[21]. El vacío que dejó la administración Trump en su proyección en Asia del Sur permitió que el país se volcara con mayor dinamismo en sus relaciones multisectoriales con la RPCh. La renovada atención que el gobierno de Biden ha adoptado hacia esta zona, más allá de las referencias de que se dicha proyección es a través de la perspectiva de India, no se desmarca de la estrategia de contención a China, principalmente en una zona que esta ha ido ganando terreno. Sin embargo, en el plano político existen divergencias debido a las críticas que el gobierno estadounidense ha generado en relación con la legitimidad de las elecciones bangladesíes en 2014, 2018 y en enero de 2024.

En 2021, Estados Unidos impuso sanciones a la fuerza paramilitar de élite de Bangladesh, acusándola de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y violaciones de los derechos humanos. Ese mismo año, el presidente estadounidense Joe Biden no incluyó a Bangladesh en su Cumbre por la Democracia, en la que participaron 110 países.[22]

A pesar de estos eventos, el gobierno norteamericano ha intentado en reiteradas ocasiones sumar a Bangladesh a su estrategia indopacífica que incluye la membresía en el QUAD y en su iniciativa económica para el Indo-Pacífico (IPEF).

«En los últimos dos años, ambos países han aumentado su compromiso diplomático. Hasta ahora, se han realizado 19 visitas bilaterales de nivel medio y alto: Bangladesh envió siete delegaciones a los EE. UU., mientras que los EE.UU. enviaron 12»[23]. Ello responde a un cambio de enfoque en la estrategia estadounidense: alejarse de su enfoque tradicional en la India y adoptar una perspectiva bilateral. Estados Unidos es el mayor emisor de remesas a Bangladesh y el mayor importador de prendas de vestir, el que más ha contribuido a la crisis de los refugiados rohingyas en el país y un donante destacado de vacunas anti COVID-19 durante la pandemia.

En resumen, la política exterior de Bangladesh está derivada de su estratégica posición geográfica en la Bahía de Bengala, por un lado, y entre dos potencias regionales en su parte continental. La independencia y equilibrio en su proyección externa hacia India y China resulta un reto sensible si se tienen en cuenta las relaciones históricas, culturales y lingüísticas con India y los profundos vínculos económicos con China. El equilibrio en dichos vínculos constituye la clave del desarrollo interno del país y de su tránsito actual hacia una economía de ingresos medios. Sin embargo, el desafío que supone las relaciones con China y su sinergia con Estados Unidos, es otro escenario complejo a tener en cuenta por la política exterior bangladesí. 

A modo de conclusión

La independencia de Bangladesh en el año 1971, al calor del conflicto histórico entre India y Pakistán y de las desigualdades internas entre los territorios de Pakistán oriental y occidental, determinaron que el país al igual que sus vecinos de área, surgiera con indicadores económicos y sociales deprimidos y con una estabilidad interna que alternaba entre dictaduras militares y gobiernos ineficientes y de poca duración. El proceso democratizador en 1991 determinó la alternancia en el poder política de la Liga Awami bajo la jefatura de Sheikh Hasina y del Partido Nacionalista de Bangladesh.

La presidencia de la Liga Awami desde el 2009 y por 15 años consecutivos le otorgó al país una estabilidad política y un crecimiento económico sin precedentes. Bangladesh se convirtió de un país con indicadores de pobreza, en uno de ingresos medios y con perspectivas de ser un país industrializado a mediano plazo. Sin embargo, la permanencia en el poder de Hasina por tan largo período de tiempo ha supuesto la práctica de medidas autoritarias, represiones a los manifestantes, supresión de los derechos civiles en algunos casos, represalias ante los cuestionamientos a las acciones gubernamentales, persecución política a las organizaciones opositoras y respuestas violentas ante manifestaciones. Las elecciones parlamentarias de 2014, 2018 y 2024 han suscitado un rechazo interno y externo debido a la poca participación popular y a las medidas adoptadas por el gobierno de Hasina para sofocar a su oposición.

La instauración de un sistema de cuotas laborales que aseguraban el 30% de los puestos gubernamentales a los estudiantes graduados que fueran familiares de los luchadores por la independencia en 1971 derivó en un movimiento estudiantil que, si bien en un inicio comenzó de manera pacífica, se fue radicalizando por la negativa del gobierno a revocar la medida y las reacciones violentas de las fuerzas del orden público. El empleo de este panorama violento por parte de las fuerzas políticas opositoras al gobierno de la Liga Awami para generar un contexto social de caos y de protesta permanente no solo en contra del sistema de cuotas, sino que también en contra de la gestión gubernamental, produjo una situación interna inestable. La reciente renuncia y huida de Hasina del país y la conformación de un gobierno provisional bajo la tutela del mando militar, consolida un ambiente de inestabilidad y pone en riesgo la economía nacional y los logros del gobierno de la Liga Awami.

La lucha por la derogación del sistema de cuotas se convirtió en el detonante para la reivindicación de problemas sociales e insatisfacciones políticas suprimidas por el gobierno desde hace más de una década. El temor de una radicalización de las fuerzas que asumirán el poder, presumiblemente fuerzas de la oposición política tradicional (el Partido Nacionalista de Bangladesh, con posturas más reaccionarias, a favor de un giro más islámico del país y más inclinado a sus relaciones con China), indican el regreso hacia una ambiente inestable e imprevisible que influye de manera directa en la estabilidad de la región del sur de Asia y en sus relaciones con sus vecinos y socios tradicionales.

En este sentido, cabe resaltar que al mismo tiempo que Bangladesh geográficamente se única en el centro estratégico de la Bahía de Bengala, también se ha convertido en el vértice de las relaciones de India con el Sudeste Asiático y de China y su Iniciativa de la Franja y la Ruta para desembocar en el océano Índico. A su vez, para Estados Unidos, a pesar de sus divergencias en materia de democracia y transparencia política, los intereses de seguridad son palpables. El gobierno de Biden y su estrategia más proactiva hacia el Indo-Pacífico y la contención de China en la zona, han apostado por un cortejo a Bangladesh para que se adhiera a los mecanismos creados para detener el avance de la RPCh. No obstante, la estrategia de equilibrio estratégico aplicada por Bangladesh desde su independencia y reforzada con esta relevancia geopolítica y estratégica, posibilita el desarrollo interno del país.

Bangladesh se balancea entre grandes potencias regionales y mundiales. Su posición geográfica y su política exterior autónoma y equidistante la convierte en una potencia media regional. La inestabilidad política generada en julio de 2024 y que desembocó en un derrocamiento del gobierno a inicios de agosto de 2024 plantean numerosas interrogantes. La postura del nuevo gobierno provisional y del que posteriormente sea elegido, suscitará a la atención de los grandes poderes del área: India, China y Estados Unidos. El futuro de Bangladesh como potencia media en la zona de la Bahía de Bengala y el mantenimiento de los indicadores económicos y sociales alcanzados, dependerá en gran medida de un regreso a la estabilidad y de un gobierno alejado de manifestaciones radicales.

 

* Investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional, Especialista en Asia Meridional, Licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” de La Habana, Cuba; Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales por la Universidad de La Habana. Correo electrónico: sotesjulio@gmail.com

ORCID: 0000-0002-8066-9104

 

Referencias

[1] Mostofa, Shafi Md. «Bangladesh: Turmoil and Transition in a Fragile Democracy». LSE South Asia Centre, 26/02/2024, https://blogs.lse.ac.uk/southasia/2024/02/26/bangladesh-turmoil-and-transition-in-a-fragile-democracy/.

[2] Ídem.

[3] Dhaka Tribune. «ADB forecasts Bangladesh’s GDP growth at 6.1% in FY 2023-24, anticipates rise to 6.6%». Dhaka Tribune, 11/04/2024, https://www.dhakatribune.com/business/economy/343862/adb-forecasts-bangladesh-s-gdp-growth-at-6.1%25-in.

[4] CRI. «What milestones have Bangladesh crossed in 50 years?» The Center for Research and Information (CRI), 2021, https://cri.org.bd/2021/03/26/what-milestones-have-bangladesh-crossed-in-50-years/.

[5] Macdonald, Geoffrey. «What’s Behind Bangladesh’s Student Protests?» The United States Institute of Peace, 22/07/2024, https://www.usip.org/publications/2024/07/whats-behind-bangladeshs-student-protests.

[6] Ídem.

[7] Hasina llegó a la base aérea de Hindon en el estado indio de Uttar Pradesh a bordo de un avión de transporte C-130 y se reunió allí con el asesor de Seguridad Nacional indio Ajit Doval. (Ver: Gupta, Shishir. «PM Modi chairs high-level meet on Bangladesh unrest». Hindustan Times, 05/08/2024, https://www.hindustantimes.com/india-news/pm-modi-chairs-high-level-meet-on-bangladesh-unrest-101722870940008.html.

[8] Más del 80 por ciento del comercio marítimo de petróleo pasa por el océano Índico. El comercio de China con Oriente Medio, África y Europa transita por el océano Índico, mientras que el comercio marítimo de la India supera el 70 por ciento en volumen. El océano Índico también contiene recursos valiosos, como la pesca y los minerales.

[9] Karim, Tariq. «The Bay of Bengal and Bangladesh in the Indo-Pacific region». The Daily Star, 11/05/2023, https://www.thedailystar.net/opinion/news/the-bay-bengal-and-bangladesh-the-indo-pacific-region-3316926.

[10] Rahman, Zillur. «Bangladesh’s geopolitical position provides for unique opportunities». The Daily Star, 04/11/2021, https://www.thedailystar.net/views/opinion/news/bangladeshs-geopolitical-position-provides-unique-opportunities-2221461.

[11] Islam, Md Shariful. «The growing importance of Bangladesh in the Indo-Pacific». The Daily Star, 21/11/2023, https://www.thedailystar.net/opinion/views/news/the-growing-importance-bangladesh-the-indo-pacific-3474976.

[12] Alam, Alaul. «Geopolitical importance of Bangladesh». The Daily Observer, 04/09/2023, https://www.observerbd.com/news.php?id=435675.

[13] Aunque los detalles del acuerdo no son del todo públicos, la adquisición india en Mongla es el tercer intento exitoso de la India de operar puertos de ultramar en los últimos años, después de Chabbar en Irán y Sittwe en Myanmar. La gestión de la terminal portuaria de Mongla aumentará la influencia de la India sobre lugares marítimos clave en los lados occidental y oriental del océano Índico y reforzará su papel en la seguridad regional. Esto será fundamental para mejorar el comercio bilateral con Bangladesh. En segundo lugar, permitirá que la zona noreste de la India, que no tiene salida al mar, tenga oportunidades de comercio marítimo mediante un acceso alternativo al puerto de Calcuta, evitando el estrecho y congestionado corredor de Siliguri, y las inversiones en el puerto de Mongla darían a la India otro punto de apoyo en la Bahía de Bengala y en la región más amplia del océano Índico, que se está convirtiendo cada vez más en un escenario de competencia geopolítica (Ver: Kathju, Junaid. «Port wars: India’s Bangladesh deal seen as bid to curb China’s maritime ambition». South China Morning Post, 23/07/2024, https://www.scmp.com/week-asia/politics/article/3271542/port-wars-indias-bangladesh-deal-seen-bid-curb-chinas-maritime-ambition.

[14] En la actualidad, las empresas chinas participan en 17 puertos del océano Índico, de los cuales han construido 13 y tienen participaciones en ocho proyectos. La región del océano Índico es fundamental para la iniciativa de la Ruta Marítima de la Seda de China. Beijing está realizando inversiones sustanciales en puertos que van desde los 78 millones de dólares en Yibuti hasta los 1.600 millones de dólares en Gwadar, Pakistán. (Ver: Kathju, Junaid. Op. cit).

[15] El Banco Mundial identificó los productos petrolíferos como uno de los motores del aumento de las importaciones de Bangladesh en abril de 2023. Los altos costes del combustible y las importaciones también están impulsando los costes de generación de electricidad en Bangladesh, que pasaron de 7 céntimos/kWh en 2020 a unos 11 céntimos/kWh en 2023. Más de la mitad de toda la electricidad producida en el año fiscal 2022-23 en Bangladesh provino de centrales eléctricas de gas. Sin embargo, Bangladesh pasó a importar GNL, ya que las reservas de gas natural se están agotando debido a la creciente demanda.

[16] Qi, Wang. «China, Bangladesh elevate ties, broaden cooperation». Global Times, 10/07/2024, https://www.globaltimes.cn/page/202407/1315808.shtml.

[17] La India es el segundo mayor socio exportador, representando el 12% de las exportaciones totales a Bangladesh. El volumen total de comercio en el año fiscal 23 alcanzó los 14.220 millones de dólares (Ver IBEF. «India Bangladesh Trade». India Brand Equity Foundation, IBEF, 2024, https://www.ibef.org/indian-exports/india-bangladesh-trade).

[18] Drishti The Vision. «The relationship between India and Bangladesh». Drishti The Vision, 27/09/2022, https://www.drishtiias.com/mains-practice-question/question-1382.

[19] Hossain, Shahadat. «Bangladesh’s geopolitical balancing act». The Strategist, The Australian Strategic Policy Institute Blog, 07/08/2023, https://www.aspistrategist.org.au/bangladeshs-geopolitical-balancing-act/.

[20] Ha completado siete proyectos ferroviarios, 12 autopistas y construido 21 puentes y 31 centrales eléctricas en Bangladesh. En particular, desde que la Iniciativa de la Franja y la Ruta se expandió hacia la Bahía de Bengala, la parte china ha completado una serie de proyectos de ingeniería emblemáticos y de gran escala en Bangladesh, como el Puente Multiusos de Padma, el Túnel Bangabandhu Sheikh Mujibur Rahman y la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Dasherkandi (Ver: Wen, Yao. «China, Bangladesh always cooperate toward a better future». China Daily, 08/07/2024, https://www.chinadaily.com.cn/a/202407/08/WS668b696aa31095c51c50cf84.html). En total Durante la última década, China ha liberado 4.450 millones de dólares para 35 proyectos bajo la BRI en Bangladesh. Las empresas chinas han implementado importantes proyectos de infraestructura en sectores como el transporte, la energía, la electricidad y las comunicaciones en Bangladesh (Ver: Menon, Saranya. «Economic ties between China and Bangladesh. Dynamics and Implications». Organisation for Research on China and Asia, 05/02/2024, https://orcasia.org/article/589/economic-ties-between-china-and-bangladesh).

[21] Shatil, Aaqib Md. «PM Hasina’s Delhi Visit Energizes Bangladesh-India Relations». The Diplomat, 27/06/2024, https://thediplomat.com/2024/06/pm-hasinas-delhi-visit-energizes-bangladesh-india-relations/.

[22] Hossain, Shahadat. «Bangladesh’s geopolitical balancing act». The Strategist, The Australian Strategic Policy Institute Blog, 07/08/2023, https://www.aspistrategist.org.au/bangladeshs-geopolitical-balancing-act/.

[23] Rahman, Zillur. «Can the US Eagle Fly to Bangladesh?» The Daily Star, 18/02/2023, https://www.thedailystar.net/opinion/views/news/can-the-us-eagle-fly-bangladesh-3250961.

 

Referencias bibliográficas

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LA TRADICIÓN MILENARIA DEL PENSAMIENTO DE XI JINPING Y LAS DISPUTAS ENTRE CHINA Y LA UE

Giancarlo Elia Valori*

Foto: Spanish.Xinhuanet.Com

El 70º aniversario de la promulgación de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica es un gran acontecimiento para la comunidad internacional. También es de gran importancia que el presidente Xi Jinping lleve adelante la tradición milenaria de China de cooperación amistosa entre los ciudadanos de todos los países para promover la paz y el desarrollo mundiales. La República Popular China no está de acuerdo con la teoría de que un país fuerte debe buscar la hegemonía. El pueblo chino no lleva en la sangre el gen de oprimir a otros pueblos a través del militarismo o del llamado poder blando condicionante, o a través de bombas humanitarias que traen «libertad».

Hace setenta años, durante el movimiento de descolonización que surgió después de la Segunda Guerra Mundial, la causa de la independencia y la liberación nacional floreció en los países afroasiático-americanos, y esos nuevos países aspiraban a establecer relaciones internacionales igualitarias con aquellos Estados que hasta entonces habían dictado e impuesto sus leyes de manera imperial-colonialista.

Los países recién independizados siguieron esa tendencia histórica y defendieron conjuntamente los Cinco Principios chinos de respeto mutuo, soberanía, integridad territorial, no agresión mutua y no injerencia en los asuntos internos, sobre la base de la igualdad y el beneficio mutuo de la coexistencia pacífica.

Ya en 1954, la República Popular China y algunos países asiáticos emitieron declaraciones conjuntas en las que confirmaban que esos Cinco Principios se aplicarían en sus relaciones mutuas y en las relaciones de sus respectivos países con otros países de Asia y de todo el mundo. Se trata de una iniciativa importante en la historia de las relaciones internacionales y una contribución histórica a la creación de un nuevo tipo de relaciones internacionales justas y razonables.

Mirando hacia atrás, el presidente Xi Jinping no sólo expresa su profunda gratitud a la primera generación de líderes de China Popular, sino que también desarrolla y reafirma que estos Cinco Principios son una forma de respeto y solidaridad con las personas con visión de futuro en varios países que han insistido durante mucho tiempo en promover los valores de igualdad e independencia en el mundo.

Esto significa explorar la mejor manera de llevar adelante el establecimiento de un nuevo tipo de relaciones internacionales y construir juntos un orden mundial basado en la cooperación de beneficio mutuo.

Los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica se desarrollaron en Asia porque heredan la tradición ideológica de los pueblos asiáticos que abogan por la paz. Pueblos que nunca han intentado imponer sus ideas en otros continentes, ni en niveles políticos y económicos de pensamiento diferente, como sabemos que sucedió en Europa, que durante siglos se consideró la fuente de la verdad en todos los niveles, desde el social hasta el religioso.

La nación china siempre ha apoyado conceptos armoniosos en los que no debe haber uniformidad ni violencia que los impongan. No en vano, los países asiáticos siempre han defendido conceptos como la benevolencia, la caridad y la paz. Tagore, el gran poeta indio, escribió: «¿Crees que puedes lograr la amistad a través de la guerra? La primavera se escurrirá ante tus ojos».

El Presidente Xi Jinping siempre ha sostenido que los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica reflejan vívidamente las metas y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y les ofrecen una connotación visible, factible y alcanzable. No sólo representan las nuevas expectativas de los países asiáticos en materia de relaciones internacionales, sino que también encarnan el espíritu del estado de derecho internacional que debe unificar los derechos y las obligaciones, así como las responsabilidades de todos los países del mundo.

A través de esos principios, ya en el decenio de 1950, la República Popular China y algunos países asiáticos resolvieron viejas controversias. Por ejemplo, en la década de 1960, China y Myanmar (Birmania) resolvieron adecuadamente la cuestión fronteriza: los dos países firmaron un tratado fronterizo, que fue el primero de este tipo firmado por Nueva China con los países vecinos. Los dos países también firmaron el Tratado de Amistad y No Agresión, que nuevamente fue el primer tratado de paz y amistad entre países asiáticos.

Desde finales de la década de 1960, los Cinco Principios no sólo han echado raíces en Asia, sino que también se han arraigado profundamente y se han extendido por todo el mundo. El presidente Xi Jinping cree que, resumiendo la práctica de las relaciones internacionales, los Cinco Principios tienen una fuerte vitalidad. La propia India declaró hace poco que si se reconocieran los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica en las relaciones entre todos los países, casi no habría conflictos ni guerras en el mundo.

Es indiscutible que desde la época del liderazgo del Presidente Xi Jinping, los Cinco Principios, como principios abiertos e inclusivos del derecho internacional, han resistido la prueba de las vicisitudes de la situación mundial y encarnan los valores de la soberanía, la justicia, el estado de derecho y la democracia, entendida como la independencia de los Estados frente a la voluntad opresiva de los Estados más poderosos y no en el sentido propagandístico liberal como expresión política de partidos que representan a las clases privilegiadas y explotadoras que manejan el capital financiero.

De hecho, los Cinco Principios se están convirtiendo en las reglas fundamentales de las relaciones internacionales. Enmarcan científicamente las características esenciales del nuevo tipo de relaciones exteriores. Son una unidad interconectada, que se refuerza mutua e indivisiblemente, y son aplicables a las relaciones entre países de diversos sistemas sociales, niveles de desarrollo y tamaños.

En 1955, por ejemplo, los Diez Principios adoptados por la Conferencia de Bandung fueron una extensión y desarrollo de los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica. El Movimiento de los Países No Alineados, que surgió en el decenio de 1960, adoptó los Cinco Principios como guía fundamental. Las declaraciones pertinentes adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1970 y 1974 aceptaron los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica. Estos han sido adoptados por una serie de organizaciones internacionales y pactos y tratados en el mundo actual y han sido ampliamente reconocidos y respetados por la comunidad internacional.

De hecho, los Cinco Principios salvaguardan los derechos e intereses de los países en desarrollo. La esencia de los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica es que todos los países tienen la misma soberanía y se oponen al monopolio de cualquier país en los asuntos internacionales. Esto proporciona una poderosa arma ideológica para que los países en desarrollo defiendan su soberanía nacional y su independencia. Se convierten en una bandera para que estos países se unan, cooperen y se fortalezcan mutuamente a través de la solidaridad militante, que profundiza el entendimiento y la confianza mutuos, promueve la cooperación Sur-Sur, al tiempo que desarrolla y aumenta la cooperación Norte-Sur. El objetivo principal de los Cinco Principios es actualmente su contribución al establecimiento de un orden político y económico internacional más justo y razonable. Los Cinco Principios rechazan la ley de la selva en la que los fuertes pueden aprovecharse de los débiles. Ha sido un claro signo antiimperialista y anticolonialista desde las independencias de la década de 1960 que aceleraron el colapso del sistema colonial formal. En el contexto de la Guerra Fría, las «esferas de influencia» y otros métodos no lograron gestionar adecuadamente las relaciones entre los países, lo que llevó a conflictos regionales periféricos por la creciente interferencia. En marcado contraste, los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica abrieron un nuevo camino para la resolución pacífica de problemas de larga data y controversias internacionales entre países.

El mundo actual está experimentando cambios profundos y complejos. La tendencia de los tiempos de paz, desarrollo, cooperación y situaciones de ganar-ganar se está convirtiendo cada vez más en una comunidad de destino donde «nosotros estamos entre vosotros y vosotros estáis entre nosotros». Al mismo tiempo, la injusticia y la desigualdad en las relaciones internacionales siguen siendo evidentes, los desafíos globales están surgiendo uno tras otro, y varios conflictos regionales y guerras locales están teniendo lugar en muchos países sin la pantalla de las ideologías, pero con un claro intento de apoderarse de territorios ricos en recursos. Las personas, especialmente los niños, siguen viviendo en el fuego de la guerra, y muchos países en desarrollo siguen en las llamas de la guerra. La gente sigue padeciendo hambre y frío. Todavía queda un largo camino por recorrer para mantener la paz mundial y promover el desarrollo común.

En esta situación, el espíritu de los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica no es obsoleto, sino que sigue siendo plenamente pertinente. El significado de los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica no se diluye, sino que se profundiza; no se debilita, sino que se fortalece con el tiempo. La soberanía es el símbolo fundamental de la independencia nacional y la manifestación básica y garantía fehaciente de los intereses nacionales. La soberanía y la integridad territorial no pueden ser violadas y los países deben respetar los intereses fundamentales y las principales preocupaciones de los demás. Estas son verdades duras que no se pueden eludir en ningún momento y nunca debemos vacilar ante ellas.

El presidente Xi Jinping afirma que los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, son todos miembros iguales de la comunidad internacional y tienen los mismos derechos para participar en los asuntos internacionales. Los asuntos de cada país deben ser manejados por el pueblo de ese país. Debemos respetar los sistemas sociales y las vías de desarrollo elegidas independientemente por cada país y oponernos al uso de medios ilegales para subvertir el poder político legítimo de otros países por intereses u opiniones egoístas.

Además, la seguridad debe ser universal. Todos los países tienen derecho a participar en los asuntos de seguridad internacional y regional en pie de igualdad, y todos tienen la responsabilidad de mantener la seguridad internacional y regional.

Debe defenderse el concepto de seguridad común, mundial, cooperativa y sostenible y debe respetarse y protegerse la seguridad de cada país. Un país no puede estar seguro mientras otros países no lo estén, mientras que algunos países son seguros y otros no, por no hablar de la llamada seguridad absoluta a expensas de la seguridad de los demás. Por lo tanto, debemos fortalecer la cooperación internacional y regional, responder conjuntamente al creciente número de amenazas no tradicionales a la seguridad, luchar resueltamente contra todas las formas de terrorismo y erradicar su caldo de cultivo.

Cuando se trata de diferencias y controversias entre países, debemos insistir en resolverlas pacíficamente mediante el diálogo y la consulta, aumentar la confianza mutua mediante el diálogo y no recurrir a la fuerza ni amenazarla. La voluntad de usar la fuerza es un signo de pobreza moral. Solo la seguridad basada en la ética puede tener una base sólida y ser verdaderamente duradera. Tenemos que promover la construcción de una nueva arquitectura para la cooperación en materia de seguridad en Asia y el Pacífico que sea abierta, transparente y justa, y alentar a todos los países a salvaguardar conjuntamente la paz y la seguridad regionales y mundiales.

Algunos países se están volviendo cada vez más ricos, mientras que otros siguen siendo pobres y atrasados desde hace mucho tiempo. Esta situación es insostenible. Debemos salvaguardar y desarrollar conjuntamente una economía mundial abierta, promover conjuntamente un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado de la economía mundial, promover la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión, adherirnos a la cooperación regional abierta, oponernos a todas las formas de proteccionismo y oponernos a cualquier política de asistencialismo y chantaje.

Xi Jinping sostiene que debemos combinar los intereses nacionales de cada Estado con los intereses comunes de todos los países y esforzarnos por ampliar la convergencia en todas las direcciones posibles, porque no se trata de resolver un problema y dejar otro sin resolver, sino de encontrar soluciones aceptables para todas las partes. Tenemos que establecer activamente el nuevo concepto de ganar-ganar y ganar múltiplemente, y renunciar al viejo enfoque basado en la idea de que tú pierdes, yo gano y el ganador se lo lleva todo.

Teniendo esto en cuenta, los derechos y las responsabilidades deben ser compartidos, trabajar juntos para abordar los crecientes problemas mundiales como el cambio climático, la seguridad energética y de los recursos, la seguridad de las redes y los grandes desastres naturales, y para proteger conjuntamente la tierra, nuestro hogar, del que depende la humanidad.

El respeto del derecho internacional es la base de los principios fundamentales universalmente reconocidos de las relaciones internacionales. Utiliza normas uniformemente aplicables para distinguir el bien del mal, promover la paz y buscar el desarrollo. En la comunidad internacional, el derecho debe ser la norma común. No hay ley que se aplique solo a los demás pero no a nosotros, y no hay ley que se aplique solo a nosotros pero no a los demás. No debe haber dobles raseros en la aplicación de la ley. Debemos salvaguardar conjuntamente la autoridad y la seriedad del derecho internacional y el orden internacional, que han sido violados en los últimos años. En nombre del estado de derecho, todos los países deben ejercer sus derechos de conformidad con la ley y oponerse a la distorsión del derecho internacional y a la violación de los intereses legítimos de otros países y a la amenaza a la paz y la estabilidad.

En cuanto al desarrollo de las tesis de Xi Jinping, cinco años después de la pandemia, el reciente viaje a Francia ―con motivo del 60º aniversario de las relaciones diplomáticas entre China y Francia―, Hungría y Serbia, dio al líder chino la oportunidad de reafirmar sus tres iniciativas para el desarrollo global, la seguridad global y la civilización global, señalando la dirección de la sociedad humana hacia estas tres dimensiones, proporcionar orientación estratégica a las relaciones internacionales de China.

Xi Jinping ya ha argumentado recientemente que la recuperación económica mundial es frágil y débil. Uno tras otro están surgiendo varios desafíos de seguridad. Siguen existiendo malentendidos, distanciamientos e incluso conflictos entre diferentes civilizaciones, y los déficits en materia de paz, desarrollo, seguridad y gobernanza siguen aumentando.

Centrándose en promover el desarrollo y el progreso de la sociedad humana, en los últimos años el presidente Xi Jinping ha contribuido a la mejora del escenario internacional y a la gestión y mediación en los desafíos globales y la solución de problemas.

La paz, la estabilidad, la abundancia de materiales y la riqueza espiritual son los objetivos fundamentales del desarrollo. El desarrollo es la base material de la seguridad y la civilización, y la seguridad es el requisito previo fundamental para todo esto. El presidente Xi Jinping enfatiza que se complementan y unen a la comunidad internacional para fortalecer la cooperación y abordar los desafíos juntos, una vez que se cree un amplio consenso que beneficie a todos, pero que sea equilibrado, coordinado e inclusivo.

Más de 100 países y organizaciones internacionales han apoyado la Iniciativa para el Desarrollo Mundial; más de 70 se han unido al Grupo de la Iniciativa de Desarrollo Global, y casi 30 países y organizaciones internacionales han firmado memorandos de entendimiento sobre cooperación con la República Popular China. Además, la Iniciativa para el Desarrollo Mundial está plenamente en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y sigue de cerca las necesidades más urgentes de los países en desarrollo para satisfacer las necesidades de subsistencia de las personas, promueve la creación de plataformas de cooperación y asociaciones en ámbitos clave como la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria, la industrialización y la conectividad en la era digital, así como profundizar la cooperación práctica y fortalecer el intercambio de conocimientos sobre el desarrollo en beneficio de la mayoría de los países en desarrollo.

Además, tenemos que insistir en la promoción de la paz y la negociación sobre cuestiones candentes como la crisis ucraniana y el conflicto palestino-israelí, y encontrar soluciones políticas a nuevas crisis mundiales, como la cuestión climática.

La Iniciativa para la Civilización Mundial aboga por el respeto de la diversidad de las civilizaciones del mundo, la promoción de los valores comunes de toda la humanidad, la importancia del patrimonio y la innovación de las civilizaciones, el fortalecimiento de los intercambios internacionales y la cooperación entre los pueblos, y la promoción de la coexistencia inclusiva, los intercambios y el aprendizaje mutuo entre las diferentes civilizaciones.

Las tres iniciativas propugnadas por el Presidente Xi Jinping han echado raíces y están llevando a la comunidad internacional en la dirección correcta del desarrollo común, la paz y la estabilidad a largo plazo. De cara al futuro, China seguirá trabajando con todas las partes para aplicar activamente las tres iniciativas encaminadas a una comunidad mundial de futuro compartido.

En cuanto a las fricciones comerciales entre China y la Unión Europea, surge la siguiente pregunta: ¿cooperación o confrontación? Por lo tanto, la UE se encuentra en una encrucijada crítica en sus relaciones con China.

El «Financial Times» del Reino Unido informó el 27 de enero que muchas empresas fotovoltaicas europeas han anunciado recientemente el cierre de fábricas, y que la UE está considerando imponer aranceles punitivos o investigaciones antidumping a los productos fotovoltaicos chinos, así como implementar subsidios para alentar a los países a mantener las fábricas en funcionamiento.

En este sentido, los medios de comunicación alemanes criticaron el hecho de que las empresas fotovoltaicas europeas no tengan ventajas técnicas evidentes y que las llamadas «subvenciones» no tendrán ningún efecto sustancial. Incluso la Asociación Alemana de Energías Renovables advirtió que apuntar ciegamente a la inversión y a las empresas chinas podría amenazar a los trabajadores empleados en trabajos relacionados en Europa.

Europa se beneficia del sistema multilateral de comercio. En un artículo dos días después, «The Wall Street Journal» afirmaba que esta era precisamente la razón por la que Bruselas podría reintroducir el sistema trumpiano, que persigue el «America First» y la antiglobalización. La elección del presidente de Estados Unidos causa preocupación. Algunos observadores creen que la repetida defensa de la Comisión Europea de que la «reducción del riesgo» no equivale a un «desacoplamiento» demuestra que la UE cree que «desacoplar y desconectar» la economía china no le conviene. Tanto el Parlamento Europeo como los Estados Unidos celebrarán importantes elecciones este año. Cómo llevarse bien con China pondrá a prueba la sabiduría política de los líderes europeos. Como es bien sabido, China está dispuesta a entablar un diálogo con la UE sobre la estabilidad de la cadena de suministro para eliminar las dudas mutuas. Y se cree que mientras Europa se adhiera a la independencia estratégica, el mundo no repetirá los errores de la Guerra Fría y la confrontación de bloques.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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ENTRE LA JUNGLA Y LA CIUDAD. EL MUNDO EN TIEMPOS DE INSEGURIDAD

Alberto Hutschenreuter*

Imagen de Prawny en Pixabay

Hace unos meses, el representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad, Josep Borrell, advirtió que la jungla que existía más allá de la UE podría, finalmente, extenderse a este territorio de normas, centralización y cohesión social. Es decir, el lugar donde predomina la lucha por la supervivencia, aquel donde sobrevive el más apto, terminaría invadiendo el sitio de orden posestatal del globo.

El alto funcionario terminó reconociendo que sus palabras no fueron las más convenientes y se disculpó. Seguramente, cuando se refirió a la jungla estaba pensando en Rusia, China, las migraciones, los territorios de fisión, las guerras, las pandemias, el deterioro medioambiental, entre otros. Fue casi como decir, «nosotros y, allá afuera, los bárbaros. Precavamos».

Hay mucho más que podría haber dicho Borrell para traer cierto equilibrio, por ejemplo, que cuatro de los mayores vendedores de armas del mundo pertenecen a esa zona «superada» o «jardín» que es la UE y otros países europeos (Francia, Alemania, Italia y Reino Unido); también podría haber dicho que si la muerte se extiende desde hace más de un año en Ucrania es porque nadie en Europa parece dispuesto a que se imponga un cese de fuego (logrado éste se deberá trabajar por un acuerdo). Esta última observación es pertinente, pues si Europa  se precia de ser la urbanidad moderna en un mundo bajo el imperio del darwinismo, su diplomacia debería ser la más influyente.

En rigor, el mundo no es una jungla, o para decirlo en términos «hobbesianos», un mundo en estado de naturaleza donde todos luchan contra todos para lograr sobrevivir. Es cierto que, a diferencia de lo que sucede en los Estados donde predomina la centralización, es decir, existe un centro o gobierno que establece normas o pautas de convivencia, en la relaciones internacionales predomina la descentralización, esto es, no existe ningún gobierno que, con carácter imperativo, regule o norme dichas relaciones. En términos de Raymond Aron, un pensador desafortunadamente cada vez más olvidado, se trata de «relaciones entre unidades políticas, cada una de las cuales reivindica el derecho de hacerse justicia a sí misma y de ser la única dueña de la decisión de combatir o de no hacerlo».

Sin embargo, a pesar de esa descentralización (de allí que se hable de anarquía internacional) y esa reivindicación que destaca Aron, los Estados han logrado construir un sistema o modelo basado en el multilateralismo, que tiende a sofrenar los instintos de poder, influencia e intereses de los mismos. Dicho modelo institucional, que es la cara opuesta del denominado modelo relacional o de poder, permite que las relaciones internacionales no sean una jungla ni tampoco una densa urbe sin semáforos, como suelen decir los expertos.

El profesor Fulvio Attinà describe con notable precisión lo relativo con la forma organizativa en la política internacional: «En su conjunto, las reglas o instituciones son los medios para realizar la mediación entre las tendencias situadas en los dos extremos posibles del sistema desigual y paritario de Estados: la tendencia jerárquica que llega hasta el dominio imperial del más poderoso; y la tendencia paritaria del respeto a la autonomía del Estado concreto».

El modelo institucional tiende a reforzarse cuando existe una configuración u orden internacional, que es lo más próximo a lo que habitualmente se conoce como paz. La paz internacional implica la predominancia de un orden internacional.

El problema que afronta el mundo en el siglo XXI es que hace tiempo no hay una configuración internacional, al menos desde 2008 cuando el impacto que produjo la crisis financiera impulsó lo que se considera fue el último esfuerzo de cooperación entre Estados para intentar superar una crisis. A partir de entonces, el multilateralismo fue descendiendo cada vez más y el modelo multipolar o de “Estados primero” volvió a ser la realidad predominante.

Pero, además de la ausencia de un orden, aquellos que deberían diseñarlo se encuentran en discordia, como sucede entre Estados Unidos y China, o bien en situación de confrontación indirecta, como sucede entre Occidente y Rusia, el nivel estratégico de la guerra en Ucrania. Asimismo, las discordias y querellas predominan entre los poderes intermedios, situación que restringe incluso aquello que parece considerar Henry Kissinger: «un concepto de orden dentro de las distintas regiones».

La tendencia del mundo hacia los extremos del modelo relacional lleva a que aumenten la inseguridad entre los Estados, no solo por cuestiones que atañen a retos propios de los Estados, sino en materia de amenazas que no provienen de ellos, por caso, los virus, pues en un mundo donde la concentración en la primacía nacional es cada vez más abrumadora se resiente la necesaria cooperación internacional. 

Es decir, pierden relevancia estratégica los regímenes internacionales, los «semáforos» de la gran urbe internacional. La inseguridad aumenta, los conflictos se disparan, se extienden los territorios desgobernados, se incumplen pactos relativos con el cuidado del planeta, las armas nucleares, etc. En otros términos, se «recarga» la característica central de las relaciones entre Estados: la condición anárquica que reina entre ellos.

En este contexto, que por ahora no presenta salidas, sobre todo considerando lo que puede ocurrir con la guerra en Ucrania, es decir, su posible escalada, pero también sus consecuencias ante un posible (aunque muy difícil) acuerdo, queda una luz encendida: la interdependencia económica, la conectividad, los vínculos transnacionales, etc.

Siempre nos quedará el factor comercio-económico, el que también sufre una serie de realidades disruptivas como consecuencia de la falta de orden, la pandemia y la guerra. En este sentido, dicho factor es un poco un sucedáneo de un orden internacional: solo basta considerar que los lazos económicos entre Estados Unidos y China y entre la UE y este último país ascienden a más de 1,2 billones de dólares.

Pero el factor comercio-económico no implica un orden internacional, es nada más que un «sustituto» para tiempos de incertidumbre e inseguridad. La globalización no supone la superación de la anarquía internacional, es decir, la competencia entre Estados. La experiencia nos dice que los verdaderos órdenes se lograron a partir de los Estados, pues éstos, más allá del avance tecnológico, la digitalización y la inteligencia artificial (nuevas temáticas que podrían implicar nuevas problemáticas), continúan configurando la estructura de las relaciones internacionales.

 

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

 

Artículo publicado el 29/04/2023 en Abordajes, http://abordajes.blogspot.com/