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EL MUNDO ZOZOBRA

F. Javier Blasco*

A lo largo del último siglo hemos mantenido la teoría de que había cosas de cierta relevancia que, impertérritamente, mantenían un estatu quo, una alta posición en la escala de valores y que gozaban de una, llamémosle credibilidad o férreas credenciales a prueba de toda duda o cuestión.

Sin embargo, en los últimos meses, parece que el mundo zozobra y se desmorona; todo aquello que parecía inamovible o muy serio, resulta no serlo tanto; incluso, más bien dinámico porque el mundo político y sus próceres, al parecer, y sin movérseles un pelo, cambian de postura u ‘opinión o posición’ con inusitada frecuencia y tremenda facilidad.

Así, vemos que la política exterior de EEUU y el mantenimiento de sus “Férreas alianzas” han cambiado radicalmente en muy pocos años. Aquellos que se sentían protegidos por el manto paternalista y bélico de los norteamericanos han podido comprobar que, de la noche a la mañana, han sido abandonados por ellos, a pesar de haber tejido grandes lazos y relaciones no solo a base de servicios abiertos y tangibles, sino también de espionaje o de cuestionable compromiso; me refiero a kurdos, sirios y afganos, entre otros.

Los nuevos objetivos y visones geoestratégicas del Tío Sam, han dejado cerrado vilmente la puerta y para siempre a inmensos territorios, dejando a millones de personas deambulando a su mulana suerte de la noche a la mañana. Razones por las que grandes continentes o partes importantes de ellos, de repente, se han visto desprotegidas dado que ahora ya no son importantes a los ojos del interés yanki que apuntan a otros derroteros.

Todos conocemos el creciente papel e influencia internacional de China en aspectos políticos, económicos y sociales y sus encontronazos en varios frentes y campos con EEUU. Pero nadie se esperaba que, hace unos días, Biden enviara a su secretario de Estado, Antony Blinken a hacerle el rendez vous a Xi Jing Pin como prueba de buenas intenciones y de paz con el mayor rango de las vistas recientemente y, a las pocas horas de que aquel abandonara China, Biden llamara a XI de todo, menos bonito.

El reciente accidente por implosión de un batiscafo en aguas próximas al lugar donde reposa el pecio del Titanic ha puesto de manifiesto que ya ni siquiera las grandes fortunas, aunque paguen desorbitados importes por unos caprichosos y excéntricos billetes de viaje, están exentos de sufrir accidentes letales cuando tratan de subir a la atmosfera o bajar a grandes profundidades de los mares. Nada es seguro al ciento por ciento, ni para los caprichosos y privilegiados magnates.

Hemos podido comprobar que nuestro presidente, ese que habla de la situación económica española, a la que califica de “ir como una moto”, no solo nos miente como un bellaco, sino que, además, se permite el lujo de hacernos creer que los patéticos volantazos en su orientación y agenda económica y política en los últimos años, no son más que el fruto de unos profundos y muy personales “cambios de opinión” sobre la importancia de las cosas, las personas y sus políticas.

Llevamos casi un siglo pensando que Rusia por si sola, aunque con ciertas dificultades, era capaz de mantener al mundo en jaque, no tenía pegas para amenazar a países vecinos y no tanto, e incluso, a organizaciones internacionales de cierta importancia como la propia OTAN y mantener un fuerte pulso con la Comunidad Internacional (CI) al permitirse el lujo de invadir Ucrania y mantener una política de desgaste durante muchos meses en una guerra que, inicialmente, muchos entendemos, como injusta y desproporcionada.

Pero de pronto, ha tomado un excesivo protagonismo su principal fuerza de choque, por la crueldad y mortal efectividad de sus combatientes, el Grupo Wagner, —un instrumento creado por la inteligencia rusa para realizar los “trabajos” que sus fuerzas armadas no pueden o no deben hacer, que actúa como una compañía privada y por tanto, es libre de actuar donde lo considera oportuno, y por ello los hemos visto intervenir en el origen de la crisis del Donbás desde 2014, en Siria y en varios estados del Sahel—. Un grupo de unos 25.000 combatientes, compuesto mayoritariamente por mercenarios asesinos de origen checheno que, contra todo canon, ha sido capaz de poner peligro a toda una Rusia, a pesar de estar dotada de ingente armamento nuclear y contar con un Ejercito considerado como uno de los importantes en el mundo.

Los mercenarios han avanzado por Rusia, como si fuera una excursión de colegiales, sin resistencia alguna hasta pocas centenas de kilómetros de la capital, Moscú. Han sembrado el miedo o el pánico entre la clase política, la cúpula militar y todas esas mafias de asesinos y libertinos que son los que realmente gobiernan en la Federación Rusa.

Acciones que han demostrado que la retaguardia rusa en territorio propio es muy débil o inexistente, que la capacidad de reacción, mando y control de sus fuerzas armadas es poca o nula y que una vez más, tal como hemos podido ver a lo largo de la historia, los mercenarios se revuelven contra su ‘señor’ si este no les toma en serio, no les paga adecuada o tal como estos le exigen o no les surte de los prometidos medios necesarios para el cumplimiento de su tarea. Actuación, que desenmascara otro gran mito, la posibilidad, ahora cada vez más incierta de que Rusia podría invadir Europa y más allá, a nada que se lo propusiera,

Sólo la intervención de Bielorrusia y su pelele presidente y de otras manos o potencias ocultas y un ramillete de promesas que aun esta por desgranar en su totalidad, han logrado dar un cambio a la situación que se planteaba catastrófica para Putin y le han salvado a punto de que sonara la campana. El pelele, salvando al tirano prepotente.

Porque, a fuer de ser sinceros, diremos que los movimientos de la CI para parar e incluso evaluar el mencionado golpe en ciernes no han servido de nada, y han demostrado una vez más su incapacidad e inoperatividad ante conflictos políticos o armados de cierta entidad.

Por cierto, unos movimientos internacionales serios y de urgencia, a los que España y su presidente no han sido invitados ni siquiera como espectador sin voz ni voto en la misma sala o videoconferencia, a pesar de que en cuestión de días vamos a ocupar la presidencia rotatoria de la UE; por lo que se ha desmoronado otro de los grandes castillos de arena basados en el aire o el humo por la trama propagandística del ínclito Sánchez que pretende seguir vendiendo que es el perejil de todas las salsas, sin serlo ni por asomo.

Tras las recientes elecciones locales y regionales en España, hemos podido apreciar que también ha sucumbido otro de los grandes ideales creados por los unos y los otros, como es la fuerza real e intenciones de la mal llamada “derecha política” en España. Muchos de los medios de comunicación, la mayoría de los tertulianos en las soporíferas tertulias políticas locales, regionales o a nivel nacional, daban por hecho que los acuerdos entre el PP y Vox eran algo sencillo de lograr; pero hemos visto, que no solo no es fácil, sino que puede llegar a ser hasta perjudicial si no se hubiera cedido, aunque tarde y mal la parte mas fuerte y a la vez la más necesitada de apoyos.

Solo unos pocos, llevamos años mostrando públicamente la poca confianza en este y otros partidos similares, ya desaparecidos.  Vox insiste en el mismo error que aquellos a pesar de que es cada vez menos influyente porque mengua constantemente y porque por sus alocadas o desorbitadas políticas y teorías nunca los llevarán a desbancar al PP.

Un partido aquel que pretende que se supervaloren sus escasos apoyos dadas sus ansias de poder, aparentar y pisar moqueta; acciones o defectos, que empañan el hecho de que los repartos de sillones —al parecer lo único importante para ellos— no se hagan de manera proporcionada o equitativa respectivamente.

Los absurdos choques ya producidos y los que inevitablemente se producirán a corto y medio plazo entre ambos partidos; así como la excesiva y engolada manera de ver el éxito en algunos que aún no lo han lanzado plenamente en ninguna parte ni hay visos en el horizonte cercano, vuelven a demostrar que la selección del personal político y principalmente, de los cabezas de serie a nivel trascendental, debe ser un acto mucho más reposado y serio, del que, al parecer, se viene observando en todos los partidos.

 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

 

¿REENCONTRARÁ —LA DIRIGENCIA OCCIDENTAL— EL SENDERO DE “LA PAZ WESTFALIANA” EN EL SIGLO XXI?

Heriberto Justo Auel*

“La celebración de la Paz de Münster el 18 de junio en el cuartel general de los ballesteros cívicos de Amsterdam” por Bartholomeus Van der Helst.

Si quieres la Paz, prevé la guerra”

Flavio Vegecio Renato (S. IV a. C.)

No hay otro camino para guardar la paz, que estar preparado para la guerra”

Nicolás Maquiavelo (1469-1527)

“Si quieres la Paz, conoce a la guerra”

Gastón Bouthoul (1896-1980)

 1. La Paz de Westfalia.

2. La Geopolítica de la Paz.

3. El choque de las culturas.

4. Candidatos “globalistas” —palomas— y candidatos “contrarrevolucionarios” —halcones—.

 

1. La Paz de Westfalia

La Paz de Westfalia se alcanzó con los tratados de Osnabrück y Münster de 1648, en la región histórica de Westfalia. Con ellos finalizó la “Guerra de los Treinta Años” en Alemania y la “Guerra de los Ochenta Añosentre España y los Países Bajos. En ellos actuaron el Papado, el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico —Fernando III de Habsburgo— las Monarquías de España, Francia, Suecia y las Provincias Unidas —Países Bajos— y los Electores de Brandeburgo y de Sajonia.

Dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un “nuevo orden” en Europa Central, basado en el concepto de soberanía nacional. Estableció el principio de que la “integridad territorial” es el fundamento de la existencia de los estados, frente a la concepción feudal de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por esta razón, marcó el nacimiento del Estado Nación.

Existe —entre los politólogos y estrategas teóricos occidentales— una fuerte sospecha de que el fin de la Guerra Fría —1989/91— daría lugar a un “nuevo orden” —homólogo al “westfaliano”— que ya presentaría algunos indicios de existencia. En ese ámbito, la guerra en acto entre Rusia/Ucrania vendría a constituirse en  el “catalizador” de ese eventual “nuevo orden internacional”.

Zygmunt Bauman —reconocido sociólogo y filósofo polaco-británico fallecido hace cinco años— fue quien describió a la presente situación social como “modernidad líquida”, concepto que bien puede trasladarse al acelerado desarrollo geopolítico internacional, impulsado por la emergencia de nuevas grandes potencias.

Al respecto, la duda —de quienes exploran nuestro futuro— se plantea cuando analizan las características de los liderazgos actuales que deberían recorrer una senda equivalente a la de la “Paz Westfaliana”. El “orden multilateral” ha sido reemplazado por un impreciso “orden multipolar” de alianzas o asociaciones entretejidas entre amigos/enemigos de conveniencia, solo confiables mientras el amigo/enemigo sirva para algo.

La polarización central está planteada —como ayer-— entre el mundo “telurocrático” y el “talasocrático”, que hemos desarrollado en el 2021 (1) y (2). Estos realineamientos han llevado a “Ella” —nuestra comandante castro-chavista— al intento fallido de pretender un salto de garrocha cultural imposible, hacia el mundo asiático —como una forma más de sus numerosos intentos de evasión— ante las futuras e inexorables sentencias judiciales por corrupción.

2. La Geopolítica de la Paz

En nuestro ensayo del mes de Mayo de 2011 —“La Actualidad de la ‘Tesis’ sobre el Océano Político” www.ieeba.org— expresábamos que en la situación internacional emergente de la posguerra fría —1991— cuando regresó la Historia, “esta se aproximaba a la Tesis de Haushofer, en desmedro de las doctrinas de McKinder y de Spykman. El Cap bávaro planteaba —en 1924— que el “equilibrio de poder” entre el “mundo oceánico” —talasocrático— y el “continental-terrestre” —telurocrático—, para lograr la Pax Mundial, exigía la conformación de un bloque asiático + uno —Alemania—, frente a Europa, las Américas, Oceanía y Japón. Fue desoído y los líderes políticos europeos fueron a sus Guerras Civiles —1914/18 y 1939/45—. Europa se autodestruyó y dejó de ser el núcleo cultural de Occidente. El meridiano del poder se desplazó hacia el oeste, a EE.UU.”

Así las cosas, tengamos muy presente que el futuro no está escrito en ninguna parte. Está en manos de quienes deciden, desde el poder. Haushofer no fue escuchado en un momento histórico en que emergían tres nuevas potencias que alteraban el equilibrio de poder pactado en el Congreso de Viena —1814/15—:

  • EE.UU., que luego de la ocupación de parte de México —1846/48— (Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y partes de California, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma) y de su guerra civil —1861/65— se proyectaba hacia el Pacífico y el Atlántico —como lo vio Mahan con claridad—.
  • Alemania, que tras su unificación venció a Francia —1870— y superó industrial y militarmente al Reino Unido y
  • Japón, modernizado y armado por la restauración Meiji, que venció a Rusia —1905— y se afianzó como potencia asiática.

No reconocer la emergencia de estos nuevos actores estatales costó dos guerras civiles europeas y un siglo XX de una violencia hasta entonces desconocida. ¿Hemos aprendido esa lección? La actual dirigencia de las potencias del siglo XXI ¿está encaminada a homologar la Paz de Westfalia, o vamos a un “invierno nuclear”?

Quien —con toda autoridad intelectual— ha planteado esta incógnita hace unos días, ha sido Henry Kissinger (3). Comparó la actual rivalidad de las alianzas con la situación previa a la I GM —1914/18—, en la que ninguna de las partes tiene mucho margen de concesión política y en la que “cualquier perturbación del equilibrio puede tener consecuencias catastróficas”. Dijo:

“Ahora hemos armado a Ucrania hasta el punto en que será el país mejor armado y con el liderazgo con menos experiencia estratégica en Europa. Si la guerra termina —como probablemente terminará— con Rusia perdiendo muchas de sus ganancias, pero conservando Sebastopol —la principal ciudad de la península de Crimea— es posible que tengamos una Rusia insatisfecha, pero también una Ucrania insatisfecha. En otras palabras, un balance de insatisfacción. Entonces, para la seguridad de Europa y de Rusia, es mejor tener a Ucrania en la OTAN, donde no puede tomar decisiones nacionales sobre reclamos territoriales. Son dos tipos de potencias entre las que, históricamente, hubiera sido inevitable una confrontación militar. Pero esta —la de hoy— no es una circunstancia normal, debido a la destrucción mutua asegurada y a la inteligencia artificial. Estamos en el comienzo de una capacidad en la que las máquinas podrían imponer una peste global u otras pandemias, no solo nucleares, sino en cualquier campo de la destrucción humana”.

Por eso consideró que “las circunstancias exigen líderes responsables, que al menos intenten evitar el conflicto”. Los que allí y ahora están ¿rayan a la altura de sus circunstancias? Es la gran pregunta que nos hacemos los argentinos, dada la situación interna e internacional en la que vivimos, en el 2023.

Los argentinos deberíamos entender la razón de esta duda -mejor que cualquier otra nación en el mundo- pues luego de las dos guerras que peleamos en la segunda mitad del siglo XX, no hemos tomado en cuenta ninguna de las tremendas enseñanzas que nos dejaron y es por lo que hoy padecemos un nivel de indefensión e inseguridad alarmantes.

A escasos meses de un cambio de gobierno, desconocemos las propuestas de los candidatos para revertir este drama. Nuestra dirigencia no ha entendido aún a Flavio Vegecio Renato —siglo IV a. C.—, a Nicolás Maquiavelo —1469/1527— ni a Gastón Bouthoul —1896/1980—. Está muy ocupada con la inflación y no se apercibe de que esta es una consecuencia más, de aquel origen.

EL 7 de octubre de 2022, publicamos “Fumado en el polvorín”. Decíamos en él:

“Hasta hoy no conocemos la iniciativa de EE.UU/UE para reunirse con China/India y encontrar el camino de la Paz. ¿Existe algún otro camino para encontrar una alternativa al invierno nuclear? No lo creemos. Lo hemos planteado con anterioridad: son urgentes “los buenos oficios y la mediación” de los EE.UU/UE y China/India. Hay impedimentos para lograr la Paz. Los gobiernos progresistas occidentales están controlados por las fuerzas del “globalismo” o “mundialismo”, que destruye al Occidente Cristiano desde su núcleo fundador europeo”. Recientemente Elon Musk —CEO de Tesla— dijo que George Soros —símbolo mayor del globalismo— “es un supervillano judío que odia a la humanidad” (6). Los odios y los resentimientos son los que impiden la concordia.

La “Doctrina Primakov —de 1997— que planteaba la conformación del bloque “telurocrático” Rusia/China/India, tiene indicios de realización. Hace unos meses realizaron ejercicios militares combinados, en territorio ruso. India acaba de sobrepasar a China en población. Su Gran Estrategia no está definida aún. Retiene una difícil relación conflictiva con Pakistán. Narendra Modi ha demostrado ambiciones internacionales, pero no le será fácil resolver su relación ambivalente con Beijing y Washington, simultáneamente.

La UE —transculturizada y desarmada— deambula sonámbula hacia el agravamiento de “su” guerra en Ucrania, que ya comprometió a la OTAN. La “operación militar especial de Putin cursó varias etapas a lo largo de más de un año. En el presente atraviesa operaciones de desgaste y se esperan reactivaciones, “contraataques de primavera” desde ambos lados. Un callejón sin salida sugeriría la amenaza nuclear rusa, mientras se aleja la oportunidad de una posible negociación política. El corte de la energía rusa a la UE y de los cereales ucranianos al mundo están dañando seriamente a la economía global.

La probabilidad de que la guerra llegue a la UE es hoy posible. Y los años de abandono de sus FF.AA. hacen que la OTAN sobrepuje a la UE indefensa. Las miradas nuevamente se vuelven a los EE.UU., pero Washington tiene hoy otras preocupaciones estratégicas en el Asia-Pacífico. Aquel paraguas de ayer está preocupado desde hace tiempo por otras lluvias. La UE deberá atender y entender mejor a las estrategias del Reino Unido después del Brexit y pensar en qué ocurrirá si los Republicanos ocupan nuevamente la Casa Blanca.

El reciente y descarnado mensaje de Josep Borrell Fontelles en Estrasburgo —Francia—, ante el Parlamento Europeo —en su condición de Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad—, confirma la percepción del alto riesgo estratégico de la UE, de la debilidad de sus FF.AA. después de décadas —1950/70— de “Estado de Bienestar” socialdemócrata y de la necesidad de que los 27 Estados que la conforman, cuenten hoy con la misma partitura y reconozcan una sola clave en su relación con la Gran Potencia China.

La emergencia de China y la India han desordenado el frágil equilibrio de la PAX internacional. El proceso de reconfiguración geopolítica de equilibrios se ha conmovido con la guerra rusa-ucraniana. ¿Vamos a una nueva guerra fría?, ¿a una nueva guerra mundial? o ¿nos encaminaremos a una nueva Paz Westfaliana? Los dados están en el aire. Xi Jinping continúa con su operación geopolítica global (5) vía “soft power”. Ello ha sido ratificado por la Asamblea Nacional Popular en marzo de 2023. Ha nombrado fieles colaboradores en cada área de su Plan Geopolítico Global y ha ajustado su control sobre el Consejo de Estado.

China, Rusia, Corea del Norte e Irán, han denunciado sus Acuerdos de Seguridad Regionales: desconocen a la disuasión nuclear. Para enfrentar a Occidente han integrado a la fuerza convencional con la nuclear, para operar en secuencia o en paralelo y de modo continuo, bajo la llamada “teoría para la victoria”. La respuesta resiliente de EE.UU. ha sido la de dotar de movilidad a su tríada nuclear: los ICBM por carreteras y vías ferroviarias, redistribuir a los B-52 en diversas bases y poder reabastecer a las fuerzas de submarinos sin salir a superficie. Además están en desarrollo los despliegues de los HGV y HCM** frente a las nuevas defensas opuestas, con lo que se evita aumentar el número de cabezas nucleares.

3. El choque de las culturas

El Occidente Cristiano continúa profundizando su larga crisis-decadencia de naturaleza cultural***, que ha licuado la identidad de su núcleo duro —Europa— y que se ve agravada en los últimos años por efecto de fuerzas privadas internas —que actúan bajo la sombra de la actual aceleración civilizatoria—: el “globalismo”, universalismo” o “progresismo” (7), mientras Rusia y China accionan culturalmente en dirección exactamente opuesta y la India retiene —a través de su espiritualidad— la histórica característica esencial de sus culturas.

El 14 de mayo de 2009 el Papa Benedicto XVI se reunió con los legisladores italianos que viajaban a Bruselas para votar una nueva Constitución Europea —la “giscardiana”-. Su clase magistral abordó como tema central a la ética y a la importancia de los valores morales en la política y nos advirtió —hace 15 años—: “Europa tiene el alma marchita y se odia a sí misma”. Un sector social ha agravado a estos conceptos, pero hay otro que está reaccionando y va al rescate de la identidad europea, si bien presentando matices diferenciados. Ellos son:

    • Viktor Orbán: Primer Ministro de Hungría, líder del partido Fidesz, conocido por su postura nacionalista, conservadora y antiinmigración.
    • Marine Le Pen: Política francesa, líder del partido Rassemblement National que aboga por el nacionalismo, el control migratorio y la defensa de los valores tradicionales.
    • Matteo Salvini: Político italiano, líder de la Liga, partido de extrema derecha que promueve el nacionalismo y políticas antiinmigración.
    • Alternative für Deutschland -Alternativa para Alemania- partido político alemán que ha ganado apoyo en los últimos años con una plataforma antiinmigración y euroescéptica.
    • Partido del Brexit: liderado por Nigel Farage en el Reino Unido, impulsó la campaña por la salida de la UE y aboga por la soberanía nacional y políticas migratorias más restrictivas.
    • Giorgia Meloni: Política italiana, líder del partido Fratelli d’Italia —Hermanos de Italia—, que defiende una agenda conservadora en temas como inmigración, seguridad y los valores tradicionales.
    • Isabel Díaz Ayuso: Política española presidente de la Comunidad de Madrid. Si bien no se identifica explícitamente como representante de la derecha tradicional, ha sido asociada con posturas conservadoras y ha defendido políticas de baja carga impositiva, libre mercado y mayor autonomía regional.

La cultura de Occidente —luego de la II GM II— se autodestruye desde la intimidad de sus universidades, desde la progresía burguesa de derecha e izquierda, desde ciertos medios de comunicación y desde algunos centros financieros social y políticamente resentidos. Es indispensable conocerlos, por tratarse de instituciones e instrumentos con los que convivimos y que actúan en el ámbito universal:

    1. Fondo Monetario Internacional (FMI)
    2. Banco Mundial. (BM).
    3. Organización de las Naciones Unidas (ONU)
    4. Organización Mundial del Comercio (OMC)
    5. Organización de ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
    6. Organización Internacional del Trabajo (OIT)
    7. Organización Mundial de la Salud (OMS)
    8. Amnistía Internacional
    9. Human Rights Watch
    10. Greenpeace
    11. Transparency International
    12. Foro Económico Mundial
    13. Instituto Brookings
    14. Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations)
    15. World Wide Fund for Nature (WWF)
    16. Médicos Sin Fronteras (MSF)
    17. Save the Children
    18. Cruz Roja Internacional
    19. Human Rights Campaign
    20. Global Green Growth Institute (GGGI)
    21. Fundación Bill y Melinda Gates.
    22. George Soros. Presidente de la Open Society Foundations.
    23. The Guardian. Periódico británico.
    24. La British Broadcasting Corporation (BBC). Organización de radiodifusión.
    25. La Cable News Network (CNN). Red de noticias con alcance global.
    26. The New York Times. Periódico estadounidense reconocido por su cobertura internacional.
    27. Human Rights Campaign. Organización defensora de los derechos LGBTQ+.
    28. Médicos Sin Fronteras (MSF). Organización médica humanitaria.
    29. The Economist. Revista británica se centra en asuntos económicos, políticos y culturales.

Es importante tener en cuenta que hay una diversidad de perspectivas y enfoques dentro de estas organizaciones y que no todos los miembros o colaboradores necesariamente comparten las mismas ideas o agendas.

En Rusia la Iglesia Ortodoxa ha desempeñado un papel importante en su sociedad —luego de la implosión soviética— y tiene hoy una gran influencia en su cultura e identidad nacional. Bajo el liderazgo de Cirilo la Iglesia ha apoyado y respaldado las políticas de Putin, en varias ocasiones. La recuperación que el nuevo líder impulsó de las antiguas tradiciones relacionadas con la “Tercera Roma”**** y de la “Santa Madre Rusia”***** —ambas conceptualmente espirituales— que lograron recuperar el ímpetu imperial ruso, hoy puesto a prueba.

En China Xi Jinping ha alentado el espíritu nacionalista del pueblo chino y ha elevado la figura de Confucio a un nivel desconocido en el siglo XX. No es casual que los institutos existentes en nuestras universidades —para enseñar mandarín— lleven el nombre de Confucio******. La filosofía confuciana se centra en mantener relaciones sociales adecuadas, como clave para el comportamiento moral y la armonía social. El taoísmo, por otro lado, se preocupa más por la metafísica: trata de comprender el funcionamiento del mundo natural y establece analogías, sobre cómo deben actuar los humanos.

El espacio continental asiático/telurocrático recuperó así la fuerza cultural expansiva de sus tradiciones —asentadas en las religiones— mientras Occidente se autodestruye quebrantando sus virtudes cristianas y se encamina —con ciego egoísmo— a un antropocentrismo cuyos niveles de violencia y agresión son propias de los espíritus débiles, que actúan con la soberbia ridícula del pavo, en su tránsito a la olla.

Si la guerra ha regresado a la transculturizada Europa y si la dirigencia occidental -—con El Vaticano a la cabeza— no entienden en tiempo/oportunidad las causas profundas y abstractas que nos llevan a “cualquier campo de la destrucción humana” —como lo anticipa Mr. K.— el “sendero de la Paz Westfaliana” está y estará cerrado a una dirigencia occidental confundida, opaca y cobarde, que en pos del “goce del bien-estar” civilizatorio, pierde el “bien-vivir cultural” y se autodestruye, “en todos los campos”.

La evolución de las relaciones sino-rusas ha tenido una alta dinámica en la posguerra fría. Beijing había seguido inicialmente la huella de la Federación Rusa, en el ámbito estratégico y en el desarrollo de sus FF.AA. Desde 2014 en adelante la relación ingresó a una paridad que facilitó una asociación más cercana. Cuando el 24 de febrero de 2022 se inició la “Operación Especial” de Putin, Xi encuentra una limitación para apoyar a su asociado estratégico y esta deviene justamente de la Paz de Westfalia: Putin había quebrado el principio de “integridad territorial”, incorporado actualmente al Derecho Internacional Público.

Desde entonces Moscú marcha “un paso atrás”, aunque Beijíng no puede abandonar a Moscú —a pesar de que haya invadido a un Estado soberano—, pues es su arsenal nuclear más importante en la pista en que juega su hegemonía —en su rol de nueva superpotencia—, frente a EE.UU. Tampoco puede aparecer como poder “irresponsable” y por ello presentó “los doce puntos”(8), que no intentan “los buenos oficios” que le reclaman desde la OTAN, ni un apoyo militar comprometedor, pero hace conocer al mundo que Putin es su amigo. Los intereses mutuos de las dos potencias asiáticas no coinciden en absoluto con las de Occidente, pero —creemos— la tradición cultural de una China poderosa nos aleja de la “Trampa de Tucídides”*******.

China se ha beneficiado significativamente —como la India— con el gas y el petróleo ruso que ya no va a la UE. y también con el redespliegue de la OTAN, que abandonó el Asia-Pacífico para dirigirse a la UE. Cualquier traspié ruso en Ucrania posiciona mejor a Xi frente a Putin. Mientras tanto, ambos apoyan a los regímenes autoritarios del mundo y trabajan para lograr un “nuevo orden internacional”, cercano a sus modelos políticos tradicionales, autoritarios. Cuentan con la explícita ayuda tranculturizadora de la “progresía occidental”, asociada en Iberoamérica con el castro-comunismo-narcotraficante que conduce a la actual contraofensiva revolucionaria iberoamericana, desde el Foro de San Pablo.

La “trampa de Tucídides” está hoy abierta, en el nivel global. La UE muestra algunos signos de recuperación cultural, mientras el “globalismo” se mantiene agresivo y azuza a los conflictos en la UE y en Iberoamérica. Como resultado de esta compleja situación, los indicios de un eventual sendero que nos llevaría a una exitosa y nueva “Paz de Westfalia”, aun no existe. Sin embargo, hay voces respetadas que han advertido acerca de posibles “consecuencias catastróficas”, si la concordia no apareciera. Las luces rojas están encendidas.

4. Candidatos “globalistas” —palomas— y candidatos “contrarrevolucionarios”  —halcones—.

En nuestra querida Patria Argentina cursamos un año electoral. La universalidad de los fenómenos políticos y estratégicos que hemos descripto —en los tres puntos anteriores— se reflejan claramente en las confrontaciones diarias entre la coaliciones y dentro de las coaliciones, por una evidente razón: hay “globalistas” —palomas/progres— en la izquierda, en el centro y la derecha. Y solo hay “contrarrevolucionarios” —halcones— en los sectores de derecha y de extrema derecha.

Las coaliciones y los partidos infiltrados por “globalistas” que no logren sincerar —con homogeneidad— a su conducción, antes de las elecciones, carecerán mañana de gobernabilidad frente a la descomposición cultural preexistente, la creciente inseguridad “revolucionaria” y el narcoterrorismo rampante —sostén financiero y logístico del sigiloso castro-comunismo—.

La constante aproximación a las fechas programadas para las “primarias” muestran —cada vez con mayor claridad— la toma de posiciones —en el ámbito político y en los medios— para llevar a las urnas a los mandantes con relatos y argumentos totalmente ajenos a la verdad, por parte de los infiltrados. Las actitudes y decisiones de los candidatos frente a los hechos que ocurren diariamente así lo comprueban y sería dramático que quienes miran, no vean y que los que oyen, no escuchen.

“Si quieres la Paz, prevé la guerra”

Flavio Vegecio Renato (siglo IV a. C.).

“No hay otro camino para guardar la paz, que estar preparado para la guerra

Nicolás Maquiavelo (1469-1527)

“Si quieres la Paz, conoce a la guerra”

Gastón Bouthoul (1896-1980).

 

* Oficial de Estado Mayor del Ejército Argentino y del Ejército Uruguayo. Ha cursado las licenciaturas de Ciencias Políticas, de Administración, la licenciatura y el doctorado en Relaciones Internacionales. Se ha desempeñado como Observador Militar de la ONU en la Línea del Cese de Fuego del Canal de Suez. Comandó tropas de llanura, montaña, aerotransportadas y mecanizadas.

 

Citas y aclaraciones

* Catalizador: es una sustancia que aumenta la velocidad de una reacción química al proporcionar una ruta alternativa de menor energía para que la reacción ocurra.

** Los HGV —Hypersonic Glide Vehicles— y los HCM —Hypersonic Cruise Missiles— son términos que se refieren a tecnologías de armas hipersónicas desarrolladas por EE.UU.

*** O. Spengler: veía la decadencia de Occidente como una consecuencia de la masificación, la burocratización, la pérdida de la espiritualidad y la falta de unidad cultural y social. También sostenía que las grandes culturas pasadas —como la antigua Grecia y Roma— habían pasado por ciclos similares de decadencia y caída.

**** La Tercera Roma: este título destaca el papel de Moscú como centro político y religioso de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que se convirtió en la capital del Principado de Moscú y posteriormente en la capital del Imperio Ruso. Moscú se consideraba una nueva Roma, preservando la fe ortodoxa y continuando la misión imperial y religiosa de las antiguas capitales romanas.

***** La Santa Madre Rusia: es una expresión utilizada para describir a Rusia en términos patrióticos y emotivos. No tiene un significado literal o religioso, sino que se refiere a una percepción idealizada de Rusia como una nación poderosa, unificada y con una rica historia y cultura.

****** Confucio: bajo el gobierno de Xi Jinping ha habido un resurgimiento de la promoción de los valores tradicionales chinos, que incluyen elementos confucianos. Xi ha destacado la importancia de la herencia cultural y los valores éticos en la construcción de una sociedad armoniosa y en el fortalecimiento de la identidad nacional china.

******* La trampa de Tucídides: es un concepto acuñado por el profesor de Harvard Graham Allison que hace referencia a un fenómeno histórico en el que una potencia en ascenso desafía a una potencia hegemónica establecida, lo que puede conducir a un conflicto militar. Deriva de Tucídides —historiador griego antiguo— que observó este patrón en su obra “La Guerra del Peloponeso”. Este concepto ha sido utilizado para analizar las relaciones entre EE.UU. y China. Los expertos argumentan que la rivalidad entre estas dos potencias, una en ascenso y otra establecida, puede aumentar el riesgo de un conflicto. Es importante destacar que no todos los casos de rivalidad entre potencias conducen necesariamente a un conflicto armado. La diplomacia y la cooperación pueden desempeñar un papel crucial para evitar este escenario.

(1). H. J. Auel. “El encuadramiento geopolítico internacional de la actual situación estratégica argentina”. IEEBA, marzo de 2021,  www.ieeba.org.

(2). H. J. Auel. “¿Conocemos a China?”. IEEBA, 08/09/2021, www.ieeba.org

(3). H Kissinger. “El ex Secretario de Estado, próximo a cumplir 100 años y a publicar dos libros, analizó los grandes temas de la actualidad mundial y el rol de la política exterior de los EE.UU.” La Nación, 17/05/2023.

(4). H. J. Auel. “Fumando en el polvorín”. IEEBA, 07/10/2022, www.ieeba.org.

(5). H. J. Auel. “La geopolítica del ‘virus chino’”. IEEBA, mayo de 2020, www.ieeba.org.

(6). C. Esteban. “Elon Musk: George Soros odia a la humanidad”. La Gaceta, 17/05/2023.

(7). H. J. Auel. “Globalismo, Soberanía de los Estados e Identidades Nacionales”. IEEBA, junio de 2022, www.ieeba.org.

(8). C. G. Kindelán. Noticia. Veinte Minutos. Los “Doce puntos básicos para la atención y gobernanza integral del Partido Comunista de China (PCCh)” establecidos por Xi Jinping, fueron presentados por el Comité Central del PCCh —en enero de 2021— y abarcan una amplia gama de áreas y prioridades para el partido y el gobierno chino.

EL VIEJO REALISMO COMO HOJA DE RUTA DEL «NUEVO» MUNDO

Alberto Hutschenreuter*

Imagen geralt en Pixabay

 

Cuando echamos una mirada a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo actual, difícilmente podríamos sostener que los mismos respaldan la predominancia de enfoques centrados en el multilateralismo, los valores colectivos y la cooperación desinteresada.

Desde hace tiempo que el denominado modelo relacional, es decir, el que se funda en el poder, la jerarquía, las capacidades, el interés nacional y la incertidumbre de las intenciones entre Estados, predomina en el mundo, llegando incluso a establecerse hoy un inquietante estado de beligerancia latente o de no guerra entre los principales actores preeminentes, esto es, los centros que deberían dar forma a una estructura o configuración internacional.

El estado de disrupción internacional es tal que hasta se podría dudar si hay posibilidades de llegar alguna vez a un orden, pues incluso entre aquellos poderes mayores que tienden hacia una alianza, como China y Rusia, las concepciones relativas con un orden internacional son diferentes. En estos términos, sólo quedaría como garantía relativa de un orden el comercio entre Estados, un sustituto de un orden, pero que no llega a serlo.

¿Estamos, por tanto, en un estado de retroceso en las relaciones internacionales? La pregunta resulta pertinente, pues desde 2014, cuando se produjo la anexión o recuperación de Crimea por parte de Rusia y la desconfianza y fragmentación internacional se profundizó, se habló, primero, del retorno de la geopolítica y luego, del regreso de la guerra; dos cuestiones vinculadas a la obtención de ganancias de poder por parte de los Estados, es decir, «sustancias» de la concepción realista en política internacional, que deprime la cooperación desinteresada entre los Estados mientras que afirma la competencia y la rivalidad entre los mismos. Pero ello no supone ninguna novedad. De modo que, más que retroceso, tal vez sería más apropiado referirnos a una regularidad.

El final de la contienda bipolar, la desaparición de la URSS, la reacción internacional contra la invasión iraquí a Kuwait y el fenómeno de la globalización fueron cuatro hechos que fundaron un clima favorable en relación con el curso de las relaciones internacionales y ello se constató en las hipótesis esperanzadoras que se desplegaron por entonces. Además, la contundencia de las tres victorias estadounidenses (Guerra Fría, guerra del Golfo y modelo económico) afirmó la percepción sobre el triunfo de cierta idea de benevolencia frente a los dogmas casi totalitarios que capitulaban o se encontraban en fase terminal.

La globalización fue, acaso, el epítome, del nuevo clima: una idea cuya práctica aseguraba velozmente el ascenso hacia el desarrollo. Nunca hubo por entonces posiciones que concibieran la globalización como un proceso de oportunidades, que era algo cierto, pero también como un fenómeno no neutro, es decir, como un régimen de poder, algo que era más cierto todavía. Sin duda, si se hubiera considerado la experiencia, seguramente se habría concluido que eran necesarios más reparos por parte de los países frente a las expectativas desmedidas.

En este contexto, las corrientes de pensamiento que consideraban que las relaciones internacionales cambiaban hacia formas menos descentralizadas y más regimentadas, sintieron que sus esperanzas en la afirmación de una sociedad internacional eran prácticamente irreversibles. Si hasta hacía poco el mundo mantenía características hobbesianas, es decir, de ineluctable pugna por el poder, el nuevo escenario tendría rasgos más lockeanos y kantianos, es decir, de creciente comercio y cooperación, y allí todos (poderosos, intermedios y débiles) lograrían márgenes de ganancias. Consecuentemente, se afirmaría «la paz», es decir, el orden.

A pesar de numerosas situaciones, que examinadas con rigor estratégico resultaban categóricas en relación con aquellos fundamentals del realismo, por caso, expansión de la OTAN, proyección regional y global de poderes mayores, movimientos internos en países ubicados en zonas selectivas, etc., tuvieron que suceder los hechos en Siria y en Ucrania-Crimea para que se reconsideraran premisas y se admitiera que la geopolítica estaba de regreso, lo cual era un desacierto, pues nunca podía estar de vuelta aquello que nunca se había marchado.

Desde entonces, aquellas pocas, pero convincentes explicaciones que proporcionaba el realismo, para exponerlo casi en las mismas palabras de Kenneth Waltz, se hicieron frecuentes cuando se hablaba del estado o panorama estratégico del mundo. Los documentos e informes de foros internacionales, organizaciones intergubernamentales y de actores preeminentes describían contextos cada vez más inquietantes (por ejemplo, los Global Risks Report del World Economic Forum, o las Global Trends de las agencias de inteligencia de Estados Unidos).

Finalmente, la pandemia, el nacionalismo de las vacunas, la rivalidad chino-estadounidense y la guerra en Ucrania terminaron por recentrar al realismo en la política internacional y mundial, quedando apenas, como se dijo antes, el comercio internacional, afectado por las tensiones provocadas por tales acontecimientos, como un frágil esquema de relativo orden.

En cuanto a los nuevos tópicos, esto es, conectividad, robótica, biogenética y, particularmente, inteligencia artificial, sin duda que se trata de tecnologías mayores que aportan oportunidades para muchas situaciones, por caso, una diplomacia (quizá) menos equívoca y más precisa para resolver crisis. Pero también existe aquí un ancho margen de posible conflictividad (en buena medida, con desenlaces desconocidos).

La experta australiana Kate Crawford ha venido advirtiendo lo aterrador que sería que un programa de IA adopte decisiones en materia de empleos a partir del reconocimiento emocional de las personas en función de su rostro. Estaríamos ante nuevas y tal vez incontrolables formas o pautas de desigualdad social. Y esto es solo una hipótesis, por no referirnos a otras que nos harían considerar los riesgos que corren las mismas democracias.

Pero desde nuestro lugar (las relaciones entre Estados), la posesión de tecnología mayor profundizaría la desconfianza, la competencia y la rivalidad entre Estados, al punto que se reafirmaría una de las principales marcas del realismo: la anarquía internacional; precisamente, una de las cuestiones que más ha sido criticada por las corrientes que consideran que se trata de una obsesión del realismo, pues ante la vitalidad de nuevos movimientos sociales conscientizantes de nuevas cuestiones colectivas, cuya incesante actividad va erosionando la autoridad del Estado y creando una nueva arena no internacional sino global, la anarquía se habría vuelto una realidad cada vez más anacrónica; un hecho que ha sido útil para explicar el mundo de ayer, pero que no se ha modernizado.

Considerando las nuevas tecnologías en relación con el terreno militar, ¿qué garantiza que las mismas no dejarán al mundo más cerca de una catástrofe como consecuencia de decisiones equivocadas?

En un reciente artículo publicado en la revista Foreign Affairs, la investigadora del Consejo de Relaciones Exteriores, Lauren Khan, se refiere al incidente que tuvo lugar en marzo pasado sobre el Mar Negro, cuando un dron estadounidense MQ-9 Reaper fue seguido y acosado por dos aviones de combate rusos. El Reaper arrojó combustible sobre las alas y sensores de uno de ellos, el caza cortó la hélice del dron dejándolo inoperante y obligando a sus controladores a precipitar el dron sobre el mar.

Todos los movimientos del dron, incluida su destrucción, fueron supervisados y dirigidos por fuerzas norteamericanas desde una muy lejana sala de control. La experta se pregunta qué hubiera sucedido si el dron no fuera piloteado por humanos, sino por un software independiente con inteligencia artificial. «¿Y si ese software hubiera percibido el “toque” del caza ruso como un ataque?». La pregunta planteada es aterradora.

Como vemos, no parece que quedara demasiado lugar para abordar estos temas desde categorías que no partan y se analicen desde aquellas que nos proporciona el realismo, es decir, desde aquello que muy bien Stanley Hoffmann ha denominado «políticas como de costumbre», es decir, planteos y respuestas que nunca se alejan del poder, las capacidades, el interés nacional, el multipolarismo, el temor, la ambición, la geopolítica, la jerarquía y las vacilaciones sobre las intenciones.

Al menos en lo que queda de la tercera década del siglo XXI, pensar el mundo fuera de esas categorías es pensar un mundo que no es. En otros términos, se corre el alto riego de realizar diagnósticos fallidos.

 

* Alberto Hutschenreuter es miembro de la SAEEG. Su último libro, recientemente publicado, se titula El descenso de la política mundial en el siglo XXI. Cápsulas estratégicas y geopolíticas para sobrellevar la incertidumbre, Almaluz, CABA, 2023.

 

Artículo publicado el 12/06/2023 en Abordajes, http://abordajes.blogspot.com/