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CHINA Y LA IA NECESITAN EN EL CAMPO DE LA SEGURIDAD

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

En la tarde del 11 de diciembre de 2020, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (CPC) celebró la 26ª Sesión de Estudio Colectivo dedicada a la seguridad nacional. En esa ocasión, el Secretario General del Comité Central del PCC, Xi Jinping, destacó que la labor de seguridad nacional era muy importante en la gestión de los asuntos de Estado del Partido, así como para asegurar que el país fuera próspero y que la gente viviera en paz.

En vista del fortalecimiento de la seguridad nacional, China debe adherirse al concepto general de seguridad nacional; aprovechar y hacer un buen uso de un período importante y propicio a nivel estratégico para el desarrollo del país; integrar la seguridad nacional en todos los aspectos del CPC y la actividad del Estado y considerarla en la planificación del desarrollo económico y social. En otras palabras, necesita construir un modelo de seguridad con miras a promover la seguridad internacional y la paz mundial y ofrecer fuertes garantías para la construcción de un país socialista moderno.

En este sentido, un nuevo ciclo de revolución tecnológica impulsada por la IA y la transformación industrial está en aumento en el Imperio Medio. Impulsada por nuevas teorías y tecnologías como Internet, servicios de telefonía móvil, big data, supercomputación, redes de sensores y ciencias del cerebro, la IA ofrece nuevas capacidades y funcionalidades como la integración intersectorial, la colaboración hombre-máquina, la inteligencia abierta y el control autónomo. El desarrollo económico, el progreso social, la gobernanza mundial y otros aspectos tienen un impacto importante y de largo alcance.

En los últimos años, China ha profundizado la importancia de la IA y las perspectivas de desarrollo en muchos campos importantes. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es un importante punto de partida estratégico para hacer frente al desafío de la competencia tecnológica mundial.

¿Cuál es el estado actual del desarrollo de la IA en China? ¿Cómo son las tendencias actuales de desarrollo? ¿Cómo se orientará y liderará en el futuro el desarrollo seguro, ordenado y saludable de la industria?

La brecha actual entre el desarrollo de la IA y el nivel avanzado internacional no es muy amplia, pero la calidad de las empresas debe ser “igualada” con su cantidad. Por esta razón, se están haciendo esfuerzos para expandir escenarios de aplicaciones, mejorando la seguridad de datos y algoritmos.

El concepto de IA de tercera generación ya está avanzando y progresando y hay esperanzas de resolver el problema de seguridad a través de medios técnicos distintos de las políticas y reglamentos, es decir, que no sean meras conversaciones.

La IA es un motor de las nuevas etapas de la revolución tecnológica y la transformación industrial. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es una cuestión estratégica para que China aproveche nuevas oportunidades en la organización de la transformación industrial.

Comúnmente se argumenta que la IA ha pasado por dos generaciones hasta ahora. La IA1 se basa en el conocimiento, también conocido como “simbolismo”, mientras que la IA2 se basa en datos, big data y su “aprendizaje profundo”.

La IA comenzó a desarrollarse en la década de 1950 con el famoso Test de Alan Turing (1912-54), y en 1978 comenzaron los primeros estudios sobre IA en China. En la IA1, sin embargo, su progreso fue relativamente pequeño. Los progresos reales se han logrado principalmente en los últimos 20 años, por lo tanto, la IA2.

La IA es conocida por la industria de la información tradicional, normalmente las empresas de Internet. Esto ha adquirido y acumulado un gran número de usuarios en el proceso de desarrollo, y luego ha establecido los patrones o perfiles correspondientes basados en estas adquisiciones, es decir, el llamado “gráfico de conocimiento de las preferencias del usuario”. Tomando como ejemplo la entrega de algunos productos, decenas o incluso cientos de millones de datos consistentes en las posiciones de los usuarios y distribuidores, así como la información sobre la ubicación de los compradores potenciales, se incorporan a una base de datos y luego se emparejan y optimizan a través de algoritmos de IA: todo esto obviamente mejora la eficacia del comercio y la velocidad de entrega.

Al mejorar las industrias tradicionales de esta manera, se han logrado grandes beneficios. China está liderando el camino y está a la vanguardia en este sentido: reconocimiento facial, altavoces inteligentes, servicio inteligente al cliente, etc. En los últimos años, no sólo un número creciente de empresas ha comenzado a aplicar la IA, sino que la propia IA también se ha convertido en una de las direcciones profesionales que preocupa a los candidatos en los exámenes de ingreso a la universidad.

Según las estadísticas, hay 40 empresas de IA en el mundo con una facturación de más de mil millones de dólares, 20 de ellas en Estados Unidos y unas 15 en China. En términos cuantitativos, China ocupa firmemente el segundo lugar. Cabe señalar, sin embargo, que aunque estas empresas tienen altas calificaciones, su rentabilidad sigue siendo limitada y la mayoría de ellas incluso pueden arrojar pérdidas.

El sector principal de la IA debería ser independiente de la industria de la información y debería abrirse cada vez más al transporte, la medicina, el tejido urbano y las industrias lideradas independientemente por la tecnología de IA. Estos sectores ya se están desarrollando en China.

China representa más de un tercio de las empresas emergentes de IA del mundo. Y aunque la cantidad es alta, la calidad aún debe mejorarse. En primer lugar, los escenarios de aplicación son limitados. Además del reconocimiento facial, la seguridad, etc., otros campos no son fáciles de usar y están expuestos a riesgos como 1) inseguridad de datos y 2) inseguridad del algoritmo. Estos dos aspectos son actualmente los principales factores que limitan el desarrollo de la industria de la IA, que corre el peligro de ser presa de hackers de origen conocido.

Con respecto a la inseguridad de los datos, sabemos que el efecto de las aplicaciones de IA depende en gran medida de la calidad de los datos, lo que implica problemas de seguridad como la pérdida de privacidad (es decir, la seguridad del Estado). Si no se resuelve el problema de la protección de la privacidad, la industria de la IA no puede desarrollarse de manera saludable, ya que estaría trabajando para terceros «desconocidos».

Cuando iniciamos sesión en una página web y nos dicen que lo más importante para ellos es la privacidad de los usuarios, esto es una mentira ya que incluso los hackers adolescentes conocen programas para violarla: al menos China nos habla de la risa de tales declaraciones políticamente correctas.

El segundo tema importante es la inseguridad del algoritmo. El llamado algoritmo inseguro es un modelo que se utiliza en condiciones específicas y no funcionará si las condiciones son diferentes. Esto también se denomina “inconsistencia”, es decir, la vulnerabilidad del algoritmo al entorno de prueba.

Tomando como ejemplo la conducción autónoma, es imposible considerar todos los escenarios durante la formación de IA y hacer frente a nuevas emergencias cuando se producen eventos inesperados. Al mismo tiempo, esta vulnerabilidad también hace que los sistemas de IA sean permeables a ataques, engaños y fraudes.

El problema de la seguridad en la IA no radica en los discursos y palabras vacíos de los políticos, sino que debe resolverse desde un punto de vista técnico. En esta distinción se basa la IA3.

Tiene una ruta de desarrollo que combina la IA basada en el conocimiento de primera generación y la IA basada en datos de segunda generación. Utiliza los cuatro elementos -conocimiento, datos, algoritmos y potencia informática- para establecer una nueva teoría y métodos interpretables y robustos para una tecnología segura, creíble y confiable.

Por el momento, la IA2 caracterizada por el aprendizaje profundo todavía se encuentra en una fase de crecimiento y, por lo tanto, surge la pregunta de si la industria puede aceptar el concepto de desarrollo de la IA3.

Como se ha visto anteriormente, la IA se ha estado desarrollando durante más de 70 años y ahora parece ser un “prólogo”.

Actualmente la mayoría de la gente no es capaz de aceptar el concepto de IA3 porque todo el mundo esperaba más avances en la IA2. Todo el mundo sentía que la IA podía seguir desarrollándose confiando en el aprendizaje y no en el procesamiento. Los primeros pasos de la IA3 en China tuvieron lugar a principios de 2015 y en 2018.

La AI3 tiene que resolver problemas de seguridad desde un punto de vista técnico. En concreto, el enfoque consiste en combinar conocimientos y datos. Algunas investigaciones relacionadas se han llevado a cabo en China en los últimos cuatro o cinco años y los resultados también se han aplicado a nivel industrial. La plataforma de seguridad de datos RealSecure y la plataforma de seguridad de algoritmos RealSafe son evidencia directa de estos éxitos.

Lo que hay que subrayar es que estas actividades sólo pueden resolver problemas de seguridad particulares en circunstancias específicas. En otras palabras, el problema de la seguridad de la IA aún no ha encontrado una solución fundamental, y es probable que se convierta en un tema de larga duración sin una solución definitiva ya que —sólo para usar una metáfora— una vez que se encuentra el candado, siempre hay un ladrón experto. En el futuro, el campo de la seguridad de la IA estará en un estado de confrontación continua entre la infracción externa y la defensa interna, por lo tanto, los algoritmos deben actualizarse constante y continuamente.

La progresión de la IA3 será un proceso natural a largo plazo. Afortunadamente, sin embargo, hay una característica importante de IA, es decir, que cada resultado puesto en la mesa siempre tiene un gran valor de aplicación. Esta es también una de las razones importantes por las que todos los países conceden gran importancia al desarrollo de la IA, ya que su interés nacional y su independencia real están en juego.

Con cambios en todo el mundo y una economía global en profunda recesión debido a Covid-19, el próximo 14º Plan Quinquenal (2021-25) de la República Popular China será la hoja de ruta para alcanzar los objetivos de desarrollo del país en medio de la agitación global.

Dado que la IA está incluida en el plan antes mencionado, su desarrollo también abordará muchos “cuellos de botella de seguridad”. En primer lugar, existe una amplia brecha en la innovación y aplicación de la IA en el campo de la seguridad de la red, y muchos escenarios todavía están en la etapa de exploración e investigación académica.

En segundo lugar, la IA carece de una evaluación sistemática de la seguridad y existen graves riesgos en todos los aspectos del software y el hardware. Además, el entorno de investigación e innovación en materia de seguridad de la IA aún no está en su apogeo y la industria nacional china pertinente aún no está en la primera posición, buscando más experiencia.

Desde 2017, en respuesta al Plan de Desarrollo de la IA3 emitido por el Consejo de Estado, 15 Ministerios y Comisiones, entre ellos el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Comisión de Desarrollo y Reforma, etc., han establecido conjuntamente una plataforma de innovación. Esta plataforma está formada por empresas líderes en la industria, centrándose en la innovación abierta en el segmento de IA.

En la actualidad, gracias a esta plataforma, se han logrado muchos logros en el ámbito de la seguridad. Como primer equipo del mundo en llevar a cabo investigaciones sobre infraestructura de IA desde una perspectiva de implementación del sistema, se han encontrado más de 100 vulnerabilidades en los principales marcos de aprendizaje automático y componentes dependientes en China.

El número de vulnerabilidades hace que los investigadores chinos ocupen el primer lugar en el mundo. Al mismo tiempo, se está estudiando un futuro plan de innovación -desarrollado y lanzado para abrir decenas de miles de millones de big data de seguridad- para promover la solución a aquellos problemas que necesitan actualizaciones continuas.

El informe de trabajo del gobierno promueve la cooperación académica e impulsa a la industria y a las universidades a llevar a cabo investigaciones innovadoras sobre tres aspectos: a) comparación de la seguridad del algoritmo de IA; 2) Detección de seguridad de infraestructura de IA; 3) Aplicaciones de IA en escenarios clave de seguridad del ciberespacio.

A través de investigaciones teóricas y básicas de última generación, también necesitamos proporcionar reservas técnicas para la construcción de plataformas básicas de hardware de IA y software de código abierto (es decir, programas que no están protegidos por derechos de autor y pueden ser modificados libremente por los usuarios) y plataformas de detección de seguridad de IA, a fin de reducir los riesgos inherentes a la tecnología de seguridad de IA y garantizar el desarrollo saludable de la propia IA.

Con referencia específica a la seguridad, el 23 de marzo se anunció que los Ministros de Asuntos Exteriores chino y ruso habían firmado una declaración conjunta sobre diversas cuestiones actuales de gobernanza mundial.

La declaración subraya que la continua propagación de la pandemia Covid-19 ha acelerado la evolución de la escena internacional, ha causado un nuevo desequilibrio en el sistema de gobernanza global y ha afectado el proceso de desarrollo económico, mientras que han surgido nuevas amenazas y desafíos globales uno tras otro y el mundo ha entrado en un período de cambios turbulentos. La declaración hace un llamamiento a la comunidad internacional para dejar de lado las diferencias, construir el consenso, fortalecer la coordinación, preservar la paz mundial y la estabilidad geoestratégica, así como promover la construcción de un orden internacional multipolar más equitativo, democrático y racional.

En vista de garantizar todo esto, la independencia consagrada por el derecho internacional obviamente no es suficiente, ni la posesión de disuasión nuclear. Lo que se necesita, en cambio, es el control absoluto de la seguridad de la información en el país, que a su vez orienta y dirige los sistemas de armas, cuyo control remoto es la presa codiciosa de los sospechosos habituales.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y ENERGÍA RENOVABLE: LAS NUEVAS FRONTERAS DE LA GEOPOLÍTICA DURANTE Y DESPUÉS DE LA PANDEMIA

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

La pandemia Covid-19, que desde principios del año pasado ha afectado a todo el planeta con efectos trágicos y, debido a la presión inercial, parece destinada a continuar durante la mayor parte del año en curso, no sólo ha tenido efectos muy graves en términos de mortalidad general (más de 2,5 millones de muertes hasta la fecha), sino que también ha generado consecuencias económicas y sociales catastróficas en muchos países del mundo, empezando por Italia.

Tan pronto como la crisis pandémica haya terminado finalmente desde el punto de vista de la salud, los gobiernos de todos los países afectados encontrarán necesariamente los instrumentos adecuados para poner la economía de nuevo en marcha buscando nuevas oportunidades de desarrollo y recuperación que, si se aprovechan y aplican adecuadamente, en la próxima década podrían hacernos vivir en un mundo mejor que el que dejamos atrás.

El pasado mes de diciembre, un think tank de economistas autorizados, copresidido por el profesor Mario Draghi, concretamente el “Grupo de los Treinta”, publicó los resultados de un estudio titulado “Reviviendo y reestructurando el sector corporativo después de Covid: Diseñando intervenciones de políticas públicas”.

El estudio parte de la observación de que la epidemia “ha cambiado drásticamente los paradigmas empresariales en todo el mundo, desencadenando una crisis de solvencia para las empresas de muchos países”.

Esta es ahora una crisis estructural que requiere que políticos y gobiernos encuentren instrumentos de apoyo financiero para las empresas que puedan reiniciar la producción y el desarrollo.

El camino indicado por el “Grupo de los Treinta” es complejo, pero parte de la necesidad de que los políticos proporcionen inmediatamente apoyo proactivo a las empresas del sector privado que ya han demostrado capacidades reales de resiliencia, de modo que los «escasos recursos públicos» se dirijan hacia sectores que puedan recuperarse rápidamente e impulsar el relanzamiento de la economía mundial.

En este sentido, el «Grupo de los Treinta” recomienda que “los responsables políticos consideren cuidadosamente la asignación de recursos… que no se deben desperdiciar en subvenciones a sectores condenados al fracaso”, sino más bien asignados a sectores que pueden recuperarse de la crisis rápidamente y de una manera social y económicamente aceptable.

Los primeros sectores identificados por el ‘Grupo de los Treinta’ como merecedores de apoyo inmediato por su potencial para impulsar la recuperación son la digitalización y la economía “verde”.

Por lo tanto, no es casualidad que en el programa del gobierno italiano ahora dirigido por el profesor Draghi, la “revolución digital y la economía verde” sean las principales prioridades para las intervenciones estratégicas que se implementarán con los fondos del Plan Europeo de Recuperación.

Si se combina adecuadamente con el apoyo público a formas inteligentes, inteligentes y eficaces de interacción mutua, digitalización y economía verde puede ser decisivos no sólo en la “recuperación” postpandémica, sino que también puede ofrecer a nuestros hijos un mundo mejor, más eficiente y saludable que el que vivimos antes de que el coronavirus devastara nuestras vidas.

La pandemia, sin embargo, ha golpeado al mundo entero independientemente de las fronteras, tensiones políticas, problemas regionales, guerras o disturbios.

Ha afectado a Occidente y Oriente, al Norte y al Sur, sin discriminación entre ricos y pobres. Por lo tanto, el fin de la crisis podría dar a los políticos la oportunidad de un nuevo comienzo, también bajo la bandera de nuevas formas de solidaridad y cooperación internacional que, además del Covid-19, eliminarán las barreras anticuadas y anti cíclicas que podrían dañar gravemente la “construcción de un mundo mejor”.

En este sentido, no es casualidad que el primer compromiso internacional del Papa Francisco para el año 2021 fuera visitar el desafortunado Iraq no sólo para llevar solidaridad a los cristianos perseguidos y exterminados por el califato, sino sobre todo para construir un puente hacia los musulmanes chiítas y sunitas en nombre de su descenso común de Abraham.

El encuentro del Papa con el ayatolá Al Sistani, la figura religiosa más alta del mundo chiíta, muestra que la posibilidad de abrir canales de diálogo entre entidades políticas y religiosas separadas por siglos de enemistad es concreta y factible, incluso a la vista del renacimiento postpandémico.

El mensaje del Papa Francisco debería llegar también al nuevo presidente católico de Estados Unidos que, unas semanas después de asumir el cargo en la Casa Blanca, mostró —en sus primeros movimientos de política exterior— el espíritu agresivo y revanchista de una superpotencia que probablemente los estadounidenses (y no sólo ellos) esperaban que se quedara atrás con el fin de la era de Donald Trump.

La apertura a Irán, que coincide con los bombardeos de las milicias iraníes en Irak, así como el escalofrío en las relaciones con Arabia Saudí y la agresividad desmotivada hacia China —que ha demostrado al mundo que ha sido el primero en salir de la pandemia y ha asumido el apoyo sanitario de muchos países africanos— son movimientos que no son un buen augurio para la búsqueda de modelos realistas de coexistencia pacífica por parte de la potencia líder mundial, a saber, los Estados Unidos.

Para que la recuperación del mundo de la pandemia sea impulsada por la ciencia, como espera el ‘Grupo de los Treinta’, es precisamente en este campo donde la colaboración internacional debe ser más estrecha y eficaz (como ha sido el caso en la investigación, producción y distribución de vacunas).

Una contribución fundamental al progreso científico vendrá sin duda de los progresos en el campo de la Inteligencia Artificial, una herramienta diseñada para apoyar la inteligencia humana, que será capaz de acelerar y mejorar los procesos de digitalización generalizada esperados por muchos gobiernos, empezando por el de Italia, en el impulso de la recuperación productiva.

En el campo de la Inteligencia Artificial, como en la investigación de vacunas, no debería haber espacio excesivo para las tendencias aislacionistas que siempre han dañado la ciencia y fomentado el espionaje ilegal.

La electricidad fue descubierta por Edison, pero nadie podía mantenerla dentro de las fronteras de los Estados Unidos.

La industria siempre ha superado a la política en su capacidad para hablar (y hacer negocios) a través de las fronteras.

Sin embargo, el 1º de marzo, la Comisión de Seguridad Nacional de Inteligencia Artificial, creada por el presidente Trump hace dos años, publicó su informe final en el que esencialmente sugirió que el presidente y el Congreso deberían utilizar la investigación de inteligencia artificial como una herramienta para la guerra “sustituta” contra China.

El informe de la Comisión nacional de seguridad dice lo siguiente: “Debemos participar en la competencia en inteligencia artificial… La competencia fomentará la innovación y debemos trabajar con nuestros socios para fomentar el progreso en este campo como en el sector de las vacunas… Pero debemos ganar la competencia de Inteligencia Artificial intensificando la confrontación estratégica con China. Los planes, recursos y progresos de China deberían ser de gran preocupación para todos los estadounidenses. China es insuperable en Inteligencia Artificial e incluso es líder en algunas de sus aplicaciones. Recomendamos que la ambición de China de superar a Estados Unidos en la investigación de inteligencia artificial y convertirse en el líder en este campo durante la próxima década sea tomada en serio”.

Por lo tanto, en palabras y recomendaciones de estos científicos, el progreso científico debe ser fundamental para la competencia por clasificarse primero geoestratégicamente.

Afortunadamente, científicos serios de todo el mundo cooperan en la investigación común mucho más de lo que sus gobiernos podrían aceptar, y lo mismo ocurre con las empresas que buscan oportunidades de trabajo y crecimiento incluso más allá de las fronteras “queridas” por los políticos.

Tomemos el caso de la investigación y el desarrollo de las energías renovables, un vínculo fundamental en la “economía verde” que, según las sugerencias del “Grupo de los Treinta” y los proyectos de recuperación europeos e italianos, deben recibir apoyo público e impulsar la recuperación económica.

Mientras que el sueño estadounidense tanto de Trump como de Biden es crear una cerca de alambre de púas alrededor de China, Europa e Italia han entendido que pueden y deben cooperar con el gigante oriental, comenzando con la búsqueda de energía “limpia” del viento, el sol y el mar.

También gracias al compromiso personal del joven ministro chino de Recursos Energéticos, Lu Hao, que hace unos meses, en la inauguración de la Expo China para la Economía Marítima en Shenzhen, afirmó que China tenía la intención de promover “la creación de un nuevo modelo de desarrollo que permitiera comprender y gestionar la dialéctica entre la protección del ecosistema marino y el uso del mar como fuente de energía” , en las últimas semanas se han sentado las bases para la colaboración en la investigación y producción de energía marina entre la Corporación Italiana Eldor, apoyada por el Grupo Mundial Internacional, y el Centro Nacional de Tecnología Oceánica en Shenzhen, a través del desarrollo de dispositivos para obtener energía a partir del movimiento de las olas y el hidrógeno contenido en el agua de mar. Si estos proyectos cuentan con el apoyo adecuado de los gobiernos de Italia, Europa y China, proporcionarán una contribución fundamental para sacar al mundo de la crisis de forma rápida y eficaz.

Con el debido respeto a aquellos al otro lado del Atlántico que aún no se han dado cuenta de que la crisis pandémica también exige una redefinición inteligente de las fronteras económicas de la geopolítica.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. El Señor Valori ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Porhibida su reproducción. 

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LA RESIGNIFICACIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA EN TIEMPOS DE GUERRA TECNOLÓGICA

Yarina Amoroso* – Mayra Bárzaga** Sunamis Fabelo Concepción***

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
El campo de batalla tecnológico

El capital digital está reemplazando a la propiedad intelectual en la cima de las cadenas de valor mundiales. Los datos se han convertido una expresión concreta del poder ya que se trata del recurso más valioso, hay competencia para acceder a ellos y quien puede acaparar en mayor cantidad se sitúa en posición de fuerza sobre el resto de piezas del sistema[1]. De manera que grandes imperios digitales acaban conociendo a las poblaciones mejor que sus gobiernos y han desarrollado una extraordinaria habilidad para escapar a su control.

De ahí que varios estudios plantean la necesidad de abordar dos cuestiones centrales: cómo puede el ciudadano recuperar el control sobre la información que ha generado y cómo imaginar un modelo alternativo para una economía de datos que reduzca la actual asimetría entre la información que las grandes plataformas tienen de sus usuarios y la falta de transparencia sobre los algoritmos y modelos de negocio con que estos datos se procesan y explotan. Por eso, en el marco del debate sobre la soberanía digital, son cada vez más las voces que insisten en que son los ciudadanos y no los gobiernos los que deben poder ejercer su “soberanía digital” (Soler i Lecha, 2019).

La llegada de la quinta generación (5G) de manos del gigante chino Huawei ha complejizado estos debates. La 5G convirtió la conectividad en una plataforma con lo cual las redes de acceso inalámbrico proporcionan una conectividad sin fisuras, extendida e ilimitada para todas las personas y organizaciones, y por tanto aumenta significativamente la capacidad del control y procesamiento de datos en tiempo real. Ante este escenario, algunos países expresaron su preocupación ante la factibilidad de que Beijing pueda usar estas redes para ejercer presión o efectuar algún tipo de vigilancia electrónica. Por lo tanto entre los posibles escenarios se ha barajado la posibilidad de que cada una de las potencias cree su propio «ecosistema» tecnológico para reducir su dependencia mutua y así obligar a sus aliados a una adhesión incondicional; de manera que en un futuro pudiera emerger uno o diversos telones de acero tecnológicos, y en último término, avanzar hacia una cierta “desglobalización” digital (Farrés, 2020).

Este escenario puso de manifiesto una vez más como la competencia geopolítica se ha ido trasladando también al ámbito de la tecnología y las comunicaciones como nueva frontera del poder y escenario de reedición de la Guerra Fría. Sin dudas, esta bipolaridad tecnológica ha comenzado a crear nuevas esferas de influencia. Por si fuera poco, con el 5G todavía en una primera fase de implementación, ya se abría la carrera por el siguiente gran estándar, la Sexta Generación (6G), por parte de Japón, lo cual no solo es expresión de una competencia mundial, sino que de concretarse condicionaría una rearticulación de las alianzas.

Se dice que la 5G, en cierto sentido, dividió a Europa. La implementación de esta tecnología que llegaba desde China chocaba con la idea de una soberanía digital, sobre todo después de los sucesos de Cambridge Analítica y tomando en consideración las presiones de EUA en torno al caso Huawei. ¿Debe discriminarse una mercancía —en este caso una tecnología— en función de su origen? Esta cuestión está asociada al escenario descrito anteriormente sobre el control de los datos de los europeos a que tendría acceso el Gigante Asiático, fundamento sobre el cual se apoya la consideración de la influencia china en el socavamiento del orden liberal.

Si a esto unimos la colaboración en el área tecnológica entre Beijing y Moscú, estaríamos añadiendo el componente de la guerra híbrida supuestamente liderada por el Kremlin contra la Unión Europea. Occidente cuestiona a Rusia sus actuaciones en el ciberespacio y, sobre todo, la supuesta injerencia en procesos electorales occidentales, lo cual consideran que expresa una voluntad de debilitar el orden liberal y sus instituciones. Son recurrentes las acusaciones sobre las campañas rusas de desinformación e injerencia así como el apoyo a candidatos que cuestionan la UE, la OTAN o la integridad territorial de los estados que componen estas organizaciones.

Por su parte, en 2019 el gobierno ruso anunció su intención de desconectar al país de la red global de internet. Finalmente en diciembre de ese año se anunció RuNet, la alternativa nacional al internet global, con el objetivo de proteger a  Rusia de las interferencias del extranjero. Un proyecto que cuenta con el apoyo de grandes empresas rusas como Yamdex, MegaFon, Beeline, MTS, RosTeleom (Álvarez, 2019)

La apuesta más reciente de la compañía china Huawei, junto a otras operadoras chinas es construir un nuevo Internet, con el objetivo de mejorar las comunicaciones y prepararlas para lo que se está desarrollando y llegará en los próximos años, cuando además de los dispositivos actuales habrán más dispositivos IoT, comunicaciones para vehículos autónomos y más. El proyecto chino se denomina “New IP” y se estima que algunos de estos productos/servicios estarán listos para ser puestos a prueba a principios del 2021. (Rus, 2020).

Si bien, a día de hoy, se mantiene el liderazgo de las empresas de Silicon Valley, se aprecia una especie de regionalización digital, encabezada en Asia por Rusia, China, así como también por Corea del Sur y Japón, sin que esto signifique una disminución del nivel de interconectividad. Estamos en un momento crucial en el que se sentarán las bases democráticas y políticas de las próximas décadas; en función de las decisiones que se tomen, y se están tomando, para la instauración de elementos de IA y el desarrollo de algoritmos, el futuro de las sociedades será uno u otro. A nivel regional la guerra tecnológica se expresa a través de imperativos de dependencia.

En general se trata de una nueva dependencia por la subordinación de los territorios virtuales y por tanto por el control de los datos, propiciado por la falta de soberanía comunicacional y tecnológica de la mayoría de los países del planeta y la ausencia de regulaciones a las TIC. Las manifestaciones más recientes de la guerra tecnológica son expresión de un conflicto cada vez más intenso.

Esta disputa comercial y tecnológica, trasciende hacia la carrera armamentista:

Un documento del Servicio de Investigación del Congreso de EEUU explica que la 5G puede tener “muchas aplicaciones militares”: vehículos militares autónomos, nuevos conceptos operativos militares, y aumentará el poderío del sistema de comando y control de las Fuerzas Armadas lo que prevén que aumentaría su poderío a escala mundial y los servicios secretos serán mucho más efectivos que los actuales

Esta realidad corrobora lo señalado por la especialista cubana en el tema Rosa Miriam Elizalde; la tecnología digital va consolidando un nuevo modelo de gestión política: el Colonialismo 2.0 que sobrepasa el modelo “democrático-nacional”. (Elizalde, 2018)

Su impronta trasciende a todas las facetas de la vida humana y de la naturaleza, el dominio de la tecnología y la inteligencia artificial no es un asunto sólo de las corporaciones y de los gobiernos, es un asunto de los ciudadanos de todo el planeta; su influencia en los destinos de la humanidad y del planeta nos involucra a todos y todas.

Covid-19 y escenario comunicacional

Los tiempos de Covid-19 han alentado la guerra tecnológica desde diversos ángulos. En el boletín mensual del Laboratorio Europeo de Anticipación Política de junio del 2020 se destaca la centralidad de los datos como el oro negro de la era moderna. Según señala Satya Nadella, directora de Microsoft, el mundo ha logrado una transformación digital de dos años en dos meses. La necesidad sanitaria de mantenerse aislado provocó, por poner un ejemplo, que la plataforma de video conferencia Zoom, aumentara en dos meses de 10 a 300 millones de participantes en reuniones diariamente. Y como este, se pueden poner numerosos ejemplos más de la explosión de datos que se ha producido en todo el planeta.

Hay un gran debate acerca del tema pero la mayoría de los analistas coinciden en que los grandes polos de poder contemporáneos se caracterizan por la acumulación de datos como capital; lo que los especialistas llaman “supremacía cuántica”.

En los últimos 20 años los monopolios que utilizan el modelo “plataforma”, que aprovecha la fuerza combinada de la conectividad a internet y la inteligencia algorítmica, han obtenido una optimización algorítmica que les permite una extracción de datos más intensificada. La maximización del control de los datos obtenidos durante la crisis sanitaria les permitirá a las compañías por “plataformas”, para 2025, mediar en más del 30% de la actividad económica mundial, un indicativo de la creciente “plataforma” de la economía real (Gurumurthy y Chami, 2020).

La situación de cuarentena que vivió un tercio de la población mundial por el COVID-19 incrementó exponencialmente el tráfico en internet, lo cual implica una gran acumulación de datos y Meta Datos por parte de las Big Tech, produciéndose un cambio cualitativo en la información acumulada. Por primera vez los vínculos sociales se establecieron en su mayoría desde la virtualidad, logrando obtener datos de todas las relaciones sociales de los conectados a las redes. La descomunal inyección de dinero y de macrodatos que obtienen empresas como Google, Amazon, Facebook, Netflix, Alibaba, impulsa aún más el desarrollo de la inteligencia algorítmica, acortando el plazo a que trascenderá la humanidad, lo que los teóricos de la Inteligencia Artificial llaman “Extasis computacional”.

Pero el salto cualitativo fue mayor, las “plataformas” Uber, Airbnb, WhatsApp, Facebook, Instagram, Alibaba, etc. consolidaron un ámbito para intermediar la conexión de personas y servicios pagos para los usuarios (ciudadanos) de las redes sociales y servicios TICs, integrándolos a su ecosistema de dominación, de manera supuestamente voluntaria. Su especial poder y sus ganancias que residen en el Algoritmo, en la acelerada concentración a escala mundial y en la constante oferta/demanda de dispositivos que conectan a millones de ciudadanos/usuarios; alcanzó niveles insospechados de ganancias durante la pandemia (Datos).

La pandemia, así como la politización de la misma, han propiciado que se instalaran nuevas estrategias de biocontrol humano por gobiernos y otros organismos, la biología y no la tecnología aceleró la digitalización del mundo. Los gobiernos se apropiaron del conocimiento del ADN de los ciudadanos y la acumulación exponencial de conocimiento complejo en biotecnología, informática, robótica, estadística, ingeniería de sistema o de datos, aceleró los tiempos de la transición digital, siendo considerado por los analistas la COVID-19 como el primer virus ciborg, pues se propaga con la misma facilidad por los cuerpos que por las redes.

La pandemia ha sido propicia para potenciar la “batalla de las narrativas” a través del uso de las Fakenews y la desinformación con determinada intencionalidad, muy vinculada al resurgimiento y fomento de teorías de la conspiración, al discurso del odio, con una identificación con estigmas, ideas racistas, xenófobas, homófobas.

Ello por ejemplo se ha reflejado en los ataques a la imagen de China, acusada de ser el país donde se creó el virus y luego se puso en marcha por la Ruta de la Seda para poner en crisis a Occidente y posteriormente dar la oportunidad a Beijing de presentarse como salvadora a partir del despliegue de su Ruta Sanitaria, brindando auxilio y experiencias para manejar la crisis.

Por otra parte se ha asociado el éxito de las medidas para enfrentar la pandemia con aquellos países comunistas o socialistas, donde supuestamente existen regímenes autoritarios y por tanto su población es más dócil y vulnerable a la coacción a la hora de acatar medidas que recorten sus libertades como las cuarentenas.

En medio del ambiente de la tensión desatada por la letalidad de la pandemia, las confrontaciones en la red se han agudizado. Recientemente Twitter ha eliminado perfiles por difundir “narrativas geopolíticas favorables al Partido Comunista de China” y suspende otras 150.000 por ser “amplificadoras”. Estas cuentas publicaban información sobre temas como las protestas de Hong Kong o Estados Unidos y el COVID19. Por su parte el gobierno chino ha condenado la decisión de Twitter y ha exigido que se tomen estas medidas con aquellas cuentas que atacan a China.

Resignificación de la dignidad humana

Cada vez se hace más necesario reflexionar sobre el lugar del ser humano en este escenario, y desde luego, frente a los nuevos derroteros, reflexionar sobre la resignificación de la dignidad humana. La dignidad de la persona humana no sólo es un derecho fundamental en sí mismo, sino que es también el fundamento de las libertades, incluidos los derechos a la intimidad, la privacidad, la autodeterminación informativa y a la protección de los datos personales.

Las violaciones a la dignidad de las personas pueden incluir su consideración tal si fueran objetos, o tal si éstas estuvieran al servicio de alguna. En efecto, esto se relaciona con los casos en que se plantea la resignificación de la tecnología por vía de su inclusión en tanto paradigma central superador de la persona y en el centro de las relaciones que con ella se desenvuelven.

Cada día se les exige a las personas que revelen más información personal a través de internet, para participar en actividades sociales, administrativas, asuntos comerciales, con un alcance cada vez más limitado para salirse de la red. Con toda la actividad potencialmente desarrollable en línea, la noción de consentimiento libre e informado, se coloca bajo una enorme tensión. De hecho, hasta se elimina a cada minuto y se combina para clasificar a los individuos en tiempo real, e incluso para crear perfiles múltiples, muchas veces contradictorios. Estos perfiles pueden ser circulados en microsegundos sin el conocimiento de las personas y utilizados como base para la toma de decisiones importantes que les afectan.

Los perfiles utilizados para predecir el comportamiento de las personas amenazan con la estigmatización, la inclusión en estereotipos, segregación y exclusión social y cultural. Con este tipo de Inteligencia artificial que subvierte la elección individual y la igualdad de oportunidades, se puede acabar ahogando la creatividad, la innovación y las libertades de expresión y asociación que han permitido el florecimiento propiamente de las tecnologías digitales. (Varona, D. 2020).

Mientras tanto, se utiliza una suerte de estado continuo de excepción por razones de seguridad para múltiples capas de técnicas intrusivas que permiten monitorear la actividad de las personas (Anderson, K y Waxman, M. 2013).

Por otra parte, es menester reconocer que ciertos tipos de datos, como por ejemplo aquéllos genéticos, no sólo deben responder a regulaciones específicas sino también deben estar sujetos a la evaluación de preocupaciones más amplias de la sociedad, a través de comités de ética. Por su propia naturaleza, los datos genéticos se refieren no sólo a una persona sino también a su ascendencia y descendencia; además, no sirven únicamente para identificar las relaciones y elementos encontrados en los genes de una persona, sino que, pueden proporcionar información de los padres e hijos, facilitando el arribo a decisiones que influyen en sus posibilidades en la vida, inclusive antes del nacimiento.

La concentración potencial de datos personales genéticos en manos de un núcleo limitado de actores puede tener implicaciones para los titulares de los datos dada la existencia de una creciente dependencia de un sistema global de recopilación y análisis de un flujo constante de datos. Esto determina que la sociedad y la economía —más vulnerables a fallas de seguridad sin precedentes y ataques maliciosos descontrolados— deban abordar el futuro con un pensamiento innovador.

Existe una creciente demanda y necesidad de considerar al sujeto de los datos, como una persona y no únicamente como consumidor o usuario, en tanto es central que desde las decisiones de carácter político se comprenda su papel sustantivo en el desarrollo de mecanismos de prevención de un futuro, donde las personas estén determinadas por algoritmos y sus variaciones continuas. Se necesita asumir a nivel consciente las implicancias de estar equipados para ejercer también con responsabilidad y adecuado cuidado hacia las personas y su dignidad en línea, pero no solo a nivel discursivo sino a nivel factual.

Así los conceptos tradicionales de privacidad y protección de datos, sus tradicionales principios que ya contenían matices éticos para la protección de la dignidad, deben resignificarse a la luz de las tendencias de hoy, que han abierto un capítulo completamente nuevo, y se verifica una necesidad de explorar si los principios son suficientemente robustos para la era digital. La noción de datos personales en sí misma, es probable que cambie sustantivamente en la medida que la tecnología cada vez más permite a las personas ser re-identificadas a partir de datos supuestamente anónimos. Además, el aprendizaje que se produce en la fusión de la inteligencia humana y artificial, debilitará de alguna manera los tradicionales conceptos de derechos y responsabilidades.

De ahí la imprescindible necesidad de resignificar a la persona, a su dignidad eminente y colocarla en el centro del centro, de forma tal, que todo el ecosistema gire en torno a ella y no se permitan distorsiones de tipo alguno.

Solo así, se comprenderá que se afirme que la privacidad y la protección de datos, son parte de la solución y no del problema. Siendo por el momento, la tecnología controlada por las personas, se postula la necesidad de continuar profundizando ese control, lo que implica también una educación en valores desde edades tempranas y para toda la sociedad. Otro tanto en la necesidad de que en las aulas de ingeniería de Software y diseño de sistema a la par de las mejores enseñanzas de la TIC, sus potencialidad, la incentivación a la innovación y su importancia en el desarrollo, se estudien también los impactos sociales y se forme consciente la responsabilidad ética del diseñador de sistemas en inteligencia artificial. (Varona, D. 2018).

Conclusiones

El ser humano todos los días, forma parte consciente e inconscientemente, a través de sus datos y de la manipulación de los mismos, de una guerra invisible propiciada por el uso de las tecnologías y sobre todo por grandes emporios tecnológicos que las controlan unido a aquellas empresas y gobiernos que tienen “relaciones de colaboración”. La manipulación de los datos personales en la red ha devenido en verdaderos mecanismos carentes de transparencia por lo que ejercen un control sin límites y cada vez  más refinado con el uso de la IA lo que tienen además la tendencia de volverse una práctica cada vez más extendida.

En materia tecnológica resurge una especie de nueva guerra fría. Se desarrolla una tendencia hacia la regionalización digital. La disputa por controlar internet y el desarrollo tecnológico especialmente en materia de conectividad pone de manifiesto una serie de confrontaciones que se están desarrollando en las Relaciones Internacionales.

El contexto de la Covid-19 ha demostrado para bien y para mal todo lo que es posible hacerse con el uso de las tecnologías. Unos han exacerbado sus bondades y han aumentado las ganancias en materia de datos adquiridos. En este período se avizora un escenario cada vez más complejo en materia de soberanía y dignidad humana. Las Naciones Unidas deben abrir con toda urgencia un espacio para la reflexión y toma de decisiones a favor de contribuir a preservar los objetivos y principios de la Carta en correspondencia además con los objetivos ODS_2030.

 

* Master en Derecho Público, Universidad de Valencia, Estudios de Doctorado (DEA) Aspectos éticos y Jurídicos de la Información Digital, Universidad de Valencia. Diploma Superior de Políticas Públicas de Internet, FLACSO_Ecuador. Profesora y Líder científico del Grupo de Investigaciones de Informática Jurídica del Centro de Gobierno Electrónico de la Universidad de Ciencias Informáticas. Experto UNESCO en Infoética, Protección y Gestión de Patrimonio Digita. Es miembro del observatorio iberoamericano de Protección de Datos, Premio de educación popular de la AEPD. Ha coordinado y participado en investigaciones nacionales e internacionales en la materia. Actualmente coordina el Proyecto de Investigación “Sistema para la obtención de objetos digitales con valor legal” Programa Nacional de Automatización liberado por el ICIMAF, CITMA_Cuba. Premio a la Obra de la Vida de la Unión Nacional de Juristas de Cuba_La Habana_2018. (yarinamoroso@gmail.com). ORCID: 0000-0002-0185-082X 

** Profesora e Investigadora del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Licenciada en Historia y Filosofía en el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”. Especialista en metodología de investigación prospectiva. Ha realizado investigaciones sobre las correlaciones de fuerzas políticas en América Latina y temas de comunicación política. Conferencista de varios cursos en FLACSO-Cuba, Cancillería de Ecuador, Instituto Internacional de Periodismo, Centro de Migraciones de Cuba, Embajada de Cuba en Venezuela. Coautora del libro: “Unasur: Proceso y Propuesta” coordinado por FEDAEPS Ecuador. Autora de varios Artículos en Revistas Académicas. Ha participado en numerosos eventos nacionales e internacionales relacionados con estas temáticas. Fue investigadora del Centro de Estudios de América hasta 2010. (mayramarbg17@gmail.com). ORCID: 0000 0002 0410 569X 

*** Doctora en Ciencias Históricas (2017, Universidad de La Habana). Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales (2011, Universidad de La Habana). Licenciada en Filosofía (2007, Universidad de La Habana). Actualmente Investigadora y Profesora Titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Jefa del Equipo de Comunicación, Política y Relaciones Internacionales. Ha desarrollado varias investigaciones y asesorías sobre estudios euroasiáticos y de comunicación política, especialmente en el campo de la antropología política, en lo referido a representaciones sociales y diálogo cultural. Es autora de numerosos trabajos relacionados con estos temas. Coordina e imparte diversos cursos de grado y posgrado en la Universidad de La Habana y la Universidad de Artemisa. Entre 2007 y 2010 fue investigadora del Centro de Estudios Europeos. (sunamisfabeloc@yahoo.es; sunamisfc@nauta.cu). ORCID: 0000 0002 4752 2688

 

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Referencia

[1] Esta tendencia se irá afianzando como “capitalismo de vigilancia”, se trata de un nuevo modelo de negocio de extracción, comercialización y predicción a partir de datos y conductas privadas.

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