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CHINA VENCE A EEUU EN INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y PREMIOS INTERNACIONALES

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

El secretario entrante de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dijo que China estaba ganando la batalla de la Inteligencia Artificial sobre los Estados Unidos. Admitió que China pronto derrotaría a Estados Unidos en este campo de alta tecnología.

Aunque el Secretario de la Fuerza Aérea nombrado por el presidente Joe Biden aún no ha asumido el cargo, respondió públicamente a la mayor controversia reciente en los círculos políticos y militares de los Estados Unidos: el Director de Software de la Fuerza Aérea, Nicolas Chaillan, quien renunció el 11 de octubre pasado, dijo que China ya había superado a los Estados Unidos y ganó la batalla de la Inteligencia Artificial contra ella.

Kendall III dijo que estaba de acuerdo con la declaración hecha por Chaillan. Nicolas Chaillan dijo a los medios de comunicación que Estados Unidos no solo avanzó lentamente en el campo de la Inteligencia Artificial, sino que dicho progreso también estaba limitado por varias reglas. China ya está muy por delante. Kendall III no contradijo a Chaillan como lo hicieron algunas personas, pero se ofreció a invitar al ex empleado a continuar participando en las discusiones relevantes.

El portavoz de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el teniente coronel Justin Brockhoff, anunció: “El secretario Kendall agradeció a Chaillan por su contribución a la Fuerza Aérea. Los dos discutieron las sugerencias hechas por Chaillan para el desarrollo futuro del software del DOD. El secretario Kendall y Chaillan se reservaron la posibilidad de futuras discusiones”.

La Inteligencia Artificial es actualmente un campo altamente competitivo en los círculos de ciencia y tecnología de China y Estados Unidos. Sus usos incluyen el diseño de tecnologías informáticas que pueden pensar y actuar como humanos para realizar diversas tareas complejas. Tanto la República Popular China como los Estados Unidos de América compiten por el dominio en este campo.

La tecnología de Inteligencia Artificial ha penetrado en todas las áreas de los sectores corporativos y de seguridad nacional de cada país y se utiliza para planificar, diseñar e implementar acciones específicas para asuntos complejos.

Chaillan había dicho previamente a los medios que después de que Kendall lo contactó personalmente y con confianza, aceptó servir como consultor no remunerado para el Departamento de Defensa. Chaillan cree que la conexión de Kendall demuestra que el Secretario está decidido a hacer cambios para apoyar al gobierno de los Estados Unidos a sobresalir una vez más en la competencia por la Inteligencia Artificial.

Chaillan dijo: “Los hechos son muy simples. Kendall se puso en contacto conmigo poco después de que anunciara mi renuncia, y la mayoría de los expertos y gerentes no habrían estado interesados en mí y no habrían seguido trabajando duro para remediar esta desventaja. Esto significaba para mí que Kendall realmente quería hacer algo”.

Todavía no hay información específica sobre si el gobierno federal de los Estados Unidos responderá positiva y rápidamente a la advertencia de Chaillan.

Chaillan dijo que estaba dispuesto a asistir a las audiencias celebradas por el Congreso, pero esperaba que algunas de las audiencias no permanecieran confidenciales para que el público pudiera escuchar sus puntos de vista.

Algunos expertos fuera de la Administración de los Estados Unidos dijeron que la cuestión de quién ganaría la competencia de Inteligencia Artificial aún no estaba resuelta. Jim Waldo, científico de TI y director de tecnología de la Universidad de Harvard, dijo que no era tan pesimista como Chaillan sobre las posibilidades de Estados Unidos en la batalla de Inteligencia Artificial contra la República Popular China. Waldo señaló que la mayor parte de la inversión estadounidense en innovación tecnológica provino de empresas privadas, en lugar de investigación universitaria financiada por el gobierno.

Waldo escribió en un correo electrónico: “La idea de que esta investigación será impulsada por los militares es un poco ridícula… El Departamento de Defensa, sin embargo, debe mejorar el uso de esta tecnología y la financiación gubernamental también debe aumentar para fomentar un desarrollo abierto del sector. Todavía no hemos fracasado, pero si no invertimos en el futuro acabará mal”.

Algunos informes de los medios también señalaron que, de hecho, la declaración original de Chaillan era que si Estados Unidos no aumentaba la inversión y hacía avanzar planes y proyectos, perdería en el campo de la Inteligencia Artificial. Su discurso, enfatizado por terceros, se ha convertido en un tema más debatido en la política estadounidense. Algunos republicanos lo usan como un argumento contra la Administración de Biden, y otros miembros de las fuerzas militares estadounidenses se apresuran a explotarlo para pedir más fondos del gobierno.

Más allá de la controversia y la decepción que prevalecen en los Estados Unidos, las noticias han dado la vuelta al mundo. Reuters informó: “China ha ganado la batalla de Inteligencia Artificial con los Estados Unidos y está en camino a la dominación global gracias a sus avances tecnológicos, como dijo el ex Director de Software del Pentágono al Financial Times”.

Además, la agencia de noticias británica informó de otras declaraciones serias de Chaillan: “No tenemos ninguna posibilidad de luchar contra China en 15 a 20 años. En este momento, ya es un hecho; en mi opinión ya se acabó. […] Si se necesita una guerra o no es algo así como una anécdota”.

“China está destinada a dominar el futuro del mundo, controlando todo, desde la narración de los medios hasta la geopolítica”, dijo.

Chaillan culpó a la lentitud de la innovación y a la reticencia de las empresas estadounidenses, como Google, a trabajar con el Estado en Inteligencia Artificial, así como a los extensos debates éticos sobre tecnología.

Google, por otro lado, no estuvo disponible de inmediato para comentarios fuera del horario comercial. Como dijo Chaillan, las empresas chinas están obligadas a trabajar con su gobierno y están haciendo “inversiones masivas” en Inteligencia Artificial sin tener en cuenta la ética. En efecto, la llamada ética sería el respeto a la intimidad que, como se demuestra en mi artículo del 26 de octubre. (https://saeeg.org/index.php/2021/10/26/la-llamada-privacidad-en-internet/), es solo una quimera.

Dijo que las defensas cibernéticas de Estados Unidos en algunos departamentos gubernamentales están en “nivel de jardín de infantes”.

El 10 de octubre, el mismo día en que Chaillan hizo sus declaraciones, la República Popular China publicó un plan para promover el desarrollo estandarizado a nivel nacional en su búsqueda de un desarrollo y modernización de alta calidad.

El documento, publicado conjuntamente por las Oficinas Generales del Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado, proporciona detalles sobre las medidas para garantizar que el país alcance sus objetivos de desarrollo a largo plazo hasta 2035.

Con las mejoras que se realizarán en el sistema de gestión estandarizado, un modelo de desarrollo orientado a las empresas impulsado por el gobierno y el mercado, caracterizado por la participación masiva, la apertura y la integración, tomará forma en China para 2035.

Como se señala en el documento, para 2025 se realizarán reformas en el trabajo de normalización. Tanto el gobierno como el mercado contribuirán al proceso de establecimiento de normas. Todos los sectores económicos estarán cubiertos por las normas de la industria, y la cooperación internacional en el trabajo de normalización se profundizará ampliamente.

Los ecos de las declaraciones hechas por Chaillan y los recientes éxitos chinos han llevado recientemente a algunos de los nombres más importantes de Wall Street a decir que las perspectivas económicas de China “se ven más brillantes que nunca”. China es “demasiado grande para ignorarla”, como informó recientemente The New York Times.

De hecho, comprender completamente y pronosticar correctamente la economía china siempre ha sido un tema al que el mundo presta gran atención.

Durante el despegue económico de China en las últimas décadas, los rumores que predicen el colapso de China han estado casi ausentes. La economía china, sin embargo, continúa creciendo y mejorando, y su historial de desarrollo ha sido incuestionablemente impresionante. Aquellos que a menudo hablaban mal del mercado chino fueron contradichos por la realidad.

Los hechos hablan más que mil palabras. China tiene su propia forma de desarrollar su economía y ha adquirido una valiosa experiencia a lo largo de los años. Si las comunidades económicas y políticas occidentales todavía intentan interpretar la economía china sin pensar fuera de la vieja caja, o renuncian a su idea preconcebida, la economía china seguirá siendo un mito para ellos.

Con el fin de hacer que su economía crezca de manera efectiva, China ha sido capaz de mantener la consistencia y adaptarse al cambio.

Mientras el mundo atraviesa transformaciones pocas veces vistas en un siglo y, al mismo tiempo, está lidiando con la pandemia de Covid-19, China no solo ha mantenido estables sus políticas macroeconómicas, sino que también se ha preparado para construir un nuevo modelo de desarrollo y promover un desarrollo de calidad.

Como resultado, China fue la única economía importante en el mundo que registró un crecimiento positivo el año pasado y su economía creció un 12,7% en la primera mitad de este año. Estos resultados demostraron la fuerte resiliencia de la economía china e inyectaron confianza en la recuperación económica mundial.

China también ha estado dispuesta a utilizar instrumentos de política para impulsar reformas, estimular la innovación y dar un nuevo impulso al desarrollo.

China ha mejorado continuamente su capacidad de innovación científica y tecnológica, optimizado los servicios gubernamentales y estabilizado las cadenas de suministro industrial para que la economía real pueda ser mejor atendida.

Como se comentó en un artículo publicado por el principal diario de Singapur, Lianhe Zaobao, a principios de este año, “China está enfocada en hacer su trabajo. Esta no es solo la elección correcta, sino también la fuente de fortaleza para que China continúe resistiendo la presión”.

En este mundo altamente interconectado, China cree que jugar el “juego de suma cero” no es de interés para la comunidad internacional. China siempre ha estado firmemente comprometida con la apertura y la cooperación y siempre ha tratado de promover su propio desarrollo estimulando el desarrollo común de todo el planeta.

Aunque la globalización económica ha sido sometida a una dura prueba, China ha seguido uniéndose a otros en todo el mundo para construir una economía global abierta, con un compromiso aún más fuerte con la apertura. Ha implementado la Ley de Inversión Extranjera, ha abierto aún más su sector financiero de manera ordenada y ha creado plataformas como China International Import Expo y China International Fair for Trade in Services para compartir sus oportunidades de desarrollo con todos..

Más importante aún, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Ruta de la Seda, se ha visto cada vez más en todas partes como un camino hacia la prosperidad, la innovación, la salud y el desarrollo verde.

En todo el mundo, actualmente hay cada vez más personas que han comenzado a reconocer profundamente que el vigoroso desarrollo económico de China tiene un significado positivo para la economía global, y es impopular jugar el juego basado en las teorías de “desacoplamiento” y “amenaza de China”.

Mientras en Occidente haya quienes todavía estén obsesionados con una visión descendente del futuro de la economía de China, y confíen en su antigua forma de pensar y profundo sesgo ideológico, se demostrará que están equivocados una y otra vez.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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EL DESORDEN INTERNACIONAL: SEIS ESCENARIOS INQUIETANTES

Alberto Hutschenreuter*

Posiblemente, el estado de desorden que existe en el mundo actual suponga uno de los desafíos más complejos al momento de pensar tendencias y desenlaces. Existen más cautelas, sí, en relación con apreciaciones que impliquen ascensos significativos en materia de cooperación internacional, particularmente entre los poderes preeminentes, como así en cuanto a “certificar” que temas como el comercio conllevan un automatismo en relación con el descenso de conflictos entre Estados.

A lo más, como concluye un interesante estudio sobre escenarios, se aprecia que podría mantenerse una convivencia relativamente pacífica entre aquellos poderes mayores que mantienen una profusa interdependencia competitiva en el segmento comercio-económico, es decir, Estados Unidos y China, pero destacando que la misma no acarrearía mejoras. Incluso aquellos expertos que reflexionan desde la esperanza que siempre supone el credo religioso, como por ejemplo el estadounidense César Vidal, se han vuelto cada vez más escépticos en relación con superar por medios políticos y económicos la crisis espiritual que sufren las sociedades.

El planteo o problema central es cómo será la trayectoria de las relaciones internacionales hasta alcanzar algún modo de configuración que implique “anclar” dichas relaciones a un patrón que aleje la discordia entre los Estados y afiance la gestión o concurrencia entre ellos. La experiencia enseña que un mundo desarreglado, es decir, no solo sin consenso entre “los que cuentan”, sino en situación de creciente desavenencia entre éstos, al punto que en algunos el estado es de “no guerra”, difícilmente pueda extenderse por demasiado tiempo. Si los propios órdenes internacionales suelen agotarse cuando se modifica el contexto o desaparecen las bases que lo gestaron y sustentaron, más precaria resultan las situaciones de desorden o desarreglo internacional.

El planteo resulta pertinente, pues, desde la situación en la que nos encontramos, dicha trayectoria difícilmente podría evitar turbulencias mayores o desenlaces altamente disruptivos entre los Estados, a menos que suceda algún acontecimiento internacional de escala, por caso, una gran conferencia o convención que suponga la antesala de acuerdos que trabajosamente, e incluso con dimisiones estratégicas, conduzcan a una configuración, aunque se trata de un acontecimiento que por ahora muy difícilmente ocurra.

Existen muchas realidades que dificultan tal rumbo favorable, algunas de las cuales la pandemia las galvanizó, por ejemplo, el nacionalismo de viejo y nuevo cuño, es decir, aquel reluctante ante el extranjero (cercano y distante), y este que se forja y vigoriza ante la inseguridad que implica lo desconocido, enfermedades contagiosas y globalismo, por citar dos muy presentes. Por otra parte, aunque se trata de una “regularidad” en las relaciones entre Estados, existe una creciente acumulación militar por parte de los países. No obstante, el hecho relativo con que en plena pandemia se haya invertido en el segmento de las armas más que en años anteriores (casi dos billones de dólares, según el informe 2021 del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, SIPRI) es un dato inquietante.

Pero hay otras semejantes o más complejas que aquellas. Consideremos básicamente seis de ellas: lo que podemos denominar “pluralismo geopolítico”; el creciente carácter intransigente de conflictos mayores; el multilateralismo descendente; la creciente configuración internacional “de facto”; la re-jerarquización internacional en contexto de la Covid 19 o de pos-primera ola; y, por último, el (posible) declive de civilizaciones.

En relación con la multiplicidad geopolítica, con ello queremos decir que a las clásicas dimensiones de la disciplina, tierra, mar, aire y espacio ulterior, se suman hoy el ciberespacio (en sus diferentes orientaciones, esto es, geopolítica de la conectividad pacífica, y geopolítica de la disrupción); los “territorios” funcionales a las denominadas “guerra híbrida” y “guerra gris”; la lógica territorial de los actores no estatales; y aquellos socio-espacios que fungen útiles para los actores no estatales, aunque también algunas veces para los mismos gobiernos.

Esta realidad es inquietante, pues la geopolítica tradicional siempre ha implicado (y no hay ninguna razón para que no continúe implicando) intereses aplicados sobre espacios geográficos con fines corrientemente asociados al incremento o a las ganancias de poder; es decir, supone conflictos. Pero los “nuevos temas” de la “geopolítica ampliada” no agregan algo diferente orientado hacia la cooperación (si bien es cierto que la conectividad pacífica supone adelantos en múltiples dimensiones), sino que, en buena medida, expanden las posibilidades de conflictos de nuevo cuño.

En efecto, la ciberguerra y los “espacios” utilizados en la guerras híbridas y grises, por caso, campañas de propaganda y utilización de recursos no militares ni cinéticos, suponen pugnas de poder o rivalidades a través de medios crecientemente sofisticados, pues el factor tecnológico-digital es clave para lograr ventajas internacionales. Pero se trata de una “nueva geopolítica” (más difusa en relación con las formas de guerras) que, a diferencia de la clásica geopolítica aplicada por los Estados en relación con la captura de territorios o proyección de intereses sobre zonas de recursos, puede ser ejercida por Estados “tercerizando” sus acciones por medio de “hackers patrióticos” y fuerzas irregulares, estrategias que implican “técnicas de poder” que “des-responsabilizan” de dichas acciones a un eventual Estado, o bien puede ser llevada a cabo por actores domésticos contra su propio Estado.

En cuanto a la lógica territorial de los actores no estatales como el terrorismo transnacional, la misma continúa siendo aquella que implicó un alcance global contra blancos situados en territorios nacionales altamente seguros, si bien actualmente dicho actor se encuentra en una etapa de (relativo) repliegue estratégico.

Finalmente, la profunda crisis socioeconómica que ha implicado la pandemia está fungiendo como “funcional” para el crimen organizado, que no solamente podría verse favorecido debido a la extenuación de capacidades de los Estados, algo que agudizaría aquello que hace décadas el estadounidense James Rosenau denominó “relocalización hacia abajo de la autoridad del Estado”, sino de lo que podemos denominar “consecuencias delictuales no deseadas de la pandemia”; un fenómeno que hace unos años lo observó muy bien la socióloga mexicana Rossana Reguillo Cruz en relación con el auge de las maras: “Cuando las instituciones se repliegan, otras ‘instituciones’ tienden a ocupar su lugar y los vínculos con el crimen organizado les han dado a estos jóvenes un lugar de pertenencia que no encuentran en la sociedad”. Es decir, la Covid 19 termina creando territorios deletéreos de inclusión social.

Pero, también, determinados gobiernos de cuño populista pueden favorecerse rentabilizando secuelas de la pandemia. Aunque resulte un fenómeno inicuo, el capital político que supone el “pobrismo funcional” representa el territorio de una geopolítica no clásica sino “evanescente” e inficionada, tanto en las ideas como en los hechos, por el fenómeno del relato. En otros términos, se trata de una “geopolítica de la decadencia”.

La geopolítica es acaso el segmento que registra las mayores extensiones. Sin embargo, es importante tener presente que la disciplina no puede desnaturalizarse, es decir, hay fenómenos nuevos que implican otros territorios, pero el fin siempre nos lleva a una relación intrínseca entre intereses políticos y geografía. Hay situaciones más vitales y reales, por ejemplo, los propósitos que tienen los poderes mayores en relación con el espacio ulterior, donde las concepciones nacionales prácticamente no ocultan fines asociados a la seguridad y la militarización; y hay otras en las que dicha relación es más difusa (e incluso posiblemente hasta cuestionable desde la disciplina). Pero en todas hay una situación en la que se suceden política, intereses y territorio.

Existe otra situación relativa con lo que podemos denominar irreductibilidad de los conflictos, un estado riesgoso pues prácticamente se acotan sensiblemente las posibilidades de lograr moderación por medio de negociaciones.

La región de Oriente Medio ha sido siempre la plaza de los conflictos irreductibles, por ejemplo; sin embargo, hay otros conflictos en los que la intransigencia de las partes en liza lo están tornando irreductibles. Concretamente, la situación de tensión que existe entre Occidente y Rusia, una rivalidad que, dado el estado en el que se halla, difícilmente se logren concesiones.

Por caso, ¿es posible suponer que la OTAN se comprometa a reducir significativamente la acumulación militar y renunciar a ampliar la membresía a países del este, como por ejemplo a Ucrania? Por su parte, ¿se puede esperar que Rusia abrace el “pluralismo geopolítico” y sea impasible a lo que suceda en su “vecindad inmediata”, como, por ejemplo, en Bielorrusia?

Es casi imposible responder afirmativamente a estos interrogantes estratégicos. Pero hay que agregar que la situación en Europa del este es una de las cuestiones. Sin duda, la principal; pero existe una canasta de conflictos entre Occidente y Rusia que plantean una nueva rivalidad que dificultan sobremanera hallar salidas, situación que, a su vez, dificulta posibilidades de considerar escenarios de pactos que prefiguren un esbozo de orden internacional.

En este contexto, la Unión Europea sostiene una geopolítica extraña o “blanda” fundada en la creencia de que sus normas e instituciones pueden (y deben) ser exportadas, y así “neutralizar” la geopolítica en clave clásica (que es la que predomina en el mundo allende las fronteras de la UE).

En tercer término, el multilateralismo sufre un descenso prácticamente sin precedentes, inquietante porque el mismo se inició bastante antes de la pandemia, aunque la enfermedad sin duda la precipitó. Será complejo re-construir un multilateralismo activo, no solo por las secuelas de desconfianza derivadas de la pandemia, sino porque la denominada “política como de costumbre” en las relaciones internacionales, es decir, las cuestiones relacionadas con la seguridad, la autoayuda, las percepciones, el poder, los intereses, el nacionalismo, etc., seguirá constituyendo el fondo de tales relaciones. Es verdad que “nada será igual” cuando finalmente pase la pandemia, pero ello no implica que nos encontraremos ante temas o situaciones superadoras de lo que viene sucediendo protohistóricamente en las relaciones entre Estados.

Existen múltiples conjeturas, algunas de ellas demasiados sobrevaluadas en relación con las esperanzas centradas en un futuro con “seguridades aseguradas”, por ejemplo, en materia de inteligencia artificial (IA, un entorno pos-humano), o en cuanto a una economía digitalizada. Pero se trata de conjeturas; más todavía, se podría pensar que los resultados terminen siendo totalmente contrarios a los aguardados y, por ejemplo, los Estados, sintiéndose amenazados ante cambios que “relocalicen su autoridad en todas las direcciones”, desplieguen medidas que los vigoricen hacia dentro y hacia fuera, hecho que afectaría más todavía el devaluado multilateralismo.

Quizá resulte pertinente recordar la conjetura estrella de principios de los años noventa: un mundo centrado en el comercio profuso, los bloques geoeconómicos y los regímenes ordenadores del mismo. Treinta años después, no solo nada de ello ha ocurrido, sino que el comercio entre actores mayores, Estados Unidos y China, es una fuente de desavenencias que, de complicarse más, podría provocar trastornos económicos mayores a escala global.

En cuarto lugar, el dinamismo económico de Estados Unidos y China se encuentra, por lejos, adelante de los demás, incluso de la UE, cuyo “desentendimiento” de la geopolítica no solo la priva de estar presente en uno de los segmentos clave de poder internacional, sino que la mantiene en un lugar de dependencia estratégica crónica.

Hay estudios que consideran que, a menos que ocurra una guerra entre estos dos poderes mayores, el mundo ingresará (“de facto”) a un modo u orden bipolar flexible, es decir, Estados Unidos y China proveerán (cada uno) los denominados bienes públicos internacionales, por caso, en materia de bancos, sin que ello suponga, como otrora, la existencia de cerradas esferas de influencia (en todo caso, dicho modelo se basará en una “geopolítica descentralizada”).

En este contexto, podría suceder que el gran emprendimiento geoconómico y geopolítico de Pekín que atraviesa el Asia central, “One Belt One Road” (“OBOR”), provoque tal concentración de participantes e interesados, entre ellos, la UE, que dicho bipolarismo experimente cada vez más crecientes rigideces, como consecuencia de la percepción estadounidense relativa con que su rival podría lograr considerables ganancias de poder.

En quinto lugar, la pandemia apresuró procesos de declinación de países e incluso grandes zonas continentales. Declinación interna e irrelevancia externa son realidades casi contundentes que echaron por tierra algunas conjeturas relativas con países o bloques en ascenso.

Para tomar un caso central, no todos, pero un importante número de países de América Latina se encuentra en un estado de declinación política, social, económica, tecnológica, etc., del que será complejo salir en el mediano plazo. De acuerdo con el Informe sobre el Panorama Social de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el incremento de la pobreza, que fue sensible durante 2014-2019, supondrá tras la crisis de la pandemia un retroceso de más de 10 años y de dos décadas en términos de pobreza extrema. Sin duda ninguna, esta caída de indicadores, prácticamente un seísmo sin precedente, tiene un decisivo correlato en relación con la pérdida de posición de la región en el mundo.

En un trabajo publicado en “Nueva Sociedad” en febrero de 2021, Luis Schenoni y Andrés Malamud nos aportan datos clave en relación con la creciente irrelevancia de América Latina. Los autores demuestran que la región, comparada con otras regiones del globo, se halla en una trayectoria declinante desde hace décadas y que actualmente mantiene esa trayectoria: “La región perdió posiciones en todos los indicadores de relevancia disponibles, proporción de la población mundial, peso estratégico, volumen del comercio exterior, capacidad militar y proyección diplomática”.

Si a esta situación sumamos que desde antes de la pandemia se advertía desde la CEPAL que la región no podía quedar al margen de la “cuarta revolución industrial” y terminar arrastrada por el “tsunami tecnológico”, con la caída de las inversiones y la crisis económica casi integral en 2020 y en lo que va de 2021, será muy complejo incorporar la región a los procesos tecnológicos emergentes más sofisticados, la Internet de las cosas, la robótica, la inteligencia artificial, la genética, los activos satelitales, los drones, las cadenas de valor, etc., y marchar hacia una evolución social elevada, no ya como sucede en Japón, donde se considera que existe una “sociedad 5.0”, pero sí una comunidad más saneada de lastres como la corrupción, el crimen organizado y los “estilos políticos” orientados al pobrismo y la concentración de poder por el poder mismo.

Finalmente, una situación que tiende a ser eludida, postergada o ignorada. La relativa con las civilizaciones y la posible declinación de las mismas, una cuestión que pareciera de otro tiempo y hasta incluso perimida. Pero se trata de una cuestión que debe ser considerada en clave de procesos prolongados. Por ello, para autores como el sociólogo Krishan Kumar, existen indicios relativos con el regreso, como concepto y como modo de análisis, de la civilización.

Es preciso tener presente que se trata de una cuestión de orden superior a la erosión de poder de un actor o de una civilización. Se trata de pérdida de poder, sin duda, pero acompañada de la declinación de aquellos componentes o activos no necesariamente materiales que resultan clave para ser un centro de gravitación identitaria, política, económica, cultural, militar, etc., y de proyección de influencia y poder más allá de sus fronteras.

No nos referimos aquí a declinación desde una perspectiva de confrontaciones entre civilizaciones, conflictos que tienen lugar en las denominadas “líneas de fallas” intercivizacionales, una conjetura interesante y atractiva para el debate; sino a una situación más compleja y de extensión como es el ocaso de una determinada civilización, una regularidad en la historia, de modo que ello no implica ninguna novedad.

Habitualmente se hace referencia a la civilización occidental como la que se encuentra en un ciclo de declinación; sin embargo, es preciso distinguir la civilización occidental estadounidense y la civilización occidental europea; y es esta última la que podría encontrarse en tal ciclo. De hecho, desde 1945 (o quizá desde 1918) el poder dejó de habitar en Europa, desplazándose desde entonces hacia otros continentes. Nadie comprendió mejor dicha situación que el general Charles de Gaulle cuando en 1945 advirtió que en Europa hubo dos países que perdieron la guerra, mientras que los demás fueron derrotados.

Más de 75 años después, el poder no solamente permanece fuera de Europa, sino que la UE se empeña en desplegar una geopolítica (o más apropiadamente “anti-geopolítica”) de cuño híbrido centrada en intentar proyectar un modelo jurídico-institucional, ambición que ya ha demostrado sus (peligrosos) límites en relación con lo que sucede en la “placa geopolítica” de Europa del este. Pero a esta carencia geopolítica se suman los riesgos que supone el posible declive de su propia civilización, posibilidad por demás inquietante, pues ello podría a su vez implicar el declive y hasta desaparición de la mayor construcción de complementación e integración entre naciones.

Por tanto, si existe un sitio donde está regresando el tema relativo con la civilización, ese sitio es Europa. Si bien las fuerzas que levantan las banderas que vituperan aquello que es “políticamente incorrecto”, desde algunos segmentos políticos la cuestión es advertida, incluso desde lugares como la literatura. Por ello, de la misma manera que tímidamente se han comenzado a abordar cuestiones de geopolítica real y no tanto de “geopolítica blanda”, los europeos no harían mal en volver a tomar los “perimidos” textos de Spengler, Braudel, Toynbee…

En breve, presentamos aquí algunas situaciones que tienen lugar en el confuso mundo del siglo XXI. Las mismas discurren en un contexto de pandemia, pero preceden a la enfermedad; y, en algunos casos, se produjeron aceleraciones a partir de la misma. Además, tienen lugar en un cuadro de ausencia de configuración internacional, de creciente rivalidad entre Estados preeminentes, sin suficientes liderazgos y elites y con el retorno de temas que parecían anclados en el pasado. Un mundo cada vez más complejo para el gran reto que significa pensar tendencias y desenlaces.

 

* Doctor en Relaciones Internacionales (USAL) y profesor en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) y en la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Es autor de numerosos libros sobre geopolítica y sobre Rusia, entre los que se destacan “El roble y la estepa. Alemania y Rusia desde el siglo XIX hasta hoy”, “La gran perturbación. Política entre Estados en el siglo XXI” y “Ni guerra ni paz. Una ambigüedad inquietante”. Miembro de la SAEEG.

 

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CHINA Y LA IA NECESITAN EN EL CAMPO DE LA SEGURIDAD

Giancarlo Elia Valori*

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

En la tarde del 11 de diciembre de 2020, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (CPC) celebró la 26ª Sesión de Estudio Colectivo dedicada a la seguridad nacional. En esa ocasión, el Secretario General del Comité Central del PCC, Xi Jinping, destacó que la labor de seguridad nacional era muy importante en la gestión de los asuntos de Estado del Partido, así como para asegurar que el país fuera próspero y que la gente viviera en paz.

En vista del fortalecimiento de la seguridad nacional, China debe adherirse al concepto general de seguridad nacional; aprovechar y hacer un buen uso de un período importante y propicio a nivel estratégico para el desarrollo del país; integrar la seguridad nacional en todos los aspectos del CPC y la actividad del Estado y considerarla en la planificación del desarrollo económico y social. En otras palabras, necesita construir un modelo de seguridad con miras a promover la seguridad internacional y la paz mundial y ofrecer fuertes garantías para la construcción de un país socialista moderno.

En este sentido, un nuevo ciclo de revolución tecnológica impulsada por la IA y la transformación industrial está en aumento en el Imperio Medio. Impulsada por nuevas teorías y tecnologías como Internet, servicios de telefonía móvil, big data, supercomputación, redes de sensores y ciencias del cerebro, la IA ofrece nuevas capacidades y funcionalidades como la integración intersectorial, la colaboración hombre-máquina, la inteligencia abierta y el control autónomo. El desarrollo económico, el progreso social, la gobernanza mundial y otros aspectos tienen un impacto importante y de largo alcance.

En los últimos años, China ha profundizado la importancia de la IA y las perspectivas de desarrollo en muchos campos importantes. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es un importante punto de partida estratégico para hacer frente al desafío de la competencia tecnológica mundial.

¿Cuál es el estado actual del desarrollo de la IA en China? ¿Cómo son las tendencias actuales de desarrollo? ¿Cómo se orientará y liderará en el futuro el desarrollo seguro, ordenado y saludable de la industria?

La brecha actual entre el desarrollo de la IA y el nivel avanzado internacional no es muy amplia, pero la calidad de las empresas debe ser “igualada” con su cantidad. Por esta razón, se están haciendo esfuerzos para expandir escenarios de aplicaciones, mejorando la seguridad de datos y algoritmos.

El concepto de IA de tercera generación ya está avanzando y progresando y hay esperanzas de resolver el problema de seguridad a través de medios técnicos distintos de las políticas y reglamentos, es decir, que no sean meras conversaciones.

La IA es un motor de las nuevas etapas de la revolución tecnológica y la transformación industrial. Acelerar el desarrollo de una nueva generación de IA es una cuestión estratégica para que China aproveche nuevas oportunidades en la organización de la transformación industrial.

Comúnmente se argumenta que la IA ha pasado por dos generaciones hasta ahora. La IA1 se basa en el conocimiento, también conocido como “simbolismo”, mientras que la IA2 se basa en datos, big data y su “aprendizaje profundo”.

La IA comenzó a desarrollarse en la década de 1950 con el famoso Test de Alan Turing (1912-54), y en 1978 comenzaron los primeros estudios sobre IA en China. En la IA1, sin embargo, su progreso fue relativamente pequeño. Los progresos reales se han logrado principalmente en los últimos 20 años, por lo tanto, la IA2.

La IA es conocida por la industria de la información tradicional, normalmente las empresas de Internet. Esto ha adquirido y acumulado un gran número de usuarios en el proceso de desarrollo, y luego ha establecido los patrones o perfiles correspondientes basados en estas adquisiciones, es decir, el llamado “gráfico de conocimiento de las preferencias del usuario”. Tomando como ejemplo la entrega de algunos productos, decenas o incluso cientos de millones de datos consistentes en las posiciones de los usuarios y distribuidores, así como la información sobre la ubicación de los compradores potenciales, se incorporan a una base de datos y luego se emparejan y optimizan a través de algoritmos de IA: todo esto obviamente mejora la eficacia del comercio y la velocidad de entrega.

Al mejorar las industrias tradicionales de esta manera, se han logrado grandes beneficios. China está liderando el camino y está a la vanguardia en este sentido: reconocimiento facial, altavoces inteligentes, servicio inteligente al cliente, etc. En los últimos años, no sólo un número creciente de empresas ha comenzado a aplicar la IA, sino que la propia IA también se ha convertido en una de las direcciones profesionales que preocupa a los candidatos en los exámenes de ingreso a la universidad.

Según las estadísticas, hay 40 empresas de IA en el mundo con una facturación de más de mil millones de dólares, 20 de ellas en Estados Unidos y unas 15 en China. En términos cuantitativos, China ocupa firmemente el segundo lugar. Cabe señalar, sin embargo, que aunque estas empresas tienen altas calificaciones, su rentabilidad sigue siendo limitada y la mayoría de ellas incluso pueden arrojar pérdidas.

El sector principal de la IA debería ser independiente de la industria de la información y debería abrirse cada vez más al transporte, la medicina, el tejido urbano y las industrias lideradas independientemente por la tecnología de IA. Estos sectores ya se están desarrollando en China.

China representa más de un tercio de las empresas emergentes de IA del mundo. Y aunque la cantidad es alta, la calidad aún debe mejorarse. En primer lugar, los escenarios de aplicación son limitados. Además del reconocimiento facial, la seguridad, etc., otros campos no son fáciles de usar y están expuestos a riesgos como 1) inseguridad de datos y 2) inseguridad del algoritmo. Estos dos aspectos son actualmente los principales factores que limitan el desarrollo de la industria de la IA, que corre el peligro de ser presa de hackers de origen conocido.

Con respecto a la inseguridad de los datos, sabemos que el efecto de las aplicaciones de IA depende en gran medida de la calidad de los datos, lo que implica problemas de seguridad como la pérdida de privacidad (es decir, la seguridad del Estado). Si no se resuelve el problema de la protección de la privacidad, la industria de la IA no puede desarrollarse de manera saludable, ya que estaría trabajando para terceros «desconocidos».

Cuando iniciamos sesión en una página web y nos dicen que lo más importante para ellos es la privacidad de los usuarios, esto es una mentira ya que incluso los hackers adolescentes conocen programas para violarla: al menos China nos habla de la risa de tales declaraciones políticamente correctas.

El segundo tema importante es la inseguridad del algoritmo. El llamado algoritmo inseguro es un modelo que se utiliza en condiciones específicas y no funcionará si las condiciones son diferentes. Esto también se denomina “inconsistencia”, es decir, la vulnerabilidad del algoritmo al entorno de prueba.

Tomando como ejemplo la conducción autónoma, es imposible considerar todos los escenarios durante la formación de IA y hacer frente a nuevas emergencias cuando se producen eventos inesperados. Al mismo tiempo, esta vulnerabilidad también hace que los sistemas de IA sean permeables a ataques, engaños y fraudes.

El problema de la seguridad en la IA no radica en los discursos y palabras vacíos de los políticos, sino que debe resolverse desde un punto de vista técnico. En esta distinción se basa la IA3.

Tiene una ruta de desarrollo que combina la IA basada en el conocimiento de primera generación y la IA basada en datos de segunda generación. Utiliza los cuatro elementos -conocimiento, datos, algoritmos y potencia informática- para establecer una nueva teoría y métodos interpretables y robustos para una tecnología segura, creíble y confiable.

Por el momento, la IA2 caracterizada por el aprendizaje profundo todavía se encuentra en una fase de crecimiento y, por lo tanto, surge la pregunta de si la industria puede aceptar el concepto de desarrollo de la IA3.

Como se ha visto anteriormente, la IA se ha estado desarrollando durante más de 70 años y ahora parece ser un “prólogo”.

Actualmente la mayoría de la gente no es capaz de aceptar el concepto de IA3 porque todo el mundo esperaba más avances en la IA2. Todo el mundo sentía que la IA podía seguir desarrollándose confiando en el aprendizaje y no en el procesamiento. Los primeros pasos de la IA3 en China tuvieron lugar a principios de 2015 y en 2018.

La AI3 tiene que resolver problemas de seguridad desde un punto de vista técnico. En concreto, el enfoque consiste en combinar conocimientos y datos. Algunas investigaciones relacionadas se han llevado a cabo en China en los últimos cuatro o cinco años y los resultados también se han aplicado a nivel industrial. La plataforma de seguridad de datos RealSecure y la plataforma de seguridad de algoritmos RealSafe son evidencia directa de estos éxitos.

Lo que hay que subrayar es que estas actividades sólo pueden resolver problemas de seguridad particulares en circunstancias específicas. En otras palabras, el problema de la seguridad de la IA aún no ha encontrado una solución fundamental, y es probable que se convierta en un tema de larga duración sin una solución definitiva ya que —sólo para usar una metáfora— una vez que se encuentra el candado, siempre hay un ladrón experto. En el futuro, el campo de la seguridad de la IA estará en un estado de confrontación continua entre la infracción externa y la defensa interna, por lo tanto, los algoritmos deben actualizarse constante y continuamente.

La progresión de la IA3 será un proceso natural a largo plazo. Afortunadamente, sin embargo, hay una característica importante de IA, es decir, que cada resultado puesto en la mesa siempre tiene un gran valor de aplicación. Esta es también una de las razones importantes por las que todos los países conceden gran importancia al desarrollo de la IA, ya que su interés nacional y su independencia real están en juego.

Con cambios en todo el mundo y una economía global en profunda recesión debido a Covid-19, el próximo 14º Plan Quinquenal (2021-25) de la República Popular China será la hoja de ruta para alcanzar los objetivos de desarrollo del país en medio de la agitación global.

Dado que la IA está incluida en el plan antes mencionado, su desarrollo también abordará muchos “cuellos de botella de seguridad”. En primer lugar, existe una amplia brecha en la innovación y aplicación de la IA en el campo de la seguridad de la red, y muchos escenarios todavía están en la etapa de exploración e investigación académica.

En segundo lugar, la IA carece de una evaluación sistemática de la seguridad y existen graves riesgos en todos los aspectos del software y el hardware. Además, el entorno de investigación e innovación en materia de seguridad de la IA aún no está en su apogeo y la industria nacional china pertinente aún no está en la primera posición, buscando más experiencia.

Desde 2017, en respuesta al Plan de Desarrollo de la IA3 emitido por el Consejo de Estado, 15 Ministerios y Comisiones, entre ellos el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Comisión de Desarrollo y Reforma, etc., han establecido conjuntamente una plataforma de innovación. Esta plataforma está formada por empresas líderes en la industria, centrándose en la innovación abierta en el segmento de IA.

En la actualidad, gracias a esta plataforma, se han logrado muchos logros en el ámbito de la seguridad. Como primer equipo del mundo en llevar a cabo investigaciones sobre infraestructura de IA desde una perspectiva de implementación del sistema, se han encontrado más de 100 vulnerabilidades en los principales marcos de aprendizaje automático y componentes dependientes en China.

El número de vulnerabilidades hace que los investigadores chinos ocupen el primer lugar en el mundo. Al mismo tiempo, se está estudiando un futuro plan de innovación -desarrollado y lanzado para abrir decenas de miles de millones de big data de seguridad- para promover la solución a aquellos problemas que necesitan actualizaciones continuas.

El informe de trabajo del gobierno promueve la cooperación académica e impulsa a la industria y a las universidades a llevar a cabo investigaciones innovadoras sobre tres aspectos: a) comparación de la seguridad del algoritmo de IA; 2) Detección de seguridad de infraestructura de IA; 3) Aplicaciones de IA en escenarios clave de seguridad del ciberespacio.

A través de investigaciones teóricas y básicas de última generación, también necesitamos proporcionar reservas técnicas para la construcción de plataformas básicas de hardware de IA y software de código abierto (es decir, programas que no están protegidos por derechos de autor y pueden ser modificados libremente por los usuarios) y plataformas de detección de seguridad de IA, a fin de reducir los riesgos inherentes a la tecnología de seguridad de IA y garantizar el desarrollo saludable de la propia IA.

Con referencia específica a la seguridad, el 23 de marzo se anunció que los Ministros de Asuntos Exteriores chino y ruso habían firmado una declaración conjunta sobre diversas cuestiones actuales de gobernanza mundial.

La declaración subraya que la continua propagación de la pandemia Covid-19 ha acelerado la evolución de la escena internacional, ha causado un nuevo desequilibrio en el sistema de gobernanza global y ha afectado el proceso de desarrollo económico, mientras que han surgido nuevas amenazas y desafíos globales uno tras otro y el mundo ha entrado en un período de cambios turbulentos. La declaración hace un llamamiento a la comunidad internacional para dejar de lado las diferencias, construir el consenso, fortalecer la coordinación, preservar la paz mundial y la estabilidad geoestratégica, así como promover la construcción de un orden internacional multipolar más equitativo, democrático y racional.

En vista de garantizar todo esto, la independencia consagrada por el derecho internacional obviamente no es suficiente, ni la posesión de disuasión nuclear. Lo que se necesita, en cambio, es el control absoluto de la seguridad de la información en el país, que a su vez orienta y dirige los sistemas de armas, cuyo control remoto es la presa codiciosa de los sospechosos habituales.

 

* Copresidente del Consejo Asesor Honoris Causa. El Profesor Giancarlo Elia Valori es un eminente economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Actualmente preside el «International World Group», es también presidente honorario de Huawei Italia, asesor económico del gigante chino HNA Group y miembro de la Junta de Ayan-Holding. En 1992 fue nombrado Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, con esta motivación: “Un hombre que puede ver a través de las fronteras para entender el mundo” y en 2002 recibió el título de “Honorable” de la Academia de Ciencias del Instituto de Francia.

 

Artículo traducido al español por el Equipo de la SAEEG con expresa autorización del autor. Prohibida su reproducción. 

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